›«Planes»‹
James Potter
Me aseguré de que nadie se encontrara por el pasillo, ignorando por un momento la mirada confundida de mi acompañante. Ya teniendo en claro que éramos los únicos en dirección a la oficina de Dumbledore, rodee con mi brazo a la pelirroja de mi lado y la acerqué hacia mí, dando un abrazo en un intento de hacer que se olvidara de sus suposiciones sobre el llamado de Dumby.
— Ya verás que no es nada malo, peli-peli — le murmuré mientras que le dejaba un beso en la coronilla de su cabeza.
— No sé James ¿Y si de verdad mis padres se contactaron con el Profesor Dumbledore? ¿Y si nos regaña por lo que hicimos? — cuestionó — Tienes que admitir que mi plan para protegerlos fue terrible, no sé cómo es que fuiste capaz de aceptar esa absurda idea.
— Tengo que admitir Lily, que cuando se trata de tu persona, no es como que sea muy razonable — sonreí ante el pequeño sonrojo que iba apareciendo en su cara — Siempre te seguiré en todo, ni siquiera lo tengo que pensar.
— Adulador — murmuró mientras intentaba esconder su sonrojo manteniendo la cabeza gacha.
— Solo cuando se trata de tí, Evans — le comenté a la par que tomaba de su barbilla para que pudiera observar esos hermosos ojos verdes, para estos momentos ya habíamos parado de caminar — ¿Te he dicho ya, lo enamorado que me tienes con tus ojos? — pregunté sin pensarlo.
Fui testigo de como un destello apareció en su mirada y también del cómo sus pupilas se dilataron por un momento, sonreí ampliamente. Luego sentí como era empujado y escuché los pasos apresurados de la única persona por la cual me permitía sentir algo más que amistad, reí antes de apresurar mi paso y alcanzarla.
La miré de reojo y mi sonrisa, la cual estaba más que seguro que era igual de tonta que Sirius tenía cuando hablaba de Adha, se agrandó aún más al ver que su cara parecía estar haciéndole competencia a su cabello para ver cual de los dos era más rojo. Y era la primera quien iba ganando.
—Adhara no se equivoca al llamarte Tomatito — ella solo bufó para luego darme un manotazo de broma — ¡Hey! ¡Di no al maltrato! — me quejé
— Eres único, James — musitó, con algo de diversión en su tono de voz.
— Y tu inigualable, Lily.
Una sonrisa apareció en su rostro, la tomé entonces como una invitación para repetir mi acción anterior de rodearla con un brazo. Sentí por un momento como un latido de mi corazón fue más intenso y fuerte que los demás cuando mi pelirroja se acomodó para tener una mayor cercanía y unió mi mano del brazo que la rodeaba con la suya.
Mentiría si dijera que una enorme emoción y alegría incomparable me inundó a tal punto de querer gritar y celebrar porque por fin, después de años, pudiera estar con mi pelirroja de la manera en la que siempre había soñado. Sin embargo mantuve la calma para no caer en la tentación, después tendré tiempo para dar pequeños gritos de felicidad a la par que saltaba en mi habitación cuando los chicos no se encontraran. O con los chicos en esta, a fin de cuentas, ya me habían observado en ese estado después de la primera cita que tuve con la persona que se encontraba ahora mismo a mi lado, hacía ya unos años.
Seguimos con nuestro camino, esta vez Lily ya no tenía el aura de preocupación y estrés que la había rodeado en un principio, por lo que conversábamos sobre lo que habíamos tocado en las primeras clases, o mejor dicho, escuchaba con atención al mismo tiempo que admiraba la manera en la que Lily explicaba todo lo relacionado con las materias del colegio. Comenté y dí mi opinión de vez en cuando, pero le dejé casi toda la plática a ella, de esta forma podría distraerse, pero esa no era la única razón, también lo hacía por lo emocionada que se veía al hablar sobre sus avances y nuevos logros.
A los pocos minutos llegamos a la entrada de la oficina de Dumby. Pronuncié la contraseña para que la gárgola nos pudiera dar pase a la escalera que nos llevaría con el ya mencionado. Deje un beso en el dorso de la mano que sostenía de la pelirroja, en un intento de espantar los nervios que parecían volver con ella. Su mirada de asombro y aprecio fue suficiente para darme cuenta que cumplió con su función. Al ya estar por terminar de subir las escaleras, sentí como Lily soltaba mi mano, gruñí internamente al sentir un vació invadirme, más antes de quejarme por tal acción, noté como cierta pelinegra hacía aparición en mi campo de visión.
Los tres compartimos miradas, parece ser que la discusión que de seguro habían tenido Dumby con Adha había sido de una preocupante importancia o acabado mal, puesto que la aludida no tenía esa sonrisa que la caracterizaba y en su lugar había una mueca de preocupación que se convirtió un una de confusión al vernos.
— ¡Mister Ego, Tomatito! ¿Que hacen aquí? — cuestionó de manera divertida, dando por finalizado el tenso ambiente que se había formado — ¿Acaso se han metido en problemas?
— ¿No estás molesta con nosotros? — Lily preguntó de golpe, mostrando lo confundida que se sentía. Quise entonces pegarme en la frente por un momento, al parecer mi pelirroja no conocía del todo a Adha.
— ¿Molesta, yo? ¿Con ustedes? — negó inmediatamente para acercarse más a nosotros — Es más que claro que no Lils, estamos bien — le sonrió, la pelirroja correspondió la sonrisa para luego acercarse más a ella y abrazarla.
— Saben que sigo aquí ¿Cierto? — ambas se separaron del abrazo para verme.
— Te puedes unir si quieres — se encogió de hombros Adha, yo negué, más luego lo pensé bien y me acerqué a ellas para unirse al abrazo.
Aw, no sabía que necesitaba de esto hasta este mismo momento. Reí internamente al entender entonces porque Sirius se la pasaba pegado a Adha cuando estaba con ella, la pelinegra tenía un olor dulce y atrayente, obviamente no tanto como el que mi pelirroja soltaba, pero era agradable. Además, me sentí más que aliviado al notar que ella no estaba fastidiada con nosotros, duda que poseía por el hecho de que recién conversábamos después de lo sucedido en el expreso de Hogwarts.
— ¿Y? — Adha preguntó apenas nos separamos del abrazo — ¿Qué hacen por aquí?
— Oh... Dumby nos mandó a llamar — respondí sin más.
— ¡Claro! — chasqueó los dedos, parecía haberse acordado de algo — ¡Felicidades, por cierto! Pensé que no lo lograrían, es especial por ti James, pero me alegra que al final los hayan escogido y logrado. Se verán más que bien juntos — nos guiñó un ojo.
Conecte miradas con Lily. ¿A caso ella se habría enterado que nosotros...? No, no es posible, no se lo hemos comentado a nadie. Aunque es capaz que Sirius le haya comentado sobre que nos mostramos más cercanos, pero no es motivo suficiente como para que lo sepa. Aunque ella siempre sabe todo, pero no necesariamente siempre tiene que saber todo, todo ¿Cierto?
— ¿Cómo te enteraste? No se lo hemos contado a nadie — cuestionó Lily mientras tomaba mi mano.
— DUmby me lo comentó, quería esta vez hacer una excepción y tambien elegir... — miro sorprendida nuestras manos para luego pasar su mirada del uno al otro y posar de nuevo su mirada en nuestras manos unidas — ¿Están saliendo? — murmuró anonada — Oh por Merlín, ¡Están saliendo! — exclamó para darnos un pequeño abrazo y luego seguir emocionada — ¡Sabía que estarían juntos en algún momento! ¡No saben cuanto me alegra! Sirius me debe una grande.
— ¿No era eso de lo que hablabas? — pregunté yo.
— No, no hablaba de eso — negó — Aunque me lo veía venir, no es como si fueran muy disimulados — nos señaló, yo solté una pequeña risa.
— Entonces... ¿A qué te referías? — preguntó Lily.
— Oh, sobre eso. Creo que ya se les hace tarde para su charla con Dumby — comentó traviesa — Por lo que, lamentablemente, mi magnífica persona ya no les puede hacer compañía en la próxima travesía que tienen — se excuso con un deje de diversión.
— Pero... — intenté hablar.
— ¡Suerte allí adentro, tortolos! — deseó y pude notar la doble intención en su voz.
— ¡ADHARA! — me quejé, más lo último que escuche de ella fue su risa. Lily a mi lado también soltó una pequeña risa, negué sonriendo y, aún tomados de la mano, le dí un pequeño jalón para poder ir a tocar la puerta de Dumby y que nos deje entrar, ya nos habíamos retrasado con la charla de Adha.
Suponía, por el comentario de la pelinegra, que no se trata de nada malo, más bien de algo impactante o sorpresivo. Así que más calmado, después de que Dumbledore nos invitara a pasar, nos sentamos frente a su escritorio atentos a la noticia que nos daría.
°•°(...)°•°
Y vaya noticia que fue.
— ¿Premio anual? ¿¡Tú!? — Sirius exclamó sorprendido — Me lo esperaba de Lily, aunque por un momento pensé que sería Star ¿Pero tu? ¡James Potter, Premio Anual! ¿Qué tipo de mandrágora se fumó Dumbledore? — reí por su última pregunta.
La situación sin duda alguna era cómica, y por más que yo también me haya sorprendido ante lo dicho por Dumby en su oficina, me divertía el ver la reacción de mis amigos.
— ¿Rems? — pregunté al verlo tan callado.
— Digo lo mismo que Sirius — murmuró en trance para luego despertar — Que digo, ¡Felicidades! ¿Creo? — celebró aún confundido.
Reí al ver como la duda incrementaba en su interior. De fondo podía seguir oyendo las dramatizaciones de mi pelinegro amigo, parecía estar más que ofendido porque dos merodeadores hayan llegado a tener ciertos títulos de Hogwarts y que él o Peter no haya logrado ninguno.
— Gracias, supongo — respondí de la misma forma a Remus, quien asintió aún sin salir de su confusión — ¿Algo que decir, Pet?
— ¿Soy el único que notó que el año pasado James sacó mayores notas que Remus? — reí al ver las reacciones de los otros dos al escuchar lo que el pequeño del grupo decía — Te lo mereces James, las citas con Lily en la biblioteca al parecer si te ayudaron.
— ¡Peter! — exclamé sorprendido.
ALERTA ROJA, ALERTA ROJA: FUIMOS EXHIBIDOS
— ¿Con que Lily, eh? — Sirius preguntó curioso — ¿Esa fue la verdadera razón ,no es así? — sus cejas alzadas eran indicativo que una avalancha de comentarios llenas de burlas se avecinaba.
— Eh... — murmuré mientras que buscaba ayuda en Remus o Peter, más estos habían adoptado la misma posición que SIrius.
Oh por Godric ¿En qué me he metido ahora?
°•°(...)°•°
Omnisciente
Madam Pomfrey suspiró con pena para después recitar el hechizo que permitía inmovilizar por algunos segundos el Sauce Boxeador. Se giró para ver al alumno a su lado y le dió un pequeño asentimiento para luego, en un intento de poder ayudarlo, darle algunas palabras.
— Estaré aquí a penas salga el primer rayo de sol, muchacho — le sonrió un poco — Y los elfos ya están avisados para traerte tu vaso de chocolatada y galletas para cuando despiertes.
— Muchas gracias Madam Pomfrey — le sonrió el Gryffindor, comprendiendo que, al igual que en todas las luna llenas, la enfermera de Hogwarts cumpliría con lo dicho, ya que era su manera de hacerlo sentir mejor después de lo que su condición le causaba.
Sin otro intercambio de palabras, la mayor observó cómo el joven licántropo desaparecía tras ingresar entre la entrada secreta que permanecía escondido entre las raíces del árbol que había sido plantado específicamente para estas ocasiones. No se movió de allí, su mente había empezado a divagar sobre lo mal que debía de pasarla el menor. Salió de su trance cuando el árbol nuevamente volvió a la misma movilidad de siempre y se dirigió hacia la enfermería con el fin de asegurarse el tener todos los implementos necesarios para curar al joven licántropo una vez que la bella noche acabara.
Ella no lo notó, pero si hubiese sido un poco más cuidadosa, hubiera sido capaz de poder observar como unos zapatos caminaban y pasaban por su lado. Los tres pares de zapatos se quedaron parados en el mismo lugar en donde la enfermera del colegio de magia y hechicería a la espera de que está estuviera lo suficientemente lejos para poder proceder con su misión de acompañar a su amigo.
Al ya verla lo suficientemente lejos, iban a empezar a acercarse hacia el árbol boxeador, sin embargo, escucharon unos pasos y sintieron como alguien se acercaba a ellos.
— ¿Saben que Poppy pudo haberlos visto, no? – cuestionó Adhara en un murmuro, haciendo sobresaltar a los tres Merodeadores que se encontraban debajo de la capa de invisibilidad de James.
— Joder Adhara – se quejó James.
— ¿Donde estás? – cuestionó Peter al no verla.
— No necesariamente tienes que tener una capa para ser invisibles.
— Arrogante – masculló James haciendo reír a Adha por su comentario.
— Creo que no es necesario comentarles que ya no son los mimos pequeños de hace un año, la capa ya no puede taparlos a todos como en tercero – les comentó – Se ven todos sus pies.
— Es de noche, cariño – Sirius se excusó – No es como si alguien estuviera atento a todo a estás horas.
— ¿Quieres comprobarlo?
— Depende de cuál sea la manera.
— Uhhh, mejor cortamos la tensión entre ustedes – James exclamó – Peter, te toca.
— James...
— ¿Sí Adha?
— Peter ya se fue.
James miro a Adha, o más bien, miró dónde creía que se encontraba Adha confundido, para luego buscar a su pequeño amigo, sin encontrarlo. Dirigió su vista hacia el árbol, encontrándose con que ya se había detenido y notando una pequeña mancha entrando por el pasaje secreto.
— A por nuestro lobito se ha dicho.
La pareja pelinegra rieron ante el comentario para proceder a seguir al miope. Llegaron a las raíces de árbol, Adhara indicó que entraría primero, para que tuvieran cuidado y no la empujaran como otras veces lo habían hecho.
Al ya estar dentro del pasaje, la pelinegra deshizo el hechizo que se había puesto hacía sí misma, dejándose ver ante los dos Merodeadores quienes al ver su acción la imitaron y James fue el encargado de guardar la capa de invisibilidad una vez que se la quitaron.
— Por cierto, me debes cinco galeones Bambi — Sirius habló.
— Mi dibis cinci giliinis, Bimbi — remedó el aludido de mala gana.
— ¿Otra apuesta perdida? ¿De qué se trato esta vez? — la curiosidad hizo preguntar a la pelinegra.
— Nada — respondieron los dos a la vez, Adhara se volteó a verlos aún estando caminando.
— ¿Quién estuvo dentro de su apuesta?
— Cariño, te vas a caer — Sirius le dijo al verla caminar de espaldas.
— Nah, estoy acostumbrada — le restó importancia — ¿Y bien? ¿De quién se trató?
— James decía que no vendrías, yo dije que sí — el pelinegro respondió, ganándose un manotazo de parte del mencionado.
— ¡Sirius! — se quejó él.
— Entonces, de esos cinco, tres son míos — Adhara declaró.
— ¿Qué?
— Lo que oíste, me debes tres galeones estrella — le sonrió para darse vuelta y seguir caminando esta vez de frente — Si no fuera porque vine, hubieses perdido la apuesta.
— ¡Eso no tiene sentido! — refunfuñó, sin embargo fue ignorado por la pelinegra.
— ¡JA! ¡En tu cara pulgoso! — se burló — Te pasa por intentar dejarme mal — le sacó la lengua.
— Ti pisi pir dijirme mil — remedó esta vez el mayor de los Black.
El camino hacia la casa de los gritos no se les hizo tan largo, entre charlas y bromas el tiempo que pasaron caminando desde Hogwarts hacia Hogsmeade no pareció durar tanto. A penas llegaron al primer piso de la edificación, se encontraron con Peter en su forma animaga, parecía ser que no había vuelto a su forma humana desde que los dejó para inmovilizar el sauce boxeador. Los tres jóvenes compartieron miradas antes de proceder a transformarse y en su lugar, dos perros y un ciervo aparecieron.
A diferencia de los merodeadores, quienes solo se podían transformar en un solo animal, esto debido a que eran simples animagos, la pelinegra podía transformarse en el animal que quisiera por la metamorfomagia que poseía. Es por ello que Sirius siempre celebraba internamente cuando su chica escogía copiar su forma animaga con la única diferencia del color de su pelaje. Si bien entre todos se divertían cuidando y jugando con el lobo de Remus, Sirius podía admitir que la pasaba cuando Adha copiaba su forma, ya que de esta forma los juegos entre ellos eran mayores.
Sin esperar contratiempos, el perro de melena negra se acercó al de melena blanca, pasando su cabeza por encima de la otra como muestra de afecto. El ciervo, quien parecía ver aquella escena divertido, dió un elegante y sonoro galope, con intención de hacerse notar y así interrumpir a ese par de perros melosos. La única hembra del lugar ignoró por completo al ciervo, para imitar la acción de su pareja para después darle un pequeño empujón y salir a paso rápido hacia la habitación de su licántropo amigo. Sirius tomó aquella acción como un reto de quien era más rápido, por lo que no pasó ni un solo segundo para perseguir a la de melena blanca.
La casa de los gritos se convirtió entonces en el hogar de cinco animales poco ordinarios, cuatro de ellos ocupándose de que el lobo no llegara a lastimarse y jugando con él para hacerlo distraerse. Parece ser que la poción que el licántropo había tomado horas antes de entrar al sauce había cumplido en gran parte su objetivo, en lugar del gran y feroz licántropo que los merodeadores enfrentaban, se encontraba un pequeño, asustadizo y travieso lobo, quien a la vista de sus acompañantes tenía comportamientos y actitudes de su amigo, por lo que pensaron al instante que era de esas veces en las que Remus podía tener conciencia de lo que hacía.
Se divirtieron, no lo pueden negar, hicieron uso de las pelotas y juguetes, en su mayoría perrunos, que dejaban en aquella casa para ocasiones especiales como esas. No se hicieron los maduros y serios, al contrario, las chapadas y las escondidas en la forma que tenían parecían ser más emocionantes que antes.
Las quejas sobre la facilidad que tenía Peter al escapar y al poder esconderse mejor que nadie no se hicieron esperar y aunque ninguno comprendía del todo, entre ladridos, aullidos, bramidos y chillidos, pudieron comunicarse y aclarar que, el que peor lo pasaba, era cornamenta, porque sus enormes cornamentas, valga la redundancia, le complicaba el caminar puesto que a cada paso que daba parecía chocar con alguna pared o techo.
Fue en el momento en que la luna llena acabó y Remus pudo llegar a la enfermería, siendo recibido por Madam Pomfrey y por aquella chocolate y galletas que le prometió, que el castaño pudo comprender y caer en cuenta lo mal que había tratado a su amiga. No sabría entones como describir lo afortunado que se sentía por tenerla como amiga y a la vez lo arrepentido y mal que le hacía el pensar la manera tan terrible en que la trató.
Supo, recordando como aquella perra de melena blanca le hizo gran compañía en la luna ignorando al celoso canuto, que ella ya lo había perdonado aún sin siquiera haberse mostrado arrepentido. Parecía ser que cada vez que una persona lo ayudaba a mejorar, su licantropía le obligaba a alejarla, no obstante, su condición no parecía entender que Adha no lo dejaría por su culpa.
Remus ya no quería perder a nadie más, era por ello que apenas pudiera salir de la enfermería, buscaría la manera de poder remediar la relación de amistad que tenía con Adha. Porque por más que ella ya le hubiera perdonado interiormente, la conocía lo suficiente como para saber que lo haría sufrir por todo lo que le había dicho. Y en vez de quejarse por ello, lo aceptaría, ya que sabía que lo merecía. Se había comportado como un tonto y tendría que sufrir las consecuencias de sus actos.
Y sí que lo haría.
°•°(...)°•°
La pelinegra soltó un suspiro frustrada al notar como su pareja no parecía tener la intensión de soltarla. Se encontraban en aquel escondido lugar por las afueras de Hogwarts, habían decidido ir allí a descansar juntos después de que la luna llena culminara y el licántropo se quedara dormido. Si bien, a ambos les encantaba el poder dormir juntos, a la pelinegra le fastidiaba cuando se levantaba antes y quería salir del fuerte agarre que Sirius tenía, literalmente, la abrazaba como si fuera el ultimo pedazo de chocolate en el mundo y no existía forma de que alguien le quitara aquel chocolate.
Rendida, al ver que, como muchas otras veces, no podría escaparse sin levantarlo, empezó a pasar su mano por la larga cabellera para peinarlo y que de esta forma poderlo ir levantando de a poco. Aunque las ganas de levantarlo de un susto estaban presentes, no quería ser tan cruel, al fin de cuentas, se habían trasnochado cuidando del castaño y comprendía el que estuviera cansado.
Si bien ella también lo estaba, ya está acostumbrada a trasnochar entre semana, en especial cuando habría comenzado un libro nuevo, nada la paraba hasta que pudiera terminarlo, dejar algo a medias era una cosa que aborrecía, por lo que siempre que iniciaba algún libro tenía que terminarlo en el mismo día. Siguió haciendo mimos a su chico, pasando del peinar su cabello a hacerle caricias en su cara y, de vez en cuando, presionando su dedo en las mejillas del contrario. Le dejó entonces un beso en la barbilla, al ver como ya estaba empezando a levantarse y se acurrucó hacia él, para fingir que ella no lo había levantado.
Sirius acercó más a su Star y con su ronca voz murmuró algo inentendible hacia ella, quien aún en su escondite dejo alguno que otro beso en el cuello del pelinegro. Oh si, a Sirius le gustaba el poder pasar la noche con su pareja, pero detestaba cuando lo levantaba tan temprano, aunque internamente le fascinaba, en especial cuando lo hacía de una manera cariñosa.
— Aún es temprano — se quejó arrastrando las palabras por el sueño que aún tenía.
— En quince minutos va a iniciar mi clase de transformaciones — le dijo ella — Sabes que con Minnie no puedo faltar.
— ¿No tenías libre hasta la tercera hora? — cuestionó, la fémina murmuró una afirmación.
— Nos hemos salteado el desayuno y las dos primeras horas — el pelinegro maldice por lo bajo, él tenía encantamientos.
— ¿Cinco minutos? — murmuró.
— Está bien, pero podrías al menos... — a sabiendas de lo que le iba a pedir, la atrajo más hacía él para esconderse en su cuello — soltarme. Eres todo un niño — mencionó divertida.
La Serpiente no tuvo más opción que cumplir con la petición silenciosa de su chico y empezar a jugar con su cabello. Pero no se quejó, el cabello de Sirius era demasiado sedoso y suave al tacto, aunque no tan brilloso como el que ella poseía, pero estaba por allí. Sonrió internamente al darse cuenta que tenía el poder de hacerle unas trencitas a los lados para luego formar una coleta en su cabello, aunque la tentación de hacerle dos colitas también estaba presente.
— Nada de peinados, Dhara — murmuró medio adormilado.
— Aburrido — se quejó ella, dejando los mimos.
— Hazme una coleta, pero nada de trenzas — dijo en un intento de que siguiera con las acariciar.
Adha festejó y procedió a hacerle una media coleta, ese estilo le quedaba más que bien a su chico. En realidad, todo le quedaba fabuloso, peor nunca lo diría en voz alta, ya tenía que soportar su natural arrogancia como para avivarla más con aquel tipo de comentarios.
Pasado los cinco minutos, Adha estaba contenta con su obra de arte, mientras que Sirius solo se miraba en el espejo en un intento de asegurarse de que le quedara bien. La pelinegra empezó a ponerse su uniforme, sin pena alguna por sentir la mirada de su chico a través del espejo, no sería la primera vez que se veían así.
— Si no te apuras llegaremos tarde a clases — le dijo al ver como aún no había empezado a ponerse su uniforme.
— ¿Te he dicho ya lo hermosa que eres?
— Todos los días, Cariño.
— Pues dejame recordártelo un día más.
Adha se acercó a él para dejarle un pequeño pico. Sirius sonrió y le tomó de la barbilla para darle un beso más largo. Al separarse, rozó su nariz con la de ella para luego ir y ponerse su uniforme. Adha empezó a mirarse en el espejo para asegurarse de que el nudo de su corbata se encontrara bien hecha, después empezó a peinarse.
Cuando Sirius terminó de cambiarse, le arrebató el peine y le dió la vuelta para que él le peinara. Adha le sonrió a través del espejo y dejó que su pelinegro cumpliera con su acción. Al finalizar, la fémina se dio la vuelta y terminó de arreglar la corbata de su pareja, por más que se la terminaría sacando, al menos podría dejarlo presentable por un momento. EL pelinegro le agradeció con un beso en la frente y ya listos salieron por el recuadro de una casa que escondía un pasadizo para llegar al pasillo del castillo.
Si bien, la primera vez que Sirius llegó a lugar fue trepando la torre de astronomía, caminar por el techo del castillo hasta tener que aventarse a lo que parecía ser el vacío, existía una entrada y salida más fácil que ADha no se había molestado en enseñarle la primera vez con la finalidad de hacer su cita más interesante. Y claro que la cita fue interesante y peligrosa, más no se salvó de las quejas de Sirius por no habérselo dicho hasta tres encuentros después.
Comenzaron su camino hacia donde les tocaba sus clases, hasta cierto punto podrían seguir caminando juntos, puesto que después tendrían que separarse al tener clases distintas. Conversaron de todo, pero el tema más relevante fue el qué sucedería con el problema de Remus, ambos pelinegros tenían conciencia sobre lo que la licantropía le afectaba, pero no era excusa. Si bien la condición de Remus ponía a este mismo en una situación complicada, esta misma no era razón para que el castaño creyera lo que McKinnon dijera.
Remus siempre había sido el más sensato cuando el tema de los prejuicios hacia la casa de Adhara surgía, siempre mantenía una opinión neutra y regañaba a todos por las acciones que tomaban cuando se dejaban llevar y decían improperios hacia la Slytherin y sus amigos. Tal parece que dentro suyo aquellos prejuicios si eran ciertos.
En todo momento de la conversación, la apodada Star parecía ser quien más tranquila estaba con el tema. Ella decía que pronto el castaño reaccionaría y buscaría la manera de arreglar las cosa, obviamente lo ignoraría por unos días, pero después charlaría con él y lo dejaría estar. Al contrario, el apodado estrella parecía ser el que más reaccio estaba con el tema. Era claro que no le había agradado la forma en que le había gritado y hablado, por ello mismo no sentía que debía ser perdonado tan rápido o que solo con una disculpas todo lo arreglara. Quería a su amigo, era más que obvio, pero el que haya sido tan ingenuo y haber caído en los absurdos rumores que las personas creaban era demasiado bajo, incluso para el castaño.
Dejaron el tema a un lado al notar que no llegarían al mismo acuerdo, Sirius sabía que no podía forzar a su chica a pensar o hacer lo que él quisiera, ella era capaz de defenderse y valerse por si misma, característica que le encantaba de ella, por lo que no insistiría más. Su pelinegra, amaba como se escuchaba aquello, era lo suficientemente lista, mucho más que él en algunos temas, y sabría exactamente lo que haría. Y Sirius siempre estaría allí para apoyarla o para detenerla de hacer alguna estupidez que se le ocurría de vez en cuando. Estaba allí para ella, para protegerla y defenderla, para ayudarla y apoyarla, para consolarla y alegrarla, estaba allí como su apoyo o su guerrero. De la manera en que lo necesitara, él estaría allí, así como Adha siempre lo ha estado.
Los pelinegros se despidieron, está demás decir que hubieron beso de por medio, pero siempre es bueno el comentarlo. Un ultimo beso esquimal fue lo que compartieron, para que tomaran diferentes caminos y cada uno pudiera llegar a unirseles a su grupo de amigos para asistir a las clases que les tocaba. Ya después se reunirían, aunque de vez en cuando charlarían por el espejo que el tío de Sirius le había regalado hace bastante, ignorando por momento la clase en la que se encontraban.
Eran una pareja sin precedentes, una tan apasionada y a la vez tan cómica, con sus propios trucos, palabras, mañas y juegos que tan solo ellos comprenden. Una relación que supera las expectativas con cada escena que tienen, con cada acción y cada beso, una que todo hogwarts deseaba. Una que alguien envidiaba.
°•°(...)°•°
— ¿A caso ustedes tienen algún fetiche con la luna llena? — Adhara tosió al escuchar la pregunta del renacuajo.
— ¿Qué carajos, Reg?
— Si tienen algún fetiche con la luna — repite mientras sigue pasando el cuchillo de mermelada por el pan — En todas las lunas llenas te desapareces hasta la tercera o cuarta hora y él también.
— ¿Estás seguro que no acosas a tu hermano?
— No intentes cambiar de tema, jovencita.
— Soy mayor que tu, Renacuajo.
— Y tambien mi cuñada ¿A caso no puedo tener curiosidad por la relación que tienes?
— No — respondió ella — ¿Es a caso eso normal?
— Eres mi primera, y única, cuñada ¿No deberías saber eso?
— ¿Cómo quieres que sepa si tu eres mi primer cuñado?
— Eres la experta en relaciones, ¿No es así?
Adhara esquivó su mirada mientras que se sonrojaba. Regulus sonrió complacido al poder haber encontrado algún tema en donde podría avergonzarla y no como otras ocasiones donde era ella quien avergonzaba al otro.
— ¿Y bien? — insistió divertido — ¿O es que el león te comió la lengua?
— No debiste retarla — murmuró Severus, quien era mero espectador de la conversación que sus amigos daban.
— ¿Seguro que quieres saber? Bien, no tenemos un fetiche con la luna llena, eso es mera coincidencia. Aunque gracias por la idea — Adhara tomó un sorbo de su bebida para luego dejarla en la mesa, apoyó sus codos en esta, entrelazó los dedos de su mano y apoyó su mentón en la unión de estas — En realidad, nuestros fetiches varían del momento. Existen veces en las que uno está más cansado que el otro ¿Sabes? Y nos turnamos sobre quien lleva el mando — Regulus se atragantó con su pan, más eso no detuvo a la pelinegra — Somos muy versátiles en ese sentido. Aunque últimamente no hemos podido juntarnos, recientemente se nos ha ocurrido la forma de...
— ¡YA! ¡Para! — soltó de golpe mientras se tapaba los oídos — Por Merlín, no quiero imaginar... Iugh — se sacudió como si tuviera un escalofrío.
Adha se sintió victoriosa, admiro como el pequeño Reg parecía querer borrar lo que su propia mente había creado, no tenía que leerle la memoria como para saber el pequeño trauma que le había dejado. Aunque la regañadora mirada de Severus le disminuyó sus aires de grandeza.
— ¿Qué? Él me preguntó, Sev — se defendió-
— Y después te quejas sobre que lo corrompen.
— Es que únicamente solo yo puedo corromperlo, para eso están los cuñados ¿No?
— Son unos guarros — musitó el afectado.
— No dices lo mismo cuando están con tus conquistas, Reg — el aludido volvió a ponerse rojo — No todas las chicas de hogwarts son muy disimuladas, querido.
— ¡Cassiopea! — se quejó.
— ¡No me llames así, Arcturus!
— Amigos más maduros, solo eso Merlín.
— ¿Quieres amigos más maduros? Bien — Severus se arrepintió al ser ahora quien acaparaba la atención de su amiga — ¿Cuando pensabas decirme que habías creado nuevos maleficios sin su contraparte?
— ¿Leíste mi libro?
— Me lo prestaste ¿Recuerdas? — Severus rodó los ojos — Son buenos maleficios, no te lo niego, pero si aún no has desarrollado su contrario, no puedes dejarlo apuntado en un libro a mano de cualquier curioso.
— No es como si dejara mis libros a cualquier persona, Adha.
— De igual forma, debes de ser más cuidadoso en donde escribes este tipo de maleficios Sev, lo digo por tu bien.
— ¿Contexto? — pidió Reg.
— Cosas de personas maduras, renacuajo.
— ¡No puedes referirte a tí misma como madura, y luego llamarme renacuajo Adha!
— ¡Pero si tan solo es un apodo!
— ¡Ese apodo no es de gente madura!
— ¿Quién lo dice?
El mayor de entre los tres fue admirador de las típicas discusiones que tenían, la relación de esos dos siempre se basaban en ver quién podía fastidiar o avergonzar más en el otro, y por más que se quejara del bullerio que hacían, sabía perfectamente que apreciaba esos momentos. Como usualmente sucedía, ambos pelinegros quedaron callados mientras que se fulminaban con la mirada, hasta que uno de ellos parpadeara y el otro se declarara el vencedor por aquel día. Se alegró internamente y dejó que esos dos siguieran con sus asuntos y empezó a pensar en si Adhara tenía razón o no, aunque la respuesta era evidente, Severus sabía que era un terco cuando se lo proponía. Por lo que seguiría escribiendo sus hechizos en el libro de pociones, casi nunca se separaba de él a menos que sea para que Adha hiciera algunas correcciones o compartieran opiniones sobre sus apuntes, por lo que era muy poco probable que un estudiante de Hogwarts pudiera leerlo.
Crearía el contra maleficio, no necesariamente por lo que Adha le dijo, él ya estaba creando uno desde antes, solo pondría más empeño en poder terminarlo. Giró al verlos tan callados, notando que habían comenzado de nuevo con su pelea de miradas, aprovechando aquel momento, los interrumpió para volver al tema principal que estaban charlando. Entre los mayores estaban buscando alguna manera de evitar que Reg siguiera yendo por el camino que sus padres habían elegido por él, o al menos, ofrecerle algún lugar a donde ir cuando lo necesitara.
Si bien el menor de los Black se mostraba un poco reacio a la idea, ya que sabía que los metería en aprietos, no podía discutir con ellos. Tenían más que buenas intenciones y como siempre querían salvarlo. Ellos no comprendían que no existía forma de salir una vez que entraba.
Adha decidió activar su lado humorístico y mencionar que si, Regulus se fuera a vivir con ellos, tendría que cuplir con las básicas reglas de la casa, acostarse temprano, mantener arreglada la habitación y nada de chicas, ya que a la casa se le respeta. Severus le siguió el juego, añadiendo que tendía que ayudar a limpiar la casa y a cocinar de vez en cuando, ya que eran obligaciones que lo prepararían en un futuro cuando dejara el nido.
Se divirtieron al ver a Regulus refunfuñar y encapricharse con el hecho de que lo seguían tratando como un niño cuando solo eran mayores por un año de diferencia. No se dio cuenta que aquellas bromas tenían como finalidad el que pudiera distraerse y también, el que se diera cuenta que la presión que sufría por sus padres no era normal en un joven de su edad.
Aunque ninguno de ellos pudiera decir que tenían una vida conforme a la que merecían tener, querían al menos darle momentos de tranquilidad y diversión a su mejor amigo. No era tan pequeño como él se los reclamaba, pero el hecho que tuviera un gran corazón que de a poco se iba marchitando por las obligaciones de su madre, les hacía sentir la necesidad de brindarle algo mejor.
Los tres ansiaban más de lo que tenían, no era malo, pero era doloroso el saber que era muy poco probable el conseguirlo. Severus quería, al menos, recuperar de nuevo su amistad con la pelirroja. Con la ayuda de Adha había notado que el amor que le profesaba estaba ya llegando a ser muy poco saludable para él, la amaba, era más que obvio, pero estaba dándose cuenta que no necesariamente lo hacía de una forma romántica. Aún así, necesitaba a su mejor amiga de la infancia y a quien fue su apoyo desde pequeños, la primera persona a la cual quiso y con la cual pudo entablar relación por su propia cuenta.
Regulus deseaba en su interior poder retomar su relación con su hermano, lo odiaba, odiaba que lo hubiera abandonado después de tantos años que lo había protegido y estado para él. Sabía desde pequeño que en algún momento sería capaz de abandonarlo, porque en Sirius poseía la naturaleza rebelde, pero pensó que volvería por él. Sentía que si su problema se solucionara, le sería más facil escapar de la posición en que se encontraba y poder intentar vivir una vida tranquila.
Y Adhara solo deseaba sentir una paz y tranquilidad interna. Se encontraba mejor después de la charla con su rubia del orfanato, pero la culpa seguía existiendo en ella, y las posibilidades y argumentos de lo que pudo haber sido pero no fue, la invadía cuando no tenía en qué pensar. El que lo último que haya tenido con su castaña era esa explicación y discusión sobre el tema era lo que más le dolía, porque no había podido decirle todo lo que hubiese deseado.
Eran tres serpientes que buscaban la solución de su propio veneno, tres serpientes que intentaban apoyarse entre sí, olvidándose que ninguno tenía brazos y que necesitaban de alguien con estos para salir adelante y no arrastrarse.
°•°(...)°•°
Remus Lupin
Seguí caminando en círculos mientras repasaba lo que diría apenas mis dos amigos, si es que aún lo eran, faltantes entraban en la habitación. En todo el día no había ido a clases por los nervios que me invadía el tener esta conversación con los chicos, pero a la vista de Madam Pomfrey y los demás profesores había faltado porque aún no me encontraba del todo estable.
Agradecía el día en que tanto Sirius como Paula me enseñaron a fingir que las heridas o dolores que ya poseía fueran más intensas de lo que sentía, nunca pensé que aquella clase que hicieron con la finalidad de que me uniera a ellos para faltar toda una semana en segundo año me serviría hasta que llegó este momento. Quién diría que sería un perfecto actor y que en cuestión de segundos Poppy escribiera un permiso de descanso para dirigirme a mi habitación y quedarme allí.
— Remus, si sigues dando tantas vueltas cuando ellos entren y pares de golpe te vas a marear — Peter comentó.
—Tienes razón, Pet. Pero no puedo evitarlo — me senté de golpe, y como dijo mí amigo, me mareé – ¿Y si no me perdonan? ¿Y si Sirius no es capaz de ayudarme? – pasé mí mano por mí cabello.
— Siempre has sido un dramático de primera Rems — asentí a sabiendas que era verdad, siempre me lo repetían — vas a ver qué no va a ser tan difícil como te lo imaginas.
— ¿De verdad crees que me perdonen? – escuché como soltaba un suspiro y dejaba de lado el libro que, sorprendentemente era de Transformaciones, para acercarse hacía mí.
— James no está enojado contigo — menciona — Acepta el hecho que, después de lo sucedido ya no tienes el mismo control de tu licantropia como antes.
— ¿Te lo ha dicho?
— No es necesario, es James, es casi imposible que se enoje con uno de sus amigos, en especial contigo — Peter tenía razón, James nunca podía soportar el estar molesto con alguien.
— ¿Y Sirius? – la mirada de Peter delató que con él si sería difícil.
— Es otro tema, ¿Recuerdas como reaccionaba tan solo por el idiota de Ravenclaws? Y aún no eran "nada" — hizo comillas con sus dedos – No reaccionará igual, después de todo ya tuvieron su momento de grave discusión — hice una mueca al recordar esa noche — Pero aún así, te perdonará, capaz se resista un poco, pero lo hará.
— Él si que tiene un punto muy débil con Adha — comenté, el rubio de mí lado asintió.
— No es el único, podría decir que James es más punto debil que Dhara – pensé en ello por un momento – Aunque nunca lo comprobaremos.
Ambos nos quedamos pensando en ello, no, jamás vomprobariamos quién era más importante para Sirius. La única vez que James y Adha se pelearon fuertemente fue en la época de rivalidad que existía hace unos dos años, cuando el miope sentía algo de celos por el hecho de que Adha pasara más tiempo con Sirius.
Según lo que después me habían comentado, solo basto una de las profundas y confusas charlas con Adha, para que James dejara esos celos y ese par formará una relación amistosa muy cómica.
— Gracias, Pet.
— Cuando quieras, Lunático. Solo, intenta no meter de nuevo la pata – asentí a su petición
— Lo haré, no te preocupes.
— Bien, porque por más que Dhara pueda comprender y aceptar nuestros errores, temo que en algún momento se aburra de las cagadas que hacemos.
— ¿Qué quieres decir? — me giré a verlo.
Peter pareció dudar si decirme o no algo, lo noté en la manera en que habría y cerraba la boca de vez en cuando. Sus manos empezaron a jugar entre sí y entonces comprendo que se encontraba nervioso.
— Solo... Sirius no es el único que tiene punto débil con Dhara ¿Sabes? — lo miré sorprendido. ¿Se refería a lo que creo que se está refiriendo.
— ¿Quieres decir que a ti te...? — hice unas señas con mí mano en un intento de explicarlo.
— ¿Qué? ¡No! — negó de inmediato — Considero a Dhara una de mis mejores amigas, alguien que me comprende y apoya – dijo de manera rápida.
— Y no quisieras que eso se perdiera – comprendí, él asintió — No hay de qué preocuparse Pet, creo que está será la única vez que discutamo... Que discuta con ella – le dí un pequeño empujón para que se animará.
Él iba a comentar algo cuando la puerta de la habitación se abrió y por allí entraron James y Sirius. Los nervios volvieron a invadirmd y miré a Peter algo asustado, al notar que solo lo estaba mirando se paró de la cama para jalarme y posicionarme frente a ellos.
— Chicos, Remus quiere decirles algo — comentó y me dió unas palmaditas en la espalda para que reaccionará y hablara.
— Yo... – tosí un poco, mí voz había salido aguda.
— ¿Sucede algo Rems? – la preocupación apareció en el rostro de James, aunque Sirius se mantenía neutro.
— Me equivoqué – murmuré – Reconozco que no debí de haber tratado a Adha de esa manera – James intentó hablar pero no lo dejé, quería seguir con mí disculpa antes de que se me fueran las palabras por los nervios – Fui muy inmaduro y me comporte como un idiota, ella ha hecho muchas cosas por mí y la trate como alguien que no era, por qué ella no es nada de lo que yo le dije ese día — tomé un poco de aire – De verdad estoy arrepentido, lo siento.
El silencio inundó la habitación, pero me sentí más ligero después de haber soltado todo. Miré a Peter, quien seguía de mí lado, alzó ambas manos con sus pulgares arriba, dándome entender que lo había hecho muy bien.
La pequeña risa de James interrumpió la pequeña tensión formada, los tres presentes lo miraron confusos.
— ¿James? ¿Estás bien? – preguntó preocupado Remus.
— Si... – pequeña carcajada – ...es solo que... – otra algo más fuerte – No puedo – una estruendosa.
¿Era absurda la situación presentada? ¡Claro que lo era! El discurso de Remus los había tomado por sorpresa al miope y el hecho de que se haya trabado de vez en cuando por los nervios, que no comprendía el porqué los tenía, hizo aún más cómica la situación.
Intentó tranquilizarse, pero no podía, las miradas de preocupación de sus amigos cambiaron a una divertidas y eso hizo que riera más. El siguiente en unirse fue Peter, a quien tanto Remus como Sirius miraron raro.
Era uno de esos momentos en los que reían por cualquier cosa, intentaban hablar en un intento de calmarse, pero apenas y podían formar alguna palabra. Terminaron echados en el suelo, por el simple hecho de no poder soportar el dolor que sentían por reír tanto. Una vez calmados, quisieron hablar, aunque pequeñas risas seguían saliendo al mismo tiempo.
— ¿Ves Remus? ¡Se descompusieron por tu culpa! – echó la culpa Sirius.
— ¿Qué? – exclamó confundido – ¡Eso no es posible, solo quería disculparme!
— ¡Pero miralos! ¿No ves que ya están rotos?
— ¡No fue mí culpa!
— ¡Siempre es tu culpa!
— ¡Que no!
La pequeña discusión entre ellos avivó más las risas de sus amigos, quienes se empezaban a poner rojos por no poder respirar con normalidad.
— ¡Ya... — una risa — ...paren!
— ¡Colagusano... — otra risa — ...tiene razón!
— ¡Ustedes callense! – gritaron los dos al mismo tiempo.
Compartieron miradas molestas al ver qué habían repetido lo del otro. La risa de Peter interrumpió su sería pelea de miradas. Sirius intentó detener la risa que se le quería escapar, Remus al ver aquello simplemente no pudo soportar más y de unió a sus dos amigos compartiendo una carcajada.
Ahora el único serio de la habitación era Sirius, quien solo soltó una pequeña risa y empezó a soltar exclamaciones absurdas y tontas con el fin de poder observar como sus amigos se retorcían del dolor por las risas que soltaban.
Pasaron horas para que los Merodeadores pudieran calamarse, los constantes chistes o comentarios de Sirius era la casa por la cual no se habían podido calmar antes.
Llegado el momento en que Remus simplemente no podía respirar más, aún riendo le lanzó un hechizo a Sirius con la intención de que se callara y pudiera calmarse. Grave fue su error al ver qué aquello solo causaba que el afectado hiciera muecas y movimientos graciosos de los que James y Peter siguieron riendo.
Sin embargo, el castaño pudo conseguir su objetivo de calmarse y con otro movimiento de varita pudo hacer que tanto James como Peter detuvieran sus risas y pudieran respirar antes de que se desmayaran. No es que estuviera exagerando, una vez Peter se había desmayado por una situación similar a esta, donde no podía dejar que sus pulmones tomarán el aire que requerían para seguir funcionando.
El hecho de que tuviera ciertos problemas al respirar dificultaba varias veces sus bromas, aunque de a poco había podido controlar ello, aún seguía presentando algunos inconvenientes cuando reía demasiado, como ahora.
— ¿Sirius? — él lo miró asintiendo, dando a entender que le prestaba atención — También lamento la discusión que tuvimos ese día, dije muchas cosas que de verdad no pensaba. No eres un egoísta y menos un arrastrado, solo... no pude controlarme.
Remus bajó su mirada, no podía seguir observándolo, de verdad se sentía muy mal ante ello. Esperó unos segundos, pero pareciera ser de que Sirius seguía molestó con él, ya no había dicho nada.
— Sirius, de la verdad lo lamento. No me gusta ser el causante de que no pidas pasar más tiempo con Adha, porque es obvio que ha evitado el juntarse con nosotros en el almuerzo o en las horas libres. No quiero ser el causante de la separación o la tensión que hay en el grupo – siguió con la cabeza gacha.
Pero de nuevo, el silencio estuvo presente. Bien, comprendía que Sirius estaba enojado pero, él se estaba disculpando y en serio lo lamentaba, al menos debería de decirle algo en vez de ignorarlo. Cuando alzó la mirada para reclamarle, se dió cuenta de que el pelinegra estaba intentando quitarse el hechizo que le había hecho.
— Oh, lo siento, lo siento — se disculpó al darse cuenta del detalle, le lanzó el contrahechizo — Ahora sí.
— Eres un tonto — le dio un zape en la cabeza — Y fuiste un completo idiota, como dices, ese día – se cruzó de brazos – Te perdono la discusión que tuvimos esa noche.
— Gracias Sirius, de verdad...
— Pero no lo del tren — cortó – Que Adha primero lo haga y después lo haré yo — se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa.
Remus se abstuvo de quejarse, al menos le había perdonado una de dos cosas, así que se daba por bien servido.
La problemática ahora trataría de como hacer que Adha lo perdone, pensaba que contaría con la ayuda de Sirius para ello, pero al parecer no funcionaba. Deseó entonces el poder tener a su castaña para que le ayudará, ya que ella conocía mejor a Adha, pero no la tenía, y después de Sirius, el que parecía conocerla mejor era Quejicus, a quien no pediría ayuda por obvias razones.
— No te comas la cabeza que te saldrá humo, Lunático — James exclamó — Yo conozco la manera en la que la sabelotodo te perdonará.
— No es por nada James, pero tus planes casi nunca salen como lo esperada.
— ¡Eso no es cierto! Mis planes solo toman desviaciones pero que siempre cumplen con su objetivo final.
— Lo que digas Bambi. No hagas caso a lo que te diga — le murmuró "bajo" a Remus.
— ¡Chucho traidor!
— Puedes preguntarle a Lily — Peter se unió a la conversación – Después de Sirius y de las serpientes, ella podía ayudarte.
— ¿Peter se encuentra bien? — James cuestionó, el aludido asintió extrañado ante lo preguntado, pero lo ignoró.
— Solo asegúrate de acercarte a ella cuando McKinnon no se encuentra. Esa rubia la tiene contra Adha.
— ¡Eso es cierto! — James exclamó – La pobre Adha la pasa mal por la culpa de la reputación de mujeriego que tenía Sirius.
— ¡Hey! Que no es mí culpa que todas caigan por mí.
— Claro, pero el escoger a conquistas tóxicas sí. ¿Sabes todas las cosas que dicen de Adha? ¡Eso no lo hacen con Lily!
— Porque desde el principio demostraste que estabas interesado en ella, James. En cambio la relación de esos dos tortolos es distinta.
— Lo que dice Remus, Adha se unió en tercero y revolucionó todo Hogwarts, desde lo de las Gemelas Slyffindor hasta la guerra de bromas que desatamos.
— Y su relación con Sirius no era la mejor, en especial porque el idiota se empeñaba en insultar su casa.
— ¡Hey! ¡Eso ya es pasado!
— Después, repentinamente se volvieron amigos.
— Una amistad que desprevino a todos.
— Y para finalizar, lo del problema con el idiota de Ravenclaws.
— Y la revelación de su relación.
— Muchos factores en impredecibles momentos. Lo tuyo con Lily se veía venir desde primer año, por ello tus conquistan no se obsesionaba tanto contigo.
— Ellas tenían en claro que solo querías y estarías con Lily.
— En cambio Sirius parecía ser un alma libre sin intención a ser domado.
— Un reto que gran parte de sus conquistas tomaron, pero fallaron.
— Y se la agarran con quién les ganó.
— Si lo explican así, tiene coherencia.
— Porque es así, James.
— Vale, dejen de dejarme como un tonto, colagusano, lunático — advirtió él.
— Oh, eso no es nada ¿Quieres que de verdad te dejemos como un tonto?
— Eso incluiría hablar de cierta pelirroja.
— Uhh, se pone interesante, le entró.
— ¡Sirius, no ayudas!
— No es como que quisiera.
James sintió pavor al notar como sus tres amigos compartían esa mirada que alertaba sobre una posible interrogación. Sin perder el tiempo, los tres Merodeadores blandieron sus varitas y dejaron a James sentado en una silla amarrado, mientras que ellos se sentaban frente a él con una taza de té cada uno.
Oh sí, todos sintieron un dejavu al recordar la misma escena pero hace cuatro años atrás. A comparación de ese entonces en donde el pelinegra era el afectado, ahora se trataba del castaño, quien no se salvaría de responder todas las dudas y curiosidades que sus amigos tenían.
El poder ocultar la relación con su pelirroja, por el simple motivo que no creían que era momento de comunicarlo después de la pérdida de Paula, parecía complicarse cada vez más.
No sabría hasta cuándo podría seguir ocultandolo. Internamente esa idea le agradaba. Exteriormente, le aterraba pro el simple hecho de fallarle al acuerdo que tenía con Lily.
Así que por primera vez en su vida, tendría que buscar la manera de poder obviar o transformar la verdad, que no sería lo mismo que mentir, para que no se dieran cuenta de lo que realmente está sucediendo.
Esperaba que no lo notarán y mandaran a traer el frasco con algo de veritaserum que guardaban a veces.
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8715 palabras owo
¡Buenas, buenas! ¿Qué tal la vida?
¡Les tengo un presente!
Portada nueva, sí señor. ¿Qué les parece?
Me ha tomado tiempo el poder hacerlo, pero ¡Aquí está!
¡Espero y les haya gustado! Tanto la nueva portada como el capítulo uwur
Con respecto a eso, ¡Remus ya reaccionó! ¿Qué opinan sobre ello?
De todo corazón espero que este todo bien en sus casas. Cuidense mucho, intenten el evitar salir, lleven siempre su frasquito de alcohol por si lo hacen y tomen awita. ¡Mucha suerte y exitos a todos aquellos que ya están en clases!
Los quiere y ama,
Una Slytherin,
no tan Slytherin.
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