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›«Despedida»‹

Omnisciente

A la primera sala común que llegó fue a la suya. Por su mente había pasado el primero dirigirse a la de los leones para avisarles a sus amigos de allí, más sus pies la habían llevado al sentido contrario. Nada más abrir la puerta se ganó la mirada de varios compañeros que se habían despertado por el sonido de las explosiones que no paraban de resonar.

- ¿Ven pequeños? Es solo Adha con sus bromas - Cissy fue la primera en reaccionar al notar que mirada traía su amiga - ¿Por qué no van a descansar? Lo más probable es que mañana podríamos disfrutar de lo que haya organizado - las pequeñas serpientes asintieron un poco más calmados.

Las explosiones habían despertado a varios, entre ellos a los menores, quienes asustados habían bajado para estar acompañados de algún mayor solo por protección, pero ahora que sabían que no la necesitaban puesto que solo era uno de esas fantásticas bromas que su Prefecta organizaba decidieron ir a descansar con la idea de que al día siguiente podrían disfrutar de lo que la serpiente mayor había organizado.

Después de que el último slytherin de primer curso subió por las escaleras para dirigirse a su cuarto, las miradas cayeron en Adha para saber las verdaderas respuestas del porqué tales explosiones.

- Invadieron Hogwarts - contestó como si no fuera la cosa causando que la gran mayoría quedará petrificados - Se han aprovechado que Dumbledore no está para romper la barrera de aparición y poder entrar - aclaró.

- Entonces... ¿Debemos de atacar? - preguntó uno de los muchachos de séptimo con duda, ganándose miradas temerosas de los demás.

- Escuchen, sé muy bien que aquí hay gente de dos bandos - Adhara tomo la palabra antes de que alguien más diga alguna palabra - Pero si van con el bando que no parece ser el correcto en esta situación, sabrán a dónde pertenece su lealtad y creo que todos sabemos que pasará.

- Estás pidiendo que simplemente nos hagamos a un lado ¿Crees que él permitirá hacerlo?

- Lo hará si no quiere perder a una gran parte de su equipo. Apenas los vean luchando para él no dudarán en capturarlos y enviarlos a Azkaban, por más menores de edad que sean.

Las dudas en su cara se hicieron presentes, además del temor de sus miradas, la simple imagen perfecta de lo que el deber que tu familia te había impuesto ocasiona.

- Podemos quedarnos a proteger a los menores, así no habrá tantas cuestiones del porqué no hemos salido a defender Hogwarts - la rubia que futuramente se apellidaría Malfoy habló.

- Y de igual forma, la profesora Mcgonagall aún no requiere de nuestra ayuda - Adhara señaló.

Bastó para que uno de los Slytherin asintiera para que los demás lo hicieran, Adhara soltó un suspiró de calma, había manipulado indirectamente a sus compañeros con la finalidad de que evitar que más personas se unan a la pelea. Se acercó a sus amigos pelinegros para darles un abrazo y después decirles que se tenía que ir a avisarle a las demás salas comunes, Severus se ofreció a acompañarla más ella se lo negó diciendo que era en esa sala común que lo necesitaban, además, los dos corriendo por Hogwarts llamaría mucho la atención que solo una personas.

- Tengo que ir a mí habitación - sus amigos la miraron extrañados ¿Por qué iría allí si tanta prisa tenía? - Hay algo que pueda ayudar...

- No está en tu habitación - Severus la cortó, la pelinegra lo vio confundido para luego cambiar a una mirada dolida.

Su gemela había huido.

- ¿Estás completamente seguro de que no está? - cuestionó sin querer aceptarlo, lo más probable es que Paula se habría escondido al escuchar los pasos.

- A penas escuché las explosiones fui a tu habitación para verificar si ya habías llegado o no - las demás serpientes no podían entender sobre quién hablaban.

- Yo... - negó con la cabeza, no era momento de desviarse del tema de la situación, su gemela podría esperar por esta vez, Hogwarts estaba en peligro - Tengo que ir a avisar a los demás. No salgan a menos que sea del todo necesario ¿Vale?

Todos ellos compartieron mirada y asintieron, no querían darle más problemas a su pelinegra amiga de las que parecía ya tener. El menos de los Blacks la tomó de la mano antes de que se marchara.

- Solo cuídate ¿Está bien?

- No se van a librar fácilmente de mí.

Y con esa última interacción de palabras, la pelinegra salió de su sala común para dirigirse a la que más cerca le quedaba, la de los tejones. Utilizó ciertos pasadizos que se transformaban en toboganes para poder retomar el aliento de tanto correr, así fue como después de pasar por el gran comedor y las cocinas llegó a la sala común de los tejones.

Tocando con el ritmo adecuado los barriles que se encontraban allí, se permitió entrar por el pequeño agujero que se había formado entre estos. Se encontró con varias varitas señalándola, por lo que solo alzó las manos para que la reconocieran.

- ¿Adhara? - la Prefecta de Hufflepuff la miró con duda - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes cuál es el ritmo para entrar a la sala común?

- No hay tiempo para eso - negó observó atentamente a todos los presentes verificando que ningún menor se encontrara presente para luego hablar - Hogwarts ha sido invadido, Dumbledore no está y es así cómo han podido romper la barrera de aparición - los Hufflepuffs soltaron unas exclamaciones de sorpresa con un poco de temor.

- Eso significa que ¿Debemos pelear?

- No, o bueno, aún no - los tejones la observaron confundidos - La Profesora Mcgonagall junto a los demás Profesores están viendo la manera de evitar esto, por mientras, vayan organizando dos grupos, uno que se quede a cuidar a los menores otros que sean lo suficientemente buenos como para poder pelear.

- Más vale prevenir que lamentar ¿Cierto?

- Así es - ambas prefectas asintieron compartiendo miradas para que luego la pelinegra diera media vuelta y saliera de aquella sala común para dirigirse a la siguiente más cercana, la de los leones.

Corriendo se puso a pensar que en Hogwarts se tendría que crear algún método de comunicación para que cuando sucediera situaciones como está se pudiera comunicar de una manera mucho más sencilla que ir corriendo de extremo a extremo. Pensó por un momento mandar su patronus hacía la sala común de los Ravenclaws para no tener que subir todas esas escaleras, más ninguno de ellos conocían la forma de su patronus, por lo que no le tomarían en cuenta, además, el patronus llamaría demasiado la atención en menos de la noche.

Llegó al retrato de la Dama Gorda, quien al solo al verla le sonrió intentando darle apoyo para luego darle paso sin necesidad de saber la contraseña. Los retratos habían ido a pasarse la voz con la intención de ayudar a la pelinegra, por petición de la Profesora Mcgonagall y también porque la chica era muy agradable con ellos.

Los leones presentes no se lo pensaron como los Hufflepuffs y apenas escuchar que alguien subía ya habían lanzado hechizos de desarme, los cuales chocaron con la piedra que la Adhara había invocado y lanzado a sabiendas de como los Gryffindors reaccionarían.

- Fíjense antes de lanzar, idiotas - soltó en un quejido, intentando recuperar algo de aliento, el gran maratón que se estaba dando

Sirius reaccionó al instante y se acercó rápido a su pelinegra para asegurarse de que se encontraba bien. Le tomo del rostro verificando que no tenga nada y solo encontrándose con una mirada algo angustiada de ella, por lo que se tomó el tiempo de dejarle un beso en su frente y luego en sus labios para intentar calmarla, al separarse se dió cuenta que aquella angustia había disminuido algo, por lo que se daba por complacido, pero aún así, su preocupación por las explosiones que se escuchaban no había disminuido y sabía que en parte había sido por que no sabía si su querida Adha estuviera bien, más el verla había sido un gran alivio para él.

- ¿Cómo es que has podido entrar, serpiente? - exclamó un león, ganándose malas miradas por los allegados de Adha.

- De la misma manera en la que puedo dejarte sin aire - respondió ella con una sonrisa inocente que dió escalofríos a más de uno.

- ¿Qué sucede Adha? ¿Que es lo que se ha escuchado? - el Potter tomó la palabra, sacando a la luz lo que tenía angustiados a todos.

Adhara, al igual que lo hizo en las demás salas, verifico que ningún alumno menor o de cuarto año se encontrará presente, para luego proceder a hablar.

- Dumbledore no se encuentra - Adha comienza, a sabiendas que si dice directo que han invadido Hogwarts no le creerían - La protección que tiene Hogwarts no es tan fuerte cuando el sale del colegio, es por ello que hay personas que no son estudiantes ni profesores en el colegio.

- ¿Han entrado a Hogwarts?

- Así es, la Profesora Mcgonagall me ha mandado a advertir a los prefectos que se queden aquí y cuiden de que nadie salga - conecto mirada con Lily y Remus, quienes asintierom.

- Pero aún así ¿No deberíamos de salir a apoyar a los profesores? - y ahí estaba ese estúpido instinto de ir a pelear sin pensar en las concecuencias de los leones, pensó Adha mientras rodaba los ojos.

- Aún no es necesario, los profesores tienen mayor experiencia y poder que un grupo de estudiantes - exclama ella.

- Eso no decías cuando sucedió el atentado en Hogsmeade.

- Por qué en ese momento no se encontraba casi ningún profesor - respondió de inmediato - Pero si quieres salir y ser un estorbo en este momento, pues adelante, nadie impedira que salgas a una muerte segura.

El silencio se hizo presente después de la declaración de la serpiente, si bien más de un estudiante perteneciente a la casa de Gryffindor quería contradecirla, solo por el mero hecho de querer demostrar que eran lo suficientemente valientes y fuertes como para salir a apoyar a sus profesores, sabían más que bien que todo lo que decía Adhara Jones de una u otra manera siempre se cumplía, así que mejor decidieron cerrar la boca.

- ¿Ya fuiste a avisar a todas las casas? - cuestión Sirius.

- Me falta Ravenclawn - respondió ella, más su mirada no estaba en ninguno de sus amigos que las rodeaban, sino que buscaba a cierta castaña, la cual no encontraba.

- Ni creas que te dejare ir sola.

- Eso no está a discusión Sirius - declaró ella - Llamaría demasiado la atención, además que ambos sabemos que no eres el más silencioso.

- Solo porque tu no me quieres enseñar esos trucos que haces.

- No seas tan quejica.

- Me preocupo por ti ¿Y así reaccionas?

- Si sabes quien es el de las bonitas palabras ¿Por qué te sorprendes de ello?

Ambos compartieron miradas intensas, comunicándose entre ellas y jugueteando un poco, pero sobre todo, dándose esa paz que ambos necesitaban por un momento. Ese aire que necesitaban antes de hundirse a las aguas profundas.

- Cuídate ¿Vale? - exclamó la pelirroja.

- ¿Por qué todo el mundo me pide eso? No es como que yo tuviera el gen suicida - soltó graciosa ignorando las miradas de los demás - Está bien mamás, me cuídare.

- Y sobre todo, no importa que llame la atención, si necesitas ayuda, sabemos cuál es tu patronus - declaró James.

- Lo tendré en cuenta Míster Ego - le guiñó un ojo - ¿Remus?

El nombrado conecto mirada con la pelinegra, comprendiendo el porque de esa mirada angustiada que Sirius había notado a primer instante, le sonrió a medias y asintió, haciéndole saber que Paula se encontraba bien y en la sala común.

- Ve y si sientes que es peligroso, quédate con los Ravenclawns, sino, ven aquí para que charles con ella - aconsejo a lo que la pelinegra asintió.

Si bien su gemela era alguien importante, tenía que diferenciar la importancia de su amistad con ella y de la vida de las demás personas, el problema sobre su persona podría esperar, más los demas estudiantes no.

Adha salió de la sala común de los leones, no sin antes haber sido abrazada por sus amigos y obtener un beso sutil pero muy importante de su pelinegro.

Al salir, pudo notar como la dama gorda ya no se encontraba en su recuadro, por lo que supuso que algo importante tuvo que haber sucedido para que está dejará su puesto. Al ir pasando por los pasillos, notó como en varios de los cuadros faltaban personas, su instinto de alerta de encendió más de lo que ya estaba.

Caminaba por pasadizos en la mayoría del trayecto, se sentía como si fuera simplemente otro de esos días en los que se escapaba de su sala común para pasear por el castillo, más tenía presente que ese no era el caso y que el no escuchar ninguna explosión o algún sonido que le indicará que los profesores estaban batallando con los infiltrados no significaba que las cosas se habían solucionado.

Puesto que tal vez y solo tal vez, podían haber empeorado.

Su respiración de a poco empezaba a pesarle, se consideraba una persona atlética y con una buena resistencia pero no sabía que lo que le estaba afectando era por el cansancio o por la tensión que recorría por su cuerpo.

En uno de los pasadizos se permitió darse al menos unos segundos para recuperar el aliento y relajarse un poco, faltaba tan solo medio camino para poder llegar al torreón dónde se encontraba la sala común de las Águilas y ya cumpliría con el mandato que su profesora de transformaciones le había mandado.

Después de unos 30 segundos en los que pudo controlar su respiración, siguió con su carrera, dándose ánimos mentalmente e intentando convencer a su propia mente de que no estaba para nada cansada.

- Tu puedes Adhara - murmuró por lo bajo - tu puedes, vamos - un suspiró escapó de sus labios - eres más que esto, has hecho cosas peores, vamos - se animó así misma.

La pelinegra asintió hacía si misma y siguió con su recorrido, repitiéndose cada cuando que ella podía hacerlo y que no podía parar, el cansancio ya le estaba jugando en contra, y podía sentir como de a poco sus pasos empezaban a relantisarse.

Empezó a odiar a qué los profesores de Aparicion hayan tenido que posponer las clases que eran ese mes para el siguiente, si tan solo hubiera aprendido la aparición, en estos momentos sería más que de ayuda, ya no había barrera protectora, por lo que no habría problema alguno en aparecerse en el salón de los Ravenclawns.

Llegó a los pies del escaleron que la llevaría hacía la entrada a la sala común de los Ravenclawns, sintió un tremendo alivio al ver que faltaba poco, más unos pasos rápidos y unas voces la hicieron entrar en alerta y a buscar algún lugar para esconderse, lamentablemente en ese espacio no encontraba mucha cosa.

Los pasos y las voces se hicieron más fuertes y ella entro en un pequeño ataque de panico, sintiendo como su corazón latía con más fuerza, su respiración era más pesada y ese pitido que suena cada vez que estamos tan estresados apareció.

- Vamos, vamos, aún no es momento - murmuró uno de los señores.

- Estoy más que agradecido porque este sea un castillo tan grande que es más fácil escapar de los profesores - le comentó el otro.

- Tines razón, aún así, hay que seguir escondiendonos, aún no es momento.

- Solo espero que mí señor no se demore tanto.

- ¿Muchas ganas de destruir este castillo?

- Como no te das una idea, pero más que el castillo, a esos sangres sucias que se creen dignos de venir aquí.

- Sí, comparto la opinión.

Ambos rieron por un momento, mientras que uno de estos apoyaba su mano en la pared.

Adhara aguantó su respiración al ver cómo la mano estaba a tan solo unos cuantos centímetros del señor. Ella se entonctrabaa bajo un hechizo de camuflaje que había leído en uno de los libros de Durmtrang, lugar donde había aprendido varias maneras de escapar y de violar las reglas tan estrictas que el colegio tenía.

De repente, la risa y felicidad que del infiltrado que no tenía la mano cerca de Adha desapareció, la pelinegra solo pudo hacer lo posible para intentar calmarse y que ni los latidos de su corazón se pudieran escuchar, de igual forma, su mano estaba más que aferrada en su varita por si algo sucedía.

- ¿Escuchas eso? - cuestionó.

- ¿Qué cosa? ¿Nuedtras ganas de matar a todos esos sangre sucia? - pregunto divertido.

- Idiota, alguien se acerca, vámonos ya.

- Ay, y uno que estaba de lo más tranquilo descansando.

- No querrás que nuestro señor se enoje porque hayamos fallado.

- Uhhh, que miedo - rodó los ojos.

- Hablo en serio.

- Bien, movamos entonces.

Ambos infiltrados callaron al notar una luz llegar por el mismo lugar en donde habían venido, por lo que comenzaron a caminar a paso rápido, intentando mantener el mayor silencio, él que venía podría ser tanto de su bando o alguno de los profesores, pero ninguno de ellos se quedaría a la espera de confirmarlo.

Incluyendo a Adha, quien ni bien notar como estos se iban y que de a poco la luz iba acercándose, corrió escaleras arriba llegando a la puerta donde dos cuervos estaban preparados a hacerle la pregunta.

- Cuando me necesitas, me desechas. Pero cuando termines conmigo, me traes de vuelta. ¿Qué soy yo?

- Un Ancla - respondió inmediatamente ella.

Al cuervo le brillaron los ojos de un celeste claro para que luego una manija se creará en la puerta y Adha pudiera entrar por ella.

Observó como la sala común se encontraba en silencio y que no había nadie allí, más unos solos pasos bastó para que se encontrará rodeada por un montón de varitas. Igual que en la sala común de Hufflepuff, solo bastó que alzará las manos sin su varita para que de a poco la gente la reconociera, más su así, no bajaron su varita.

- ¿Adhara Jones? ¿Por qué estas aquí? - cuestionó la Premio Anual.

- La profesora... - empezó a decir más una varita cerca suyo la hizo callar.

La Premio Anual, que se trataba ni más ni menos que Amanda, la calló con una sola mirada.

- ¿A qué hora llegó Adhara en el tren de los prefectos en nuestra primera reunión? - cuestionó.

- Fui la primera en llegar, puesto que ningún prefecto o Premio Anual se informó que debíamos de estar med la hora presentes para coordinar - respondió mientras que rodaba los ojos.

- Dejénla, si es ella.

- Ni que los infiltrados hubiesen podido robar algo de mí para una poción multijugos - se quejó ella.

- Debemos de prevenir.

- Ajá, solo querías la manera de mostrarte superior por un momento ¿No? - jugueteó con ella - En fin, a lo que vine, Dumbledore no está, la protección es más decile y se han aprovechado, por ello es que...

- Hay infiltrados en Hogwarts.

- Din, Din, Sin, tenemos una ganadora - Amanda rodó los ojos.

- ¿Han dicho algo?

- La profesora Mcgonagall junto a otros profesores han ido en busca de esos infiltrados, pero, estos solo están escondiéndose a la espera de una señal - responde ella.

- ¿Cómo sabes eso?

- ¿Tu cómo crees?

- Los escuchaste - la pelinegra asintió.

- Estaban en el pié de las escaleras de esta torre - informó la pelinegra.

- ¿Ya avisaste a todos? - cuestionó Amanda.

- Ustedes eran los últimos - respondió la serpiente.

- Pensaré que fue porque éramos los más lejanos y no por otra cosa - señaló la águila con un deje de diversión.

- ¿Quién me crees? - preguntó con ironía.

- Entonces, te quedarás aquí hasta que algún profesor nomás avise algo - demandó ella.

- Claro - respondió sin prestarle atención, más al procesar lo que fijo volteo rápidamente - ¿Qué, qué?

- ¿No dicen que no tienes a más quien a avisar? ¿Y que viste a dos infiltrados pasando?

- Sí, pero yo tengo que...

- Soy premio Anual y como tal, puedo ordenarte que te quedes aquí.

Las demás Águilas mantenieron su distancia y el silencio a sabiendas de que una posible discusión podría empezar entre ella, todos allí sabían la tensión y dejé de rivalidad que mantenían estas dos, sobre todo porque Amanda era una chica que al ser Premio Anual era encargada de prácticamente todos los estudiantes y de su protección y, como todos sabemos, Adhara es aquella chica que no sigue las órdenes de los demás, sin importar que sean por si protección.

Entonces aquí teníamos dos ideales distintos, mientras Amanda decía lo de quedarse porque debía de verlas porque la pelinegra serpiente no cometiera alguna locura teniendo a estos infiltrados presentes en Hogwarts, Adhara quería irse lo más pronto posible para poder arreglar las cosas con su gemela y explicarle mejor que tenía una solución preparada, que tenía algo planeado como siempre, y que no debía de preocuparse.

O alejarse.

- Sabes que no te haré caso ¿Cierto?

- Adhara, dices que estaban rondando cerca ¿Quien me promete que no hay nadie más por allí?

- Puedo cuidarme sola.

- Y no lo pongo en duda, pero como sabrás, es un riesgo innecesario el irte y exponer.

- Tengo algo que hacer, Amanda.

- Pues eso tendrá que esperar.

- No puede.

- Pues tendrá que, si sales ahora, sabes que hay una probabilidad que lo que tengas que hacer no se haga.

Y esa podría ser una buena opción, pensó la parte más oscura de Adha, aunque está la ignoró como siempre. La conversación que habían tenido, si bien era lo suficiente alto para que solo ellas lo escucharán, al tener la sala común en completo silencio las demás Águilas presentes la habían oído y como siempre habían pensado, Adhara había sacado la parte más impertinente y estupida que tenia, cosa que solo pasaba cuando de alguno de sus seres queridos se trataba, por lo que todos allí sabían que ese algo que tenía que hacer era relacionado con alguno de sus leones amigos, y saben que son leones, porque si fuera alguna serpiente el problema que había no sería de tan magnitud ya que estás no son tanto de dramatizar como los de Gryffindor.

- Pero miren no más, pensé que ustedes iban a ser un problema - exclamó una voz desconocida para todos los estudiantes de Hogwarts.

Cómo si fuera un detonante, tanto la Prefecta como Premio Anual no dudaron en sacar su varita y lanzar un hechizo hacía el señor, quien hizo el intento de esquivar ambos hechizos, intento porque uno le llegó a rozar. Sonrió de lado mientras observaba a años estudiantes.

- Pues... - se pasó el dedo en la mejilla dónde le había robado el hechizo - Parece que si me darán problemas - dijo para acto seguido lamer la sangre que se encontraba en su dedo.

Adhara no lo pensó ni dos veces y lanzó un hechizo.

°•°(...)°•°

Después de la partida de Adha de la sala común de los Gryffindors, la gran mayoría se había ido a descansar, mientras que otros se quedaron en la misma sala a la espera que le dijeran que ya todo estaba bien y no tenían de porqué preocuparse.

Entre estos últimos se encontraba el típico grupo de Leones de los cuales siempre hablamos, la pelirroja Evans junto con Potter se encontraban charlando en paz, para sorpresa de varios. Alice junto a Frank estaban acomodados de tal forma que ocupaban una manta y veían juntos la chimenea. Remus se había disculpado y dirigido a su habitación, lugar donde una castaña lo esperaba. Por otro lado, tanto Peter como Marlene estaban algo apartados de los demás y se pusieron a jugar ajedrez mágico, a petición del chico, para matar el tiempo. Y por último, pero no por ello el menos importante, Sirius Black se encontraba en uno de los sillones sentado mientras que pensaba en las miles de posibles situaciones en las que su chica podría encontrarse.

Los demás leones de la sala miraban conversando o leyendo algún libro, pero como suponen, de ellos no nos interesa el comentar, sin embargo, y a pesar de ser personajes terciarios, fueron estos los primeros en escuchar los ruidos de unos pasos rápidos bajando de la escaleras que daban a la parte de las habitaciones de hombres y que notaron como el singular cabello de una de las chicas más reconocidas de la casa era la poseedora de estos pasos.

Por inercia, uno de estos mismos chicos teciarios de la historia la sostuvo y evito que siguiera corriendo hacia, donde el creía, la puerta de la sala común, esto debido a que escuchó el gritó del Prefecto de su casa que ordenaba que la detuvieran. Fue este mismo grito el que puso alerta a nuestro grupo de protagonistas y que ocasionó que se acercarán hacía su amiga.

- ¡Joder Lavander! ¡Te digo que me sueltes ahora mismo! ¡Remus puede ser el prefecto pero yo soy una Lovegood y a mí nadie me va a detener! - refunfuñaba Paula para que el chico lo soltara.

- Yo... - el chico solo podía seguir sosteniéndola, no sabía porque había hecho tal acción más no se arrepentía, puesto que sentía que la castaña lo que buscaba era salir de la sala común y con estos infiltrados rondeando Hogwarts no era una buena idea que saliera.

- Yo me encargo de ella - el chico apellidado Lavander escuchó, antes de sentir como Black levantaba a Paula de tal forma que la cargará como si fuera un saco.

Lavander se permitió el soltar un suspiró de alivio al ver qué ninguno de los amigos de la castaña le hubieran dicho o hecho algo por sostenerla, más bien, parecían agradecidos por ello, así que deseando no tener más protagonismo por ese momento, se dirigió junto a sus demás compañeros para seguir la plática entre murmuros de temas no tan relevante para la historia de este singular grupo de leones.

- ¡SIRIUS ORION BLACK TERCERO! ¡SUELTAME ANTES DE QUE YO MISMA ME BAJE Y TE DE UN MADRAZO QUE NO OLVIDARAS!

- Te bajaré en cuanto Remus venga y explique el porque de tu intento suicida de salir de este salón...

- ¡Que mue sueltes SIRIUS!

- Además, Adhara me mataría si dejará a su gemela salir.

- ¡Sirius! ¡Que es Adhara por la que deberías preocuparte!

Los amigos del pelinegro notaron como la sonrisa algo divertida que el Black tenía por su amiga y, por los golpes que le daba está, desapareció en un solo microsegundo, para luego bajar de inmediato a Paula.

- Explicate, ahora - ordenó preocupado.

- Ella está...

- ¡Paula, no! - Remus apareció y le tapó la boca.

Los presentes veían la escena confundidos.

- ¿Que sucede Remus? - se animó a preguntar Lily.

El mencionado solo negó sin querer decir nada, no quería que sus amigos se expusieran.

- Remus, si la sabelotodo tiene algun problema... - comenzó James.

- Saldrían y todos estaríamos en riesgo, no, mejor no - lo cortó.

Sirius observó con el ceño fruncido a Remus, no podía negar que en este instante quería pegarle con tal de que soltara a Paula para que ella le dijera que es lo que sucedía con su chica, porque sea lo que sea que pasará, sabía que era demasiado grave como para que Paula este así de desesperada.

La mencionada, harta de que Remus no la soltara, mordió su mano y luego le dio un codazo en su estómago.

Cuando decía que era una Lovegood y que nadie podía detenerla, era en serio.

- Adhara está en problemas - es lo primero que dijo.

- Si lo dices por tu supuesto instinto de gemelas...

- ¡Lo digo por el maldito mapa James! ¡Hay un maldito infiltrado en la sala común de los Ravenclawns! - gritó harta de que no comprendieran la gravedad del asunto.

- Tu no sabes la manera de entrar al mapa - James declaró, en un intento de pensar que solo era una broma de mal gusto.

La castaña le lanzó el mapa a su cara para luego dirigir su mirada a su novio, quien seguía aún algo atontado por el golpe en el estimado, hizo una mueca al saber que tal vez se había propasado, se agachó a él para darle un beso en su frente.

- Te amo Remus, pero debes aprender a qué no me puedes detener en estos casos - comentó.

- Solo no vayas...

- Tengo que ir por Adha, Rems.

La castaña se separó de él, conecto miradas con el que era la pareja de su pelinegra amiga para luego juntos empezar a dirigirse hacía la puerta de la sala común, más dos personas los detuvieron.

- No irán - demandó la pelirroja.

- Sirius, Paula, Adha puede con esto - el miope comentó.

- Se estarían arriesgando y poniéndose en peligro - Lily siguió hablando.

- Pelirroja, te quiero mucho, pero si no sales, ya viste que pasó con Remus - Paula aclaró.

- James, solo salte - fue lo único que dijo Sirius.

Tanto la pelirroja como el miope compartieron miradas para luego negar, no dejarían que sus amigos salieran a arriesgarse así sin más, ellos sabían más que bien que Adhara sabía cuidarse por si sola, además, andaban con los de Ravenclawn, quienes siempre tenían preparado algún plan de contingencia o alguna idea para escapar de esa.

Eran los más inteligentes y, porque no, también astutos si se daba el caso, confiaban plenamente es que iban a poder con ese infiltrado sin más ¿Quién era solo un hombre en contra de varios alumnos?

- ¡Maldita sea James! ¡Revisa el mapa! ¡No es solo un hombre, son más de uno! - Paula exclamó exasperada.

- No nos hagan hacer algo que ninguno quiere - Lily recalcó.

- Adhara está en peligro, tengo que ir por ella.

- Ella puede cuidarse sola.

- Tengo que ir con ella.

La situacion estaba tensa, el grupo de amigos cercanos a la serpiente no sabía cómo reaccionar en ese momento, por un lado querían ir ya ayudarla, por otro no querían salir y dejarse exponer a todos, agravando más la situación en la que la pelinegra se encontraba, puesto que sabían que más que ayudar, Adhara se preocuparía más por ellos dos que por todos los demás.

- Sirius - el miope se acercó a su amigo, tomándolo de los hombros - Adhara es fuerte, ella podrá - le dijo de una manera pausada, con la intención de que se tranquilizara.

- Paula, Adha estará bien, ambos sabemos que ella ha salido de peores - Lily hizo la misma acción que James, con la única diferencia de que se acercó a su castaña amiga.

Las dos personas más cercanas e importantes para Adha, pues esto es lo que la mayoría creía, se dejaron convencer y aceptaron asintiendo a lo que sus amigos le decían, quienes se relajaron al ver qué los habían calmado y que consiguieron lo que querían. Más parece que ellos no conocían lo que el amor y la preocupación por alguien importante podría provocar que hagas las cosas más impensables.

Cómo era el caso de Sirius y Paula, que al menor atisbo que vieron, se alejaron de las personas que los retenían para luego empujarlos, no tan fuerte, porque estos seguían siendo sus amigos, y de esta forma salir de su sala común.

Más detuvieron su camino al ver cómo la entrada de la sala común se abría de una manera violenta. Todos sacaron sus varitas al instante, pero fue en vano, ya que de la misma entrada lanzaron varios hechizos que no todos pudieron desviar.

- Pero miren nada más - sonrió arrogante el sujeto - ¿No sé supone que deberían de estar durmiendo? - cuestionó con una ceja alzada.

Los leones no se lo pensaron ni un solo momento para luego empezar una muy reñida batalla.

Los infiltrados habían empezado a desmantelar y acabar con cada sala común, sabían que si todos los alumnos se mantuvieran fuertes serían muchos más en número de lo que eran ellos, por lo mismo debían de buscar la manera de disminuir la cantidad de estudiantes.

Y de esta forma, tomando por sorpresa a los mayores de cada casa, les sería más sencillo seguir con el plan, mientras que los profesores se entretuvieron con los pocos infiltrados que siguen merodeando cerca de ellos para que piensen que se están escondiendo momentáneamente, sin darse cuenta que cada sala común estaba siendo atacado.

°•°(...)°•°

- ¡Colloso!

- ¡Petrificus Totalus!

- ¡Crucio!

- ¡Expulso!

- ¡Protego!

- ¡Expeliarmus!

Los alumnos no sabían cómo, pero estaban agradecidos con Merlin de que la batalla se hubiera extendido por el castillo y no hubiese quedado solo en las salas comunes. Los infiltrados los habían subestimado y sorprendiéndose hasta ellos mismos pudieron sacar a todos estos infiltrados de sus salas comunes, que sí bien algunos estudiantes se habían quedado en este lugar para cuidar a los menores o porque estaban heridos, la gran mayoría había podido salir existosamente de la primera batalla que se dió.

Ahora todo Hogwarts se había vuelto un campo de batalla. Fueras a dónde fueras, podías escuchar los gritos y exclamaciones de tanto los infiltrados como los estudiantes y profesores, no había lugar del que pudieras huir de ellos, excepto tal vez, las salas comunes. Siguiendo con el plan de contingencia que cada casa había creado, ningún infiltrado se podía acercar ni diez metros cerca de la entrada de cada casa a menos que quisiera a más de 15 alumnos contra ellos.

El castillo albergaba a una gran cantidad de estudiantes, por lo que el número entre los que se quedaban a cuidar el lugar donde los pequeños se encontraban y el número de los que estaban batallando por el patio o pasadizos del castillo eran prácticamente iguales.

Nuestro querido grupo de leones en su mayoría se encontraba juntos, o por lo menos en parejas. Lily y James Potter no se habían separado en ningún solo momento, puesto que el segundo mencionado se estaba preocupando más en cubrirle la espalda a la primera que en otra cosa, aunque está tampoco se quedaba atrás, y es que ya había salvado a James de varias sin que él se diera cuenta. Ellos se encontraban peleando con unos infiltrados que se habían acercado de inmediato a ellos, por órdenes de su líder, quien lo que buscaba en ese ataque era eliminar a aquellos que creía que podían ser posibles contricantes para él o que estos mismos se unieran.

El ataque a Hogsmeade había sido un muy buen momento para poder calificar el poder y agilidad de cada estudiante y de quién tenía material para convertirse en el próximo mejor seguidor o en uno de esos bichos molestosos de los que tenía que encargarse.

Alice y Frank era otra pareja, quienes juntos se ocupaban de ayudar a aquellos jóvenes que tenían más problemas en enfrentarse a algún infiltrado, por lo que eran aquellos guardianes de los estudiantes que de a poco iban perdiendo.

Estos dos iban seguidos de Marlene y Peter, los cuales a sabiendas que podrían convertirse en los próximos jóvenes que la pareja Longbottom debía de proteger, se encargaban de llevar a algun lugar seguro a los protegidos, evitando en su mayoría el encontrarse con una gran cantidad de infiltrados y llevándolos hacía las salas comunes más cercanas.

Por otro lado, Sirius, Paula y Remus peleaban con cualquier infiltrado que se les oponía en su camino, los dos primeros no habían perdido el enfoque de encontrar a la pelinegra Slytherin, la cual desde hace horas no la veian, mientras que el último los seguía para poder protegerles las espaldas, ya que la desesperación de encontrar a Adhara era tanta que había veces en las que ni se percataba de los hechizos que les lanzaban.

Por otra parte, las serpientes no se hallaban en el campo de batalla, o al menos no los que conocían a los infiltrados y lider del ataque, siguiendo con lo que Adhara había dicho, solo los que no eran parte de ese bando habían ido a batallar, mientras que los demás se habían quedado protegiendo la sala común, con la excusa de que este año los de Slytherin habian recibido a una mayor población de nuevos estudiantes que el resto de las casas, por ello necesitaba más ayuda e importancia el protegerlos que el ir a ayudar.

Cómo dicen, a los slytherin les interesaba más los suyos que un tonto castillo o los estúpidos compañeros que se dejan llevar por los prejuicios.

- Mierda ¿Aún no la encuentras? - exclamó Sirius mientras que lanzaba hechizos y protegía a la Castaña.

- No es por nada cariño, pero no podemos quedarnos aquí - Remus exclamó, mientras seguía defendiendo la posición en que se encontraban.

- Hay demasiado nombres en el mapa - se quejó ella - ¿¡Es que a caso no pudieron pensar en alguna manera de solo decir el nombre en que quieren buscar para not ener que buscando entre tantos!? - gritó exasperada.

- Gracias por la idea Cataña, lo haremos en este mismo instante si gustas - Sirius exclamó irónico.

- Agh, por estas cosas es que sus inventos no son del todo perfectos - se quejó.

- Lo dices como si los tuyos lo fueran.

- Y es que lo son ¿A caso quieres que te recuerde de quién también son los inventos?

- Sí, de hecho sí - sonrió Sirius - ¡Así recuerdas que la tienes que buscar! - gritó estresado.

- Y aquí vamos de nuevo - rodó los ojos Remus al escuchar cómo ambos empezaban a discutir en vez de seguir buscando a la pelinegra.

Sabía más que bien que estos dos cuamdo estaban tensos y preocupados eran pequeñas bombas de tiempo que explotaban cada vez por algún roce entre ellos y lo comprendía,de verdad lo hacía, pero eso no significaba que no le estresara, en especial porque no era momento de estar discutiendo.

- Tenemos que movernos ya, sigamos acercándonos hacía la torre de Ravenclawn - cortó la discusión - Sabemos que fue hacia allá, así que lo más probable es que esté cerca de ese lugar.

- Espero que no tomemos el camino equivocado - murmuró Paula.

- Yo también lo espero - murmuró Remus.

Sirius solo asintió para ser el que liderara la busqueda de su pelinegra. Le ponía los pelos en punta el preguntarse donde se encontraba su chica en esos momentos de batalla y el preocuparse si se encontraba bien o no.

Sabía de antemano que ella sola podía protegerse, podía hacer de las suyas y defenderse de más de 10 infiltrados, pero la quería tanto, la amaba de una manera inexplicable que el no saber nada de ella después de aquella despedida lo ponía de nervios.

- Sigamos por aquí, no hay tanta gente - indicó Paula.

- Pero hay ventanales cerca y fuera están batallando -Remus contradijo.

- El pasillo es lo importante, debemos de llegar cerca de la torre - Paula rebatió fulmiandolo con la mirada.

El licantropo solo pudo suspirar y asentir a lo que su novia le decía, no podía contradecirla cuando se encontraba preocupada por su gemela, sabía más que bien que nunca tendría razón cuando de Adha se tratara.

- Bien, yo lidero - Sirius exclamó y sin esperar a ninguna queja de la castaña, empezó a caminar hacia donde ella había indicado.

Remus le dirigió una mirada de agradecimiento al que el Black mayor solo asintió, si así es como se sentía él al preocuparse por Paula, aún teniéndola cerca, no quería pensar que tan mal la estaba pasando su amigo.

- A penas la vea, voy a asegurarme que se arrepienta en haberse ido sin compañía - ambos escucharon los murmullos de Paula.

- Te recuerdo que ni te apareciste cuando ella entro a la sala común - Sirius rodó los ojos mientras que defendía de cierta forma a su chica - Eres la única que la podía convencer de que fuera acompañada y no estuviste.

- Eso... No tienes idea de lo que sucedió - Paula negó mientras que lo fulminaba con la mirada.

Ni en sus más locos sueños Sirius podía imaginarse lo que ella sabía de Adhara, todo lo que le ha la contado era tan... La había dejado simplemente pasmada que no podía esperar en un lugar lleno de serpientes y sin quién hablar de ello, tenía que ir a refugiarse a su lugar seguro dónde sabía que Remus no le preguntaría a fondo que es lo que sucedía como para que esté así.

- Hoy día tenían noche de gemelas y por tu reacción, sí creo saber que es lo que sucedió - indicó Sirius sin hacerle caso del todo.

¿Que Paula conocía más a su chica que él? Ya le había dejado más que claro que eso no era cierto.

- No seas un chucho celoso y cargoso ahora - acusó Paula.

- ¿Podrían no discutir por una vez? - cuestionó Remus.

- Hasta que el chucho no se crea el mejor porque supuestamente conoce más que yo a mí... A Adhara, seguiremos discutiendo- contestó ella.

Sirius frunció el ceño algo molesto, si Paula había dejado de llamarla a Adhara su gemela por lo que creía, era más que obvio que la castaña no apreciaba tanto a su chica como todos pensaban.

- ¿Por qué en todo este tiempo no le has dicho gemela? - cuestionó, no había motivo suficiente para quedarse con la duda.

Remus simplemente bufó al escuchar ello, sabía más que bien que Paula sería incapaz de hacer algo así, más haciendo memoria se dio cuenta que lo que decía era cierto, en todo momento se había referido a la pelinegra como su amiga o por su nombre. El licantropo imitó la acción del Black y también frunció el ceño pero confundido. ¿Exactamente, qué había sucedido?

- Claro que la he llamado gemela, chucho - respondió nerviosa.

- ¿En serio? - la incredulidad de su voz estuvo presente.

- No te debería ni de incumbir eso, chucho.

- Pues parece que estás evitando a toda costa el tocar ese tema, castaña.

- Deja de joder y concéntrate en el camino.

- ¿Joder es preocuparme porque le has dejado de llamar gemela por una estupidez?

- No puedes decir que es una estupidez si no sabes lo que sucedió.

- Te aseguro Paula, que sé más que bien que sucedió.

- No la conoces del todo, si supieras...

- Si supiera igual seguiría con ella.

- ¿A qué quieres llegar con eso?

- Sabes a lo que quiero llegar, castaña.

- No dirías esto si es que de verdad...

- ¡Joder! ¡Que si sé lo que te a contado! - Sirius se detuvo por un momento para enfrentar a la fémina del trío.

Está simplemente se quedó estática en su lugar mientras que conectaba miradas con su pelinegra amigo, podía notar como es que sus ojos decían la verdad, pero lo que ella no notaba, era como sus propios ojos demostraban que se encontraba en una fase de negación.

- Paula, por un momento, no pienses en los que te afecta en ti y piensa en lo que le afecta a ella.

- No es sobre mí, esto es...

- Entonces todos estábamos equivocados al pensar que de verdad la amabas cómo decías hacerlo - escupió el pelinegro molesto por lo que decía la supuesta gemela Slyffindor.

Ambos se quedaron allí, Sirius enfrentandola con la mirada en un intento de que saliera de ese estado de negación y de simple repudio hacía la charla que habían tenido mientras que Paula seguía autoconvenciendo que Sirius no tenía la menor idea de lo que hablaban y nada de lo que decís ahora lo diría si supiera lo que ella sabía.

Porque eso era la verdad ¿No es cierto? Todos reaccionaria de igual manera, lo sabía completamente, todos allí comprenderían el porqué subidamente había dejado la sala común de las serpientes ni bien paso el tiempo suficiente en el que sabía que le tomaría a Adhara para que se alejara lo suficiente y poder dirigirse a la sala de Gryffindor, comprenderían el porqué de que haya dejado de llamarla gemela y el porqué la única razón por la que en estos momentos se preocupaba por ella era para solucionar lo que le había contado.

Remus solo podía quedarse observándolos mientras que intentaba formular alguna teoría o concepto de lo que podían estar hablando, más la creatividad no era su fuerte en momentos de tensión como en la que se encontraba. Pero aún así, podía suponer que el que llevaba la razón era Sirius, si Paula se enterará de su pensamiento seguro que se enojaría con él, más la situación y la seriedad con la que Sirius hablaba era un factor con el que su chica no contaba en ese momento, sus nervios y dudas las podía sentir aún sin que ella se diera cuenta.

- Chicos, será mejor que...

- ¡BOMBARDA MAXIMA!

El primero en reaccionar al escuchar aquel gritó fue el pelinegro, quien ni bien su mente reaccionó hacia donde iba dirigido a el hechizo, empujó a Paula a los brazos de Remus, que se encontraba unos pasos más atrás, provocando que ambos castaños cayeran. Sirius sin más se tiró al lado contrario, puesto que sabía que no llegaría a cruzar hacia donde sus amigos se encontraban.

El hechizo dio de pleno en una de las columnas de lo que parecían ser los ventanales del pasillo, el infiltrado no parecía tener buena puntería, puesto que no dió en la pared que en principio quería dar, más nadie sabía de sus verdaderas intenciones por lo que el falló solo lo sabría él, puesto que la columna de igual forma cumplió con lo que quería lograr, romper parte de la estructura del castillo y que llegara a aplastar a aquellos tres estúpidos estudiantes que habían parado para conversar en medio de una batalla.

Por un momento los tres leones habían perdido el conocimiento, más ni bien pasaron unos segundos reaccionaron e intentaron pararse ignorando el polvo que salía a causa de las partes del castillo que habían sido destryidas y del pitido ensordecedor que escuchaban, Paula al notar como había un gran muro de rocas evitaba el que pudiera llegar hacia la serpiente pelinegra soltó un gritó de exasperación, haciendo entender a Remus que el tema era demasiado serio como para que la tuviera a ese nivel.

- ¿Paula? ¿Remus? ¿Están bien? - cuestionó mientras alzaba la voz lo suficiente como para que lo oyeran.

- Estamos bien ¿Tu estás bien? - contestó Remis mientras que atraía a su novia en un abrazo que correspondió rápidamente.

- Sí - contestó él mientras sea cercana al muro e intentaba encontrar algún hueco o algo - ¿Puedes ver alguna manera de...?

- No, tendrás que seguir solo - Remis interrumpió antes de que contestará.

- ¿Paula está bien? - cuestionó de nuevo preocupado por no haberla escuchado hablar.

- Lo está, físicamente sí - contestó él licantropo.

Sirius tomo un suspiró, si bien estaba molesto con la castaña por el tema de Adha, eso no quitaba el hecho de que se preocupara por ella, al fin y al cabo seguía considerando la una hermana menor. Una caprichosa y dramática hermana menor.

- Asegúrate de que llegue a nuestra sala común, allí podrá ayudar más fácil - le indicó - Allí iré con Adha cuando la encuentre.

Paula que aún seguía aferrada a su novio asintió un poco concordando con la idea de Sirius, por lo que Remus compartió su respuesta mediante gritos hacía el Black.

- Cuidate - exclamó Remus.

- No te librarás fácilmente de mí, Lunático - Sirius gritó y a pesar de no verlo, Remus sabía que había guiñado un ojo.

Agradecido con el tener una fuerza mayor por su condición de licantropo, tomo en brazos a su novia, quien parecía no querer separarse del abrazo, y comenzó a caminar en dirección a la sala común en donde residía.

Por mientras, el pelinegro comenzó a trotar hacía la torre de Ravenclawn, ya sin estar fijándose de que Paula o Remus estuviesen detrás de él o de preocupándose de que algun hechizo le cayera a alguno de ellos, su paso era mucho más rápido y no tuvo problemas en acercarse casa vez más al destino que en un principio tenían planeado.

Más si instinto le hizo pararse en aquel lugar, no supo porqué, pero de alguna manera, algo le decía que debía quedarse en el mismo lugar en donde estaba porque si no se perdería de algo o alguna cosa le pasaría. Y él siendo un hombre de instintos no dudó en hacer caso a estos y se quedó parado, observando todos los lados asegurándose de que ningún infiltrado estuviera cerca.

Y sucedió, del pasadizo izquierdo a unos metros que se encontraba, pudo escuchar un montón de gritos y hechizos, exclamaciones que de a poco se iban apagando hasta que solo una voz fémenina a la cual pudo reconocer, escuchó. Más aún así, no sé acercó y se quedó parado allí, con la esperanza de que sea cierto su pensamiento y no que la preocupación había jugado un mal papel y su mente le hizo imaginar ello.

Admiró como la chica a la cual había escuchado aparecía en su vista, dándose cuenta que se aseguraba de que nadie más del pasadizo a su lado estuviera en condiciones de pelear, para luego tomar rumbo hacia él, más igual que Black, la pelinegra se quedó pasmada al su mente reconocer a la persona que tenía frente suyo.

Sonrieron al conectar miradas y se quedaron un buen rato vislumbrando al otro, hasta que algo hizo a ambos alzar la varita.

- ¡Expulsó!

- ¡Expeliarmus!

Exckamaron los dos al mismo tiempo, lanzadose el hechizo el uno al otro a la vista de los agenos. Pero parece que no eran del todo sensatos, porque corrieron el uno al otro, importandoles poco que el hechizo del contrario pasará por su lado y sin necesidad de esquivarlo, ambos llegaron a los brazos del otro y se abrazaron.

Mientras, que los infiltrados que se encontraban detrás de cada pelinegro caían por los hechizos que habían sido lanzados hace unos momentos.

- Eres una tonta.

- Pero que palabras más hermosas.

- Tuviste que ir acompañada.

- Sabías que podía con esto.

- Tu sí, pero yo no.

Adhara sintió como su chico la abrazaba aún más si era posible y no pudo evitar acariciarle el cabello para que se calme de a poco. Ella también lo había pasado mal, pero sabía que nada a comparación de lo que su chucbo podía haber sentido, de cierta forma, le fastidiaba lo dramáticos que podían ser los Gryffindors, en especial, cuando en estos casos afectaban de más a su amada estrella.

- Estoy contigo, está todo bien - murmuró mientras que lo alejaba un poco para tomarlo de la cara y dejarle unas caricias.

Sirius conecto su gris mirada con aquellos chocolatoso ojos, buscando ese amor que siempre encontraba en ella, sonrió al notar que aún estaba presente el sentimiento en ellos y, sin perder el tiempo, conecto los labios de ambos como tanto lo había estado esperando. Ellos soltaron un jadeo al sentir al otro, sin duda se habían preocupado y necesitado juntos en estos momentos.

Al separarse no pudieron evitar compartir un pico y luego tomados de la mano, empezaron a encaminarse hacia donde la batalla era más ardua, no tenían porqué hablar o conversar a dónde iban, ambos conocían tan bien al otro y sabían que la única razón por la que Adha no se había movidos de aquel lugar era porque sabía que allí encontraría a Sirius fácilmente, sino, ambos ya estarían batallando desde hace un buen rato.

En el camino no pudieron ir lanzando hechizos y cargando algún que otro herido y llevarlo a algún salón donde algún estudiante de séptimo se encontraba presente y que el lugar en se encontrara protegido por cinco estudiantes promedios.

Al llegar a las afueras del castillo, donde sin duda había una mayor cantidad de infiltrados, puesto que habían sido llevados hacia allí por todos los estudiantes sin saberlo, se dieron una mirada cómplice antes de entrar en el juego y atacar a todo infiltrado que se hallará cerca o en grupo.

°•°(...)°•°

El momento de aparecer había llegado, y al notar como sus seguidores iban perdiendo la pelea de apoco, no tuvo más que dejar su búsqueda de la espada de Gryffindor y salir al campo de batalla. Los infiltrados, al notar que una espera nube negra aparecía sobre ellos dando vueltas, comprendieron que él estaba allí presente y con ellos, que si algo hacía mal él lo notaría y no habría manera de escaparse de su furia, por lo que los hechizos y los maleficios que lanzaron empezaron a subir de nivel.

Satisfecho de haber causado aquel temor a Asus seguidores y que hayan potenciado su nivel de ataque, sin saber que aquello los cansaría más rápido, encontró un lugar vacío en el medio del campo, como si hubiera está predestinado que el bajara en ese lugar y que llegara con una entrada triunfal.

Bajó, observando el panorama en primera persona y sonrió, se fijó en cada uno de los estudiantes que se hallaban allí, su vista al instante captó a aquel pelirrojo cabello, más no le interesaba del todo la persona a la cual le pertenecía este, sino, que buscaba a una perteneciente de ese grupo de amigos que sabía por la batalla de Hogsmeade que la pelirroja tenía.

Su mirada siguió paseandose por sus alrededores, notando como aquella chica a la cual buscaba se hallaban nada más ni menos que a unos cuantos metros peleando junto al que supone que es su pareja en contra de un par de sus seguidores.

Con sus pasos lentos y elegantes, comenzó a caminar hacia ellos, los hechizos que pasaban cerca de ellos simplemente salían disparados a otro lugar con un simple movimiento de varita de su parte, más cuando estuvo a unos metros de llegar hacia la pareja que le interesaba, notó como estos vencían a sus seguidores de una manera tan... Absurda. Si no llegaban a atraparlos o llegaban a sobrevivir, recibirían su castigo por ser unos inútiles.

Paula y Remus se abrazaron al notar como habían derrotado a unos cinco infiltrados en una rápida combinación de hechizos. Pero la felicidad desapareció rápidamente en el segundo, ya que al notar que tenían un espectador se separó rápidamente del abrazo, asegurándose de poner a Paula detrás de él, y alzando la varita a aquel señor que hace meses había ayudado a encontrar el camino a la oficina del Director.

A pesar de no haberle visto la cara por la capucha que traía puesta, sabía que se trataba del mismo señor, su paso elegante y esa aura que transmitía nunca ala olvidaría.

- Señor - exclamó Remus sin bajar la varita - ¿Qué hace aquí? - cuestionó firme.

- Oh, muchacho - él sonrió - Es una alegría ver una cara conocida dentro de tanto caos.

Él señor dio un paso y Remus sostuvo más fuerte su varita, Paula, quien al ver lo tenso que estaba su novio, también aseguró su varita en su mano y la levantó señalando al señor.

- ¿Que hace aquí, Señor? - repitió la pregunta Paula.

- Vine por unos cuantos asuntos - en ningún momento se mostró amenazado por esos jóvenes - Y hay uno en especial que tengo que resolver con usted, señorita.

- No creo que haya algo de que hablar, Señor.

- Pues parece estar equivocada.

- Pruebeme - soltó desafiante.

Remus le dió un pequeño apretón a la mano que sostenía de la castaña en un intento de calmarla, no sabían exactamente con quién estaban tratando, o lo más probable era que sí más no lo querían aceptar del todo.

- Es sobre un tema que muy pocas personas tienen conocimiento - comentó como si no fuera la cosa - Y de la cual se ha visto involucrada sin quererlo.

- Un erróneo asunto que no tiene que ver conmigo, señor - ella interrumpió.

- Oh ¿Entonces no quiere saber cómo huir de esa tradición? - cuestionó.

Remus no comprendía nada de lo que estaban hablando, más parecía ser que era algo de suma importancia como para que su Paula tensara sus brazos y le de un apretón a sus manos entrelazadas.

- N-No sé de qué habla, Señor - el nombrado soltó una leve risa.

- Claro que lo sabes y me darás la información que ella te otorgó sino quieres sufrir.

Ninguno de los dos castaños pudo más con la tensión del momento y, teniendo esta amenaza como detonante, no dudaron en empezar una batalla contra el señor de capucha negra. Este simplemente le siguió el juego, admitía de que aquellos jóvenes parecían saber muy bien como enfrentarse a alguien, pero no le llegaban ni rozaban en poder, por lo que le fue fácilmente el hecho de dejar que se cansarán y llevarlos de alguna forma a un lugar más apartado dónde sabía que podía cumplir con su intención sin interrupciones.

Llegado el momento, se le hizo fácil y sencillo el dejar a ambos castaños desprotegidos y sin su varita, a pesar de ello, Remus se había arrodillado delante de la castaña en una intención de protegerla de aquel hombre, porque como bien había dicho, con la que quería hablar era con ella, pero sobre su cadáver este le haría algo.

- Muy bien, ahora haré unas cuantas preguntas y si no quieren hablar - lanzó un hechizo que ninguno de los dos había escuchado alguna vez, más Remus se pudo dar cuenta de que se trataba como una tortura parecida al de la maldicion cruciatus, solo que de un menor nivel. O eso suponía.

Remus no podía oír las preguntas que el señor le lanzaba, estaba más preocupado en ponerse delante de su castaña y de no soltar ni un solo quejido que demostrará el dolor que sentía. Por otro lado, la castaña solo podía evitar negar con la cabeza todo lo que le decía el señor mientras le rogaba que dejará en paz a su chico.

- Estoy siendo piadoso, necesito tus respuestas, Paula Lovegood - exclamó exasperado de no obtener lo que quería.

- Le juro que no sé de lo que está hablando, déjelo ir porfavor - respondió entre hipidos la castaña, odiandose por no haber aprendido el hechizo que su pelinegra amiga le había querido enseñar para que su varita regresará a su mano cuando la perdiera.

- Si es eso lo que deseas - el señor frente a ellos le dio una mirada firme y directa a la castaña - Legeremence - dijo mientras la señalaba con su mano.

De inmediato y haciendo función del hechizo, ambos afectados entraron a los recuerdos de la castaña, pasando por varios en donde veían a un grupo de leones y a un rubio que suponía era su hermano por como lo abrazaba, rodó los ojos al ver esos estúpidas escenas de sentimentalismo hasta llegar a dónde quería, más al intentar acercarse a un recuerdo en específico donde sabría que todas sus dudas serían resueltas, sintió como algo lo detenían y expulsaba de su mente.

El señor de ropajes negros soltó una exclamación de sorpresa y un quejido por el dolor mental que sintió al ser expulsado de la mente de aquella jovencita, frunció el ceño al notar como está estaba de lo más normal y solo tenía la vista pérdida, por otro lado el joven de su lado parecía haber perdido el maleficio que le había lanzado y los observaba con el ceño fruncido.

Río irónico, mientras se sacaba la capucha que le tapaba el rostro, sin importarles que ambos jóvenes se dieran cuenta de con quién estaban tratando, ignoró los rostros de miedo y de sorpresa que soltaron. No había dudas ahora, esa chica era la respuesta, con ella podría llegar a ser el mago más poderoso del mundo, tan solo tenía que hacer que ella misma contará ese recuerdo al cual no le permite entrar.

Quería pensar que ese hechizo de protección se debe a Dumbledore quien sería la única persona capaz de crear tal protección que ni el pudiera corronperlo. Por su mente no pasaría la idea de que ese hechizo fue creado por una alumna de sexto año.

Remus fue el primero en reaccionar de los dos, por lo que rápidamente y haciendo caso omiso al dolor que sentía, tomo de la mano a su castaña para jalarla y escapar de aquel lugar, busco con su mirada su varita, que se encontraba felizmente a unos pasos de ellos, se agachó hacía ellos y murmuró él hechizo que con tanto empeño Adhara me había enseñado para poder comunicarse en casos de emergencia como estos, la bruma brillante apareció tan rápido y de la misma manera salió disparada dentro del castillo.

El señor se asombró al ver aquel patronus y lanzó hechizos hacía ambos jóvenes para que dejaran de correr, estos cayeron al sentir como una soga, al parecer hecha de pasto, los amarro a ambos haciendo que calleran.

- No se irán hasta que obtenga lo que quiero - ordenó, Paula se abrazó con miedo a su pareja, quien con una mirada le quiso decir que el estaba allí para ella.

- Te amo - susurró Paula.

- Te amo más - susurró Remus.

- Un te amo no los salvará ¿Lo saben, no? - exclamó el señor tenebroso.

°•°(...)°•°

La pareja de pelinegros se había juntado rápidamente con las dos caras más conocidas que encontraron en el campo de batalla, por lo que ahora entre los cuatro luchaban y acababan con la gran mayoría de infiltrados.

- ¡17 y anotando! ¿Cuántas vas tu James? - gritó Sirius mientras que juntaba la espalda con su amigo y seguía luchando.

- Pues querido amigo, te voy ganando por 5 infiltrados - dijo para luego lanzarle un desmaius a otro - Oh, creo que ahora seis - exclamó burlón.

- Y así quieren que una los tome en serio ¿Puedes creerlo Lily? - cuestionó la serpiente.

- Creí que eso era obvio ¿Recién lo notas?- devolvió divertida la pelirroja.

- Como si ustedes estuvieran llevando la cuenta - se burlaron los dos, ambas chicas compartieron sonrisa antes de dejar fuera alrededor de 10 infiltrados cerca de ellas.

- Creo que llevo unos 30 ¿Y tu Adha?

- 37 y con estos últimos, llego a 40, Tomatito.

Ambas chicas chocaron palmas al notar la miradas de sorpresa, y porque no, de admiración junto con una mescla de amor hacia su chica respectiva. Más el momento de risa pareció culminar al notar como una luz brillante, para nada igual que las de los hechizos, se acercaba a gran rapidez hacia ellos. Los cuatro se juntaron inconcientemente, estando hombro con hombro y con las varitas levantadas por si las dudas.

- Remus... - Adhara fue la primera en susurrar al notar la bruma del patronus de su amigo.

- Detrás del castillo, en donde nos hechamos para descansar un día - la voz entrecortada de su amigo se escuchó y el patronus estaba por desaparecer, más con un par de movimientos de la varita de Adha este se quedó allí.

- Llévanos a él - indicó, si bien había comprendido el lugar al que se refería su castaño amigo, en estos momentos se tenía que aprovechar toda posibilidad de llegar al lugar acertado.

Sin decir nada más, el patronus empezó a regresar por l lugar donde había provenido, siendo perseguido por unos cuatro jóvenes que en el camino se encargaban de cubrirse entre si pero no deteniéndose a luchar contra alguien, la vida de su amigo estaba en peligro, no por nada había mandado un patronus en su búsqueda en medio de tanto caos.

Por minutos que pasaron horas para ellos, siguieron persiguiendo al patronus hasta que desapareció en un momento. Supieron entonces que algo malo había sucedido como para que no estuviera su amigo allí, algo malo había pasado y lo presentían.

Empezaron a caminar con cuidado, manteniéndose alerta en todo momento, como hace unos años el Auror Moody les había indicado, una pisada fue suficiente para que la pelirroja encontrará una varita, pero no cualquiera.

- Es de Paula - exclamó llamando la atención del grupo.

- Uno no puede estar sin varita en medio de una batalla - comentó como si no fuera la cosa James.

- ¿Se los habrán llevado? - cuestionó con temor Sirius, si de ser así el caso, era su culpa por haberce alejado de ellos y no buscarles después de encontrar a Adha.

La pelinegra se quedó callada, mientas que de un movimiento invocó un par de polvos, sus amigos la observaron confusos pero atentos, sabían que podían confiar en los trucos de la pelinegra porque ella sabía claramente en qué es lo que se metía, ella solo sopló esparciendo los polvos por todo el lugar, estos se esparcieron y por un momento, todos los presentes pudieron observar lo que hace unos cuantos minutos había sucedido en ese lugar.

- Tom... - murmuró preocupada y asustada la pelinegra, al observar el rostro deforme del señor que había atacado a sus amigos.

La escena siguió pasando de manera rápida, hasta que pudieron ver cómo el señor, ahora de nombre Tom, con un par de hechizos alzaba a vos jóvenes y se los llevaba por la izquierda. Parecía obra del destino, pero apenas el Remus y Paula de polvos desaparecieron, un gritó se escuchó por el mismo lugar en donde tenían la idea en que se encontraban los mencionados.

Sin dilatar más el tiempo, todos salieron corriendo en dirección hacía el gritó masculino que habían escuchado, Sirius y James habían sentido como el alma se le salía por un momento al reconocer ese gritó como uno de los cuales su amigo soltaba a la hora de su transformación, nadie podía culparlos por el hecho de revisaron si la luna en ese momento se encontraba llena más solo la hallaron a la mitad.

Al llegar a la escena, los hechizos en contra del señor que se encontraba a su parecer atacando a ambos jóvenes no se hicieron esperar, más una barrera protectora parecía ser suficiente para que los hechizos rebotaran y el grupo de cuatro jóvenes se agacharan para no recivirlos. Del lugar en donde se hallaban podían notar como ambos castaños se encontraban amarrados por esas enredaderas de hojas o pasto que veíamos a diario y también observavan como no parecían tener escapatoria a lo que el señor les estaba haciendo.

Llegaron al límite de la barrera y tanto James como Sirius no pudieron evitar golpearla, haciendo que una rara electricidad les pase al instante y se alejasen de ella.

Tom, como lo había nombrado Adhara, ya se ha la dado cuenta de la llega de cuatro inoportunos jóvenes, pero se concentro más en sostener la mirada asustada y a la vez furiosa de la muchachita que tanta curiosidad le causaba. Sonrió altanero al ver qué había dado en el clavo con la señorita Paula Lovegood e ignorando notoriamente la llegada de esos jóvenes, siguió con su trabajo de torturarlos a ambos hasta que la castaña molesta pudiera darle el recuerdo o el conocimiento que tanto ansiaba.

Más al parecer la jovencita tenía una gran fuerza de voluntad o el hechizo protector que tenía aquel recuerdo era tan fuerte que ni ella misma se acordaba de ellos, puesto que a pesar de haber pasado varios minutos torturando la tanto a ella como al que era su pareja, no había soltado ni una palabra ni respondido alguna pregunta. Ya se estaba hartando de ser tan piadosos con estos jóvenes, por lo que los maleficios de tortura fueron aumentando de nivel, a tal punto que utilizó la maldición cruciatus en el castaño.

No cabe duda que Tom gozó el gritó que esté dió y que el grupo de cuatro jóvenes se horrorizó de ello.

Sin medir tiempo, Adhara se acercó al límite y después de haber murmurado algo mientras con su varita señalaba su mano, llamando la atención de sus amigos al ver cómo una capa de color plateada desaparecía de está, apoyó su mano en la barrera.

- ¡Adha...! - más Lily quedó callada al ver cómo ninguna corriente le había pasado, frunció el ceño y anotó que debía preguntarle cómo había hecho eso.

Sirius se acercó por detrás de ella, al saber lo que estaba haciendo, sabía que la iba a dejar un desgaste mental por lo que simplemente estuvo detrás de ella y sosteniéndole de los hombros por si en algún momento se desvanecía.

El señor de nombre Tom notó la acción de la muchacha, como también sintió como de a poco la barrera de protección se estaba rompiendo, por lo que tomo medidas y aumento con la tortura de ambos muchachos, no iba a irse de allí son respuestas, tenía que de alguna forma debilitar aquella protección mental que tenía la jovenm Lovegood.

- ¿Qué está haciendo? - cuestionó preocupado James - Sirius, Adhara esta... - murmuró preocupado al ver cómo los ojos de la pelinegra se volvían blancos y no paraba de murnurar que sabe que hechizo.

El pelinegros solo suspiró mientras que pensaba en alguna manera de explicar lo que estaba haciendo pero sin exponerla.

- Está en trance - respondió él.

- Está derribando la barrera ¿Cierto? - la pelirroja pregunto.

- Así es - contestó Sirius.

Lily y James compartieron miradas, sin duda estaban preocupados por lo que tal desgaste de magia podía causarle a Adha, más aún así, sabían que lo estaba haciendo para salvar de la tortura que sus castaños amigos estaban sufriendo, por lo que simplemente se enfocaron en estar pendientes en que momento la barrera no se encontraba para alejar a ese señor de sus amigos.

- Parece que solo me queda una opción - murmuró para si mismo - Paula Lovegood, eres la última oportunidad que le doy para que me responda las preguntas, una mente tan brillante como la de su pareja no debería de perderse por una tontería.

Paula abrió los ojos como platos al comprender lo que el señor le estaba indicando.

No, simplemente no. Sus ojos buscaron con desesperación los de su pareja, más está se encontraba hechado en el suelo aún intentado recuperarse del maleficio de la tortura que el hombre delante suyo le habia causado.

- No sé nada de lo que está hablando, porfavor, no le hagas nada a él - rogó.

- No me deja otra opción, dígame la verdad o ya sabe que sucederá.

- No porfavor, tomeme a mí pero no a él - negó desesperada.

A los pocos metros, Lily había entendido aquella mirada desesperada de su amiga y sintio como perdía el aliento.

- Adhara apresurate - ordenó ella.

- Está en trance, no te escucha... - Sirius intento explicarle más fue interrumpido.

- ¡Van a matar a Remus! ¡Joder Adhara, rápido!

Y pareció que Adhara la había escuchado, por qué en un estallido tal como si fuera de cristal, la barrera desapareció. El shock que les había causado el gritó de la pelirroja no los hizo reaccionar de inmediato, más cuando voltearon a ver la escena y poder evitar la muerte de su amigo, ya era tarde.

Por un segundo que se sintió eterno, Remus pudo presenciar como millones de recuerdos y escenas junto a su querida castaña pasaban por sus ojos. Desde sus primeros roces hasta su último te amo, todos ellos pasaron en cámara rápida y pudo saber que en la mente de su chica también.

Paula estaba delante de él con un brillo singular en sus ojos que de a poco se extinguieron.

Observó como está le sonreía para que de a poco sonriera de esa manera en la que siempre le demostraba su amor para luego caer al suelo de una forma tan estrondosa, que hasta él lo llego a sentir.

Soltó un gritó, o eso creyó, puesto que no escuchaba más que un pitido, que fue reemplazado por el recuerdo de la risa de su querida castaña. Sintió como unos brazos lo rodeaban de tal forma que no se pudiera acercar hacia ella, no entendía porque lo detenían, tal vez pensaban que iria a por el asesino de su linda Paula.

Pero no, no era eso lo que quería hacer. Luchó contra los brazos de quién lo estaba sosteniendo, tenía que ir y asegurarse de que no se tratara de aquellas sádicas y para nada chistosas bromas que a veces su chica se le daba por hacer.

No sabía porque ha la empezado a sentir que algo le habían arrebatado, que una parte de él se había ido.

- Tengo, tengo que ir con ella - murmuró mientras seguía luchando con quién lo sostenía - Ella no va a dejar la broma hasta que me acerque... - siguió luchando.

El lugar no podía estar más lleno que de tristeza, pero aún así, la batalla continuaba y era por eso que los únicos que seguían en esa escena era Remus junto con James, quien era la persona que lo sostenía.

- Se fue Remus, se ha ido - le dijo, intentando de que aceptará de una vez el hecho.

- No, no es cierto, es solo una broma - siguió él.

Porque era eso lo que sucedía. Dentro de unos momentos Paula iba a pararse y se iba a reír de sus caras porque se la habían creído, después él se molestaría con ella por un rato para luego dejarse llevar por los besos y abrazos que su tan apreciada novia le daría.

Él aún la quería ¿Por qué entonces se iba a ir? Ella más que nadie sabía que él la necesitaba, ella lo sabía, lo sabía muy bien.

¿Entonces porque no se paraba y lo abrazaba?

°•°(...)°•°

Cuando Adhara salió de su trance, notó que quien la tenía en brazos era su pelinegra favorito, por lo que le dio una sonrisa ladeada y algo cansada, este simplemente le dio una mirada que no pudo descifrar. Hasta que separó su vista de él y la dirigió hasta donde suponía se encontraban ambos castaños.

Sintió desesperación y un dolor indescriptible por primera vez, la escena delante de sus ojos había sido lo suficiente para poder unir hilos y saber lo que había sucedido en tan solo unos segundos después de haber derribado la barrera que Tom había puesto para que no se acercarán.

Los gritos de Remus retumbaron en sus oídos, pero en lo único que podía pensar era en el señor que delante de todos solo soltaba un suspiro de fastidio y miraba con desagrado el cuerpo de su amada castaña.

Tal vez ella no lo notaba, pero Sirius que la sostenía sí lo notó, las puntas de su cabello comenzaban a tornarse de un rojo mucho más fuerte que el de la Pelirroja a su lado poseía. El Black mayor no tuvo más opción que abrazarla en un intento de detener la furia que se iba a desatar y de parar aquella estupidez que de seguro pasaba por la mente de su novia.

Pero nadie detenía a Adhara Cassiopea Mía Jone Smith.

Tom, quien miraba con fastidio el cuerpo de la joven que podría haber resuelto sus dudas, se quejó mentalmente por el estúpido y para nada servible sentimentalismo que podían poseer los seres humanos, sin duda alguna el amor era la destrucción de la vida de grandes jóvenes con un buen futuro si es que eran bien instruidos en el camino y plan que tenía, pero como siempre mencionaba a sus seguidores, el amor era tan patético que solo los perdedores eran capaces de defenderlo.

Sin inmutarse y solo sintiendo una pizca de fastidio, comenzó a dirigirse a la batalla para indicarles a uno de sus tontos seguidores que le prestará su brazo para poder dejar por primera vez la marca que de ahora en adelante sería el sello de todos los cometidos en su nombre.

- Ven aquí - señaló a uno de sus seguidores.

- Si mí señor - exclamó y sin necesidad que el lo pidiera, le otorgó su brazo - Es un honor para mí que... - más no pudo continuar con su palabrería al sentir un doloroso fastidio en la marca que tenía, tan intenso o peor de cuando la obtuvo.

- Mí señor, detrás... - murmuró adolorido mientras que señalaba detrás suyo.

El mencionado ignoró por completo la advertencia del seguidor y continuo con su labor. Observó con una sonrisa triunfante como por primera vez en los cielos del maravilloso colegio de Hogwarts su marca de ese verde que tanto le gustaba se apoderaba de los cielos. Ya después buscaría la manera de que esté apareciera en los cielos sin necesidad de tener la marca en el brazo. Pero esa sensación triufnante que sintió al saber que cuando Dumbledore regresara se asustaría por ver aquella marca y su querido castillo destruido desvaneció cuando un hechizo impacto detrás de él.

Volteo furibundo preparado para acabar con la vida de la persona que había osado a atacarlo, encontrándose con una pelirroja. Alzó la ceja, al parecer esa tal Evans no era tan lista como todos decían, más al notar la mirada, también roja, de la joven y notar las facciones de su rostro, pudo darse cuenta con quién se iba a enfrentar.

- Señorita Jones - exclamó extraciado al ver cómo la furia sería un factor muy provechoso al poder ver en su máximo explendor el poder de esa bruja que tanta curiosidad le causaba.

- Tom - exclamó ella, haciendo que la sonrisa del mencionado se descaneciera por unos momentos.

- Ese ya no es mí nombre - aclaró él.

- Oh ¿Le ofende que lo llame por el nombre de un Muggle? - cuestionó ella con ironía.

- ¿Qué tal se encuentra la joven Lovegood? ¿Descansando?

- Eres un maldito descarado - escupió sus palabras.

- Creo que escuche lo mismo una ves de unos seres cercanos a usted, Adhara - sonrió encantado al ver cómo ponía más furiosa a la joven - Me sorprenda que lo sepa, hasta donde supe, no volvieron a decir nada después de llamarme así.

- Pagarás por muchas cosas que has cometido, Tom.

- No creo que quieras que esas sean tus últimas palabras.

- Oh no - Adhara sonrió divertida - Las últimas palabras que usted escuchará serán que se podrá en el infierno y serán dichas por mí.

- Parece que Dumbledore la dejo soñar demasiado.

- ¿Quiere comprobarlo?

Las palabras acabaron en ese instante, dando paso a una combinación de hechizos para nada ordinarios de la pelinegra hacía el señor, quien respondió de igual manera mientras que esquivaba algunos.

Para este momento, Adhara había podido calmar un poco su furia, sabía que si quería ganar aquel enfrentamiento no podía dejarse llevar del todo por esas ganas de hacerle sufrir de la misma manera que él hizo sufrir a sus amigos, pero sobre todo, para matarlo de la misma forma que lo hizo con su gemela.

Tom pareció notar las intenciones de la estudiante, por lo que empezó a trasladarse de a poco a dónde la batalla era más ardua, si quería demostrar su poder, debía hacer que todo el mundo lo viera acabando de una manera tan sencilla con la que decían que era una de las mejores brujas de la generación.

Ella solo le siguió el juego, porque si quería demostrar a los demás seguidores y, a sus amigos serpientes, que su señor no era tan poderoso como decía que era, tenía que humillarlo de una manera tan patética frente a todos.

Hechizo tras maleficio se daban entre ambos combatientes, Adhara no se estaba midiendo para nada, utilizaba todo lo que su mente sabía para poder darle un batalla de qué hablar si es que llegara a sobrevivir.

- ¿Qué sucedió con tu sonrisa arrogante, Tom? - cuestionó Adhara mientras esquivaba con elegantes movimientos los hechizos que el mencionado les lanzaba.

- No te atrevas a burlarte, Sangre sucia - exclamó él con rabia.

- Querido, ambos sabemos que tengo la sangre más pura entre ambos - le guiñó un ojo.

- ¡Avada kedavra! - exclamó con furia.

La pelinegra con una pisada en el suelo levanto varias de las rocas que antes formaban parte de las columnas de Hogwarts y las puso delante de ellas como escudo al hechizo que mandó su contricantes, hizo una ventana después de haber sentido el impacto del hechizo con las rocas para de ahí hablarle.

- ¿Tan furioso de la verdad, Tom? - cuestionó para después mandarle todas las rocas hacía ellos de una manera tan rápida que dificultó de cierta manera a Voldy el poder acabar con ellas.

Más cuando pensó que había finalizado con eso, una ráfaga de hechizos rápidos empezaron a llegarle de distintas direcciones pero de la misma bruja, no sabía cómo era posible que tuviera tal manejo de sus hechizos luego de haberlos lanzado, pero sabía más que bien que eso no iba a detenerlo. Creo un escudo alrededor suyo para que los hechizos que lanzarán simplemente rebotaran o se deshicieran.

- Creo recordarle que ya no reaccionó al nombre de Tom - escupió.

- Pues parece muy afectado por este a pesar de ya no reaccionar, como dice - respondió ella.

Más la sonrisa de Adha se volvió una mueca seria al notar como era el turno de Tom de atacar, el fuego que había invocado le hizo recordar a uno de los combates que tuvo con sus amigos cuando practicaban, por lo que recordando la técnica que utilizó con ellos, pero elevandomo a un nivel superior como sabía que Tom lo haría, formó una ráfaga de agua para lanzarlo al mismo tiempo que se aseguraba que ningún fuego escapara y diera contra alguno de los magos alrededor de ellos.

Si bien algunas batallas se habían detenido para observar el combate de estos dos magos, habían otras que seguían en lo suyo y no se percataba que andaban cerca de que les cayera algún hechizo del combate que la pelinegra y el líder del equipo contrario tenían.

- Joder - soltó Sirius mientras seguía batallando pero siempre manteniendo una mirada en su pelinegra.

- Concéntrate en la batalla niñato - le gritó el infiltrado antes de resivir un hechizo que lo dejaría fuera.

- Idiota - soltó sin más.

- Ellos no tienen la culpa de que Adha se haya avalanzado a esa batalla Sirius - le exclamó Lily al notar como un poco de sangre salía del infiltrado.

- Pelirroja, no creo que quieras tener esa conversación ahora - exclamó él en un intento de controlar los comentarios negativos que podía hacer.

- La preocupación puede jugarte en contra en estos momentos - ella le dijo - Las lágrimas solo salen después de la batalla.

- Dile eso a Remus - escupió.

Pero el rostro de molestia se transformó en uno de sorpresa y de dolor al sentir como su mejilla se tornaba roja. Lily Evans le había dado una cachetada que sabía que recordaría por toda su vida.

- Remus acaba de perder a Paula, Sirius, y si te crees tan fuerte como para burlarte de su sufrimiento, no quiero imaginarte como reaccionarias cuando Adha se una a ese sufrir.

Sirius se quedó con la mirada vacía pensando en un millón de cosas a la vez que pensaba en nada.

¿Se merecía tal cachetada? Claro que sí. Y estaba agradecido con la pelirroja a pesar de que no lo diría, más por la siguiente mirada que ella le dio, supo que sabía exactamente lo que el pelinegro le quería decir.

Y con esa simple cachetada, Sirius pudo comprender muchas cosas en medio de una batalla, pero, lo más importante fue que se dio cuenta de que la pelirroja sería otra persona más en la cual confiar y que, sin duda, era la perfecta compañera para su amigo.

- Ahora, vamos, Adhara pronto le dará su merecido y debía de dejar fuera a tantos infiltrados sea posible.

- Lo más probable es que llegue a detener a más que tú, Evans.

- Entonces hay que descubrirlo, Black.

No cabe duda que entre ambos pudieron dejar fuera a un mayor porcentaje de infiltrados, pero sobre todo, que una estrecha relación de confianza y amistad comenzaba.

Volviendo a la batalla de la pelinegra protagonista, está se había vuelto mucho más ardua y más interesante a los ojos de los espectadores, si bien sabían que el mayor podría tener mayor conocimiento y más grande práctica, parecía ser que está joven tenía el suficiente conocimiento como para estar al mismo nivel que el señor.

- ¡Vamos, ya me estoy aburriendo!

- ¡Sucia traidora!

Ambos combatientes sentían que el final de aquella batalla ya parecía llegar, sabian más que bien que está había durado más de una media hora, pero aún así, las energías del principio en vez de disminuir habían aumentado, no querían admitirlo, pero encontrar a un contricantes que les pudiera dar una buena pelea se sentía bien, más aún así, esa satisfacción se iba perdiendo por parte de la pelinegra al saber cuál era el verdadero motivo porque el que ese combate se estaba dando.

- ¿Preparada para tus últimas palabras? - cuestionó Tom.

- Ya las tengo planeadas, pero tu no serás digno de escucharlas - contestó Adhara.

- Sientete afortunada porque tengamos está conversación antes del final.

- No Tom, tu sientete alagado de tener una charla conmigo.

Ambos levantaron sus varitas, preparando mentalmente el hechizo más poderoso que tenían en mente para poder dejarlo fuera de combate, ninguno quería acabar con la vida del otro, la pelinegra porque lo que deseaba era que sufriera para toda su vida y el señor de rostro deforme porque anhelaba resolver las dudas que tenía.

Las mismas tiras de luz que una vez Adhara empleó junto con Severus, empezaron a salir de nuevo, pero esta vez, mucho más brillantes y poderosas que aquella vez, parecue ser que la serpiente había aprendido a utilizarlas sin necesidad de un acompañante.

Por otro lado, la misma bruma negra con la que Voldemort se trasladaba de un lugar a otro empezo a rodearlo, está vez con algunos que otros destellos de color verde.

Para este momento, toda batalla había finalizado solo por el hecho de querer observar que pasaría cuando la bruma negra y la luz blanca se enfrentarán. Observaban curiosos y conmocionados el desenlace de aquel combate que había sido el mayor causante de las destrucciones que en esa parte del castillo se habían dado.

Y como si estuvieran conectados, al mismo tiempo lanzaron ambos hechizos que se juntaron en la mitad del camino, peleando entre ambas magnitudes para ver si la luz o la bruma tomaba camino. No era como aquellos hechizos que se conectaba por tener el mismo nucleo, estos se habían juntado porque sin saberlo, la gran masa de magia que habían lanzado era la contraria a la otra, mientras que una era la luz, la magia blanca en su esplendor, el otro era una bruma de magia, la magia oscura en una de sus facetas principales.

Ambos magos estaban concentrados en mantener la magia que habían lanzado y en no dejarse llevar por el cansancio que estaban sintiendo, tenían que mantenerse firme para que su parte no sea la que colisione por culpa de la otra.

Pero entre más cansados estaban, la magia iba siendo más inestable y difícil de controlar.

- Tenemos que sacarla de allí - murmuró Severus preocupado.

Apenas el rumor de que la gran Adhara Jones había empezado una batalla con quien parecía ser el líder del bando contrario había llegado a la sala común de los elegidos por Salazar Slytherin, los amigos de la pelinegra había salido ignorando las exclamaciones de los demás para ir a asegurarse que nada malo saliera, llegando justo unos minutos antes de que las magias chocarán.

- ¿Por qué? - cuestionó preocupado el menor de los Blacks.

- La magia que están utilizando... - Severus negó - La magia que está utilizando Adha es demasiado para una sola persona.

- ¿Es el mismo hechizo que utilizaron en Hogsmeade? - cuestionó Cissy.

- Así es, pero ahora ella lo está utilizando en un nivel superior que no puede controlar - a penas esas palabras culminaron, todos pudieron conservar cómo ambos magos de a poco iban arrodillándose en el vuelo pero nunca bajando sus varitas.

- Si siguen así, ella podría... - más Lucius no culminó su hablar al notar como al que consideraba su mejor amigo salía corriendo bajando las escaleras de dónde se encontraban para llegar a la pelinegra.

- ¡Severus no! - gritó Regulus, quien si bien también estaba preocupado por su amiga, sabía que iba a ser capaz de superar ello.

Pero parecía ser que el único con cabeza era Severus, quien sabía que algo muy grave tuvo que haber pasado como para que Adha perdiera los estribos y se avalanzara a una pelea con él, por ende, sabía que en esos instantes el único pensamiento de la pelinegra era el de dejarlo inconciente o muy dañado, sin importarle que suceda con ella.

A unos cuantos metros de poder llegar hacia la pelinegra, las magias de ambos colisionaron de tal manera que lo único que todos los que estaban alrededor del castillo fue una luz blanca que los cegó por completo, seguido por un ruido de explosión y una gran brisa de polvo y pequeñas rocas que hicieron que más de uno cayera al suelo.

A penas recuperaron la vista, todos los allegados de la pelinegra corrieron a buscarla, sin encontrarla. Hasta que un ruido de aparición se escuchó a lo lejos, viendo cómo el director del colegio tenía en brazos a su amiga inconciente.

Los infiltrados concientes al notar la aparición de aquel mago, empezaron a salir corriendo, agarrando a su compañero más cercano y desaparecer juntos, llevándose a unos que otro inconciente que tenían cerca, pero olvidándose de los otros que se encontraban dentro del castillo.

°•°(...)°•°

- ¿No ha dicho nada de lo ocurrido? - la rubia preguntó a ambos pelinegros.

- No, solo se ha estado asegurando de tranquilizar a los de primero - respondió el ojigris.

Ambos miraron a Severus, como indicándole que él también comentara algo, más parecía interesado en solo observar a la persona de la cual hablaban. La pelinegra no había demostrado ninguna reacción de los últimos acontecimientos ocurridos, y todos sus amigos estaban más que preocupados por ella.

Después de la ardua pelea que tuvo con Voldemort, por que si, ellos sabían que había sido nada más que el señor tenemobroso, y que ambos quedarán más que heridos por la explosión de magia que entre ellos provocaron, Dumbledores había aparecido para sostener a Adha justo antes de que la explosión llegará a afectarla y aparecer a unos cuantos metros atrás.

Por otro lado, Voldemort, quien había previsto que no sobreviviría a tal magnitud de poder, se decidió, por primera vez en su vida, escapar de aquel lugar en el característico humo negro que solo él podía utilizar. Sus seguidores al notar ello no les quedó más que desaparecer del castillo antes de que Dumbledore colocará de nuevo la barrera que protegía Hogwarts y que no pudieran escapar.

Pero para la mala suerte de todos, no había hechizo que pudieran borrar aquella marca que había aparecido en los cielos que el castillo poseía.

Adhara reacciono después de unos minutos, puesto que se había desmayado. Sus amigos iban a acercarse a ella, más una simple mirada de Dumbledore había sido lo suficiente para saber que no era momento, por lo que solo vieron como Minerva se acercaba hacía el director y mantenían una conversación para que luego la Jefa de la casa de los Leones se llevará a una Adhara con la mirada pérdida hacía, suponían, su oficina.

Todos allí sabían que Slughorn, siendo el jefe de la casa de las serpientes, no apareció en la escena preocupado por su alumna estrella ya que tenía que estar atento a entregar las opciones necesarias a la enfermera para tratar a los jóvenes heridos.

De ese momento, las horas ya habían pasado y en cuanto los de mayores grados culminaron con ayudar a limpiar el desastre que se había convertido Hogwarts, se dirigieron hacia sus salas comunes, donde una normal y típica Adha se encontraba hablando y tranquilizando a los más pequeños, con esa sonrisa que la caracterizaba y esa emoción de siempre.

Es más que claro que las serpientes amigas de nuestra pelinegra se habían confundido por tal reacción y acción de la Prefecta de Slytherin, no sé esperaban que estuviera de lo más normal después de la muerte de la leona.

No obstante, solo uno de ellos parecía notar algo en las acciones de la pelinegra que delataba el verdadero sentimiento que estaba ocultando y es que, si te fijabas bien en sus expresiones y acciones, la pelinegra parecía estar haciendo todo de manera rápida y emocionada, más esto se debía a la furia que tenía.

O tal vez, a qué solo quería acabar lo más rápido para huir de la escena.

- ... deberíamos de llevarla a otra parte - comunicó Regulus.

- No, es mejor que se quede aquí y se distraiga - opinó Lucius.

- ¿Pero eso no le afectaría? Retener todo...

- ¿Estamos seguros que de verdad se sienta mal por ello?

- ¡Regulus!

- Es que... Estaban peleando cuando fui a su dormitorio.

- Una pelea no significa que no la siga apreciando.

- ¿Y si fue más que una pelea?

- ¡No sea un igno...!

- Narcissa ¿Puedes encargarte de los niños? - todos callaron al notar la pregunta que más se escuchó como una orden del pelinegro callado del grupo.

- Yo... - ella lo miró confundida y algo fastidiada porque la haya cortado, más solo asintió dando a entender que si podía.

De entre todos, sabían que Severus era el más adecuado para tratar con Adha. Los demás pudieron observar como Sev la agarraba de los hombros para luego murmurarle algo, la pelinegra asintió con una sonrisa para luego despedirse de los niños, en ese momento Severus le dio una mirada a la rubia, quien comprendió que era su momento de entrar y ayudar en lo que sea que el Pocionista había planeado. Tanto Lucius como Regulus notaron como Severus hacía un pequeño gesto con su cabeza indica si las escaleras que daban a las habitaciones de las chicas, para luego ver cómo ambos pelinegros subían por este.

Ninguno de las presentes serpientes miró raro o de alguna forma despectiva dicha acción, todos allí sabían respetar lo que era el luto por una persona, sobre todo, si este podría llegar a afectar a una persona tan importante como lo era Adhara para ellos.

Todos los jóvenes allí sabían a las malas lo que era perder a un ser querido o ver cómo torturan a uno y nignuno deseaba eso a nadie.

Paula Lovegood podría ser parte de ese grupo de leones a los cuales odiaban y le daban asco por lo egocéntricos que eran.

Pero no podían negar que le tenían respeto y agradecimiento por haber ayudado a su querida pelinegra, aún cuando está no pareciera necesitar ayuda.

Al llegar a la habitación de la joven serpiente, Severus sintió como está se aferraba a él y soltaba todo lo que había estado reteniendo desde antes de la batalla con el culpable de la muerte de su gemela.

El pelinegro lo único que podía hacer era correponder el abrazo y sentarse con ella en el suelo, sintiendo como su camisa se iba empapando de las lágrimas de su amiga, sacó su varita y utilizó el hechizo de muffliato para que ella se sintiera libre de hacer tanto ruido como quisiera, iba a dejar que soltara todo lo que tenía retraído pero se iba mantener a su lado.

Los gritos de desesperación y desolación de Adhara no se hicieron esperar, por más que fuera una de las magas más poderosas, ella era humana y sentía que todo lo que estaba pasando era nada más su culpa.

Por qué lo era.

No se había preocupado en encontrar a su gemela en medio de la batalla. No había sido lo demasiado astuta como para sentir que algo no andaba bien cuando notó que ninguno de sus amigos sabía dónde se encontraba. No fue lo demasiado rápida como para poder romper la barrera que los tenía separado. No había sido lo suficiente fuerte como para no caer inconciente y poder haber intervenido la muerte de Paula.

Y lo que más le dolía.

Es que no había sido lo suficientemente fuerte como para poder acabar de una vez con aquel maldito que se atrevió a quitarle un pedazo importante de su vida.

La culpa, el dolor, la soledad, la desesperación y la impotencia. Adhara sentía un gran cúmulo de emociones que simplemente no podía aguantar. Un gran cumulo de emociones que ningún humano sería capaz de soportar.

Se odiaba, se odiaba desde lo más profundo de su ser. Sabía cuál era la razon por la cual Tom había ido en busca de su gemela, sabía que todo había sido su culpa, sabía que la única razón por la que él se habia interesado en la castaña era simplemente por ella.

Era la misma razón por la cual sus padres habían desaparecido al cumplir los once años.

Sintió entonces una furia contra ella misma recorrer todo su cuerpo, millones de pensamientos le vinieron a la cabeza sobre como podía dejarla ir y al menos poder sentirse mejor y aliviada. Sentía un gran odio, un odio que no sentía en mucho tiempo, y supo en ese momento que es lo que debía de hacer para que el sentimiento no la consumiera, más aún así, no quería hacerlo, sentía que si lo hacía nada se arreglaría, simplemente se comportaría como una chica caprichosa que no tenía lo que quería.

Adhara aún no comprendía del todo que tenía derecho de sentirse de esa forma, pero el que si sabía era Severus, quien en los años que se habían conocido había podido descifrar más de una de las facetas de Adha. Por lo que tomándola de los hombros, la alejó un poco, así ambos quedaron frente a frente conectando sus miradas.

- Hazlo - le dijo y eso fue lo único que necesitó Adhara para sacar toda esa furia y dolor que sentía.

Gritó, gritó como nunca y de su cuarto millones de cosas se rompieron, Severus solo pudo estar allí, aguantando el dolor que sentía en sus oídos, por el simple hecho de querer acompañar a su amiga.

Y es que en ese momento, lo único que Adhara necesitaba, era de alguien que le permitiera hacer lo que deseaba y que no la juzgará, sino, que la comprendiera.

Para fortuna de nuestra protagonista, Severus había comprendido todo sin preguntas.

°•°(...)°•°

La sala común de gryffindor nunca se había sentido tan callado ni desolado, los alumnos se encontraban allí, pero ninguno parecía estar de ánimos como para charlar o solo hablar. Pero no todo era puro silencio, puesto que por momentos se podía escuchar pasos, golpes o exclamaciones provenientes de dónde se encontraba la habitación de los varones.

Lily Evans miró con preocupación las escaleras, sin saber si era ideal que fuera a registrar que todo se encontrará bien o si necesitaban algo, más las lágrimas que recorrían sus mejillas y los hipidos que de vez en cuando soltaban eran recordatorio de que no estaba en condiciones como para ir a ayudar a los Merodeadores.

Sintió como una manta la rodeaba y un par de brazos se ponían a su alrededor, por un momento, su mente había olvidado la muerte de quién consideraba su mejor amiga y sintió un revoltijo en su corazón al vislumbrar el cabello de está de reojo, provocando que voltee rápidamente para ver quién había sido la persona que había hecho tal noble acción.

Más sus esperanzas de ver a su amiga se desvanecieron al notar que tan solo se trataba de Ian estudiante de tercer año quien solo había ido para darle un buen gesto de ayuda a la Prefecta de su casa.

Los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas y no pudo evitar envolverse aún más con la colcha que le había sido entregada y también llorar por la pérdida. Alice que se encontraba más calmada y en brazos de su pareja, dejó a esta para acercarse a su amiga y rodearla con un fuerte abrazo, al cual después se unió la rubia de Marlene.

Solo necesitaron de aquel abrazo para saber que el dolor que sentía no lo sentían ellas solas, tenían a dos amigas que estaban pasando por lo mismo y con las que podrían hablar sobre la tristeza que les invadia a sabiendas de que serían comprendidas, por qué la otra también lo sufría.

Fue uno de esos abrazos que uno nunca olvidaría. Porque entre todas compartían un mismo sentir y un mismo motivo por el cual necesitar del apoyo físico de otra.

Pero sobre todo, porque era el primero de muchos sin ella.

°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

16496 palabras.

Bueno, al igual que ustedes, estoy sin palabras...

¿Qué les pareció el capítulo?

Sé, muy bien, que fue algo repentino.

Pero eso le da un toque especial ¿No?

¡Cambiando de tema!

Discúlpen la demora, para empezar, es uno de los capítulos que más tiempo me han tomado escribir y de los cuales quería asegurarme que salieran bien.

Además, ando en últimas semanas de colegio y como se imaginarán tengo puros proyectos y exámenes por ello.

En fin, excusas que espero lo tomen en cuenta.

¡Cambiando de tema! x2

Dejé una pequeña nota en el tablón, pero por si no lo vieron, aquí se las dejo también:

Algunas personitas me han estado diciendo que no pueden ver todos los capítulos que he publicado, sino, que se quedan a unos cinco capítulos de los últimos.

¿Hasta que capitulo exactamente pueden leer?

Les agradecería que me contesten, de veras, para buscarle una solución a este problema.

Bueno, ahora sí, creo que eso sería todo.

De verdad, espero que tomen mucha awita y cuídense porfa.

Los quiere y ama,

Una Slytherin,
no tan Slytherin.


¡Ah, sí!

Espacio libre para que puedan insultarme o decir lo que quieran con respecto a la muerte de Paula >>

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