›«Familia Black»‹
Omnisciente
— Bienvenida, señorita Adhara — saludó Kreacher con una leve reverencia.
— Muchas gracias Kreacher — devolvió el saludo con una notable sonrisa — ¿Cómo has estado?
— Kreacher se encuentra bien, señorita Adhara — respondió mientras que permitía que la pelinegra entrara a la casa.
— Me alegra oír eso, Kreacher — le sonrió, para después asegurarse que no hubiera algún Black cerca para agacharse y, no pudiendo contenerse, darle un abrazo al elfo doméstico.
El elfo, que no esperaba tal acción de la, ahora ya no, pequeña niña que venía a visitar a su amo Regulus antes de que ingresara a Hogwarts, se quedó perplejo, sin poder reaccionar hasta que la pelinegra se alejó con una sonrisa de disculpa.
— A Krea-Kreacher le parece que la señorita estará más a gusto si se reúne con los jóvenes amos y el joven Snape — señaló después de un momento, la pelinegra asintió estando completamente de acuerdo con lo dicho.
— Estaría muy a gusto ¿Podría guiarme, por favor? — pidió — Es la primera vez que visito la mansión Malfoy, es una completa sorpresa el encontrarte aquí, si me deja comentarle.
— La ama le pidió a Kreacher que viniera para que apoye en las cocinas — respondió ante la duda discreta que la pelinegra tenía.
— ¿Y entonces por qué estás aquí? — cuestionó sospechosa, el elfo solo desvió la mirada — Sabía que me tenías aprecio, Kreacher.
— Kreacher solo cumple la orden del amo Regulus — se defiende, causando risas de la pelinegra.
— Claro Kreacher, te creeré por esta vez — el elfo esbozó una sonrisa al notar el guiño que le dirigía. Aquella bruja no era igual como las que había conocido, en especial las que tenían las mismas habilidades y pureza de sangre como el de la serpiente.
— Los jóvenes amos se encuentran en esta sala — indicó una vez llegaron a su destino — Kreacher está seguro que se animaran al verla, Señorita Adhara.
— Adha, Kreacher — le corrigió con cariño — Sabes que estamos en confianza.
— A Kreacher no se le permite los apodos, señorita Adhara — notó que la pelinegra iba a contradecir lo dicho, por lo que se apresuró a señalar lo siguiente — La señorita Adhara debe de aprovechar que los señores amos no se encuentran, Kreacher estará atento para avisarles cuando estén por entrar
— Me has dejado con la palabra en la boca Kreacher — le señaló con un dedo y los ojos entrecerrados — Pero tienes razón, muchas gracias por la breve conversación y por el haberme guiado.
— Ese es el trabajo de Kreacher, señorita Adhara — dijo y con un chasquido, desapareció del lugar.
Adha sonrió, había extrañado a ese malhumorado elfo que se comportaba agradable con ella y que buscaba la manera de ayudar a su renacuajo, como este le había mencionado cientos de veces. Sonrió mirando el lugar donde había desaparecido el mencionado para luego observar con detenimiento la puerta suyo, tocó esta y supo entonces que toda la banda original de las serpientes se reunirían de nuevo, por lo que tendría que hacer uso de una rara combinación entre viejos y nuevos apodos.
— ¡Sev! ¡Renacuajo! ¡Cariño! ¡Rubio! ¡Rubia! — gritó en el momento en que las puertas se abrieron de par en par — ¡Ya llego por quien lloraban! — exclamó divertida observando las caras de sorpresa que los aludidos poseían.
— ¡Adhara! — gritó Narcissa saliendo de su sorpresa y siendo la primera en correr a abrazar a su amiga que no veía desde que salió de Hogwarts.
Ambas amigas soltaron risas mientras que se abrazaban. La pelinegra agradecía tener una buena estabilidad, porque el impulso que tuvo la rubia para abrazarla casi la hace caer.
— ¡Me dijiste que no vendrías, vil mentirosa! — reprochó el menor de los Blacks una vez que la pelinegra se separó de la rubia.
— Oh claro, finge como si no estuvieras feliz porque estoy aquí — ironizó Adha, Regulus solo pudo negar con una sonrisa antes de acercarse a ella y abrazarla.
— Gracias — murmuró, Adhara solo pudo abrazarlo con más fuerza.
Los tres integrantes del grupo original de serpientes se acercaron a su amiga, Lucius sonrió mientras que se posicionaba al lado de su prometida, quien lo abrazó de lado feliz. Severus solo esperaba que su pelinegro amigo soltara a su mejor amiga para poder saludarla como era debido. Por otro lado, Bellatrix estaba en duda sobre cómo debía de reaccionar, no negaba que ver a quien era su confidente en sus años de Hogwarts la había alegrado de sobremanera, sin embargo, el hecho de que esta era la pareja del traidor a la sangre que era su primo hacía que se cuestionaba si es que a Adhara se le tendría que considerar como una traidora. Aunque dudaba de esto último, si fuera así no podría ni pisar la casa de los Malfoy ni se hubiera atrevido a asistir al almuerzo navideño de la familia Black.
— ¡Rubio! Estás mucho más alto de lo que recordaba — exclamó sonriente mientras que se acercaba a él alzando su mirada.
— Y tú más pequeña de lo que recordaba — comentó con su elegante tono de voz.
— ¡No te atreviste, ven aquí rubio teñido! — indicó ella, dándole un par de golpes, a modo de broma, que ocasionó la leve risa del aludido.
— Sigo ofendido porque no me avisara — murmuró Regulus con los brazos cruzados.
— Disfruta que haya dejado al león y que esté con nosotros, Reg — señaló Severus mientras que rodaba los ojos. ¿Quién podía comprender al pequeño Black? Un día se molestaba porque Adha no se reuniría con ellos y otro porque no le comentó que lo haría.
— ¿Tu sabías? — cuestionó mientras que entre cerraba sus ojos — ¡Claro que lo sabías! Siempre sabes todo de Adha.
— No todo, pero si la gran mayoría de cosas — respondió con sinceridad.
— Traidor — se cruzó de brazos.
— Vamos Reg, sabes cual es la razón por la que no te dijo y por la que pidió que yo no te dijera.
— Entrada sorpresa — Severus asintió — Nada cambiará su dramática alma .
— ¡Hey! Les recuerdo que estoy aquí ¿No notaron mi llegada? — cuestionó indignada.
— ¿Cómo no notarlo? Me dejaste sordo — se burló el de pelo largo.
— Tu no te libras de mi abrazo Sev — le señaló mientras que se acercaba a él.
— Nos vimos hace cuatro días, Adha — rodó los ojos el pelinegro, pero eso no evitó que correspondiera el abrazo que su amiga le daba.
— Me extrañaste, no puedes ocultarlo — murmuró contra su pecho.
— Lo que digas, Adha — contestó con una pequeña sonrisa.
— Y lo mejor para el final — comentó emocionada la pelinegra cuando se separó de su amigo — ¿No lo crees, cariño?
Ambas pelinegras de cabello largo compartieron miradas. Y en ese momento, Bellatrix supo que por más grave error que Adhara cometiera, nunca dejaría de tener el aprecio que sentía hacia ella, porque siempre buscaría una excusa que la limpiara de toda acción que le condene a considerarla una traidora a la sangre.
— Ya te estabas tardando ¿No crees? — cuestionó con burla.
— Solo unos cuantos años, nada grave — se encogió de hombros siguiéndole la broma.
— ¿Un par de años? ¡Ni viniste a mi ceremonia de compromiso! ¡Te dije que iba a escogerte de Madrina! — reclamó ella.
— Oh vamos ¿Qué podría hacer una adolescente de 16 años como dama de honor? — rodó los ojos la pelinegra — Deja de quejarte y dame un abrazo, Cariño — ordenó mientras que abría los brazos.
— De verdad que te odio — dijo a la par que caminaba hacia la pelinegra — Cariño — murmuró una vez que el abrazo entre las confidentes se dió.
Narcissa no pudo estar más feliz al ver la sincera sonrisa que su hermana mayor tenía, no cabía duda que lo que más habían necesitado en esas épocas, era a Adhara y su esencial alegría.
°•°(...)°•°
La pelinegra sabía desde el momento en que aceptó la invitación de la familia Black, que tendría que conocer a todos los integrantes de esta, pero nunca imaginó que cuando se refería a todos sus familiares, se referían a completamente todos.
Con sus amigos habían tenido una larga conversación, poniendo al día de todo lo que los mayores se habían perdido al salir de Hogwarts, evitando de sobremanera el mencionar la relación de Adhara con Sirius, así como mintiendo sobre en donde ella estaba pasando navidad, de esta manera, ningún debate y posible discusión se originaría o acabaría con el agradable reencuentro que el grupo original de las serpientes de Adha disfrutaban.
No obstante, el reencuentro se vió interrumpido cuando, haciendo acto de aparición, el prometido de Bella, Rodolphus Lestrange, apareció en la habitación donde se encontraban. Digno de la educación que se les daba a los puros de sangre, el recién llegado se presentó formalmente ante la pelinegra, quien si bien lo había conocido de vista en los años que estaba en Hogwarts, nunca habían tenido alguna conversación. La metamorfomaga no se quedó atrás, por lo que también se presentó ante el prometido de su amiga de manera formal y elegante, dándole una buena impresión a Rodolphus, quien solo había oído de ella por las bromas que hacía en Hogwarts y por la inteligencia que mostraba tener.
Al finalizar las formalidades, el Lestrange informó que la razón de su interrupción era para informarles que la mesa ya se encontraba lista. Todos asintieron y se dirigieron en grupo hacia el comedor principal. Al llegar, más presentaciones como la sucedida con Rodolphus se dieron.
Y era por eso los pensamientos de la pelinegra al principio. Ya había saludado a varios tíos de su pareja, al igual que a los Padres del Malfoy y suegros de Cissy. No obstante, aún faltaba presentarse, o mejor dicho, saludarse con aquellos que consideraba más importantes. Walburga y Orion Black, los padres de Regulus y Sirius, y por ende, sus suegros. Había notado que ellos no habían dejado de analizar cada paso que daba desde que ingresó con sus amigos al comedor.
Admitía que sentía algo de nervios ¿Quién no lo tendría al saber que iba a conocer a su suegro? Porque a la Señora Black ya la conocía. Walburga era quien le daba el permiso de entrar a la ancestral casa de los Black para que jugara con su pequeño Regulus, pero en todas esas visitas, nunca había tenido el placer de conocer a su suegro, Orion Black.
— Es un gusto el poder conocerla, Señorita Jones — Adhara salió de sus pensamientos concentrándose en la pareja de esposos — Hemos oídos hablar mucho de usted.
— El gusto es mío, gracias por haberme permitido acompañarlos en su almuerzo familiar, Señores Black — agradeció con una sonrisa — Y espero que hayan sido cosas buenas — comentó haciendo alusión a su última frase, en un intento de dejar de lado la elegancia y que los padres de Cissy y Bella sonrieran un poco.
— Todas buenas y muy interesantes, si me permite admitir — sonrió Cygnus Tercero, causando un pequeño escalofrío en la pelinegra al escuchar la insinuación en las palabras del señor Black.
Mal momento para que sus amigos la hayan dejado porque debían de cumplir con las formalidades de siempre antes de sentarse.
— Está en su derecho comentar lo que guste, Señor Black — intentó cambiar el rumbo de la conversación — El almuerzo ha sido hecho por y para ustedes, yo solo soy una invitada.
— Nos halagas, Señorita Jones — Druella emitió una ligera sonrisa, Adhara ahora sabía de dónde había heredado tales características agraciadas, su rubia amiga — Más es mi deber corregirla, ya no es solo una invitada, es parte de la familia Black al asistir.
Adhara sintió como parte de su cuerpo quería traicionarla, sintió como quería dejarla completamente sonrojada ante lo dicho por Druella, lo que ella había comprendido sobre ser parte de la familia Black. Agradeció a Merlín por el hecho de que la Metamorfomagia que poseía podía salvarla de situaciones como la que estaba viviendo. Sonrió, no sabiendo qué más hacer, mientras daba una mirada de agradecimiento, no iba a contradecir a una de las matriarcas de los Blacks, así que solo le quedaba asentir y acatar lo dicho por Druella.
El pensamiento sobre cómo es que su pareja reaccionaría ante su travesía con su familia, y sobre todo por esta última conversación, fue lo que le trajo paz, al igual que el llamado de los organizadores del almuerzo para sentarse para comenzar. Con una pequeña despedida hacia Druella y Cygnus, Adha pudo encaminarse al dúo de pelinegros amigos.
Regulus se sintió más tranquilo al tener a su lado a la pelinegra. Se encontraba muy agradecido, sus padres aún no habían tenido oportunidad de hablar con quien era su nuera, o mejor dicho, que su madre aún no había tenido la oportunidad de sacar el veneno característico que poseían sus palabras. La pelinegra le dió un disimulado empujón en un intento de que se relajara, no había sucedido nada de otro mundo, solo habían sido simples presentaciones con conversaciones demasiado formales.
Todos se pararon al costado de la silla que tenían asignadas. Walburga Black dió un pequeño agradecimiento por la asistencia, para seguir con una pequeña explicación de la tradición que tenía la familia al tener las celebraciones navideñas en las casas de los futuros integrantes por legalidad de la familia que tenía como lema Toujours Pur, siempre puro. Adhara escuchó atentamente las palabras dichas por la mayor, no era mentira el decir que su curiosidad por las tradiciones de la familia pura de sangre era vehemente, si bien podía admitir que algunas eran ortodoxas, otras parecían tener de principio, la conexión de la familia.
Se cuestionaba múltiples veces sobre en qué momento fue que la familia para los Black dejó de ser tan importante como sus tradiciones indicaban que eran, para solo mantenerse enfocados en su lema y creencias.
Con un gesto de Walburga y Orion Black, todos se sentaron en la mesa redonda para proceder con más protocolos de las denominadas familias ancestrales.
— Me sorprende que tengas conocimientos de los protocolos — comentó Regulus, de una manera tan formal que casi provoca que la pelinegra ruede los ojos.
— ¿Sabes que no debes de seguir esas reglas cuando estás conmigo, cierto? — cuestionó ella, sin perder el porte de elegancia que todos se esmeraban en conservar.
— Es difícil cuando uno no está acostumbrado a mantener una conversación fuera de lo permitido manteniendo la postura adecuada — le contestó terminando de cortar la carne de su plato y llevándolo a su boca.
— Lo que digas, Reg — respondió ella — Y sobre tu pregunta principal, recuerda que tuve que soportar un año en francia.
— ¿No era que te expulsaron por tu mal comportamiento? — cuestionó confundido.
— Así fue, pero no por que no pudiera seguir sus protocolos, sino por las bromas que hacía o cómo me comportaba fuera de las clases de modales — explicó — Aunque de cierta forma lo agradezco ¿Quién iba a pensar que me serían de utilidad?
— Tu no, claramente — contestó a la pregunta el pelinegro de cabellera larga.
— El mudo habló — se burló Adha, puesto que el pocionista había guardado silencio y distancia desde que entraron al salón donde se encontraban.
— A comparación de tu educación, yo no tuve el privilegio de asistir a distintos colegios — dió su excusa a la par que fastidiaba a la pelinegra.
— No creas que no me percaté de tu intención Sev, de ahí me las cobrarás — le advirtió mientras le daba una mirada ceñuda.
— No serías capaz delante de las personas que te consideran parte de su familia ¿O sí? — se mofó.
— Vieja chismosa, eso es lo que eres — quiso darle un pequeño golpe, pero como bien había dicho Severus, tenía la constante mirada de los de sangre pura en su persona.
— ¿Parte de la familia? ¿De qué me perdí? — se interesó Regulus.
— Druella Black, le comentó a Adhara que ya era parte de la familia Black al asistir — contestó Severus a la pregunta.
— Eso te convertiría en un integrante de la familia Black también — señaló Adha — Tu también has asistido Sev — sonrió.
— Pero fui invitado por Malfoy — se encogió de hombros — En ese caso, sería él quien me considera de su familia.
— ¿Tía Druella te dijo eso? — cuestionó preocupado el menor.
— ¿Es tan malo que sea parte de tu familia? Me ofendes, Reg — la fingida indignación se hizo presente en Adha.
— No, es solo que es muy raro que lo diga cuando no estás unida alguien que sea aceptado por la familia — contestó el menor preocupado — A menos que... — calló, desviando su vista a su comida.
— A menos que... — quiso saber Adha, pero el renacuajo solo la ignoró — ¿Reg?
— No, yo... — negó lentamente — Olvídalo, no hagas caso a mis divagaciones.
— Regulus ¿De qué tratan exactamente esas divagaciones? — cuestionó ella seria, sabía que de esa manera el pelinegro le contestaría.
Severus solo podía estar atento a la conversación que se estaba presentando, sentía el pequeño miedo que Adha sentía, no la culpaba, sabía que de todos los presentes, ella era la que más podía perder al haber venido.
— Mi hermano no es aceptado y si te han dicho que eres parte de la familia es porque deben de tener algo pla... — el menor se quedó callado al escuchar a su madre llamar su amiga.
— Señora Walburga — correspondió el saludo la pelinegra.
— Creía saber que había declinado a nuestra invitación — comentó la mayor.
— Siendo sincera, quería darle una pequeña sorpresa a quienes me recibieron en Hogwarts cuando ingresé — contestó ella, haciendo alusión a sus amigas serpientes.
— Por ello ocultó cierta información — completó la mayor, comprendiendo las acciones — Aún así, de no haber sido por su temprana llegada, no habríamos tenido un asiento preparado para usted.
— Me disculpo por los inconvenientes que pude causar, si he de poder hacer algo con que pueda compensarle, lo haría con todo gusto.
— No, no debe de preocuparse, Señorita Jones — habló Orión — El contar con su presencia, aunque haya sido inesperada, es satisfactorio para nosotros.
— Me siento halagada, Señor Black — se sinceró — Pero debo de ser fuerte ante mi postura, si la Señora Black desea algo, podrá contar con mi persona.
Los esposos sonrieron ante las palabras dichas por la amiga de su hijo. Regulus, quién había notado que el intercambio de palabras había sido planeado por sus progenitores solo deseo que lo que había pensado solo fueran ideas suyas. El pequeño Black aún no comprendía que conocía tan bien a sus padres, como para descubrir sus planes sin siquiera intentarlo.
— De hecho, han llegado hacia mi multiples noticias sobre su desempeño en Hogwarts — comentó sonriente la mayor — Parece ser que tiene una gran elocuencia en varias de las materias. ¿Es correcto eso?
— Lo es — aceptó Adhara, no había razón para negar lo obvio.
— Si esa noticia es cierta, imagino que las que me llegan acerca del... — el asco pintó la cara de la mayor — Traidor a la sangre que es mi hijo — los amigos de la pelinegra se congelaron — también deben de serlo.
— Hogwarts es conocido por inventar rumores — comenzó a relatar la pelinegra — Estos mayormente se tergiversan cada vez que de boca a boca va pasando — los mayores seguían en sus conversaciones, pero con un oído atento a la conversación — Estoy pensando en cierto rumor que incluye al traidor de la sangre que es su hijo — dolió decirlo — pero puede no ser el mismo que a usted le hayan contado, Señora Black.
— Me han comentado que es pareja del que dice ser mi hijo — señaló ella — ¿Es cierto?
— Lo es — los amigos de la serpiente salieron de su parálisis y la vieron con una sorpresa escondida — No puedo negar lo que cierto es.
— ¿Por qué Sirius y no Regulus? — cuestionó Orión — Quiero asumir que ambos sabemos que mi segundo hijo es, en muchos sentidos, una mejor opción.
— Asume bien, Señor Black — asintió, ganándose más miradas de parte de los presentes — No puedo negar que Regulus es un gran chico con el cuál me sentiría afortunada si es que llegara a ser su pareja.
— ¿Y qué haces entonces con el traidor de la sangre? — cuestionó Walburga — La he conocido desde antes que asistiera a su primera escuela de magia y hechicería, puedo decir que siempre la he considerado una buena opción para mi pequeño Regulus. ¿Qué le impide estar con mi hijo? ¿La edad?
— No pretendo rebajar a Regulus por salir con Sirius, Señores Blacks — aclaró, conteniendose de decir lo que realmente pensaba — La razón de mi elección entre los hermanos, es por mi afición a los que se sublevan.
— ¿A los que se sublevan? — repitió confundida la matriarca.
— Así es, es todo un logro el poder cambiarlos y someterlos por el camino correcto ¿No cree? — cuestionó esta vez ella — Sirius se consideraba así mismo un alma libre, pero de a poco, ha podido dejar esa idea ¿Quién sabe qué tanto puede cambiar por amor? — musitó las últimas palabras como si las saboreaba, de una manera lenta.
Los presentes en la mesa, solo podían observar a una serpiente más, con un ingenio y veneno más fuerte que el de una de las matriarcas de la familia.
— Regulus seguiría siendo una mejor opción, pero comprendo que cada persona posee gustos distintos — exclamó Orión interrumpiendo los pensamientos de su hijo — No nos hemos equivocado con usted, Señorita Jones.
— Sigo viendo en usted las mismas características que me permitió el abrirle las puertas a mi casa — Walburga comentó — Considero que será la única en poder regresarlo por el buen camino, antes que sea tarde, Señorita Jones.
— Por lo que, al igual que cuando era una infante, la familia Black siempre le dará la bienvenida — complemento Druella por Walburga — ¿No es así, querido? — Cygnus asintió.
— Agradezco tal honor, Señores Blacks — agradeció, estos asintieron y sin más, todos volvieron a las conversaciones que habían dejado al prestar atención al intercambio de palabras de la nueva integrante de la familia.
Adhara quiso salir corriendo del comedor, sentía encima de ella, una presión por lo que había estado diciendo. Realmente, sentía que si la conversación llegaba a oídos de terceros, se crearían grandes problemas. Sintió debajo de la mesa, un pequeño empujón de parte del pocionista, dirigió su mirada hacia él, quien comenzó una conversación con relación a las pociones. Sonrió, al escuchar el mensaje que entre significados le daba, no dudó en responder de la misma forma, agradeciendo el que quisiera alegrarla.
Y entre charlas con su amigo, las ganas de huir del lugar desaparecieron.
°•°(...)°•°
Regulus miró hacia el frente, el almuerzo ya había culminado por lo que todos se encontraban en la misma sala que antes. Tenían suerte, ninguno de los mayores les estaba haciendo compañía, por lo que podrían disfrutar el poder actuar de una manera más jovial y no formal, como el protocolo demandaba.
— ¿Entonces los que se subliman, no? — fastidió el rubio.
Desde que abandonaron el comedor, el grupo de jóvenes habían estado sacando a relucir el interesante intercambio de palabras que hubo entre su amiga y los señores Blacks.
— ¡Oh, por Merlín! Ya déjenlo estar — renegó la pelinegra, cubriéndose la cara.
— ¿Sentirte afortunada si fueras pareja de Reg? Creí que lo vuestro no había funcionado — siguió el de pelo graso.
— ¡Severus! — se quejó.
— ¿Eso es un sonrojo? — cuestionó burlona Bellatrix.
— ¡Cariño! — siguió quejándose, sin saber que más hacer para parar con las burlas hacia su persona.
— Disculpa la conducta de Madre, Adha — pidió Regulus en voz baja — Pensé que se iba a mantener escéptica sobre tu relación con mi hermano.
— Sí, ya veo porque dices que Regulus hubiese sido una buena pareja — comentó Lucius mientras analizaba a su pronto primo legal.
— ¡Rubio teñido! ¡Te lo advierto! — le amenazó, el aludido subió sus manos a forma de rendición manteniendo una sonrisa en su rostro — Y no te preocupes Reg, no es culpa tuya lo que la Señora Black haga.
— Creo que el término apropiado es suegra, recuerda que ya te dieron su bendición — la rubia comentó.
— ¡Cissy! ¡De tí no! — Adhara giró su mirada hacia el prometido de la aludida — ¡Te dije que solo yo podía corromperla, rubio! ¿Qué hiciste con mi tierna e inocente Cissy? — dramatizó.
— Creció Adha, tu también deberías de hacerlo.
— Ti timbin dibiris di hicirli — remedó la pelinegra — ¡Es completamente injusto cuando todos confabulan en mi contra!
— Eso pasa por no haber terminado de dominar a tu rebelde — siguió la broma — De ser así, lo hubieras podido traer y no estarías sola.
— Una viene para hacerles una sorpresa y así es como la tratan — refunfuñó — Pero qué amigos que son.
Todos rieron sin disimulo. Adha mantuvo su postura, cruzada de brazos y con los ojos cerrados, con una ligera sonrisa asomándose en su rostro al notar el ánimo que sus amigos poseían. Había extrañado el escuchar sus risas, pero no lo admitiría por la causa de estas y por orgullo.
Los comentarios y burlas siguieron hasta que se acabaron las ideas de bromas, tomó su tiempo, pero pudieron cambiar de conversación para el alivio de la pelinegra. El tema escogido para que hablaran fueron las celebraciones de unión que se acercaban. Está más que claro que Bella no estaba del todo emocionada por su matrimonio, si bien le había agarrado cierto aprecio a Rodolphus por las múltiples salidas que habían tenido, no cambiaba el hecho de que no lo amaba como se debía. No lo hacía de la misma forma en la que veía a su pequeña hermana hacerlo. Por ende, es que de hablar sobre la Boda Lestrange pasaron rápidamente a hablar sobre la Boda Malfoy.
Ambos rubios parecían querer transformarse en pelirrojos, sus rostros se ponían cada vez más rojos por la sangre que se le subía tras cada pregunta que sus amigos elaboraban. Las dudas sobre dónde iban a pasar la tan especial luna de miel y, posteriormente, las comparaciones de sus caras con un tomate, no se hicieron esperar. Esta vez, los presentes pudieron disfrutar de la alegría que les brindaba las carcajadas de Adhara, terminando dando todos, hasta incluso los tomates rubios, una risa sincera y simultánea.
Pasado el momento, el siguiente tema hablado fue la graduación de los pelinegros de séptimo grado. Si bien faltaban meses, no se iban a ver en mucho tiempo por la estadía de los aún estudiantes en el Castillo. Por lo que, aprovechando que todo estaban juntos, Adhara los invitó a todos ellos a la graduación que se celebraba en Hogwarts.
— ¿Y tus padres? ¿No era que daban una cierta cantidad de invitaciones por estudiante? — cuestionó Narcissa.
— No se preocupen, puedo hablar con Dumby y de paso, ofrecerle un par de caramelos de limón — les guiñó un ojo — Y de no ser así, podemos utilizar las invitaciones de Sev — el nombrado la vió con una ceja alzada porque no le había consultado antes, sin embargo asintió, no es como si tuviera a quién invitar realmente.
— Dumbledore nunca te negaría algo, Adha — rodó los ojos el rubio.
— Oh claro que lo hace, hasta ahora no me ha permitido el adoptar algún animal fantástico — exclamó.
— Porque todos los animales que deseas son de clasificación peligrosa — Severus defendió la postura del director.
— Se requiere maestría y conocimientos especiales para su manejo, yo tengo eso — murmura la pelinegra.
— ¿Y por qué no intentas con alguno de menor clasificación? — cuestiona la rubia — Y de a poco vas aumentando de clasificación.
— Es que ya lo hice, ayudé a Hagrid con varias de sus criaturas de manera eficiente, pero Dumby tiene miedo que lo supere — se queja.
— ¿Supere? — la duda en Regulus fue notoria.
— Fawkes, Dumbledore teme de que si consigo a una criatura más llamativa que un fénix, le supere su estilo — rueda los ojos — Se comporta como toda una rubia oxigenada, sin ofender — dijo mirando a los rubios — cuando quiere.
— No creo que esos sean los motivos A — comenta Severus con una ligera sonrisa, todos asintieron concordando con él.
Adha se encogió de hombros, ya ellos veían si le creían o no. Cambiaron de tema, nuevamente, a uno más superficial. Para ese momento, el sol ya estaba por caer, por lo que la reunión fue finalizando. Varios familiares Black pasaron por la sala en donde se encontraban para despedirse antes de volvera a su rutina. En el momento en que Walburga hizo aparición en la sala, supieron que era momento de que ellos se despidieran.
No pudieron darse abrazos, no teniendo presente a la señora Black, por lo que se conformaron con un apretón de manos y unos besos en la mejilla formales. Regulus se retiró junto a su madre, Severus, quien desde un principio había mencionado que haría compañía a Adha hasta donde se quedaba, se retiró junto a la mencionada.
Ya fuera de la mansión Malfoy, Severus le ofreció su brazo a su amiga, ella aceptó y juntos desaparecieron del lugar. Aparecieron en un callejón vacío, a unas cuantas cuadras del departamento de la pelinegra. Aprovecharon en caminar y conversar de ciertos temas que dentro de la mansión no podían.
— Me alegra que no haya sucedido nada fuera de lo normal — comenta aliviada.
— Sí, solo hemos estado saliendo de vez en cuando a visitar a Lucius — responde el pelinegro.
— De igual forma, sabes que cualquier cosa que suceda, puedo sacarte de esa casa — repite la pelinegra.
— Claro — Adha se quejo para sus adentros a sabienda de lo que venía — No creo que tu suegra vaya a negarte algo ahora que eres aceptada.
— No es para nada divertido, Sev — ella le advierte.
— Claro que lo es — afirma — Ya me gustaría saber como reaccionará Black cuando sepa que aceptaste que Regulus sería mejor pareja.
— Sabes perfectamente que le contaré lo sucedido pero que omitiré ciertas partes — rueda los ojos.
— Lo sé, es solo que muy pocas veces tengo material para poder fastidiarte — admite.
El camino terminó y frente a ambos, se alzaba el edificio donde el departamento de la pelinegra se encontraba.
— Te invitaría a pasar — comenta — Si solo se encontraba Sirius, no habría tanto problema.
— Adha, no te preocupes, sé muy bien que tu departamento está infestado de leones — calmó el pocionista — Además, debo llegar a una hora adecuada, a comparación tuya, yo solo soy un invitado.
— No lo dejarás pasar ¿Cierto? — preguntó divertida, dando media vuelta para quedar frente a él.
— No hasta que deje de ser divertido — le respondió, correspondiendo la sonrisa.
— Cuídate y de verdad, cualquier cosa que veas sospechosa... — la mano que puso en su hombro la calló.
— Te avisaré, no lo dudes — completó por ella — Ya deja de preocuparte, nos veremos en el tren — la pelinegra asintió para luego acercarse y darle un abrazo.
— Cuida de Reg — le pidió en un murmuro, el contrario asintió y le dejó un beso en su frente.
Sin más, Severus partió asegurándose de que su mejor amiga entrara al edificio.
°•°(...)°•°
— Sigo sin poder creer que hemos desperdiciado este día limpiando — renegó el miope.
— Deja de quejarte Bambi, tu fuiste quien empezó a lanzar papelitos de papel como si fueran confeti — mencionó el ojigris.
— Si no lo recuerdo entonces no pasó — le sacó la lengua a su amigo, quien negó ante la tonta defensa.
— Solo sigue pasando el trapo James, no es como si tuvieras que barrer — Remus le ordena.
— Habla por tí, yo soy quien está lavando todo lo que ensuciamos ayer — Frank le comentó.
— ¿Y quien se encargó de lavar los vómitos? — ironizó Peter.
— Nadie aquí vomito ayer, Pet — contradijo James.
— No pierdas tu tiempo colagusano, se ha aferrado a que si no lo recuerda no ha pasado — recomendó Sirius.
— ¿Entonces tampoco recuerda lo que hizo con Lily? — cuestiona burlona Alice.
— ¿Lo que yo hice con quién? — preguntó exaltado James.
— ¡Alice! — se quejó la pelirroja mientras le golpeaba con el trapo que tenía para quitar el polvo.
— ¿Qué? Solo tenía curiosidad sobre si recordaba eso o no— mencionó con tono inocente.
— ¿Qué hice con Lily? — cuestionó, Alice solo negó sin intención de decirle — ¿Frank?
— Si no lo recuerdas, no ha pasado ¿Cierto? — repitió su frase burlón.
— ¡Francisco Eugenio Longbottom Perez! ¡Así no se comportan los amigos! — se quejó en un grito.
— Ese no es mi nombre completo, James — negó divertido.
—¡No importa! ¡Creí que eras mejor amigo que ese trío de allí! — habló señalando al trío mencionado.
— ¡James! — se quejaron los tres.
Las chicas presentes solo negaron entre risas notando la escena que se había formado, los merodeadores habían empezado una discusión acerca de su amistad mientras que Frank era jalado por James y mencionando sus características por la que decía que él era mejor amigo que los otros.
Tanto fue la bulla que hicieron que no notaron los golpes en la puerta que estaban dando, solo prestaron atención quedándose completamente callados cuando la puerta principal se cerró, permitiéndoles ver a una pelinegra que estaba dejando su abrigo en el gancho de la pared.
— ¿Uh? — murmuró cuando escuchó el silencio repentino — Am... ¿Hola? — saludó con duda por las miradas intensas que tenía sobre ella.
Todos los leones alzaron sus varitas hacia ella, Sirius al ser el único que podría usar su varita sin romper alguna regla porque era mayor de edad, se acercó más.
— ¿Qué fue lo que...? — comenzó a decir Sirius
— ¿... hice cuando llegamos al departamento? — completó ella — Solo pude admirarlo hasta que cierto pelinegro hizo lo mismo que cuando me despertó en la casa de Mister ego — rodó los ojos.
— ¿Y después de levantarte? — siguió preguntando.
— No creas que lo diré frente a ellos, chucho — negó con un sonrojo.
— Si no lo dices no sabré que eres quien aparentas ser — dice él, reteniendo la sonrisa que quería escapar de su rostro.
— ¿En serio quieres saberlo? — cuestionó ella mientras se acercaba a su chico.
— ¿Seguimos apuntando con la varita o no? — cuestionó Pet al ver como ambos pelinegros comenzaban con su típica discusión de miradas.
— Amm... ¿Sí? — dudó James — ¿Remus? — lo llamó en busca de ayuda.
El castaño siguió mirando fijamente a la pareja, hasta que Sirius dejó escapar la sonrisa que tenía en labios y guardaba su varita por algo que la pelinegra le había dicho, acercándose a ella para abrazarla y besarla.
— Sí, es Adha — contestó desviando la mirada de la escena.
— Nunca comprenderé esa manía que tienen por crear un tenso ambiente entre ellos — negó con la cabeza Frank.
— Bueno, es su forma de ser — se encoge de hombros Alice.
— Eso me recuerda que... ¡Adhara Cassiopea Mía Jone Smith! ¡Te fuiste y te escapaste de la limpieza! ¡Eso es completamente injusto, Sabelotodo! — gritó James interrumpiendo el grato momento de la pareja.
— ¿Por qué me dejaste invitarlos? —le cuestionó Adha a su pareja mientras cerraba sus ojos y dejaba descansar su frente en el pecho del contrario, el cual vibró por la risa que soltó.
— Sabes que es poco probable que te impida algo, cariño — le respondió.
— Debemos tratar eso, se supone que debes de llevarme la contraria de vez en cuando para que no sea monótono — comenta.
— Ambos sabemos que muchas veces te he llevado la contraria — responde él divertido — en situaciones y circunstancias distintas, claramente.
— Sirius Orión Black Tercero — le dió una mala mirada — En serio que...
— ¡Oh no, tu no te me vas a escapar Sabelotodo por andar haciendo ojitos a Sirius! ¡Vas a venir aquí a ayudarnos a terminar con la limpieza! — James apareció en la escena, separando al par de pelinegros — Tu chucho se portó mal y no nos quiso ayudar con magia.
— Mal James — Peter niega.
— Recuerda, entró en depresión porque Adhara lo dejó y se puso en modo rabioso — le recordó Frank.
— ¿En serio? — cuestionó Adhara divertida, queriendo escuchar más sobre ello, ganándose una mala mirada de su pareja.
— Sí, se negó completamente por lo que lo atribuimos a que fue porque no te tenia a tu lado para darle estabilidad — Remus se unió a la broma.
— Y como dice Frank, estaba demasiado gruñón, no quiso siquiera intentarlo — Alice murmuró causando la risa de la pelinegra.
— ¿No le dijiste? — el pelinegro negó.
— ¿Qué cosa no nos dijo? — Lily pregunta.
— Saben que la magia es fácilmente detectada cuando estas entre tantos muggles, por eso es que puse un hechizo protector en la casa utilizando su varita — explica ella — Pero, solo funciona cuando estoy dentro de este.
— ¿Por eso te negaste? ¡Pudiste haberlo explicado! — se quejó el miope.
— En realidad, lo intentó, pero lo callamos cuando estaba mencionando el nombre de Adha — Peter señaló.
Pero a pesar de tal explicación, nadie pudo calmar las quejas del apellidado Potter a excepción de la pelirroja, quien con solo sostenerle su mano y dándole una mirada significativa lo pudo tranquilizar, comenzando con una serie de burlas dirigida a la pareja. Por que sí, todos allí ya tenían conocimiento de la relación entre ellos debido a que James había besado a Lily en la celebración de madrugada, siendo aquello lo que él no recordaba. Mientras que los chicos se burlaban de aquello, la pareja de pelinegros se escapó de la escena para, además de terminar la limpieza con magia, conversar sobre la reunión de la familia Black. Y también para seguir con lo que el miope había interrumpido.
°•°(...)°•°
Finalmente, la semana de vacaciones acabó. Los chicos no tan emocionados de volver a Hogwarts, guardaron un día antes de su ida todas sus pertenencias, así como Sirius se encargó de devolver al tamaño original el departamento, por si es que el muggle encargado del edificio entraba para verificar que no hubiera algún infiltrado.
Por lo que, arreglando la sala, todos durmieron juntos allí, teniendo una mini pijamada en su última noche. Se acostaron temprano, al fin de cuentas se tendrían que levantar a altas horas de la mañana por que el camino en carretera para la estación King's Cross era regular. Jugaron un par de snap explosivos y conversaron sobre que tendrían que planear nuevas salidas parecidas a las que habían disfrutado.
Al día siguiente, bajaron de a pares del departamento para no levantar sospecha, siendo los últimos en bajar el par de pelinegros. Observaron con añoro su apartamento, por más que después de fin de año volverían, querían recordar los primeros recuerdos creados en su hogar. Al salir, se aseguraron de que estuviera bien cerrado para salir al mismo carro con el que habían llegado.
Entre música, al igual que en su primer viaje, pudieron llegar a su destino. Sirius se encargó nuevamente de devolver el aspecto original al carro y de que la radio estuviera sintonizada con la música muggle. Bajaron de este, Adhara se acercó a sus amigos del orfanato para agradecerles. Sirius observó a lo lejos cómo es que un par de ellos despeinaban la cabellera de su chica, para luego comenzar a mirarlo, Adha volteó a verlo con una sonrisa que él le correspondió con algo de duda, para luego mirar a sus amigos y asentir.
— ¡Oye pelinegro! ¡Espero y la cuides bien! — escuchó el grito de uno de ellos, río sin contenerse.
— ¡Y recuerda que más vale prevenir que bautizar! — gritó otro, dejándolo algo confundido. ¿Bautizar?
Observó como ellos empezaban a reírse mientras que su chica les golpeaba y se iba, no sin antes gritarle un par de palabras que, por el tono de su voz, creía que era un par de insultos muggles que no comprendía.
— No preguntes — le pidió, Sirius la observó con una ceja alzada al notar el sonrojo en su cara.
— No lo haré — le respondió, al menos, no a ella.
Alcanzaron a sus amigos dentro de King's Cross, al igual que como salieron, entraron en pares a la estación 9¾. Ya dentro, notaron que había una misma cantidad de aurores que el día en que llegaron, pero no le dieron tanta importancia y subieron al vagón que les correspondía.
Ya dentro, comenzaron a conversar. La pelinegra serpiente, se acurrucó en su pareja, este le abrazó atrayéndola más a su cuerpo para que pudiera estar cómoda y como supuso, comenzó a descansar. No evitó jugar con sus manos, dejándole un par de caricias y un beso en su frente. Los presentes le ignoraron por completo después de notar que habían perdido al pelinegro de nuevo, por más que internamente se sentían enternecidos por la suavidad y el cariño que las acciones del Black mayor tenía con su pareja.
El viaje no se hizo largo, en especial porque en algún momento, todos se habían dado un momento para descansar y reponer las energías que no sabían que necesitaban. Al despertar, se encontraban en medio camino y la serpiente se despidió de ellos, agradeciendo por el viaje y la semana divertida, antes de retirarse y dirigirse hacia los vagones de las serpientes.
De a poco empezó a anochecer, las chicas salieron esta vez del vagón en dirección a los baños para poder ponerse el uniforme mientras que los chicos imitaban su acción dentro del vagón. A los pocos minutos el tren paró, por lo que bajaron del tren para dirigirse a las carrozas que los llevaría al castillo. Al llegar, se dirigieron al gran comedor, puesto que habían llegado justo para la hora de la cena. Saludaron y desearon una feliz navidad atrasada a los conocidos con los que se encontraban. Marlene, al notar la llegada de su grupo de amigos, se levantó sonriente y corrió hacia sus dos amigas para abrazarlas. Había sido una larga semana en solitario.
Los chicos saludaron a la rubia y todos tomaron asiento en la mesa correspondiente a Gryffindor. Por otro lado, Adhara se encontraba conversando con sus amigos sobre lo que habían estado haciendo en los días que no se vieron, poniéndose al día con ciertos descubrimientos que Severus había obtenido gracias a la biblioteca de tanto los Blacks como la de los Malfoy, al igual que Regulus había tenido por primera vez una semana tranquila y sin tensión en su casa.
La aventura había terminado y todos regresaban a su habitual rutina, con la única diferencia que ciertas relaciones se habían desarrollado más y otras, fortalecido.
— Amm... Pelirroja — llamó Sirius.
— ¿Mande? — respondió dudosa.
— ¿Sabes que es bautizar? — cuestionó curioso.
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6 940 palabras
Adhara se ganó la bendición de la suegris xDD
Les cuento que hay nuevos lectores en la familia y les quiero dar la bienvenida <3
Gracias por empezar a leer los escritos de una escritora para nada experimentada, de todo corazón espero que les esté gustando la historia, se les aprecia :3
¿Algo cómico? Que siempre que veo sus interacciones con la historia, además de llenarme de alegría con ellos, comienzo a contar cuantos capitulos les faltan para que empiecen a odiarme por la ajam de la castaña JSJSJSJSJSJSJSJS * se atora por la risa *
No me maten, yo los aprecio demasiado y lo saben xD
En fin, espero que tengan un grandioso día. Éxitos en sus clases y tareas, verán que todo les saldrá increíble. Recuerden seguir las medidas de prevención que cada gobierno a estipulado. Tomen awita y cuidense porfa.
Los quiere y ama,
Una Slytherin,
no tan Slytherin
Psdt: creo que empezaré a dedicar capítulos a las personitas que comentan ¿Qué dicen?
Psdt 2: amo a mi hermana, es la mejor del mundo.
Psdt 3: Mi hermana me encontró escribiendo y dejó una nota ¿Qué podrá haber escrito?
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