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›«No, lo serị

Omnisciente

Corrieron.

Sentían que estaban en un maratón en contra del tiempo, por lo que salieron corriendo. Las palabras previamente escuchadas retumbaban en sus cabezas, sus corazones ansiaban salir de sus pechos porque, tras cada bombeo, aumentaba con fuerza sus latidos. Ellos no podían siquiera respirar paulatinamente como estaban acostumbrados por la angustia, por el temor... Por el dolor. 

Dolor.

Sentían dolor, no solo el físico de sus piernas por haberlas forzado de manera repentina a moverse con rapidez, no el que sentían en sus gargantas y pecho por no conceder su exigencia de oxígeno. Sentían un dolor indescriptible, sus cuerpos no se sentían suyos por los múltiples escalofríos que los inundaba tras cada paso, tras cada recuerdo de lo escuchado.

Servir a alguien que te haga poderoso.

Unirte a nuestra causa.

Obtener poder.

Instintivamente el agarre de sus manos se hizo más fuerte. Estaban cerca de entrar en el área del castillo donde ellos saben que encontrarán miradas curiosas. Más ninguno quería afrontar la realidad, aún no. Por lo que, con un jalón de manos, ambos ingresaron a uno de los pasadizos secretos que el castaño había descubierto junto a su grupo de amigos. Pensar en ellos aumentó más los escalofríos en el castaño, quien solo pudo sacudir su cabeza intentando alejar sus pensamientos de sus amigos.

Dentro, se permitieron parar y retomar aliento. Dentro, conectaron miradas, buscando en el contrario algo que les dijera que lo visto era una completa mentira, pero tan solo encontraron una verdad que los atemorizaba.

Lily sintió un nudo en su garganta, uno más intenso del que recordaba cuando el que era su amigo de la infancia traicionó su confianza. Uno más intenso cuando dejó que saliera  a la luz la persona que realmente era, cuando mostró que tenía los mismos prejuicios que los integrantes de su casa. Lily estaba aterrada y James lo notaba, porque él también lo estaba. A diferencia de la pelirroja, el mago de sangre pura jamás había experimentado la sensación de traición.

¿Poder? ¿Qué saben ustedes de poder?

Desperdician oportunidades.

Lo pensaré.

Pensar... ¿Pensar qué? ¿Qué tenía que pensar? ¿Qué tenía que considerar? ¿Cómo siquiera parecía querer aceptar? ¿Por qué? ¿Por qué pareciera que habían discutido de ello varias veces? ¿Por qué pareciera que es ella la que tiene todo controlado? ¿Por qué los otros estudiantes parecían tener temor y respeto por ella? ¿Cuales? ¿Cuáles eran los motivos de sus palabras? ¿Cuál era la razón para comportarse de tal forma? ¿Dónde? ¿Dónde estaba su amiga? ¿Dónde estaba su pelinegra bromista? ¿Dónde se hallaba la serpiente que no seguía los ideales del fundador de su casa? ¿Cuándo? ¿Cuándo ella cambió? ¿Cuándo fue que los traicionó?

No, aún no lo había hecho pero las palabras decían que iba a hacerlo, las palabra decían que lo era. Sus palabras delataban que estaba cerca de ser convertida en uno de los suyos, que pronto lo conocería y aceptaría. 

— Yo no quiero... — comenta el miope — No quiero creer... Ella no es... — habla sin hablar, sin saber cómo expresarse.

— Debemos de... —  la pelirroja pasa por lo mismo — Hay que decirles... Hay que decirle — seriedad, su rostro ahora mostraba seriedad a comparación de su pareja quien seguía negando confundido.

— No podemos, no a él... —  niega, sabiendo lo que decirle causaría — Cariño, ella no...  ella no puede... aún no lo ha hecho.

— Aún — repite ella, sus ojos se encuentran con la amarronada mirada que tanto adora.

— Puede no hacerlo — defiende con cuidado, esperanzado que lo dicho sea verdad.

— Los escuchaste, la escuchaste. Ambos lo hicimos y ambos sabemos qué sucedió allí — Lily no parecía poseer más la gentileza en su tono de voz.

— Cariño, ella no... Sirius, él puede... No quiero...

— Creerlo — completó por su pareja — Lo sé, yo tampoco...

— ¿Pero? — preguntó al ver que seguiría.

— Ya es un hecho.

°•°(...)°•°

Los leones se encontraban conversando sobre la clase de pociones, el grupo subía por las escaleras en dirección a su sala común comentando acerca de la clase del Profesor Slughorn y bromeando sobre la predilección que tenía con la pelirroja. Así como también, sobre los comentarios que hacían ante las pociones del miope, estos siendo en su totalidad muy diferentes a los que la pelirroja recibía. 

Aprovechando que aquella pareja de leones había desaparecido después de clases, comentaban entre ellos sobre sus verdaderos pensamientos de la relación, bromeando sobre los miles de intentos que James hizo para conseguir la atención de Lily, como también sobre el irónico hecho de que Lily terminara con la persona que había jurado odiar desde primer año. Pero allí, no terminó la conversación, y siguiendo el mismo hilo de amor - odio, el grupo de leones se centró en hablar sobre la forma en que quien decía ser una alma libre había terminado por caer en los encantos, y redes, de una serpiente. 

Más nuevamente el tema cambió en el momento en que Frank comentó sobre el partido de Quidditch que se acercaba. Hace poco Gryffindor había tenido su partido con Ravenclaw, ganando los leones con una diferencia de 20 tantos. Y en menos de una semana, Slytherin se enfrentaría contra los Hufflepuff. Las expectativas de este partido alcanzaban la altura del cielo, debido a los grandes cambios que el equipo de tejones había hecho. Por lo que habían escuchado, habían cambiado casi a la gran mayoría de integrantes, tan solo dejando al capitán y al buscador del equipo del año pasado. Según lo que la misma casa comentaba, los cazadores y los golpeadores, junto al nuevo guardián, parecían pertenecer a una de las altas ligas.

Pero como siempre, podría ser que tan solo fueran comentarios que los mismos Hufflepuff comentaban para poner en tensión a los de Slytherin, más nada se sabría hasta que se diera el partido.

Llegaron entonces a su sala común. Saludaron a sus compañeros de casa y entablaron breves conversaciones sobre los trabajos que debían de hacer. Los chicos confirmaron que no eran los únicos que sentían que los preparativos para los extasis los estaban llevando a conocer a Merlín más temprano que tarde, porque el estrés y la presión que sentía por estos exámenes los estaban consumiendo de a poco. 

— Una fiesta a modo de relajación sería lo ideal ¿No creen? — su compañero Jordan comentó, los chicos rieron a la vez que asintieron.

— No cabría duda que es algo que necesitamos — exclama Frank — ¿Qué dicen el rey de las fiestas? — cuestiona hacia Sirius, dándole un empujón juguetón por el apodo que le dió.

— Lo tendremos en cuenta — contesta, guiñando un ojo a sus amigos, quienes fingen desmayarse por tal acto del pelinegro.

Entre ellos rieron, conversando más a fondo sobre si poner alguna temática a la fiesta o simplemente que esta sea como las improvisadas que organizaban en un momento de aburrimiento, donde tan solo la música y el alcohol era suficiente para poder olvidarse de todas las preocupaciones que el ser un estudiante de la escuela de magia y hechicería más prestigiosa demandaba.

Despidiéndose con promesas de que hablarían bien con James para organizar la fiesta, los merodeadores se dirigieron a su habitación, para descansar antes de la reunión que tendrían con los chicos. O ese era el plan de Remus y Peter, porque a penas Sirius dejó el único libro que tenía apuntes de todas las clases a las que asistía, se despidió de los chicos, diciendo de que tenía algunos asuntos que responder.

— Saludas a Dhara de mi parte — Peter pidió desde la comodidad de su cama, en el momento en que Sirius caminaba por frente de donde estaba.

— Dile que no se olvide de prestarme el libro que le pedí — Remus también pidió, cuando Sirius pasaba por su lado.

Entonces, tanto Remus como Peter compartieron una mirada cómplice que desató unas sonrisas en sus rostros a sabiendas de lo que harían a continuación.

— ¡Pero díselo antes de que comiencen con sus cosas! — Peter da su recomendación.

— ¡Eso mismo! — coincidió Remus —  No queremos ser los culpables que extingan su fuego — fastidia, siguiendo la risa que Peter dio.

— Jódanse — levantando su dedo medio, Sirius les dijo, pero los dos merodeadores tan solo rieron para luego echarse en sus camas.

— ¡Cuidado con no protegerse! — Remus le dice entre risas.

— ¡Tenemos demasiado con un ególatra, no necesitamos de un junior! — Peter sigue la broma, más Sirius ya había salido de la habitación con un portazo cuando terminó de hablar.

— Nos adora —  Remus le comenta a Peter.

— Claro que lo hace —  respondió Peter con altanería —  ¿Quién no podría amarnos? 

— Toda la razón, Colagusano. Toda la razón.

Ambos merodeadores se sonrieron. Entre ellos siempre había existido una complicidad que fue formada cuando Sirius y James se perdían entre sus propias conversaciones. Los merodeadores está conformado por una amistad de a cuatro, una a la cual todos apreciaban, pero como en todos grupos, siempre existen personas que conectan más que otros. Peter consideraba que, en el caso de la amistad de los merodeadores, Remus era con quién más se relacionaba de entre los chicos. El castaño era quien le daba especies de tutorías, aún cuando eso le generaba estrés por su propia falta de atención. Además que en la gran mayoría de clases, el castaño y el rubio se sentaban juntos para "atender en clases". Y sí, entre comillas, porque a pesar de que Remus era el aplicado del grupo, mayormente terminaban jugando michi en el cuaderno del rubio.

El par de amigos entonces, se enfrascaron en una conversación sobre sus propias lecturas estando cómodamente echados en sus camas propias. Siguieron así, hasta que el momento en que Alice junto a Frank aparecieron en su habitación, para la reunión sobre los trabajos de defensas contra las artes oscuras, transformaciones y encantamientos. Los cursos que más adoran los leones, pero que ahora, les provocaba un dolor de cabeza por cómo la complejidad de la teoría de los hechizos había aumentado. Ya que, bien es sabido, que respecto a la practica, los leones se lucían clase tras clase a la que asistían.

Así que allí estaban los cuatro leones, debatiendo sobre la terminología correcta que debían de utilizar en la pregunta número 15 de la actividad, sacando sus fundamentos de entre distintos libros, tan solo preocupándose de la tarea que su querida profesora McGonagall dejó y olvidándose por un momento de todo el contexto que se enfrentaban por la época en la que estaban viviendo.

Pero una guerra no es nada fácil de ignorar. Y cuando una persona ya está involucrada, la única opción que les queda es batallar. Asegurarse que sus seres queridos estén en el mismo bando que el suyo, y batallar. 

Y ellos estaban seguros que estaban en el mismo bando. Porque eran de la casa del gran Godric Gryffindor, la casa que tiene de animal un león, la casa que tiene de valores fundamentales la valentía y, por sobre todo, la lealtad. Ningún león jamás traicionaría a quienes consideraba suyos, un león nunca mordería a la mano de quien le ofreció amistad.

Pero ella no era de Gryffindor. Y esta sería la variable más importante, la más relevante, ante la problemática.

Problemática que empezaba, en ese mismo instante.

— ¿James? — Remus lo llamó confundido, sin entender la razón por la cual el aludido junto a la pelirroja se encontraban exaltados.

— ¿Lily? ¿Está todo bien? —  cuestionó Alice, parándose de los cojines donde estaba sentada para acercarse a su amiga.

Bajo la vista de sus amigos, Lily sacó su varita y pronunció un muffliato, causando mayor confusión a sus amigos. Pero las siguiente decisión que la pareja tomó, fue el primer paso hacia el quiebre.

—  ¿Qué mierda les sucede a ambos? — el rubio preguntó fastidiado, notando como la pareja de leones sacaban notas e hilos.

— ¡Dijimos claramente que nada más de estas tonterías, James! — Remus levanta su voz, intentando parar lo que sus dos amigos hacían. 

Intentando que la pared no vuelva a llenarse de traición.

— ¡Lo sé! ¡Lo sabemos! — responde frustrado el miope, desordenándose el cabello y poniéndose frente a Remus para que no quite las cosas de la pared.

— ¿Y es entonces esto una broma de mal gusto? — cuestiona Peter señalando la pared, viendo como Lily la devolvía a su estado anterior, llena de fotos de su amiga — ¡Vuelve a quitar todo eso de una vez, James! — ordena rudo, sin siquiera preocuparse por su tono de voz.

— ¡No! ¡No lo haremos! — Lily entra en el debate.

— ¡Si esto es por alguna cosa que la estupida de Marlene les haya dicho...! — comienza a decir.

— ¡Peter, silencio! — ordenó James, cortando las palabras que se sabía de memoria, palabras que no necesitaba en ese momento.

James lo único que deseaba en ese momento era comprensión.

— ¡No! ¡No más! — gritó enojado — ¿Cómo te atreves a siquiera seguir con esto? ¿Cómo después de todo lo que Adha ha hecho por nosotros? ¡Eres un estúpido TRAIDOR! — ruge.

Su grito resonó en la habitación. Los presentes sintieron una opresión en sus pechos al escuchar tal palabra, pero la opresión no fue lo suficiente impactante para que la pelirroja se contuviera.

No, la furia pelirroja ya había sido desatada.

— ¡James no es un traidor! ¡Adhara lo es! — defendió en un grito a su pareja... — ¡Ella es la Traidora! — ...dejando mudos a sus amigos por tal declaración.

— ¡Maldita sea, Lily! ¿Por qué eres tan jodidamente...? — susceptible, quiso decir, pero el empujón de James bastó para que callara.

— ¡No te atrevas a insultarla, colagusano! — ordenó molesto, posicionando a su pareja detrás de ella, tomando esta vez el turno de defenderla.

— ¡No me digas colagusano si también crees que Adhara es una traidora! — ordenó, podía estar en el suelo, pero no sería impedimento para hacerle frente a su amigo.

Frente a varios bullies les había hecho frente en estos últimos años, sí lo hizo con ellos, Peter ya no dudaría en hacerle frente a cualquiera, incluyendo a James. Todo por defender a quién le había dado la suficiente autoconfianza como para protegerse.

— Peter... — quiso calmarlo, sin darse cuenta de lo que estaba confirmando.

— ¿Entonces si lo haces? — cuestionó Remus incrédulo, ayudando al rubio a pararse — ¡James, deja de ser tan jodidamente cabezota! 

— ¡Lunatico, deben de escucharnos! — pidió con desesperación.

A él le dolía, le dolía esta situación más que a sus amigos, de eso James estaba seguro.

— ¡No, no lo haremos! — se negaron ambos. 

— ¿Por qué deberíamos si vienen aquí y, sin explicación alguna, comienzan a traer de vuelta lo que habíamos dejado olvidado? — cuestionó Remus.

— ¡Es por esa misma razón por la cual deben de escucharnos! — Lily exclamó, dando todo de sí para que sus amigos les permitieran explicar sus acciones.

— ¿Creen ustedes que haríamos esto sin pruebas? — Peter y Remus no dijeron nada ante la pregunta de James.

— ¿Creen que no nos duele saber lo que hemos escuchado? — la de melena pelirroja siguió, ayudando a su pareja a calmar a sus amigos.

— ¿Qué cosa han escuchado? — Frank, quien junto con su pareja habían sido meros espectadores, preguntó.

La pareja se mira, ambos negando. No quieren recordar la conversación, no quieren siquiera conversar sobre ello, porque eso sería seguir recordando la realidad, la verdad que tanto tiempo había sido oculta ante sus ojos.

— No se atrevan a mantener su boca cerrada, si quieren que aceptemos esto tendremos que saber lo que los ha motivado a hacer esta semejante barbaridad — escupió Peter.

Pero, lamentablemente, James y Lily no tenían más opción que decirlo, que revivirlo.

— No queras... No querrán escucharlo.

— Pruebanos.

Y con esa sentencia, la pareja decidió hablar.

°•°(...)°•°

Sirius Black no podía estar más feliz. 

Se sentía en la cúspide de la alegría, completamente satisfecho con lo que Merlín decidió para su vida. No podía sentirse más afortunado, no podía sentirse más dichoso. Tenía a unos grandes amigos... No, tenía una gran familia. una que él mismo había elegido, una familia que lo apreciaba tanto como él a ellos. Tenía, también, a su hermano, su pequeño renacuajo con el cual había recién conversado, contándose mutuamente su día, conversando de los mismos temas que entre las paredes de su antigua casa les permitía olvidarse de los drásticos tratos de su madre. Pero sobre todo, la tenía a ella. Ella, quien había cambiado su infancia tan solo con su presencia; Ella, quien había hecho de su vida más entretenida y apasionada; Ella, quien había logrado que su disputa con su hermano terminara; Ella, quien acaparaba toda su atención en cuanto aparece, como esa estrella a la que instantáneamente observas cuando miras el nocturno cielo, solo porque se trata de la más brillante de todas.

Y para Sirius, Adhara era el ser más brillante de su universo.

Sintió como una sonrisa crecía por su rostro y, al intentar borrarla, esta simplemente se esforzó por agrandarse. Río, para sí mismo, siguiendo su caminata solitaria por el castillo. Había comenzado a acostumbrarse a este tipo de momentos, dónde la única compañía que tenía era su propia persona. No era tan malo como años anteriores se lo imaginaba, pensaba, darse un tiempo para escucharse, había sido reconfortante en muchos sentidos. 

Más se había dado cuenta, que de alguna u otra forma, sus pensamientos siempre los conducía hacia su pareja. Preguntándose lo que estaría haciendo en ese momento y si sería oportuno ir a buscarla para disfrutar de su presencia. La mayoría de veces se dejaba llevar por sus impulsos, por lo que terminaba en los brazos de su pelinegra. Pero en esa ocasión, ya había prometido a sus amigos no faltar a las reuniones para poder cumplir con las tareas de McGonagall, aunque siempre podría dar alguna excusa y pedirle ayuda a su chica sobre eso.

Pero si algo caracterizaba al pelinegro, era la lealtad, no por nada su patronus era un perro. Sirius Black siempre había sido leal a su palabra, cumpliendo todo lo que prometió en su momento. Si no contamos cuando por culpa de sus ideales, el pelinegro pareció olvidarse de sus palabras. Sin embargo, estas dos ocasiones eran pequeñas excepciones, como él lo consideraba, por más que dos personas a las que más apreciaba eran los involucrados. Puesto que Sirius, sentía que estas dos excepciones, ya habían sido completamente solucionadas y perdonadas. Después de todo, él seguía siendo un ser humano y su propia naturaleza le permitía equivocarse, porque no era perfecto. Y tal razón había bastado para que ellos lo perdonaran. Además que el aprecio era mutuo, y se podría decir que la culpabilidad compartida, también influyó.

Pero no era momento de pensar en eso, Sirius se decía. Ya todo lo incorrecto había sido corregido, ya todos los malos actos habían sido perdonados. Pero quedaban algunos ocultados, y sólo él tenía el conocimiento de los secretos de ambos lados.

Más tampoco era momento de pensar en eso, Sirius negó con su cabeza. Solo debía de pensar en cosas buenas, pensar en la próxima fiesta que organizarían, la manera en la que convencería a su Star a asistir a esta. Pensar en lo que esa noche haría junto con su chica, después de haberse reunido con los chicos, claramente. Sirius tan solo debía de pensar en cómo podría demostrar su apoyo a sus, ahora dos, jugadores de Slytherin, en el partido que se acercaba., sin ser muy notorio su apoyo a su hermano. Como bien había mencionado Adhara a los hermanos Black, muy pocos debían de saber que habían arreglado sus problemas, si Walburga se llegara a enterar, pensaría que Adhara estaba cumpliendo con su palabra, cosa que no sería tan mala, sino fuera porque, según su chica, Sirius no estaría preparado para fingir como un purista de la sangre. 

El pelinegro sabía que tanto su renacuajo como su Star tenían razón en ese aspecto, pero no lo admitiría, en especial porque sabía que se trataba de un complot entre las serpientes y que, en el momento en que lo llegara a admitir, no pararían de burlarse de su persona. 

Así que, siguiendo las indicaciones de su chica, los hermanos habían estado juntándose en el lugar de la pareja, razón por la cual Sirius se quejó en un principio. Ahora su querido y entrometido hermano podría aparecerse en cualquier momento en su lugar, pero por el bien de su inocencia, esperaba que jamás llegara a interrumpir cuando ellos estaban siendo suyos.

No obstante, esas dos personas no eran los únicos responsables de su felicidad. Sus chicos, sus amigos, y casi hermanos del alma, eran parte también de su obvia felicidad, en especial, cuando por gracia y obra de Merlín, estos dejaron sus muy estúpidas investigaciones. 

Oh sí, cuando Sirius entró a su habitación dos días posteriores al día del amor y la amistad — porque claramente aprovechando que la fecha había caído viernes la pareja de pelinegros pasó todo el fin de semana juntos— rompiendo toda ley de la anatomía humana, la sonrisa que traía creció aún más. Esta acción ocurriendo cuando notó que el contenido de la pared, que por una semana le provocó un malestar, había desaparecido. 

No hace falta aclarar, que el Black mayor abalanzó sobre Remus, y Peter, para darles un gran abrazo, mas es interesante contarlo.

Entonces sí, Sirius sentía que estaba feliz, y a comparación con años posteriores a la llegada de Adha en Hogwarts, no había presencia de un sentimiento enterrado en lo profundo de su ser, como en su momento la tristeza lo había sido. 

Pero todo eso cambiaría. 

Todo lo haría. 

Y entre cada golpe de realidad, la pared que lo dejaba en la ingenuidad, se rompería.

Haber decidido asistir a la reunión con sus amigos y no haber seguido sus impulsos, sería la acción de la cual se arrepentiría. Porque la sonrisa que había traído desapareció en una mueca por la tensión que le embriagó en cuanto entró a su habitación. Porque las miradas de sus amigos no fueron sutiles, dando a entender que algo malo estaba por pasar. Que algo malo ya había pasado. Porque sus ojos recorrieron los rostros contraídos de todos ellos, todos mostrándose dolido por algo que no tenía conocimiento. Porque en cuanto conectó miradas con su hermano del alma, vio esa mirada. La misma mirada que había recibido cuando contaba sobre sus problemas familiares, la misma mirada pero más desesperada cuando él, como un intruso, había llegado a su casa.

La misma mirada que significaba que malas noticias se acercaban y que James no estaba preparado para decírselo pero sí para apoyarlo.

Quiso entonces preguntar qué sucedía, quiso preguntar porqué parecía que un dementor había entrado a la habitación, por que no existía atisbo alguno de la felicidad que tan solo segundos antes había sentido, pues esta misma se había extinguido. Quiso hacerlo, estaba por hacerlo, pero al dar un par de pasos más pudo encontrarse con el malestar reconstruido.

— Sirius...

— Callate.

James cerró los ojos con dolor.

No se sorprendía para nada que su amigo reaccionara de esa forma. No, muy bien sabía James que Sirius iba a reaccionar peor que Remus y Peter. Bien sabía James que Sirius no sería facíl de calmar, pero sobre todo, que no sería capaz de escuchar.

Y lo que James deseaba antes de que una discusión comience, es que Sirius le diera la oportunidad de escucharlo.

Pero tan solo quedó como un deseo, como un anhelo.

La discusión que se desató fue la más fuerte que las paredes de aquella habitación habían presenciado desde su creación. Se trataba de dos chicos, dos amigos, dos hermanos, discutiendo pero no por un problema insignificante, no porque uno de ellos había agarrado la camisa o la capa del otro. Tampoco era una pelea por el desorden de la habitación, mucho menos, se trataba de alguna sobre quién era el mejor en el ajedrez mágico, o en cualquier aspecto que unos típicos adolescentes magos en Hogwarts podrían tener.

Pero ellos no eran típico, porque el contexto al que se enfrentaban, no había entrado a ninguna de las clasificaciones que Hogwarts estuviera familiarizado.

Los gritos iban y venían, la furia, la molestia, pero sobre todo, la decepción en su voz siempre fue notoria, no dejando de interrumpir las excusa que él decía, no permitiendo que completara alguna frase, no escuchando las palabras dichas por los espectadores.

Las palabras que salen cuando uno se deja embriagar por los sentimientos más fuertes e inestables, jamás se recuerdan. Como si una inyección de adrenalina hubieran recibido, provocó que todo ocurriera más rápido, más veloz, más feroz. Y con todo el alboroto, el cerebro no pudo procesar las respuestas que tanto dijeron cómo gritaron. 

Inconvenientemente, para ambos, lo que más recordaría serían las angustiosas opiniones.

— ¡Paren ya! ¡Detengan esta mierda! ¡Adhara es SU amiga! — señaló a los espectadores — ¡Es quien te apoyó! — miró a Remus — ¡Es quién te protegió! — miró a Peter — ¡Es quién los ayudó para que llegaran a ser lo que son ahora! — les rugió a la pareja de los leones.

— Sirius, ella no es quien... — James quiere razona. Oh, el pobre ciervo ansiaba tanto poder razonar con el desesperado perro.

— ¡Ella es mi Star! — declara frustrado, harto — Es mi mejor amiga, es mi confidente, es mi pareja. Es la persona a la que amo,  y...

— ¿Y nosotros qué? — James interrumpe su discurso, no queriendo escuchar más porque el sentimentalismo lo lograría convencer — ¡Tan solo escúchanos Sirius! ¡Escuchame! — rogó, rogó con sus gestos y mirada — ¡Adhara fue mi amiga, fue alguién en quien confíe y fue mi sabelotodo! ¡Pero ya no! ¡No lo es más y no lo será! — declaró firme, pero Sirius notó el dolor en su voz — No desde el momento en que se juntó con ellos ¡No desde que se convirtió en una trai-!

— Ni te atrevas a completarlo, Potter — amenazó Sirius. 

Y James temió.

Temió, porque nunca le había hablado así antes. Temió, porque nunca había escuchado ese tono de voz salir de su amigo. Temió, porque nunca antes, había recibido la mirada que los Black sacaban cuando defendían a lo que quieren, a los que aman.

— Ella lo dijo — murmura entre dientes, sin pensar en su reacción.

Porque James no temió por él, James temió por Sirius. 

— ¡Mierda! ¡Jodido idiota! — gritó enojado — ¡Deja tus estúpidas ridiculeces por un momento y...! 

— ¡Ella dijo que era una traidora! — el grito dejó en silencio al pelinegro, quien tragó con fuerza para negar.

Sintiendo cómo ninguna palabra podía salir de su boca ante tal afirmación, ante la imagen de su amigo con una mirada que le suplicaba que escuchara lo que decía, porque era la verdad.

— Ella dijo que era una traidora a la sangre — prosiguió Potter, aprovechando que Sirius no decía nada. Aprovechando que Sirius se encontrara en un dilema emocional.

— ¿Y eso qué? — preguntó irónico, recuperando el poder de su voz — ¿Tan solo escuchas lo que...?

— ¡Si lo sé! —  James interrumpe, sabiendo muy bien cómo terminaría la frase de su amigo. Pero ya habría tenido suficiente, ya había intentado que su amigo cediera y de esta forma la realidad no le afectará. Pero ahora, notando que su apego con la serpiente era más fuerte de lo que creía, tan solo le quedaba ser el rudo en la discusión. Ser el policía malo de la situación — Sé muy bien que nosotros también lo somos.

— ¿Y entonces porque crees que ser traidor a la sangre es motivo suficiente para que nos traicione? —  ataca el Black, irritado de la situación — ¡No seas imbécil, James! ¿Escuchas tu mierda? ¿Escuchas tu propias palabras? ¡Porque parece que no tan solo eres malditamente ciego! ¡Si no que, como premio doble, te convertiste en un jodido sordo que no escucha lo que dice! — ruge, acercándose aún más a él, con la furia recorriendo su ser.

— ¡Si escucho mis palabras, Sirius! — James no retrocedió ante el acercamiento — ¡Y tengo una buena audición porque si no, no hubiera escuchado la conversación de quien dices conocer junto a ellos! ¡Junto a los mortífagos! — exclama, haciéndole frente a su hermano.

Porque haría lo que sea necesario para que Sirius abriera los ojos.

— ¡Mientes! — declara desesperado, intentando ignorar los ojos de su amigo, aquellos que suplicaban por ser escuchados, aquellos que pedían ser vistos para que notara la verdad.

Sirius lo sabe. Él lo sabe. Él sabe perfectamente que ella jamás se juntaría con los responsables de las atrocidades que se leían en el Profeta. Y debe aferrarse a eso, debe de escucharse, no debe de dejarse llevar. 

No debe de escuchar a su familia.

— Somos traidores a la sangre, traidores a los que nos atrae, traidores a lo que nos impone —James relata con firmeza — Entonces ¿Por qué no podría traicionarte a ti también?

Sirius niega. Y esta vez cierra sus ojos, importando poco mostrarse débil con esa acción, porque el necesitaba encontrar una respuesta a lo que su amigo ha declarado, necesitaba encontrar algo que desmintiera lo que James ha dicho. Sirius lo necesitaba, ansiaba una respuesta, de verdad que lo hacía. Pero no había respuesta, no existía justificación para lo que él bien sabía que era cierto. Él mismo lo sabía, él mismo sabía que era un estúpido si no reconocía que sus dos excepciones lo estaban condenados en ese mismo instante, riéndose de lo ingenuo que en todos este año había sido, burlándose de él por creer que ignorándolo jamás lo recordaría. Porque Sirius había traicionado a su hermano en su momento. Sirius la había traicionado. había traicionado su Star, en el momento en que la despreció por ser Slytherin. 

Pero ella no era como él, Adhara era de lejos, la mejor parte de su vida, y como tal  versión, jamás lo haría. Ella jamás lo haría, de eso él estaba convencido.

— No sabes lo que dices James ¡Ella no nos traicionaría! — declara, abriendo sus ojos para confrontar a su amigo.

— ¡Tu no la escuchaste Sirius! —  James no se detiene, bien sabe él que debe encontrar una forma en la cual su amigo abra los ojos, por más doloroso que sea la realidad a la que él ya ha sido expuesto, Sirius debe ver todo con claridad —  ¡Lily y yo estuvimos presentes en su maldita reunión! ¡Puede que no lo sea, pero lo será!

— ¡No te atrevas a repetirlo! ¡Ni siquiera a insinuarlo! — le escupe — ¡Star jamás estaría con quién tú sabes quién!

— ¿Y por eso se quiere reunir con él? — James cuestiona, rogando a Merlín yu a cualquier gran mago que le de la fuerza suficiente para que su amigo se quede callado, para que su amigo ceda a escucharlo, para que así pueda contar lo que habían escuchado.

— Estás mintiendo, ella jamás... — Sirius niega.

James puede reconocer la misma negación que él llegó a sentir cuando salió corriendo, junto a Lily, del salón abandonado.

— ¡Tienes que dejar de hablar como si supieras todo de ella, Sirius! — pide.

No, mejor dicho, le ordena.

Por más que ellos sean pareja, por más que tengan una relación que supera por mucho la suya, James sabe que uno no puede conocer por completo a una persona. James ahora comprende que uno no puede simplemente asumir actos de alguien a quien creían conocer. Porque simplemente, el Potter sentía que ya no conocía a quien en su momento había sido su sabelotodo.

— ¡Es por que lo sé, James! —  declara, aferrándose a su creencia —  ¡Soy el único que puede hablar sobre que haría, soy el único que conoce sus intenciones! — él lo sabe, Sirius está seguro.

Porque dentro de todos los que están en la habitación, solo él, tan solo él, conoce el secreto que su chica esconde.

— ¡No, claro que no! ¡Por qué de ser así, ella te hubiese contado de las reuniones que tiene! ¡Ella te hubiese contado que planea juntarse con el! ¡Que es una traidora desde hace quien sabe cuanto y que, por más que lo neguemos, ha estado juntándose con ellos! 

— No, ella no lo es — afirma el pelinegro, con un atisbo de duda en sus ojos.

¿Cómo no dudar cuando a la persona que más confianza tienes te mira con esos ojos, rogando por comprensión?

— Tienes razón, no lo es — James lo confirma.

Sirius Black parecía haberse librado de esta, parecía ser que había ganado la discusión, así que ordenó a sus propias defensas que regresaran, que se calmaran.

Lo será — fue el último golpe que se necesitó para que la pared, que protegía al pelinegro, se derrumbara. 

Y aprovechando la destrucción, el miope procedió a relatar.

°•°•°•°•°•°•°

James alejó a Lily, quien confundida, quiso preguntar qué sucedía. Pero ella escuchó la razón por la cual su pareja la había alejado, personas habían entrado al salón abandonado donde se encontraban.

— ¡Lo siento! — ellos escucharon una voz parecida a la de Sirius — No pude... les dije que no, pero ellos...

— Regulus — ambos reconocieron la voz — Respira y contrólate — pidió — No es tu culpa.

— Pero, Adha... — él intentaba hablar.

— Ella tiene razón, Reg — James notó el semblante derrotado de Lily — No es tu culpa.

— Y ahora, tienes que mantener la calma — ordenó la pelinegra.

James y Lily no podían verlo, por que se habían ocultado en el ropero que se hallaba en el salón, pero Regulus asintió, tranquilizándose por el pequeño beso en la frente que su amiga le dedicó. Entonces, el rostro del Black dejó de ser la de un niño asustado para convertirse en el de un adolescente que tenía todo controlado, porque había apagado sus emociones. La puerta del salón se abrió de manera repentina, Lily cubrió la boca de su pareja, al ver como estuvo a punto de soltar una exclamación que delataría su presencia.

— Parece que no podemos encontrar al uno sin el otro — una voz desconocida para la pareja escondida resonó.

— O puede que no sean tan listos como para emboscar a la gente — respondió Adhara.

— ¿Nos estas llamando...? — intentó hablar una mujer, quien paró de hablar por algún motivo que los leones desconocían.

Tal parece que serían nuevamente oyentes de una conversación no deseada.

— Es un gusto volver a tener que cruzar palabras contigo, Adhara — James y Lily asumieron que tal voz era del líder — Y un gozo tener la oportunidad de hablar contigo, Snape.

— Lamento informar, que no tengo conocimiento de su persona — el pocionista habló.

— ¿No? Pensaba que ya le habías contado de nosotros, Adhara — ¿Nosotros? James frunció su ceño.

— No consideré que fuera relevante.

— Fingiré que no me siento dolido por eso, querida — Lily sintió como el cuerpo de James se tensaba.

Ambos escucharon la risa de Adhara, pero no era a la que estaban acostumbrados. Esta era diferente.

— ¿Querida? — se burló — Creo que no tengo que recordarte lo que sucedió cuando me llamaste así anteriormente, a menos que no te hayas observado en el espejo el día de hoy.

— Créeme, querida, no hay día en que no recuerde nuestro ameno encuentro. Pero no es necesario traer viejas memorias al presente, han de intuir el porqué de habernos reunido hoy.

— ¿Reunido? — repitió como si fuera un chiste — ¿Fuiste invitado a esta reunión, Severus?

— No — respondió.

— ¿Regulus?

— Las lechuzas no han traído ni una sola carta — informó.

— A menos que me equivoque con el significado de la palabra reunión, esta no es una reunión — señaló firme.

— No hay por qué estar a la defensiva, Adhara — indicó el líder — Puedes dejar tu postura de protectora, no tenemos intención de atacarlos.

— ¿He de confiar en tu palabra? — cuestionó brusca, una breve risa masculina se oyó.

— No — contestaron — Y eres lista en no hacerlo.

Por unos minutos, el silencio se hizo presente en el salón. Los leones se angustiaron, no tener visión sobre lo que sucedía les preocupaba, en especial cuando no sabían que sucedería si descubrieran que ellos estaban allí.

— Pero tienes razón, las presentaciones no son relevantes en este momento. Lo que sí es, es lo que vengo a ofrecerles.

— ¿Ofrecer? — Severus sonó interesado.

— Así es, Snape — satisfacción, eso oyeron los leones en su voz — Vengo a ofrecerles lo que ningún mago aparte de él podría ofrecerles — su mención hizo paralizar a los leones.

— ¿Y qué es eso? — curioseó.

— Obtener poder — respondió — Obtener gloria, obtener respeto, obtener pureza.

— ¿A cambio de qué?

— Unirte a nuestra causa.

— Sencillo, ¿No es así? — esta vez habló una mujer.

— No — respondió Severus — Porque no sé de qué trata su causa

— Oh, Severus — el líder pareció entrar en confianza como para llamarlo por su nombre — No eres tan ingenuo, sabes bien de qué causa hablamos.

Lily creía que se equivocaría, pero en realidad, era un hecho que Severus perdió el interés de la conversación ante esa respuesta, el que había sido su amigo le disgustaba cuando suponían cosas, en especial, cuando él estaba indicando algo.

— Es tan gracioso como pierden oportunidades — se burla Adha.

— Tan halagadora como siempre, Adhara. ¿Cómo podríamos hacerlo mejor?

— Para empezar ¿Poder? ¿Qué saben ustedes de poder?

— Lo necesario para servir a alguien que te haga poderoso.

— Sí, esa vendría siendo una clara definición de poder — James no la veía, pero sabía que Adhara había rodado los ojos — El poder que ustedes creen tener, que creen obtener, no es suyo.

— Oh ¿En serio? Den un paso adelante — los leones escucharon pasos — Ahora uno atrás — escucharon lo mismo — Den media vuelta, vuelvan a sus posiciones originales — el mismo ruido sonó después de tales ordenes — Poder es poder, Adhara.

— ¿En serio? ¿Entonces si pides que me ataquen, ellos lo harían?

— Por supuesto.

— ¿Seguro?

Silencio. Nuevamente el silencio tenso apareció.

— Pídeselos — ordenó Adhara.

— Ataquen — los leones no escucharon nada — ¿Qué no oyeron? ¡Saquen sus varitas! — sonó furioso, pero nada sucedió.

— Poder... — por su tono de voz, sabían que iba a dar una reflexión — El poder se convierte en nada cuando lo has logrado por temor. Pero... ¿Qué hubiese sucedido si ellos te tuvieran confianza? ¿Si te tuvieran lealtad?

Ellos me tiene lealtad.

— ¿A ti? ¿O al hombre al que sirves?

— No sabes de lo que hablas — sonaba enojado.

— Sé más de lo que crees — admitió con egocentrismo — Sé que servir a este hombre, no te da poder, te hace creer que tienes poder. Pero en el momento en que falles, ¿Te has preguntado si ellos dudarían en atacarte?

— No lo harían.

— ¿Ni por una orden de él?

— No lo harían — respondió entre dientes.

— Claro que no, porque conoces a quienes están detrás de las máscaras, ¿No es así?

Los leones retuvieron su respiración por la sorpresa. Se miraron aterrados, ellos... pensaron, ellos... ¿Era a ellos a quienes se referían?, se cuestionaron.

— ¿Sabes? Sí, tienes razón, pero no siempre la tendrás. En algún momento, Adhara, fallarás y... ¿Qué harás? ¿Qué harás cuando te equivoques?

— Aprender — sonó sincera — El que tenga miedo del error es un ignorante que nunca podrá superarse así mismo ¿Eres tú, acaso, ese alguien?

— Sabes bien que no.

— Bien, porque de serlo, me hubieras decepcionado — escucharon unos pasos — Ahora, hablemos de lo importante, tal parece que lo conversado desapareció de tu memoria.

— No, no lo ha sido — corrigió — Es solo que... no he tenido suficiente tiempo para...

— ¿Qué tanto puede costarte enviar una lechuza? — se burló la chica — A menos que tengan otra manera de comunicarse...

— Haces preguntas sin hacerlas — señaló la mujer.

— Una buena pero impertinente observación.

— Quiere sacar información — advirtió la misma mujer — ¿Por qué seguimos intentándolo? ¡Está demasiado claro que ella no...! — un ruido seco se escuchó.

Los leones temieron por lo que pudo haber sucedido.

— Es leal a sus impuros amigos. ¿Crees siquiera, que podrás convencerla?

— Sí, porque sé algo que tú no.

— ¿Y qué es eso?

¿Querida? ¿Quieres responder?

— No — una sonrisa apareció en el rostro de los leones sin quererlo.

— Bien, entonces quedará como un secreto entre ambos, querida. Mientras tanto, tú, vuelve a tu lugar — se dieron sonidos que no pudieron interpretar — No he podido, pero puedo ofrecerte algo diferente.

— Lo siento, pero si no es lo que pedí, no creo que esta conversación llegue a un lado.

— ¿Ni siquiera quieres saber qué es lo que puedo darte? Estarías completamente a gusto con ello, créeme querida — silencio, pero los leones asumieron que Adhara hizo algún gesto en respuesta — ¿No? — el líder suspiró — No entiendo cuál es tu intención en querer eso.

— No es mi intención que lo entiendas.

— Veo que nuestra charla no llegará a ningún lado, no obstante, creo que aún puedo tener unas cuantas palabras contigo, Severus.

— Y yo sé que estás equivocado — otro suspiro dió el líder.

— Querida Adhara, no sé cómo haces para que nunca llegue a tener una conversación con los demás.

— No hago nada, eres tú quien pierde oportunidades.

— Si te consigo tu reunión, con todos los cercanos a él ¿Aceptarías?

— No.

— ¡Intenta hacer de esto algo fácil, Adhara! Lograrás que me...

— ¿Maten? — completó por él — ¿Ha de importarme? No sé qué tanto miedo te da cumplir mi petición — pasos se escucharon — No lo entiendo cuando dices ser poderoso.

— Es por que va más allá de mi capacidad.

— ¿Es una broma acaso? ¿Tengo que reírme?

— Adhara...

— No — unos pasos sonaron — ¿Quieres saber aún por qué me quieren?

— ¿Qué—? — la voz de la mujer se cortó, los leones no supieron la razón — ¿Por qué?

— Porque soy una traidora — responde — Puede que a la sangre, pero los títulos siempre pueden cambiar o aumentar ¿No crees?

— ¿Qué quieres decir con eso? — la mujer cuestionó pero solo recibió una sonrisa, que ni Lily ni James vieron, pensando que había sido ignorada por Adhara.

— Ahora, está reunión — habló con ironía — Acabó — seguida de su afirmación, pasos sonaron.

— ¡Espera! — los pasos se detuvieron — Si aceptas reunirte con los más cercanos, ellos podrían llamarlo. Conseguirías lo que quieres — la voz del líder poseía una pizca de desesperación.

Pero los pasos volvieron a sonar hasta desaparecer después de la siguiente afirmación:

— Lo pensaré.

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

6 916 palabras.

¿Cómo que lo pensarás? ¡¿Qué tienes que pensar, niña?!

¿Saben que al estar leyendo desde los ojos de Lily y James, no saben todo lo que sucedió en la "reunión"? I just saying....

Dejé la conversación para el final. Así que... ¿Les gustó la forma en que narré este capítulo? Espero que lo hayan disfrutado y que no se hayan confundido.

¿Por qué publiqué de madrugada? Porque tenía pensado el viernes acabarlo, pero la discusión entre Sirius y James fue más trabajoso de lo planeado xd.

So...

¿Opiniones sobre la reacción de James y Lily?

¿De la de Peter y Remus?

¿O la de Sirius?

Sé que Frank y Alice existen, pero a diferencia de los demás, ellos no son tan unidos a nuestra querida Adha como los mencionados.

Y eso me lleva a otra pregunta: ¿Qué creen que Adha esté haciendo?

Adoro sus teorías y ustedes muy bien lo saben uwu 

Así que me encantaría leerlos :3

Por otro lado, promocionar de nuevo mi cuenta de instagram, cofcofPassionisReadcofcof,  donde dí un avance de este episodio. Además, estaré respondiendo preguntas con TOTAL sinceridad. 

No obstante, si son preguntas que llevan integradas spoilers, contestaré sí, pero, la respuesta estará camuflada. 

Tengo que guardar algunos de mis trucos ¿No?

Así que, pido esto: lo que se responda en la cuenta de Instagram, se queda en la cuenta de instagram.

Sabes a qué me refiero, así que shh con amor <3

¡De todo corazón espero que tengan un genial domingo! Recordarles que son personas maravillosas y, por ende, todo lo que se propongan hoy día lo lograrán. Por favor, cuidense y cumplan con las medidas de prevención ante el covid que cada gobierno ha implementado. Y no se olviden de tomar awita uu.

Los quiere y ama,

Una Slytherin,
no tan Slytherin

Psdt: ¿Alguien noto la referencia a una serie? Espero que sí, por que desde hace tiempo quería hacerlo pero no tenía idea de cómo JSDJKASDJSAJKA

Psdt2: Siento que la nota sea tan larga xd.

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