El cazador y la sanadora (Parte 1) Tiritas
Aquí el ave Fénix renaciendo de sus cenizas por un trato con el diablo :3
Y bueno, como tengo poco tiempo, pues subiré esto en los pedazos que me salgan :3
En esta historia veremos a dos niños que desde su tierna infancia van a tener que empezar a vivir sin el apoyo de uno y de otro por la plaga que asola su ciudad.
¿Cómo habrán cambiado sus vidas cuando se reencuentren años después?
Brian, tú tienes prohibido seguir leyendo hasta que te hagas otra cuenta para comentarme.
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"- Nee, Jack... ¿de qué hablan tanto los mayores entre susurros?
- Si susurran tanto es que no quieren que nos enteremos...
- ¿No es una fiesta sorpresa, verdad? Todos parecen muy tristes...
Él miró a su compañera. Estaban sentados en el escalón de la puerta trasera de su casa, en Yharnam central, en un callejón escondido. Jack se sentía en la obligación de cuidar de esa niña de su misma edad que desarrollaba una gran inocencia del mundo que le rodeaba. Seguía jugando con muñecas, confeccionando adornos como pulseras y collares con volutas de colores. No había muchos niños en Yharnam, aunque fuese una ciudad fructífera y sana... cuando ellos eran bebés.
Ahora, si quedan algunos niños, sus padres no les dejan salir fuera a jugar y la mayoría de las familias estaban siempre encerradas en casa. Ellos sólo podían juntarse en el callejón que unían sus casas siempre y cuando no se separasen.
La cercanía hizo amistad. Ellos se consideraban casi hermanos siendo tan jóvenes, y la pequeña Zoba veía en él un ejemplo a seguir, pues se mostraba siempre confiado y fuerte a sus ojos, para esconderle sus inseguridades y pesimismo sobre la situación.
- Jack, los demás niños llevan muchos días sin salir a jugar con nosotros... ¿es porque casi siempre está el cielo oscuro? El día parece noche...
- No es eso... estarán castigados. No todos son tan buenos como nosotros – dijo con una sonrisa confiada.
Zoba miró al cielo mientras jugueteaba con el bordado de su vestido.
- Jack, ¿por qué nuestros papás se van de viaje y no nos llevan con ellos? Sé que mamá llora mucho en su cuarto sola cuando ve a papá preparar el equipaje....
- No te preocupes... es sólo... que le echará de menos... - Jack miraba el final del callejón.
Él sabía que sus padres eran cazadores y que no se iban a ninguna excursión como pensaba Zoba, pero no le diría nada.
- Yo también le echaré de menos... le esperaré en casa hasta que vuelva como una niña buena.
Él sonrió un poco y le revolvió el pelo.
- Jack... ¿qué quieres ser de mayor?
- ¿A qué viene esa pregunta tan rara? Aún queda mucho tiempo para que tengamos que preocuparnos por eso.
- Mmm... ¿crees que... sería una buena enfermera?
- ¿Tú una enfermera? Pero si con lo torpe que eres usarías todas las tiritas para ti y tus rodillas raspadas.
- ¡No, tendré muchas tiritas de repuesto!
- ¿Y por qué enfermera? Hay que estudiar mucho para eso – dijo poniendo sus manos en su nuca y acomodándose.
- Porque me gusta mucho la sensación que me da cuando me curas las rodillas con las tiritas. La sangre se va con una tirita y cuando te la quitas, ya no duele nada. Me siento querida y protegida, y seguro que a los demás también les gusta eso. Quiero ponerles tiritas a todos...
Jack no le iba a preguntar cómo esa enana tan inocente había llegado a esa deducción, pero si eso le hacía feliz a la pequeña, le apoyaría, aunque él aún no sabía que quería ser de mayor."
*
*
*
Jack se acordaba de la conversación que tuvo hace años con su amiga de la infancia mientras se observaba un pequeño corte en la yema de un dedo. Con una tirita no le molestaría para empuñar sus armas, pero ahora con los viales de sangre, las tiritas eran inútiles.
La plaga se adueñó de Yharnam un tiempo eterno sucumbiéndola en la noche y llenándola de monstruos e infectados, pues el destino de Jack, al perder a su familia y casa, no pudo ser otro que seguir el camino de su padre y ser cazador. Los principios fueron muy complicados para él, pero con el paso del tiempo conoció a algunos cazadores de los que aprendió a seguir adelante.
Ahora era un digno cazador de ropas oscuras, rotas en sus extremos y sangre como recuerdo de cada víctima que pasaba sus días monótonamente viviendo su vida, esperando en sus viajes encontrarse con una joven albina en alguna clínica ayudando a salir adelante a algunas personas supervivientes.
Miró la ciudad desde lo alto de un tejado mientras jugueteaba con una de sus rastas. En otras circustancias, sus padres nunca le habían permitido hacerse eso en la cabeza, pero bueno... ellos ya no estaban.
Miró la luna y se decidió a dar un paseo en dirección a la Catedral. Bajó de un salto al suelo y apoyó su arma en su hombro mientras empezaba a avanzar.
Pasando al lado silenciosamente de gigantes que descansaban sin soltar sus armas, llegó al portón abierto de la Catedral y giró a la derecha. Se ve una bonita vista de la otra catedral desde ahí.
Empezó a bajar las escaleras despacio esperando a que le asaltaran algún grupo de bestias, pero estaba todo tranquilo, aparte de dos o tres cuervos molestos encima de un tejado.
El estar centrado en que alguna bestia le atacase no era igual que esperar que dos cazadores te atacaran de frente.
Uno empuñando un arma con un papel ígneo y otro un Tronitus yendo contra él no era un tarea imposible, pero sí complicada, más cuando te pillan de sorpresa. Sacó su Hoja de Entierro y se dispuso a defenderse.
La pelea era dura, pues los cazadores se turnaban para atacarle mientras el otro retrocedía a sanarse con unos viales. Mientras, Jack sólo podía intentar huir para tomar alguno, que menguaban rápidamente.
Antes de otro cambio de cazador, Jack tuvo la rapidez de acabar con el cazador del Tronitus antes de que se retirara a curarse, pero no la suficiente como para evitar el golpe devastador del cazador ígneo.
Jack perdió la fuerza y cayó al suelo muerto. Pero, ¿Que importa? Es un cazador que puede soñar, se repondría y volvería después a acabar con él.
El cazador ígneo se retiró caminando habiendo asesinado a su presa, pero unos segundos más tarde, del lugar donde cayó el cazador, se volvió a levantar con un aura roja envolviendo su cuerpo, como si naciese de la tierra.
El cazador observó callado cómo Jack intentaba asimilar lo ocurrido, pero en unos leves instantes ya estaban peleando de nuevo. Ahora que el cazador ígneo no tenía descanso, sería más fácil. Su hoja pudo atravesar su cuerpo y acabar con él.
Una vez solo, se miró el cuerpo intentando encontrar la respuesta de esa extraña resurrección. Había vuelto a la batalla pero sin pasar por el Sueño del Cazador, estando completamente sanado, pero sin que sus balas y viales se hubiesen repuesto. Juraría que esto ya lo había visto antes...
Para su aburrida vida de cazador, el investigar el por qué de este suceso podía ser emocionante. Se miró las manos para comprobar que ciertamente estaba vivo, y le llamó algo la atención.
Algo nuevo, que no estaba antes: en el corte de su dedo había una tirita envolviendo la herida.
- Jack...
Levantó la cabeza. Juraría haber oído su nombre de lejos, o tal vez en un susurro. Cuando tocaron su hombro sin ser esperado, dio un salto alejándose y apuntando con su arma.
A su vez, una chica retrocedió dos pasos con un pequeño tintineo suave. El moverse hacía que dos campanas que llevaba en las muñecas sonasen un poco.
- Jack... ha pasado tiempo...
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Bueno, así va bien, un capítulo cortito para que veáis como va la cosa y dejaros pensar qué sucederá después :3
Nos leemos! ^^
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