›«Vacio»‹
Omnisciente
La chica se removió por una quinta vez en su cama, renegando por no poder encontrar una posición cómoda. Había despertado por un ridículo sueño que había tenido y se encontraba más que fastidiada por no poder volver a conciliar el sueño. Se removió de nuevo y soltando un bufido fuerte dio un golpe a su almohada, olvidándose por un momento que compartía habitación con su amiga.
— ¿Ahora qué sucedió pelirroja? – murmuró arrastrando las palabras.
La mencionada dio un salto de susto al escuchar su voz, se había sorprendido al escucharla puesto que pensaba que seguía dormida, sin embargo al recordar que llevaba refunfuñando por una gran cantidad de minutos se sintió culpable. La había despertado.
— No puedo dormir – susurró algo apenada.
Era el primer día en el que Adha dormiría en la habitación con ella y ya la había despertado. Sabía por la conversación que tuvieron previo a echarse a descansar, que en los cuatros días que se quedó junto a Remus para ayudarlo había dormida en el no tan cómodo sofá de la habitación, por lo que el haber interrumpido el sueño que de seguro merecía la hacía sentirse mal consigo misma.
— De seguro es algo que te tiene preo... – un bostezo la interrumpió – Lo siento, como decía, de seguro es por algo que te tiene preocupada.
Lily quiso negar ello pero no podría, porque la pelinegra tenía la razón. No podía dejar de pensar en el ese sueño que tuvo y todos los sentimientos que habían despertado en ella por este.
La pelinegra notó el silencio de su amiga, por lo que pudo suponer que había dado en el clavo. Se debatió entre sí darle algún consejo que de seguro no funcionara tanto para que pudiera dormir y de esta forma ella no saldría de la cama y no perdería el sueño que sentía; o el de levantarse y acercarse hacia ella para hablar de lo que no dejaba a la pelirroja descansar en paz.
Intentó enfocar su mirada en Lily, la vio sentada y con su vista perdida, o eso podía observar en la oscuridad de la noche. Si bien Remus no se lo había dejado fácil entre sus pesadillas y sus llantos, ella no había descansado como debería, pero está no era excusa como para dejar de lado a su amiga que lucía tener un dolor de cabeza por aquello que le rondaba en la mente.
Había veces en las que la misma pelinegra se odiaba a sí misma, porque no era capaz de pensar primero en ella que en los demás, en especial cuando se trataban de sus amigos. Si no tuviera aquel defecto no tan defecto, podría seguir descansando y retomar las energías necesarias para el día siguiente poder pasarla con su chico y sus amigos.
Pero ella no era así, por más que lo quisiera, por lo que dejó de lado sus preciadas horas de descanso para salir de la cama y dirigirse a la cama de la Leona.
Lily levantó su mirada que se encontraba en sus manos para notar como Adhara se acercaba a ella estando cubierta por una manta que arrastraba a cada paso que daba. La vio sentarse frente a ella en forma de indio y asegurándose de que estuviera cubierta con la manta la invitó con una mirada que le contara lo que la tenía preocupada.
— Adha no es importante – se negó a contarle algo, la mencionada rodó los ojos
— Peli-Peli, ya estoy aquí. Así que suelta todo, Mamá Adhara te ayudará con lo que no te deje descansar – Lily sonrió divertida al notar como se dirigía a ella misma en tercera persona, pero aun así, no cedió.
— Soy mayor que tú por un mes, Adha – la mencionada bufó.
— ¿Vas a contradecir a tu madre? Eso no es correcto jovencita – la regañó divertida.
— Adhara, en serio. No es tan importante como para desvelarse.
— ¿Estás segura? Por qué eso es lo que has estado haciendo en los últimos quince minutos.
— ¿Quince minutos? ¡Fueron horas!
— Quince minutos en los que yo estaba media despierta y lo noté – dijo ella – Pero si dices horas entonces es más importante – la segunda hija de los Evans iba a hablar pero fue cortada por la Jones con una seña – Solo suéltalo Lils, verás que después de ello tendrás paz contigo y podrás descansar.
Adhara con tan solo observar los ojos de Lily pudo notar como se sumergía en un debate intenso sobre si contarle o no sus preocupaciones y si en realidad era necesario el hacerla quedar despierta por un problema suyo. Lo que la pelirroja no comprendía es que sí ella no podría dormir Adha tampoco lo haría y estaría pendiente en todo momento haya que ella durmiera, sin importarle lo cansada que se encontrara.
— Pienso de esta forma, mientras más rápido puedas soltar todo para dormir, yo podré ir a descansar también – la motivó.
— No tengo otra opción ¿Cierto? – cuestionó más no necesito que le respondieran porque ya tenía conocimiento de la respuesta.
— Dime ¿Qué es lo que mantiene a tu mente tan despierta por estas horas?
— Son muchas cosas Ad, pero hay dos de ellas que son más constantes pero no sé cómo empezar.
— Desde el inicio o desde el final, sea la manera lo entenderé.
Sin más vueltas, Lily comenzó a relatarle cómo es que ella había huido de su casa o mejor dicho, cómo había abandonado así familia. Soltó todo lo que recordaba de ese día y todo lo que pensaba sobre sus propias acciones. También, sobre cómo creía que sus padres y hermana la estuvieran pensando, siendo el odio hacia ella uno de sus más grandes temores.
Adhara no la interrumpió en ningún momento, la escuchó atentamente sin perderse de ninguna sola palabra. Le comentó, cuando unos sollozos se le escapaban, que cuando se refería a que lo soltara todo no se refería a solo palabras, por lo que aquellos sollozos se convirtieron en un llanto breve por la acumulación de sentimientos y pensamientos negativos que la habían estado atormentando desde que dejó su casa.
La pelinegra estuvo allí para ella, le ofreció su hombro y la abrazó de lado mientras que le compartía su manta para que pudiera llorar sin contratiempo. No tuvo que hablar para que la pelirroja le contara sobre la segunda cosa que la tenía más preocupada. No soltó ninguna exclamación de sorpresa o de indignación como Lily pensó que haría cuando se entera de esta segunda razón, más bien pareció que se alegró por ello.
Fue una bocanada de paz la que la invadió al escuchar las palabras y concejos de Adha, fue un momento de profunda paz y confianza cuando la pelinegra le prometió apoyarlas y no revelar nada que no quisiera que se revele. Fue un momento en el que sintió que su amistad devolvía cada vez más fuerte por cada palabra que ambas compartían.
— Lily – la nombrada la miró – Ser feliz en momentos como este no está mal – ella asintió – Con respecto a tu familia, sé que podrás encontrar la manera de explicarles los verdaderos motivos por el cual te fuiste. Sos una gran chica y ellos lo comprenderán, ellos lo harán cuando le cuentes lo que les podía haber pasado si no te ibas – un sollozó escapó de nuevo y Adhara pasó su mano por su brazo en un intento de tranquilizarla – Estarás bien Lily, seguimos siendo jóvenes que pueden equivocarse aun pensando que no lo están haciendo. Tus padres lo entenderán y sobre todo – la apretó más a ella para que se mirarán – Tu lo comprenderás.
La pelirroja solo asintió y se apoyó más en la pelinegra, sintiéndose tranquila y más relajada en los brazos de esta. Sentía una especie de cariño maternal salir de Adha, sabía bien que era por la protección que en esos momentos le estaba brindando y por un segundo se sintió afortunada de tenerla con ella.
Con esa tranquilidad que le pelinegra le brindaba pudo quedarse dormida. Adhara sonrió al notar como el rostro y respiración de la Leona se relajaba, con movimientos lentos y tranquilos la acomodó bien en la cama, tapándola correctamente como si de una niña se tratara y le acarició el cabello hasta asegurarse completamente que no se volvería a despertar.
A sabiendas de que no podía hacer más por ella que velar su sueño, se dirigió a su cama acomodándose y echándose de tal manera que podía seguir observándola. No, no lo hacía por ser una acosadora, lo hacía para asegurarse que nada la atormenta. Notó que de a poco sus párpados empezaron a pesar, por lo que solo se dejó llevar por el cansancio que sentía y le pidió a Merlín de que la Leona pudiera tener un sueño tranquilo y profundo hasta la hora que se tuvieran que levantar.
°•°(...)°•°
— ¿Deberíamos de levantarla? – cuestionó el pequeño del grupo.
— No tendríamos por qué, sabemos que no ha descansado bien – le contestó el de lentes.
— Pero ya es casi la hora del almuerzo... – murmuró él de heridas preocupado por qué si amiga no comiera.
— Saltearse una vez el desayuno no le hará mal, creo – comentó la única chica algo dudosa.
Los tres siguieron discutiendo sobre ello desde la puerta de la habitación sin darse cuenta que cierto pulgoso ya se encontraba sentado en la cama de su chica.
Los cuatro guardaron silencio al observar como este le daba pequeñas caricias al cabello de la pelinegra, quien a los ojos de todos se veía más que adorable al encontrarse abrazando aquel peluche de perro. Los recuerdos sobre dónde habían conseguido tal peluche y sobre los momentos vividos en la feria los inundaron a todos los que fueron sin quererlo, recordando con una sonrisa melancólica como una persona que los había acompañado ya no se encontraba con ellos.
— Dejemos que Sirius se encargue – Peter comentó al notar la melancolía en los ojos de sus amigos – Por mientras podríamos ayudar en el almuerzo o jugar al Snap explosivo – dio opciones.
Remus, Lily y James asintieron sin debatir. El profesional en temas que involucren a Adhara siempre había sido... Era Sirius en ese momento, por ende estaba más que bien dejarle a él la decisión si despertarla o no de la siesta que la pelinegra seguís tomando.
Todos ellos junto con Peter se dieron media vuelta para dirigirse a la sala, Remus decidió proponerle un partida de Ajedrez mágico a Peter, mientras que Lily y James se acercaron hacía la madre del segundo para ayudarle en la cocina.
Regresando al cuarto dónde se encontraban los dos pelinegros, Sirius seguía dándole caricias al cabello de su chica mientras que la observa con ternura. Sabía que era cuestión de segundos para que esta se levantara por su acción y dejaría que ella tomara la decisión de descansar un rato más o despertarse de una vez para poder pasar el día con los chicos en aquella casa.
Cómo supuso, su pelinegra empezó a sonreír al reconocer a su chico y las caricias que esté le daba. Aun así no abrió los ojos para poder disfrutar más de ellas.
— Ya sé que estás despierta, Star – la mencionada abrió los ojos conectando su mirada con quién había hablado.
— Tu solo sigue con lo que estás haciendo, estrella – ordenó ella, acurrucándose de nuevo en un intento de poder descansar más.
Sirius sonrió divertido y la obedeció, no podía negarle nada a ella.
— Te has salteado el desayuno cariño – le comentó – Y ya falta poco para el almuerzo.
— Mmh... Dame cinco minutos más y bajo – murmuró somnolienta.
— Ambas sabemos que esos cinco minutos no serán solo eso.
— ¿No confías en mí, acaso?
— Oh, claro que lo hago. Pero en tu yo despierta, no en tu yo somnolienta.
— ¿Y cuál es la diferencia? Sigo siendo yo.
— Tu yo somnolienta no es capaz de distinguir el tiempo que transcurre.
— Claro que sí.
— Que no.
— Que sí.
— Que no.
— Que sí, ahora déjame dormir.
— Si no te levantas tú, no te levantaré.
Adhara abrió sus ojos lanzándole una fiera mirada, retándolo a que se atreviera. Sirius hubiese desistido a la idea de levantarla si no hubiera notado el puchero que ella hizo por lo fastidiada que estaba. Río entre dientes y se acercó a ella robándole un pequeño beso.
— No puedes saltearte más comidas cariño, después puedes seguir durmiendo.
— Después ya no voy a tener sueño chucho – gruñó.
Sirius supuso que no la haría cambiar de opinión, por lo que sacó de sus brazos el peluche que le había regalado ignorando las quejas de ella por tal acto y se echó a su lado, abrazándola para que se acurrucada en él.
— ¿Qué haces? – cuestionó confundida.
— ¿No querías descansar unos cinco minutos más? – contestó burlesco con una pregunta.
Adhara rodó los ojos por el tono que utilizo pero eso no evito que se acurrucara a él sintiendo el calor corporal que le brindaba y disfrutando del olor que su cuerpo le brindaba. Sirius sonrió al sentirla relajarse entre sus brazos y el verla tan contenta de estar en ese lugar. Sin pensarlo él también se apegó más a ella mientras le daba un beso en la coronilla de su cabeza.
Se quedaron así por los siguientes cinco minutos, como Sirius le había concedido, y al querer levantarse y levantarla a ella no pudo evitar quedar hipnotizado en el relajado rostro de su chica.
La había extrañado, a ella y al estar a su lado. El martirio que sintió al no poder verla desde la aquel fatídico día había sido intenso y demasiado doloroso. No había día en la que se preguntaba si su chica estaría bien y si es que lo necesitaba o no. Aunque la verdad era que él la necesitaba a ella más.
La quería demasiado, era obvio con tan solo poder observar la dulce mirada que le dirigía y la sonrisa bobalicona que aparecía al verla así. Por el mismo hecho que la quería demasiado fue que, repitiendo la misma acción que la primera vez, empezó a darle caricias a su cabello para poder despertarla y darle tiempo a que se bañe y cambie para bajar a almorzar.
— Eres la peor alarma que uno pude desear – le gruñó Adhara cuando empezó a despertar, la carcajada fue imposible de retener y la pelinegra sintió como el pecho en el que estaba acurrucada vibraba por esta.
Sonrió sin darse cuenta y en un intento de que dejara de reír le robó un corto beso. Ella río ahora al notar la sorpresiva mirada de Sirius para luego empezar a esquivar sus intentos de darle un beso. Fue de esa forma en la que terminaron parándose de la cama y corriendo de un lado a otro evitando que el otro le volviera a robar un beso. Rieron hasta que Sirius la atrapó en un abrazo y le dejó varios besos por si cara y, como lo suponían, en su cuello.
Ella lo tomó de la barbilla para poder conectar sus labios en un beso más largo de los que se habían robado en el juego improvisado. Rieron como unos niños al separarse y Adhara anunció que se iría a bañarse para después, haciéndole caso a su chico, bajar a almorzar.
— Si quieres que te acompañe solo dilo – canturreo Sirius.
— ¿Acaso me estas pidiendo permiso?
— ¿Qu-qué? – Soltó asombrado el pelinegro, la chica solo le guiñó un ojo antes de entrar en el baño de la habitación cerrando la puerta en el proceso – ¡Adhara!
— ¡Ese es mi nombre! – exclamó divertida desde dentro.
Sirius soltó una risa y después de calmarse, dejándose llevar por su instinto de curiosidad, se acercó a la puerta del baño. Su sonrojo fue notorio al darse cuenta que, en realidad, Adhara no había cerrado la puerta con seguro.
— Vete antes de que James venga a buscarte chucho – escuchó la voz de su chica desde dentro.
— Tú eres...
— ¿La persona a la que más quieres en el mundo?
— Iba a decir tentadora y provocadora, pero eso también.
— Anda abajo de una vez, chucho.
— ¿Segura que no querés que te acompañe?
— ¡Sirius!
El pelinegro sonrió y se aseguró de echarle esta vez seguro al baño para que nadie entrara. Tendió la cama de su chica con un movimiento de varita y con una sonrisa bajo las escaleras, ignorando las miradas curiosas de Peter y Remus cuando se sentó con ellos.
— ¿Y Adha? – preguntó Remus.
— Bajará en un rato – contestó él.
Sin más que decir, el castaño asintió. Si bien ya había dejado de encerrarse y se había dado una oportunidad para poder volver al mismo estado de ánimo que antes de aquel día, le era complicado el poder volver a hablar con sus amigos luego de unos meses sin hacerlo.
Sabía que nadie lo presionaba y que podía tomarse el tiempo para ir llevando la situación a su manera, aun así, sentía que estaba siendo poco considerado con sus amigos al seguir de esa manera. Ellos también habían perdido a su amiga y no estaban igual que él, más bien, parecían ya haberlo superado.
Negó con la cabeza cuando la molestia quiso invadirlo al pensar en que ellos ya la habían olvidado, recordó las conversaciones con su pelinegra amiga y como ella le habían dicho que cada quien tenía su manera de enfrentar el duelo. Él había decidido quedarse resguardado en cuatro paredes físicas pero dejando salir todos los sentimientos, mientras que los demás podían haber optado por reprimirlo todo en más paredes que su propio cuerpo les otorgaba.
— Jaque – salió de sus pensamientos al escuchar a Peter.
Frunció el ceño al notar como su Rey estaba en peligro y, pensando en sus opciones al mismo tiempo que ignoraba lo que las piezas les decían, decidió mover el alfil por delante del rey evitando que estuviera en jaque y amenazando con ello al caballo que se atrevía a ir por su rey.
Dejó de lado los pensamientos sobre lo sucedido y se encismo en prestarle atención a la partida que tenía con Peter. Si quería volver a la normalidad o, al menos, a una parte de ella, debía de dejar de pensar en el vacío que le provocaba al no ver rondando por allí a... a ella.
Sacudió su cabeza y por fin pudo alejar los pensamientos que su masoquista mente le ponía para centrarse en cómo evitar que la torre que Peter había movidos se comiera a su reina. Ignorando por ese hecho el sonido de unas pisadas bajando por las escaleras.
Más el primogénito de los Black no lo ignoro, sino que sonrió al ver cómo su chica era la emisora de tales sonidos y como se acercaba a él para sentarse justo a su lado. Su sonrisa no pudo evitar crecer más al ver cómo traía puesta uno de sus polos de aquella banda muggle. Adhara era enana a su lado, si bien ella se defendía con su uno sesenta, Sirius le seguía sacando cabeza y media al medir uno setenta y siete. Por lo que el polo le quedaba más grande y la hacía ver más pequeña de lo normal.
Pero a Sirius no le molestaba aquello, de hecho, le gustaba que de vez en cuando le quitara alguna prenda, pero nunca lo admitiría, no diría que le gustaba sentir su olor en su ropa después de que ella lo utilizará.
Adha sonriente se apoyó en él y empezó a leer el libro que tenía en su mano. Sirius notó que su cabello seguía mojado y algo enmarañado por este mismo hecho, por lo que pasó sus dedos en un intento de desenredarlo, ignorando las miradas que sus dos amigos el dirigían y solo concentrando en su chica, quien al notar sus intenciones invocó un pibe para que el trabajo se le hiciera más fácil.
Ninguno de ellos notó la mirada tierna que Peter les dio o la melancólica de Remus. Sirius solo estaba concentrado en Adha mientras que esta se concentraba en leer su libro y, obviamente, en disfrutar de su chico y su accionar.
La escena que ambos amigos presenciaban era algo a lo que no estaban acostumbrados. Si bien siempre había notado lo cariñosos y atentos que ambos eran con el otro en Hogwarts, nunca los habían visto comportarse de esa manera. Pensaban que capaz y era la primera vez en la que Sirius hacía eso, más al notar la facilidad en la que Sirius peinaba y la comodidad en el rostro de Adha, supieron que esa no era la primera vez.
Sin darse cuenta dejaron de lado su juego de ajedrez para preguntarse en qué momento es que aquella pareja había entrado en tal confianza. Creían y suponían varios momentos o fechas, pero ninguno era lo suficiente acertado según ellos.
Ellos no sabrían y nunca se enterarían que, desde niños, Sirius peinaba a Adhara cuando esté se lo pedía. Tampoco de que varias veces la escena se había repetido en la habitación de la Slytherin cuando nadie se daba cuenta de sus pequeñas escapadas de clases.
Al fin y al cabo, la pareja de pelinegra tenían sus propios secretos y momentos. Por ello mismo desde un principio quisieron ocultarlo, sentían que lo que compartían era tan especial que los demás tan solo los mirarían con malos ojos o con celos y envidia. Y habían tenido razón en ello, pero no todos los miraban así.
La prueba de ello fueron las miradas de Remus y Peter, los cuales intentaron volver a prestar atención a su juego de ajedrez y dejar de mirar la escena que aquella pareja daba. Se veían tranquilos, cómodos y enamorados, por lo que no los iban a fastidiar o interrumpir con sus intensas miradas.
Y así, siguieron hasta que Lily apareció para pedirles que pusieran la mesa mientras que ella junto con James y la Señora Potter se encargaban de llevar la comida a la mesa. También agregó que pusieran un plato más de costumbre, como si fuera la hora dela cena, ya que el Señor Potter vendría a almorzar con ellos. Todos asintieron y aceptaron la petición. Sin más cumplieron con lo indicado y fue Remus quien está vez se encargó de asegurarse que fuera el verdadero Señor Potter quien tocaba la puerta con la frase que me habían informado era para dejarlo pasar.
El momento que compartieron como si fueran familia fue uno de los que con más cariño y añoro recordarían cuándo empezarán su próximo año en Hogwarts. Las anécdotas del señor Potter había traído con ello varios sonrojos de la Pelirroja mayor que reía por las cosas que decía su esposo y las carcajadas de los jóvenes al escuchar los momentos que aquellos adultos pasaban en Hogwarts. Por otro lado también estaban las anécdotas vergonzosas que la señora Potter se encargó de contarles a las chicas presentes, quienes tenían con ternura al escuchar las hazañas del pequeño Potter.
Fue un momento conmovedor. Uno que se alargó hasta las cuatro de la tarde. Todos ya habían terminado de comer pero parecía que ninguno de ellos quería abandonar la mesa, porque eso significaría que el momento se había acabado. Fue la señora Potter quien puso fin al almuerzo, diciendo que era momento a qué se fueran a lavar los dientes antes de que queden con mal olor y, también, porque a su esposo se le haría tarde para regresar al trabajo.
El señor Potter, sorprendiendo a los jóvenes, se negó ante la indicación como si fuera un joven y se acercó así pelirroja con intención de convencerla, más ella evito aquel beso que quería robarle frente a los niños y comenzó a llevar. Todos los platos, ayudándose de su varita, hacía el lavavajillas. El adulto se resignó y acepto la indicación de su esposa no sin antes dejarle un beso en su mejilla, para ayudarla con los jóvenes que parecían más resistentes a las indicaciones de la Potter mayor.
Con un par de retos, y sobornos, todos abandonaron la mesa, captando las indicaciones de Euphemia. Culminando con una delas escamas que se repetirían a lo largo de las últimas tres semanas que quedaban para regresar a Hogwarts.
Sin pensar, que serían las últimas que todos compartirían juntos.
•°•(...)•°•
—
¡Aquí está vacío! – gritó James.
— Obviamente lo estará Míster Ego, todos saben que es nuestro vagón – comentó con intención de molestarlo.
— Chucho, controla a tu chica.
— Ella sabe lo que hace, yo no la controlo – se negó Sirius, ganándose un pico de su chica.
— ¡Eso es soborno! – volvió a gritar señalando la acción de la pareja.
— James, silenció por favor – Remus pidió.
— ¡Pero Remus! – se quejó.
— James... – advirtió la Pelirroja mientras tomaba asiento junto al mencionado.
— Está bien – se cruzó de brazos refunfuñando.
Todos lo observaron burlescos ante tal acción pero lo ignoraron para concentrarse en poner las maletas en la parte superior de los asientos y acomodarse para que todo pudieran caber sin sentir ninguna molestia. El vagón solo era para seis personas, por lo que los merodeadores junto con Lily y Adhara estuvieron más que cómodos en un principio.
Pero la llegada de las dos amigas de Lily acabaron con la comodidad de asientos que existía, en un intento de poder estar todos juntos, Sirius levanto a Adha para que se sentará encima de él, ganándose una mirada celosa y despectiva de una rubia a la que lo hicieron caso, aun así, un asiento faltaba. Por lo que Adhara saco su varita para poder intentar hacer el vagón más grande.
— ¡Podrías haber hecho eso y ahorrarnos la incomodidad desde un principio, Sabelotodo! – James exclamó indignado.
— Era divertido verlos buscar una solución sin magia – respondió ella sonriente.
— Pues entonces, creo que ya puedes bajarte de Sirius – la sonrisa socarrona de James delató lo que intentaba hacer.
— Nah, yo creo que estoy cómodo aquí – sonrió arrogante para luego observar a su pareja – ¿Tu qué dices, estrella?
— No tengo ningún problema – le contestó siguiéndole el juego.
— Pero... – James intentó decir algo, más el beso que la pareja compartió fue suficiente para saber que había perdido – ¡Ya dejen de comer en frente de los pobres!
Las risas inundaron el vagón. La pelirroja sonrió divertida al notar como James volvía a refunfuñar tal cual niño. Decidió entonces arriesgarse a que alguien lo notará y tomarle de la mano al miope, quien al darse cuenta paro de refunfuñar y observarla, notando que seguía actuando como si nada pasará, sonrió ante ello e imito su acción.
Siguieron con los chistes y burlas entre todos, pero en ningún momento el miope dejo la mano de la pelirroja y esta no paró de darle caricias con su dedo pulgar.
— ¿Entonces se fue a Azakaban? – preguntó incrédula la rubia.
— Así es, según lo que dicen fue quien ocasionó el ataque – contestó Lily así amiga.
— Qué inesperado – murmuró para sí misma al escuchar en donde terminó de ex profesor de Historia.
— ¿Esto quiere decir que el fantasma nos enseñará de nuevo? – Alice preguntó.
— Lamentablemente es así – fue la pelinegra quien está vez respondió.
— A dormir de nuevo en esa clase, se ha dicho – James expresó siendo seguido de Sirius y Peter.
— No le pasaremos nuestros apuntes – habló Adha.
— ¿Nuestros? – cuestionó Sirius.
— Claro ¿No es así Rems?
— ¡No pongas a nuestro cerebro en nuestra contra!
— No necesito poner a nadie si ya lo está– le guiñó un ojo a James.
— ¡Remus, di que no es cierto!
— ¿Entonces, que libro dices que estás leyendo Lily?
— ¡Lunático!
— Ya James, yo te ayudaré, no seas un bebé.
Todos en el vagón compartieron miradas para luego dirigirle una intensa a la pelirroja, quien se sonrojó al notar que era el centro de atención.
— ¡Y tomatito volvió a la acción! – la diversión en el tono de voz de Adha fue suficiente para que todos fueran un poco.
Dejaron el tema de lado y se enfrascaron está vez en pensar que tan difícil sería este año con los éxtasis que se avecinaban. La gran mayoría allí quería ser auror, la única excepción era la pelinegra, quien aún no se había decidido por su futuro, por ello mismo seguía cursando la gran mayoría de cursos y, sorprendiendo a Marlene y Alice, hasta ahora ningún problema había tenido con ello.
— Sigo pensando que alguien o algo te debe de estar ayudando para asistir aguantas clases en un día – Peter comentó.
— Ya les dije que ninguna clase se me junta – rodó los ojos.
— Pero es casi imposible el llevar todos los cursos.
— Tú lo has dicho, casi.
— ¿Por qué no decidir por algo de una vez?
Adhara suspiró ante la pregunta de la rubia, ni ella misma tenía una respuesta. Muchas carreras le interesaban pero ninguna parecía ser su fuerte, hasta había tenido una larga charla con Slughorn quien la derivó a McGonagall, la cual, le propuso que, si no le convencía alguna del mundo mágico, capaz podría elegir una muggle.
— Simplemente creo que ninguna sería mí vocación – respondió ella.
El tema se siguió debatiendo, hasta que pasaron los suficientes minutos como para que Adha se diera cuenta que había pasado ya más de la mitad del recorrido con sus amigos leones y en ningún momento había ido con sus queridas serpientes. Por lo que anuncio que ya se tendría que ir y fue donde se desataron los problemas.
— Oh, vamos Sabelotodo, por una vez que no vayas con ellos– intentó convencerla.
— No los he visto en todas las vacaciones y, ciertamente, después vayan a pensar que son mis favoritos – se excusó divertida.
Si bien, todos sabían que ella no prefería a ninguno de sus amigos por sobre nadie, era divertido el que se intentarán pelear por ser sus favoritos cuando el tema salía.
— Espera... ¿En verdad te vas a ir con ellos? – la manera en como Marlene se expresó de las serpientes fue suficiente para que el aura de armonía se armara de tensión.
Habían necesitado años para que los merodeadores dejaran el prejuicio de las serpientes y dejaran de fastidiarla con ello para que la rubia saque a relucir aquel tema que ya creían solucionado.
— ¿Ellos? – cuestionó sería intentando no alterarse.
Los presentes allí solo guardaron silencio sin saber que podrían decir.
— ¿No te has enterado acaso? Los rumores dices que son sus seguidores – exclamó ella como si de una gran noticia se tratara.
Adhara no dijo nada, siguió su camino hacia el vagón sin hacerle caso. No valía la pena el escuchar los estúpidos rumores que esa rubia decía.
— ¿Te vas sabiendo eso? Vaya amiga – soltó con acides importándole poco las miradas molestas de sus dos amigas.
— Tu misma lo has dicho, Marlene, son rumores – la mencionada chasqueo la lengua.
— Rumores que pueden ser ciertos, por algo existen ¿No lo crees?
— Rumores que no tienen fundamento más que prejuicios que se han arrastrado desde más de miles de años – la pelinegra se giró para darle una fingida sonrisa – No Marlene, no lo creo.
La rubia se encogió de hombros al no saber qué decir, Adhara al notar que le había cerrado la estúpida boca se calmó así misma para seguir con su camino hacia sus amigos. El ambiente se había vuelto tenso y aquello no era bueno para Remus, el denso de seguir estando en aquella aura de diversión que había estado manteniendo hasta que la boca suelta de McKinnon habló.
Pero parecía estar equivocada sobre que los chicos habían solucionado sus diferencias hacia las serpientes, se dio cuenta cuando Remus murmuró algo tan bajo que solo ella fue capaz de escuchar cuando pasó por su lado, aun así todos notaron como la postura relajada que Adhara había poseído dejaba de existir. Sirius maldijo por lo bajo al notar como acabaría el asunto.
— Repítelo – le ordenó al licántropo quien solo río.
— ¿En serio quieres que lo haga? – Cuestionó – ¿Quieres que te exponga? – siguió.
— Remus, basta – ordenó Sirius en un intento de calmar más cosas.
— Oh Sirius, deberías de abrir los ojos y notar lo que tú noviecita en verdad es.
— Remus, Sirius tiene razón, es suficiente – está vez fue James quien habló, ocasionando más risas de parte del castaño.
— ¡Pero si tengo razón! Y tú con tu odio hacia las serpientes deberías de saberlo – soltó – Esas son las culpables de todo lo que nos ha estado pasando ¿No es cierto, Adhara? – preguntó hacía ella – ¿¡No es cierto!? ¿No es que acaso tú sabes todos sus secretos? Entre ustedes mismos se protegen ¿No es así? No sería sorpresa que los encubrieras.
— Deja de hablar – soltó entre dientes.
— ¡Pero Adhara! ¡Si eres tú la que quieras que volviera a hablar y demás expresivo! ¿A caso fue la culpa que sentiste por la que me ayudaste en todo? ¿O fue por buscar un perdón hacía lo que has hecho? ¡Contesta!
— Recuerda quien estuvo contigo cuando te sentías una miseria – fue lo único que le dijo mientras se acercaba a él – Y cuando empieces a controlar tu estúpido animo de... - más cerró los ojos, no era momento de meter la pata y ganarse más odio del que ya tenía - me buscas para pedirme perdón – le ordenó para irse a la puerta del vagón.
Justo antes de salir, alguien le agarró de la mano intentando evitar que se fuera, volteó furiosa al pensar que era Remus pero al notar la mirada suplicante de su pareja, ella solo negó.
— Mi presencia no es apreciable en estos momentos, cariño - le dio un pequeño beso y, cerrando fuerte, se marchó del lugar.
El vagón quedó en silencio, las miradas seguían puestas en la puerta y Sirius seguía parado. James intentó tomarle del brazo para que se siente pero este simplemente esquivo su acción y se sentó de mala gana. El pelinegro tenía su ceño fruncido y jugaba con darles pequeños golpecitos a la mesa en un intento de calmarse, el ruido de estos golpes fueron lo único que sé escuchó por los siguientes minutos.
No se conversó ni se dijo nada más hasta que el tren llego a Hogwarts. El primero que bajo fue Sirius, siendo seguido por James en un intento de poder alcanzarlo, por otro lado Remus suspiró para dejarse llevar por Peter y juntos intentar alcanzar a sus amigos. Las últimas que quedaron fueron las tres chicas.
— ¿Era necesario comentar eso, Marlene? – la voz dura de Lily fue suficiente para saber que estaba enojada.
— Claro que lo era – la rubia respondió – ¿Es que acaso no lo ves? Lily, estos no son tiempos para confiar en toda persona que parece ser buena.
— En especial al se trata de Adha ¿No es así? – preguntó con ironía.
— Lily, Marlene no intentaba hacer... – la pelirroja negó deteniéndola.
— No intentes defender lo indefendible, Alice. Marlene sabe que tengo razón en lo que digo.
— Lily, creo que estás...
— Déjalo Alice, es cierto.
La mencionada vio perpleja a la rubia. Lily solo negó decepcionada.
— ¿Por qué? ¿Por qué está con Sirius? ¡Pensé que ya lo había superalo, Marlene!
— ¡Ella esconde cosas Lily! Es una serpiente y aunque no lo parezca, mentir es su fuerte ¿En serio la conoces lo suficiente como para saber que ella es de fiar?
— Sí Marlene, la conozco lo suficiente como para saber que ella es más de fiar que tú.
— No lo sabes y no estás razonando bien.
— Eres tú la que no está razonando Marlene. Que Adha haya podido vencerte en un duelo, que sea pareja de Sirius y que sea una serpiente no la vuelve una mentirosa y seguidora de él.
— No lo sabes Lily, no la conoces.
— ¡Él mató a Paula! ¿Crees que si hubiera sido su seguidora, ella lo hubiera enfrentado? ¡Tú no estás allí! ¡Yo sí!
Marlene se asombró ante tal información, no sé lo esperaba, pero su idea hacía lo pelinegra no iba a cambiar. Quiso hablar, iba hablar, pero Lily se adelantó.
— No quiero escuchar nada de ti que tenga que ver con Adhara y mentiras. Ya me quedo amas que claro quién es la que puede crear cualquier cosa con tal de dejar mal a la otra – soltó para salir del vagón y dirigirse a los carruajes con la esperanza de encontrarse con algún conocido y no tener que ir sola.
— Alice... – intentó hablar con ella.
— No Marlene, esta vez no te puedo apoyar – negó – Habíamos hablado sobre esto desde antes, tu gusto hacía Sirius te ha nublado el juicio – sin decir más se paró para luego salir y alcanzar a Lily.
La rubia solo suspiró. Al menos, Lupin ya había abierto los ojos. Sabía que en algún momento los demás lo comprendería, estaba segura de que ella se encargaría de que todos vieran como ella ve a Adhara.
Ella ocultaba secretos y Marlene iba a descubrir cada uno de ellos.
•°•(...)•°•
La cena y bienvenida había sido igual que los años anteriores, con la única a diferencia que por segundo año consecutivo el sombrero seleccionador había cambiado su usual canción de explicación sobre la selección para agregar un par de concejos y de hechos para poder libras está guerra que se estaba dando.
Los merodeadores parecían estar divididos y todos en la mesa de Gryffindor lo habían notado y no solo ellos, los profesores también observaron aquel radical cambio en sus alumnos más revoltosos. Remus y Peter parecían tener cortas y secas conversaciones al mismo tiempo que James intentaba hablar o hacer reír a Sirius, quien se encontraba con una cara seria y no con su usual bromista sonrisa.
Las miradas furtivas y molestas que de vez en cuando se daban el licántropo y el animago can no había pasado desapercibido por dos de sus amigos, los cuales se preocupaba sobre lo que sucedería después de la cena cuando llegaran a sus habitaciones.
Por otro lado las serpientes notaban un poco tensa a Adhara, desde que llegó a su vagón con una sonrisa de alegría al verlo pero, algo fingida, habían notado que algo había sucedido en el transcurso de tiempo que no la habían visto. Remus y Severus quienes eran los únicos que quedaban del gran grupo de serpientes que n algún principio fueron, puesto que tanto Cissy como Lucius habían terminado justo el año pasado sus estudios en Hogwarts, intentaban de alguna manera buscar que Adhara les contara lo sucedido y lo que la traía tan molesta, pero nada era capaz de hacer salir sus pensamientos.
La cena había seguido con aquel ambiente tenso y molesto entre ambos grupos. McGonagall presento su preocupación hacía Dumbledore. Durante toda su cena había estado mirando y observando las actitudes de sus bromistas alumnos y no podía evitar comentarle a amigo de confianza y director de cogió esto, encontrando que el Dumbledore también había notado aquella aura y que, por mucho que la curiosidad le carcomía, no podían hacer nada más que esperar que se solucionaran las cosas y que nada pasará a mayores.
Según él, era normal aquello considerando que esta aquel grupo debería de sentir el mismo vacío que la profesora sentía al notar como un rostro faltaba entre el grupo. Algunas lágrimas quisieron salir de los ojos de la profesora pero las retuvo al saber que no podía mostrar una débil apariencia ante sus alumnos. La muerte de una de sus alumnas seguía siendo reciente y por ende el dolor seguía allí. Ella solo era su profesora y sentía un gran pesar por su pérdida, no era de esperarse que sus demás alumnos sintieran un dolor mayor al ser más cercano a aquella castaña.
Equivocados estaban si pensaban que solo era el vacío que los tenía así. Si bien está era una verdad medias, la verdadera razón, como sabíamos, era por la acarolada discusión que dos de los integrantes habían tenido nada más por un estúpido rumor y prejuicio que una rubia había traído a la luz.
La cena culminó y con ello todos se dirigieron a sus habitaciones, James y Peter conectaban miradas preocupadas al no saber lo que pasaría al llegar a la habitación que los merodeadores compartían.
Sirius estaba molesto y nadie podía culparlo, habían avisado a su novia de ser algo que ella absolutamente no era y le habían gritado sin tener un fundamento lógico. Estaba furioso con Remus porque él mismo sabía todo lo que su chica había hecho por el como para que ahora le pagué de esa manera.
Por otro lado, Remus estaba molesto al haber sido tan estúpida. No sábado si era porque faltaban solo dos días para la luna llena o porque en realidad se sentía furioso, pero estaba seguro de que su razonamiento no era el indicado en esos momentos. Aun así, no sé arrepentía de haber hecho lo que hizo, Marlene había tenido razón en una parte, se decía que algunas serpientes estaban a favor del causante de la pérdida de su castaña. El que Adha se siga juntando con esa gente era razón suficiente para enojarse por no guardarle respeto a la que era su gemela.
Al llegar a la habitación cada uno se fue a cambiar y ponerse su pijama, James y Peter estaban algo relajados al ver qué nada malo había sucedido entre los dos molestos integrantes.
Agradecieron a Merlín demasiado rápido al notar como cuando Sirius se disponía a salir de la habitación para, seguro, ir donde Adha, Remus soltó comentarios petulantes hacía la pelinegra.
Sirius no soporto más y de una le pegó un puñetazo que fue esquivado y devuelto por el castaño. El miope se paró rápido mientras les gritaba que pararan pero sus gritos no se escuchaban a comparación de los comentarios de Remus.
Era la primera vez que peleaban de esa forma y el más pequeño rezaba porque el comportamiento de su amigo solo se debiera por la luna llena que estaba a la vuelta de la esquina, sin alguien que lo hiciera calmarse y contener los estribos, Remus sería una bomba de tiempo cada semana previa a la luna llena.
Sacó su varita y en un intento de valentía mando un petrificus totalus tanto a los dos que estaban peleando, James le dio una mirada de agradecimiento para luego rezar a sermonear a ambos ignorando como estos lo miraban molestos y furiosos.
Cuando noto que Sirius se calmaba acabó con el hechizo petrificante, pero Remus era otro caso, el seguía intentando moverse a pesar de saber que no podría y gruñía de una forma inhumana.
Un desmaius de parte de Sirius fue suficiente para que el licántropo pudiera caer en la inconsciencia, siendo seguido por el sueño. James le aconsejo que lo mejor fuera no ir a ver a la sabelotodo por las noches hasta que las cosas con Remus se solucionaran. Sirius sabía que aquello era una buena idea, pero no lo iba a aceptar, sabía que si lo hacía, esto sería demostración que desconfiaba de su chica y no iba a permitir ello, por lo que le dijo que, al menos, iría hoy para explicarle la situación y después buscaría la manera de poder juntarse con su pelinegra de alguna forma sin que Remus lo notará hasta que volviera al mando de sus sentimientos y que el Licántropo que traía dentro no lo manejara.
No había sido para nada un buen comienzo de año y deseaban que al menos mejorara con el pasar del tiempo. Pero profundamente, sabían que nada sería lo mismo por el vacío que sentían.
Les faltaba alguien y sería difícil acostumbrarse a ese sentir.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
Confirmado que wattpad me odia por no dejarme publicar este capítulo :) No sé a qué hora lograré publicarlo pero espero que al menos sea antes de que se acabe el día.
En fin ¿Qué tal chicos? ¿Cómo han estado?
Espero que estén bien y que todo les vaya bien tanto en sus estudios como en su salud uwur.
Por cierto... ¡Llegamos a los 10K de votos! No pueden hacerse una idea de lo feliz que estoy por ello, en serio agradezco a cada uno de ustedes por haber pasado por esta historia y poder darle este aprecio de amor.
Como recompensa, y sabiendo que no publiqué nada para San Valentín, quisiera escribirles algún especial o one-shoot sobre la pareja que más nos gusta cofcofadhariuscofcof.
Pero para eso, quisiera saber alguna categoría o idea que tengan para inspirarme, ya que al ser su regalo ustedes decidirán como lo quieren ;)
¡Espero y les haya gustado el capítulo!
Los quiero mucho, tomen awita y cuídense porfa. Gracias por los votos y comentarios que dedican a la historia, me hacen muy feliz con ellos :'3
¡Los ama!
Una Sltyherin,
no tan Sltyherin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro