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›«Duelos»‹

Omnisciente

Igual que en los últimos días, los Merodeadores y Paula se dirigieron hacia el gran comedor, para su última clase en el club que previamente se habían inscrito.

Ambos mujeriegos iban delante, conversando entre ellos y burlándose de los tortolos que los seguían por detrás, Peter los acompañaba en la mayoría de las burlas que decían.

Por otro lado, Remus tenía su brazo alrededor de los hombros de Paula y está tomaba de la mano de su Lunático. De vez en cuando compartían aquellas sonrisas cariñosas o simples miradas que lo decían todo, las cuales eran interrumpidos por Sirius y James, quienes actuaban como si fueran pareja y se daban "besos".

— Sos de lo peor – la castaña rodó los ojos pero con una gran sonrisa.

— Sabemos que nos amas en el fondo, pequeña Lovegood – está vez Canuto le pasó el brazo por los hombros mientras que la despeinaba.

— Corrijo, Sirius eres el peor – gruñó Paula, Remus con un simple movimiento de varita arregló el peinado de su chica quien agradeció con un corto beso.

— Diugh, que cursis – se quejaron.

Con conversaciones parecidas a las anteriores fue como aquel distinguido grupo llegó al Gran comedor, en el cual habían desaparecido las típicas mesas del banquete, además de las velas flotantes, dejando a la vista una gran colchoneta en medio del lugar.

Como de costumbre, Gryffindor, Ravenclaw y Hufflepuf estaban juntos de un lado mientras que Slytherin quedaba en el otro, existiendo la típica invisible barrera que aleja a las casas de una a la otra. Sin embargo, la única serpiente que era admirada por casi todo Hogwarts se acercó hacia sus amigos, trepandose en el cuerpo de su gemela de improvisto por lo que a nadie les sorprendió que por un momento Paula perdiera el equilibrio.

— Avisa antes, estúpida – resopló Lovegood menor.

— Le quitaría lo divertido, tarada – se defendió Jones.

— La próxima dejaré que te caigas, imbécil.

— Amas tanto a esta imbécil que no la dejarías caer.

— ¿Eso crees?

— No – Paula la miró con una ceja alzada cuando se bajó de su espalda y se puso delante de ella – Lo sé – le guiño el ojo antes de saludar a los chicos que observaban la escena divertidos.

— Pulgoso, Bambi, GusGus y Moon ¿Cómo han estado mis queridos amigos? – sonrió mientras intentaba pasar sus brazos por los hombros de todos a la vez y en esta ocasión no lograron mantener el equilibrio y cayeron, aplastando al pobre de Pet.

— ¡Bien muchachos! – los tres autores que el Ministerio había asignado para el Club ingresaron al Gran Salón justo cuando Adha ayudaba a levantar a Pet – Hoy día haremos un torneo para definir quién es el mejor de este colegio – todos se mostraron entusiasmados.

— Desde que comenzamos las clases empezamos a anotar a aquellos estudiantes que destacaban – comentó uno de los gemelos Prewett.

— Por lo que solo ellos podrán participar en el torneo, los demás disfrutarán la función que nos darán – algunos empezaron a quejarse, pero al final cayeron.

— Los nombrados se acercan – el conocido como uno de los Mejores Autores habló.

— ¿Creen que salgamos? – preguntó Pet.

— ¿Por qué no? Somos los favoritos de los gemelos y de Alastor – se encogió de hombros Sirius.

— Ese ego – rodó los ojos Adha, el Ojigris solo le guiño un ojo – respondiendo a tu pregunta Pet, podría ser, todos nos hemos esforzado y hemos mejorado, en especial tú – brindó una sonrisa tranquilizadora que logró su cometido.

Lo que Adhara había dicho era cierto y aunque costará creerlo, Sirius también tenía razón, desde un comienzo las personalidades de los Merodeadores y Gemelas Slyffindor habian congeniado con los de los Gemelos Prewett, quienes también en su época de Hogwarts habían sido grandes bromistas, pero no mejores que está generación. Tanto así habían ganado confianza que ambos gemelos que ellos les habían dicho que cuando gustaban podrían ir a visitarlos, así juntos fastidiarian a su hermana y el esposo e hijos de está.

Pero con Alastor las cosas fueron diferentes, en realidad, este fue obligado a venir a impartir clases a, como él les decía, unos críos que ni siquiera deben controlar el hechizo para levitar las cosas, por lo que grande fue su sorpresa a dar con aquel grupo de jóvenes talentosos y con ansias de aprender más.

¿El porqué la facilidad de ellos al controlar la magia en duelos? Respuesta fácil, eso era gracias a los Slytherins, con los cuales habían tenido varias peleas que ya ni llevaban la cuenta.

En el caso de Pet, él había mejorado gracias a que Adhara le había enseñado algunos trucos que en sus antiguos colegios había descubierto, esos mismos trucos que mayormente utiliza con su gemela para hacer sus bromas.

— Bien, hemos armado parejas para el primer duelo, aquellos son James y Remus – ambos se miraron y juntos caminaron hacia los aurores.

— Paula y Adhara – ambas chocaron sus manos y siguieron los pasos de los dos anteriores.

— Sirius y Regulus – alejados del otro llegaron con los demás.

— Ese duelo será interesante – susurró Paula.

— Tienes toda la razón, Gemela – coincidió Adha.

— Severus y Lily – la pelirroja le sonrió para caminar junto a él.

— Las dos primas Blacks – ellas asintieron y se sentaron al lado de Adhara, ignorando las miradas de los demás.

— Y por último, Marlene y Peter – los amigos de este último esperaron a que Peter llegará hacia ellos para darle unas merecidas felicitaciones, había llegado a ser uno de los destacados.

— Bien – gruñó Alastor, todo el Gran comedor quedó en silencio – El Primer duelo será el de Snape y Evans – indicó, ambos asintieron para ir a su lugar – Nada de maldiciones o hechizos mortales – dirigió la mirada a los dos – Comienzan – con un golpe de su bastón dió inició al duelo.

Lily fue la primera en lanzar un hechizo que Severus desvío con un movimiento, los alumnos se agacharon para que esté no les cayera.

— ¿A quién le van? – preguntó Paula.

— Sev – respondió Adha, los merodeadores soltaron un leve quejido por ello.

— Sé que mi LilyFlor ganará, ella es estupenda – sonrió bobamente el miope.

— Claro – asintió con sarcasmo Paula – ¿Cariño? – se dirigió al Licántropo, el cual sonrojado por el mote le brindó una sonrisilla.

— Aunque me duela admitirlo, Severus tiene más habilidad que Lily.

— ¡Traicionero! – le gritó James.

— ¡Shhh! ¡Miren! – exclamó Adha.

Todos dirigieron su vista hacia el duelo, no era de sorprenderse que Lily no parará de lanzar hechizos, pero lo raro era que Severus solo los desviaba, no atacaba, solo se defendía.

— Expelliarmus – aprovechando que Lily se quedó sin hechizos, Severus atacó mientras estaba desconcentrada y la mandó a volar, mientras la varita de esta se dirigía a él.

El silencio se apoderó de la sala para después un gran estallido de aplausos se escuchó.

— Bien hecho Snape – indicó Alastor, él solo asintió para luego acercarse a su amiga y ayudarla a pararse, además de entregarle su varita.

— Gracias Sev – sonrió, más en el fondo, tenía una extraña sensación por haber perdido. Cuando su amigo se dirigió hacia los aurores suspiró, sabía de antemano que él la lograba superar, lo que no entendía era porque el repentino enojo que sentía hacía él.

— Bien, seguimos con James y Remus – ambos amigos se dieron la mano y se fueron hacia su lugar.

— Voy por James ¿Ustedes chicas?

— Remus – los ojos de la castaña se iluminaron por un momento – ¿Gemela? – volteó su mirada hacia la chica quien tenía su vista fija en algo – ¿Adhara? – pasó su mano por su cara y la hizo reaccionar.

— Lo siento, me desconcentré. Y voy por James – Paula la miró con una ceja alzada – Hey, es tu novio y todo, pero apuesto por Mister Ego, tiene más práctica – se encogió de hombros, Paula se cruzó de brazos.

— ¿Y tú, Marlene? – la nombrada se giró hacia la Slytherin – ¿A quien le vas?

— ¿Yo? – todos asintieron – Bueno, creo que a... – le dirigió una mirada a Sirius quien también se encontraba mirándola, algo sonrojada respondió – Po-Por James.

— ¡Injusticia! ¡Han creado un complot contra mí! – se quejó Paula quién fue empujada por Adha al instante que noto como un hechizo casi le rozaba.

— ¡Hey Remus! ¡Ten cuidado con tu chica! – gritó Sirius, el nombrado volteó su mirada a la mención de la castaña.

— ¿Paula? ¿Estás...?

— ¡Petrificus totalus!

Y así fue como James ganó.

— ¡Así se hace Bambi!

— ¡Bien hecho Mister ego!

Ambos pelinegros empezaron a alabarlo ridículamente trayendo consigo las risas de todos.

Ambos se guiñaron el ojo a la vez.

— Bien, es turno de Marlene y Peter – el último se dirigió a su posición mientras que sus amigos le hecha antes barras.

Como era de esperarse, rápidamente los pequeños hechizos se hicieron presentes, ambos iban casi al mismo nivel, cuando de pronto Marlene tomó delantera y utilizo el maleficio de las piernas unidas y lo mandó a volar.

— Continuemos, Hermanos Black.

— Suerte Chucho – James le dió un golpe.

— Tú puedes Sirius – sonrió Remus.

— Nah, le ganarás a junior – sonrió Paula.

Cuando Sirius se dirigió a Adha, está le estaba dando ánimos a Regulus, pero volteó hacia él y le guiñó un ojo, la sonrisa del animago se agrandó mientras correspondía el guiño.

Adhara creía y lo apoyaba; y eso es todo lo que necesitaba.

Ambos pelinegros se vieron fijamente, la tensión entre ellos se sentía hasta en el aire, todos conocían la competencia que existía entre ellos, y en especial, cuando se trataba de quién es el mejor.

Solo por querer impresionarla.

— Recalcó, no es un duelo real, no queremos muertos ni heridos – Alastor se arrepentía de haber hecho caso a los gemelos Pelirrojos  – ¿Preparados? – ambos asintieron – ¡Comienzen!

— ¡Everte Statum!
— ¡Protejo! ¡Fluctus!
— ¡Impedimenta! ¡Galdii Pluvian!
— ¡Mimblewimble!
— ¡Crapio! ¡Stupefy!
— ¡Suplo! ¡Jinx!

Los hechizos iban y venían, a ambos les rozaban y los aurores evitaban que aquellos hechizos les cayera a los demás alumnos. Todos intentaba concentrarse en lo que decían, aunque varias veces utilizaban una rara combinación entre hechizos verbales y no verbales.

— ¡Esto es... – esquivó un hechizo – ...Asombroso! – James río.

— Se nota que... – otro hechizo – ... De verdad tenían ganas de pelear – Paula observó.

— Gemela, se te escuchó como Remus – a diferencia de los demás, los hechizos solo rebotaban antes de que llegara a ella.

— ¿Como lo haces? – el miope y la castaña cuestionaron, la pelinegra sonrió.

— Abeliev, hechizo sin varita, es como un escudo invisible.

— ¿Cómo es que sabes tanto?

— Estuve en tres diferentes escuelas de magia, en las cuales cada una se centra en ciertos tipos de hechizos, tuve la oportunidad de aprender mucho.

— ¿Podrías...? – antes de terminar de hablar, Adha hizo un movimiento con su mano apuntando a ambos Castaños y los hechizos rebotaron.

— Gracias.

— No es nada – su mirada giró hacia el duelo, no podía creer que su rivalidad llegará a tanto.

— ¡Penetro!
— ¡Protego Totalum!

Ambos hechizos se conectaron por un segundo y explotaron, los aurores reaccionaron al instante e intentaron crear un escudo a casi todos los alumnos de Hogwarts.

Cuando el humo se desvaneció, la mayoría observó al menor de los Blacks desmayado mientras el mayor se encontraba entre consciente e inconsciente.

El alumnado celebró, los aurores asumieron que uno de ellos logró crear un escudo a todos a causa de la adrenalina.

— ¡Eso fue fabuloso, Sirius!
— ¡Bien hecho Canuto!
— ¡Genial Black!
— ¡Eres el mejor!

La mayoría empezaron a celebrarle, mientras que otros se acercaban hacia Regulus.

— Aoxitatra – susurró, Regulus despertó tomando una bocanada de aire – Shh, tranquilo, estás bien – la mirada desesperada de Regulus se encontró con la mirada de Adhara, la cual le brindaba calma – Lo hiciste bien – sonrió.

— Aún así no le gané.

— No necesitas ganar para saber que lo hiciste bien, lo que cuenta es el esfuerzo que le pusiste, ahora anda, ten la frente en alto y siéntete como un ganador – Adhara se paró y le brindó una mano, Reg la tomó y con su ayuda se paró, le sonrió y caminó hacia sus compañeros.

— Ese es mi renacuajo.

Paula, quién seguía todos los movimientos de su gemela, le brindó una sonrisa pícara cuando la nombrada se acercaba.

— Así que... Regulus, ¿No? – le dió un codazo, está le brindó una mirada de "¿Es en serio?" a lo que ella asintió.

— Solo le tengo cariño de amigos.

— Para mí es amor.

— Tienes razón, lo és – Paula iba a gritar cuando escuchó lo siguiente – Lo és de la manera de hermanos y, hasta podría decirte, de Madre a hijo.

— ¿Cuánto te puede costar por lo menos intentarlo? – sacó la conversación que tuvieron hace tiempo.

— Por qué lo hicimos, y no funcionó – Adhara se arrepintió de lo dicho rápidamente.

— ¡¿Y NO ME DIJISTE QUE TÚ Y R... MJHNJGALFBKA!? – la pelinegra le tapó la boca al sentir la mirada de todos en ellas.

— ¿Acaso su vida es tan poco interesante? – preguntó mordaz y los demás dejaron de observarlas – eso decía.

— La próxima vez, ni te atreves a taparme la boca si no quieres que te lama.

— No me importaría.

— Oh, claro, al igual que a MI no me IMPORTA que NO ME HAYAS CONTADO LO DE MGJSMFJFK – esta vez, Paula empezó a lamer y morder la mano de Adha, pero ella ni se inmuta.

— Bien, seguiremos con el Duelo de Paula y Adha – la segunda se paró, jalando consigo a la primera y llevándola hasta su lugar para después ir al suyo – ¡Comiencen!

— ¡Colloso! No pudo creer que no me lo hayas contado.

— ¡Impedimenta, Desmaius! Yo no creo que justo ahora quieras hablar de ello.

— ¡Protego, expulsó! No me lo contaste ¿Qué esperabas que hiciera?

— Nada, porque no fue importante – mandó hechizos no verbales.

— ¡Claro que lo es! – los hechizos le rozaron – ¡Y aunque no fuera así, deberías de haberlo dicho! ¡Petrificus Totalus!

— ¿Igual que tú me contaste lo de Remus? – le devolvió el hechizo con su mano – ¡Yo tuve que sacarte la información!

— ¡Estábamos en guerra! ¡No iba a dejar que lo tomarás de objetivo! – se quedó parada con los brazos cruzados, un pequeño rasguño se formó en su cara – ¡¿Y eso?! Dolió  – se curó la herida rápido.

— ¡Por no confiar! – esquivo el maleficio de la castaña con un salto – ¡Y por no pelear! ¡Concentrate!

— ¡Esto es más importante Adha! ¡Tragababosas!

— ¡Protego! ¡Claro que no! ¡Serpentoria Maxima! – millones de serpientes acorralaron a la Castaña, que refunfuñando dio una vuelta con su varita estirada eliminando a todas las serpientes invocadas.

— ¡Dijimos sin los trucos! – mando un hechizo.

— ¡Dijimos a que nada de discusiones sin hablar antes! – devolvió el hechizo que dió de golpe a Paula, más la castaña se levantó.

— ¡Ya hemos hablado! – esquivo y mandó otro hechizo.

— ¡Claro que no! ¡Te levantaste y gritaste como una fiera!

— ¡No es cierto!

— ¡Sí lo és! – con dos últimos hechizo dejo que la castaña estuviera muda y amarrada – No me dejaste decir porque no te dije nada – la observó obvia – duramos menos de un día Gemela, estuvimos solo para que sus primas nos dejarán en paz, no fue algo relevante – les sacó los encantamientos y la ayudo a pararse – la próxima vez confía más en mi.

— Yo... – le abrazo.

— Lo sé, no te preocupes.

— ¡Adhara ganó!
— ¡Bien hecho pelinegra!
— ¡Así se hace star!
— ¡Siempre confiamos en tí, Cariño!

Ambas amigas se dirigieron hacia los demás mientras esperaban que mencionen el siguiente duelo .

— Bien, el último duelo de esta ronda. Lucius y Bellatrix – ambos se dieron una corta mirada fría y, al igual que los demás, cada uno se dirigía a un extremo.

— ¡Tu puedes cariño! ¡Te quiero Rubia, pero apoyo mas a mi Pelinegra! ¡De igual manera, suerte a ambos, y no se maten!

— Adhara – la nombrada observó a Cissy – Callate – la pelinegra negó y le sacó la lengua.

— ¿Listos? ¡Comienzen! – igual que los demás, los hechizos iban y venían, de ambos salían chispas verdes.

Los aurores, para prevenir que otra explosión intentara dañar a los alumnos, crearon una barrera para protegerlos, entre ellos no pensaron en la posibilidad de que los duelos iban a ser muy poderosos.

Si que se equivocaron, para ellos, aquellos duelos eran del nivel de algunos aurores, aunque no lo dirían entre los alumnos, se podría desatar grandes y oscuras cosas sí externos se llegaran a enterar que en hogwarts hay grandes magos.

— ¡Cr... Crapio! – Lucius esquivó el hechizo mientras le brindaba una amenazadora mirada a Bella – ¡Alarte Ascendare! ¡Accio!  – Lucius voló por los aires mientras su varita iba hacia Bellatrix, justo cuando iba a caer estrepitosamente, Bella habló – Arresto Momentum.

Lucius cayó después de un momento y las serpientes aplaudieron, fue una excelente batalla.

— ¡Así se hace Cariño! ¡Suerte para la próxima Rubia! – Adhara se acercó a abrazar a ambos, los cuales le brindaron una pequeña y no tan notoria sonrisa.

— Muy bien, continuamos con la siguiente ronda. Comienzan James y Severus – todos los alumnos miraron a los gemelos pelirrojos con incredulidad.

¿Dentro de todas las parejas que podrían crear, mandaban a ellos dos a batallar? ¿Acaso querían que murieran?

— Esto acabará mal.
— ¿Es en serio?
— Alguien morirá hoy...
— Merlín nuestro, protegelos.

Los murmuró aumentaban a cada paso que los dos magos daban, sus amigos miraban detenidamente todas las acciones que daban mientras estos nl desviaban su fulminante mirada del otro.

— ¿A quien le van? – Sirius mantenía una gran sonrisa, por fin James podría darle su lección a Quejicus – Yo digo que James lo dejará en vergüenza – se frotó las manos como un mafioso.

— No te confíes por el duelo anterior – Adhara habló, el merodeador le prestó atención – No estaba luchando en serio, no lo hace cuando la Pelirroja se ve involucrada – el animago notó que la mirada de la metamorfomaga estaba centrada en la serpiente con el cabello grasoso – Más no creo que se contenga si se trata de Mister Ego.

— Creo que tienes demasiada estima en Quejicus, Gemela – Paula rodó los ojos cuando la susodicha la miró mal – Para mí que Bambi va a ganar.

— Concuerdo con la Castaña, James ganará.

— ¿Apuestas Black? – una sonrisa maliciosa se hizo presente en Adhara.

— Nunca le digo no a una, Jones – le correspondió la sonrisa mientras se acercaba un poco más, sus miradas se conectaron y pudieron notar aquella chispa que tenían cuando algo les emocionaba.

En este caso, era la apuesta, o eso creían.

Después de lo sucedido en la salida a Hogsmeade, habían logrado resolver sus problemas, Sirius prometió no hablar mal de su casa otra vez y Adhara confiaba en él, sin embargo, Sirius aún no entendía a lo que se referían Remus ni Madame Rosmerta aquel día, pero se hacía una pequeña y ridícula idea.

James le había dicho que todos creían que ellos tenían más que un cariño de amigos, que ambos en algún momento iban a terminar juntos, Sirius solo se había reído de lo ridículo que sonaba eso.

¿Él y Adhara? Jamás pasaría, además de quererla como una amiga, era Slytherin y, a pesar que seguía siendo la misma de siempre, no podría estar con una serpiente.

No sería digno de él, sus padres pensarían que estaría recapasitando y que deseaba su perdón.

Obviamente, eso no era lo que quería.

— Quien pierde la apuesta, tendrá que obedecer todo un día al otro, sin ninguna queja – Adhara se acercó más, faltaba muy poco para que sus respiraciones se combinarán.

— Acepto la propuesta, espero que tengas un muy bonito trato hacia tu futuro amo.

— Veremos qué piensas de eso cuando tengas que sentarte en la Mesa de Slytherin junto a mí.

Ninguno desvío su mirada,estaban tan concentrados en el otro, que solo cuando la apellidada Lovegood les llamo se alejaron.

Tal acercamiento no había pasado desapercibido para ninguna de las personas que estaban cerca, en especial de cierta Rubia que sentía demasiada molestia por no ser la Pelinegra.

— Supuestos Mejores amigos, el duelo va a empezar.

— ¿Cómo qué "supuestos"?

— Awww, hasta se coordinan para hablar.

— ¿Es lo que...? ¡Te pasas Castaña!

— Lo que ustedes digan.

— Está vez podrán utilizar leves maleficios – ordenó Fabian, uno de los Pelirrojos gemelos, los tres amigos voltearon su vista a los aurores.

— Leves – remarcó – el que pasa aquella raya quedará eliminado – completó Gideon,el otro pelirrojo, ambos se guiñaron el ojo y salieron del lugar del duelo.

Querer ver el mundo en llamas era lo que corría por las venas de aquellos gemelos, no hay dudas de ello.

— ¡Empiecen! – gritaron ambos.

Ambos magos empezaron con todos, los hechizos que eran considerados "perdidos" rebotaban por la protección creada por los aurores, por lo que Severus y James tenía a que ingeniárselas para seguir batallando mientras esquivaba los tiros que fallaban.

No existía ni un solo segundo en el cual alguno de los dos lanzara algún encantamiento, todos prestaban atención al duelo, era uno de los más grandes y esperados de Hogwarts. Ambos enemigos de muerte en un duelo donde acabaría cuando uno sea desarmado o noqueado, lo más probable el segundo.

— Lo sentimos Sirius, este duelo ganó el tuyo con tu hermano – sincronizadas contestaron las Gemelas Slyffindor.

— No esperaba menos de mi hermano – dió una sonrisa que a varias chicas hicieron suspirar.

— Un mujeriego de primera – susurraron ambas mientras rodaban los ojos.

— ¿Saben lo fastidioso que es cuando se sincronizan, cierto?

— Lo sabemos, por eso nos gusta hacerlo – le sacaron la lengua.

— Paciencia Merlín.

— ¿Qué hace Severus? – preguntó Marlene, los tres bromistas dirigieron su mirada al duelo.

Severus no decía nada, solo se acercaba lentamente a James mientras que con elegantes movimientos de brazo devolvía todos y cada uno de los hechizos que el miope le mandaba, ocasionado que este quedará encarcelado entre sus hechizos y su oponente.

— Está acorralando a Mister ego – susurró Adhara – quiere que pierda estabilidad para darle el golpe final – está vez elevó su voz al notar las miradas confundidas – falta poco para que el duelo termine.

— ¿Crees que ganará Severus? – ella asintió – ¿Por qué?

— No tengo pruebas, pero tampoco dudas. Sev ganará.

— Demasiada fe le tienes al Slytherin – masculló el ojigris con molestia.

— Sirius, no seas celoso – Adhara le pellizcó la mejilla sonrojada del animago – sigues siendo mi mejor amigo – le brindó una sonrisa.

Sirius no sabía cómo tomárselo eso último, sin embargo no demostró su confusión y le correspondió la sonrisa.

— Star, serás mi mejor amiga pero no por eso te voy a celar, soy un alma libre – pasó un brazo por los hombros de la pelinegra.

— Como digas Estrella, como digas – sacó con delicadeza el brazo del pelinegro.

Paula veía esa escena con buenos ojos, mientras Marlene se moría de celos ahí mismo.

¿Por qué no podía tener lo que ella tiene? Se sentía insuficiente.

— ¡Tragababosas! – en un último intento, James lanzó aquel hechizos, aún a sabiendas que podría ser devuelto.

El miope se puso de rodillas mientras escupía las babosas, la mayoría se rió, Severus, con un atisbo de sonrisa, le quitó la varita y lo mandó a volar.

Todo Slytherin aplaudió, incluida Adhara, que era la que más bulla hacía; las demás casas solo aplaudían sin ganas, el sentimiento de odio hacia las serpientes era abundante.

— Muy bien, sigamos con Marlene y Adhara.

— ¡Vamos Adha!
— ¡Tú puedes Star!
— ¡Será pan comido Cariño!
— ¡Pelinegra al poder!

Los buenos deseos para Adhara no se hicieron esperar, ella con una mirada agradeció a sus amigos y algunos compañeros más.

— Suerte Marlene – le sonrió Adha, la nombrada se limitó a asentir.

— Digo lo mismo – con una sonrisa algo falsa se dirigió a su posición.

La pelinegra se encogió de hombros, lo más probable era que por el duelo se comporte así.

— Las mismas reglas que el anterior, y por favor, no sean amigables – los gemelos le dieron una mirada a Adhara.

— No prometo nada – guiñó un ojo, los gemelos negaron con una pequeña sonrisa, Marlene bufó frustrada.

— ¡Comienzen! – Marlene fue la primera en lanzar un hechizo no verbal que fue esquivado por Adhara.

— Digo que – vomitó una babosa – Adhara gana – vomitó de nuevo.

— Es obvio – respondieron los demás bromistas.

— Que aburrido, se nota que ella está siendo buena – comentó Bella hacia las demás serpientes.

— Debería mandarla a volar – Regulus habló, varios asintieron.

— Es Adha – mencionó Cissy como si fuera la respuesta de todo.

— ¿Y eso qué? – rebatió su hermana.

— Que lo más posible es que esté intentando practicar sus reflejos en este duelo – respondió Severus – Nunca deja pasar una oportunidad cuando la vé.

— Tal vez tengas razón.

Marlene se esforzaba en dejar todo de sí en aquel duelo pero su contrincante esquivaba sus ataques con tanta facilidad que la hacía enfurecer por ni siquiera ser buena en ello.

La furia y molestia hacia ella misma logró que sus hechizos sean más fuertes y certeros hacia la pelinegra, la cual sonrió cuando notó el aumento de fuerza en los ataques de la Rubia.

Para ella, eso sería divertido. Para la rubia, era un oportunidad.

Una oportunidad de vencerla y dejar en claro que no es tan perfecta como todos piensan, que ella es superior y, tal vez, ganar un poco más la atención de esa personita que con una mirada mueve todo su mundo.

Los hechizos iban y venían. Marlene conjuró na bandidas de pájaros hacia Adha que las convertía en bonitas estatuas que eran llevadas a cualquier alumno de hogwarts.

— Gracias - susurró una alumna que recibió un guiño de la metamorfomaga.

La rubia conjuró piedras que al casi llegar hacia Adhara se convertían en polvos de colores. La ojiazul rebatió con una inmensa cantidad de agua que al casi llegar a Adha se partía a la mitad y no llegaba a mojarla.

Los conjuros y encantamientos de Marlene iban aumentado de poder a cada paso, hasta que sin energías cayó cansada, con un movimiento de varita de parte de la pelinegra, todo el lugar del duelo quedó como antes, a excepción de que Marlene seguía agotada y sentada en el suelo.

La varita de la rubia fue volando hacia Adhara, quién se inclinó hacia la rubia para ayudarla.

— Hay veces en que creemos que la ira nos dará el poder que necesitamos y nos entregamos a ella, la verdad es, que solo terminamos más afectadas que salvadas – se paró y extendió su mano – No siempre lo que te da poder es algo bueno – le sonrió, la rubia aceptó su mano y se paró.

— ¡Excelente pelinegra!
— ¡Asombrosa!
— ¡Te amo!
— ¡Grandiosa!

Llena de festejos Adhara llegó hacia sus amigos serpientes.

— ¿Practicaste con ella, cierto? – ella encogió sus hombros.

— Aproveché la situación.

— Digna de una Slytherin – sonrió con orgullo Bella, que la abrazo sin esperar más – pero la próxima vez no nos hagas esperar tanto – todos rieron.

— Diste lo mejor de ti rubia, lo hiciste bien – Lily le sonrió.

— Lils tiene razón, bien hecho rubia – Alice le sonrió.

— Gracias chicas, pero aún así debo esforzarme – Marlene se sentó al lado de sus amigas.

— Te ayudaremos, no te preocupes – le dió un empujón Paula, quién se había dirigido hacia ellas mientras el duelo aún se daba.

— ¡Atención! Seguiremos con el siguiente duelo de los primos Black que quedan, Sirius y Bellatrix – los nombrado se dirigieron a sus lugares – ¡Comiencen!

— ¡No te tendré compresión, primito! ¡Waddiwasi!

— Lo mismo digo prima – esquivo el hechizo – ¡Fallaste!

— No lo creo – varias rocas empezaron a acercarse a Sirius, quién a las justas hizo explotarlas, tomándolo de sorpresa Bella le lanzó un hechizo que a simple vista no hizo nada.

— ¿En serio? ¿Encantamiento super sensorial? – Sirius la miró incrédulo – Gracias

— De nada ¡Sonorus! – se apuntó a su garganta y gritó, Sirius se tapó los oídos más eso no impedía que el dolor de sus tímpanos pararan.

— Si que está utilizando mis consejos – sonrió Adha.

— Si... – Sirius no podía terminar de hablar por el dolor.

— ¡Tú puedes Sirius!
— ¡Vamos Canuto!
— ¡Confiamos en tí!
— ¡Me debes una pelea, Pulgoso!

Sirius observó a sus amigos con una sonrisa, se levantó e ignorando el dolor de sus oídos le lanzó el encantamiento silencio a Bella tan rápido que no la susodicha no tuvo tiempo de esquivar.

— ¡Expulsó! – Bella esquivo el hechizo – ¡Osclausi! – la boca de Black mujer se desvaneció – Sin boquita te ves más bonita, Bella – Las casas, a excepción de Slytherin, rieron.

Bella gruñó y haciendo espirales con su varita, logró crear fuego que dirigió a Sirius, quién, a su vez invocaba agua.

Ambos elementos dieron entre sí, peleando para que su portador ganara.

— ¡Vamos Black!
— ¡Puedes hacerlo Cariño!
— ¡Ganale a la Serpiente!
— ¡No te dejes ganar por un león!
— ¡Vencela!
— ¡Humillalo!

Ambos magos tenían el apoyo de sus amigos y demás compañeros, sin embargo, solo a uno le causaba más esperanza y fuerza aquel apoyo.

Ambos hechizos colisionaron, y los magos quedaron de pie.

— ¡Maxpulso ! – y con aquel hechizo, Black cayó al suelo después de haber volado.

— ¡Muy bien hecho Sirius! ¡Ese es mi hermano! – James fue el primero en celebrarle.

— Lo hiciste bien Cariño – le ayudo a pararse.

— Ni una palabra a mis padres o tíos, chicos.

— Hecho – asintieron todos a la vez.

— Bien muchachos, la última ronda será un duelo de Tres – todos se emocionaron – Severus, Adhara y Sirius – las apuestas no se hicieron esperar – sin embargo, notando lo cansados que están los tres, tendremos un pequeño receso – algunos se quejaron.

— Bueno chicas, amor, nos vemos después, me han contado algo que debo de cerciorar – Paula se despidió de un beso en la mejilla a las chicas y de un pico a Remus.

Su hermano tenía que darles explicaciones sobre porque no le a contado sobre la existencia de su cuñada.

— Me retiro chicas.

— Hasta luego Remus – las tres notaron como su único amigo del grupo de los Merodeadores se dirigía hacia los nombrados.

— ¡Xeno! ¡Hermano mío! – Paula se tiró a abrazarle – ¿Cómo has estado querido? – el nombrado le devolvió el abrazo animado.

— Muy bien hermana – la despeinó – ¿Cómo vas con Remus? – una sonrisa boba escapó de la boca de Paula.

— Increíblemente asombroso. Pero eso no es a lo que viene – lo miro seria y con una ceja alzada – ¿Ya hiciste a Pandora mi cuñada y no me dijiste nada? – el rubio se sonrojo por completo.

— Bueno, fue hace poco y estabas con tus amigos que...

— ¡Xenophilius Lovegood! Te e dicho que mis amigos me importan un bledo cuando se trata de mi hermano – sus mirada molesta cambio a una de felicidad – ¡Me alegra que hayas reaccionando y estés con Pandora! Es una excelente chica, hablando de ella ¿Dónde está? – preguntó mientras buscaba con la mirada a su cuñada.

— Oh, no la encontrarás aquí – la castaña lo miró intrigante – prefiere sus experimentos que venir a clase de duelo, le parece más interesante explorar lo inexplorado.

— Tienes la misma sonrisa que pongo cuando hablo de Remus – Paula lo miró con cariño – Estoy feliz por ti hermano – lo abrazó.

— Y yo también, harmanita.

— ¡Oye! Qué es por poco tiempo.

— Me alegra que aún lo recuerdes — la observó con el gran cariño que le tenía, su hermana era la segunda mujer más importante de su vida, obviamente la primera era su madre.

— Siempre hermanos – le sonrió, ella sentía lo mismo que su hermano, a pesar de que tenía a Remus, ella siempre iba a querer más a su hermano, como Remus algunas veces le tiene más confianza y cariño a los Merodeadores.

Hablando de ellos...

— La vas a tener difícil, Canuto.

— Gracias por tan grandes palabras de aliento, Bambi.

— No es nada, Pulgoso.

— Vamos chicos debemos de darle ánimo a Sirius, se va a enfrentar con dos serpientes que tienen mucho más conocimiento de hechizos y demasiada práctica.

— Gracias Remus – rodó sus ojigris ojos.

— Lo siento Sirius.

— Yo creo que sí vas a poder vencerlos, ya conoces las tácticas de Severus por verlo batallar con James y me imagino que conoces los trucos de Dhara como la palma de tu mano – opinó Peter.

— ¿¡Ven!? ¡Él es un buen amigo! – despeinó a un sonriente Peter – Gracias amigos.

— De igual manera, no dejes que tus sentimientos influyan en la pelea.

— ¿De qu-qué sentimientos hablas?

— Del odio que sientes hacía Severus - James sonrió con picardía - ¿A cuáles sentimientos creías que nos referíamos?

—  ¿Yo? A ninguno - desvió la mirada - ¿Tú qué insinúas?

—  Error, desviaste la mirada, tu respuesta es corta y tiene más de una pregunta en ella, escondes algo ¿De qué hablan chicos? - Adhara habló mientras se apoyaba en James.

Los tres Merodeadores le dirigieron una mirada a Sirius para que respondiera, este los miró mal.

— Cosas sin sentido – se encogió de hombros.

— Ajam, como tú digas – dirigió su mirada al Miope – ¿Algún proceso? – este negó – ¿Seguiste mis concejos? – James dudó en responder.

— Algunos... – Adhara resopló con molestia.

— Mister ego, te puedo querer y todo, pero tienes que mostrarte un poco más maduro si quieres que, por lo menos, Tomatito te diga que sí a una salida.

— ¿Tomatito? – se extrañó Peter.

— Sí, cada vez que Lily termina de hablar frente al público o con un profesor después de unos segundos se sonroja y se para a un tomate, de ahí el apodo – se encogió de hombros.

— Pelinegra – James extendió la última vocal.

— Mandé Jamie.

— ¿Algún concejo para el Chucho?

— ¿Sabes que yo también estoy en el duelo, no? – el asintió – Bueno, que no se deje llevar por sus... – Sirius la cortó.

— Sentimientos por Quejicus, sí ha lo sé.

— Iba a decir Ego, pero ha que hablamos de Severus – le dió una mirada a Remus – ¡Me dijiste que me avisarías cuando aceptara sus amor hacía él! – James y Peter se carcajearon mientras Sirius los miraba asustados.

— Lo acaba de aceptar – Sirius vió impresionado a su amigo.

— ¡Te corrompió! ¡Solo nosotros podemos corromperse! – gritaron el pelinegro y el miope, Peter no paraba de reírse.

— Lo siento chicos, pero soy mejor que ustedes hasta en esto – les guiñó un ojo para después irse – ¡Suerte estrella! – gritó.

— ¡Quedátela, que la necesitarás Star! – respondió.

— ¡Créeme, te arrepentirás de no haberla aceptado! – la sonrisa nunca abandonó el rostro de ambos pelinegros.

Aunque ellos no dejarán de negarlo, ambos sentían más de lo que decían, solo hacia falta que lo descubran y comprendan.

— ¡Bien muchachos! ¡Es hora de la batalla de tres! – todos volvieron a sus lugares, dejando un gran espacio para que los tres magos pudieran colocarse en posiciones – Como es la última ronda, podrán utilizar maleficios, hechizos y encantamientos algo avanzados, mientras que no sean oscuros o mortales, no se verán eliminados – los tres asintieron.

— ¡Empiecen! – está vez, todo el comedor gritó. Por fin se decidiría quién es el mejor mago en aquella generación.

— ¡Colloso!
— ¡Adventus!
— ¡Petrificus Máxima!
— ¡Desvern!
— ¡Reducto!

Los tres luchaban a toda costa, concentrándose en los dos oponentes y no en uno solo.

Adhara invocó algunas estatuas de unos pequeños seres, Severus a sabiendas de lo que planeaba hacer su amiga, empezó a eliminarlos, dejando a un confundí Sirius.

— ¡Pietreto locomotor! – las estatuas cobraron vida y se dirigieron a gran velocidad hacia ellos.

La única chica del duelo aprovechando la situación empezó a lanzarle hechizos a su amigo Serpiente, descocentrandolo de su trabajo con las estatuas vivientes.

— ¡Quiarfude! – varias chispas dominaron a Severus, quién con una inclinación muy graciosa se fue del duelo.

Sirius, notando que Adhara se concentraban en responder del mismo modo la despedida de Quejicus, lo cual ovacionó grandes risas del comedor, con un encantamiento reversor lanzó las estatuas hacia la pelinegra, la cual al notar que las estatuillas no le hacían caso les quito su vida artificial.

— Tú y yo – sus miradas se conectaron y por un momento, sus latidos también.

— Solo los dos – se sonrieron.

— Igual que antes – hablaron juntos, para después lanzarse hechizos rápidamente.

— ¡Esto! – una exploción – ¡Sí que es una buena batalla! – agua y bandida de pájaros chocaron con el escudo.

Sirius elevó su varita, un rayo cayó en esta y después la dirigió hacia Adhara, quién con un movimiento en espiral formó una gran ventisca que dejó sin estabilidad al Gryffindor y el rayo desapareció. Adhara dió unas muy extrañas e intensas movidas de varita mientras murmuraba algo y, para la sorpresa de todos, todo el campo del duelo perdió la gravedad.

— ¡Bombarda Maxima! – dirigió al suelo, los pedazos del suelo empezaron a flotar por la falta de gravedad, con ellos Adhara se impulsó para llegar hasta donde Sirius y seguir atacando.

Este notando la técnica para moverse de Adhara, la copió y también empezó a atacarle sin controlarse.

En ese momento no estaba luchando con su mejor amiga a la cual apreciaba mucho, si no, luchaba para llegar a ser considerado uno de los mejores magos de aquella generación y por ello, Adhara en ese momento era una desconocida.

Ambos siguieron hechizandose, y cuando Sirius logró acorralar a Adhara, está levantó y bajo su varita, devolviendo la gravedad al campo del duelo por lo que Sirius, al no estar apoyado en alguno de los pedazos del suelo, cayera de cara.

— Eso debió doler – se lamentó James, sus amigos asintieron.

Pero a pesar de ello, ninguno de los dos se detuvo y siguió el duelo, a pesar de que no se notará, ambos se divertían, luchando con alguien que estaba por igual o superando sus tácticas y fuerza en los duelos de combate provocaba que se esforzarán más para dejar en claro que él o ella era mejor.

Ambos utilizaban encantamientos avanzados y difíciles de conseguir, como el de apariciones o volverse invisibles hasta la de levitación o aumento de especialidades, además de las tácticas y trucos que cad auno por su parte iba descubriendo, pero a pesar de combatir casi al mismo nivel y a la par, uno de ellos se mostraba más cansado que el otro.

Sirius, a pesar de haber tenido un considerable tiempo de descanso, se sentía exhausto y no entendía el como Adhara parecía no agotarse, sin embargo, él no querer dejarse ver como un debilucho lo impulsaba a seguir con el combate sin importarle qué de poco a poco su fuerza de las hechizos se iba perdiendo.

Después de más de media hora luchando sin descanso, corriendo de un lado a otro y esquivando los trucos del otro, el Pelinegro ya no pudo más y en un momento se tambaleó por el cansancio, Adhara, quien también estaba cansada pero no tanto y con superficiales heridas en el rostro, se preocupó por él, asi que se acercó lentamente pero con desconfianza, podría tratarse de algún engaño aunque no lo creía si venía de él. Al estar en una considerable cercanía, Sirius intento lanzar un hechizo, pero solo salieron pequeñas chispas de la varita de este, Adhara le extendió una mano para ayudarle él la correspondió, y sin preocuparle lo que pensaran de él, se dejó llevar por el cansancio que tenía.

La pelinegra, también dejándose llevar por el cansancio, cayó con el sentado.

— Lo mismo – tomó una bocanada de aire – que antes.

— Y eso que solo jugábamos al estilo Muggle, que era más cansado – ambos pelinegros se tiraron al suelo con la mirada de los demás puesta en ellos.

— ¿Empate?

— Hecho – y con un simple apretón de manos, ambos quedaron dormidos por el cansancio en medio de todos.

— Esto no lo esperaba.

— Pero fue un buen duelo, aunque con un extraño final.

— Viniendo de ellos no debería de sorprendernos.

— Pero aún así, lo hacen.

— Son el uno para el otro.

Los leones amigos de los pelinegros asintieron, todos lo sabían, solo faltaba que ellos lo aceptaran.

— bien, todos despejen el salón, fue un muy buen final de clases de duelo, espero que lo aprendido les sirva.

— ¿Y quién es el mejor?

— ¡Aquellos tortolos! – gritaron los gemelos – ¿No los notas ahí todos bonitos agarraditos de la mano? – la chica que preguntó rodó los ojos y asintió.

¿Lo impactante? Es que recién habían pasado una hora y media de todo lo ocurrido.

∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆•∆

¡Hello chicas! ¿Cómo han estado?

Siento la demora, pero creo que seis mil y tantas palabras lo merecen(?

Como se darán cuenta, no soy una experta en lo que respecta a escribir conversaciónes tipo amorosas entre los personajes, pero hago mi esfuerzo y espero que les haya gustado.

Cualquier crítica es bienvenida, me encantaría que me ayuden con sus comentarios a mejorar esta historia.

¡Los quiero un montón!

Ale

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