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›«No es real»‹

Omnisciente

Las estrellas esa noche brillaban y ambos pelinegros estaban agradecidos con ello, puesto que de la iluminación no debían de preocuparse pero del estar y admirar al otro sí. Se encontraban echados, solo teniendo una manta tapándolos, no había sentimiento que pudiera describir lo que ambos sentían y aquello no les preocupaba, porque solo bastaba con mirar al otro para saber que ambas partes habían caído por el otro.

Adhara comenzó a garabatear con su dedo en el pecho de Sirius, mientras que esté solo acariciaba su cabello y dejaba ciertos besos en su frente. La serpiente amaba esos pequeños momentos que tenían, donde sintió que no toda su relación se basaba en la atracción sexual, sino, que también iba más allá, que también había sentimientos puros y verdaderos de por medio. Y Sirius también sintió lo mismo, amaba el terminar en aquella posición luego de haber estado juntos, amaba aquellos momentos en los que los gestos y caricias eran sus conversaciones y cualquier palabra sobraba.

Más aún sintiéndose completos, ambos jóvenes notaron como uno de ellos era embriagado por un sentimiento distinto al que siempre compartían. La fémina de la relación se apoyó en el suelo para poder sentarse y poder tener una mejor vista de su novio, conectando ambos sus miradas, la serpiente posicionó su mano en la mejilla del contrario y este buscando más contacto se dejó guiar por esta. La mirada de Adha se volvió una interrogante y Sirius sabía que él porqué de está, negó con la cabeza intentando que dejara el tema más la chica insistió. El León le sonrió y comenzó a pasar sus manos por el cuerpo de la chica, está notó como el ceño del mayor de los Blacks se fruncía cuando pasaba sus manos por ciertos lugares y allí lo comprendió

- Sirius ... - susurro ella, el mencionado emitió un ligero «ajam» en signo de que la estaba escuchando - No son nada de lo que preocuparse - cuestionó en el mismo tono, más el pelinegro parecía sin estar conforme con esas respuestas - Cariño, me las hice cuando estábamos practicando Quidditch - le explicado refiriéndose a las pequeñas heridas que su pareja se había dado cuenta que poseía.

- ¿Quidditch? - cuestionó él con una ceja alzada, tanto él como ella sabían que esa no era una explicación concreta por el simple hecho de que la pelinegra destacaba en aquel juego.

- Sí, Quidditch - afirmó ella - Estuvimos practicando con los chicos, pero hubo un niño que apareció y quiso participar - comenzó a narrar - Se lo negamos, claro está, pero se enteró y sacando una de las barredoras del armario comenzó a volar - la chica estaba concentrada en aquel recuerdo que a Sirius le pareció tierno cuando arrugó la nariz, acción que hacía cuando algo le causaba molestia - Paramos la práctica y le pedimos al niño que bajará, este se negó y en un momento empezó a tambalearse - Sirius comprendió al instante el cómo se había hecho esas heridas.

- Fuiste hacia él y lo salvaste de una caída ¿No es así? - ella asintió.

- Rodamos un poco brusco por el suelo - se encogió de hombros - por ello los rasguños - contestó a la pregunta no formulada por su pareja.

- Debes cuidarte más - exigió, la pelinegra sonrió al notar el lado protector que aparecía en su chico.

- Lo hago - dice ella.

- Pero te dejas de lado cuando alguien está mal - negó con la cabeza, dio un suspiro y se escondió en el cuello de su chica, la mencionada empezó a darle las mismas caricias que antes Sirius le daba.

Las palabras desaparecieron de nuevo en el dialecto de ellos, siendo las caricias quienes la reemplazaban. Después de un momento Sirius comenzó a darle pequeños besos por su hombro y cuello causando ligeros suspiros en su chica, sonrió al notar como conocía todos aquellos puntos sensibles de su pareja. Dejó un largo beso en la marca que poseía antes de acercarse a sus labios y apoderarse de ellos de nuevo. El beso era uno suave y con sentimiento, el tipo de besos que se daban cuando solo estaban ellos. Adhara se sentó a horcajadas y Sirius no evitó que sus manos por instinto se movieran hacia la parte baja de la espalda de su novia para acercarla más a ella. Los movimientos y roces eran más profundos que antes, los besos más intensos y las pupilas más dilatadas. Las lujuria se había apoderado del lugar, creando un ambiente ideal para la pareja.

Y bajo la iluminación de las estrellas, aquella pareja había cedido al deseo.

• ° • (...) • ° •

— ... y con eso terminamos la época oscura. Ahora continuaremos con la época media, en el cual los magos... – paró al ver cómo algunos alumnos alzaban la mano – ¿Alguna duda chicos? – cuestionó y señaló a uno de los leones.

— ¿Eso es todo? – preguntó confundido.

— Así es – contestó el mayor.

Los alumnos se dieron una mirada, hace poco el profesor les había contado la leyenda de las cinco grandes, aquellas que habían buscado alguna solución para acabar con esos tiempos oscuros. Esta había causado interés en ellos, por la manera en la que el profesor lo había relatado, y tenían la esperanza que aquella "solución" de la que tanto se hablaba en la leyenda volviera a aparecer.

— ¿Y qué hay de ellas? ¿No apareció la solución? — preguntó uno de los estudiantes, la gran mayoría de los presentes asintieron ante ello.  

— Chicos, es solo una leyenda — contestó el Profesor — Es prácticamente un cuento — más los alumnos siguieron insistiendo de que podría ser real, transformando el salón en un debate; los argumentos y hechos salían de la boca de varios, buscando la manera de unir todos aquellos puntos que recordaban de lo que habían aprendido con el Profesor Binns para sustentar sus teorías.

Remus y Lily parecían estar en su  salsa, ambos concordaban con la opinión que solo era una leyenda, nada verídico, y parecían divertirse respondiendo a todo aquel que decía que este cuento fuera real; los demás Merodeadores se mostraban interesados en escuchar cómo es que su amigo destruía, literalmente, los argumentos de los demás, mientras Paula admiraba la nueva faceta que veía de su hombre. Por otro lado, teníamos a la pelinegra ya conocida, quien parecía estar leyendo su libro, aunque por más que quisiera, solo podía leer una línea una y otra vez sin llegar a concentrarse del todo por el bullerío que reinaba el salón, o eso era lo que observaba el Profesor Gallagher, quien sonreía satisfecho por haber destruido aquella tranquilo y sereno rostro de la slytherin.

El ruido seco de un libro cerrándose llamó la atención de todos, quienes guardaron silencio al ver como Adhara se daba la vuelta para mirarlos.

— Es una leyenda, el único fundamento que hay es la existencia de ellas. Esta historia solo fue creada para causar terror a aquellos magos oscuros y que de esta manera tomen en cuenta sus actos — explicó firme, la seguridad en sus palabras fue suficiente como para convencer a algunos — Se sabe que, después de la muerte de las "cinco grandes", como le dicen, los magos oscuros dejaron de hacer uso de su magia contra los muggles por temor a que la "solución según ellas" llegase — tanto Lily como Remus asintieron conformes con lo que su amiga pelinegra decía, aunque no reconocieran los datos que estaba dando, no dudaría de ellos, todos allí sabían que Adhara era prácticamente una enciclopedia andante — Fueron cinco meses en las que hubo una minoría de casos en los que los muggles se vean afectados, suficiente para que se pudiera creer el plan con el que se acabó la época oscura — culminó y, satisfecha de haber aclarado aquel tema, volvió a su asiento y abrió su libro, ahora sí que podría seguir con su lectura.

— ¿De donde son esos datos, Señorita Jones? — la mencionada solo pudo rodar los ojos, definitivamente Salazar no quería que terminara de leer su biografía — Si bien son buenos fundamentos,no recuerdo haberlos explicado en clase y no haberlos leído — sonrió.

Adhara levantó su mirada y la conectó con la burlona mirada de su profesor, juró que estaba tentada de decirle una respuesta súper sarcástica y burlona donde lo pondría a dudar sobre la carrera que había elegido pero se contuvo, aún no era tiempo de lanzarle un avada verbal.

— Nosotros, los magos,no somos los únicos con libros de historia, Profesor.

— Tengo claro conocimiento de ello, pero eso no responde a mi duda — señaló con una ceja alzada.

— Si bien después de la época oscura — comenzó a relatar retándolo con la mirada a que se atreviera a interrumpirla — se utilizó varios métodos para que los muggles olvidaran los sucesos ocurridos, algunos de ellos no funcionaron del todo, por lo que algunos de los libros muggles contienen ciertos hechos que a los magos se les escaparon — sus compañeros la veían interesados, en especial la pelirroja de Gryffindor, quien no tenía idea sobre que Adhara también había leído historia muggle y apuntó mentalmente tener una conversación con su serpiente amiga sobre lo que opina de algunos hechos históricos — como es el caso del libro de Virginia Pardo, una escritora de cuentos basados en lo que ella llamaba recuerdos, donde se nos narra con más profundidad, y desde la perspectiva de los muggles, como ellos afrontaron esta época y en uno de sus cuentos sobre el silencio después del grito nos narra estos cinco meses que he dicho — todos quedaron en silencio procesando lo que la pelinegra había explicado.

— ¿Entonces su argumento se vale de un solo libro muggle? — cuestiona el Profesor — ¿Qué van a saber ellos de nuestra historia que nosotros no? — musita divertido.

— Que porque le hayan borrado la memoria no significa que no sea su historia también, Profesor, le recuerdo que ellos fueron la principal razón de esta época — la sonrisa desapareció del rostro del mayor — Y Virginia no es la única, si queremos hablar de Magos hay que también nombrar a Marie Mess, la inventora de varios hechizos y contrahechizos, quien hizo una investigación profunda de estas cinco grandes por la curiosidad que era característica de ella.

— ¿Marie Mess? Sí, gran hechicera pero no una historiadora como tal — la pelinegra frunció el ceño irritada, su gemela supo al instante que se debía por cómo el Profesor minimizaba a una de sus personas a seguir.

— Si de historiadoras quiere hablar, Brienne de Gales también comparte la opinión de que la leyenda solo fue para causar temor y conseguir tiempo — el profesor asintió poco satisfecho.

— ¿No serán esos los únicos nombres que tienes? Mujeres fundamentando con mujeres, era de esperarse — un aura de hostilidad apareció en cada fémina del salón — Es admirable ver que te respaldas en ellas, pero creo que deberías buscar fundamentos de otras personas, tal vez... — más fue interrumpido por la pelinegra.

— ¿Tal vez un hombre? — soltó con ironía — Cuando creí que no había nada más bajo para usted que leer la mente de un alumno sale con esta... — rodó los ojos mientras lo señalaba, demostrando que no había palabras para describir su actitud — Si de hombres quiere hablar, tenemos a Peter Stark, Jamie Vensie, Orion Strem...

— Creo que son nombres suficientes, Señorita Jones — interrumpió el profesor

— Edward Hold, Seikichi Kimanora, Jon Reyes... — siguió ella

— Señorita Jones — advirtió.

— ¿A caso no quería que escuchar nombres, Profesor? — preguntó sin pelos en la lengua.

— Me ha quedado claro sus argumentos — acepto mientras desviaba la mirada.

— Pero aun así, no se fía del todo ¿No es así? — Adhara había notado la duda en ese simple gesto que el profesor había dado.

— No puedo hacerlo si no los compruebo — contestó él.

— Claro, porque no puede fiarse de una alumna — tomó una pose ofensiva.

— No es lo que he... — quiso remediarlo.

— Oh, claro que sí. Por que usted se niega aceptar que una simple alumna tenga mayor conocimientos de su carrera que usted mismo a pesar de los años que lleva ejerciendo, es un daño a su  orgullo, y este se hace mucho más grande por el mero hecho de ser mujer ¿No es así? — atacó sin remordimiento alguno.

— Está sacando los comentarios fuera de contexto, jovencita — señaló, más su punto no fue tomado con la importancia que él desearía.

— No, lo sucedido aquí, es que a diferencia de ustedes, las mujeres pueden pensar en las consecuencias que pueden haber antes de hablar, no como usted que acaba de minimizar a todas aquellas grandes mangas que he comentado y no me he de sorprender que crea que esta leyenda sea falsa por el hecho de ser mujeres los que se encuentran en ellas — para este momento, todo alumno guardaba silencio, esta vez no había persona alguna que apoyara al profesor, aquel comentario había sobrepasado la paciencia de todos.

— ¡Suficiente! No toleraré esta... — más fue interrumpido.

— ¿Falta de respeto? El que usted ha hecho hacia todas las mujeres aquí presente, Profesor .

— Adhara...

— Señorita Jones, Profesor, en ningún momento le di el permiso de tutearme,por lo que le pido su respeto.

— ¡Un respeto que debe ser ganado más no exigido! ¿No recuerda?

— No intente utilizar mis palabras en su contra, en ese caso, su exigencia de respeto era absurda, por el simple hecho de exigirla por ser profesor, pero en cambio, yo le estoy pidiendo respeto a mi decisión de no ser tutelada por usted, al fin y al cabo tengo el derecho de tomar esta decisión. ¿No es así? ¿O es que usted tampoco tiene conocimientos de los derechos humanos?

Los espectadores de aquella discusión creían haber visto cómo salían chispas de las varitas de ambos debatientes, más aquello fue interrumpido cuando el Profesor suspiró y con una sonrisa asintió, Adhara apretó los puños a sabiendas de lo que haría.

— Está en lo correcto, Señorita Jones, mis disculpas del caso — la gemela de la mencionada pudo escuchar el "cínico" que Adahara había susurrado — Ahora, volviendo al tema de la clase, como proyecto les dejaré que investiguen sobre esta leyenda y si es cierta o no, es una tarea libre, pero tengan en cuenta que el que recaude mayor información y tenga buenos argumentos, será exonerado de todo trabajo en lo que queda del año — los alumnos parecieron olvidar la situación dada al solo escuchar que serían exonerados de sus tareas, aquello si que era un melodioso paraíso.

— Profesor...

— No, Señorita Jones, usted no sería exonerada. Si bien ha demostrado clase tras clase no tener ninguna duda,la única forma que tengo para evaluar a usted es está — demandó con una sonrisa.

— Su hora ha acabado, pero como bien he mencionado, usted es de las personas que no piensan antes de hablar— las sonrisas aparecieron en el rostro de los presentes y antes de lo que él profesor hubiera podido idear alguna respuesta, ya todos habían abandonado el salón.

La pelinegra salió lo más rápido que pudo del salón, agradecía a Merlín que en ese momento no tuviera más clases hasta dentro de unas horas, ya que no sería capaz de guardarse todo aquel mal humor que el profesor de Historia le había causado.

— Dhara... – murmuró él más callado del grupo, está se detuvo de golpe y lo miró tan sería que lo asustó.

— Pet... – el mencionado retrocedió un paso al ver la mirada que su amiga le había dado, está suspiró – Lo siento chicos, no estoy de humor – mencionó para después alejarse de los leones quienes solo se la quedaron observando.

— Yo... – él ojigris hizo el ademán de irse cuando se vio interrumpido.

— Ni te atrevas Black – todos voltearon observando con sorpresa a la pelirroja que se encontraba tras de ellos – Ustedes siempre ocupan a Adha y, déjenme decirles, que el que ella sepa de historia Muggle me ha causado demasiado interés – caminó por el medio del grupo sin prestarles mucha atención – Por lo que hoy, yo me encargaré de algo. ¿Nos vemos después Pau? – la castaña sonrió divertida asintiendo.

— Como órdenes Lils – la mencionada sonrió de lado y con una caminata algo apresurada se dirigió hacía su pelinegra amiga.

— Quita la cara de bobo, Bambi, no te queda – el pelinegro se burló.

— Por lo menos a mí no me han ordenado alejarme de mí novia – se la regresó James.

— Por lo menos yo si tengo una – los presentes soltaron una exclamación sin poder evitarlo al notar como la sonrisa de James se borraba

— Bien jugado – le dió un empujón en su hombro.

— ¿Y si vamos con Hagrid? Tenemos hora libre – cuestionó Paula.

— Además, hace tiempo no lo visitamos – apoyó a la idea Remus, quien tenía su brazo alrededor de su pareja.

Los tres leones que no habían hablado asintieron concordando con aquella pareja y juntos empezaron a dirigirse vacía la cabaña de su gigante amigo, quien los recibió con mucha alegría y galletas. Galletas que al final terminaron por dárselas a Fang ya que eran imposibles de masticar, pero aun así, le agradecieron el detalle porque sabían que aquel gigantón preparaba esas galletas semanalmente con la intención de compartírselas cuando lo visitaran. Hablaron de todo y a la vez de nada, Hagrid preguntó por Adha, los chicos le contaron la situación, el mayor al notar como el solo mencionar al profesor de Historia vivo ponía de un humor tenso a los chicos prefirió no hablar más de ello y seguir preguntándoles sobre las bromas que habían hecho o que tenían planeado hacer, prometiéndole a no decir nada a Dumbledore o Mcgonagall sobre ello.

Por otro lado, nuestra querida Lily Evans había encontrado a su serpiente amiga sentada en el árbol que daba para el lago negro, emocionada de poder hablar con ella sobre la historia Muggle, después de tanto tiempo sin tener a alguien con quien compartir sus puntos de vista, por fin había encontrado a aquella persona. Sonriendo se acercó hacia Adha, notando como parecía estar hablando con alguien, ignorando aquello caminó hasta estar solo a unos cinco pasos cuando lo notó.

Se quedó parada en su lugar, pensando la manera en como salir de aquella escena sin que ninguno de los dos serpientes la vieran, pero supo que fue tarde cuando aquellos ojos que extrañaba aunque lo negara conectaron con los suyos. La emoción que tenía por un momento desapareció al completo y quiso saber si era esto lo que sentía Adhara cuando escuchaba el nombre del Profesor Gallagher.

— Lily... – susurró Severus sorprendido de verla frente a ellos.

Adhara, quien seguía concentrada en lo que decía paró de hablar al ver cómo si amigo ya no le prestaba atención quiso quejarse pero al notar el porqué de su distracción decidió mejor callarse. Aquellos dos ex mejores amigos no había hablado desde que Severus había ido a buscar a Lily fuera de eso sala común para solucionar aquel gran error que cometió, llevándose una negativa de la pelirroja. Adhara al notar como Lily no iba a dar su brazo a torcer y sintiendo como es que Severus empezaba a ilusionarse de nuevo con una reconciliación por verla allí, decidió intervenir con la esperanza que ninguno de los dos hiciera algo para lastimar al otro, y no, no físico, si no sentimentalmente.

— ¡Tomatito! ¿Qué haces por aquí? – exclamó mientras se paraba y se acercaba a la pelirroja, no sin antes darle un modesto empujón a Severus para que saliera de su ensoñación.

— Yo... – la pelirroja desconecto su mirada del pelinegra – Te venía a buscar.

— ¿A mí? – se señaló divertida – ¿Que puede ser está humilde y para nada hermosa y bellísima pelinegra por ti? – Lily rodó los ojos divertida.

— Bueno, la verdad me sorprendió saber que sabía de historia Muggle.

— Oh, sí, es un pasatiempo – se encogió de hombros – Ya sabes, hay veces en las que esté mundo de magia aburre un poco ¿No crees? Siempre es lo mismo, un mago o criatura que al creerse más poderoso que los demás intenta buscar el control de todos a través de métodos para nada pacíficos, digo ¿A quién no le aburre lo cotidiano? – la Pelirroja asintió entendiendo el punto – Por eso hay veces en las que decido darme un descanso del mundo de la magia y me dedico a leer que es lo que nuestros vecinos sin magia hacen en su mundo, por así decirlo ya que compartimos mundo en realidad, y no te puedo negar que es interesante cómo se las arreglan sin magia.

—La verdad es que sí, por ello te estaba buscando, quería hablar y compartir ideas contigo, además, hace tiempo que no pasamos tiempo juntas.

Y la pelirroja estaba en lo cierto, desde que Severus había metido la pata llamando sangre sucia a su amigo a Lily, tanto ella como Adhara no habían hablado ni juntado como antes ya que, siendo Severus una de las conexiones entre ellas, no se habían buscado. Sin embargo, claro que habían compartido palabra alguna, ya sea cuando e juntaban con Paula y a las demás chicas, pero nunca hablando ellas dos solas, por lo que la idea le pareció una brillante a Adha.

— Pues entonces ¿Qué esperamos? – sonrió emocionada, la pelirroja asintió y tomándola de la mano, empezó a arrastrarla para dirigirse a otro lugar donde el bullerio de los demás alumnos no pudieran distraerlas, aunque esta solo era una excusa para alejarse de Severus y así evitar una incómoda conversación.

El pelinegra suspiró al notar como ambas lo abandonaban sin más, sintiéndose completamente ignorado y aplazado por ellas. Se quedó observando el lugar por donde Lily se llevaba a rastras Adha para luego pararse mientras doblaba la manta en donde estaba sentó junto a su pelinegra amiga y la dobló.

— ¡Sev! – escuchó mientras veía una mancha negra acercarse a él rápido, Adhara al llegar le sonrió y lo abrazó – Nos vemos en la clase de Flitwick, guárdame un asiento ¿Ok? – el mencionado asintió mientras recibía otro abrazo de su amiga para luego verla corriendo hacia el puntitos rojo que la esperaba a lo lejos.

Sonrió.

Adhara nunca sería capaz de dejarlo de lado.

— ¡Tomatito, que me arrancadas el brazo! – ambas chicas rieron.

— Exagerada – se burló.

— Ajá, espero a ser tu a quien están jalando del brazo para llegar a no sé dónde – la señaló.

— Llegamos – la pelirroja sonrió de lado al entrar a la habitación que hace unos días había encontrado junto a Alice y Marlene.

Adhara sonrió sabiendo que habitación se trataba, no por nada presumía conocer mejor que el mismísimo mapa del Merodeador aquel castillo, y entró notando como ahora había un par de puff en medio del mini bosquecito. Sonrió por el recuerdo de aquella broma, junto a Paula estaban practicando aquel hechizo para poder crear un bosque en medio del pasillo y de esta forma saltarse unas clases con la excusa de haberse perdido, cuando en esa misma habitación habían creado aquella habitación y no habían podido volverla a su normalidad.

— ¿A qué es un buen lugar para hablar? – sonrió orgullosa la pelirroja de su descubrimiento, Adhara asintió.

¿Por qué arruinar aquella emoción diciendo que ya conocía el lugar? Al fin y al cabo, no estaba igual que como lo habían dejado con Paula ya que la leona le había incluido si toque, por lo que, lógicamente no había conocido aquel lugar decorado.

— Sin duda alguna lo es – ambas muchachas compartieron sonrisa para luego sentarse en los puff y comenzar con aquella conversación que tanto ansiaba la pelirroja.

Podría narrar sobre todas aquellas guerras que hablaron, sobre la manera en que coincidían en sus opiniones o en cómo creaban mini debates con la intención de convencer a la otra. Sin embargo, no lo hago, porque aquellas conversaciones, aquellos debates, se sintieron tan íntimos, tan suyos que no sería adecuado compartirlos.

Ambas habían sentido la suficiente confianza para mostrarse tal y como son, por compartir que es lo que verdaderamente opinan a sabiendas que serían escuchadas y comprendidas, porque ambas sentían que con la otra podían ser solo ella, olvidándose por un momento en lo que los demás esperaban que fueran o que pensaban, al fin y al cabo, ambas eran consideradas las más inteligentes de la generación y por ende siempre tenían que serlo, debían de tener un comportamiento correcto, aunque con Adhara aquel aspecto no era del todo estricto.

El motivo aquí, es que ambas tenían encima suyo la presión de la sociedad, eras las más inteligentes y siempre debían de serlo, porque de no ser así simplemente serían tratadas de farsas. Es por ello, por aquella razón que ambas se permitieron comentar lo que nunca comentaron por temor a equivocarse en algún hecho, en alguna fecha, en algún nombre, sabiendo que aquel pequeño error no le importaba a la otra.

Se sintieron ellas y fueron ellas por un momento, conectaron de tal manera que ni sabiendo como, terminaron echadas en el césped, observando aquel cielo que ambas habían conjurado y hablando de temas tan íntimos como lo era los problemas familiares que tenía Lily con su hermana y sobre porque Adhara nunca hablaba de a dónde iba cuando desaparecía en las vacaciones.

Ambas se conocieron a la otra como ninguna persona hasta ese momento lo había hecho y estaban felices de ello.

De las peores y horribles personas puede sacarse algo bueno. Y gracias a la desagradable situación con el Profesor Gallagher, aquellas dos chicas había encontrado en la otra alguien con quien compartir lo que más miedo le da.

°•°(...)°•°

— ¿Qué tanto hablaron Lils y tu? – preguntó la castaña curiosa.

— De cosas – contestó la pelinegra mientras leía su libro.

— ¿Qué cosas? – cuestionó de nuevo – pásame una liga – pidió.

— Toma – la pelinegra se la pasó – ¿Por qué tanto interés? – contestó con otra pregunta.

— Espera... – murmuró mientras amarraba aquella trenza que había terminado – Me sorprende que las prefectas de Slytherin y Gryffindor llegarán tarde a la clase de Flitwick – comentó.

— Auch – Paula murmuró un «lo siento» mientras seguía con la otra trenza – ¿Qué te puedo decir? Reaccionamos solo cuando Lily mencionó sobre las clases de Mcgonagall – se encogió de hombros.

— ¿Qué relación hay entre Mcgonagall y Flitwick? – frunció el ceño.

— ¿Ambos son profesores de Hogwarts? – contestó dudando – Aunque en realidad reaccionamos por la palabra clase.

— Eso tiene más sentido, pero no entiendo que tanto les pudo haber tomado hablar sobre muggles – habló mientras seguía trenzando el cabello de su amiga.

— Es divertido ver cómo se la solucionan sin magia – Adha se removió un poco recibiendo un «no te muevas» de su gemela.

— Pero todos son unos estirados aburridos – mencionó la castaña.

— No porque te hayan puesto los primeros años en un colegio de monjas Muggle significa que todos son iguales – comentó divertida.

— Iugh, la peor época de mí vida – hizo como si le diera un escalofrío y rieron – Aún así ¿Por qué demoraron tanto? – volvió al tema principal

— Paula... – se giró para verla a pesar de las quejas de está por qué había perdido la trenza que tanto le había costado – ¿Cuál es la verdadera intención de esa pregunta? – preguntó con una ceja alzada.

— Nada – desvió la mirada al ver la mirada irónica de su pelinegra – Es que tu siempre me cuentas todo – murmuró.

— Geme, hay cosas que no siempre son buenas compartirlas, en especial cuando no solo una persona se ve implicada – le contestó – Además no debes de preocuparte, eres la única castaña en mí vida – le guiñó el ojo mientras le daba un beso en su mejilla

— ¡ADHA! – regañó sonrojada mientras que la pelinegra solo podía reírse.

Paula negó con una sonrisa mientras que esperaba a que su gemela terminará de reírse para seguir con el nuevo peinado que se había inventado. Agradecía a Godric que Adha sea susceptible a sus pedidos y que se dejará peinar. No sabía porqué, pero el cabello de su amiga siempre le causaba envidia, era tan sedoso y con un brillo singular, muchas veces la fastidió diciendo que de seguro no era su cabello natural y que gracias a su metamorfomagia era posible aquel ideal cabello. Aún tenía sus sospechas, a pesar de haber estado con ella más de dos meses enteros sin separarse en ningún momento y no haber visto ni un hecho que confirme sus suposiciones.

— ¿Qué peinado estás haciendo ahora? – cuestionó interesada en saber qué hacía su gemela.

— Está vez nada planeado, simplemente quería jugar con mí imaginación en el momento – le contestó.

— Solo espero que no sea de esos peinados que me dejan con ciertos nudos imposibles de safar – pidió dramatizando un poco.

— No seas quejica, solo una vez tuviste un nudo.

— Uno tan grande que ocupó todo mí cabello y tuvimos que cortarlo.

— Pequeños detalles.

La pelinegra se río y negó mentalmente, porque sabía que si se movía un poco, recibiría algún jalón de cabello de parte de su gemela. Esta situación se había vuelto una costumbre para ellas, una vez por mes, Paula le comentaba a Adha sobre su nueva idea de peinado, está le decía sus opiniones y quedaban por las noches en la habitación de alguna de las dos, mayormente era el de la Slytherin, para hacer una de las típicas pijamada adolescentes. Obviamente todo esto a escondidas, porque como sabrán, supuestamente no deberían de compartir contraseña de la sala común con otra persona que no sea de su casa, aunque técnicamente no le había dicho la contraseña, solo la había llevado a su cuarto sin que llegara a escucharlo, por lo que si lo pensamos con lógica, no estaría incumpliendo alguna regla.

— ¿Y el idiota de Ravenclaw no te volvió a molestar? – curiosó mientras tomaba una de las ligas que su amiga le extendía.

— No, cada vez que nos encontramos por algún pasadizo se queda congelado y mira a todos lados buscando la manera de evitarme – contestó con una sonrisa de lado, el acordarse de aquella cara de pánico era un suceso demasiado gracioso.

— Sirius sí que lo asustó – comentó Paula, recordando la paliza que su amigo le había dado al idiota del águila.

— Ni me lo digas – La serpiente negó divertida – Parece ser que la advertencia para el Idiota sirvió para que los demás chicos ni se me acerquen.

— Es de esperarse con tremenda escena que se montó tu novio – le recordó – Sin embargo, en las chicas no he visto cambio alguno – Adhara asiente concordando con su amiga mientras le pasa el peine.

— Sí, ellas siguen intentando algo con él a pesar de haberlas rechazado ya un montón de veces – se encogió de hombros – Igual no es de mí interés, confío en que Sirius puede manejar la situación – Paula asintió está vez.

— En eso tienes razón, las mujeres son más fáciles de apaciguar, las rechazas y después de unas semanas puede que lo dejen o lo intenten de nuevo. En cambio los hombres, a pesar de ser negados piensan que lo hemos hecho la idea de que le seamos interesante.

— Y lo que queremos es lo contrario.

— ¡Exacto!

El silencio se instaló entre ellas, era uno cómodo puesto que solo se llegaba a escuchar el sonido que el agua del lago negro creaba, era un sonido relajante para el gusto de Adha y, a pesar de haberse estresado los primeros días, Paula también había encontrado esa vibra tranquilizante que Adhara le había comentado.

— Adha... – murmuró Paula.

— Mande – respondió automáticamente ella.

— ¿Crees que me puedes ayudar en el proyecto ese de Historia? – cuestionó con duda, a sabiendas que el solo hecho de mencionar la clase podría ponerla de mal humor.

Sintió como su gemela se tensaba y se arrepintió al instante de haber preguntado sobre ello, pero es que de verdad la castaña desearía librarse de las tareas que el idiota y pesado del profesor Gallagher dejaba y la única opción viable para hacerlo era pidiéndole ayuda a Dhara puesto que tanto Lily como Remus se habían negado en ayudarla diciendo que aquella tarea era demasiado importante como para que se copiara.

— Está bien – le contestó – Pero ni pienses que buscaremos hechos para que la leyenda sea cierta, será todo lo contrario.

— Sí, sí, sí – aceptó sin rodeos – Sos la mejor ¿Sabías?

— Sí, pero me agrada escucharlo de vos ¿Podrías decirlo más seguido, sabes?

— Egocéntrica

— Y a mucha Honra

•°•(...)•°•

— Sé que nunca más íbamos a tocar el tema...

— ¿Cuál de todos los temas hablas, Bambi?

Los Merodeadores se encontraba en su habitación haciendo los deberes, como era de costumbre, en mitad de la madrugada, si bien dejaban todo para el último, por lo menos lo hacían, así que se podría decir que eran algo responsables.

— Sobre lo de la Sabelotodo y sus salidas nocturnas – Remus alzó su vista de su libro y miró a Sirius atentamente esperando alguna reacción de este.

— ¿Por qué deberíamos de hablar de ello? – el licántropo habló antes de que el pelinegro pudiera, más que todo para evitar alguna discusión – Acordamos que no sería necesario, es nuestra amiga y confiamos en ella, además, ha demostrado muchas veces que está de nuestro lado.

— En eso Remus tiene razón – Peter murmuró, él ya sabía de la situación puesto que al mismo día siguiente de lo sucedido los tres Merodeadores se lo contaron – Dhara puede ser de todo, pero nunca se juntaría o sería parte de algún grupo del tipo en que estás pensando – defendió.

— Lo sé, pero... – James no sabía cómo continuar, en especial, porque no sabía cómo es que su mejor amigo del alma iba a reaccionar.

El tema de los intereses amorosos o parejas del grupo eran temas comunes y normales, pero, cuando se trataba de que alguna de las ya mencionadas estuviera haciendo algo malo o fuera de lo común era un tema demasiado serio y del que casi nunca se hablaba.

Había sucedido con Paula, cuando en un momento de la relación que tuvo con Remus empezaron a notar que ella desaparecía por algunos minutos y no decía a dónde iba, todos los Merodeadores presentes se habían preocupado por aquella situación pensando en un millón de cosas y todas estas eran evitadas para no crear una tensión en el grupo que no sabían manipular. Agradecían a Merlín que Paula solo estaba organizando una fiesta de cumpleaños sorpresa para su hermano junto con la ayuda de su cuñada y algunos Águilas amigos de Xenophilius y no se trataba de otra situación de las que ellos habían imaginado.

Sin embargo, está situación se sentía diferente, porque lo era. Y era estos momentos en los que el grupo en sí se odiaba por no saber manejar los momentos de tensión.

— Tu también lo has notado ¿No? – el pelinegro le preguntó al Miope, sin alejar su vista de su trabajo y con una voz neutra.

— Sí, lo he hecho – aceptó el miope a sabiendas de lo que se refería. Los dos Merodeadores restantes se vieron con duda sin saber a qué se referían.

El pelinegro se sacudió el cabello, mientras que Remus y Peter compartieron una mirada de duda sin entender nada.

— Emm... – comenzó Peter.

— ¿Nos explican? – terminó Remus.

— Nuestra querida Sabelotodo aparece y desaparece del mapa del Merodeador por las noches – contestó James sin ningún tipo de filtro

— ¿Desaparece? ¿Así sin más? – cuestiona el licántropo con una ceja alzada.

— Bueno, camina hasta los límites del bosque y no hay nada más sobre ella hasta después de tiempo – siguió mencionando el Potter.

— Eso no es lo único – Sirius niega mientras que dirige su vista hacia el baúl de Remus, donde se encontraba el mapa en ese momento – Las visitas a Dumbledore están siendo mucho más cotidianas – Remus asintió procesando lo que decían.

— No le has preguntado ¿No es así?

— ¿Qué esperas que diga? ¡Cariño! Me he percatado que por las noches vas al bosque prohibido y que también vas a visitar a Dumby ¿Es que acaso me estás engañando con algún Minotauro y con esa pasa que le gusta el caramelo de limón? Oh sí, no es que me haya enterado por el mapa Merodeador, no, para nada te he espiado por las noches para saber a dónde te diriges – ironizó Sirius.

— No hacía falta eso Sirius – el nombrado solo rodó los ojos.

— Pues parecía que sí – contestó él – La situación ahora, es que últimamente la veo más pegada a los más pequeños de Slytherin que a su grupo en sí – Sirius comenta.

— Tal vez a eso si le podamos dar una explicación lógica – tanto Sirius como James le hicieron una vela para que Peter continuará – Es prefecta, su deber ahora es ayudarlos a ellos y sabemos que a Dhara le encanta ayudar a los niños – los demás asintieron comprendiendo eso.

— Pero ser perfecta no es excusa para que semanalmente vaya a la oficina de Dumbledore. No me creo que vaya a dar algún resumen de lo que los Prefectos hacen.

— En eso no coincido contigo James – Remus hablo – Puede que esa parte sea cierta, últimamente hemos notado que un par de prefectos no están cumpliendo sus deberes, obviamente esto solo lo hemos conversado Lily, Adha y yo  – Sirius y James  compartieron una mirada, ya sabían a quienes se referían – Adhara se ofreció a avisarle de esto a McGonagall  para después hablar con Dumbledore, puesto que los Premios Anuales ni nos escuchan – el castaño suspiró con frustración al recordar lo egocéntricos que los ya mencionados se habían vuelto – Tengo entendido que desde ese momento Dumbledore le pidió que de vez en cuando Adha lo visitara para que hablaran del tema y, conociéndola, lo más probable es que se quede conversando con Dumbledore sobre quien sabe qué – James asintió procesando la información.

— Bien, eso puede explicar lo de las salidas a ver a Dumby,pero... ¿Y las salidas al bosque prohibido? – apuntó, los cuatro se quedaron en silencio pensando en una respuesta a esa pregunta.

— Tal vez... – el más pequeño de todos habló ganándose las miradas atentas de los demás – Tal vez esté buscando algunos ingredientes para pociones, el año pasado me pidió mi libro de herbología avanzado, ya que como la navidad se acercaba quería regalarle algunas plantas raras para que él pueda empezar con sus experimento de pociones – a la mente de todos se les vino el recuerdo de cuando Adha los dejó de lado por una semana completa con la excusa del cumpleaños del apodado Quejicus – Tal vez sea eso – Peter se encogió de hombros y tomó de nuevo su libro de encantamientos para seguir avanzando la tarea mientras escuchaba atentamente lo que decían.

— Puede que tengas razón, además, la he visto ir sola, no con un grupo como la vez pasada – James murmuró para sí mismo, aunque fue escuchado por todos.

Puede ser que esas razones habían sido los suficientes motivos para que tres de los cuatro leones que conformaban el famoso grupo de bromistas llamados merodeadores dejaran en paz el asunto, pero como todas las veces, siempre hay uno que no se conforma con simples teorías, sino que quería verdaderos hechos que le hicieran notar que Adhara no se estaba metiendo en alguna boca de lobo, por que la conocía de tal manera que no se sorprendería si se enterase que la serpiente ha estado buscando información sobre el hombre poseedor del nombre que últimamente se ha estado murmurando por las afueras del castillo.

Sirius conocía bien a Adhara, no es que en el tiempo en que fueron amigos desde que eran unos infantes no había aprendido nada. Pero a pesar de la confianza que le tenía, él no conocía ninguno de los sucesos que en los años que pasó por los colegios de Beauxbatons y Durmstrang habría creado, si bien conocía los más importantes, él no tenía conocimientos de los aspectos que habían influenciado esos dos colegios en ella. Él sabía que esos colegios la habían ayudado en su increíble conocimiento sobre diferentes áreas de magia, pero a la vez sentía que había aprendido o descubierto algo que se esforzaba en ocultar y no entendía porque sentía tanta preocupación sobre ello.

— Oye chucho — el mencionado alzó la cabeza perdiendo el hilo de sus pensamientos — Deja de comerte la cabeza con tontas y oscuras teoría.

— James tiene razón, le das mucho poder a tu paranoica mente— comentó Remus.

— Solo debes de confiar, por algo la has escogido a ella como tu pareja ¿No? — Peter siguió — Confía en ella — Y sus amigos sabían de lo que hablaban, su mente ya le había jugado malas pasadas así que era mejor ignorarlo por esta vez.

Solo por el hecho de que confiaba en que su pelinegra no cometería nada malo y dejó el tema de lado y se decidió continuar con su tarea sin ninguna preocupación más.

Ya no volverían a tocar el tema o eso esperaban.

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7008 palabras

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Ya todos odian a Gallagher o aún no?

En fin, ¿Cómo han estado?

Espero de todo corazón que bien, por mí parte, yo ando estresada por las tareas y, a eso, sumarle el hecho de prepararse para el examen de admisión y dejar de lado mis dudas sobre la carrera que escogí.

Porque ajá, soy la promoción 2020, la promoción que no existe :'v

F por mi.

Bueno, espero que les haya gustado este cap, y esperen que aún faltan más.

No olviden de comentar, aunque no lo crean, me encanta más los comentarios que los votos, aunque a las personas que votan de verdad tienen mí corazón a su merced, los que comentan tienen mí alma en las suyas.

En fin, los quiere y ama

Una Slytherin,
no tan Slytherin

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