El cazador y la sanadora (Parte 4) El ser más hermoso jamás creado
Jack observó el perímetro detrás de una roca donde la luz naranja no le iluminaba. Tenía que encontrar una lámpara, y rápido. Estar sin armas en un lugar nuevo y peligroso podía mandarle al Sueño del Cazador en un periquete y debía encontrar la razón por la que Zoba había hecho eso.
Puede que ella también estuviese por aquí. Ella había cambiado, pero no tanto como para traicionarle y hacerle algo malo. Sólo tenía que investigar un poco y conseguir entrar ahí, donde la luz naranja no le dañase.
Fue corriendo por un pequeño piente evitando a unos enemigos blancos de extraño rugido y haciendo zig zag por una cuesta llena de gigantes que lanzaban piedras.
Se tuvo que aguantar la risa cuando una piedra le golpeó a un lobo blanco de cabeza torcida en vez de a él.
Abrió el portón empujando todo lo fuerte que pudo y por si acaso lo cerró detrás de él. Jadeó dos segundos y se separó del portón cuando una de las piedras impactó por fuera.
Recuperó el aliento y se puso las rastas bien.
- Espero que aquí no tenga que correr tanto...
Se giró y miró al techo. Todas sus ilusiones se hicieron pedazos en un momento al ver ese grupo de arañas gigantescas colgando del techo.
Se pasó las manos por la cara con frustración y habló con los dientes apretados para no hacer mucho ruido.
- Zobaaaa... la madre que te parió...
Vamos a ver cómo pasaba por aquí...
*
*
*
Eileen dio un par de vueltas a esa habitación oscura con nerviosismo. Había llegado tarde para advertir a Jack, pero eso no le impidió matar a Zoba. Ahora, ella debia elegir que hacer.
Sabía que no era bueno que esos dos se encontraran. Zoba no era la misma, ahora era demasiado... astuta. Y fueran cuáles fueran sus intenciones, eran retorcidas. Algo no iba bien con ella.
Y Jack... bueno... seguía siendo el mismo inocente, inseguro y tonto de siempre, en estos aspectos.
Apretó con fuerza el mango de su arma y salió por la puerta dejando el lugar en penumbra.
*
*
*
Jack estaba sentado en el suelo apoyado en una barandilla. Había conseguido salir a una zona exterior de unas terrazas amplias y recuperaba el aliento después de ser perseguido por, nada más y nada menos que varias arañas gigantes, un cazador borracho de sangre, muchos enanos que dan empujoncitos y otros mas grandes, y unos extraños híbridos de perros y cuervos.
Se acordaba de Zoba y de su madre en todo momento, pero no precisamente de buenas. Se limpió el sudor de su frente con el antebrazo y caminó despacio mirando a su alrededor.
Se asomó a un balcón a ver el exterior y que le diera un poco el viento. Observó a esos monstruos portando antorchas en el patio delantero, a los que les daba y afectaba el frenesí, y parecía darles igual, hasta que morían. Que estúpidos son algunos...
Justo iba a irse, pero escuchó un pequeño murmullo, que más tarde fue un sollozo. Puso atención escuchando. Si, alguien lloraba, cada vez más fuerte. Reconoció el llanto de niña pequeña de Zoba, que no había cambiado con el tiempo.
Miró por el balcón. Parecía que venía de algún piso superior, de alguna ventana abierta. Iba a llamarla por su nombre, pero la escuchó hablar. Algunas palabras sueltas, pues entre sollozos no se entendía bien.
- ... no quería... mucho, mucho miedo... pajarraco... oscuro... horrible cuerpo...
Puede que estuviese hablando con alguien, pero no estuchaba ninguna otra voz. O tal vez se deshogaba sola, pero eso no explicaba que hacía aquí. También podía estar deambulando sola, asustada por aquí.
Entonces lo escuchó. Un siseo de una voz masculina seguido de una risa algo rígida y gutural. Sonaba como mandar callar a alguien, pero era largo y suave, así que era para consolar. Estaba acompañada por un hombre, o tal vez más.
Tan concentrado en escuchar eso, no se percataba de otros sonidos a su alrededor, como el de un cuervo con cabeza de perro arrastrándose hasta él.
Cuando estuvo listo, saltó hacia él gruñendo, pero Jack lo agarró de la garganta con una mano, haciéndolo callar.
- Que no oigo, joder. Vete con los pajaritos - dijo lanzándolo al vacío.
Cuando quiso prestar atención de nuevo, la conversación había terminado. Dio un golpe en la barandilla con un puño y buscó unas escaleras. Debía llegar ahí antes de que cambiarán de cuarto o se movieran. Este lugar era un laberinto, no los encontraría nunca, más teniendo que huir de tantos enemigos.
Suspiró deseando tener suerte y empezó a caminar en busca de algún elevador o unas escaleras.
*
*
*
Siguió perdido por esos pasillos de polvo y libros, prestando atención a ciertos sonidos que le pudieran indicar que no estaba solo.
Su plan era encontrar a Zoba y largarse de ahí con ella, ya le pediría explicaciones luego.
Vio venir un brillo cálido de una de las habitaciones del fondo y escuchó un pequeño crujir. Sonaba como fuego, una hoguera quemando madera.
Empezó a caminar sigilosamente, tal como Eileen le había enseñado a hacer por el pasillo apegado a la pared y miró en la habitación.
Era un lugar semicubierto donde había una hoguera ardiendo. A su lado, sentada con la cabeza escondida entre sus piernas y brazos, había una chica.
Jack entrecerró los ojos. Estaba seguro de que era Zoba, pero habia cosas extrañas: tenía el pelo suelto y despeinado, otro vestido distinto e iba descalza y unas grandes heridas en brazos y piernas. Algunas eran grandes y profundas, llegando a ver sus huesos de manos, pies y piernas, y otras eran grandes raspones que dejaron unas marcas rojizas enormes como quemaduras en una piel tan blanca. Esas heridas deberían estar sangrando.
- ¡Zoba! - dijo acercándose - ¿¡Que son esas heridas?!
La chica se levantó y le dio la espalda. Claro que era ella, pero en vez de recibir a su amigo, empezó a huir por un pasillo sin mirarle.
- ¡Oye espera! - Jack corrió detrás - ¡No quiero correr más! ¡¿Sabes acaso por lo que he pasado?!
- ¡Entonces no me sigas! - ella habló, confirmando la identidad de Zoba.
- ¡Para ahora mismo, que tenemos que hablar! ¡Me debes una explicación!
- ¡Lo haré, pero no me sigas!
- ¿¡Entonces cómo vamos a hablar?!
Jack apretó los dientes. Se fijó en la forma de correr de Zoba. Sus pies eran un poco transparentes como sus manos y no tocaban el suelo al correr.
- ¡No te acerques más a mí, y te prometo contar todo!
Jack dejó de correr una vez que Zoba se metió en un callejón de estanterías sin fondo y quedó acorralada en una pequeña terraza interior.
- Maldición, otra vez me equivoqué de pasillo... - dijo ella yendo a una esquina, de espaldas.
Jack la miraba serio. Ese comentario le confirmó que no era la primera vez que ella estaba ahí.
- Si, si... te voy a contar... pero no te acerques a mí...
Él volvió a echarle un vistazo a ese cuerpo tremendamente herido y a esa piel blanca y empezó a caminar muy lentamente sin hacer ruido.
- Jack, no pienses mal de mí, por favor... te juro que yo no quiero nada malo para ti, lo sabes... sólo que no sabía cómo contarte esto, así que es mejor que lo vieras tú mismo...
- Eres... - Jack susurró cerca de ella, lo que provocó que Zoba se tensase mucho al notarlo cerca - Eres un monstruo...
Ella dio un sollozo de agonía al escuchar esa frase de la boca de Jack, que quedaron silenciados por una voz ajena a ellos.
- No. No es así, Zoba... lo que eres... es hermosa.
Jack se giró a ver. Un hombre de uniforme escolar entró en la habitación con un llamativo "receptor de Grandes" en la cabeza. Un poco más alto que ellos, con mirada seria y grandes ojeras. El Huésped de la Pesadilla.
Estiró una mano hacia ella mientras se suavizaba su rostro serio, que rara vez ponía. Zoba rodeó a Jack y se acercó con un pequeño trote hacia ese hombre, aceptando su mano con la suya blanca y huesuda, y escondiéndose en su pecho.
- Así que tú eres el famoso Jack... Zoba me ha hablando tanto de ti... ha llenado tu figura de flores a mis oídos para que tú la llames monstruo.
Jack vio como Zoba apretaba las ropas del Huésped al mencionar la palabra "monstruo". Monstruo es una palabra muy fuerte para referirse a alguien.
Se fijó en ese hombre. Gehrman le había hablado sobre un hombre que vivía en una Pesadilla creada para él sólo por un Grande, que cometió atrocidades en su vida pasada.
- Jack, observa... - dijo poniendo sus manos sobre los hombros de Zoba y girándola hacia él - ¿Cómo puedes decir eso de ella?
Jack observó detenidamente a Zoba. Sus heridas, sus ojeras, los cortes de su cara, su boca sangrante y su gran sonrisa de ángel (cortes profundos en las comisuras en forma de sonrisa cosidos)
- Observa, Jack - el hombre acariciaba sus cabellos con cuidado - Zoba es ahora el ser más hermoso jamás creado: una hueca.
-----------------------------------------
Las armas de Zoba, una hoguera, una hueca... ¡Bingo! ¡Voy a hacer un mini mini crossover SoulsBorne! ^~^
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro