El equilibrio del mundo (Parte 5) El secuestro de Mergo
Me va a quedar larguita la historia al final, he añadido cositas nuevas a mi borrador jijiji, pero en fin, tendrá buen cierre :3
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La cazadora caminaba acompañada por Djura buscando una zona que ella conociese. Le daba mucha vergüenza serle sincera y decirle que estaba perdida, que no conocía esa zona de Yharnam. Pero seguramente no tendría que hacerlo, Djura es muy avispado, pues la miraba dudar en tomar la dirección en un cruce de caminos.
- Djura... lo siento... - dijo ella dejándose caer en una esquina, quedando sentada en el suelo.
- Lo deduje pronto... pero sólo nos queda seguir, porque nadie sabe que estamos aquí, ¿no?
- No lo se... yo... me perdí persiguiendo a alguien... corría demasiado y no pude alcanzarle... - ella escondió su cara en sus rodillas.
- ¿Cómo haces eso en una zona que no conoces?
- Uh...
La voz de Djura no sonaba enfadada, pero era una pequeña regañina. Ella seguía siendo joven, imprudente, inexperta, y estaban siendo demasiado buenos con ella, a vista de unos, y demasiado malos con ella, a vista de otros.
Ella estaba quedando realmente mal. No había conseguido más que problemas para ella y los demás. Henryk murió, ella perdió sus armas, no ha encontrado a Micolash, Eileen y Alfred están preocupados por ella, y finalmente mete en problemas a Djura después de salvarle la vida... y todo lo que queda...
- Ha parado - dijo Djura con una pequeña sonrisa.
- ¿Eh? - Zoba levantó la cabeza.
- El llanto, por fin ha parado. Ah... alivio para los oídos...
Zoba puso atención. Era cierto, estaba ignorando el llanto y no se dio cuenta de que había parado.
- El bebé se ha calmado por fin... - suspiró aliviada.
- O se ha muerto - le respondió Djura.
Ella bajó los hombros con un suspiro. Sí, esa era otra opción. Se levantó y sacudió un poco su ropa mirando la calle recta, y al avanzar un paso, notó como algo frío se agarraba a su pierna. Dio un grito ahogado y se dispuso a golpear con su pierna libre a la vez que Djura le apuntaba con su arma. Un mensajero puso cara de lástima abrazado a su pierna mirándola con súplica para impedir que le hiciese daño.
- Ay, pequeño... lo siento... - ella se agachó a darle unas caricias - Es que me asustaste...
El mensajero movió la cabeza respondiendo a sus caricias como un gatito y tomó su mano tirando de ella suavemente. Desapareció del suelo y volvió a aparecer unos metros más alejado, indicándole con la mano que le siguiese mientras se reía.
- A lo mejor nos lleva a una lámpara... - dijo Djura mirándola.
Zoba le devolvió la mirada sonriendo y empezaron a seguirle juntos. Recorrieron varias calles hasta llegar a un callejón apartado del que provenía un brillo rojizo. Había un lugar de invocación que los mensajeros allí presentes presentaron con orgullo como si fuese una sorpresa.
- No necesitamos esto - Djura suspiró mientras se giraba yéndose andando.
Los mensajeros pusieron una enorme cara de tristeza mientras miraban con pena a la cazadora quietos, intentando dar toda pena y lástima posible. Ella dio una risa.
- No os preocupéis, yo si la usaré... yo no soy útil aquí y por mi culpa hemos perdido a un cazador maravilloso - dijo suspirando y sacando la campana de invocación.
Ellos sonrieron complacidamente y le hicieron la forma de un corazón con las manos. Era algo que ella les enseñó a hacer, y que ellos le enseñaron a hacerlo a la Muñeca. La cazadora usaó la campana y esperó a obtener una respuesta.
*
Cuando el llanto paró, la reina Yharnam miró por las calles de alrededor esperanzada de ver a su hijo mientras juntaba sus manos en un gesto de rezo, encadenadas. La grieta empezó a cerrarse por la calma del bebé, dejando al resto de pthumerios dentro, pero un enorme sabueso envuelto en llamas saltó de las profundidades de las mazmorras y se coló en la superficie. Las tres bestias se miraron entre ellos, y luego miraron a los miembros de La Liga allí presentes.
Los hermanos Madaras miraron a su líder asombrados y algo asustados esperando órdenes. Valtr negó retrocediendo.
- No... no podemos... a la Capilla de Oedon, rápido.
Valtr los empujó para que reaccionaran y empezaran a moverse y huyeron hacia allí con él en la retaguardia, vigilando al sabueso que se acercaba.
Pero antes de llegar, unas enormes manos huesudas se pusieron delante de ambas entradas a la capilla impidiendo su entrada a ella. Amygdala acercó su enorme cabeza hacia ellos moviendo los tentáculos de su boca mientras se inclinaba agarrada a la Capilla. Luego, extendió una de sus manos libres para agarrarlos. Valtr apretó los dientes y ordenó huir hacia otra dirección para evitar una masacre. Miró de reojo al sabueso que seguía acercándose hacia ellos. No, el no iba a perder a más hombres.
*
Zoba llevaba un rato de pie delante del lugar de invocación mirando a los mensajeros. Ninguna campana le había respondido y no aparecía nadie.
- No viene nadie... - dijo con tristeza.
Los mensajeros se miraron entre ellos con una mirada incómoda mientras jugueteaban con sus dedos. Nunca había pasado esto antes y estaban quedando en evidencia. Algunos de ellos se escondieron a ver qué ocurría mientras la cazadora suspiraba.
- Tanto para un lugar de invocación estropeado... ya te pueden devolver la lucidez - Djura habló desde un lugar más alejado con los brazos cruzados.
Un mensajero un poco más exaltado de lo normal avanzó deslizándose por el suelo hacia Djura para decirle lo que opinaba de su comentario enseñándole ambos dedos corazón de sus manitas blancas, pero Zoba lo detuvo poniendo la mano en su cabeza.
- No pasa nada, todo está bien... - le sonrió con cariño y se marchó con Djura.
El Polvorilla estaba mirando a un callejón fijamente con tensión en sus hombros.
- ¿Ves aquello? - dijo apuntando con su barbilla.
Zoba dirigió una mirada hacia donde apuntaba su perilla. Había un carrito de bebé tirado en un lateral de la calle.
Se acercaron sin hacer ruido y con mirada curiosa, mientras ella se arrodillaba a ver que el carrito estaba vacío.
- No está el bebé... Djura... - dijo mirándole con cara de pena, llevando una mano a su boca.
Él la mandó callar mientras miraba fijamente al callejón de al lado y empezaba a caminar lentamente hacia él. Zoba lo miró preocupada y le siguió. Djura preparó su arma y afiló su ojo rapaz cuando se percató de un enorme cuerpo tirado al final de un callejón. Era una bestia con la ropa hecha jirones y el pelaje plateado. No se movía. Zoba lo reconoció.
- Gas... Gascoigne... - le llamó suavemente.
La bestia movió una de sus orejas, dándoles el alivio de que no estaba muerto, y después giró la cabeza hacia ellos. Estaba acostado sobre su vientre pero con la cadera de lado, apoyando la cabeza sobre sus brazos cruzados. Estaba tranquilo, pero alerta, y no se alteró al notarlos llegar reconociendo el olor de la cazadora que conocía.
- Me alegro mucho de encontrarte... ¿estás herido? – le preguntó con una pequeña sonrisa.
Djura los miraba muy tenso. Había conocido a Gascoigne anteriormente, sí, pero nunca que fuera una bestia. Una bestia tan tranquila al reconocer a Zoba. Acabó sonriendo al ver que dentro de las bestias está todavía la humanidad de las personas que él defiende con tanta pasión.
Gascoigne levantó su cabeza de entre sus brazos cuando la cazadora se arrodilló a su lado. Entonces, se empezó a oír unos pequeños llantos de molestia, y Gascoigne volvió a bajar la cabeza entre sus zarpas. Fue cuando Zoba vio entonces que tenía unas sábanas entre ellas y que lloraba un bebé, que pedía de nuevo el calor del cuerpo de Gascoigne.
El corazón de la enorme bestia se negó a hacerle daño a un bebé inocente que lloraba de frío, soledad y miedo, y no pudo evitar darle calor, compañía y seguridad.
- Eres una maravillosa persona... te gustan los niños... y además ya tienes práctica de cuidarlos, ¿verdad? - Zoba le dijo con una sonrisa mientras que las orejas de Gascoigne se levantaban un poco al oírla.
Suspiró gruñendo suavemente y tranquilo. Su instinto paternal había salido inevitablemente. Su instinto de bestia no podía emanar de él si se trataba de un bebé o un niño inocente.
Dejó que Zoba se soplase las manos para calentarlas un poco y tomar al ovillo de mantas de entre sus zarpas con cuidado para meterlo en el carrito que acercaba Djura, que ya venía pensando en que justamente ahora no podían encargarse de un bebé. ¡Justamente ahora no había tiempo de jugar a papás y mamás! (papi Djura, mami Zoba, bebé y perrito Gascoigne)
- Vamos a ver que bebé más bonito tenemos aquí... - dijo ella tomándolo y moviendo la manta para ver su cara.
Su cara se quedó helada mientras miraba el retoño entre sus manos. Quedó con la boca abierta, y miró a Djura asustada. Él levantó una ceja y miró también. No había bebé. Había una presencia incorpórea, se notaba su calor y su bulto entre las sábanas, pero no se podía ver nada. Sólo oír y notar.
- Djura... esto...
Él se dirigió al carrito y lo examinó. Vio el lateral tapado por otra manta donde ponía el nombre de "Mergo". Se miraron entre ellos todavía sin reaccionar. No era un bebé normal. Era un Grande, hijo de Oedon y Yharnam... que había sido secuestrado por Micolash a este mundo mientras obtenía poder directo de un Grande para llevar a cabo sus planes.
*
La reina Yharnam derramaba lágrimas de enfado e impotencia alejada en una esquina de la plaza, iluminada por su presencia. El Sabueso de los Antiguos Señores rodeaba la plaza bloqueando las salidas mientras acosaba con la mirada a las tres personas en el centro, en círculo, protegiéndose las espaldas mutuamente entre ellos mientras sujetaban sus armas. Mientras, se acercaba a ellos lentamente el Protector de los Antiguos Señores, con las manos prendidas en fuego.
- Hey Valtr... hey Valtr... - decían los gemelos a la vez.
Tenían la fea manía de no hacer la pregunta hasta que les respondiesen la llamada de atención, por lo que podían sacar de quicio a cualquiera en una situación como esta.
- Que – cortó el Maestro de la Liga secamente mientras vigilaba al Protector y al Sabueso a la vez.
- ¿Qué hacemos? – volvieron a preguntar a la vez.
- Ojalá supiese... - dijo apretando los dientes.
- Hey Valtr... hey Valtr...
- ¡¿Qué?! – apretó con fuerza su arma enfadado.
- ¿No confías en nosotros?
Valtr se giró un poco a mirarlos por encima del hombro con algo de sorpresa.
- Sabemos luchar, Valtr, tienes dos Confederados fuertes y nobles a tu disposición, ya te lo hemos demostrado varias veces. No pudiste proteger a Henryk de la muerte, deja de culparte. Nosotros tampoco pudimos hacerlo... así que para no morir, cuidemos todos de todos, no sólo tú de nosotros – le dijo el hermano mayor.
- Sí, Henryk era más fuerte que nosotros... pero no podemos limitar nuestras acciones por una pérdida. Él ya se habría lanzado a por ellos, lo sabes – acabó el menor.
Valtr sacudió la cabeza con un bufo. El enemigo estaba demasiado cerca, no había tiempo para pensar.
- Chicos, a por este tipo de aquí. Yo me encargaré de que el chucho no os de problemas y de devolverlo por donde vino, y juntos nos encargaremos de ella. Y cuando acabemos nos iremos a beber, ¡y beberemos de más por Henryk!
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Y así cierra el capítulo, esperemos que sólo tengan que beber por Henryk... esperemos...
Y mientras, nuestro querido Gascoigne cuidando del bebé. Él sabe como cuidarlos de hacerlo con sus pequeñas ^^
Y bueno, ya veis que mi Micolash es un cabronazo, pero aún guarda muchas sorpresas.
¿Qué esperáis? Es mi boss favorito ^^
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