›«Clases y más clases»‹
Adhara Jones
Junto con Sev, llegamos a la sala común, a la par, que discutíamos sobre la nueva edición del libro de pociones que habían sacado. No cabía duda de que en este habían cometido varios errores en la preparación de las pociones. No sabíamos a ciencia completa si es que era para evitar que cualquiera en el mundo mágico pudiera hacer una excelente poción, esto como forma de prevención debido a los tiempos en los que estábamos, o porque el nuevo editor era un completo inepto de la materia y a la justas le salían unas pociones que cumplían su función.
Yo me iba más por la última opción mientras que Sev por la primera, al igual que siempre, nos encantaba el tener ideas diferentes para poder crear minis debates y buscar argumentos que contradigan la del otro. Aún así, ambos llegábamos a la misma conclusión de que no seguiríamos todas las indicaciones de esta edición. Y a pesar de mis quejas y reclamos, Severus está más que seguro que corregiría y tacharía varias cosas de ese libro con su plumas.
Odiaba con mi alma cuando hacía eso, en la gran mayoría de sus libros tachaba y apuntaba otras cosas por más que le dijera que podría escribirlo en algún pergamino y dejarlo dentro del libro.
- Y por estas escaleras podrán encontrar sus habitaciones - escuché a lo lejos la voz de Regulus.
- Debemos de admitir, que lo está haciendo bien - le comenté a Severus mientras no apartaba mi vista del nuevo prefecto de Slytherin.
- ¿Pero? - cuestionó con una ceja alzada.
- No es tan bueno como nosotros - Sev soltó una pequeña risa mientras que asentía.
- No te lo negaré - esta vez levanté yo mi ceja.
- ¿Sin embargo? - pregunté al haber notado la insinuación de seguir comentando algo más.
- Eso suena demasiado egocéntrico, hasta para tí - solté una exclamación sintiéndome ofendida.
- ¡Severus Snape! Y pensaba que eras mi amigo - dramatice.
- Y lo soy Dhara - negué en un intento de permanecer en mi escena, pero una risa que escapó de mi boca fue quien acabó con ella.
- Tienes suerte de que te tengo aprecio.
- Como tu digas Adha, como tu digas.
Estuve a punto de refutar para seguir con nuestra pequeña discusión, más una silueta que se acercaba a nosotros fue el motivo por el que dejamos esta de lado. Sonreí al notar lo nervioso que se encontraba.
- Entonces, ¿Qué tal lo hice? - la manera en como lo preguntó, tal cual como si fuera un niño que buscaba la aprobación de sus padres me hizo soltar una pequeña exclamación de ternura.
- ¡De maravilla, Reg! - le comenté mientras que le jalaba las mejillas tal cual un niño - Aunque creo que escuché a algunos niños decir que extrañaban a los prefectos anteriores - le comenté después.
- ¿En serio? Yo escuché que estaban aliviados de tener una prefecta no tan intensa como la anterior - respondió él, me cubrí la boca de la sorpresa que me había tomado aquel comentario.
- Tu... - murmuré sin creerlo, su cara de diversión cambió a una de preocupación al ver que no reaccionaba como siempre.
- Yo.. ¿Adha? ¿Estás bien? ¿Dije algo ma...? - lo abracé de inmediato sin esperar que dijera más - Severus ¿Ayuda? - lo escuché murmurar confundido, me separé de él y me sequé una lágrima imaginaria.
- Estoy tan orgullosa que hayas aprendido de la mejor - comenté aun teniendo una mano en su hombro.
- ¡Adhara Casiopea Mía Jone Smith! ¡Creí que había dicho algo malo! - gruñó y no pude evitar soltar una carcajada.
- Es que, has progresado demasiado Renacuajo, me siento orgullosa de vos - el mencionado solo siguió negando con su cabeza mientras que soltaba bajos murmullos de vez en cuando.
Reí sin contenerme. El estar con mis dos chicos serpientes me hacía más que bien en estos momentos. No negaba que cierta parte de mí ansiaba que fuera ya de madrugada para escaparme de la sala y poder ir a buscar esa tranquilidad que me daba el estar en la torre de astronomía, sin embargo, el tener a Sev y Reg de mi lado también me brindaba esa calma y paz que necesitaba después de lo sucedido con el estúpido licántropo que mi gemela tiene... que tenía...
Suspiré por un momento al recordarla e ignoré por completo las miradas intensas que ambos pelinegros me brindaban.
Quisiera poder decir que estaba más que furiosa con Remus, pero no podría. De cierta forma, comprendía que el tener la luna llena a tan solo dos días era suficiente motivo para que se dejara llevar por aquel mal humor que le invadía por su licantropía, no obstante, no evitaba que todo lo que dijo no doliera.
- ¿Adha? - solté un bajo murmullo para que supiera que lo escuchaba - Sabes que puedo ir y hacerle frente a mi hermano si te hizo algo, ¿No?
- O que ambos podríamos ir a dejar colgados en un árbol a esos estúpidos leones si son los causantes de que estés así ¿No?
- No, Reg, tú eres prefecto, además no es... - quise restarle importancia, pero parece que hice una mala elección de palabras.
- Una tonta insignia no va a impedir que vaya a defenderte ¿Lo sabes?
- Te seguimos en la broma hacia aquel tonto Ravenclaw porque simplemente no soportabamos que fuera el causante que tu tranquilidad desapareciera.
- Si fuimos capaces de eso, somos capaces de más ahora que te notamos decaída.
- Eres más que una amiga Adha, eres alguien importante para nosotros.
- Nos has protegido y defendido mucha veces, no nos costaría nada devolver el favor.
Admiré con detalle la determinación y convicción con la que hablaban. No dudaba de ellos, sería una tonta si lo hiciera, sabía más que bien que ellos no eran de palabras huecas, si ellos decían algo era porque de verdad lo harían.
No pude evitar pensar en lo afortunada que era al poder tener a estos dos chicos como mis amigos, y más que eso, como partes de gran importancia en mi vida.
Asegurándome que nadie estuviera cerca, Regulus fue el que dejó que me escondiera en sus brazos y de esta forma dejara escapar algunas lagrimas. Un familiar aroma me inundó y no fui capaz de abstenerme a comparar aquel aroma con el de mi pelinegro, no había ningún rastro de dudas que esos dos eran hermanos.
- ¿Nos quieres decir que sucedió? - negué una vez me separé de Reg.
- Solo una tonta discusión con Remus - expliqué.
- Adha, sé que Lupin puede ser el más afectado pero no le da razón para lo que sea que te haya dicho.
- Lo sé, sé que no tiene razón, pero ¿Sabes? No es del todo su culpa, la discusión no la inició él.
- Por más que otra persona haya iniciado o sacado cualquier tema, Lupin no tiene derecho de decir lo que te haya dicho como para tenerte de esta forma.
Asentí sin intención de contradecir a Regulus. Ellos parecieron notar que no tenía ganas de querer hablar sobre el tema, por lo que solo me indicaron que fuera a descansar para que dejara de pensar tanto. Acate su indicación sin discusión alguna, al fin y al cabo, también coincidía en que necesitaba relajarme y vaciar mi mente sobre todo lo ocurrido.
Este primer día había sido de un total asco y no tenía los ánimos suficientes como para poder siquiera leer. Solo deseaba que llegara la hora indicada como para poder salir a escondidas de mi sala común y rezar que Sirius se encontrara en el lugar de siempre, quería ir con él y descansar en sus brazos, olvidarme de cualquier otro tema y solo concentrarme en él.
Solo esperaba que no fuera tan iluso como para caer en las bobas y ridículas opiniones que McKinnon soltaba, aquella rubia si que me tenía un resentimiento profundo por más que no le haya hecho nada con intención de molestarla. Sabía que parte de esos sentimientos era por su atracción a mí chico, no tenía problema con ello, tenía a varias chicas detrás mío odiandome por ser pareja de Sirius, sin embargo, pensaba que esos celos y resentimientos ya los había superado.
Puede verse que no era perfecta y tal parece que me había equivocado en esa suposición.
Llegué a mi habitación y me cambié por algo más cómodo que el uniforme, me acerqué a la ventana de mi habitación en un intento de dejar descansar a mí mente al solo quedarme observando las estrellas. No obstante, no hubo momento en el que no pude dejar de pensar en los comentarios de Remus hasta que pude estar entre los brazos de quién era mí mayor debilidad.
Si tan solo ellos de verdad confiaran en mí y no sé dejaran llevar por suposiciones, dejaría que supieran todo. Pero no estaban preparados, y por más que quisiera, no lo estarían a tiempo.
°•°(...)°•°
Omnisciente
El primer día de estudios en Hogwarts había comenzado, el gran comedor estaba repleto de estudiantes tomando desayuno y revisaban los nuevos horarios que se les habían sido otorgados. Algunos estaban más que emocionados por poder compartir clases con sus amigos de otras casas, mientras que otros estaban fastidiados y temerosos por compartir con una casa en específico.
Al fin y al cabo, Marlene McKinnon no estaba del todo equivocada, como había mencionado, todos tenían conocimiento de los rumores y prejuicios sobre que los seleccionados a Slytherin eran parte de los seguidores del causante de los atentados que han estado sucediendo. La gran mayoría de estudiantes estaban seguros de que los rumores eran ciertos y en sus pensamientos estaba presente que no tendrían piedad con ninguno de los ya mencionados si es que los veían actuar de manera sospechosa.
- Nuevo año, nuevo horario y parecen no comprender que Gryffindor y Slytherin no son una buena combinación - el único hijo de los Potter habló.
- Todos los años te quejas de lo mismo, Bambi - rodó los ojos el primogénito de los Black.
- Y estoy aliviado de que la tradición no se haya perdido, en especial en nuestro último año - comentó para luego llevarse a la boca un pedazo del pie de calabaza.
Sirius negó divertido para luego copiar la acción de su amigo y comer algo del emparedado que se había preparado para el desayuno. Siguieron conversando luego de ello, buscando cupos libres en los horarios y fijándose en qué clases podrían saltarse o dormir sin preocupación alguna.
- Buenos días - saludó la pelirroja.
- Lily Flor, buenos días - devolvió el saludo James, sin dejar de sonreír al observar como la recién llegada se sentaba a su lado.
- Pelirroja - saludó sin dejar de observar a la curiosa pareja frente suyo.
- ¿Como van los horarios? - pregunta ella mientras comenzaba a servirse su desayuno.
- Nada mal, a primera hora tenemos Transformaciones con Minnie - menciona el Potter pasándole el horario que tenía en manos y pudiera revisarlo.
Sirius tan solo miraba curioso la interacción de ambos chicos, llegado el momento se habían acercado de tal forma que ambos pudieran leer el horario al mismo tiempo. La sorpresa al verlos tan cómodos al estar de esta forma le hizo sospechar que su amigo había omitido varias cosas, porque era casi un milagro que la pelirroja no se haya negado a tal interacción.
- Y por último pociones antes del almuerzo el viernes - señaló James - No es tan malo, tenemos libres entre clases, lo que facilitará que puedas practicar antes de cada una - mencionó como si no fuera el caso.
¿Un James Potter preocupado por practicar las clases? Aquello era una novedad que ninguno de los acompañantes del Miope pasó por alto. Por un lado Lily se mostraba contenta con que sus juntadas con él después de lo ocurrido en Hogsmeade para hacer repasos en la biblioteca habían dado efecto. Mientras que por parte de Sirius, se mostraba no impactado, pero si sorprendido por el cambio que su amigo había dado en lo referente a los estudios.
Asumió con una sonrisa divertida, que ya debía de dar por perdido a ambos. Las miradas que en ese momento compartían, el ignorarlo por concentrarse en su propia plática y el que sus sonrisas no hayan desaparecido, le confirmaba que su hermano del alma estaba haciendo lo mismo que, en su momento, hizo con Adha.
- ¿Y Remus? - preguntó la pelirroja, arrepintiéndose al instante al notar como ambos amigos se tensaban.
Había tenido la duda presente desde que salió de su habitación y estuvo en su sala común. Los rumores de que en la habitación de los merodeadores se habían escuchado gritos y también sonidos de golpes hizo que una preocupación creciera en ella. Quiso por ello confirmar si los rumores eran ciertos, por lo que para evitar dejarse llevar por las habladurías, decidió llegar más temprano de lo normal al gran comedor, ignorando que tenía que esperar a Alice.
- Sigue durmiendo - contestó James después de un rato.
- ¿Siendo el primer día de clases? - cuestionó confundida - Es extraño, incluso para él.
- No lo está llevando bien, Pelirroja - el pelinegro tomó palabra en la conversación - Puede ser que hubiese mejorado algo después de que Adha llegará, pero con esto... - suspiró sin saber que más decir.
James y Sirius compartieron miradas, querían hablar y decir más sobre el asunto de Remus, pero eso incluiría que se contara sobre su pequeño problema peludo, tema del cual la única fémina presente no estaba enterada.
- Sé que sonará absurdo, pero creo que es necesario esto - declaró ella.
- ¿Por qué lo dices? - cuestionó confundido James.
- Remus dentro de poco se arrepentirá y aprenderá a no llevarse por los rumores - comentó, Sirius negó al instante.
- Remus ni siquiera debería de prestarle atención a ello, después de varios años en Hogwarts ya debería de haber aprendido - soltó enojado.
La pelirroja supo entonces que toco una fibra delicada en el pelinegro. Era más que obvio que esté se encontrará furioso, en realidad, en parte ella también lo estaba. Todo el grupo de amigos había observado como la pelinegra había cuidado y ayudado a Remus a penas llegar a la casa de los Porters. Se había mantenido en esa habitación encerrada durante tres días, solo saliendo por comida y de vez en cuando algún descanso.
Y lo que a todos les molestaba, era que Remus haya olvidado todo ese esfuerzo por unos tontos rumores de una persona no tan cercana al grupo de los merodeadores y haberle gritado a quien había sido su ayuda.
Capaz lo hizo como método de descargar toda la ira que tenía sometida y que de alguna forma tendría que salir.
Pero... ¿Tenía que ser necesariamente de esa forma? ¿Lastimando a la pelinegra con sus palabras?
Si bien, Lily comprendía las acciones del castaño, que con esto no quiere decir que los aceptaba, a la vez, podía comprender la situación por la que Sirius pasaba. Ella más que nadie había sido testigo de las múltiples discusiones que el grupo de bromistas habían tenido con Adha por ser parte de Sltyherin, que si bien parecía que ya lo hubiesen superado, Marlene lo había traído de la tumba y ocasionando la discusión en la que el Merodeador y la pelinegra se encontraba.
Sirius estaba en su derecho de enojarse con Remus por cómo había tratado a su pareja, no lo negaba, pero a la vez, pensaba que por más enojo que tenga, comprendía las acciones de Remus. Era entonces en donde se preguntaba si sería más difícil para Remus obtener el perdón de Adhara o el de Sirius.
- Ambos tienen razón, Remus no tuvo que haber hecho caso a lo que dijo McKinnon, pero de alguna forma, con esto aprenderá de sus errores.
- Lo que digas Bambi - acepto Sirius sin intención de discutir sobre el tema.
- Perdonalo, está demasiado frustrado al no tener a la sabelotodo rondando cerca - le murmuró él miope a Lily.
- ¿En serio jugaras esa carta? - preguntó divertido Sirius - Porque te advierto, que el que puede salir perdedor son ustedes dos - los señaló.
- Pruebame - Lily río al notar como ese par de amigos se enfrascaban en su propia conversación.
Fue testigo de los múltiples comentarios de doble sentido que compartieron. Además de escuchar claramente cómo es que su nombre era mencionado por Sirius varias veces con la intención de derrotar a James. Sus sonrojos ante tales comentarios no los pudo ocultar, ocasionando así, que los comentarios del pelinegro sobre una posible relación entre ellos se avivaran.
Lo disfruto, después de la tensión y preocupación que había estado viviendo desde el día anterior, le alegraba que el ánimo y personalidad bromista del par de amigos no se desvaneciera. Estaba más que contenta con el hecho de que entre ellos siempre buscaran la manera de alegrarse y fastidiarse con tal de olvidar algún tema en concreto.
Supo entonces que estaba rodeada de unas personas magníficas y no pudo evitar sentirse arrepentida por haber desperdiciado tanto tiempo en el que pudo formar parte del grupo si es que hubiese dejado de lado las referencias que tenía de ese grupo.
•°•(...)•°•
- Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas - cada palabra mencionada iba apareciendo en el pizarrón - Los Extasis son los últimos y los más importantes exámenes que tendrán en su estadía en Hogwarts.
Los estudiantes se encontraban en completo silencio escuchando con atención las palabras que su profesora de Transformaciones decía. El tema que estaba tocando no más empezar la primera clase era de gran relevancia ya que dependiendo de la nota que sacarán en estos exámenes, serían capaces de escoger la carrera que ejercerian en un futuro.
- Estos son evaluados por el tribunal de exámenes mágicos del ministerio, quienes como cada año, llegarán en la primera semana de Junio para poder ir evaluando el desempeño de cada estudiante en todas las clases hasta llegado el momento de la evaluación - siguió explicando - Es por esto mismo que en estas primeras semanas empezaremos practicando todos los hechizos que ya han visto a lo largo de los años y luego comenzaremos con la práctica de aquellos que aún no han logrado ejercer. ¿Alguna duda sobre lo explicado? - cuestionó.
Tanto los Gryffindors como los Hufflepuff compartieron miradas, buscando entre todos si es que algún alumno preguntaría algo. Minerva al notar que nadie levantaba la mano, decidió por proseguir con su clase.
- Si es así bien. Les estaré haciendo entrega de algunos libros de Transformaciones de años anteriores - con un movimiento de varita los libros fueron hacia los pupitres de los alumnos - Los materiales que necesitan están en las repisas, juntense en parejas y pongan en práctica los hechizos. En cuanto terminen con un libro, intercambien con otro compañero. Cualquier consulta que tengas díganme para ayudarles, de igual forma iré rondando por sus asientos con la intención de asegurarme que estén haciendo ejerciendo correctamente los hechizos.
Los merodeadores se vieron entre ellos, normalmente en clase de Minnie ignoraban la regla de trabajo en parejas y practicaban entre los cuatro, en un intento de acabar más rápido y de poder ayudar a Peter. Sin embargo, la situación en la que se encontraban los hacía dudar si es que esta vez seguirian con ese estilo de trabajo o se dividirán y por primera vez, acatarian la regla de su profesora.
Por otro lado, lo mismo ocurría con el grupo de nuestras queridas leonas y Marlene. Estás a diferencia de los merodeadores, se veían entre ellas con una mueca. Su grupo de cuatro se había reducido a uno de tres, el dolor que les invadió al recordar que se turnaban en las clases para hacer parejas entre todas les invadió al reconocer que nunca más podrían hacer eso. Lily y Alice compartieron miradas ignorando por un momento a la rubia, ambas se encontraban fastidiada con esta última por los últimos acontecimientos, sin embargo, por más que quisieran seguía siendo su amiga, tal vez no era la misma rubia que en el primer año hablo con todas y que las presento entre sí. Pero seguía siendo su rubia, la persona que había hecho capaz que ese grupo de amigas se conocieran y se crearán.
Por lo que, con un gesto afirmativo de Lily, Alice llamó a Marlene para decirle que, al ver qué la cantidad de estudiantes era impar, podrían trabajar las tres juntas en estás clases. Marlene acepto sin pensarlo, feliz de que lo sucedido con esa serpiente no haya afectado su relación con sus amigas, por más que Lily se viera cortante, sabía que en el fondo no podrían dejarla.
Si bien Adhara era importante en el grupo de amigos, Marlene también lo era. La rubia había formado parte del grupo desde primero, mientras que la serpiente desde tercero, y eso, que podíamos incluirla recién en cuarto o mediados de quinto, cuando su rivalidad con los leones había acabado.
Marlene llevaba más tiempo y por ello sentía que era de igual importancia o mayor que la pelinegra en el grupo, aunque en el fondo, sabía que Adhara había creado una rápida y fuerte conexión con todos y era parte esencial en la vida de cada uno de ellos. Rodó los ojos frustrada al saber que no habría forma de evitar que sus amigos sufrieran, de alguna forma u otra verían la verdad sobre la pelinegra, y eso afectaría a todos.
Marlene estaba segura que ocultaba algo, no sabía si era algo bueno o malo, aunque se iba más por lo último, estaba confiada en qué era correcto el querer encontrar la razón de tal perfección y cuál era su verdadero motivo en esta vida.
La rubia quería descubrirlo, ansiaba hacerlo, de esta forma, demostraría que siempre tuvo la razón al desconfiar y tratar de esa forma a la pelinegra. Y sabía que lo lograría, confiaba en ello.
Ante el término de la clase, la Jefa de la casa de Gryffindor les ordenó a estos mismos que se quedarán un rato, contándoles a los Hufflepuff que su Jefa de casa después iba a tener una conversación con ellos.
- Sé que lo siguiente no será de su total agrado, pero antes de quejas quiero que escuchen todo antes de interrumpir - los alumnos asintieron - Para no interferir en sus estudios de éxtasis, tendrán una clase los sábados sobre...
- ¿Los sábados? - cuestionó sorprendido uno de los Leones.
- ¡Es nuestro fin de semana! - se quejó en murmullos otro.
- ¿Otra clase más? - pregunto curioso uno.
Los murmullos iban aumentando, las exclamaciones y quejas a su par iban siendo mayores. Los alumnos presentes se encontraban fastidiada e indignados al ver qué iban a perder uno de sus días de tranquilidad.
- ¡Silencio! - ordenó la mayor - Todos aquí son lo suficientemente mayores como para tener conocimiento de a qué tiempos estamos enfrentándonos. Es por ello que el Director Dumbledore nos propuso que comencemos unas clases obligatorias de duelo y defensa. Unos ex-alumnos aurores vendrán a impartir estas clases y espero que se comporten como los estudiantes de séptimo año que son y dejen en alto el nombre de la casa de Godric Gryffindor.
Los alumnos presentes solo asintieron, sentían temor de poder decir algo que pudiera molestar a su Profesora. Así que callaron y siguieron escuchando las indicaciones que Minerva McGonagall les decía. Al finalizar, teniendo una última advertencia sobre que pasaría si se comportaban mal, los leones abandonaron la sala de Transformaciones para dirigirse a su siguiente clase.
•°•(...)•°•
Las clases habían culminado y todos los alumnos de séptimo año estaban estresados y cansado de los múltiples recordatorios de los éxtasis y, sumándole, sus charlas con sus jefes de casa sobre las clases obligatorias que ahora tendrían los sábados, los hacían sentirse agobiados.
Por lo que, prácticamente, el único día de descanso que tendrían sería el Domingo. El cual se oía tan lejano en estos momentos, que ningún estudiante de séptimo se sentía con las suficientes ganas de seguir con la primera semana.
Las clases habían tenido las mismas rutinas de siempre. O eso podrían contar todas las casas, a excepción de Slytherin. Las serpientes habían tenido sí, sus clases normales, sin embargo, parecía que todas las demás casas habían confabulado para hacerlos sentir observados y analizados.
Ningun solo Sltyherin se pudo salvar del sentimiento de ser vigilados, sentían que a cada paso que daba tenían más de cinco pares de ojos sobre ellos. En las clases era peor, no podían pararse de su asiento para ir por algún ingrediente o implemento sin que algún otro mago de casa distinta a la de ellos tuviera a la mano su varita.
Tal parece que un instinto de paranoia y de heroísmo habían aparecido en todos los estudiantes, quienes confiaban en que ellos mismos serían capaces de encontrar a los futuros seguidores de aquel hombre.
Pero estaban más que equivocados si pensaban que solo existían seguidores de Slytherin, tal vez si dejaran el orgullo de lado, podrían ser lo suficiente listos y capaces de notar entre su misma casa, a personas que cumplían con todas las características que buscaban en los de Slytherin.
- Juro que al próximo que vea con intención de atacar a uno de los de primer año, se llevará más que un simple paseo por la enfermería - la pelinegra gruñó después de haberse asegurado que el grupo de niños se encontraran bien.
- Ten cuidado con que alguno de esos tontos te escuchen decir eso y te acorralen - Severus mencionó.
- Que lo intenten - soltó para sentarse de golpe en la mesa de su casa - Así de una vez les enseño el verdadero motivo por el cual deben de tener cuidado.
- Adha, estás dándole lo que quieres si te enojas de esa forma.
- Pues me vale, son unos idiotas al querer dárselas de héroes y amenazar a niños de once años. Once años, Severus - remarcó.
- Lo mejor que podemos hacer es mencionarles los nombres a Slughorn.
- No tenemos los nombres, Sev. Y hay demasiados alumnos en Hogwarts como para poder encontrarlos.
- ¿Estás segura de ello? - Adhara lo miró con una ceja alzada para luego sonreír.
- ¿Qué tanto encontraste en su mente? - cuestionó divertida, le interesaba el rumbo que estaba tomando la conversación.
- Como dijiste, estúpidos con aires de héroes. Y sus nombres, claro.
- ¿Y de ahí te quejas que lea tu mente sin tu consentimiento?
- Son casos diferentes, lo tuyo es por aburrimiento.
- Y lo tuyo ¿Por justicia?
- Se podría decir.
Severus dió una pequeña sonrisa a su amiga, después de haber perdido su amistad con la pelirroja leona, el miedo de perder a Adhara era enorme, por lo que se alegraba al notar como, en vez de ir arruinando su amistad con ella, parecía que se iba reforzando.
- Cuidado con que mí hermano vea esas miraditas - Regulus se hizo presente mientras se sentaba al frente de ellos.
- Y de ahí dices que ya no te interesa Sirius - Adha mencionó divertida.
- ¿De qué hablaban? - cuestionó ignorando su comentario.
- Claro, huye del tema - Regulus rodó los ojos - Bueno, no creerás lo que hizo nuestro querido Severus.
- ¿Que hizo Adha ahora para que le salvarás el pellejo? - le preguntó al aludido.
- ¡Hey! ¡Deja de ignorarme renacuajo! - se quejó Adha.
- Lo típico - se encogió de hombros - Sabes que no la queremos en su actitud de justiciera.
- Mira quién habla de justicia - murmuró para sus adentros la pelinegra.
- Uhh ¿En qué pelea se metió ahora?
- Niños de primero y unos tontos de tercero.
- Adivino, ¿Mocomurcielago?
- No, recuerda, niños de once.
- Oh, claro. Los hizo levitar, caer y luego alguna de sus bromas antiguas para dejarlos en ridículo ¿No?
- Así es - asintió Severus con una pequeña sonrisa.
Le divertía el ver cómo Adha refunfuñaba al ser ignorada y no tomada en cuenta a la par que empezaba a comer de su tarta preferida.
- ¿Saben? No me simpatizan cuando hablan de mí sin incluirme en la conversación - murmuró fastidiada mientras que los señalaba con el tenedor que tenía un pedazo de la tarta que estaba comiendo.
- Baja ese tenedor Adha, lastimarás a alguien.
- ¡Es un tenedor Sev!
- Y tu eres capaz de transformar cualquier cosa en un arma.
- No es mí culpa que esa chica haya querido propasarse con el renacuajo ese día, se merecía que le diera con la cuchara, el pobre no estaba en sus cinco sentidos luego de haber tomado tanto en la celebración del compromiso de Cissy y Lucius.
- Lo que tú digas Adha, lo que tú digas.
Regulus río ante la interacción de esos dos, siendo seguido por la sonora carcajada de la pelinegra y por la pequeña sonrisa del pocionista.
A lo lejos, cierto león observaba la escena, más lo celos no estaban presentes en su sentir. Sirius estaba tranquilo al ver qué su chica estaba alegre, la tranquilidad que le brindaba el verla bien era algo inexplicable. Su preocupación de todas formas estaba presente, él la conocía bien y sabía que las palabras de Remus le habían dolido, por ello mismo se encontraba más tranquilo al verla feliz, poras que sea junto con esas dos fastidiosas serpientes.
Podía odiar a Quejicus y sentir algo de molestia con la actitud que su hermano poseía cuando los puristas de la sangre se encontraban con ellos, pero no ignoraba el hecho de que eran ellos los que alegraban a Adha cuando él no podía y que estaban con ella por más diferencias que tengan.
- La luna llena es mañana - James le comentó sacándole de sus pensamientos - Sé que estás enojado con Remus pero...
- Bambi, por más que esté enojado con Remus, nunca lo abandonaría en ese sentido - le cortó de inmediato.
- Eso ya lo sé chucho, lo decía por la sabelotodo - expresó James.
- Ella irá, no te preocupes por eso.
- ¿Como es que estás tan seguro de ello? No la culparía si no fuera en esta luna, lo comprendería totalmente - James expreso su opinión.
- James, conozco a Adha, ella irá - dió por finalizado el tema - Más bien, tenemos que buscar la manera de poder hacer que Remus tome la poción.
- No sería tan tonto como para no tomarla, él sabe que le ayuda a controlar mejor sus lunas, evita a que se lastime.
- Recuerda, las pociones se las regaló Adha ¿Crees que lo tomaría después de como la llamó y trató?
- No sabría decirte, depende de que tan tonto lo está dejando su pequeño problema peludo.
No tocaron más el tema después de ello, un mayor número de estudiantes empezaba a llegar al gran comedor para la cena y por más que ellos hablaran haciendo uso de códigos, no se arriesgaría a que algún estudiante los escuchara, armara conjeturas, y sea capaz de descubrirlos.
Para buena sorpresa de ambos, Peter y Remus se sentaron junto a ellos. Peter al lado de Sirius y Remus al lado de James, para evitar conflictos entre el castaño y el pelinegro. Peter fue el único que los saludo mientras que él Licántropo solo conecto miradas con ellos para luego desviar la suya y concentrarse en su cena.
Los líderes de los merodeadores agradecieron con una mirada a Peter, sabían más que bien que él era la única persona que había estado soportando el humor que causaba la licantropía en Remus y que era él quien convenció de que se sentará junto a ellos.
Iniciaron una nueva conversación, hablando está vez sobre las clases obligatorias que tendrían los sábados, quejándose al principio para luego preguntarse si está vez tanto los gemelos Prewett como Moody volverían a ser sus profesores o vendría alguien nuevo.
En toda la cena hablaron los tres, mientras que Remus se dedicaba a escuchar y a hacer algunas nuevas por las tontería que a veces sus amigos decían. En determinado momento Lily, Alice, Frank y Marlene se sentaron junto a ellos y se unieron a la conversación que tenían.
Decían que sería más divertido que el taller de duelo que habían tenido tiempos antes por el simple hecho de que estás clases serían obligatorias. Este hecho lo cambiaría todo, puesto que de esta forma habrían mayor cantidad de alumnado y más personas con las cuales poder comparar tus habilidades.
Y al poco tiempo de llegar a aquella conclusión, las bromas y comentarios sobre otros temas llegaron. Y al igual que la pelinegra de Slytherin, pudieron entre todos encontrar una tranquilidad momentánea y divertirse al igual que como antes lo hacían. Parecía que los problemas habían desaparecido, puesto que Remus por un momento volvió a ser casi el mismo de siempre y tuvo mayor participación en la plática. Sin embargo, después de ello volvió a su silencio.
Remus tenía temor de decir algo malo y volver a ser la razón por la que el extraño grupo del que formaba parte entraba en tensión. Sabía que se había equivocado en cierta parte al haberle gritado de esa forma a la serpiente, no obstante, la estúpida luna llena y su lobo interior no dejaban que pensara con claridad. El lobo que tenía dentro estaba más que enojado y temeroso de lo que le pasaría, no le había gustado para nada haber perdido a la única persona que lo ayudaba a mejorar su temperamento, extrañaba aquel dulce olor que su castaña desprendía y que le brindaba una calma absoluta.
En el fondo, el verdadero Remus sabía que se iba a arrepentir de todo lo que había dicho y hecho después de la luna llena, pero el Remus de ahora, solo quería echarle la. culpa a todos y gritarles el porqué no pudieron hacer algo más para ayudarla.
Solo esperaba y deseaba que pronto pudiera comprender la razón por la cuál se fue. Solo ansiaba tener una señal que le asegurará que no sentiría aquel vacío que sentían para siempre y que, llegado el momento, pudiera llegar a ser feliz de nuevo.
°•°(...)°•°
El día de luna llena había llegado, y como siempre, los merodeadores se habían levantado temprano. Entre los tres compartieron miradas, habían decidido que se aseguraría de que el licántropo haya tomado la poción que para su cumpleaños Adhara le regaló, tenían conocimiento que habían sido 12 pociones por lo que solo tendría que haber solo 5 pociones si es que sacaban cuentas desde marzo haya septiembre.
En un intento por hacer el menos ruido posible, se dividieron para buscar la caja de pociones entre las cosas de su amigo. Peter, al ser más cuidadoso, se encargaría del Baúl, por otra parte, James y Sirius se encargaría de rebuscar por debajo de la cama. Siendo el miope el encargado de revisar el lado izquierdo y el pelinegro el lado derecho.
No fue sorpresa para ninguno de los tres encontrarse con una organización impecable entre sus cosas, más bien agradecian por una vez en la vida que Remus fuera tan maniático del orden, ya que les hacía más fácil el poder rebuscar entre sus cosas sin hacer ningún ruido.
James y Sirius se alejaron de la cama de su amigo suspirando al no haber encontrado la caja de las pociones, entonces decidieron dar ánimos a Peter entre murmullos, con intención de brindarle buenas vibras y que pudiera encontrarlas.
Fue entonces ese el motivo por el cual Remus se removió y se levantó. En un intento de que no se diera cuenta de nada, James y Sirius empezaron a soltarse algún que otro golpe, el típico juego que hacían a veces. Sin embargo, Peter asustado de que lo descubrieran en infraganti, se convirtió en su forma animaga rápidamente y se fue rápidamente hacía la ducha que había en la habitación.
- Buenos días - murmuró mientras soltaba un gruñido.
- Oh, Remus, buenos días - James se hizo el sorprendido de verlo despierto y saludo.
- ¿Y Peter? - preguntó al no verlo.
- En la ducha - contestó Sirius mientras se encogía de hombros.
- Pero no se escucha ninguna... - el sonido del agua cayendo se escuchó - ducha. Retiro lo dicho.
Ellos así rieron sin más con una sonrisa burlona. Aunque por dentro seguían estando preocupados por si es que hubiese tomado o no la poción. En las últimas lunas llenas eso le había ayudado a calamar su humor el día de luna llena y a qué no fuera tan agresivo y arisco cuando se transformaba, a tal manera que las lunas que pasaron en la casa de los Porters, pudieron controlarlo en la habitación en la que estaba sin levantar sospecha alguna.
Sabían de parte de Adha que aquella poción aún no había sido revelada al mundo mágico por el hecho que no estaba del todo completa. Según lo que había dicho, su creador, que también era un Licántropo, lo había estado desarrollando desde hacía ya varios años, pero a escondidas. Era un reconocido pocionista que tenía temor a que alguien desvalidara su carrera y creaciones por el simple hecho de ser un Licántropo, por ello no lo compartía con otras personas para que le ayudarán, a excepción de Adhara, quien había sido su amiga cuando estaba en Durmstrang y había descubierto su pequeño problema y ayudado con ello.
Después de haberse alistado, los merodeadores se dirigieron juntos hacia el gran comedor, entre charlas y algún que otro chiste, parecía que de a poco volvían a ser los mismos de antes. Se sentaron en la mesa para desayunar y seguir con su interesante plática sobre que James ahora era capitán del equipo de Quidditch y que el tendría que encargarse ahora de la selección de los integrantes, por lo que ninguno le tenía tanta fe como para controlar a los estudiantes de su casa, hasta ellos mismos podían coincidir y decir que existían personas más egocéntricas que James y que esté tendría que enfrentarse y manejarlos, por lo que suponían que fracasaría.
Obviamente todo esto era por mera intención de fastidiarlo por un rato, si James pudo controlar a Sirius en sus épocas en las que aún era un idiota arrogante cuando Adhara no le hacia caso, entonces podría controlar y manejar a cualquier otro estudiante sin mucha complejidad, o al menos esto era lo que mencionaba Peter.
Las risas por aquella suposición no es necesario aclarar que fueron estruendosas, llamando la atención a más de un estudiante que se alegro al ver a los merodeadores con la misma chispa de antes.
Y como en el día anterior, la aparición de la pelirroja junto con su grupo de amigas no sé hizo esperar. Parecía ser que aquel último año por fin los profesores y estudiantes tendrían la oportunidad de tener sus días sin muchas distracciones o dramas como las que formaban aquellos dos grupos que a su parecer habían dejado las diferencias atrás.
Más para sorpresa de todos, una lechuza apareció en el gran comedor, dirigiéndose al grupo de leones que con tanto esmero hablamos, y dejó caer un paquete junto con una carta delante del Licántropo. Todos dirigieron su vista hacia la lechuza notando cómo está se iba por el mismo lugar donde había ingresa, ninguno de ellos pudo llegar a reconocerla, ya que parecía ser una de aquellas que Hogwarts prestaba.
Los comentarios acerca de lo que podría contener tanto la carta como el paquete no se hicieron esperar, comentando de que seguramente había cometido algo malo como para que algún profesor mandara alguna carta donde explicaría su castigo y el paquete algún implemento para que utilizará en su castigo.
Sin embargo, aquellas burlas se vieron interrumpidas cuando otra lechuza apareció u dejo una carta en medio de James y Lily. A comparación la otra lechuza, está se acercó a Albus, quien le dió un pequeño bocado de algún dulce, para luego retirarse. Al notar que tenía la atención del grupo de jóvenes, les guiño un ojo para luego seguir con su platica con el profesor Slughorn.
- Es para los dos - mencionó Lily al leer a quien iba dirigida la carta.
- ¿Qué es lo que habrán hecho en tan solo un día como para que el Director del colegio los llame? - cuestionó Frank divertido.
- O mejor dicho ¿Qué no habrán hecho? - siguió la broma Sirius.
Todos empezaron a reírse por los rojos que se encontraban los aludidos, quienes en un intento de ignorar las burlas se decidieron por abrir la carta y leerla.
Remus, aprovechando la distracción, se tomó el tiempo de abrir su carta y leerla. Estaba agradecido con que dejara de ser el centro de atención, si bien ya estaba volviendo a lo mismo de antes, el que todas las miradas cayeran a él le hacía recordar al día del entierro, donde aprendas entrar todos pusieron sus apesumbradis, apenas y comprensibles ojos sobre él. El que lo mirarán con pena tantas persona solo había hecho sentirse mal y el mismo sentimiento le invadía cuando más de tres personas le prestarán mayor atención de la normal.
Dio una leída rápida a la carta, sorprendiéndose al ver que el emisario era alguien de otro colegio y de otro país. Pero el contenido de la carta lo sorprendió aún más. Decidió entonces abrir el paquete encontrándose con lo que en la carta le indicaba. Un frasco que parecía como si fuera una de las botellas de jugo de calabaza se encontraban delante de él, con la diferencia que en su tapa parecía tener la forma de un lobo aullando. Sonrió al ver los pequeños detalles que tenían y, sintió por primera vez, que no era una rareza o fenómeno al tener la condición que poseía.
Supuso entonces, que algo tenía que ver la pelinegra con la que había discutido. Al fin y al cabo, las pociones que se le había sido otorgada habían desaparecido días antes de llegar a Hogwarts. Por ello le había escrito un día anterior a la señora Potter sobre si alguna caja se le había quedado en su habitación, pareciera ser que recibiría una negativa de su parte si sus suposiciones eran ciertas y Adhara tuviera que ver con el tema.
Por otro lado, Lily y James leían detalladamente lo que el Director de Hogwarts les había escrito, encontrándose con una citación para aquel día después de que sus clases hayan terminado. Compartieron miradas, la de Lily parecía preocupada mientras que la de James confundida. Si bien, podía ser simplemente para comentar sobre alguna broma que James pudo haber hecho, están seguro que hasta el momento no había ocasionando nada, a menos que alguien lo haya culpado por alguna travesura. Lo que le confundía era que llamara a su pelirroja.
Por otro lado Lily estaba preocupada, sentía que capaz la llamaba para conversar sobre alguna infracción pudo haber cometido en clases sin darse cuenta, aunque este no tenía sentido al recordar que también James estaba citado. Entonces la loca idea de que sus padres o Petunia pudieron haberse comunicado con el Profesor Dumbledore con la esperanza de que hablara con ella, le llegó. Lily no estaba preparada para algún regaño o conversatorio sobre los hechos que había cometido en el intento de proteger a su familia.
Los presentes a quienes no le llegaron ninguna carta sorpresa, al notar las miradas de ambos, hicieron lo que estaba en alcance para bromear y hacerlos olvidar por algún momento el tema y la preocupación se veía que sentían. No mencionaron nada de Remus, puesto que parecía feliz por la botella que se le había sido enviado y no quisieron acabar con aquella sincera sonrisa simplemente para hacerles burlas que capaz podrían no acabar bien.
Llegado el momento el grupo se paró junto para dirigirse al salón donde tendrían la primera clase del día, les tocaba con los Ravenclaws encantamientos, por lo que siguiendo lo indicado por el profesor la clase anterior, armaron grupos y comenzaron a practicar entre ellos. No es necesario, pero me parece bien el aclarar, que el grupo de leones no se separó en ningún momento. Entre clases y entre horas libres la pasaron juntos conviviendo y aprovechando las primeras semanas del colegio que parecían prometer no ser tan pesadas e intensas que las futuras.
Pareciera ser que todos los de séptimo año estaban agradecidos con que, el primer mes, fueran simples repasos y nada más que ello. Al menos, tendrían tiempo para acostumbrarse a la rutina escolar antes de comenzar con la preparación para los éxtasis de fin de año.
Este era el última año en el cual podrían crear recuerdos juntos y en Hogwarts, en donde estarían juntos por casi un año y en el que podrían verse todos los días a todas horas. Después de Hogwarts, tenían conocimientos de que ya no compartirian tanto tiempo juntos, seguirán viéndose, pero ya no tan seguido. Cada uno empezaría a formar su propia vida y eligirá un rumbo diferente en dirección a su felicidad, algunos seguirian con sus parejas actuales, algunos concerian a más personas, otros podrían casarse y tal vez otros solo enfocarse en su carrera.
Pero lo que todos sabían, era que no podrían desaprovechar aquellos momentos de diversión que tenían. Las desapariciones de magos y brujas estaban más presentes de los comunes, ya todos estaban inscritos al profeta para poder recibir de esta forma las últimas noticias y rezar porque ningún familiar o conocido se haya visto afectado.
Los tiempos empezaban a tornarse difíciles, pero mientras que se tuvieran el uno al otro, mientras que esa gran amistad que los unía perseverara, nada podría detenerlos.
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Que sepan que me tarde con el capítulo porque ando creando un pequeño detalle para la historia y por qué estoy escribiendo un súper especial de forma de agradecimiento por todo el apoyo que está teniendo este fic <3
Por ende, quisiera preguntarles ¿Cómo se imaginan a Adha? Tipo ¿Qué famosa le ven como para interpretarla?
Si les soy sincera, no encuentro a alguien en específico que cumpla con mis expectativas, pero me encantaría saber sus respuestas👀✨
Por otro lado, tengo una duda para las nuevas lectoras que han estado llegando y comentando:
¿James y Adhara? ¿What?
No digo que está mal, pero en lo personal siento que estos dos tienen una amistad fuerte. Y siendoles sincera, sentiría que fuera incesto si escribiera algo de ellos ahre.
Por lo que ahora tengo otra prgunta ¿Con que otro personaje shippean a Adha? ¿Y por qué?
Siento la repentina curiosidad, pero ayudaría mucho sus respuestas para el especial que estoy creando para ustedes 👀✨
Sin decir más, espero de todo corazón que tengan un súper comienzo de semana, que todos en su casa,y su familia en general, se encuentren bien.
Por favor, sigan las medidas de protección que cada gobierno está mandando, tomen awita y no sé olviden de siempre llevar su frasquito con alcohol si es que salen.
Los quiere y ama,
Una Sltyherin
no tan Sltyherin
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