›«Coincidencias»‹
Omnisciente
— Eres peor de lo que imaginaba — exclamó viendo los libros que flotaban a un lado de su chica.
— Eras tu quien quería acompañarme ¿No? — señaló ella, mientras que seguía buscando con su mirada ese libro que necesitaba.
— Sí, pero no solo quería hacerte compañía — el tono con el que lo dijo hizo que dejara en el olvido el libro y lo mirara.
— ¿En serio? ¿Cuál es tu otro motivo? — le preguntó acercándose a él.
Sirius sonrió para luego desaparecer el espacio que había entre ellos. Adhara no se quejó, mantuvo su varita aún en su mano mientras que con la otra sujetaba la corbata de su chico, intentando no distraerse tanto para que los libros que levitaban a su lado no cayeran.
Quien detrás de un librero observaba la escena de la pareja rodó los ojos. Estaba siendo completamente masoquista al seguirla solo cuando se encontraba con el ojigris, pero sabía que era la única manera en que podía espiarla sin que la serpiente se diera cuenta de su presencia. Lo había descubierto después de la broma, su único momento de debilidad era cuando se concentraba en aquellas personas que consideraba sus seres queridos, en especial, cuando se encontraba con el león que antes de la llegada de la serpiente, había tenido algo.
Sus hombros cayeron y no pudo evitar pensar en qué hubiera pasado si esa pelinegra nunca hubiese llegado a sus vidas. Recordaba con claridad cómo en sus dos primeros años, el pelinegro le daba la atención que la pelinegra tenía. Supo desde entonces, que entre ellos dos podría haber algo más que el tonteo que tenían, conocía bien que él era un chico de varias, sin embargo, dudaba de la veracidad de esas palabras cuando tenía lindos gestos con ella.
Gestos que desaparecieron con la llegada de la serpiente.
Sacudió su cabeza, no era momento de pensar en ello. Sirius había elegido y, lamentablemente, ella no había sido la ganadora de su corazón. No obstante, ese no quería decir que él no fuera importante para ella, quería verlo feliz por más que estuviera con alguien que no fuera ella misma. Podía estar con cualquier persona y ella estaría feliz por él.
Con cualquiera a excepción de la serpiente.
En lo que llevaba de vida había dejado que, sus instintos, decidieran quién era merecedor de su amistad y confianza. Sus instintos nunca le habían fallado y, estaba segura, que no lo hacían cuando se trataba de la pelinegra. Lo supo desde que habló con ella por primera vez, desde que en un vano intento de su difunta amiga, juntó a su grupo de amigas con la pelinegra para que se conocieran y llevaran bien. Marlene había visto un aura de falsedad desde entonces, por más que la serpiente se mostrará como alguien amigable.
Devolvió el libro que tenía en manos en el librero, cerrando la abertura por donde espiaba a la pareja detrás de este. En la semana que llevaba espiándola había comprendido que no podía confiarse demasiado, porque a pesar que conocía la debilidad de la serpiente, está también lo reconocía.
Desde la broma Adhara había estado más atenta a su alrededor. Se había reprendido mentalmente hacia ella misma por haberse dejado confiar por tanto tiempo, se había olvidado de una de las mayores enseñanzas que Moody les había dejado y por ello se había convertido en la víctima de alguien. Era solo una broma, le decían, pero iba más que eso. Pudo haber sido esta vez una broma ¿Pero y si se hubiera confiado en un duelo? Había tomado la broma como un golpe de realidad, una manera de hacerla reaccionar, para que sus sentidos estuvieran más pendientes de lo normal.
Pero no podía evitar que estos decayeran cuando se encontraba con su querida estrella, por ello siempre que estaba con él, procuraba que fuera en esos lugares que con sus trucos y la ayuda de Dumbledore, había escondido. La única falla que encontraba, era que estos lugares en realidad, estaban diseñados para pasar desapercibidos, por lo que si alguna persona de verdad quisiera encontrarlo o, seguía atentamente sus pasos, podría hacerlo.
Marlene no lo sabía, pero si se enterara, estaría completamente agradecida por este hecho, ya que por su determinación a encontrar el significado de la marca que había visto, podía encontrar la sección de la biblioteca que la serpiente escondía, según lo que había escuchado en la conversación de Pettigrew con Remus, los libros favoritos de Jones. O como ella veía, los libros que ocultaban la información que necesitaba.
Y estaba en lo cierto, en el momento en que la pareja de pelinegros salió de la biblioteca, esperó unos cuantos minutos por si volvían, para luego entrar a ese lugar. Nadie en el lugar lo notó, nadie siquiera le prestó atención. Sonrío encontrando a las autoras que con tanto esmero había estado buscando. Podría ir y decirle directamente a sus amigas las teorías que ella ya consideraba casi verídicas con la información que iba recopilando. Pero se abstuvo, lo que había comprendido con el anterior profesor de la historia de la magia, era siempre tener todos los datos necesarios y a nunca caer en las deducciones apresuradas.
Esta vez, presentaría su trabajo completo a sus amigos y no dejaría ningún vacío argumental del cual la serpiente se pueda aprovechar. Estaría tan repleta de información, de hechos, de pruebas, que de nada serviría la gran astucia que Adhara tenía para mentir.
Se aseguraría de que así lo sea.
°•°(...)°•°
— ¡Las veo en nuestro lugar! — la rubia observó con una sonrisa como su amiga castaña se iba alejando estando en brazos de su pareja.
Se giró y siguió con su camino hacia la sala común. Mientras que pensaba en la información que había estado recopilando.
— Creo que... Sí, es necesario, no puedo dejar que se enteren o que sospechen — susurró para sí misma cuando se encontraba en su habitación.
Se acercó hacia la cama de Lily, tomando por un momento la libreta donde la pelirroja apuntaba algunos hechizos. Comenzó a buscar el que necesitaría, encontrandolo en una de las últimas hojas. Leyó con atención el hechizo camuflador y el movimiento que tenía que hacer. Tomó uno de los libros que había traído consigo a escondidas de la biblioteca, para luego lanzarle el camuflaje.
Sonrió al ver como empezaba a transformarse en la portada que había estado teniendo en mente, ahora podría llevarlo a ciertas clases pasando como uno de los libros de su curso. Tomó rápidamente los otros dos libros que tenía para imitar la acción, ya teniéndolos todos camuflados, los dejó en un lugar no tan visible de su habitación, para que ninguna de sus amigas lo pudiera encontrar.
Tomó rumbo hacia el lugar con el que había acordado con sus amigas. Al pasar por un puente que unía dos partes del castillo, pudo observar desde las aperturas de este, a sus amigas con sus respectivas parejas. Parecía ser que estaban haciendo una divertida especie de carrera en escobas. Se alegró, no puede negarlo. Su animó se elevó cuando vió un punto negro junto a uno marrón en una escoba. Sonrió al creer que el grupo no necesitaba de la serpiente para divertirse.
— ¡Son demasiado lentos, chicos! — escuchó su grito, lo que provocó que rodara los ojos.
La frustración llegó al notar ese punto negro, acompañado de un mostaza claro. Como muchas otras veces, se había olvidado de la existencia del pequeño y menos importante del grupo de bromistas. Los merodeadores empezaron a quejarse, o eso pensaba porque donde se encontraba no podía oír claramente lo que el grupo de leones y serpiente conversaban.
Omitió lo visto y siguió su camino. Tal escena no la distraerá.
Ya nada lo haría.
°•°(...)°•°
— Sigo sin creer que hayas fallado con algo tan sencillo como lo es el encantamiento de avis — comentó Alice.
— No he estado concentrada — se defiende la rubia.
— Y lo hemos notado, Mar — Lily habla — ¿Qué es lo que te está teniendo fastidiando? — pregunta.
— No es nada, Lils — responde ella, restándole importancia.
— Si no fuera nada, no estarías distraída. ¿No será algo que te preocupa? — dice, recordando lo que una vez su amiga pelinegra le dijo.
— Estoy bien chicas — exclama — Solo que he estado estudiando demás – se encogió de hombros.
— ¿Con libros fuera del curso? — la rubia rueda los ojos — ¿Y sin compañía?
— Es cierto, podrías unirte a nosotros. Sabes que nos reunimos con los chicos para repasar, dos cabezas piensan mejor que una — Lily comenta.
— ¿Y estar rodeada de parejas que se pondrán melosas en el momento en que tengan oportunidad? — cuestiona airada — No gracias.
— No todos están con sus parejas, Mar.
— Chicas, agradezco la invitación. Pero me siento más cómoda practicando sola — ambas leonas comparten miradas.
Saben la verdadera razón de la negación, es demasiado claro como para ignorarlo.
— Si sabes que ni Sirius ni Adha están en nuestras reuniones ¿Cierto? — suelta Alice ganándose una mirada de sorpresa de Lily.
¿Cómo podía ser tan torpe para algunas cosas? ¿Y para otras ser tan directa? Pensaba la pelirroja.
— No es como que si me importara lo que hacen esos dos — comenta ruda.
— No quieras mentirnos Mar, a todos menos a nosotras — pide la castaña.
— No estoy mintiendo — bufa — En serio chicas, solo quiero estudiar sola.
— ¿Y por qué? ¡Eras la que siempre pedía reunirnos para estudiar!
— Nos vemos después, chicas — se despide ella, ignorando al completo las quejas de sus amigas.
Lily y Alice suspiran. ¿Tan mal le había dejado el hecho de que no hayan decidido pasar la navidad con ella? No podían creer que siguiera resentida por tal acto cuando ya se encontraban a mediados de enero. Lo habían comprendido cuando regresaron, Marlene había tenido su razón por haberse resentido con ellas por dejarla sola en el castillo sin nadie con quien pasar las festividades, no obstante, ya se habían disculpado y supuestamente la rubia las había perdonado.
— No hemos conseguido que se olvide de Sirius — Alice comenta, recordando la charla que tuvo con la pelirroja en las vacaciones navideñas.
— Lo admitiste — Lily suelta sorprendida, era la primera vez que Alice decía que la rubia no había dejado ese tema.
— Ya no se puede negar Lils — niega ella — La aprecio demasiado pero ese gusto que tiene por Black... — calla, lo había aceptado pero eso no significaba que le gustara decirlo en voz alta.
Lily asiente, comprendiendo lo que su amiga quiere decir. Comparte su opinión, su rubia amiga se había dejado llevar demasiado por ese gusto que decía sentir por el pelinegro merodeador. Pensaban que ya había reaccionado después de tantas discusiones causados por los celos que tenía, que después de ver que podría perder a sus amigos por ese sentir lo dejaría en el olvido.
Estaban más equivocadas de lo que pensaban.
La rubia no estaba evitando a la pareja de pelinegros, en realidad, la seguía. A ella ya no le importaba su relación como tal, había aceptado completamente que lo había perdido y que no podría tener nada de él. La única manera de conseguir una interacción romántica de el mayor de los Blacks sería mediante algún objeto mágico que la hiciera amarla, nada más que eso. Y sí, seguía a la pareja para descubrir más de ella, para descifrar lo que tanto escondía y lo que tanto provocaba su mera existencia.
Ella no estaba estudiando las materias de Hogwarts, ella estaba estudiando a una persona.
— No puedo creer que sea tan tonta — murmuró para sí misma — Y decían que era la mejor maga de nuestra generación.
En sus manos, un libro con una portada sofisticada se hallaba. La rubia no podía creer que todo lo que había necesitado para su investigación del año anterior se encontraba en esa sección que nunca había visto. En esa sección que la serpiente se esforzaba por rellenar con libros que contenían valiosa información.
No, la rubia no tenía conocimiento del hechizo de camuflaje que tenía el pasadizo. Ella no sabía que ese hechizo no había sido hecho por la serpiente. Ella no sabía que Adhara le había pedido al director que le permitiera ocultar ciertos libros en una sección de la biblioteca, como lo había hecho en los otros colegios que asistió.
— Metamorfomagia — murmuró cuando descifró el poder de una.
Anotó en la libreta que tenía a un lado. Por su mente, pasaba la dicha que hubiese sentido al demostrar delante de todos que la gran Serpiente se había equivocado en medio de la clase del profesor que está tanto odiaba. Si tan solo...
Una idea se le vino a la mente. Se paró de dónde se encontraba sentada, dejando los libros que había encontrado en la mesa sin preocuparse, le había agregado un camuflaje a las portadas. Intentando no provocar ruido con sus apresurados pasos en medio de la silenciosa biblioteca. Se acercó hacía la sección que pasaba desapercibida por muchos, deteniéndose en el momento justo en que notó una pelinegra cabellera.
Guiada por sus instintos no se dio media vuelta y se acercó al pasadizo siguiente, yendo hacía el libro que utilizaba como ventana para espiarla.
— ¿No crees que has sido algo ruda? — escuchó cuestionar a Quejicus.
— En lo absoluto, esos dos me estresan cuando comienzan a preguntar por el otro para "tener información suficiente para hablar mal de ellos" — supo que lo último no era cierto por la ironía con la que habló.
— Aún así, dejarlos en ese lugar...
— Si te preocupas por qué se maten, no lo harán — señaló ella — Además, se quedarán allí el tiempo suficiente para que reconozcan lo idiotas que son.
— Si te escucharan hablar — se burló su amigo.
— Oh, ellos saben lo que pienso cuando se trata de ese tema — de espaldas, Marlene pudo notar como sus hombros se tensaron — No está.
— ¿Qué no está? — la preocupación que notó en el pelinegro la sorprendió.
Sintió un escalofrío recorrerle. Por instinto devolvió el libro a su lugar, evitando que la pelinegra se diera cuenta de su presencia sin saberlo. Lo único que la rubia escuchaba eran los lentos latidos de su corazón. Tal como si fuera un bombo que resonaba en sus oídos. Quedó paralizada, escuchando como Jones soltaba maldiciones buscando el libro que tenía en manos, se estaba dando cuenta de que algo pasaba.
— Adha, eres la única que sabe de esta sección, de seguro estará en tu habitación — intentó calmarla.
— No lo creo — negó ella — No es el único libro que no está — le dió a conocer a su amigo.
La rubia no quiso escuchar más. Si quería seguir con su investigación no debía de ser descubierta. Se acercó hacía el lugar donde tenía los libros camuflados, dándose cuenta cómo estos empezaban a perder su camuflaje. Sacó su varita quitándole todo camuflaje y sacando los apuntes que había puesto en ellos con otros hechizos. Suspiró con alivio cuando quedaron impecables, hasta que salieron volando en la misma dirección donde ella había venido. Supo que debía de salir de la biblioteca antes de que Jones hiciera uso de alguno de sus tontos, pero servibles, trucos, para encontrarla. Salió apresurada, ganándose una mala mirada de Madame Pince, pero aquello no le importaba.
Estuvo demasiado cerca de ser descubierta. Suficiente tenía con lo de la clase de Transformaciones como para que ahora fuera la causante por la que la metamorfomaga estaría más atenta a sus alrededores, porque sabía que lo haría, gracias a sus investigaciones había comenzado a conocerla, había comenzado a descifrar su persona.
Aunque lo sucedido en clase le había servido de algo, recordó, tenía ahora el conocimiento de que la Profesora McGonagall también estaba involucrada en lo que escondía la serpiente. La mirada seria que había adoptado cuando leyó el contenido del libro que le había decomisado fue suficiente para saberlo. Podría no haber sido notorio para ninguno de los presentes, más ella sí lo había notado, junto a la seriedad de su Profesora estaba una especie de preocupación en su semblante.
Adhara no era la única con secretos.
°•°(...)°•°
— ¡Oh, vamos! ¡Puedes dar más que eso Renacuajo! — animó la serpiente.
— Ti pidis dir mis qui isi — remedó por lo bajo antes de contraatacar.
No estaba para nada orgulloso de su comportamiento, pero no podía evitarlo. Llevaban regular tiempo practicando su técnicas de duelo, él mismo había pedido a sus dos amigos que si podían hacer espacios en sus horarios para poder poner en práctica todo lo que llevaba aprendiendo. Así no se quedaría tan atrasado a comparación de ellos, quienes tenían la suerte de los talleres de duelo. Ni la influencia de ser parte de una de las familias más sagradas había sido de ayuda para que pudiera convencer al director de que lo dejara participar en ese taller. Todo porque si dejaba que él entrará, otros de su grado irían a pedirle lo mismo y como director no podía permitirse preferencias. Rodó los ojos ante el recuerdo, recibiendo un hechizo de su amiga que hizo que sus piernas comenzarán a temblar.
— Concentración Renacuajo — indicó.
— Estás demasiado mandona ¿Sabías? — lanzó un hechizo.
— Y tu demasiado quejica ¿Sabías? — devolvió el hechizo con un movimiento.
El ceño fruncido del menor de los Blacks le hizo recordar a Adhara cuando su estrella hacía la misma acción en el momento en que se concentraba para hacer alguna broma. Una sonrisa pintó en su rostro, desde el suceso ambos parecían estar más alegres. Había valido la pena que ambos se molestaran con ella por unos cuantos días, aunque cierto pulgoso aún seguía resentido. Un hechizo le rozó, dejó de lado sus pensamientos y se concentró más en el duelo de práctica en el que estaba. Cuando Regulus perdió su varita, el duelo culminó. Había durado más que prácticas anteriores, por lo que estaba satisfecho consigo mismo pero aún quería más.
— Debería dejar de cumplir tus caprichos — negó ella.
— ¡Vamos Adha! ¡Solo un duelo más! — pidió el menor.
— ¿Eso no dijo hace tres duelos? — el de pelo graso intervino en la conversación.
Adhara asintió ante la cuestión de su amigo, quien se hallaba recostado en uno de los árboles repasando defensa contra las artes oscuras. Ya llevaban demasiado tiempo practicando, si fuera por ella, estaría recostada al lado de Severus para poder leer, disfrutando del agradable pero caluroso día, desde hace varios minutos.
— ¡Solo una más! ¡Me lo debes! — pidió.
— Y volverás a aceptar — comentó Snape antes de que Adha siquiera hablara.
— Iba a negarle, para tu información — miró mal a su amigo, poniendo sus manos en su cintura.
— Eso no sería posible y lo sabes — señaló con burla, sin desconcentrarse de su lectura.
— ¿Estás retandome? — Regulus miró divertido la conversación, sabía exactamente cómo iba a terminar.
— Al grano Adha — pidió al saber que quería algo.
— Nunca tuvimos un duelo propio — sonríe ella.
— Lo tuvimos en el taller de duelo anterior — recordó.
— Esa vez era de tres, no de dos.
— No lo dejaras estar ¿Cierto?
— Ya me conoces — Severus cerró su libro para mirarla, claro que la conocía.
No fue sorpresa para las dos serpientes que habían estado practicando el ver cómo su amigo se levantaba y con un movimiento elegante tomaba su postura para una batalla.
Pero para la rubia que admiraba la escena lo suficientemente lejos como para pasar desapercibida, sí lo fue. Estaba sentada junto a sus amigas en uno de los pasillos del gran castillo. Habían detenido su caminata para tomar un descanso de tantas clases y para seguir conversando sobre temas tan banales que no fue de tanto interés para la rubia como lo era la escena que había estado espiando.
— ¡Cierto! Mi castigo con McGonagall — hizo como si recordara — Lo siento chicas yo...
— No te preocupes Marlene, pero ¿No era el viernes? — preguntó Lily confundida.
— ¿Eh? No, no — negó de inmediato — Dijo jueves.
— Entonces suerte Mar, nos vemos después — le deseó su amiga.
— Gracias chicas — dijo para tomar camino en dirección a la oficina de su Jefa de casa.
Tenía tanta suerte, pensaba, agradecía que Merlín estuviera de su lado y que le presentara esta oportunidad que claramente no dejaría pasar. Festejó internamente en el momento en que la pelinegra se sacó el pullover que traía puesto. Para este entonces se encontraba lo necesariamente cerca como para poder verlos con claridad. De su mochila sacó el objeto requerido para la situación e hizo lo que debía de hacer.
Se agachó al ver cómo un hechizo volaba por encima suyo.
— ¡Por allí no hay nada, Adha! — escuchó el grito del hermano de Black.
Volvió a sentir el mismo palpitar de su corazón. Aún de rodillas empezó a gatear hacia otro lugar, llegando hasta el final del pasaje deteniéndose en una de las torres. Se asomó ligeramente, intentando ver qué es lo que la había delatado, pero solo observó a la pelinegra mirar fijamente dónde ella había estado momentos antes, ignorando las quejas de sus amigos.
— ¿Adhara? — Severus se acercó al verla completamente tensa — ¿Qué es lo que sucede? — le preguntó.
Ella no respondió, solo siguió observando hacia donde había visto un peculiar brillo. Claramente había notado algo en ese lugar, sus sentidos casi nunca la traicionaban. Miró sus manos, pensando en si era necesario, pero solo negó. Estaba demasiado paranoica desde que ciertos libros habían salido de su lugar, del lugar donde ella los había escondido. Según Madame Pince, ninguno de ellos habían salido de la biblioteca, por lo que no habría que preocuparse seriamente por eso, le decían sus amigos. No obstante, ella sabía que algo raro estaba sucediendo, lo sentía. Miró a sus amigos, disculpándose y explicando que creía haber visto algo.
Aquel gesto no pasó desapercibido por la rubia, quien sacó su libreta para anotar la nueva información que tendría que investigar. No sabría si tendría relación o no, pero si algo había estado aprendiendo de lo que llevaba encontrando, era que cualquier factor podría ser favorable para su investigación.
°•°(...)°•°
— Y eso es lo idóneo. Solo nosotros nos complementamos — la rubia se rehusó a rodar los ojos.
Las burlas de los chicos y las dulces miradas que sus amigas compartían provocaron una irritabilidad en ella. ¿Era necesario? ¿Realmente era necesario reaccionar de esa manera? No es como si nunca hubieran escuchado algo similar de otras parejas o de las suyas propias. Se concentró en ignorarlos para así disfrutar su desayuno, se concentró en la lectura que estaba teniendo antes de que la serpiente apareciera para hacer su show.
Había veces en las que en serio pensaba que la relación de esos dos pelinegros pasaba a lo tóxico, en especial por los desplantes que entre ellos mismos se hacían. No obstante, no era quien para comentar, sabía de sobremanera que si decía algún comentario todo el grupo saltaría a defenderlos y alegar que no podía hablar su relación porque ella no había sido testigo de ninguna de las interacciones que estos tenían en esas vacaciones a las que no pudo asistir.
Miró de soslayo al pelinegro que la había hecho suspirar, y que aún lo hacía aunque lo negara. Verlo reír la trasladaba a los años anteriores a la llegada de la serpiente. ¿Admitir que el resentimiento y las ganas de descubrir los secretos de la serpiente era porque la había suplantado? Nunca. Porque no era así, jamás lo fue, en realidad.
Lo había intentado, solo Merlín sabía cuánto había intentado no comportarse reacia ante la presencia de la pelinegra en las primeras charlas que tuvieron, daba todo de sí para evitar de percibir ese arriesgado sentimiento de que si se relacionaba con ella tendría graves consecuencias. Y no se había equivoca, por Godric que no lo había hecho, tomó su tiempo pero al final la persona que más relacionada estaba con la serpiente partió, a manos de una persona que no tendría la necesidad de enfocarse en una estudiante de sexto año que lo único rescatable de ella era su reputación como bromista.
Y sus amistades.
No había estado presente, se alegraba de aquello porque no tenía idea de cómo habría reaccionado. Pero a su vez, se arrepentí, porque si de algo estaba completamente segura, era que su amiga no había sido solo asesinada por simple diversión o capricho de ya saben quien. No, ya saben quien tenía que haber tenido algun motivo, algun incentivo para buscar a la castaña, el mago más poderoso y tenebroso que estaba causando tales barbaridades como las que Lily estaba leyendo en el profeta no podía haber torturado a una pareja de alumnos porque sí, no pudo haberlos buscado y no pudo haber matado a alguien porque sí. Según los relatos de la misma pelirroja, la castaña se había sacrificado por Remus, ya saben quien no quería asesinar a ella sino que la estaba amenazando. ¿Y cuál es la razón por la que alguien podría amenazar a una persona? Para que haga algo que quiera, para que guarde algún secreto...
O para conseguir información.
A eso se aferraba la rubia, se decía a su persona que si adquiere la información necesaria para defender la razón por la cual, ella cree, que se dió tal pérdida, tendría todo solucionado. Todos se quitarían la venda y reaccionarían. Necesitaba armar perfectamente su estrategia, tenía que planear como soltar tal bomba sin que esta le explotara en su cara.
No tenía duda alguna de que la pelinegra estaba muy relacionada con ya saben quien ,no le importaba del todo si es que era porque es parte de su bando o porque luchaba y era una alta amenaza o algo que ya saben quien necesitaba. El tan solo hecho de que Adhara estuviera relacionada con él era suficiente motivo para tomar cartas en el asunto y alejarse de ella. Porque si seguían conectados de cualquier forma posible, algo grave les pasaría. Porque si sus suposiciones eran ciertas, si de verdad estaba descubriendo el misterio que había tras ella y sus increíbles dotes que la hacían una maga poderosa, ella tendría una estrecha relación con el mal.
Ella era una conocida de la muerte.
°•°(...)°•°
Se unió a las risas por la caída del Potter. Admiró con ternura como es que el miope se quedaba nuevamente en trance por admirar a su amiga. La rubia no tenía duda alguna de que su querida amiga se había sacado la lotería con el Potter, lo supo desde primero y lo puede confirmar en séptimo, el amor que le profesaba el de amarronado cabello podía considerarse una maravilla ante sus ojos.
Se giró junto a su castaña amiga, dejando de mirar al Potter para concentrarse en la clase. Entre papeles que compartía con sus dos amigas mantuvieron una interesante conversación, que si bien en un principio estaban conversando sobre cuándo se reunirían nuevamente en su lugar para poder pedir amablemente y con tiempo a los elfos domésticos si es que podían prepararles algunos bocaditos ahora estaban hablando sobre la boba cara que tenía James por admirar a la pelirroja, todo con el fin de fastidiarla.
Terminó de escribir su contestación para doblar el papel y pasarlo a la pelirroja que se encontraba a sus espaldas. Ella lo tomó y pudo escuchar claramente su bufido, quiso reír pero la seria mirada de su profesor se había posicionado en su persona, no queriendo otro castigo más, mantuvo la seriedad bajando su mirada para aparentar que estaba tomando apuntes de la clase, cuando en realidad, seguía escribiendo algunas teorías que aún no estaban del todo completas.
Ya tenía un plan asegurado, ya tenía la información recopilada y creía fervientemente en que no estaba dejando ningún hueco argumental. Había encontrado fotos de las autoras que había utilizado en su trabajo del año anterior, más no se trataban de unas imágenes comunes y corrientes, en estas se podían observar claramente una marca. No estuvo equivocada en su suposición, la primera vez que había visto esa marca había sido en uno de los libros que había encontrado en la profundidad de la biblioteca, lleno de polvos por no haber sido utilizado hasta que tuvo que sacarlo por el trabajo del Profesor Gallagher.
Si bien conocía las sospecha, que el ministerio de magia consideraba un hecho, de que él era el causante del atentado de Hogwarts, no podía dejar de pensar que al igual que ella, el ex profesor de historia también tenía en la mira a la serpiente. Confiaba profundamente en que no era solo porque Jones le había cerrado la boca el primer día en que apareció en el colegio como profesor sustituto, quería pensar que él también tenía las mismas sospechas que ella tenía.
Quería pensar, que la verdadera razón por la cual el profesor había sido enviado a Azkaban no necesariamente haya sido por haber traído a ya saben quien y sus seguidores al castillo, quería pensar que por un motivo había pedido la investigación acerca del proyecto y le había dado tanta importancia como para que le dedicara semanas enteras a esta, quería pensar, que la verdadera razón por la que fue enviado a la prisión del mundo mágico fue por su silencio.
Fue porque la había descubierto.
Y teniendo en mente eso, es que estaba aún más motivada por contarles a sus amigos lo que había descubierto. Estaba más que claro que no diría nada acerca de su teoría sobre el ex profesor de artes oscuras, conocía de sobremanera el odio que le tenían a este sujeto. Eso no quiere decir, que no lo tendría presente en su investigación, debía de forzar a su memoria y buscar entre ella si es que el profesor hubiera dejado alguna pista o hubiera comentado algo que la pudiera ayudar. Cualquier enseñanza, cualquier palabra, cualquier acción siempre sería necesario, todo era parte fundamental en una investigación.
Recordó entonces la primera confrontación entre el profesor y la alumna de Slytherin, recordó la razón por la cual había comenzado ese odio mutuo que se tenían. Intentando pasar desapercibida sacó su libreta especial de anotaciones y busco claramente la parte de la leyenda, subrayó una de las frases de esta misma, poniendo al lado la palabra correcta para definir a una de las cinco grandes, una legeremente.
Si bien había descubierto el poder de esta, no se había acordado de la palabra adecuada para definirla. Agradecía tanto que la suerte estuviera a su lado, porque no sabría que haría sin ella. Ahora tan solo faltaría buscar el momento apropiado para compartir sus conocimientos. Podría comenzar de manera separada, más si lo hacía de esa forma esta persona podría solo negarse a escucharla e irse completamente, por lo que la mejor opción que consideraría sería de manera grupal.
Más claramente la pareja de la investigada no tenía que estar presente, porque apenas hablara no tendría oportunidad ante él. Sintió el golpe de su amiga pelirroja en su hombro, se balanceó en su silla dejando su mano hacia atrás para recibir el papel por donde estaban hablando. Lo abrió y comenzó a leer la petición de su amiga con que pararan con la burla, se rió internamente ante eso pero aceptó. Pasó el papel a su compañera en conjunto quien también pareció aceptarlo y luego esta le pasó el papel a la pelirroja. Vió con el ceño fruncido tal acción, porque el orden era que de nuevo se lo pasara a ella para luego pasar a Lily, más solo fueron segundos en que sintió nuevamente los golpes de la pelirroja para que tomara el papel.
Con la curiosidad presente en alla lo tomó y leyó rápidamente.
— ¿Estás segura que no quieres juntarte con nosotras? — reconoció la letra de su castaña amiga.
— Te juramos que ellos no estarán, porfavor Mar. — pidió la pelirroja.
¿Esta era otra señal de Merlín, diciéndole que estaba haciendo lo correcto?
— Está bien, confío en ustedes chicas, siempre lo haré — respondió.
— Y nosotras en tí, Mar — leyó, causando que una sonrisa pintara su cara.
Tenía a unas grandes amigas.
°•°(...)°•°
— No puedo creer que sigas con esta tontería, Marlene — la decepción que sentía la pelirroja era demasiado notoria.
— Lily, debes creerme — pidió ella — Todo lo que les he dicho está aquí — toma el libro que tiene en manos.
— ¿Y quieres que creamos que en serio lo sacaste de donde Dhara oculta sus libros? — cuestionó escéptico el pequeño — ¿Aún a sabiendas que ni nosotros podemos encontrarlo y eso que sabemos dónde está? — Marlene chasquea la lengua, Pettigrew era demasiado tonto.
— Marlene, todos leímos esa leyenda e hicimos el trabajo el año anterior — señaló Frank — Todos investigamos y llegamos a la conclusión que no era cierto, solo fue un cuento para asustar a los paradones — comentó harto de que la amiga de su pareja siguiera con tal tontería.
— Lo sé, pero eso fue porque no teníamos los datos necesarios — sigue hablando ella — Todo lo que les he dicho es cierto, están en estos libros si quieren revisarlo.
— ¿Y porqué te escudas en estos libros? ¿Qué tienen de relevantes? — la rudeza de James era notoria — McKinnon, hemos soportado todas tus actitudes que has tenido en contra de la Sabelotodo por que nos conocemos desde primer grado, pero lo que... — no pudo continuar al ser interrumpido, rodó los ojos ante eso.
La rubia leona estaba acabando con la paciencia de los merodeadores presentes.
— ¿Recuerdan los nombres que Adhara mencionó para respaldarse? ¿Las que el Profesor Gallagher negó porque eran mujeres? — ellos asintieron, no les quedaba de otra hasta que la rubia dejara de hablar — Estos libros son de esas autoras. El año anterior no encontré mucha información de ellas porque los libros parecían haber desaparecido, Alice lo sabe — todos miraron a la castaña quien asintió.
— Pero eso no demuestra nada, puede ser coincidencias — señala la observada — Recuerda que estas son las autoras favoritas de Adha, lo más probable es que los tenga para leerlas cada vez que pueda — defiende ella, recordando lo que una vez la gemela de la pelinegra le comentó.
— Puede ser cierto — admitió ella — Pero, coincidencias no es el que tengan una misma marca — la confusión se hace presentes en sus miradas — Bueno, no una igual completamente, pero sí con las mismas características — dice mientras que de una carpeta saca ciertas imágenes y las pone en el suelo.
Los leones, pudieron observar que las fotos mostradas por la rubia estaban algo maltratadas y la gran mayoría de ellas eran borrosas. No obstante, si pudieron notar lo que Marlene indicaba. Todas ellas parecían tener una especie de planta en la parte posterior de su hombro derecho, no obstante, los pétalos variaban de cantidad y orden. Lo único en que coincidían todas, era en una especie de cola que unía todos los pétalos, y al final de este, un corazón.
— ¿Y qué demuestra esto? ¿Qué todas ellas tienen el mismo tatuaje? — siguió con su postura reacia el miope.
— Sí, y que Adhara también lo tiene — aclaró, las quejas de los merodeadores no se hicieron esperar.
— McKinnon, esta vez te estás excediendo — bufó Peter.
— Adhara no tiene esa marca — Remus habló.
— ¿Están completamente seguros? — cuestiona sin dejarse intimidar — ¿La han visto alguna vez con un polo sin mangas? ¿Han visto la parte posterior de su hombro derecho? — James estuvo a punto de hablar, pero cerró su boca — Eso creí — sonrió satisfecha.
— Lo que quieres decir, es que Adhara tiene una extraña relación con la leyenda porque supuestamente comparte el mismo tatuaje que estas mujeres ¿No es así? — Frank concluye.
— Esto es ridículo, completamente ridículo — Peter exclama, los merodeadores presentes asienten concordando con él.
— Sí, pero no es solo eso — Marlene ignora el comentario del rubio y de su mochila saca periódicos — Todas y cada una de estas autoras, desaparecieron o tuvieron algún accidente que finalizó con su vida — posicionó cada uno de los periódicos sobre la foto que correspondía con la autora.
Todos analizaron los periódicos, dándose cuenta que estaban subrayados y tenían anotaciones que suponían eran de la rubia. Pero no encontraron nada que los uniera, por lo que esperaron que ella hablara.
— No tienen relación al principio, pero, si lees las fechas en las que desaparecieron o murieron y las comparas con la fecha de nacimiento de la siguiente — agarró los libros que tenía, relacionándolo con su respectiva autora en el suelo, abriendo en la parte de su biografía — Se darán cuenta de que...
— Las fechas son casi las mismas — murmuró Alice, viendo que las diferencias eran solo por días.
— Así es — sonríe ella, notando como de a poco una iba comprendiendo — ¿Dirán que sigue siendo una coincidencia? — cuestionó la rubia.
— Eso aún no la relaciona con Adha y, sobre todo, el porqué deberíamos de preocuparnos porque comparta alguna relación con la leyenda, cómo dices — rebatió James.
Marlene sonríe y saca esta vez otra foto, todos la analizan. Pueden ver en ella tres pétalos unidos por la misma cola con final de corazón, que se encuentra en el hombro derecho de una persona detrás de una camisa blanca. Todos miran a la rubia esperando algo más, algo que indicara que esa foto era del hombro de Adha, y ella se los dá. La misma foto pero esta vez en movimiento se muestra, en esta se vé claramente a la serpiente, que parece estar en duelo por los movimientos de su varita.
— Esto no tiene sentido... — murmuró Remus — ¿Por qué crees que todo esto está relacionado? Solo nos estás dando punto, tras punto pero ninguno se relaciona.
— Por que quiero prepararlos — responde ella — ¿Recuerdan mi teoría de la leyenda? — ellos asienten — Bien, entonces sabrán que había una extraña relación entre estas mujeres y podemos ahora comprobarlo con los tatuajes o marcas, como quieran llamarlo.
— ¿Qué tiene que ver con la leyenda? — cuestiona Peter.
— Una de ellas, tenía una gran capacidad para almacenar hechizos y también para crear más de estos — citó la leyenda, alzando con su varita las fotos de algunas autoras — Se refería a una de las magas más inteligentes de esa época y oh... ¡Sorpresa! Estas autoras también lo era.
Los presentes la examinan confundidos, la serpiente también era considerada como tal. Aún así, no terminan de comprender por qué lo señala, o eso pensaban, hasta que antes de que la rubia continuará con su explicación, la castaña tomara la palabra.
— Otra, podía cambiar de manera inesperada — siguió Alice la leyenda, captando lo que su amiga quería hacer.
— Una metamorfomaga — indicó Marlene, alzando a otras autoras.
— La siguiente descubría cualquier secreto que escondieran con solo pensar — Frank citó.
— Una legerement — Marlene imitó su accionar.
— Existía una, que era tan buena que atraía a cualquiera; — continuó James.
— Una Veela.
— por último, una sentía cuando la muerte se acercaba y lo manifestaba con sus lamentos — concluyó Remus.
— Una Banshee — concluyó Marlene.
— Hay fotos que se repiten, es ilógico — señala Peter — ¿Cómo puedes saber que ellas eran eso? ¿Que eran Metamorfomagas? ¿Que eran Legerements?
— Porque están en sus autobiografías y... — alzó las fotos con las marcas — Porque lo indican sus marcas.
Los leones observaron, dándose cuenta que para cada categoría había un pétalo que se repetía, señalado por la rubia. Se trataba de un pétalo que lo representaba.
— Eso quiere decir que Adha... — unió puntos Lily, Marlene asintió alzando la foto de la pelinegra y posicionando donde su marca indicaba.
— Metamorfomaga — recordaron las múltiples veces que vieron a Adha cambiar de apariencia para hacerlos reír — Una maga inteligente — no dudaban de eso, tenía uno de los más altos promedios de su curso — Y una Banshee — concluye Marlene — ¿Siguen creyendo que es una coincidencia?
Ninguno de los presentes dice nada y ella sonríe satisfecha de haber podido explicar su investigación sin ningún contratiempo. Miró por sobre su hombro el periódico que tenía escondido, pensando si era necesario o no sacarlo. Negó, por más que esa pelinegra no le caía bien, no sería capaz de revelar uno de los secretos más dolorosos que había encontrado según su propia perspectiva. Si lo hacía, quedaría como una completa entrometida, ese descubrimiento ya no tenía que ver con la leyenda, tenía que ver con la vida personal de Jone.
— ¿Y por qué deberíamos de alejarnos? — cuestionó Peter — Puede que tenga este supuesto don, puede que la leyenda sea cierta y que ella sea una de las "descendientes" ¿Pero por qué es peligrosa?
— Porque de todas las autoras, muy pocas se escapan de haber perdido a seres queridos de manera sospechosa — dice ella, sacando más papeles — ¿Ahora lo notan?
— McKinnon, todo lo que dices son estupideces — Peter suelta.
— Colagusano, es suficiente... — quiso pararlo el miope.
— ¡Yo decido cuándo es suficiente, James! — rechazó la intención del aludido.
— ¡Peter! — regañó esta vez Lily, totalmente sorprendida de la acción de quien consideraba el más tranquilo.
— ¡Peter nada! Escúchame bien McKinnon, las estupideces que salen de tu boca me llegan a la misma mandrágora. ¿En serio crees que vamos a alejarnos porque todas estas personas perdieron a un ser querido? ¡No necesariamente debe de estar relacionado con la leyenda! ¡O con lo que sea que signifique esa marca!
— ¡No seas un necio y date cuenta, Pettigrew! ¡Esa serpiente es un peligro! ¡Tiene la marca! ¡Tiene los dones que esta misma señala! ¡Y es una maldita Banshee! Es cercana a la muerte, sabe cuando puede suceder.
— ¡No lo sabes! Todo esto pueden ser coincidencias. ¿Recuerdas por qué ella deja esos libros en esa sección de la biblioteca? ¡Porque son sus autoras favoritas! ¿Y si la marca no tiene nada que ver con eso? ¿Y si solo es una especie de tatuaje con significado distinto? — la rubia queda callada, no había pensado en eso — Por una vez McKinnon, por una vez deja de comportarte como una idiota necesi...
— ¡Basta! — lo cortó James, sabiendo que el rubio podría arrepentirse de lo que diría después — Ustedes dos paren — le dió una significativa mirada a su amigo, quien bufó y se cruzó de brazos para sentarse en el suelo — Y Marlene, guarda todo lo que has sacado — le ordenó.
No quería saber nada de lo que había dicho que rubia, no cuando sabía que podría tener relación con lo que había escuchado hace algunos momentos.
— Pero... — la rubia leona quiso negarse, pero una mirada del miope fue suficiente para que guardara todo lo que había sacado en su mochila.
— Marlene, no puedo negar que lo que has investigado puede tener relación — exclama Alice cuando su amiga termino de guardar — Pero simplemente no puedo creer que sea razón suficiente para que nos alejemos de Adha.
— Hemos sido sus amigos por cinco años ¿Ves que algo nos ha sucedido? — toma la palabra James.
En el momento en que la rubia estuvo a punto de decir que recordaran lo sucedido con su difunta amiga, unos pasos provenientes de las afueras de la habitación sonaron. La puerta se abrió, y dos personas la atravesaron, entre algunas risas. Quien había ingresado con un cabello pelirrojo cambió de manera rápida a su natural color. Marlene los miró serios para luego observar a sus amigas, recordando la que ahora, sabía que era una mentira, que le habían dicho días atrás.
— ¿No que no se reunían con ustedes? — cuestionó dolida, la castaña y pelirroja compartieron miradas preocupadas.
— Mar... — la pelirroja la quiso retener, pero esta negó y se dirigió hacia la puerta pasando por medio de la pareja de pelinegros, ignorando completamente los quejidos de sorpresa por haberlos separado de manera brusca.
— ¿Qué le sucedió? — pregunta Sirius, viendo de reojo a su pareja y acercándose a ella para que dejara de seguir con su mirada a la rubia que sabía que la sacaba de quicio.
— Solo tuvimos un desacuerdo — respondió Remus, improvisando completamente. No sabría como reaccionaria la pelinegra si se enterara de su relación con la leyenda que Marlene había inventado.
— ¿De qué hablaron? — preguntó Adha, Remus cerró sus ojos maldiciendo por dentro lo suspicaz que era su amiga.
La serpiente se dió cuenta al instante cómo es que todos tensaron al instante, frunció su ceño al verlos de tal manera. ¿Habían hablado de ella? Se preguntaba, tenía que haberse visto involucrada en la conversación. Lo sabía porque es el único motivo por el cual la rubia discutía con sus dos amigas, además, de que ninguno de ellos parecía tener el ánimo de decir el tema de conversación.
— ¿De qué crees sabelotodo? — sonrió James., conteniendose de pasar su mano por su cabello — Parece que sigue demasiado loca por un chucho que conocemos — comentó burlesco.
— Si sigue así, creo que se lo terminaré prestando por un día — siguió la broma divertida — Así veremos si lo soporta junto con esas pulgas que tiene — ambos quisieron reír ante ello, pero se contuvieron a sabiendas que podían seguir con la broma.
— Estoy completamente seguro que te lo devolverá antes de que termine el día — le señaló, ella asintió concordando.
— Y tienes toda la razón — reconoció en voz alta, compartieron miradas y recién dejaron escapar las risas contenidas.
— ¡Cornamenta! ¡Star! — se quejó el pelinegro, en un intento de que pararan. Rodó los ojos al notar que no lo lograría y se acercó a ellos para tomarlos con sus brazos por los hombros.
El ambiente se aligeró considerablemente. Adhara y James habían confabulado nuevamente en contra del pelinegro. Y mientras James distraía a la pareja de lo sucedido para que lo olvidaran por completo, los otros leones no dejaban de pensar en lo sucedido. Podrían haber negado por completo las explicaciones e investigación de la rubia, no obstante, mientras más vueltas le daban de manera interna a sus argumentos, podían notar algo de verdad en ellos. Agradecian, entonces, el rápido accionar del miope, porque así podrían perderse en sus pensamientos sin disimulo porque la pareja estaba demasiado centrada en seguir las bromas del miope.
Aún así, una duda les quedaba pendiente.
¿Por qué James había mentido?
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7 587 palabras.
¿Encontraron todas las relaciones entre los dos capítulos?
¡Espero y les haya gustado! Me tomó tiempo pero lo logré xD
¿Qué me dicen de la investigación de Marlene?
¿Creen que es real lo que dice?
¿O no?
Los capítulos que se vienen... ya he dejado claro que me gusta el bardo ¿Cierto?
En fin.
Espero que todos les este yendo bien. Recuerden tomar las medidas necesarias para el covid y no olviden que son unas personas increíblemente maravillosas. Todo el exito y suerte del mundo, verán que les ira super bien en sus trabajos. Tomen awita y cuídense porfa.
Los quiere y ama,
Una Slytherin,
no tan Slytherin.
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