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›«Hogsmeade»‹

Omnisciente

- Una apuesta es una apuesta, James - señaló divertido.

- Ini ipisti is ini ipisti, Jimis - remeda el miope - ¡No fastidies, Traidor!

- Sigo ofendida porque no hayan confiado en mí, pero no puedo negarles que esta es una muy buena idea - halaga la pelinegra, chocando palmas con los creadores del reto.

- ¡Sabelotodo! ¡YO aposté por tí! ¡No los halagues! - refunfuñó el castaño.

- ¿A caso lo pedí? - cuestionó, con intención de fastidiar a su amigo, este negó con los brazos cruzados.

- Eres odiosa, Adhara - comentó, causando que una sonrisa apareciera en la serpiente.

Sabía claramente que no lo decía en serio.

- Yo también te tengo cariño, Mister Ego - respondió, una sonrisa floreció en el rostro del miope, quien de inmediato intentó borrarla con fingida frustración.

No podía molestarse con la serpiente.

- ¡Sin trucos, sabelotodo! ¡Sin trucos! - la aludida rió - ¿No me das ningún concejo? - cuestionó con esperanza, el par de amigos conectó miradas.

- Eres Mister Ego - dió a conocer - Tu estilo y elegancia bastará para deslumbrarlos - guiñó un ojo en su dirección.

- No puedo creer que vaya a hacer esto - exclamó con más valor, asegurándose que su escoba estuviera en buen funcionamiento.

- Y no te olvides, es toda una vuelta por el castillo - señaló Peter, entregando una tela al miope.

- Son de lo peor, de verdad que lo son - murmuró para sí mismo, poniéndose la capa que el rubio le entregaba.

- Piensa que estás en una carrera - le recomendó Remus, asegurándose de que la vestimenta estuviera de acuerdo a lo planeado.

- ¿De qué me serviría eso? - cuestionó, asegurándose de tener bien sujeta la corbata.

- La adrenalina causará que vueles más rápido - aclaró Sirius intentando no reírse de las apariencias de su amigo.

- Chucho pulgoso - amenazó tratando de que no se atreviera reír, pero esa acción fue suficiente para que el ojigris dejará escapar las carcajadas que había retenido.

El miope bufó por la acción de su amigo del alma. En serio no podía creer que Frank y Peter hubieran tenido tal idea, no negaba que era buena ¡Claro que lo era! Pero ser la víctima de esta provocaba que negara lo pensado. Agradecía que para estos momentos, la pelirroja no se encontraba, no quería pensar en la vergüenza que sentiría si ella estuviera presente. Se miró por última vez, la Sabelotodo le habría recomendado que no se viera en un espejo porque, de ser así, obviamente tendría menos ganas de salir con lo que traía vestido. Por más que ansiaba saber si realmente se veía como un bufón, confiaba en las palabras de su amiga y si ella decía aquello era porque tenía razón, su apodo lo decía, al fin y al cabo, ella siempre acertaba.

─ Bien, creo que estoy listo ─ anunció, sus dos amigos organizadores del reto lo examinaron.

─ Sí, ya lo estás ─ aceptó Peter ─ Ahora, es tu turno.

─ Que tengas un muy lindo Paseo, James ─ deseó Frank entre risas.

─ Aprovecha que aún no es hora de la cena ─ el pelinegro comentó.

─ No lo hagas fantasear, no podrá ser tan rápido ─ comentó Remus, el miope frunció su ceño ante ello.

─ ¿Eso crees, Lunático? ─ cuestionó con su tono retador ─ ¡Nos vemos en la cena con una ropa más decente! ¡Verás que lo lograré, Lunático y me darás de tu chocolate! ─ exclamó antes de salir corriendo de la sala común.

Ignoró todas las miradas de asombro y las risas de sus compañeros de casa para salir de la sala de Gryffindor y montar su escoba. Se elevó, dirigiéndose hacia uno de los ventanales más cercanos del castillo para dar una vuelta por todo este.

─ Y de esta forma, logras que James Potter cumpla con su reto ─ comenta divertida la única fémina en el lugar, observando desde la ventana de la habitación de los merodeadores al Potter volando por los cielos.

─ No puedo creer que en serio haya aceptado salir de esa forma.

─ ¿Con solo medias, un short que parece pañal y una capa de Gryffindor? ─ cuestionó divertido uno de los retadores.

─ Y no te olvides del sombrero ─ agregó Sirius entre risas.

─ Pero hay que admitir que se le veía bien ─ comenta Adha, ganándose las miradas raras de todos sus amigos y una especial de su chico ─ ¿Qué? ¿Acaso no tienen ojos? ─ cuestionó burlona.

Sus amigos eran demasiados ciegos si le negaban el hecho de que por una razón el miope era considerado de los más atractivos chicos de su generación. Además, no debían de olvidarse que era capitán de Quidditch, los entrenamientos le asentaban.

─ Controla a tu chica que James te la puede robar, Sirius ─ molestó Peter, ganándose risas de los castaños.

─ Cintrili i ti chici qui Jimis ti li pidi ribir, Siriis ─ remedó por lo bajo, acercándose a la serpiente que tenía una sonrisa en la cara.

─ No te pondrás celoso por ello ¿Cierto? ─ no recibió respuesta alguna del ojigris.

El pelinegro solo se acercó tanto como podía sin que sus labios conectaran al completo, dejando que rozaran, se encontraba serio ante la burlona sonrisa que la serpiente le dedicaba. Las miradas encontradas de ambos pelinegros emitían un tumulto de intensas emociones que, los tres chicos presentes, decidieron que lo mejor para ellos sería retirarse lentamente de la habitación e ir a comprobar el reto de su amigo, sin causar ruido alguno que sacara a la pareja de su burbuja.

Tenían la leve sospecha de qué podría suceder, y nadie quería ser nuevamente testigo de ese beso posesivo que Sirius le había dado a la serpiente en medio del Gran Comedor ya hace algunos días. Las puertas de la habitación se cerraron y el pelinegro no pudo evitar sonreír ante ello, tomando a su chica de la barbilla y conectando sus labios de manera intensa. Ella correspondió, con una mayor intensidad que el león, el cual dejó salir un pequeño jadeo cuando se separaron. La oscura mirada de su chica le dió a conocer lo que tendría que hacer. Con unos movimientos de varita ambos pelinegros supieron que podrían hacer lo que quisieran sin preocuparse de curiosos oídos o de impertinentes entradas de sus amigos.

No era lo que habían planeado en un principio, cuando el pelinegro solucionó las cosas con su pareja y decidieron ir a la reunión que sus amigos hacían puesto que parecían de verdad necesitar la presencia de la pelinegra. Pero no eran quiénes para desaprovechar la oportunidad que se les había sido otorgada.

°•°(...)°•°

─ Solo espero que cuando lleguemos no haya tanto desorden ─ advirtió el pequeño de manera burlona.

─ ¿Por qué habría desorden? ─ cuestionó el miope confundido al llegar al comedor.

─ Míralos a ambos ─ señaló Frank divertido, el miope volteó a observar a los pelinegros que parecían más sonrientes de lo normal conversando entre ellos.

─ ¿Qué tienen? Siempre son así ─ se encogió de hombros, las risas de sus amigos estallaron.

─ Qué inocencia la tuya James ─ se burló Frank, James siguió confundido hasta que captó la a qué se referían por un gesto que colagusano había hecho.

─ No ─ exclamó de manera lenta, pasando su mirada de la pareja de pelinegros a sus amigos, los tres chicos asintieron ─ ¡Pero es que este chucho no tiene respeto! ¡Y ustedes que los dejan solos! ─ comenzó a dramatizar.

─ Estás cambiado y acabas de venir del cuarto ¿No has encontrado ningún desorden? ─ la burla en la pregunta del licántropo era más que notoria.

─ ¿Crees acaso que voy a reparar en lo que sea que esos dos puedan haber provocado al hacer sus cositas? ¡Lunático, por Merlín! ─ se quejó el castaño ─ ¡Alguien lance un obliviate a mi persona, por favor!

─ ¿Mister Ego dramatizando nuevamente? ─ se integró Adha, dejando de lado lo que conversaba con el pelinegro.

─ No actúes como si no sabes nada, Sabelotodo ─ le advirtió ─ Y que quede claro, de ahora en adelante tienen prohibido que se queden a solas en la habitación ─ demandó con seriedad, tal como si fuera un padre regañando a sus hijos.

─ ¿A qué viene tal prohibición, Bambi? ¿Qué es lo que ha pasado por tu imaginación? ─ Sirius lo miró con una ceja alzada, expectante a la reacción de su amigo.

─ ¡Y todavía tienes el descaro de preguntar! ¡Ustedes saben bien que...! ─ calló al ver las sonrisas burlonas de la pareja ─ ¡Oh, por Merlín! ¡Un obliviate, solo uno! ─ rogó tomando entre sus manos su cabeza. Las carcajadas del grupo no se hicieron esperar.

─ ¿Y las chicas? ─ preguntó Adha por ellas ─ Se están demorando más de lo normal ─ comentó, a sabiendas que tanto Alice como Lily habían dicho que irían a dejar algunos libros y apuntes a su habitación para luego darles el alcance en la cena.

Pero ya había pasado regular tiempo. Desde que se fueron, llevaron a cabo la apuesta que James había perdido, quien se había tomado sus minutos en vestir la vestimenta elegida por Frank y Peter, y ya hasta se encontraban terminando de comer.

El único león que no se tensó por la pregunta fue Sirius. Él no había estado presente ante las acusaciones de la rubia, por ende, no tenía ni la más mínima idea sobre que la demora de las chicas era posiblemente por estar discutiendo con su compañera de habitación. Sobre todo, y dejando de lado las acusaciones hacia la serpiente, discutiendo sobre que McKinnon sacara en cara a Alice y Lily que le habían mentido. Las cosas se habían complicado entre el trío de amigas y la responsable de tales complicaciones era la persona que tenían en frente.

La pareja de pelinegros se dió cuenta del tenso ambiente, claramente lo hicieron. Sus amigos habían estado comportándose demasiado extraños desde que llegaron a la habitación de los merodeadores. Creían que era por la discusión que tuvieron con la rubia leona, más bien, sabían que era por ello. Pero no entendían la razón por la cual les afectaba tanto la discusión. ¿Qué era exactamente lo que habían hablado como para tenerlos tan tensos con el simple hecho de recordar tal situación?

Como si fueran ángeles, las dos chicas por las cuales Adhara había preguntado aparecieron, salvando al trío de leones de las preguntas que Remus estaba seguro que Adhara soltaría. Apreciaba demasiado a su amiga y la conocía tan bien como para saber que no dejaría en paz el tenso ambiente que se hubiera formado, ella buscaría la forma de saciar las dudas que tenía con respecto a tal imprevista seriedad.

─ Diganme que los rumores son ciertos ─ rogó Alice sentándose al lado de su pareja.

─ ¿Cuál de todos los que siempre recorren Hogwarts?

─ James Potter ─ Lily lo llamó ─ ¿En serio volaste con tales prendas por todo el castillo?

─ ¿De qué prendas hablas, mi querida Lily-Flor? ─ se hizo el tonto, la pelirroja lo observó seriamente antes de hablar:

─ De estas ─ dejó una foto en medio de la mesa, todo el grupo se acercó a ver la imagen, riendo en cuanto notaron de qué se trataba.

─ ¡Pido una copia! ─ gritó Sirius de manera inmediata, la pelinegra a su lado soltó más risas por la exclamación de su chico.

─ ¡Que sean dos! ─ demandó Frank, soltando carcajadas ante la foto del reto de su amigo.

─ Quien haya tomado esta foto, es mi ídola ─ mencionó Peter, tomando la foto para examinarla mejor.

─ Concuerdo con Colagusano. Captura tu esencia, James ─ añade Remus, admirando de lado la foto que sostenía el rubio.

─ ¡Oh, vamos! ¡Ya dejen eso y denme la foto! ─ ordenó, tomando la foto de manera rápida y brusca de las manos de sus amigos.

Sí, no cabía duda de que había capturado la esencia que poseía. Era nada más que él, encima de su escoba y con las prendas que le habían retado ponerse. Examinandolo mejor, se dió cuenta que en realidad no se veía tan mal, sabía por palabras de sus amigos que existían otras fotos con prendas menores que habían sido tomadas en medio de las fiestas que tenían entre los bromistas, por lo que esta se podría considerar una de las más decentes.

─ No es como si saliera tan mal ─ exclamó en voz alta, las risas de los que lo rodeaban crecieron ─ ¡Oigan! ¡Lo digo en serio!

─ Lo sabemos, Mister Ego ─ una vez que contuvo su risa habló ─ Y yo no dudo de eso.

─ ¡Controla a tu chica que James te la quita, Canuto! ¡Segunda advertencia! ─ gritó Peter, causando más risas de los presentes.

─ ¿En serio Adha? ─ cuestionó divertida la pelirroja.

─ No lo vas a negar tú que eres su pareja, Tomatito ─ le guiñó un ojo, la pelirroja le hizo honor a su apodo al sonrojarse.

─ ¡Adhara! ─ la nombrada río, siendo seguida por los demás.

─ No sé porque se escandalizan tanto, Adha tiene razón ─ señala la castaña apoyando a quien consideraba una amiga.

─ Gracias Alice, por fín alguien con ojos ─ comenta divertida.

─ ¡Ten cuidado tú también Frank, ya sabes lo que puede pasar! ─ Peter entró en acción.

─ ¡Oh, vamos! ¡Paren! ─ pidió un completo sonrojado Potter.

Parece ser que Godric cumplió con el deseo de uno de sus seleccionados, por que un llamado culminó con el ameno ambiente. Pero no de la forma que le hubiese agradado al grupo de leones.

─ ¡Jones! ─ todos voltearon a observar a la serpiente que llamaba a su amiga en la puerta del gran comedor.

La sonrisa de la llamada desapareció por unos segundos. Sintieron como un aura tenso se hacía presente en ella, antes de que la sonrisa volviera a ella.

─ A esta serpiente la llaman ─ se señaló así misma, poniéndose de pie.

─ ¿Nos abandonarás sin más? ─ cuestionó Sirius, con la intención de detenerla a irse sin despedirse.

─ Nos vemos después, Estrella ─ le dejó un beso, ignorando por completo las quejas de sus amigos ─ Chicos ─ se despidió de ellos con un movimiento de mano.

Los aludidos observaron cómo a medida que avanzaba su caminar se volvía más elegante y firme. Al llegar hacia el Slytherin, al que no pudieron reconocer, notaron lo formal que parecían ser el par de palabras que las serpientes compartían, antes de que la pelinegra retrocediera un paso y, sin más, pasará de la serpiente saliendo del gran comedor. El chico quedó estático unos segundos, antes de salir a perseguir a quien era su amiga, supusieron. La pareja de quien había salido del Gran Comedor ni siquiera le prestó tanta atención a la escena como los otros espectadores, quienes siendo traicionados por su mente, las acusaciones sobre las elecciones de la serpiente se hicieron presentes. Dejando de lado estas mismas al recordar que no había fundamento y que todo se trataba de tonterías que habían salido de la boca de una persona que profesaba celos a la pelinegra.

¿Cierto?

°•°(...)°•°

Los cuatro Merodeadores procrastinaban en su habitación. Entre ellos sabían que tenían ciertos deberes pendientes, más se trataba de un lunes en donde no contaban con la habitual energía que poseían. Ni siquiera el, considerado por los profesores, más responsable del grupo estaba cumpliendo con sus deberes, el castaño de cicatrices estaba tumbado en su cama, completamente desarreglada, ingiriendo su predilecto dulce amarronado. Más no era el único tumbado en su cama, el considerado más pequeño también lo estaba, pero a diferencia del castaño, él leía con detenimiento el último libro de herbología que había conseguido gracias a la fémina que más confianza tenía. Y por último, los considerados líderes del grupo estaban desparramados en el suelo, el de lentes jugando con la snitch que, según su concepto, le pertenecía porque lo había atrapado en su primer partido; mientras, que el otro líder, un pelinegro, jugaba con su varita haciendo diferentes trucos con esta y sus dedos.

La Snitch escapó de las manos del castaño, quien se quejó de aburrimiento por ello. Se sentó de mala gana, tomando su varita y con un hechizo atrayendo la snitch a sus manos. Observó a sus amigos compañeros de habitación, quienes a leguas se notaba que compartían su intenso aburrimiento. Se dejó caer en el suelo con un quejido de aburrimiento aún más alto, esperando a que alguno le hiciera caso.

Tal parecía que todos estaban tan concentrados en su propio mundo o tan solo pasaban completo de él y sus exclamaciones.

Sí, lo más probable es que la segunda opción fuera la correcta.

─ Esta semana se lleva el premio de la más aburrida ─ expuso James, a sabiendas que con un comentario como tal sus amigos se verían con la obligación de responderle.

─ Recién llevamos un día Cornamenta ─ mencionó Remus aún con un pedazo de chocolate en su boca ─ No puedes decir que es el más aburrido si recién ha empezado.

─ ¡Es por eso que es la más aburrida, Lunático! ¡Un día y ya arruinó toda la semana! ─ explicó agitando sus brazos, el de cicatrices negó.

No iba a debatir con él, no tenía los ánimos suficientes.

─ ¿Y qué propones para mejorar la semana, Bambi? ─ Sirius dejó de jugar con su varita para sentarse y apoyarse en la cabecera de su cama, observando a su amigo a la espera de una respuesta.

─ ¿Por qué debo de ser yo el que dé la idea, chucho?

─ ¿Por qué no deberías de serlo?

Las miradas retadoras de los hermanos del alma se conectaron. Ellos saben que solo están fastidiándose para tener algo de diversión en esa tarde aburrida. Unos pequeños golpes en su ventana suenan, pero no es suficiente para que las miradas se desconecten.

─ ¿Por qué no hacen una fiesta? ─ Sirius y James parpadean confundido ante las palabras de su rubio amigo ─ No se ha organizado ninguna desde el cumpleaños de Sirius ─ informa.

─ Sería una buena idea ─admite James ─ Pero ¿Cómo conseguimos las bebidas?

─ ¿Hogsmeade? ─ duda Peter ¿James en serio se había olvidado de tal aldea?

─ Recuerda que no se puede ir, aún siguen viendo esto de los protocolos para mayor seguridad por el atentado del año anterior.

─ Oh... Claro, lo había olvidado ─ expresa comprendiendo lo que su amigo licántropo dijo.

─ Aún así... Creo que la sabelotodo podría conseguir las bebidas ─ comenta pensativo el miope antes de mirar a la pareja de la mencionada ─ ¿Tú qué crees, chucho? ─ el aludido asiente.

─ Podrá conseguirlo ─ afirma ─ Pero no creo que una fiesta nos anime los ánimos ─ niega.

Otros golpes en la ventanas se vieron opacados por las exclamaciones de asombro del trío de merodeadores que no habían hablado.

─ ¿Quién eres y qué has hecho con Sirius Orion Black? ─ interroga James aún sin salir de sorpresa.

Dramático, pensó Sirius rodando los ojos.

─ Porque MI Sirius Orion Black, MI amigo del alma, MI compañero de bromas ─ con cada palabra se acercaba más al pelinegro ─ Jamás ¡Pero jamás! Se negaría a una fiesta ─ para este momento, James ya estaba cerca de su amigo y lo tomó de los hombros ─ ¿Qué has hecho con Sirius alma de la fiesta Black? ─ el pelinegro soltó un suspiro por la pregunta.

Claramente estaría de acuerdo con la idea de hacer una fiesta, Godric sabía que él estaría emocionado por tal actividad, si es que no fuera por el mal recuerdo que tenía de la anterior fiesta que había sido organizada. A Sirius Black no le agradaba la idea de exponer a su chica a miradas malintencionadas nuevamente, no cuando ella tenía que enfrentarse día tras día a estas cuando los acompañaba en la mesa de su casa con la finalidad de estar más tiempo con ellos.

─ Lo hace por Dhara, chicos ─ comenta Peter terminando el silencio que la pregunta de Cornamenta había causado.

─ ¿Por la sabelotodo? ¡Pero estoy seguro que ella estaría completamente de acuerdo con una fiesta aquí en la sala común! ─ exclamó alejándose de su amigo.

Los tres merodeadores no dicen nada y simplemente observan a James, saben que después de unos segundos va a caer en cuenta de la obvia respuesta.

─ ¡Oh...! ─ y allí estaba, pensaron los tres ─ Ya entendí ─ comunica, sus amigos niegan divertidos─ Pero podríamos hacer una fiesta aquí en nuestra habitación y solo dejar entrar a...

─ ¿Al reducido grupo de amigos leones que no mira mal a Dhara? ─ lo interrumpe Peter.

─ No es un grupo tan reducido que digamos ─ James intenta salvar la idea ─ Seríamos unos 30 aproximado ─ el Potter parece pensar en sus propias palabras─ Sí... treinta no es buen número para una fiesta organizada por los Merodeadores ─ niega a su idea.

Otros golpes resuenan en la ventana.

─ ¿Acaso ha empezado a granizar? ¿O qué? ─ cuestiona James acercándose a la ventana ─ ¿Eso es un avión de papel?

El grupo de amigos dirige su mirada hacia la ventana, notando como el objeto que había mencionado James se encontraba volando y chocando con la ventana intentando entrar. El Potter al estar parado se dirigió a abrirle la ventana, el papel entró velozmente dando un par de vueltas por el cuerpo del miope que intentaba atraparlo, terminando escapando de él para dejarse caer en la cama del pelinegro, quien sonrió al reconocer la letra del eminente.

─ ¡La sonrisa boba de nuevo apareció! ─ canturrea Peter divertido, ganándose un almohadazo del pelinegro.

─ ¡Y acaba de atacar, eso solo puede significar una cosa! ─ sigue Remus, esquivando otra almohada que el pelinegro lanzó.

─ ¡La carta es de su dulce enamorada! ─ canturrearon los tres juntos, carcajeándose al ver a su amigo lanzando cojines en su dirección.

¿Es que a caso había contado con que necesitaría regular municiones? Se cuestionaron los tres, sin saber cómo es que su amigo era poseedor de tantos objetos blandos para lanzar.

El de sonrisa resplandeciente ríe divertido, no puede negar que las burlas de sus amigos no son graciosas. Más internamente sabe que en parte, la risa es por esa emoción que siente cuando cualquier tema sobre su relación es tocado. Ignoró por completo las suposiciones de sus amigos sobre qué es lo que podría haber en la carta recibida para poder leer esta misma.

─ ¡No puede ser! ¡Su sonrisa se hizo más grande! ─ señala James entre risas.

─ ¿Es acaso eso anatómicamente posible? ─ cuestiona burlón Remus,

─ Que no se te olvide, esa pareja nunca siguen las reglas ─ contesta Peter con el mismo tema, haciendo alusión a lo que los pelinegros siempre dicen de su relación.

Más cojines cayeron en el trío de merodeadores, quienes rieron al instante. El pelinegro, que ya había terminado de leer la carta y la había guardado en cierta caja, se acerca hacia ellos. Los merodeadores entre risas intentan coger alguno de los cojines antes de que sean atacados nuevamente, convirtiendo del momento en una pequeña pelea de almohadas entre ellos y el pelinegro, quien era el único con dos cojines en cada mano. Se pasearon por toda la habitación, subiéndose en sus propias camas y saltando de una a la otra para escapar del pelinegro. De igual forma, cuando este perdió parte de sus armas, tuvo que huir de sus tres amigos que al ser mayoría, lo tumbaron. Más no se daría por vencido, por lo que aprovechando el ser un animago, se transformó en ese gran perro de pelaje negro parecido al Grimm para acechar a sus amigos con ladridos y lengüetazos.

El trío de amigos quedaron tumbados en el suelo cansados después de la larga pelea completamente improvisada. Sirius había tomado su forma humana antes de dejarse caer junto a ellos. Por lo que ahora estaban los cuatro observando el techo mientras intentaban regularizar sus aceleradas respiraciones.

─ Sabes que aún nos tienes que contar que decía tu carta de amor ¿Cierto? ─ comentó en cuanto calmó su respiración.

─ Oh, cállate Potter ─ movió su mano para despeinar aún más la rebelde cabellera de su amigo.

─ Dejemoslo en paz ─ Remus pidió ─ Saben que podemos interceptar la carta que le enviará a Ad, así podremos leer su cursi contestación ─ las quejas de Sirius no se hicieron esperar.

Rieron hasta soltar un suspiro en conjunto, al menos ya habían salido de su aburrimiento, pensaron.

─ ¿Saben qué? Hagamos la fiesta ─ Sirius exclama.

─ ¿Y que hay de Adha? ─ pregunta Peter con cuidado.

─ La retaré a que no se puede camuflar los suficiente para que no la reconozcan en la sala común ─ sonríe divertido, pensando en la posible reacción de su chica.

─ ¡Hubieras pensado en eso desde el inicio, chucho! ─ le reclamó el miope.

─ En todo caso, tendremos que ir en conjunto para retarla ─ el de cicatrices indica ─ Se dará cuenta de inmediato que es un truco de Sirius si va solo.

─ Truco o no, ella aceptará ─ admite con convicción.

El pelinegro sabe que los tres chicos están asintiendo a pesar de que sigue observando el techo, por lo que sonríe para sus adentros, iban a pasarlo bien ese día, estaba seguro de ello.

°•°(...)°•°

Eran aún las ocho de la mañana cuando los prefectos de Gryffindor decidieron adelantarse a sus amigos y dirigirse juntos hacia el Gran Comedor. Habían estado en la sala común conversando desde ya horas atrás. Al ese día tener un práctica de Quidditch, como era usual en el miope, se levantó temprano para aprovechar la tranquilidad de la sala común y otorgarle un mantenimiento debido a su escoba, así se aseguraría que estuviera en su mejor estado para el entrenamiento de la tarde. Más en la pelirroja, era común el levantarse temprano, se había vuelto costumbre cuando descubrió que la misma tranquilidad que al apellidado Potter le gustaba de las sala común en las mañanas, dirigiéndose a esta para poder leer sin ninguna interrupción y con mayor atención que otras veces.

Antes de Lily aceptara por completo a James, ellos se habían encontrado ciento de veces en esa situación, pero el de lentes nunca se había acercado a ella con intención de pedirle alguna cita. Sin que Lily se lo hubiese dicho alguna vez, él había comprendido lo que buscaba al levantarse tan temprano: Tranquilidad. A pesar de eso, las miradas siempre estuvieron allí. James quedándose admirando bobamente cuando estaba tan concentrada en su lectura que no parecía darse cuenta de las muecas o sonrisas que soltaba, una vez hasta tuvo intención de ir y darle un hombro debido a que parecía consternada por algún suceso impactante de su libro, pero se contuvo. Lily, por otro lado, lo miraba con curiosidad cuando terminaba de leer algún párrafo que no le agrada en absoluto, admirando la dedicación con la cual verificaba cada pieza y cómo era fácilmente notar los brazos marcados del chico por la tela blanca de su camisa.

Pero después del ataque a Hogsmeade, cuando Lily se quitó la venda que tenía en sus ojos al ser salvada por James, aquellas mañanas habían sido más interesantes que sus libros. Fue ella la primera en hablarle, mejor dicho en saludarle. Un buenos días con tono cortés fue el inicio de varias conversaciones entre los jóvenes, conversaciones que dieron pie a un acercamiento y acercamiento que terminó en un enamoramiento de la pelirroja, que tras cada conversación que tenían, dejaba de lado sus percepciones de Potter que eran basado en todo lo que decían para darse la oportunidad de conocerlo a través de su persona misma.

Ahora que estaban saliendo, la joven pareja podía disfrutar de sus entretenidas conversaciones fuera de su sala común, que si bien siempre sería el lugar favorito de ambos por que fue donde comenzó su relación, cuando el hambre se hacía presente en ambos, no tenían otra alternativa que seguir la conversación en el gran comedor, porque de ninguno de los dos parecía tener la idea de acabar con esta por algo tan mundano como lo era la necesidad de comer.

Es por ello que solos allí, James le contó la idea que tenía junto a los chicos de la fiesta, la pelirroja se había emocionado y había aportado sus ideas. De la Lily que dramatizaba por las alocadas reuniones privadas, como llamaban en clave los merodeadores a sus fiestas, ya quedaba poco. Había comprendido que no siempre el seguir las reglas siempre iba a otorgarte tanta felicidad como decían, había entendido que ciertas reglas podrían romperse y no necesariamente para hacer algún mal, sino, para tener ese sentimiento de libertinaje y rebeldía que causaba emoción tal como las reuniones privadas de los Merodeadores organizaban.

Para sorpresa de la pelirroja, existía veces en las que su querido amigo castaño no se levantaba a una hora puntual como se esperaba de él y quien llegaba con ellos para unirseles en el Gran Comedor era nada más ni nada menos que Sirius Black. Tal como Merlín lo había querido ese martes, el de ojos grises ingresaba con su típica caminata despreocupada hacia su dirección, tomando asiento frente a la pareja de premios anuales y brindándoles el típico buenos días junto a los apodos de Bambi y Pelirroja. Esta ultima sonreía al notar el saludo de manos que ambos hermanos del alma compartían para luego saludar a quien ahora consideraba un amigo y confidente más.

Siguieron así, conversando entre los tres acerca de la planificación de la fiesta, conversando a qué hora sería lo indicado iniciarla, teniendo en cuenta que debían encargarse que ninguno de los alumnos de años menores se colaran y que debía de ser una media hora después de la típica inspección de Minnie.

- ¿Lograste comentarle de la fiesta a la sabelotodo? - cuestionó James, tomando un pan y untandolo de un embutido, el pelinegro negó.

- Tenía pensado decirle hoy - se encogió de hombros, no diría que en la madrugada de aquel día habían estado algo ocupados.

- ¿Creen que vaya a acceder? - Lily pregunta - La fiesta anterior no fue tan buena con ella, a pesar de ser quien la organizó - menciona, acordándose de los murmullos que había escuchado de su amiga.

No cabía duda que los comentarios salidos de las bocas de sus compañeros de casa podían ser muy venenosos cuando lo deseaban, en especial cuando hablar de serpientes se trataba.

- Tenemos un plan - la tranquiliza James, pasando un brazo por encima del hombro de la pelirroja - Tu tranquila Lily Flor, nosotros nos encargaremos. Adhara asistirá porque asistirá.

- ¿Asistir a donde? - el trío de leones se sobresalta al escuchar la voz de la mencionada - Estrella - saluda ella con un beso antes de sentarse a su lado.

- ¿No te olvidas de alguien? - pregunta ofendido James al no ver intención en la pelinegra de saludarlo.

- Oh cierto - James sonríe victorioso - Buenos días Tomatito.

- Buenos días Adha - saluda ella.

- ¡Oh vamos! - se queja el Miope, sacando unas pequeñas risas en sus amigos.

- Lo mejor para el final Mister Ego - comenta ella divertida - ¿Qué tal tu mañana?

- ¿La verdad, Sabelotodo? - ella asiente - Todo estaba bien antes de que una serpiente apareciera para molestarnos con su existencia - James sintió como un queso impactaba con su cara.

- ¡Eso es bajo hasta para tí, Mister Ego! - suelta ofendida, todos ríen ante ello.

- Con la comida no se juega, Sabelotodo - le regañó ganándose una morisqueta de la nombrada.

- En fin - la pelinegra cierra el jugueteo - ¿De qué hablaban? ¿A donde tengo que asistir? - pregunta curiosa.

Los dos merodeadores presentes comparten miradas, recordando la conversación del día anterior y sintiéndose mutuamente para poner en acción el plan que habían hecho.

- En realidad, el asistir es más que todo un reto para ti - Adha alza una ceja sintiéndose aún más curiosa de lo que dirían.

- ¿Un reto? - ellos asienten - ¿Y que ganaré yo? - pregunta con una sonrisa.

- ¿Ni siquiera quieres saber de qué se trata? - Lily la observa atónita.

- Sea el reto lo voy a ganar Lils - se encoge de hombros divertida, los dos chicos presentes no pueden evitar soltar exclamaciones ante su egocéntrica amiga.

- ¡Te recuerdo que yo soy el Mister Ego aquí, Adha! - le recrimina James divertido,

- Lo sé James, lo sé - responde - Entonces díganme ¿De qué va su reto?

- ¿Cuánto manejo tienes de tu metamorfomagia? - le pregunta Sirius.

- ¿A qué viene esa pregunta? - señala ella con una ceja alzada - ¿Ahora en quién quieren que me transforme? ¿Y por qué motivo? - se muestra interesada.

- ¿En quien? En la persona que gustes - responde al ojigris.

- ¿El motivo? Para ver cuánto tiempo puedes pasar desapercibida entre tantos leones - responde James.

- ¿Quieren que me cole a su sala común? - pregunta incrédula - ¿Si saben que puedo hacerlo sin uso de mi metamorfomagia, cierto?

- Sí, lo sabemos - asiente James - ¿Pero puedes mantener el control en medio de una fiesta? - reta, la pelinegra asiente comprendiendo a qué iban.

- Puedo hacerlo, en realidad ya lo he hecho - los tres leones miran interrogativos a la serpiente que se encontraba tomando un jugo.

- ¿Ya lo has hecho? - cuestiona Sirius - ¿Por qué no lo sabía?

- Si lo sabes, solo que no te acuerdas - le responde ella rodando los ojos.

- Eso no importa ahora - interrumpe el miope a sabiendas que la pareja podría entrar en esas conversaciones que solo ellos comprendían - La cosa es ¿Aceptas el reto?

- Dependiendo de la fecha de la fiesta - responde la serpiente.

- Este sábado - dice James.

- Tengo planes - responde de inmediato - De hecho, tenemos planes - dice mirando directamente a su chico.

- ¿Tenemos planes? - pregunta confundido, la pelinegra asiente dando una mirada especial - Tenemos planes - acepta el pelinegro rodeando con su brazo la cintura de su chica para acercarla a él.

- ¿Cómo que tienen planes? - James pregunta - ¡Si estás intentando escapar del reto esta no es la forma, sabelotodo! - reclama siendo ignorado por la serpiente que parece estar concentrada en las acciones del ojigris - ¡Y dejen de estar con sus miraditas! - les reclamó.

- ¿Qué planes tienen? - pregunta Lily curiosa.

Los pelinegros comparten miradas, Adhara niega más parece ser que Sirius está más que emocionado por ello. Por lo que la primera solo suspira para hablar.

- Conseguí un par de entradas para un concierto - responde ella, la pareja contraria los miran sorprendidos.

- Sigo sorprendido porque los consiguieras - menciona con una sonrisa en su rostro - ¿Crees que ellos nos recuerden?

- ¿Quien sabe? No es como si hubiera conseguido los lugares más cercanos como la otra vez - dice entregando las entradas a su chico, quien los toma rápidamente.

A los ojos de la pareja de leones y de la serpiente, el pelinegro observó con un brilllo encantador en sus ojos los papeles, pareciendo un niño emocionado por algún dulce que le había sido regalado. Adhara sonrío con ternura al observar tal reacción de su chico, no pudiendo contenerse en darle un beso en la mejilla, causando que el pelinegro dejara de observar las entradas para besarla correctamente y luego abrazarla escondiéndose en su lugar favorito causando risas en la serpiente.

Al separarse, las miradas de ambos se conectan y sonríen mutuamente teniendo aún presentes un singular brillo en sus ojos. Más el momento se ve interrumpido cuando las entradas son rapidamentes arrebatadas por Lily de la mano del pelinegro. Bajo la atenta y confusa mirada de James, la pelirroja se sorprende del nombre de la banda que estaba en las entradas.

─ ¡Adhara Cassiopea Mía Jone Smith! ─ suelta completamente ofendida ─ ¡Tú sabes perfectamente que yo tambien amo a esta banda! ─ le reclama.

─ ¿A ti también te gusta..? ─ intenta preguntar sorprendido Sirius, más es interrumpido por la pelirroja.

Por la furia pelirroja, sería más acertado.

─ ¡Claramente que me gusta! ¡A todo muggle le gusta! ─lo corta en un grito ─ ¡Y tu lo sabes! ─ señala a la pelinegra ─ ¡A su vez que sabes que nunca pude conseguir de estas entradas! ¡Y sobre todo, en época de vacaciones! ¿Cómo van a ir si no pueden abandonar Hogwarts? ─ la pareja se puso en alerta fijándose que nadie a su alrededor los escuchara.

Estaban agradecidos que no eran tantos los estudiantes de Hogwarts que fueran igual de madrugadores que ellos.

─ ¡Tomatito, baja la voz! ─ pidió Adha ─ ¡Si Minnie te oye...!

─ ¡Que lo haga! Adhara Cassiopea Mía Jone Smith, te había mencionado muchas veces la ilusión que tenía de ir a ver a esta banda ─ reclamó, bajando solo un poco su tono de voz.

─ Pelirroja, deberías de saber que...

─ ¡Silencio Black! Estoy hablando con Adha ─ el pelinegro se cruzó de brazos refunfuñando

¿Quien era la pelirroja para arrebatarle las entradas de SU banda favorita y de reclamarle cosas a su Star? Ni que fuera ella su pareja, pensó.

─ Me dijiste que tenías contactos y de que me llevarías ─ la pelinegra asintió, sí recordaba aquellas palabras ─ Pero me vengo a enterar que iras con Black ¡Y no conmigo! ─ siguió reclamando indignada.

─ ¿Vas a dejar que hable, Lils?

─ ¡No! ─ Adhara suspiró, esto daría para largo sino la cortaba ─ Sé que es tu pareja ¡Yo también tengo una! Pero esa no es razón para que no cumplas con lo que...

─ Es para nuestro aniversario ─ confiesa la serpiente, el miope deja escapar el pan que tenía en su boca observando como su amigo empezaba a sonrojarse.

─ ... me habías dicho, eres mi confidente y sabes que te considero mi mejor amiga. ¡No importa que sea para tu aniversario! ¡Se supone que íbamos a...! ─ la pelirroja parpadea intentando comprender lo que había oído y dicho.

Miró a su amiga quien asintió. Adhara estiró su mano, tomando las entradas que tenía en sus manos la paralizada y avergonzada pelirroja, quien no presentó objeción al ceder los dos papeles.

─ ¿Aniversario? ─ James interviene sorprendido ─ ¿Es su aniversario?

─ Se podría decir que sí ─ responde Sirius por ambos.

─ ¿No era que salieron a partir de principios del año pasado? ─ frunce su ceño confundido, según él ese aniversario ya había pasado.

─ Aún estamos a principios de este año ─ señala Sirius, tomando del jugo de calabaza y desviando su mirada.

─ Yo... ─intentó decir la pelirroja.

─ No hay por qué disculparse Lils ─ habla la pelinegra ─ Comprendo tu reacción y lamento no haberte avisado sobre el concierto ─ la mirada apenada que tiene hace sentir mal a la pelirroja ─ En realidad había pedido más entradas, pero solo pudieron conseguirme dos para estas fechas.

─ Estaba completamente seguro que su aniversario ya había pasado ─ confuso, así se sentía James.

La pareja se encogió de hombros sin decir nada más. En sus planes no estaba el comunicarle a sus amigos acerca de su salida, simplemente desaparecerían como siempre y no dirían a dónde irían, de esta forma menos personas se enterarían que abandonarían Hogwarts. Lo bueno era que parecía que tanto el miope como la pelirroja habían quedado impactados con la noticia de su aniversario y se habían olvidado de ese detalle, lo cual lo agradecerían completamente. Al fin de cuentas, no querían dar tantas explicaciones de lo que iban a hacer, en especial a la pelirroja, quien si bien ya se estaba acostumbrado a romper ciertas reglas, sabían que no estaría de acuerdo con lo que tenían planeado.

─ Esperen un momento ¿Cómo van a ir? ─ alza un ceja interrogándolos con su seria mirada.

Habían hablado demasiado temprano.

─ Nadie puede abandonar Hogwarts, menos en estos tiempos.

─ Lo sabemos pelirroja ─ exclama Sirius ─ Pero tampoco podíamos ir a un lugar sin un adulto y así lo hicimos en las vacaciones ─ añade.

─ Eso es completamente diferente ─ niega ella ─ En esa oportunidad íbamos un gran grupo y...

─ Y teníamos planeado ir solo nosotros ─ corta Adha ─ Tomatito, dejemos el tema ¿Vale? ─ pide, la pelirroja negó, no podía hacerlo.

─ ¿Cómo puedo hacerlo? Si van podrían ser atacados y de no ser así, podrían ser castigados o hasta expulsados ─ su instinto de hacer lo correcto la invadió.

─ ¿No ha comparado el atacarnos con ser expulsados, cierto? ─ cuestiona escéptico Sirius a su amigo.

─ Si lo ha hecho ─ responde James ─ Más aún así, Lily, cariño ─ la pelirroja mira a su pareja ─ No deberíamos decidir por ellos ─ dice sorprendiendo a la leona.

─ ¿En serio James? ¡Pueden salir heridos! ─ refuta ella.

─ Agradecemos tu preocupación Pelirroja, pero no es necesario ─ Sirius interviene, no quería que por los asuntos de su relación su amigo tuviera problemas con la suya.

─ ¡Claro que lo es! Pareciera ser que soy la única con buen juicio en este asunto.

─ Lily ─ la voz firme de Adha hace que calle ─ ¿Recuerdas la razón por la que ocultamos lo nuestro en un principio?

─ No querían que nadie opinara sobre su relación ─ contesta de inmediato, recordando las charlas que tuvo con ella.

La serpiente niega, el ceño de la pelirroja se frunce más.

─ Que nadie interfiriera ─ corrige ─ Era eso lo que queríamos. ¿Cómo te sentirías si alguien te dijera que puedes hacer o no con James? ¿Que te prohibiera el ir a su habitación? ¿Qué te prohibiera el quedarte a dormir allí? ¿Que te prohibiera ir a verlo a sus entrenamientos? ¿O tan siquiera la muestra de afecto?─ la pelirroja quedó muda, comprendiendo el punto de su amiga.

La serpiente y el león comparten miradas, no querían decirlo porque era uno de sus recuerdos favoritos y de los cuales querían que quedara solo con ellos, más sabían que con eso su amiga podría quedarse más calmada. No tenían otra opción, solo esperaban que no preguntaran más a fondo sobre el asunto, porque no pensaban responder las preguntas.

─ Ya lo hemos hecho ─ comenta Sirius en un suspiro pesado.

─ El año anterior ─ especifica Adha ante las miradas de sus amigos ─ Fuimos a un concierto y no sucedió nada.

─ Sabemos que se preocuparan ese día ─ dice Sirius ─ Pero al menos tengan confianza en nosotros, no nos va a suceder nada.

─ Además, si se distraen con la fiesta que van a organizar, sentirán como si solo hubiéramos salido de noche como otras veces ─ completa Adha.

─ ¿Ya se han escapado de Hogwarts? ─ la pareja asiente a la pregunta del miope.

─ Pero dejemos ese tema ¿Vale? ─ pide Adha, queriendo dejar zanjado el tema ─ Aún debo de conservar trucos bajo la manga ─ bromea con la intención de disipar la tensión que se había creado.

─ ¿Es que acaso tienes un encantamiento de expansión indetectable? ─ cuestiona burlón.

─ ¿Quien sabe? Puede que sí pero ustedes no lo notan ─ contesta siguiéndole la broma.

La sonrisas aparecieron nuevamente en el cuarteto de amigos, que dejaron de lado el debate que tuvieron para entrar a una conversación más amena sobre qué tantas cosas ocultaba la pelinegra bajo su manga y si es que Sirius había terminado de descubrir todas. Los chistes de doble sentido hicieron aparición para entonces y, a pesar de las quejas del miope, siguieron con estas hasta que terminaron hablando de lo que harían en la fiesta.

Pero la pelirroja no quitaba de su mente el que Adhara podía salir de Hogwarts, acordándose que este era el único argumento en su defensa sobre una discusión que había deseado no escuchar.

°•°(...)°•°

La noche había llegado y con ella, la Profesora Minerva McGonagall se encontraba caminando por los oscuros pasajes del castillo en dirección a la sala común de la casa a la que era Jefa. En todos sus años de Hogwarts, nunca había tenido la necesidad de revisar por altas horas de la noche que no hubiera ningún desastre en su casa. Godric sabía que le había puesto difícil con el cuarteto de alumnos que habían llegado a su mando hace ya siete años.

Al llegar pudo notar con alivio, como solo se encontraban pocos alumnos con libros y apuntes, supuso que se encontraban repasando para alguna materia que se les dificulta. Pudo estar tranquila entonces, le sorprendía que en todos esos mese no hubiera tenido ningún reclamo de los elfos domésticos sobre un desorden en la sala común o alguno de la Dama Gorda sobre música a alto volumen a muy altas horas de la madrugada. Si bien sentía sorpresa ante estos hechos sabiendo que tenía en su casa a los Merodeadores, podía darle crédito a que ahora habían madurado o que al menos, al Lily Evans ser ahora parte del grupo, aunque siempre consideró que lo fuera, sería quien les corregía y evitaba que hicieran alguna de las suyas.

Sea el motivo, estaba agradecida con que no existiera motivo alguno por el cual tener que enojarse ese día, por lo que se retiró de la sala común para dirigirse a su oficina, pensando en los trabajos que tenía que corregir y en los siguientes temas que tendría que organizar para sus alumnos de tercer año. La profesora McGonagall se dejó llevar por el cansancio estando ya en su cama, sin saber que la tranquilidad que había observado en la sala común de la casa que dirigía se desvanecería en tal solo unos cuantos minutos.

─ ¿Ya no hay moros en la costa? ─ cuestionó el anfitrión.

─ Completamente despejado ─ contestó uno de sus amigos ─ Jefa llegó, revisó y se retiró.

─ Gracias por esta ─ agradeció al apellidado Jordan.

─ Solo asegurate que sea una gran fiesta ─ pidió con confianza.

─ ¿Dudas de nosotros? ─ fingió estar ofendido,

─ Nunca ─ respondió divertido.

El miope negó divertido antes de subir por las escaleras y decirle a sus amigos que ya estaba todo listo para comenzar con la fiesta. En tan solo segundos, todos los sillones de la sala común estaban pegadas a las paredes, los pergaminos y plumas que estaban encima de las mesas se habían visto reemplazados en su totalidad por vasos y botellas de diferentes tamaños y formas. La sala común se llenó de los leones de altos grados, la música empezó resonar entre las paredes que se tenía que las conversaciones elevaron su tono de voz para poder escucharse.

Los Merodeadores y los amigos de estos se encontraban en la esquina que todos los presentes sabían que les pertenecía. En esta, los sillones formaban una "u" teniendo en el centro una mesa con bebidas específicas y especiales para solo ellos. Todos los leones sabían con certeza que tal zona exclusiva solo podían utilizarlo quienes organizaban la fiesta y a quienes estos invitaban, ninguna otra persona podría entrar sin el permiso de los ya mencionados, era una forma de agradecimiento, y respeto, por aquellos organizadores de la actividad.

─ ¿Y dónde está Sirius? ─ preguntó Frank ─ Siempre es el alma de toda fiesta.

La pareja de premios Anuales comparten miradas. ¿Deberían decir el motivo por el que no se encontraba Sirius en la fiesta? ¿O solo deberían de fingir que lo más probable era que estaba con su pareja escapando de Hogwarts solo por un concierto?

─ Sirius está...

─ ¡Aquí mismo! ─ apareció el nombrado, tirándose a uno de los sillones.

─ ¿Tu no deberías de estar...? ─ intenta preguntar Lily.

─ ¿Esperando a Adha para saber qué apariencia tiene? ─ completa él dando una mirada significativa a la pelirroja ─ Pues digamos que ella también nos retó.

─ ¿Cómo puede retarnos si nosotros somos los retadores? ─ cuestionó confundido Remus con una sonrisa, su amiga era de las que no habían.

─ ¿Alguien puede dar contexto? ─ pregunta Frank, sin comprender del todo de qué hablaban.

─ Para que Adha viniera la retamos a que no podía controlar su metamorfomagia en toda la fiesta ─ le explicó Peter.

─ ¿Por qué hicieron tal cosa?

─ ¿Recuerdas las miradas que le dirigían y las pestes que hablaban de ella? ─ le hizo recordar Alice.

─ Oh, claro ─ asintió él ─ ¿Y cuál es el reto que nos ha dado ella?

─ Que la encontremos ─ se encoge de hombros ─ No cree que seamos capaces de reconocerla.

─ ¡Pero eso es completamente injusto! ¡Podría tratarse de cualquiera! ─ se queja James ─ ¿Al menos te dijo qué hora iba a llegar para saber cuando tendríamos que buscarla? ─ cuestiona.

─ De hecho, creo que ya está con nosotros ─ Sirius admite, cogiendo una botella y una vaso de la mesa para comenzar a servirse.

─ ¿Entonces se supone que debemos de reconocerla entre todos ellos? ─ pregunta Lily señalando el tumulto de jóvenes que estaban bailando.

─ ¿Y si no la encontramos? ─ pregunta Peter.

─ Ella vendrá con nosotros ─responde, tomando de lo que se había servido.

─ ¡Se supone que es una fiesta! ¡Deberíamos de divertirnos, no de buscar a la sabelotodo! ─ se queja James.

─ Bueno, es un reto que ha hecho, es decisión tuya si cumplirlo o no ─ se encoge de hombros Remus ─ Pero es un interesante a decir verdad ─ admite.

─ Si la buscamos, tendríamos que encontrar a una persona que esté bailando sola o ocultándose de las miradas ¿Cierto? ─ Lily empieza a suponer.

─ Adha es buena haciendo amistades rápidas ─ señala Alice ─ Puede que ya se haya integrado a algún grupo.

─ O puede que solo esté disfrutando de la fiesta ─ Peter comenta ─ Sería más notorio el hacer algo para no encontrarla que el solo disfrutar ─ James dejó salir un quejido exasperado.

─ ¿Por qué tuviste que conseguirte una novia tan...? ─ James no supo como describirla, más su amigo solo lo miró divertido.

─ Uno no escoge Bambi, además, es más divertido así ─ suelta terminándose lo que tenía en el vaso para dejarlo en la mesa mientras se paraba.

─ ¿A donde vas? ─ cuestiona James

─ ¿A donde crees? ─ responde él antes de darse media vuelta e ir a buscar a su chica según la perspectiva de sus amigos.

─ En serio, nunca comprenderé a esa pareja ─ niega James.

─ ¿De qué pareja hablan? ─ todos miran confundidos a quien ingresaba a su zona ─ ¿Por qué esas caras?

─ ¿Tu no estabas...? ─ Frank señaló confundido la pista de baile.

Sirius frunció el ceño.

─ ¿Indirectamente me están sacando del lugar? ─ molesta con un fingido tono de ofendido.

─ ¡Estuvo aquí todo el tiempo y no lo notamos! ─ Remus grita sorprendiendo a Sirius y a los demás.

─ ¿Qué estás queriendo...? ¡Oh, por Merlín! ¡Pero que maldita! ─ maldice Lily.

─ ¡Pelirroja! ¿Y esa boquita? ─ cuestiona burlón, a pesar de estar confundido de lo que sucedía.

─ ¡Es imposible! ¡No lo puede haber imitado tan bien! ─ James exclama señalando al confundido pelinegro.

─ ¿De qué hablan? ─ cuestiona ─ ¿Adha estuvo aquí? ─ pregunta.

─ ¿Y cómo sabemos que tú no eres Adha? ─ cuestiona James serio señalando con su dedo, el pelinegro baja la mano con la que lo señalaban con lentitud.

─ ¿Remus? ─ pregunta hacia el castaño, esperando que resuelva sus dudas.

─ Parece ser que Adha vino a retarnos sobre que no la podíamos encontrar con su nueva apariencia ─ relata.

─ No tiene sentido, si vino quiere decir que ya la vieron con... ─ Sirius unió puntos comprendiendo todo, riéndose a carcajada limpia al darse cuenta de lo que había sucedido.

─ Sí, ríete, no puedo creer que en serio hayamos caído ─ James niega, no podía perdonarse el hecho de no haber reconocido que no se trataba de su mejor amigo.

─ ¿Saben? Tengo a la mejor pareja del mundo ─ dice después de unos segundos, para luego pararse y dirigirse a la pista de baile.

─ ¿A donde vas? ─ cuestiona James.

─ ¿A donde crees? ─ responde él antes de darse media vuelta e ir a buscar a su chica.

El grupo de chicos no puede evitar sorprenderse ante tal dejavu. Ya no tenían duda alguna, Adhara sin duda conocía más que bien a Sirius y, si lo que decían de su relación, no dudaban de que solo Sirius fuera el único en encontrar a Adhara, quien de seguro ya había cambiado su apariencia en cuanto llegó a la pista. Pensaron entonces que tan solo deberían de disfrutar de la fiesta olvidándose de la pareja de pelinegros y la búsqueda entre ellos. Empezaron a charlar, hasta que la canción que más de moda estaba en ese tiempo empezó a resonar, por lo que juntos se dirigieron hacia la pista para bailar.

Llegado el momento, en medio de la pista, no fueron capaces de ignorar los murmullos y exclamaciones sorpresivas que había entre los leones, volteando hacia donde todos veían y encontrándose con la razón de tanta exaltación. Su pelinegro amigo parecía haber olvidado a la serpiente al bailar con otra pelinegra que tenía una complexión distinta de la Adhara que conocían. El grupo de amigos no puede negar que se sintieron igual de extrañados, y molestos, por tal escena, poco después recayeron en el reto que le habían dado a la serpiente y dejaron de lado tal sensación. De igual forma, no es como que tales miradas hubieran durado tanto, ya era entrada la noche y estaban seguros que todos los leones ya se habían pasado de copas, por lo que lo más probable es que al día siguiente solo recordaran de manera borrosa el momento.

Se olvidaron, nuevamente, de la pareja de pelinegros, quienes aprovecharon en desaparecer de la sala común para dirigirse hacia uno de los pasadizos que los llevaría a Hogsmeade, para salir de la protección de Hogwarts y poder trasladarse por medio de la aparición hacia el lugar donde sería el concierto de la banda que los pelinegros amaban.

Por lo que allí, en medio de muggles y estando lo más cerca posible del escenario, la pareja observó con devoción la manera en la que los integrantes de la banda creaban su música. Se sorprendieron cuando el vocalista los señaló en el momento en que empezó a cantar una de las canciones con temática de amor. Sirius tomó con delicadeza la mejilla de Adha, quien le sonrió abiertamente antes de juntar sus labios en un dulce beso, los aplausos y exclamaciones de los muggles al igual que un comentario de la banda acerca del amor no se hicieron esperar.

Y allí entre muggles, los chicos no pudieron sentirse más afortunados de tenerse el uno al otro junto a esa cosita loca llamada amor.

°•°(...)°•°

El primer mes del año había concluido, el segundo había aparecido en un cerrar y abrir de ojos, junto con buenas noticias que alegraron a los estudiantes de tercer año para arriba.

Las salidas a Hogsmeade habían sido permitidas, después de largas conversaciones con el ministerio y un ajuste de horarios con los profesores, el colegio se había puesto de acuerdo en que habrían mayores profesores en la salida. Entre ellos, también se contaría con la presencia de aurores que velarían por la seguridad de los muchachos si algún suceso como el año anterior ocurriera.

Los alumnos comenzaron a hacer sus planes de inmediato, el alivio apareció en los jóvenes que contaban con pareja, puesto que la salida a Hogsmeade justo coincidía una semana antes del día del amor y de la amistad, por lo que tendrían el suficiente tiempo para poder comprar el regalo que le darían a su pareja. De igual forma, los de tercer año no pudieron evitar mostrarse tanto alegres como temerosos, el año anterior habían sido testigos de algunas heridas de sus compañeros mayores tuvieron luego del ataque a Hogsmeade, pero ahora con la seguridad aplicada, confiaban en que podrían divertirse de conocer la aldea sin miedo alguno.

El grupo bromistas junto a su amigos estaban emocionados, ya había pasado una semana desde la fiesta y lo habían disfrutado de sobremanera, Merlín sabía que necesitaban ese respiro de tanta tensión que había causado ciertas conversaciones con una rubia que ya no pertenecía más al grupo de amigos, o al menos, que evitaba el juntarse con ellos. Las amigas sentían la incomodidad y tensión cada vez que se encontraban en su habitación, habían intentado arreglar las cosas pero nada bueno salió de la conversación porque quien fue su amiga desde primero no tenía la intención ni la disposición de escucharlas o, siquiera, dejar de lado la razón de su distanciamiento.

El día había llegado, pero la emoción había disminuido por al falta de una persona. La única amiga cercana a ellos que pertenecía a la casa de las serpientes había declinado a su invitación con la excusa de que ya había pasado ya muchos mese junto a ellos y que estaba dejando en el olvido a sus amigas serpientes. Cabe aclarar que una ligera tensión se creó entre ellos ante la mención de los otros amigos, más las bromas de la pelinegra bastaron para que esta se disipara y de que comprendieran porqué no podría acompañarlos en la salida. Tal parecía que el grupo original de serpientes de Adha se volvería a juntar en aquella salida, ya que la serpiente les había comentado que los ahora Malfoy irían al pueblo con el motivo de celebrar unión de los rubios.

Era por estos motivos, que el grupo de leones se encontraban dentro de la tienda de dulces HoneyDukes sin la usual compañía de su pelinegra amiga. Todos allí observaban fascinados las nueva variedad de dulces que habían traído, escogiendo varios de estos y poniéndolos en una bolsa para luego ir y pagar lo que se debía a los dueños.

Alice, quien miraba fascinada un dulce que cambiaba de color y decía ser ácido, se dió cuenta de una melena rubia que reconocía muy bien entre tantos niños de menores años. Había sentido desde que llegaron a la aldea como esta melena parecía perseguirla, pero no estaba segura hasta ahora que tenía justo a su lado a su rubia amiga. Quiso preguntarle porqué estaba siguiendolos, cuando notó que por algo que había visto por la ventana de la tienda salía rápidamente de la tienda. Alice ignoró por completo cómo su pareja lo estaba llamando, para seguir a la rubia por la tienda impulsada por la curiosidad de saber qué es lo que había causado tal conmoción en el rostro de Marlene.

Al notar como su pareja salía, Frank no tuvo remedio que seguirla, dando un rápido comentario a James sobre que saldría de la tienda. El castaño al verlo salir rápidamente no pudo evitar preguntarse qué le había picado y, pasandole la voz a su pelirroja, salió también del local. Lily, rápidamente se lo comunicó a Remus, quien le dijo a Peter y, al estar al lado del rubio, Sirius también se unió a seguirlos. En una cadena de seguimiento, todos se detuvieron al ver frente suyo a la rubia y castaña que decían ser las confidentes de la otra discutiendo.

─ Debes dejar esta tontería, Mar ─ le aconsejó intentando mantener la calma ─ Solo te estas dañando.

─ ¿Dañandome? ─ repitió con ironía ─ Si no crees mis palabras, lo comprendo, pero no eres quien para decirme que hacer Alice.

─ ¡Lo digo por tu bien, Mar! ¡Me preocupas! ─ arrebató ─ Debes de dejar estas persecuciones hacia lo que crees tu que es peligroso.

─ Vistes a esos señores entrar a Cabeza de Puerco ¿No te parece raro? ─ cuestiona ella.

─ En eso concuerdo contigo ¿Pero decir que están aquí por A...? ─ la castaña queda callada ante lo que veían sus ojos.

Delante de todos, pudieron observar como varios magos vestidos de negros con capas largas y cabeza gacha entraron el local, un escalofrío les recorrió cuando la puerta se cerró después que el último señor entrara por la puerta. Todos miraron de reojo los alrededores, confirmando que eran los únicos en darse cuenta de tal rara situación.

─ Si van a querer quedarse, tendrán que aparentar que no están mirando el local ─ les aconsejó, al notar como todo el grupo se quedaba congelado en su posición.

─ ¿Tienes la bengala que compramos? ─ preguntó James a Sirius, quien asintió sacando de la mochila que traía Pet.

El par de amigos empezó a jugar con la bengala, todos comenzaron a conversar, incluida la rubia, quedándose en ese lugar que les permitía observar el local que mala espina les daba sin que se notara que lo estaban haciendo. Llegado el momento, las conversaciones se volvieron verdaderas al igual que las risas, por un momento parecieron entrar en el papel de jóvenes que se divertían y olvidaron que estaban allí por la situación que consideraban sospechosa. Aún así, siguieron pendientes por si encontraban alguno de los aurores o maestros, más pareciera que ninguno de ellos se encontraba cercano al local, solo estaban ellos allí.

─ ¿Cuantos magos son? ─ cuestiona Alice a su amiga.

─ Son siete hombres ─ responde ella con una sonrisa, manteniendo la apariencia de una conversación casual con su amiga ─ Y tres mujeres, hasta donde pude ver.

─ ¿Solo mayores? ¿Viste a algún estudiante? ─ cuestionó esta vez Lily, después de haber soltado una exclamación de fascinación por uno de los trucos que James y Sirius hacían con la bengala.

─ Si les dijera los nombres no me creerían ─ dijo con ironía sin poder rodar los ojos como quería.

─ ¿A quienes viste entrar, McKinnon? ─ cuestionó Remus calmado, aunque por dentro no quisiera escuchar la respuesta.

─ Black ─ James observó como su amigo se tensó por un momento ─ Snape ─ también notó como la sonrisa de su pelirroja tembló por un momento ─ Y Jones ─ ante ello, todos negaron de inmediato.

─ No lo creo, se supone que el día de hoy ella estaría... ─ intenta hablar Peter.

─ ¿Con Malfoy y Black? ─ completa Marlene ─ Sí, también están dentro de Cabeza de Puerco ─ mencionó como si no fuera la cosa.

El grupo de amigos se cierra ante la idea, de seguro se trataba de otro de los intentos de la rubia de provocar que se alejaran de su amiga. Ya había quedado más que claro para ellos que Adhara no sería capaz de entrar en asuntos oscuros. Por lo que, ignoraron lo último dicho por la rubia, no habría necesidad alguna pro la que el grupo de serpientes se reuniera en ese local de mala espina si tenían las tres escobas casi cerca, pero se quedaron en ese lugar. No por la misma razón de la rubia, quien no había abandonado su investigación, se quedaron para ver si podían al menos reconocer alguno de los hombres que habrían entrado y así poder decirle a su Jefa de Casa por prevención.

Aunque bien podrían estar algo paranoicos después del ultimo ataque y tan solo se trataban de aurores camuflados. Siguieron jugando, hasta que la bengala se escapo de la mano de uno de los leones chocando con una de las paredes del local que tenían al lado. Todos miraron impactados a las personas que salían de cabeza de puerco, parecían apresurados, en especial la primera que parecía querer escapar del lugar. Detrás de esta, una persona le seguía mientras que otras tres se despedían antes de que uno avanzara rápido para alcanzar a sus amigos. Reaccionaron en el momento en que el señor del local donde había caído la bengala salía, caminando rápidamente hacia la dirección contraria donde el trío de serpientes se había ido.

Lo último que observaron, fue como Lucius Malfoy saludaba con un apretón de manos a uno de los hombres de capucha negra antes de tomar a Narcissa para desaparecer. Una vez lejos del lugar que habían estado espiando, se permitieron retomar aliento. James comenzó entonces una caminata hasta las tres escobas, siendo seguidos por todos. Al llegar, como todas las veces, Madam Rosmerta los recibió alegre, los merodeadores no pudieron evitar corresponder a tal saludo con algunas bromas típicas de ellos. De repente, todos parecieron coordinarse en olvidar el suceso para disfrutar en silencio de la cerveza de mantequilla y el pie de calabaza que les habían servido.

─ Ya lo vieron ¿Seguirán pensando que son coincidencias? ─ atacó Marlene, el grupo se tenso.

─ ¿Coincidencias? ¿De qué mierda estás hablando, McKinnon? ─ cuestionó Sirius completamente confundido.

─ No es momento, Marlene ─ le cortó Lily, dándole una mirada de advertencia, no podían hablar de lo sucedido con el pelinegro presente.

─ Si no es ahora ¿Cuando? ─ cuestionó ella ─ Comprendo que quieran seguir creyendo que nada ha pasado, seguir aparentando que lo visto no es más que otra coincidencia y seguir con la venda en los ojos ─ enumeró ella ─ Ya no les digo que se guien de lo que les dije ese día, quiero que se guien de los hechos que han visto.

─ McKinnon, aunque estes en lo cierto no tendríamos por qué sospechar de ella ─ Remus dijo ─ Es nuestra amiga y no ha hecho nada en nuestra contra ni hemos visto nada certero que demuestre lo que estás suponiendo.

─ Sé que es su amiga, sé que le tienen confianza y sé que mis palabras nunca tendrán la misma veracidad que la de ellas en su perspectiva ─ las féminas presentes quisieron contradecirla más sabían que tenía razón ─ Yo solo les digo que por una razón sospecharon de esos hombres.

El grupo quedó en silencio sin saber qué responder.

─ No les obligo que crean todo lo que les dije, les doy la opción de confirmar que estoy errada ─ todos la miran confundidos ─ Saben bien que no paré de investigar, y saben que no lo haré, así que pueden hacer caso omiso a este hecho o pueden aceptar que es necesario confirmar con quienes deben de juntarse.

El silencio prevalece después de la declaración. Cada uno está sumergido en las profundidades de sus propios pensamientos, sin saber cuál era la decisión correcta en todo este asunto. Confiaban en la serpiente, pondrían su vida en sus manos en ella porque había demostrado la misma lealtad y aprecio que ellos le profesaban, pero aún así, después de tantos recuerdos creados y de tanto aprecio profesado, no podían evitar que las dudas emergieron en su ser. ¿Estaban haciendo bien al dudar de qué decisión tomar? ¿Estaban haciendo lo correcto al pensar qué sucedería si aceptaban la propuesta de Marlene? ¿Estaba bien si encontraban lógica en lo que la rubia decía?

La llegada de Madame Rosmerta provocó que apartaran sus dudas. Conversaron con ella hasta que les retiró las jarras donde habían tomado de la cerveza de Mantequilla y salieron de las tres escobas, empezando a caminar hacia donde se encontraban las carrozas que los llevarían de vuelta a Hogwarts. Estando ya cerca de ellas, la rubia se detuvo provocando que los demás imitaron su acción.

─ ¿Qué van a hacer? ─ cuestionó mirándolos fijamente, expectante a su respuesta.

Mentirían si dijeran que todos los susurros, murmullos, habladurías y hechos presenciados sobre la compañía de su amiga no retumbaron en su memoria. Allí, todo el grupo tenía una fe ciega hacia la serpiente, jamás habían cuestionado lo que les decía cuando negaba o explicaba sobre esas calumnias. Pero ahora, con la escena vista, con la seriedad nunca antes vista en la rubia leona al hablar, dudaron sobre cuál de las dos decía la verdad.

En el león resonaron las palabras provenientes de la rubia.

No eres nadie como para darme órdenes de cómo manejar mi poder.

Y de la serpiente en la oficina.

─ McKinnon ─ llamó a la rubia que se había alejado unos cuantos pasos.

─ James ─ el nombrado ignoró el llamado de su pareja ─ ¿Qué haces?

─ ¿Si, Potter? ─ ignorando las inciertas miradas de sus amigos, dijo lo que sabía que era necesario pero ninguno pensaba en admitirlo.

─ Te seguimos ─ habló por todos.

Nunca olvidarían la gran sonrisa que la rubia les dirigió.

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

11 380 palabras

No voy a mentirles, me replantee toda mi existencia al escribir el final de este capítulo.

JSJSJSJSJSJS No en serio, capaz no lo sientan tan impactante como yo pero weno ¿Qué se le puede hacer?

Tocando otro tema...

Pensando ando en hacerme una cuenta de instagram donde pueda darles avances e interactuar con ustedes. ¿Qué dicen de ello? 👉👈

¿O tienen alguna idea de cómo pueda dar avances, pistas, compartir imágenes, entre otras cosas con ustedes?

De todo corazón, espero que todos esten bien y que hayan tenido un magnifico día. Recuerden que son personas maravillosamente magníficas. Cuidense mucho, cumplan con las medidas de prevención ante el covid que cada gobierno ha implementado. Y no se olviden de tomar awita, porfa.

Mucha suerte en todas sus actividades, les irá fenomenal✨

Los quiere y ama,

Una Slytherin,

no tan Slytherin.

Psdt: ¿Notaron la canción escondida?

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