›«¡Lo logramos! ¡No estarás solo!»‹
James
Día número 5
Todos nos encontramos en nuestra habitación, junto a Sirius y Peter nos concentramos en mantener nuestra mente en blanco e intentar conectarnos con el animal que nos causaba el segundo latido desde que tomamos la poción de los animagos.
Frente a mí tenía varias sombras de distintos animales, más ninguno se acercaba. Estaba tentado a rendirme pero después recordaba con qué objetivo lo estaba haciendo y me esforzaba en concentrarme más. Si no era yo ¿Quien iba a ser? Si no lo ayudaba ¿Quién lo haría? Tenía que hacer todo lo posible por ayudar a mi amigo, y de pasada, para darles a Sirius y Peter la esperanza que necesiten para que lo logren, era la tercera vez que lo intentábamos, y me sentía con el deber de darles un ejemplo a mis amigos que si lo lograríamos, ya que poco a poco perdían la fe.
Por un momento un animal se había acercado. Lo miré expectante, como si me estuvieran controlando, me levanté de aquel lugar, no había notado que estaba sentado, sin embargo, al acercarse el animal se alejó y algo me forzó a abrir mis ojos, sintiendo un dolor en mi cabeza.
- ¿Qué pasó? - me empecé a sobar mi cabeza y mire a mi alrededor, Sirius y Peter seguían concentrándose, mientras que Remus sacaba su vista de su libro para darme una mirada. Sobé mi cabeza y al hacerlo sentí algo en ella - ¿Pero qué...?
Remus abrió sus ojos y se acercó rápido, hizo que bajara mi cabeza y note como la inspeccionaba.
- James... - levanté mi vista hacia él, tenía una pequeña sonrisa - ¡Tienes cuernos! - lo miré de mala manera, no estaba para bromas - ¡No me refiero a esos! ¡Me refiero a los de un animal! ¡De seguro te vas a convertir en algún animal con cuernos! - fuí corriendo a verme al espejo del baño, tenía unos pequeños cuernos, parecía como si tuviera una vincha, más eran reales.
- ¡Tengo cuernos! ¡Tengo cuernos! - empecé a festejar y me reí junto a Remus al notar lo raro que sonaba aquello.
- ¡¿Pueden hacer silencio?! ¡Intentamos concentrarnos! - escuché el gruñido de Sirius, más lo agite de los hombros mientras que repetía lo que había dicho - eso ya lo sa... ¡¿Espera qué?! - me tomó del cuello y sacudió mi cabello para observar mi logro - ¡Es una avance! ¡Bien hecho!
Peter había salido de su concentración y también empezó a festejar con nosotros.
Cuando dejamos de lado nuestra celebración, las burlas llegaron hacía mí. ¡No podía hacer que esas cosas desaparecieran! ¡Y Remus no tenía ni idea que tenía que hacer! Al llamar a Paula por si se acordaba de algo nos recomendó que fuéramos con Adhara.
Al llegar con ella, primero me dió un gran abrazo y nos dijo que íbamos por buen camino, además de unirse a las burlas sobre mis pobres cuernos. Al final me dijo que solo tenía que imaginar como era mi cabeza sin aquellos cuernos, que en mi mente estuviera como si fuera una fotografía, al hacerle casos aquellos cuernos desaparecieron y pude suspirar de alivio.
- Gracias - los cuatro hablamos a la vez, ella nos brindo una sonrisa.
- No hay de qué chicos - se encogió de hombros y se despidió de nosotros para seguir con sus actividades nocturnas.
•∆•(...)•∆•
Peter
Día número 14
En estos días ya Sirius y James habían avanzado en su transformación, mientras yo no había logrado nada.
Los chicos me alentaban, pero cada vez que ellos lograban algo y festejaban me hacían sentir como si no valiera nada y que por eso no lo iba a lograr. Siempre supe que ellos eran mejores que yo, que en varios aspectos me superan, pero por una vez, quería ser mejor en algo que ellos no puedan.
Mi decepción al enterarme que aquello era imposible fue abrumadora, por lo tanto me desconcentraba más y perdía la esperanza que los chicos me brindaban para lograr hacer por lo menos un avance.
Cerré mis ojos de nuevo, me imaginé en aquel prado donde solía ir solo para dejar de lado mis penas y disfrutar de aquella vista por un momento, olvidando lo débil e inútil que era y todos aquellos que me lo recordaban con el simple hecho de respirar.
Seguí los pasos que Dara me recomendó, mantuve mi respiración y luego la solté, me concentre primero en tranquilizar mi pie, luego las piernas, seguido del pecho y las extremidades restantes, al final, solo me concentré en mi respiración y en aquellos naturales sonidos que el prado de mi mente me brindaban.
De poco a poco escuché como algunos seres se acercaban a mí, al observarlos mejor, me dí cuenta que eran siluetas de distintos animales, habían de todos los tamaños y de diferentes contexturas, más sabía que tenía que seguir relajado y pensar en algunas cualidades que me definen.
Y a diferencia de los demás chicos, sabía bien que nada me definía a mí, solo el ser una persona con tan poca utilidad e importancia, un ser que no es notado hasta que algún error cometa, alguien que solo busca tener buenos amigos que me cuiden sin medir el costo.
Escuché como unos rápidos pasos se acercaban hacia mí una silueta muy pequeña venía a gran velocidad, más no le di importancia, no creo que lo logré, ni siquiera sé porque me involucré en esta situación si sabía que no lo iba a conseguir, solo soy alguien a quien le gusta ver cómo los demás triunfan mientras uno fracasa, alabando a los ganadores para así olvidar que uno es el perdedor.
La pequeña criatura se subió a una de mis manos, la acerque más a mi, para poder observarla, más solo seguía viendo una silueta, la acaricie un poco y está se mostró agradecida.
De pronto logré sentir como si millones de púas me invadía.
— ¡Peter! ¡¿Qué te sucede?! – escuché lejanamente a alguien intentando llamarme, más el dolor me consumía y solo podía emitir pequeños gemidos y jadeos del dolor.
Por un momento pude sentir las miradas preocupadas de todos, sin embargo el dolor fue más fuerte que no pude lograr pronunciar palabra para decirles lo que me pasaba, aunque ni yo mismo lo sabía.
Cerré mis ojos esperando que aquel dolor desapareciera, y así fue. Cuando abrí mis ojos noté algo diferente, ahora todo era mucho más grande que lo recuerdo, pero aún así yo me sentía diferente, intenta pasar mi mano por mi cabello, pero lo único que conseguí fue ver una pata.
— Peter... – James murmuró asombrado, levanté mi mirada hacia él confundido – ¡LO HAS LOGRADO! – me tomó en sus manos mientras yo chillaba como si fuera una rata.
Un momento.
...
¡LO HABÍA LOGRADO! No sé cómo, pero logré escapar de las manos de James para dirigirme hacia el espejo que habíamos acomodado en el cuarto para que así no se nos haga difícil el notar los cambios que lograbamos de poco a poco. Al acercarme a este mi mirada no me encontró, si no, una pequeña rata estaba en mi lugar, me acerque de poco al espejo y apoyé una des mis patas en aquel objeto.
¡Había logrado convertirme en animago!
Recordando lo que Adhara le había explicado a James, en mi mente me imaginé como era yo en forma humana, como si alguna fotografía de hubiese quedado impresa en mi memoria, de a poco y con dolor sentir como mi cuerpo cambiaba, hasta lograr observar de nuevo mis manos de humanos.
Tres pares de brazos se tiraron sobre mí.
— ¡Lo has logrado Pet!
— ¡Felicidades amigo!
— ¡Eres un animago!
Al final los tres quedamos cansado de tanto celebrar. Era el primero en convertirme en animago, y no podía dejar de pensar que solo era un sueño, a pesar de ser una rata no me quitaba la emoción de haber logrado algo por mi mismo, o bueno, casi.
Al día siguiente, al despertar, seguía pensando que todo lo anterior era un simple y estúpido sueño, pero al notar el mapa que estaba sorprendentemente ya casi terminado me aclaró mis dudas.
Era Colagusano. Era un animago.
Y orgullosamente, era Merodeador junto a mis queridos amigos.
•∆•(...)•∆•
Remus
Día número 20
— ¡Remus! ¡Remus! – me levanté sobresaltado, no sé en qué momento me quedé dormido, lo último que recordaba era estar leyendo mientras que Sirius y James se concentraban en transformarse.
— ¿Qué? ¿Pasó algo? ¿Alguien murió? – atine a preguntar, aún me encontraba medio dormido, y al parecer los chicos lo notaron.
Todos se rieron mientras que Peter me jalaba para sacarme de la cama. Al salir pude observar a James y Sirius con diferentes cambios.
James tenía unas muy grandes cornamentas y una cola de un ciervo mientras que Sirius tenía orejas y cola de perro. Tuve que frotarme los ojos al pensar que seguía durmiendo, pero ese no era el caso.
Una sonrisa se fue plasmando y agrandando en mi rostro, me tire hacia mis dos amigos con el motivo de felicitarlos pero los tres nos caímos mientras que reíamos.
— ¡Peter se une! – gritó el pequeño antes de tirarse encima de nosotros, soltamos un quejido junto con más risas muy mal disimuladas.
— ¡Salte que pesas, Colagusano! – admitió Sirius, más Peter no le hizo caso por lo que el pelinegro se vió obligado a pararse forzosamente ya que Peter se colgó de su espalda.
Sirius empezó a sacudirse como un perro, sin embargo, Pet seguía colgado de él. Aquella escena me recordó tanto cuando en las vacaciones fuimos a aquella feria muggle, en la que la atracción de un toro mecánico nos llamó la atención de todos, Pet nos sorprendió al durar más tiempo que los demás que se caían a los pocos segundo, pero al final fue superado por un milisegundo por Adhara.
Sirius era el toro que intenta quitarle y Peter el gran valiente y hábil torero que se mantiene con vida en pleno juego. Al ya acabarse toda su energía, Sirius se rindió y se tiró al piso, exhausto.
— ¡Has sido dominado por el gran Peter! – comunicó Pet con un pie sobre Sirius, el rodó y Peter se calló de cara, las risas no se extinguieron hasta que un bostezo interrumpió mi carcajada, que la contagie a James, este a Sirius y el último a Peter.
— Bueno chicos, es hora de dormir – ordené – vuelvan a su estado normal, mañana seguirán intentado – todos asintieron y nos acostamos.
— Descansen bien.
— ¡Sueñen con la hermosura que poseo!
— ¡Ni loco soñaré con algo que me produsca pesadillas!
— ¡A dormir!
— Sí, mamá.
Y de poco a poco, el cansancio me fue invadiendo hasta quedar en una profunda oscuridad, pensando en los grandes amigos que poseo y con cierta castaña plasmada en mis pensamientos y su sonrisa que tantas veces me dejó embobado quedé dormido.
•∆•(...)•∆•
Sirius
Día número 25
Otra vez nos encontrábamos en el mismo modo que las anteriores noches. Lo más probable es que en aquel momento, seamos los únicos Gryffindors que siguen despiertos, ya que es de madrugada. Peter se a quedado dormido, a pesar del todo el esfuerzo que hizo para poder hacernos compañía no pudo contra su sueño mientras que Remus a los pocos minutos de empezar a leer se había quedado dormido, recién hoy Poppy le dejo salir de la enfermería después de aquella luna tan emotiva que tuvo, pronto nos tendría a nosotros tres para ayudarlos.
Y deseábamos que fuera más pronto que tarde, puesto que Peter no podía cuidarlo solo en las noches al transformarse en un pequeño animal y Paula estaba en las mismas condiciones que nosotros, le salían algunas orejas y cola, más no se terminaba de transformar.
Dejé de pensar en aquellas cosas y me relajé, habían pasado ya doce días desde que lo único que lograbamos era que partes del animal que nos transformarnos salían y hasta ahí nos habíamos quedado.
Cerré mis ojos y otra vez estuve en aquella pradera llena de siluetas, intentaba hacer caso a los concejos que Peter me había dado. Relajé cada músculo de mi cuerpo, tomé aire y después de unos segundos lo boté, mis pensamientos se dirigieron hacia las cualidades que creía tener.
Para empezar, quedé en Gryffindor y rompí con la tradición de mi Familia sabiendo las consecuencias que esto traería y las torturas que iba a soportar. Por lo que ser valiente debe de estar sobre todo, supongo. ¿Alguna cualidad relacionado con los chicos? Ellos son importantes para mí, a tal punto que los defendería a cualquier costo además de que nunca los traicionaría, son como mis hermanos, la única familia que tengo. ¿Leal, tal vez? Además de creativo, por las bromas, y un gran amigo, obviamente.
Escuché y sentí como una silueta venía corriendo hacia mi, levanté mi vista y me encontré con un animal de mi tamaño, ya que estaba sentado, le di unas caricias juguetonas y me lamió la cara, reí ante ello.
Más aquella risa no continuó mucho, ya que sentí un dolor en todo el cuerpo, gemí del dolor, sabía que la primera transformación era difícil, me lo había dicho Peter y Adha, pero no creía que tanto así.
A los pocos segundos el dolor paró y pude pararme de lo más normal. Ví que Remus y Peter aún seguían dormidos, por lo que les ladré.
¿Ladrar? Fui corriendo hasta el espejo y pude observarme, era un gran perro de color negro, era casi parecido al Grinch. Corrí de nuevo hasta la cama de Remus y empecé a lamerle, este se levantó sobresaltado y ladré mientras novias mi cola feliz.
— ¿Qué hace un...? – Remus le dió una mirada a todo el cuarto – ¡Sirius! ¡Lo has logrado! – exclamó feliz y me abrazó y dio caricias.
De repente mi olfato sintió otro olor de animal y Remus se quedó mirando detrás de mí.
Había un ciervo en lugar de un James, sabía que este era cachudo pero no para tanto, al intentar caminar casi se cae por el peso nuevo que tenía en su cabeza, aunque le envío dicho que siempre lo a tenido, sus dos cuernos o cornamentas eran muy grandes y le daba un aire de elegancia, más todo lo perdió cuando se cayó o de cara al piso, me empezar a reír, o aunque sonaba más a ladridos que otra cosa, y me acerque a ayudarle, de a poco se acercó al espejo y se admiró, galopeó un poco en círculos y entonces siguió comportándose como la Diva que era.
Cuando se levantó Peter y nos felicitó, tuvimos que regresar a nuestro estado normal, pero no quería hacerlo, lo que Remus interpretó fue que por estar tan emocionados no nos concentramos en nuestra versión humana, cosa que no era cierta.
No queríamos hacerlo, o por lo menos yo no, porque quería seguir en aquella forma en la cual me demoré para conseguirla, James fue el primero en conseguirlo, al parecer a él si le pasaba lo que Remus dijo.
Más yo no quería, ellos intentaron convencerme, está claro que yo no sigo órdenes así que no les hice caso y salí de la sala común con cuidado. Al llegar a la sala pude observar a Mckinnon en un sofá sola, le pasé una colcha y salí de la sala, al parecer mi buena acción del día estaba hecho, una manía que tenía desde pequeño.
Seguí merodeando con cuidado por los pasillos, hasta que sentí un olor muy agradable y familiar. Mis instintos perrunos me hicieron seguirlos. Llegué hacia la torre de Astronomía, lugar donde estaba presente aquel olor, y pude observar a cierta pelinegra sentada al borde de la ventana, me acerque y parandome en dos patas, me apoye en sus piernas, ella al verme me acarició.
— Hola Canuto – sonrió, le lamí la mano con la cual había parado de acariciarme, por lo que se vió obligada a bajarse de la ventana y sentarse en el suelo.
Aproveché eso y me apoye en sus piernas, ella siguió brindándome caricias, mientras jugaba con mis orejas. Después de unos minutos, dio un bostezo y yo solté un leve gruñido al notar como ella se paraba.
— Vamos, ya es tarde hocicos – me dijo – además, supongo que los chicos deben de estar preocupados – se encogió de hombros, después de darme una caricia, se fue caminando hacia su sala común, siguiendo sus pasos hice lo mismo, al llegar a mi habitación me transforme en mi forma humana y descansé.
Lo habíamos logrado, Remus ya no estaría solo.
Y con una sonrisa me rendí ante el cansancio, de poco a poco quedé dormido, pensando en todas las próximas aventuras que tendríamos.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
¡Hello chicas!
Siento la demora, pero es que había sido con mi familia y como un amigo me había comentado "Si la familia es la que habla, es que se debe dar por cumplido"
Cambiando de tema ¡Por fin son animagos! Y sé que en otros capítulos ya se llamaban por sus sobrenombres, más aún no lograban transformarse completamente, pero ya sabían o creían saber en qué se iban a convertir. Y si el tiempo se distorsiona un poco, recuerden que en Harry Potter y La piedra filosofal pasa lo mismo xD
¿Qué les pareció el capítulo?
Me encantaría leer sus opiniones.
Ah! Tengo una duda existencial, agregar, son....
#TeamAdharius
O
#TeamRemla
Quisiera saber qué shippeo es el más pedido.
Bueno, eso sería todo. ¡Que disfruten sus vacaciones!
¡Nos vemos!
Ale♠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro