Cazadora cazada (Padre Gascoigne)
Por fin después de este largo viaje, llegué a Yharnam, a la gran ciudad. Por el camino he escuchado muchas historias de cuando era una ciudad próspera, hermosa, elegante, amplia... sus grandes casas, anchas calles, todo perfecto para la vida de la sociedad...
Y ahora yo, una cazadora extranjera, llegó y me encuentro este desierto de gente armada, monstruos lamentándose, echándome la culpa de todo... esos trolls, esos perros gigantescos... qué lástima... Puede que a vosotros os parezca una aberración, pero a mí me dan pena esos cuervos gigantes, arrastrándose a todas partes... pero vaya sustos que dan.
Pero si hay una razón por la que he venido a Yharnam, es ese hombre de las historias que he escuchado, aquel al que han llamado Padre Gascoigne.
Nunca me dijeron cómo era ni cómo diferenciarlo de los demás cazadores, sólo hablaban de sus hazañas como cazador junto a su amigo, un tal Henryk, de curiosa vestimenta y hábil con los cuchillos; que tenía una familia y que portaba una gran hacha en la mano derecha.
Lo admiraba tanto, desde antes de convertirme en cazadora, que una vez que lo fui, él era lo único que recordaba de mi pasado: Mi admiración por ese hombre. Y por eso, escogí de arma un hacha, cómo él. He de decir que ese bastón látigo me atrajo mucho, pues lo manejaba mejor, ya que... soy una cazadora joven y poca cosa, comparada con otros. Pero la decisión estaba tomada. Desarrollaría fuerza y con mi nueva hacha y mi pistola, viajaría a Yharnam para enseñarle a él lo buena cazadora que soy.
Parece un motivo penoso y sin fundamento, ¿verdad? Es que no sirvo para otra cosa. Mi misión en este mundo no es otra que matar a estos monstruos e infectados, ¿No puedo encontrar una motivación en este asqueroso mundo?
Si, y he decidido que quiero ser su compañera. O su aprendiz al menos, seguro que no le llego ni a la suela de los zapatos. Y por eso estoy segura que tengo que pelear contra él para demostrarle quién soy. Si está aquí, en Yharnam, primero me haré notar. Quiero que sepa que hay aquí una cazadora interesante. Por eso, Bestia Clérigo, voy a por ti.
*
*
*
Hasta que esa gigantesca bestia del puente no lanzó su último grito antes de desplomarse, no suspire tranquila. Llevaría aquí una semana, más o menos, haciéndome notar un poco por las alcantarillas y la superficie, pero sin hacer ruido. ¿Cómo? Los cadáveres. Los iba dejando por ahí. Trolls, infectados, perros, hombres lobo, cuervos, ratas gigantes... Incluso ese enorme cerdo de las alcantarillas.
Por eso, quien pasara por ahí se daría cuenta que es obra de un cazador. Y como la gente normal no sale de sus casas, sólo lo vería otro cazador, con suerte, Gascoigne.
Y de verdad rezaba por no encontrarme con otro cazador. No se me da bien pelear contra ellos. Me pongo nerviosa, mis golpes no son buenos... pues pienso que ese cazador puede tener salvación, y yo lo estoy matando.
Acabada las alcantarillas subí por una escalera hasta la plaza de Yharnam y me senté contra una casa a descansar, cuando verifiqué que estaba a salvo. Me tomé un vial de sangre y cerré los ojos.
Llevaba mi atuendo favorito, cazador ceniciento, a juego con mi pelo del mismo color, y el sombrero de lobo gris tenía una venda que me cubría el ojo derecho... bueno, la cuenca vacía de mi ojo derecho. Malditos perros salvajes...
Sin embargo, mi ojo izquierdo estaba sano, y era del dolor de la sangre de los viales cuando se refleja la luz. Brillante como una joya. Me puse en pie rápidamente cuando escuché una voz
- Ese olor... ¿eres una cazadora? Si lo eres, ¿podrías buscar a mi madre? Se ha ido a buscar a papá, y hace mucho que no vuelve...
Una niña pequeña... ¿cómo negarme? ¿Y qué mujer se va sola en una noche de cacería? Pobre niña... supongo que no estaría mal, podría llamar más la atención si consigo rescatar a una ciudadana cuerda.
- Lleva esto, a mamá se le ha olvidado, ¡que cabeza! Tiene la canción favorita de papá. Por cierto, mi mamá es muy guapa, rubia con un broche rojo muy especial.
Tomé una pequeña caja de música a través de la ventana y la observé. Bueno, sólo me quedaba buscar a esa mujer.
Me marché observando la caja de música, y un poco más alejada de la casa la hice sonar. Tardó un poco en aparecer una linda melodía... que me sonaba de algo. La había escuchado en otra parte, eso seguro. Guardé la caja y seguí caminando en busca de, seguramente, un cadáver con un broche rojo de algún monstruo que no haya matado.
Llegué por un elevador hasta una nueva zona, no había pasado por ahí y había unos enemigos molestos. Empecé a subir unas escaleras. ¿Estará por aquí el famoso Camposanto de Oedon? Se me había olvidado que quería verlo.
Llegué a un curioso cementerio con las lápidas esparcidas de manera irregular. Rápidamente me puse alerta al escuchar un sonido que venía entre ellas. Sonaba como si alguien estuviese machacando un cuerpo y mutilándolo.
Diferencié a un gran hombre de espaldas entre las lápidas, que lentamente se giró a verme. Vestido de negro, con un sombrero, pelo gris canoso y una venda en los ojos... y en la mano derecha un hacha llena de sangre de una mujer mutilada enfrente suya. Desde mi posición, veía en su cuerpo un broche rojo, que brillaba como la sangre de los viales reflejada por la luz de la luna roja. Sabía que la encontraría muerta...
El hombre se giró completamente hacia mí sin acercarse. Juraría que me estaba mirando a los ojos... pero la venda que cubría los suyos me dificultaba saberlo. Pero apartando eso, él tenía la descripción del hombre de mis historias. ¿Era... era él? ¿Padre Gascoigne? ¿Usted... tan gran cazador, talentoso y querido por los suyos... ha sucumbido finalmente? ¿Se ha terminado por volver loco?
He sido una tonta... ¡yo luchando contra monstruos en Yharnam para llamar su atención y él perdiendo la cordura y la lucidez! Yo... podría haberle ayudado... podría haber hecho sonreír a su hija... evitar la muerte de su esposa... podría haber evitado destrozar una familia. La familia de mis recuerdos...
Rápido como un rayo, el gran hombre se abalanzó hacia mí. ¡Es muy ágil y rápido para su tamaño! No me dio tiempo ni a reaccionar y levanté mi hacha para defenderme, pero de un golpetazo de su arma hizo que la mía volase por el aire hasta caer entre unas lápidas. Empujó mi cuerpo contra la pared de piedra mientras gritaba de dolor. Golpeó mi vientre bajo con su rodilla y con el mango de su arma de dos manos hizo prisioneras mis muñecas al lado de mi cuello, presionándolo también.
Esos golpes tan potentes y certeros me dejaron sin aliento y paralizaron mi cuerpo. Era presa del terror y el desconcierto... era su presa.
Abrí mi ojo mientras temblaba para ver su cara cerca de la mía, con la mandíbula apretada y con el aura de una bestia. Exhaló un poco de vapor de su boca cuando abrí mi ojo completamente. Parece que le gustaba verme temblar, pues acercó su cuerpo más al mío y aumentó la presión.
Tosí un poco. Me costaba respirar y el miedo hacía que mi sangre corriera más rápido. Soy una cazadora cazada... puede dejarme sin aire en cualquier momento. Vaya final para una cazadora...
Le miré hacia la venda de sus ojos mientras me quedaba sin aire, y sonrió.
- Vi...o...la... - dijo con la voz rota.
No, para nada. Yo no soy Viola, no soy tu mujer... la acabas de asesinar... porque estás loco... has sucumbido a la infección. Y creo saber... por qué me llamas como ella... El color de mi iris es el mismo que el del broche de tu mujer ¿verdad, Gascoigne? Ojalá hubiese llegado antes...
Soltó una mano del mango del hacha sin disminuir la presión para agarrar mi cara con su gran mano con algo de violencia y brusquedad y su boca envolvió la mía. El frío de mi piel fue calmado por su calidez, pero eso no era un beso. Estaba usando los dientes. Me mordisqueaba haciéndome daño en los labios hasta que empezaron a sangrar, para empezar a lamerme.
No me gustaba en absoluto. ¿Qué clase de... cosa, me está haciendo? Noté una cosa deslizarse fuera de mi cinturón y caer al suelo. La caja de música se abrió y empezó a sonar al cabo de unos segundos eternos.
Noté a Gascoigne ponerse tenso al escuchar la melodía y aflojó un poco la presión de mis manos y de mi cuello. Dejó de morderme y de lamer la sangre que salía de ellos para escuchar la melodía sin nada más.
Abrí mi ojo un poco y vi que por sus mejillas corrían unos hilos de plata que acababan al final de sus mejillas. Las lágrimas, una tras otra iban dejándose correr por debajo de la venda de sus ojos.
Luego, retomó el movimiento de su boca transformado en un beso, un beso real. En comparación con lo anterior, fue muy corto. Fue acaso... ¿mi primer beso? ¿Y me lo está dando... el hombre que admiro?
Quitó el hacha de mi cuello y manos y su rodilla de mi vientre bajo, y caí al suelo sin fuerza. Respiré profundamente y tosí recuperando aire, mientras con una mano frotaba mi garganta adolorida y mi vientre. Me agarró de un brazo y me levantó con suma facilidad hasta ponerme de pie.
Le miré jadeando un poco y él sonrió de lado. Se fue hacia unas lápidas y recogió mi hacha. La observó un momento y sonrió antes de lanzármela, que la cogió por el mango antes de que me golpeara. Si me llega a dar... que bochorno...
Se quedó observándome un momento y con un movimiento de la cabeza me indicó que le siguiese, mientras se iba caminando hacia las escaleras que llevaban a la capilla. ¿Quiere que le acompañe? ¿Me acepta... para ir con él? Pero no puede ser... él ha sucumbido, es un monstruo, la infección...
No... si fuese un monstruo él no habría hecho esas cosas. Le queda algo de humanidad en el interior. Me siento realmente bien porque me acepte y me quiera a su lado, aunque no esperaba que fuese de esta manera. Me quiere... porque me parezco a su mujer... espero con el tiempo hacerle cambiar su forma de verme.
Sonreí un poco y corrí detrás de él con las piernas temblorosas antes de perderle de vista. Espero volver a convertirlo en el hombre que era antes... o... ¿caeré yo antes en la locura?
*
*
*
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy haciéndole compañía a Gascoigne... ni me importa. Hemos pasado por muchas cosas juntos, hemos pasado el tiempo disfrutando en varios lugares y huyendo de esa cazadora de cazadores, Eileen. De vez en cuando nos encontrábamos con Henryk, que estaba cayendo poco a poco en la locura como nosotros, pero él prefería ir por libre. Y ahora nos encontramos en la Morada de la Bruja, en el Paso del Osario. Aquel lugar fue el detonante de mi locura. Yo también sucumbí. Me fui dejando llevar poco a poco por él hasta perder la cordura junto a él definitivamente. Nuestra próxima parada es el Castillo Cainhurst, allí en ese lugar apartado del mundo, nevado, hermoso y amplio, rodeado de espectros con sus gritos y llantos... estoy segura de que puedo rendirme completamente a la locura junto a él.
-------------------------------------------------------------
¡No olviden comentar qué les pareció! :3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro