El cazador y la sanadora (Parte 6) Pajarraco
Micolash jugueteaba con un mechón de su pelo entre dos dedos mientras veía por uno de esos ojos a la cazadora Cuervo investigar la zona. Sonreía. Le encantaba que los planes le saliesen bien, aunque era algo natural para él. El orgullo de tener un intelecto superior al resto que lucir era indescriptible para él, aunque no le gustaba vivir rodeado de basura intelecta. Otra de las razones por las que le gustaba la compañía de Zoba, una pequeña aprendiz no molesta que evolucionaba rápido; y por qué le gustaba hacer enfadar a los cazadores: los tenía por bestias estúpidas que se dedican a matar.
Se levantó despacio del sillón y se colocó bien las solapas de su chaqueta, empezando a caminar despacio. Hoy Zoba lo pasaría mal, pero la victoria sin sacrificios no es nada emocionante. Ahora era el momento de hablar con Jack. Si es tan inseguro o influenciable como Zoba le contó... no sería muy difícil.
Se frotó las manos con una sonrisa de lagarto. Jack era como una bomba de relojería. Tenía un tiempo limitado para hablar con él, eligiendo siempre las palabras correctas, o estallaría, pues esta bomba tiene la mecha corta: poca paciencia.
Caminó por los pasillos hasta escucharlos hablar en una de las terrazas.
- Vaya, vaya... - dijo acercándose con las manos en la espalda – no hay nada como las charlas que duran horas y horas... y que hacen parecer que han pasado sólo unos minutos, ¿no es asì?
- ¡Sí! ¡Tenía muchas ganas de hablar con Jack de lo que me había pasado, sabía que lo entendería! Necesitaba sentirme cómoda con él de nuevo – Zoba sonreía con la enorme cicatriz de su boca partida, que ya le daba menos vergüenza mostrar.
Jack simplemente le miró de reojo. No le gustaba mucho la presencia de este hombre, pero si lo que le contaba Zoba era cierto, tal vez estaba... hummm... algo en deuda con él. Pero muy poco.
- Creo que tendréis que dejar para más tarde el resto de cosas que tengáis que contaros... pues tenemos visita y hay que recibirla como se merece.
Dicho esto, Micolash se acercó a una barandilla. Desde ahí, se veía el puente que conectaba las dos partes del edificio de Mensis, donde en el centro estaba el cazador que tanto persiguió a Jack. Una figura veloz y negro apareció por uno de los portones y se dirigió al cazador borracho de sangre con gran velocidad.
Tanto Jack como Zoba lo reconocieron al instante: Eileen el Cuervo.
Sin dejarle tiempo a asimilar, Eileen empezó a hacer frente al cazador del bastón como siempre hacía con los cazadores caídos.
- Eileen... - dijo Jack asomándose a mirar – No puede ser... ¿qué hace aquí? Tiene... tiene mi arma en la espalda...
Jack se quedó unos segundos mirando la pelea, y vio por el rabillo del ojo cómo Zoba se acercaba a Micolash buscando cobijo. Vio a su amiga temblando de sobremanera con las rodillas juntas queriendo esconderse entre la ropa de olor a incienso y polvo del huésped. Hablaba con palabras sin terminar y entre sollozos de agonía y puro pánico.
- No.... No... Micolash... el pajarraco... el pajarraco está aquí, me quiere matar... otra vez no, Micolash... el pajarraco ha venido a nuestro hogar...
Él volvió a hacer ese siseo tranquilizante con los labios y acariciar su pelo con la palma de la mano sin dejar de mirar a la Cuervo. Con miedo, parecía una niña de nuevo.
- Sí... pero no sé de que te extrañas... ha venido a por tu amigo Jack... ¿no ves que lleva sus armas en la espalda?
- Jack no puede ser amigo del pajarraco feo...- dijo agarrando las solapas de su ropa fuertemente.
- Sí, Zoba... oh... ¿no te lo ha contado? – Micolash levantó la cabeza del pelo de Zoba para mirar a Jack con una de sus sonrisas malvadas - ¿No os ha dado tiempo o no te lo quiere contar?
- Micolash, deja de extorsionarla - Jack lo miró enfadado - Eileen y yo no somos amigos, sólo nos conocemos de algunos encuentros por la ciudad, nada más.
- Y si sólo os conocéis... ¿por qué viene a traerte tus armas? ¿No las dejaste en la casa de Zoba? ¿Le has dicho dónde vive Zoba a la persona que le provoca pánico y terror?
- ¿Qué? ¡No!
- Jack... no mencionaste entre tus conocidos a ella... no mencionaste al pajarraco... - ella giró la cabeza a verle – ya... ya no estoy segura ni en mi casa... ni en la Pesadilla... ella vendrá a matarme tantas veces como quiera...
- Zoba, no sé de qué va esto, pero no tienes que temer por Eileen. Ella es una cazadora de cazadores que asesina a los cazadores borrachos de sangre, pues...
- ¡No quiero que la defiendas a ella antes que a mí!
Ella se soltó de la ropa de Micolash y corrió a refugiarse en un pasillo, siendo acompañada por dos o tres marionetas que irían detrás de ella a vigilarla.
Jack frunció el ceño. Había algo que se escapaba de esta historia. Algo que no habían dicho. Micolash se acercó a él con paso lento a mirar por el balcón pero se quedó a una distancia segura. No hay que ser listo para saber que acercarse demasiado a alguien que no te cae bien teniendo poca paciencia no era buena idea, sobretodo todo cuando ahora tocaba... extorsionarle a él.
- Vaya... has hecho llorar a Zoba... ¿es la primera vez, verdad?
Jack lo miró callado con la boca levemente abierta. Que él recordase, nunca la hizo llorar.
- Lo sé porque no sabes cómo reaccionar a ello – se asomó a ver a la cuervo pelear - ¿Zoba no te ha contado cómo murió?
- Ella... me dijo que murió... pero me impactó y me hizo daño. No quería preguntarle por miedo... por mí mismo a saberlo y porque no quería hacerle recordar.
Micolash sonrió de lado con disimulo.
- No tienes que ser tan frío conmigo... yo te contaré la verdad de lo sucedido. Soy quien mejor puede hacerlo, pues ella no sabe cómo llegó aquí, y yo sí.
- Te juro que como intentes mentirme... - su mano se fue a su cinturón donde no estaban sus armas – bueno, te golpearé.
- Yo también se golpear, joven cazador, tanto tiempo libre que tengo no lo uso sólo en leer e investigar como piensas... - en ese momento, Eileen dio muerte al cazador – Tenemos poco tiempo, Jack... si ella es tan astuta, no se perderá por los grandes pasillos de mi morada... entonces, ¿te interesa saber?
- Déjate de palabrería y habla ya – él le dirigió una mirada muy dura, pero nada podía borrar la sonrisa de Micolash.
- Bien... buena elección... digamos que, hace mucho tiempo, cuando Zoba estaba empezando a acostumbrarse a sus viajes, su infantil curiosidad la llevó a confiarse un poco más. Un día, sin ella ser consciente, fue secuestrada y llevada de Yharnam a Yahar'Gul... ya sabes, por esas altas bestias del saco. Son bestias que una vez estaban a mi disposición... si conoces la historia de la ciudad me la ahorraré. El caso es que hace años que no necesito a esos esbirros y les di rienda suelta. Por eso me sorprendió que uno de ellos encontrara una virgen y la llevase a Yahar'Gul, como de costumbre.
- Date prisa – Jack parecía enfadado.
Micolash no debía obedecerle, pues sabía que si se daba prisa en contarle la historia, su voz hipnótica no surtiría el efecto esperado en la mente de Jack.
- Su secuestro, su soledad permanente, el miedo que da el mismo Yahar'Gul, siempre vigilado por Grandes y con todo ese poder y esa sensación de angustia que hay en el aire de la aldea tras mi exterminio... no pasan factura para una mente tierna e inocente como la suya. ¿Te imaginas a esa niña sola en el mundo lo que tuvo que pasar?
Jack sacudió la cabeza y parpadeó un poco. La voz de Micolash se le metía en el cerebro y le hacía marearse un poco.
- Una vez salió de su escondite confiada. Era rápida, tenía miedo, sí, pero era sólo una adolescente curiosa de la que la infección quería poseer. Llegó al lugar donde jugabais al escondite... e investigó la habitación donde se escondió con suprema alegría. Era un gran descubrimiento para ella... como una tumba llena de ajuares después de un sacrificio múltiple, llena de información. Empezó a reír, empezó a bailar... llamando la atención de una asesina que estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado...
Jack bajó la mirada para ver a Eileen meterse en su edificio.
- Fuera o no un cazador, ella estaba sucumbiendo... tal vez creyó la cazadora que estaba haciendo una buena acción al liberarla de ese dolor...
- ¿Eileen asesinó a Zoba la primera vez?
- Nos vamos a cercando a la verdad. El caso es que ella si clavó sus armas en la inocente carne virgen de tu amiga, guardando en su retina la imagen de la muerte personificada como un gran cuervo gigante; y en su cuerpo... la sensación de la fría siderita llevándose su vida.
Jack apretó la barandilla entre sus manos. Él sabía lo que era morir... pero no sabía lo que era morir porque das pena y ni siquiera puedes defenderte...
- Zoba cayó a los pies de mi cadáver y me tocó. Su cuerpo fue llevado a la Pesadilla, y la encontré antes de que mis queridas bestias de por aquí hicieran pedazos su cuerpo, aunque ella estaba muerta. Te reconozco, Jack, que al principio la usé sin buenas intenciones... mis propios experimentos e investigaciones. Y entonces... conseguí resucitarla. Era una no muerta hermosa... muy hermosa... nada mejor que una segunda oportunidad de la vida, con sus heridas limpiamente cosidas y bien curadas, siendo fruto de mi sabiduría. Lo que no me esperaba era que ella... se portase bien conmigo.
Jack le miró. Micolash se había puesto serio mirando al horizonte. Ya no sonreía irónicamente.
- No me juzgó a pesar de lo que hice o sabía de mí. Quería agradecerme. La libré de la locura, la saqué de los oscuros infiernos... y sabía volver a hacerla humana. Ella no es que tuviese muchas ganas de seguir viviendo... - se apartó de la barandilla y empezó a caminar hacia la espalda de Jack - ...pero se las devolví... y le entraron ganas de vivir de nuevo... y salir a la aventura y en tu busca...
Jack miraba al frente procesando todo lo que ocurría. La voz de Micolash ocupaba todos sus sentidos y escuchaba atentamente. Él... tenía razón. Todo lo que decía era verdad.
- Y ahora Jack... viene a por nosotros. Sabe lo que nos ocurre, sabe dónde está Zoba. Ella la volvió a asesinar en el mismo lugar que al principio, justo después de que tu llegaras aquí... sin ningún remordimiento...
Jack se giró hacia un pasillo, pues se escuchaba una pelea. Micolash puso una mano en su hombro y se acercó desde su espalda.
- Debe pensar que te ha secuestrado... pero ya has visto que no es nada malo... que no vendrías por tu voluntad a esta buena causa... que no estamos locos... - sonrió de lado sin que le viese - ¿No crees que no es justo? ¿Es justo para Zoba, tú que la conoces desde hace tiempo, que siga sufriendo de esta manera? Siendo asesinada siempre por la misma persona... llorando y yéndose de aquí por impotencia...
- Entonces... - Jack miró al suelo – debo... hablar con Eileen...
- No, Jack... si es cierto que hablando se solucionan las cosas... pero también... de otra forma más radical. No creo que la cazadora agresiva tenga tiempo para hablar, Jack... ella hace su trabajo como siempre... rápida, invisible, fugaz, y sobretodo, efectivo. Nos matará antes de que pueda tener tu atención. Intenta si quieres hablar con ella... pero yo la sorprendería atacando si no se lo espera... iré a buscar a Zoba y llevarla a un lugar seguro. Espero que tomes la elección correcta.
Micolash se retiró de allí lentamente hacia un pasillo. Debía aguantar las ganas de ver la cara de desconcierto del cazador ante tal situación, pero debía llevar adelante su plan. Sí, él de verdad era influenciable si estaba solo, y él era muy bueno extorsionando a la gente.
Jack se quedó mirando al suelo. Un minuto más tarde, la Cuervo apareció por un pasillo con tensión.
- Jack - dijo con voz grave apuntándole con su máscara - ¿Qué haces que no buscas la maldita salida? No te dejes influenciar.
Él levantó la mirada un poco. Tenía los ojos oscuros.
- Mataste a mi mejor amiga... hace tiempo... y no me dijiste nada...
- ¿Qué más da eso? ¿Qué hubiese cambiado? Las personas que sucumben sufren y deben descansar sin que la plaga les siga afectando. Deja el pasado atrás. Vete de aquí antes de que te pueda pasar algo.
- Y ahora quieres volver a matarla aquí...
- No se que te estás inventando, Jack... o mejor dicho, te han comido la cabeza bien, pero se cuerdo por una vez y madura. Sal de aquí.
- Dime... ¿quieres seguir matándola? ¿quieres hacerla llorar más veces? Tú deberías matar sólo cazadores... personas que pueden luchar por su vida.
- No se ni por qué he venido a hacer entrar en razón a alguien como tú - una marioneta apareció sin hacer ruido detrás de la cazadora.
- No te creo. No haces nada para ayudar a otros. Tú solo... te ocupas de lo tuyo y ya está... - la cara de Jack se veía a punto de llorar, pero sus ojos no estaban húmedos.
- Jack...
De un rápido movimiento, la marioneta se lanzó a la espalda de Eileen arrebatando su guadaña y pistola.
- ¡Maldito...!
Eileen acuchilló a la marioneta rápidamente, pero a esta le dio tiempo a deslizar por el suelo las armas hasta los pies de Jack, que se agachó despacio a tomarlas.
- Jack... no pensarás...
- Eileen, si tu objetivo en seguir haciendo daño a quien por fin he encontrado después de tanto tiempo... no puedo dejar que la encuentres... ahora que ella sabe luchar por sí misma, protegerse y cuidarse... no quiero que otro tenga el privilegio de protegerla de su mayor miedo que otro que no sea yo - Jack sacó su arma a una mano y en la otra su arma de fuego - No puedo dejarte pasar.
- Así que... has sucumbido al lavado cerebral que te han hecho por aquí... - la voz de Eileen se puso firme y dura dividiendo su arma en dos - Otra persona intentaría hacerte cambiar de opinión, pero yo no son buena con las palabras. Sin embargo... como bien sabes... no hay persona que sepa mejor cómo asesinar a alguien en un combate cuerpo a cuerpo que yo.
Por un momento, Jack dudó. Su mente estaba nublada y enfocada al enfrentamiento, pero flaqueaba a la hora de pensar que tenía que pelear contra la misma Eileen, y que sería un combate a muerte. Una voz se cruzó en su mente, una voz que sabía extorsionar muy bien...
- Jack... no dudes. Piensa que estás haciendo lo correcto al enfrentarte a ella. Aunque no confíes en mí, confía en Zoba. Hazte esta pregunta... ¿En qué bando quieres estar? ¿En el de la asesina de tu hermana... o en el de el salvador de tu hermana? Por una vez, Jack... los buenos parecen malos, y los malos parecen buenos. Continúa... sé el héroe de tu hermana librándola de su mayor miedo.
Jack echó una pierna atrás y puso su arma delante de él. Ahora sí, estaba convencido de que tenía que pelear. Tenía que pelear por ella, por él, por compensar el ayudarla cuando no tenía nada. Esta noche, se pelean los cazadores en la Pesadilla.
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Y la pelea la dejo para el siguiente, que tan largos a lo mejor cansan leerlos :3
¿Qué ocurrirá? ¿Quién ganará la pelea?
¿Apostáis por Eileen, la experta cazadora de personas, o por Jack, el cazador que lucha por sus principios?
¿Las extorsiones de Micolash tienen algo de malo, en realidad?
Pronto lo veremos... pronto...
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