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›«Entre clases»‹

Lily

— ¡Lils! – mi vista, y la de Paula, se dirigió hacía la rubia que venía corriendo hacía mi.

— Hola Rubia, ¿Qué pasa? – pregunté , ya que Marlene estaba intentando recuperar el aliento.

— Respira Mckinnon, ¿Qué a sucedido para que dieras tal maratón? – exclamó Paula, le dí una fulminante mirada, ella solo levanto sus manos de manera inocente, no era momento de bromas.

— James... – la interrumpí

— No me interesa lo que haga el tonto de Potter – exclamé y empecé a caminar hacia la próxima clase.

— ¡No! ¡Estan fastidiando a tu amigo, el Slytherin, de nuevo! – dí media vuelta para observarla, escuchaba como Paula intentaba calmarme pero no lo iba a lograr. 

— ¿Donde? – ella me indicó que estaban en el pasillo de la bruja tuerta, con el paso más rápido que pude fui hacía aquellos merodeatontos, debía parar menos con Paula, ya me estaba pegando sus palabras.

— ¿A dónde va la furia pelirroja? – me pareció escuchar la voz de Adhara, sin embargo no le presté atención.

— Los merodeadoritos estan fastidiando a Queji... Digo, severus – contestó Paula.

— ¿A Sev? – me había olvidado completamente de hecho que Adhara también era muy cercana a Severus, por lo que me sorprendió el hecho de que empezara a caminar más rápido que yo y también el verla furiosa, mayormente siempre era la más calmada y alegre.

— ¡Potter! ¡Black! – gritamos Adha y yo cuando llegamos hacia ellos, le dirigí una mirada de decepción a Remus al notar como este no hacía nada para detenerlos.

— Dulce Lily ¿Cómo has estado? – Potter me regalo una sonrisa "seductora" que obviamente no correspondí, pasé de largo y me acerqué hacía Severus, el cual ya se encontraba con Adha.

— ¿Estas bien? – le pregunté mientras examinaba las múltiples heridas leves que tenía en su cara.

— Oh vamos Adha ¿En serio estás preocupada por uno de los tantos estúpidos serpientes? – Black había cometido un gran error, todos lo supimos cuando Adhara quedó helada para luego girarse y enfrentar a Black.

— Debió mantenerse callado – murmuró Paula, asentí acordando con ella.

— Es mejor irnos, Adha – Sev tomó la mano de Adhara.

— Alguien se pone celoso – canturreo Paula a mi costado, está estaba observando a Sirius quien tenía una expresión seria y de molesto.

— Nadie insulta y golpea a mi familia sin salir ileso – le sonrió Adha a Sev para luego dirigirse a Sirius.

— ¿De los tantos estúpidos serpientes? – preguntó – ¿Eso es lo que piensas de MI casa? Porque recuerdas que yo también soy Slytherin ¿No?

— Sí, lo recuerdo. Recuerdo lo tonta que tuviste que ser para sentirte orgullosa de quedar en una asquerosa casa como esa – las exclamaciones de sorpresa de las personas que estaban en alrededor no se hicieron esperar.

Ni yo pude evitar asombrarme, suponía que Sirius y Adhara ya habían arreglado sus problemas, al igual que los demás, pero al parecer, el primero aún no supera el hecho de que su amiga fuera de Slytherin.

No sabía si era por qué lo esperaba o porque todos sabían que en algún momento iba pasar, pero nadie se sorprendió tanto al observar como Adhara le lanzó un hechizo no verbal a Sirius, ocasionando que se eleve y, en vez de quedarse colgado, Adhara podía controlar con su varita hacia donde él iba. Lo hizo "volar" por todo el techo mientras que daba giros y gritos por todo el pasillo, la gente empezaba a reírse y burlarse de él.

— ¡Expelliarmus! – Adhara le regresó aquel hechizo con un movimiento a James, las risas pararon, ambos bromistas se miraban fijamente – Baja a Sirius – le ordenó.

— ¿Seguro? – James asintió, le dí una rápida mirada a Paula, está tenía una sonrisa burlona en su cara – lo que ordene Mister ego – de inmediato Sirius empezó a caer y gritar.

A pocos centímetros del suelo quedó flotando por unos minutos y cayó estrepitosamente. Black empezó a quejarse como un niño.

— Primero sé un verdadero Gryffindor antes de insultar a otras casas, cobarde – exclamó Adhara, se acercó a nosotros y con una sonrisa caminamos a la siguiente clase, teníamos suerte que aún nos quedará tiempo para llegar a la clase de Pociones.

— No tuviste que hacerlo – empezó a decir Severus, Adhara negó.

— Tenía que hacerlo, somos serpientes – le dió un empujón – defendemos a los nuestros.

— De igual forma se lo merecían – me miraron pasmados – ¿Qué? No siempre tengo que seguir las reglas cuando notó una injusticia.

— ¡La peli-peli a sido corrompida! – la risa de Paula por el comentario de Adha nos contagió a todos.

Eran personas con las que valía la pena estar.

•∆(...)∆•

James

— Deben aceptarlo, está mal lo que le hacen a las serpientes – empezó la reprimenda – en especial a Severus – Remus continuó.

No era la primera vez que Mamá Remus se ponía en acción, la mayoría de veces que terminamos nuestras burlas hacía Quejicus de camino a las clases nos reprende como si fuera mamá oso, o en este caso, mamá lobo.

— Cállate Remus – un molesto Sirius fue el que habló, desde que Adha le había hecho pasar tal "vergüenza" estaba con un humor de perros, algo demasiado irónico.

— No te desquites conmigo, Sirius. No es mi culpa que tus celos hayan ocasionado que se burlen de tí.

— ¿Celos? ¿En serio? Tú eres el que menos debería hablar de eso.

— No cambies de tema, Sirius.

— Eso debería decirte a tí, Remus.

Suspiré, esos dos nunca cambiaran.

— Mejor dejen de pelear y pensemos en la broma que haremos para vengarnos - exclamé, Sirius me miró con una ancha sonrisa.

  —  Oh no, no, no, no y no - se negó Remus —  estamos hablando de hacerle una broma a Adhara —  lo miré extraño, ya sabía eso —  escuchen, una cosa es hacerle una broma a las gemelas Slyffindor y otra cosa a Adhara —  lo seguí mirando de la misma forma acompañado con Sirius —  no sé si notaron lo que ella le hizo a Sirius, habrá grandes represalias, usen su cabeza - comentó mientras nos daba pequeños golpes.

—   ¡Vamos Remus! - lo animé  - ¡Por Sirius! - este hizo una mueca "tierna".

— ¡Te necesitamos para esto!  - dijimos los dos, él seguía negándose, por lo que me aferre a sus piernas con Sirius, sin importarnos las miradas que nos daban. 

Remus siguió su paso de lo más normal, sin importarle que nos llevará con él. Estábamos a punto de rendirnos cuando escuchamos el pequeño murmullo de Remus.

— Los ayudaré - se notaba la molestia en su voz al igual que la diversión que esta escondía, Remus no era del todo un angelito y lo sabíamos muy bien, él era el cerebro de todas nuestras bromas.

  — ¡Dame cinco! - le exclamé a Sirius, pero en vez de chocar los cinco entre nosotros, cada uno se dió los cinco, era como nosotros, un choca cinco único y especial, uno sin igual.

  — Pero si lo hacemos, tendremos que tener cuidado .

— Como digas Remus, mientras estemos en tus manos estamos a salvo - habló Sirius.

—  Corrección, mientras que estemos en las manos de cualquier Merodeador estamos a salvo - sonreí - Hablando de eso, ¿Han visto a Peter? - pregunté, ambos se encogieron de hombros.

  —  De seguro ya se encuentra en el aula, sabes lo escurridizo que es  - mencionó Remus. 

  —  Ahora... ¿Qué ideas tiene esa mente brillante, Lunático? - Sonrió travieso Sirius. 

Mientras caminábamos hacia la clase de pociones, hablábamos y planeábamos la proxima broma que haríamos.

Esta vez, Adhara tendría que cuidarse la espalda.

•∆(...)∆

Omnisciente

— ¡Ahí no James!
— ¡Joder Sirius, deja de hacer eso!
— ¡Ambos paren!
— ¡No te muevas Remus!
— ¡No griten, nos descubrirán!
— Chicos...
— Ahora no Pet, los grandes están hablando.
— ¡Es la señora Norris!

Los merodeadores giraron su vista hacia el maullido que emitió la gata del concerje.

— Linda gatita – susurró Sirius mientras se acercaba lentamente. Al ya estar lo suficientemente cerca, le dió un patadon mandandola lejos – ¡Corran! – los chicos hicieron caso a aquel gritó, sin importarles que tuvieran que salir de la capa de invisibilidad del único miope del grupo.

— ¡Dissendium! – exclamó el mayor de los Black – Entren, entren, rápido Pet.

Justo antes de que la luz de la lámpara del concerge girara por la esquina, todos los merodeadores ya habían entrado al pasaje así desapareciendo del mirar de Filch.

— La... – tomó una bocanada de aire – próxima vez intenten no pelear por todo.

— No nos pidas algo que no podremos cumplir – contestaron los, denominados, "más guapos de todo Hogwarts".

— Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas – del viejo pergamino empezaron a salir letras formando las siguientes palabras:

Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, los proveedores de ayuda mágica a los traviesos se enorgullecen en presentar el Mapa del Merodeador.

— Bueno, hasta ahora va funcionando, solo nos falta los caminos hacia Hogsmeade y las entradas a las salas comunes – comentó Remus.

— ¿Alguien está paseando por las mazmorras?

— Según el mapa, nadie.

— Hora de empezar la venganza – Sirius se sonó las manos como un mafioso.

— Sigo diciendo que deberíamos pensarlo mejor... – la culpa se había hecho presente en el más tranquilo de los merodeadores.

— Remus, te recuerdo que fuiste tú el de la idea y el hechizo. Y no puedes decir que fuiste amenazado – rodó los ojos James.

Sirius junto a James salieron del pasadizo que daba justo a la puerta de la sala común de Slytherin, susurraron la contraseña y entraron a aquel salón ya conocido por ellos.

Sin pararse a observar, empezaron a subir hacía las habitaciones de las serpientes femeninas, ambos se separaron mientras buscaban la puerta con el nombre de la ganadora de un premio de los grandísimos Merodeadores.

— Tss, Cornamenta, por aquí – sin siquiera preocuparle que estaba entrando a una habitación sin permiso, Sirius se acercó hacia la única cama de aquella habitación, viendo como su "mejor amiga" dormía abrazando una almohada.

Sonrió con nostalgia, no era la primera vez que la veía en ese estado, cuando eran niños y paraban jugueteando llegaba el momento que quedaban tan cansados que siempre alguno se quedaba dormido.

— Pulgoso – el ojigris salió de su ensoñación y alejo su mano del negro cabello de la que dormía para dirigir su mirada a James – Ya está, es tu turno – el ojigris le guiño un ojo.

— Oh, como nos vamos a divertir mañana.

Sirius sacó su varita y empezó a murmurar aquellos hechizo que Remus le había enseñado. La venganza no iba a ser cruel en realidad, como Adhara se metió con el ser León, él se metería con el ser una serpiente, las cuales tendían a ser "serias y frías".

Aquello no iba a durar por mucho tiempo.

— Alguien viene – masculló James

— Solo un poco más... – Sirius no iba a dejar pasar su venganza.

— ¡Rápido Canuto!

La puerta se abrió, mostrando a un alumno de un año menor, este se acercó lentamente a Adhara para intentar despertarla.

— ¿Qué hace ese...? – el miope le tapó la boca a su amigo antes de que este cometiera alguna locura, ambos se encontraban debajo de la capa de invisibilidad, James la había sacado justo a tiempo real para que no los descubrieran.

— Adha... Ad.... – susurró el Slytherin, la mencionada empezó a levantarse de poco a poco.

Se sentó en su cama antes de sonarse su ojo y mirar a quien la había despertado.

— eh... ¿Reg? ¿Qué pasa Renacuajo? – su voz soñolienta se hizo presente, ambos Gryffindor pudieron notar como el Slytherin se sonrojaba un poco – ¿De nuevo aquel sueño? – el menos de la habitación asintió, para él era vergonzoso que un sueño le hiciera pasar una mal noche a tal punto de tener que ir con la única persona a la que le tiene gran confianza y sabe que no se burlaría de él – Reg... Eso no va a pasar, lo sabes ¿No? – le acarició la mejilla, este asintió levemente – Ven, te haré un espacio, pero me quitas mi colcha y te voto de la cama sin importarle nada – lo dicho ocacionado que ambos Slytherins sonrieran – Bien, con esa sonrisa que tienes ahí es como debes de descansar – ambos se acomodaron, parecía como si no fuera ni la primera ni la última ves que lo hacían – Piensa en cosas bonitas y descansa.

A los pocos minutos ambos Slytherins se durmieron, quedando Adhara abrazando a Regulus por la espalda, como si fuera un peluche.

En todo aquel rato, James tuvo que tratar con que Sirius no explotará o gruñera, aunque su amigo lo negara, el sabía que mentía, no tenías que ser un genio para darse cuenta de los sentimientos que le profesa a su mejor amiga, hasta un tonto lo notaría.

Para él no era sorpresa que Sirius fuera más que un tonto.

Casi llevándoselo a rastras, ambos salieron de la sala común de Slytherin y se reunieron con sus amigos en el pasadizo.

— ¿Los descubrieron? – preguntó Peter, ellos negaron.

— Notamos que tu hermano entro a la habitación ¿Pasó algo? – repitieron la anterior acción.

— La misión está cumplida, es hora de ir a descansar.

— Mañana será un gran día.

— No lo dudo.

•∆(...)∆•

Sirius

— ¿Por qué crees que demoren tanto? – pregunté, el gran comedor ha estaba lleno de las personas que venían a desayunar, pero ninguna era Adhara.

— Dale tiempo, tal vez aún no despierten – respondió James, sentí mi ceño fruncido.

Despierten. Plural. No sabía porque sentía una molestia enorme al recordar que mi hermanito había dormido con MI mejor amiga, a pesar de lo que hizo, que puede que me lo mereciera, seguía siendo mi mejor amiga, habíamos tenido peleas y discusiones peores y esto era una pequeñez comparado a lo mencionado.

— ¿Creen que hayan podido revertirlo? – preguntó Peter.

— Si fuera así, no se demorarían tanto – Remus contestó – y si fuera así, tendríamos que esforzarnos el doble para poder lograr la venganza – ¿Lo notan? Nuestro Remus ya a crecido.

— Me alegra que ya comprendas como van las cosas, Remus – le dió un empujón James.

— Cinco años con ustedes, algo se me debe de haber pegado.

— En eso tie... – un gritó se escuchó – ...nes razón – volteamos la vista hacia la puerta, en esta se encontraba una enana pelinegra.

— ¡Awww!
— ¡Pero mirenla!
— ¡Qué cosita más tierna!
— ¡Ternurita!
— ¡La cosa más hermosa del mundo!

¿El porqué de las exclamaciones? Además del tamaño y que todo le quedaba extra grande, Adhara poseía unas orejas de gato y una cola.

Su cabello estaba suelto y tenía una bufanda tapándose casi todo el rostro, pero aún así se notaba lo sonrojada que estaba.

— ¡No soy tierna! – una voz chillona hizo presencia, las exclamaciones no se hicieron esperar.

Había dado en el blanco, a Adhara le gustaba todos los adjetivos que le daban, excepto la de "tierna", era como una palabra tabú para ella.

— Dame cinco – hice caso a James e hicimos nuestro especial y único saludo, por así decirlo.

La vista de Adhara se puso sobre mí, "Venganza" le dije solo moviendo mis labios.

No sé porque sentía un Deja vú, pero con los puestos cambiados.

Sonreí, a pesar de los años, la seguía conociendo muy bien.

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