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›«Ceder»‹

James Potter

— Recuerdame no permitirles salir de aquí si no es estrictamente necesario — solicitó Adha a Sirius.

— Ni que fuera unos niños, sabelotodo — rodé los ojos, escuché su bufido.

El que hayamos tenido una pequeña pelea con el chico del mostrador no es motivo suficiente como para decidir que nos quedáramos en el departamento en todo lo que restaba de la semana. No es como que hubiéramos hecho un gran desastre, solo fue un simple y algo intenso intercambio de opiniones contradictorias.

La pareja de pelinegros nos había ido a recoger despues de unos quince minutos de que Lily se comunicara con ellos por el espejo doble. La sabelotodo apareció con su ceño fruncido, supe desde entonces que se encontraba algo enojada con nosotros. Los tres, Frank, Remus y yo, observamos cómo se acercaba a los guardias que nos tenían sentados en la puerta del supermercado. No escuchamos más que retazos de la conversación que tuvo, pero de lo que hubiera hablado le funcionó, ya que nos dejaron ir solo pidiendo que no volviéramos a hacer una escena como la que habíamos hecho. 

Exagerados, los muggles eran unos completos exagerados.

— Mister Ego, si no comprendes lo mal que estuvo como actuaron entonces si son niños — gruñó — ¿Saben que podían haberlos llevado a una comisaría muggle? ¿Que al ser menores de edad tendrían que llamar a sus padres?

— Lo que quiere decir, es que pudieron meternos en problemas a todos si es que las autoridades muggles buscaban contactarse con sus padres — interpretó Sirius, asentí comprendiendo.

Bien, puede ser posible que no nos hayamos comportado como deberíamos, aún así, no es que fuera para tanto. Al fin y al cabo no había sucedido nada ¿Cierto? Y en vez de preocuparnos en las posibilidades deberíamos de disfrutar de nuestra escapada, olvidándonos de este pequeño altercado.

El viaje fue corto a comparación con el primero, en pocos minutos nos encontrábamos cargando las bolsas con la comida y demás mientras que subíamos las escaleras hasta el piso del departamento de los chicos. Según Lily Flor,  para nuestra fortuna, no nos encontramos con ningún muggle lleno de curiosidad, el cual no pararía de hacer preguntas o de observar con ojo crítico las acciones que hacíamos, en especial cuando notara todo lo que llevábamos y que entrábamos en un departamento que, según lo indicado, era lo suficientemente espacioso para que conviva una pareja, no un grupo de ocho.

— Sean bienvenidos —  exclamó el pelinegro mientras que dejaba las bolsas que cargaba encima de la isla que había en la cocina.

Todos imitamos su acción dejando las bolsas y permitiéndonos observar el departamento de la parejita. Silbé de asombro al verla, no estaba para nada mal, parecía ser mucho más amplia de lo que imaginé, cosa de la que estaba seguro que era por algún hechizo de Adha.

La sala era simple, con un sillón de a cuatro y dos personales a los lados, en el centro una mesa de madera y debajo de esta una alfombra que combinaba con la estética del lugar, la cual, parecía ser de esas ¿rústicas? ¿amarronadas? no sabría como explicarlo, pero quedaba claro que era el estilo de ese par acaramelados.

Por otro lado, lo que me traía con curiosidad era en cuál de las puertas, que se encontraban en el pasadizo que se hallaba frente al comedor, era la de nuestra habitación. Estaba a punto de preguntar, cuando noté que era el único que estaba admirando el lugar y no ayudando a guardar las cosas en los cajones de la cocina, como los demás estaban haciendo. Bufé por el hecho de que no me hayan pasado la voz y me encaminé hacia ellos para ayudar en lo que podía.

Lo único que no guardamos fue lo que comeríamos ese día, a vista de que no teníamos las energías suficientes como para cocinar  Adha había añadido en la lista de las cosas que debíamos de comprar comida rápida, la pelinegra no especifico cual, por eso es que Peter y Alice se decidieron en comprar hamburguesas sin consultarnos, aunque no es como que podrían hacerlo, puesto que nos encontramos resolviendo otros asuntos en esos momentos. 

Una vez que terminamos de organizar todo, incluyendo los paquetes de dulces raros que junto a Frank y Alice habíamos puesto en el carrito de compras, cada uno agarró una hamburguesa y nos sentamos en las sillas que corresponden a la isla de la cocina. Sirius se encargó de sacar las cremas, abrirlas y ponerlas en el centro de la mesa, así podríamos hecharnos lo que queríamos. Mientras que la pelirroja sacaba vasos del estante y Adha servían el líquido. Por otro lado, yo me estaba encargando de repartir las servilletas. Alice y Frank después se encargaron de lavar los vasos y Peter de pasar un trapo por la isla.

Para haber sido nuestra primera comida juntos, nos habíamos organizado de una manera eficiente y con una igualdad de deberes. Sonreí al saber que lo más probable es que el resto de la semana los papeles seguirían siendo los mismos con la única diferencia de que rotaríamos para que todos puedan pasar por todos  los cargos.

El almuerzo había sido divertido, al igual como en Hogwarts, los temas de conversación no faltaron así como las bromas. El tema que se sacó a relucir más fue el de nuestro enfrentamiento con el chico del mostrador, si bien se creó un tenso ambiente al recordar esa "estupidez", según las palabras de Peter, Adhara no se contuvo y sacó a relucir lo ridículo que fue el que hayamos intentado convencer al chico de que teníamos 21 cuando teníamos la apariencia de 16.  Intentamos defendernos en vano, por que la realidad es que sí habíamos cometido una tontería.

Aquel altercado ahora se había convertido en una divertida anécdota que en algún de nuestra adultez recordaremos y nos reiremos de igual o  a mayor medida que ahora. Sería vergonzoso y a su vez divertido el poder comentárselo algún día a mis hijos, no cabría duda que se sentirían suertudos al tener un padre tan genial como lo era yo.

°•°(...)°•°

Lily Evans

— Y esta es la habitación de ustedes, es más pequeña que el de los chicos, pero perfecta para que se puedan acomodar las dos — Adhara nos sonrió mientras que entrabamos a la habitación.

Con Alice admiramos la habitación, si Adha consideraba esta pequeña no quería imaginar a qué consideraría grande. La habitación contaba con un ventanal que daba hacia las afueras, estaba cubierto con unas cortinas cremas que combinaban perfectamente con el tono madera de la habitación. En una pared dos camas de plaza y media se encontraban, mientras frente suyo había dos armarios. Entre medio de estos se hallaba una puerta que, según lo que nos indicó la pelinegra, se trataba del baño personal que tendríamos.

Me encargué de sacar de mi bolso la maleta de Alice y mía, al igual que la de Remus que había guardado. Adhara nos dejó para que nos acomodaremos en la habitación y se dirigió a la habitación del lado para entregarle las maletas a los chicos, llevando consigo la de Remus.

— ¿Podemos quedarnos más de una semana aquí? — cuestionó Alice, disfrutando de la cama que le pertenecería por el tiempo mencionado, reí ante su ocurrencia.

— Nunca pensé decirlo, pero Sirius si tiene buenos gustos — exclamé, pensando por décima vez lo hermosa que era la decoración.

— Sincerandonos, no pensé que esta casa fuera su estilo — mi amiga comentó mientras que sacaba algunas cosas de su maleta — Pero no niego que se me hace facil el imaginarlos a ambos viviendo aquí.

— Me sucede lo mismo — concorde con ella, imitando su acción de ir desempacando — Es el lugar perfecto para ellos, no cabe duda.

— No tengo dudas de que nos divertiremos aquí, sin embargo, nos faltará nuestra rubia en este viaje — comentó — Aunque siento un alivio al no tener que preocuparme constantemente por lo que pueda decir.

— Tenemos que buscar una manera de que deje esa obsesión por Black antes de que pase a mayores — conecté miradas con Alice, ella sabía que tenía razon pero el interno conflicto sobre considerar si es que la rubia tenía una obsesión o no, aún estaba presente en ella.

Deje de lado el tema mientras que le regalaba una torcida sonrisa, para luego conversar un poco sobre los atuendos que habíamos traído. De mi bolso, saqué la cámara instantánea mágica que había comprado hace un par de años, entre risas nos intentamos de sacar fotos a nosotras mismas, pero después nos rendimos al notar lo movedizas que salían, por lo que fuimos al espejo del baño para, además de conocer esta parte de la habitación, poder cumplir con nuestro objetivo de tener una foto decente.

— Si por mi fuera, aceptaría la idea de Potter, todo por vivir aquí — reí ante lo dicho por mi amiga al ver el baño.

Después de obtener una buena foto y de haber finalizado de desempacar todo, salimos de la habitación para dirigirnos hacia donde los demás se encontraban. Escogimos nuestro camino en dirección donde el bullicio se escuchaba, los chicos habían invadido la sala con sus risas y carcajadas.

Nos acercamos con una sonrisa al mismo tiempo que veía como Sirius levantaba su varita y hacía levitar los platos con algunos dulces que, a mi parecer, tanto él como Adha se habían encargado de rellenar. Esto se dejaron posicionar en medio de la mesa del centro, al mismo tiempo, que la pareja tomaba asiento en un puff, que no había visto en el momento en que llegamos.

— ¿Y bien? ¿Qué opinan? — nos preguntó Adha con notable curiosidad.

— Debo admitir, que tienen un muy buen gusto — admitió Frank.

— Está muy hermoso, me dá ganas de quedarme más tiempo — compartió su opinión Alice, asentí ante lo que dijo, estaba completamente de acuerdo con lo dicho.

— Yo pensaba que iba a ser de colores blancos y negros — comentó James — Pero no niego que está genial.

— Gracias chicos — sonrió la pelinegra — Pero no hagan que su ego suba más — comentó mientras que se burlaba de su pareja.

— Mi ego es alto sin necesidad de halagos — rodó los ojos divertido — Pero sí, ya sé que seleccioné un muy buen departamento.

— James, Sirius quiere quitarte tu puesto de Mister Ego — negué divertida, a Adha si le gustaba fastidiar a ambos amigos con ese tema, pero no negaba que era lo que le daba diversión a nuestras charlas.

— ¡Un Chucho no me va a quitar tal título! — exclamó indignado el miope.

— ¿A quién le dices chucho, cornudo? — cuestionó Sirius con una ceja alzada. Reí junto a los demás por cómo el rostro de James cambió a uno de indignación, por más que aún no consiguiera comprender del todo su broma interna.

¡No te atreviste! — siguió en una faceta de indignación mayor.

— Si lo hice — contestó retador, Adhara, que se encontraba aún junto a él sentado en el Puff, se levantó para sentarse a mi lado ignorando las quejas de su pareja.

— ¡Chucho Pulgoso, ven acá! — fue lo último que dijo James antes de lanzarse sobre Black y comenzar una pequeña pelea a modo de broma. Reímos ante los comentarios sin sentidos que soltaban y su manera de pelearse.

En un momento se pararon y los únicos "golpes" que compartieron, fue el extender sus manos abiertas mientras que las movían de arriba hacia abajo, tal cual como si se tratara de dos tiranosaurios Rex peleando utilizando solo sus pequeños brazos y manitas.

— ¿Sirius o James? —  cuestionó el rubio divertido.

—  Sirius —  respondió Frank, mientras que Alice y Adha decían un "James".

—  No puedes ir en contra de tu pareja —  comentó sorprendido Frank — ¿Cómo eres capaz de eso? 

—  Me gusta crear más diversión —  respondió Adha con una sonrisa.

—  Correción, le gusta crear bardo — comentó Remus.

—  ¿Y así te haces llamar mi amigo? —  cuestionó indignada la pelinegra.

—  No caeré en tu juego, Adha —  respondió divertido.

— Ni que lo quisiera — le sacó la lengua — A lo que íbamos ¿Qué apuestas, Frank?

—  Uh... yo que tu no aceptó su apuesta —  Peter le recomendó, el mayor sonrió divertido.

— ¿Y si dejamos el beneficio para final? Como factor sorpresa —  respondió el Longbottom.

—  Trato —  sonrió Adha —  Pero nada de arrepentimientos al final.

—  Fue mi idea ¿No? —  ambos estrecharon sus manos cerrando el acuerdo.

—  Hasta yo sé que es mala idea, cariño —  Alice comentó.

— Las apuestas con Adha son cosa seria, suerte Frank —  Peter le dió un par de palmadas.

— Oh vamos, están exagerando. ¿No es así, Remus? —  el aludido solo lo miró para luego desviar su mirada —  ¿Lily? —  conecté la mirada con la pareja de mi amiga para luego imitar la acción de mi castaño amigo —  ¡Oh, vamos! ¡Sirius, tu puedes!  

— ¡Tu puedes Sirius! — Peter alentó, reí ante ello.

— ¡Vamos James! — Alice gritó.

— ¡Eso Mister Ego! — Adhara se unió — ¡Sacale todas las pulgas al chucho!

— ¡Cassiopeia!— Sirius se quejó indignado, distrayéndose un poco de la mini pelea que tenía para mirar a su novia.

— ¡Dale con la silla, Mister Ego! — la aludida le ignoró por completo, el pelinegro regresó la vista hacia su oponente, quien de verdad estaba por coger una silla.

¿Qué si los ignoramos y seguimos una conversación más sensata? No, para nada fue así, no podíamos ignorar tales escenas que tanta gracia causaban. Por lo que junto a Rems, decidimos unirnos a los gritos a sabiendas de que podríamos acabar con un ataque de risa en el proceso

— ¡James, gánale! — exclamé dándole mi apoyo al miope.

— ¡Tu puedes Sirius, vamos! — gritó Frank junto a Peter.

— ¡Eso James! — gritamos todos los restantes al ver como iba ganando.

°•°(...)°•°

Adhara Jones

— Y es por esto que nunca debes de hacer tratos con Adha, Frank — reí ante las palabras de Remus.

Como había supuesto, James había ganado la pequeña pelea de egos que había tenido con Estrella. Por lo que, habiendo ganado la apuesta, me dirigí a la cocina del departamento para preparar el que sería el castigo hacia Frank, siendo seguido por los demás.

— ¡Te he dicho que le decimos sabelotodo por una razón, Frankie! — se burló James, el aludido solo pudo negar mientras que suspiraba derrotado.

— ¿Cómo es que lo haces? — cuestionó hacia mí, varios deja-vus se hicieron presentes al recordar como muchos de mis conocidos hacían la misma pregunta. Sonreí instintivamente ante los recuerdos.

— Magia — respondí mientras que movía mis manos en un intento de darle dramatismo.

— ¡Oh, vamos! ¡Debe de haber algo más que eso! — se quejó, fingí que cerraba mi boca con cierre, indicando que no diría nada, para luego concentrarme en preparar el que sería su castigo.

— La conocemos desde hace cinco años y no tenemos ni la más mínima sospecha, no te frustres amigo — Peter le recomendó — Dhara tiene una manía con guardar estas pequeñas cosas para si misma.

— Hablen por ustedes — mi pelinegro habló — La respuesta no es tan interesante como creen — comentó, causando el interés de los demás.

— Resentido — murmuré, había estado con ese humor desde que perdió contra James y, además,  de que haya apostado a favor del miope en la pelea de broma que tuvieron.

— Risintidi — remedo, rodé los ojos, los dos hermanos Black se comportaban de la misma manera cuando algo no salían como querían, igual de resentidos y orgullosos.

— ¿Qué no es interesante? ¡Le permite siempre ganar las apuestas, pulgoso! ¡Deberias de decirnos su truco! — James exclamó.

— Apoyo la moción, al menos una pista — Remus se unió a la petición — Adha solo nos responde con típicas frases de magia y suerte.

— Meh, se los digo, ella solo hace uso de... — con solo presionar un botón, encendí la licuadora, evitando que los demás escucharan lo que Sirius estaba a punto de decir.

— ¡ADHARA! — gritaron en conjunto, yo solo seguí concentrada en licuar lo que Frank tomaría por haber perdido la apuesta, ignorando sus quejas por completo.

— Eres demasiado cruel con ellos — me dijo la pelirroja, a quien pude oír porque se encontraba a mi lado.

— No es cierto, solo evito que resentidos digan mis trucos — le contesté divertida una vez que apague la licuadora, de esta manera la indirecta llegaría a oídos del pelinegro.

— Eso me suena a que dormirás con nosotros, Sirius — Remus se burló.

— Yo digo de que hoy duerme en el sillón  ¿No crees Frank? — cuestionó James con una notoria diversión.

— Nah, lo dejará dormir afuera — respondió él riendo con los otros dos al terminar de hablar. 

— ¡Shhh! — él los calló de inmediato — No le den ideas — reí por la preocupación en su voz.

— No le daremos ideas si es que nos dices su secreto — Frank demandó, fruncí mi ceño ante ello. ¿Estaba amenazando a Sirius?

— ¿Lily? — la llamé, ella me miró — ¿Me pasas mi bolso? Creo que me faltó añadir un ingrediente de pociones a la bebida.

— ¡Eso no estaba en el trato, Adhara! — se quejó Frank asustado.

— Beneficio para el final a modo de factor sorpresa — repetí lo acordado — ¿Te estás arrepintiendo de tus palabras? — cuestioné retadora, alzando una ceja para presionarlo.

— Para nada — negó de inmediato, le brinde una sonrisa antes de echar lo que había sacado de mi bolso, sin apartar mi mirada de la suya.

La risa de Peter me sacó de mi concentración de intimidar un poquito a Frank, no me sorprendería que el rubio se hubiera dado cuenta de la razón por la cual agregue este último ingrediente, pareciera que era quien se daba cuenta de manera rápida de mis planes algo maquiavélicos.

— Tu ya enloqueciste — James habló mientras señalaba al rubio — ¿Por qué la risa, Pet?

— Parece ser que los ultimátum no son del agrado de una persona — comentó, James lo miró confundido.

— ¿No me digas que...? —  observé divertida como es que Peter asentía, provocando que Remus uniera puntos, ambos me miraron y yo solo asentí con diversión ¿Para qué negarle lo que ya sabían?

Sirius podía ser un completo resentido, pero yo era la única que podía darle ciertos ultimatums a mi resentido. Y hablando sobre el pelinegro, sentí un par de brazos rodearme, no me asusté, sabía perfectamente de quién se trataba, por lo que solo prendí la licuadora de nuevo para que cumpliera su función. El pelinegro tomó mis manos entre las suyas y apoyó su cabeza en mi hombro. Voltee un poco mi rostro para dejarle un beso en su mejilla, el sonrió ante ello y besó mi frente.

— ¿No era que ya estaba lista la bebida? — Alice cuestionó.

— Sí, yo creo que ya está — respondió Lily por mí.

— Si saben que no son pobres ¿Cierto? —  pregunté hacia ellas, haciendo referencia a la típica frase que James utilizaba —  Pero tienen razón, el licuado está listo.

— Si llegas a ver a Merlín, recuerda hablarle bien de nosotros —  pidió James a Frank.

— No lo asustes más de lo que ya está Mister Ego —  le regañé — Te recuerdo que tu tampoco pudiste acabarte tu licuado en el momento.

— ¡El mío era de un color verde vómito! ¡El de él parece jugo de lúcuma! — se defendió.

— Además, no tengo miedo, podré hacerlo —  Frank exclamó, asentí fingiendo creerle. León tenía que ser.

— Bien, de igual forma, no es como que haya sido tan cruel contigo —  me encogí de hombros —  Ten en cuenta esto, si no te terminas todo el contenido del vaso, tendrás otro castigo.

— ¿Así siempre son sus retos? —  preguntó.

—  No, siempre varía y trae nuevos, aunque el  del licuado asqueroso es uno de los más recurrentes cuando no tiene muchas ideas —  respondió Peter.

— Y, si necesitas un poco de ayuda, tienes aquí limón para que te ayude a pasarlo una vez que ya tengas el licuado en la boca, no antes —  mencioné mientras que ponía el vaso y el plato con el limón partido frente a él —  Todo tuyo y provecho.

— Bien ¿Pero pueden contar? Así es más divertido — pidió.

—  Así la adrenalina aparece, lo comprendemos —  Remus se burló —  A la cuenta de tres.

—  Uno... — James comenzó el conteo.

— Dos... — Peter le siguió, alejándose un poco del pelinegro.

—  ¡Tres! — dijimos todos a la vez, Frank empezó a tomar el contenido del vaso.

—  ¡Pasalo, pasalo, pasalo! — dijimos todos al notar como se demoraba en tragarlo.

Frank lo intentó, lo pudimos observar, pero pareciera ser que de verdad lo quería vomitar. 

— El limón, toma el limón —  le recomendé. Frank tomó de manera rápida la mitad del limón y lo exprimió tal cual en su boca, después de ello lo tragó todo.

Reímos al ver su cara de asco, Peter le dió un par de palmadas en su espalda a modo de felicitación.

— ¿Cómo estuvo? — la ironía en la voz del Potter fue más que notoria.

— En el principio estuvo mal pero después —  pareció dudarlo un poco —  solo fue para peor —  se quejó con una mueca de asco, reímos en conjunto.

°•°(...)°•°

Omnisciente

Los siguientes dos días, al igual que el primero, estuvo lleno de risas. El grupo de amigos no pararon con las apuestas, y en cada juego o acción que hacían, siempre había un perdedor que tenía que cumplir con su reto. Pero no solo fue eso, en el tercer día, cuando no tuvieron las suficientes energías para hacer juegos, movieron los muebles y se sentaron en el piso rodeando la mesa de centro. Empezaron a recordar momentos, comer dulces y piqueos y compartir esa bebida alcohólica muggle. Jugaron unas cuantas partidas de snap explosivo y compartieron algunas de sus dudas sobre el futuro.

Desde que llegaron no salieron, las noticias del diario el profeta solo hizo que la preocupación llegara a ellos. Muggles muertos por un supuesto infarto, nacidos de muggles desaparecidos y, lo peor para ellos, los avistamientos de la marca tenebrosa sobre las casas de magos destruidas. Habían considerado seriamente el mandar una lechuza a Minnie, confesando lo que habían hecho y preguntándole si podían volver antes a Hogwarts por cuestiones de seguridad. 

Dejaron la idea de lado después de debatirlo, las situaciones mencionadas habían sucedido lejos de donde se encontraban. No tendrían el porqué preocuparse a menos que sucediera uno de estos ataques de los mortifagos, como una de las víctimas sobrevivientes pudo decir que se hacían llamar. Por lo que pensando en que Merlín estaría de su lado, se permitieron seguir disfrutando como ya llevaban haciéndolo.

Era 23 de Diciembre, o eso pensaba Remus, que había salido por una de las ventanas que tenían en la habitación de invitados para subir un poco por las escaleras de emergencia y sentarse en uno de los descansos, siendo las doce de la madrugada.

Había cosas que odiaba de su memoria, no decía que era mala porque si lo fuera no sería uno de los más inteligentes alumnos de Hogwarts de su generación. Lo decía por la insistencia que tenía de hacerle recordar los momentos que compartió con Paula.  La odiaba, estaba seguro de que si la memoria fuera una persona, obtendría una buena golpiza de su parte. Habían pasado ocho meses pero lo sentía como si hubieran pasado años, no obstante debía de admitir que su sentido del tiempo transcurrido había mejorado con el, ironicamente, tiempo. Pero aún sentía los días más largos de lo usual.

El ruido de un vidrio chocando con metal provocó que se sobresaltara, buscó el causante de tal ruido con su mirada, encontrándose con una melena que, a la luz de la luna menguante, se veía de un color azul oscuro que fácilmente podría confundirse con un negro. No se sorprendió de verla, ya había reconocido que su única amiga serpiente tenía un radar de "personas que quieren hundirse en su miseria" desde hace tiempo , fue la botella que tenía en manos la razón por la cual su rostro pintó confusión.

— ¿Qué haces...? — quiso preguntar el castaño.

— ¿Aquí? — lo interrumpió ella.

—  No —  negó él —  Con eso —  señaló la botella.

Ella solo se encogió de hombros para luego sentarse a su lado, poniendo la botella entre medio de ambos. Adhara se quedó admirando las vistas que tenían frente a ellos, tenían suerte que el edificio de lado era más pequeño de donde se encontraban, por lo cual no tenían que admirar una pared de ladrillos, si no que tenían una agradable vista de la ciudad. Permanecieron en silencio por un pequeño momento, en donde cada uno estaba sumergido en sus propios pensamiento, sin intenciones de molestar al otro, solo haciéndose compañía para no caer en el sentimiento de soledad. Pero el momento de silencio se vio interrumpido cuando el licántropo habló.

— ¿Por qué estás aquí? — cuestionó directo.

— Voy a fingir que no me preguntaste eso — respondió ella — Porque ya sabes la respuesta.

— Siendote sincero, estoy entre dos opciones — comentó.

— Es la misma por la cual tu estás aquí — aclaró Adha, Remus asintió, comprendiendo que no estaba a su lado para consolarlo sino para compartir su dolor. 

— ¿Siempre será así? — preguntó después de unos segundos en silencio, su amiga le dió una mirada confundida — Las fechas, las festividades ¿Siempre será así? — volvió a preguntar.

— ¿Siempre han sido iguales? — respondió ella con otra pregunta — Todos los años, las fechas se repiten; todos los días, las horas se repiten. ¿Eso impide que todo sea diferente?

— Sabes que nunca le agradó tu lado filosófico — rodó los ojos, sintiendo un sabor amargo al hablar de ella en pasado.

— En el fondo lo amaba, solo decía que no le agradaba porque no siempre entendía a la primera —  contestó ella divertida pero sintiendo el mismo sabor amargo que su amigo.

— Tenía mis sentimientos hacia ella claros ¿Sabes? — informó, Adha asintió, lo sabía. Ella había sido testigo del amor que la pareja de castaños se profesaban —  Y ahora no sé qué es lo que siento. Amor, odio, añoro, miedo, culpa; es como si fuera una tormenta en mi cabeza que en fechas como estas solo hacen más que molestar.

— No sé qué podría decirte — ella admitió — Estoy igual o peor que tu. A mi mente solo siguen viniendo las muchas posibilidades en las que pude evitarlo, tengo tantas ganas de decirme estúpida, solo estás gastando tu energía, utiliza esta opción.

— Ya lo habíamos hablado Adha — la aludida rodó los ojos, sabía lo que venía a continuación — No es tu culpa, ni la mía, ni la de ninguno de los chicos. Solo es su culpa.

— Hay cosa que parecen ser obvias pero ante personas necias no lo son, en este momento soy una persona necia —  la pelinegra habló, cerrando el tema.

El castaño no insistió, Adhara pocas veces compartía sus pensamientos y sentimientos acerca de la castaña. Eran contadas las veces en las que Remus pudo conversar con ella sobre el tema, ya que siempre terminaban hablando de él. En ese aspecto, se sentía un mal amigo, ambos eran las personas más cercanas a la castaña después de su familia, y en ningún momento había podido aliviar el dolor que la pelinegra sentía pero ocultaba.

 — ¿Qué crees que hubiera dicho si estuviera aquí? — preguntó con curiosidad.

— Para empezar, se hubiera quejado diciendo que era injusto que tuviera planeado irme a vivir con Sirius sin ella — contestó, ellos soltaron una risa corta al saber que era cierto.

— Por lo que se pasaría quejando y dando críticas del lugar por más que le gustara en el fondo — Remus siguió, recordando lo tierna que se veía cuando algo no le agradaba.

— Además que se esforzaría para que compartiera más tiempo con ella que con Sirius — añadió melancólica.

— Dándonos aún más razones para pensar que de verdad nos utilizaban de tapadera — bromeó, sacando a relucir la broma recurrente e interna que tantas veces habían sacado risas.

 — Siempre tuvimos algo más especial que una simple relación de mejores amigas — murmuró perdida en sus recuerdos — Teníamos una amistad que sobrepasaba los propios límites de esta — repitió lo que en su momento Paula había dicho.

—  Y todos lo sabíamos, es por ello que tantas veces temía que la broma se convirtiera en verdad — reveló, la pelinegra no se sorprendió ante ello, si su estrella también había dudado de su relación con su gemela ¿Por qué la pareja de esta no?

— Lo único que desearía, es poder evitar o terminar la última conversación que tuvimos  — expresó causando que la curiosidad en el castaño despertara.

— Nunca habías comentado de ello — Remus señaló — Ese día Paula nunca dijo nada, solo apareció en la habitación de madrugada, buscando que la abrazara —  la pelinegra asintió ante la revelación.

— Habíamos discutido, yo hablaba pero parecía que ella no quería escuchar ni una sola palabra que procediera de mí — Remus pudo percibir cómo la mirada de su amiga se perdía.

— Y aún así, se arriesgó para ir a buscarte, arrastrandonos a Sirius y a mi en el proceso — comentó el castaño, en un intento de que Adhara dejara de pensar en lo último que conversó con Paula.

— Y qué riesgo tomó — dijo ella, causando dolor en ambos. 

Adhara suspiró, sabiendo que si seguía hablando diría más cosas de lo que le dijo a su gemela ese día, por lo que cogió la botella que había traído consigo destapandola y, alzando la botella sin que el pico tocara sus labios, tomó del líquido que había en ella. Cerró los ojos, sintiendo un ardor en su garganta y se concentró más en la sensaciones que producía este que en los recuerdos de lo último que le dijo su gemela. Un nudo nació en su garganta, no supo si fue por los recuerdos o por lo que ingirió, ya que Remus llamó su atención en el momento que le quitó la botella que traía en manos.

Estuvo a punto de protestar, pero entonces, imitando su acción, el castaño tomó de esta.

— Era su favorita — dijo el castaño luego de haber saboreado el líquido.

— Lo compartimos la navidad pasada — ella le informó — Ese día hablamos de tantas cosas, entre ellas de lo que deseaba para su futuro.

— ¿Una vida llena de familia y amigos? — tanteó, el licántropo aún tenía dudas sobre si había conocido del todo a su castaña.

— Así es, llena de pequeños sobrinos a los cuales podría consentir — complementó.

Remus tomó otro trago, con la intención de que el nudo desapareciera de una vez por todas. Se lo pasó a Adha una vez que terminó, sabiendo que ella también necesitaba de tal bebida.

— Éramos felices, siempre disfrutamos todo, aprovechamos cada uno de los momentos que tuvimos con ella — Remus hablaba, siendo atentamente escuchado por Adhara — Son los factores que siempre se recrimina la gente por no haberlo hecho, por que de hacerlo no sufrirían tanto — la pelinegra comprendió por qué camino se iba dirigiendo — ¿Entonces por qué sufrimos nosotros? 

— Por que son palabras que se dicen las personas para convencerse de que habría una opción más facil y viable de superar la muerte — contesta ella.

— Tu lado filosófico de nuevo, Adha — negó divertido.

— No puedo controlarlo, es algo que simplemente aparece — se defendió ella.

— ¿Y la hay? ¿Hay una manera más facil para superar la muerte? — preguntó, anhelando que la pelinegra tuviera una respuesta afirmativa.

— Solo existe si tu quieras que exista — respondió ella.

— Adha — regañó, ella solo le dió una sonrisa de disculpa que desató una risa entre ambos.

— Si te convences de que lo que haces es la manera más facil de superar la partida de Paula, de aceptarla y de comprender que no podemos cambiar lo sucedido, entonces esta lo será — explicó mientras que jugaba con la botella que tenía en manos.

— Quieres decir que todo es psicológico y que depende de uno mismo — sintetizó divertido.

— En palabras más sencillas, sí, así es — aceptó ella dejando de jugar con la botella para darle un trago y extenderlo a Remus.

— ¿Y que recomiendas? ¿Una dramática despedida en donde lloraremos estando abrazados a las cosas que le pertenecieron? — cuestionó burlón.

— No sería mala idea, pero sabes que a Paula el dramatismo no le agradaba tanto — comentó — Solo lo utilizaba cuando quería hacer bromas o fastidiar a alguien.

— Tienes razón ¿Entonces qué propones?

— Paula fue alguien demasiado importante y que nos trajo tantas alegrías como para que la despidamos llorándole hasta no dar para más — esta vez fue el turno del león de escuchar — Agradecerle por todo lo que hizo por nosotros sería una buena opción ¿No lo crees?

— Me parece bien — aceptó  él — Y podríamos cerrar su despedida con un trago de la que era su bebida favorita, para después irnos a descansar con la misma paz que ella sentía al finalizar un largo día — completó la idea.

— ¿Internamente o en voz alta? — cuestiona ella.

— Hay cosas que son mejores decirlas en voz alta, hace que uno profundice más en ellos — comentó él, Adha se sorprendió ante el parecido de la frase con una que le había dicho a su gemela, pero no lo demostró.

— Tu lado filosófico es casi idéntico al mío — se burló ella.

— Ese día Paula murmuraba sus pensamientos como siempre, pero me parecía que repetía con más frecuencia tus frases a la par que criticaba sobre ellas — comentó — ¿Comienzas tu? Eras su gemela — señaló.

— Y tú su pareja — señaló ella — Pero está bien, comenzaré yo para que puedas inspirarte después.

— Ja, ja, que graciosa — rodó los ojos Remus.

— Pero primero necesito esto — dijo para tomar un trago — Bien. Paula sabes que palabras y sentimientos en una sola frase nunca las pude juntar. Y a pesar de ello, frente a tu querido lobo — el nombrado sonrió al escuchar después de tanto tiempo aquel apodo — estoy a punto de decir las palabras más pateticas y con más sentimiento que hasta este momento podré decir — la mirada de la pelinegra quedó puesta en un punto fijo 

» Trajiste una inesperada calma en el mar en que yo navegaba. Fuiste la razón por la cual la vida que considero un naufragio no se me hizo tan trágico. Todo estuvo bien hasta que como la impulsiva que eras decidiste ir a buscarme, fuiste una idiota — Remus negó divertido, Adha si estaba soltando todo — Una idiota a la cual quería demasiado, tantas veces habíamos hablado sobre lo que haríamos por la otra o por nuestros seres queridos, pero nunca pensé que la frase de que un Gryffindor se sacrificaría por alguien que ama era tan cierta como cuando lo hiciste — los ojos de ambos empezaron a escocer 

» Aún así, aún después de que al irte mi vida causaras una nueva tormenta, te agradezco el que hayas sido el inicio de esa calma, el inicio de esa felicidad. Te agradezco las largas conversaciones que tuvimos sobre, como tu le llamabas, Adharius, te agradezco por haber sido una parte fundamental para que me diera cuenta de mis sentimientos. Te agradezco todos los recuerdos que creamos juntas, por más pateticas que fueran como cuando estábamos en tercer año, son recuerdos que en medio de la tormenta me incentivarán a continuar — Adhara pasó su mano con la que tenía la botella debajo de su nariz ya constipada 

» Te agradezco el aparecer en mi vida y también el irte, porque la manera en que lo hiciste fue con la más honorable acción que alguien podría hacer. Fuiste la calma y también el inicio de otra tormenta, pero sé que con ella, otras calmas vendrán — Y sin decir otra palabra más, dio un profundo trago al contenido de la botella, llorando en el acto porque estaba dándole una oficial despedida a su gemela.

Remus desde su posición, pudo observar con gran admiración la fortaleza que la pelinegra tuvo para no llorar o sollozar entre el agradecimiento que había dado. Y cuando fue su turno de agradecer, no pudo decir nada, eran tantas las cosas que quería decir, tantas palabras que quería dedicarle a quien fue la pareja a la que más amó en lo que llevaba de vida.

— Las palabras más simples son a veces, las que más sentimientos guardan — le dijo la pelinegra, extendiendo la botella que habían estado compartiendo.

— Cariño, gracias por enseñarme a amar — miró a la luna — Por enseñarme a aceptar — miró el mismo punto en el que Adha se perdió, la ventana del frente en donde una silueta parecía estar — Gracias por permitirme vivir, que ahora es mi turno de aprender a hacerlo sin tí — agarró la botella con fuerza y se dejó llenar por el líquido que contenía.

Y entonces el enlace, cedió.

°•°(...)°•°

Sirius Black

El día de noche buena había llegado al igual que la planeación de lo que haríamos. Ya todos habíamos terminado de desayunar, pero aún nos encontrábamos sentados en la isla de la cocina. Nos encontrábamos debatiendo sobre si haríamos algo como para amanecernos o simplemente dormiriamos temprano para que mañana celebremos como se debe.

— Sigo pensando que sería más divertido hacer algo de madrugada — señaló James y estaba más que de acuerdo con él. 

— Claro, para que el día de navidad estemos tan cansados como para no hacer nada — ironizó Frank, quien no estaba de acuerdo con festejar de madrugada.

— Prácticamente al ser las doce estaríamos celebrando navidad en el mismo día en que es — la pelinegra a mi lado participó del debate, asentí sonriente a la par que tomaba su mano por debajo de la isla.

— Además, podríamos incluir un conteo hasta que sean las doce, ya saben, así agregamos más adrenalina a la situación — comentó la pelirroja sorprendiendome, viniendo de ella esperaba que estuviera de acuerdo con Frank y no con James.

— Sería divertido, no te lo niego, pero la ultima vez todos quedamos demasiados cansado como para seguir con la fiesta el día siguiente — alegó Alice.

— Tengo que contradecirte Alice, el año pasado aún estando cansados seguimos celebrando y la pasamos muy bien — comenté, la aludida desvió la mirada a sabiendas que tenía razón, como siempre.

Sentí un apretón en mi mano, giré mi vista hacia Adha, quien me miraba divertida mientras que negaba. Sonreí para luego acercarme a mi lugar favorito dejando un beso allí, ganándome un golpe de su parte al igual que una queja. 

— Tortolitos, dejen sus cursilerías para después — James comentó — Ya les he dicho que comer frente a los pobres está mal — dijo con los ojos cerrados, ignorando al completo que tanto Adha como yo lo remedábamos.

— Son tan infantiles — lunático nos dijo divertido, ambos sacamos la lengua hacia él, provocando que varios rieran.

— Concentración — pidió colagusano mientras chasqueaba los dedos — ¿Y si lo sometemos a votación?

— No me parece mala idea — comentó la pelirroja — ¿Qué dicen los demás? — nos miró.

— Por mi está bien — contestó cornamenta.

— Por nosotros también — exclamaron Alice y Frank.

— ¿Star? — ella asintió — Estamos de acuerdo.

— Sí todos lo están, entonces que sea así — dijo Remus.

— Bien, entonces levanten las manos quienes quieres celebrar en la madrugada — pidió Peter, levanté mi mano al igual que la mayoría a excepción de dos — Entonces creo que celebraremos de madrugada — concluyó, los festejos de parte de nosotros no se hizo esperar al igual que las quejas de los perdedores. 

— Muy bien ¿Pero qué haremos? ¿Solo esperar a que sean las doce? — Frank cuestionó, aceptando que tendría que madrugar.

— Podríamos bailar, hacer juegos con las bebidas, concursos entre nosotros — enumeró mi chica.

— Los muggles tienen muchos juegos que incluyen bebidas, podríamos hacer uso de eso — comenté yo.

— ¿Cómo sabes tú de eso? — miré de soslayo a Adha, causando que todos la miraran.

— ¿Qué? — preguntó cuando notó que era el centro de atención — Yo les dije que no era tan buena influencia como creían — comentó ella, reí ante eso.

— Recuerde, fue ella la de la idea de escaparnos — señalé divertido, esos ojos café que tanto me gustaban me miraron mal.

— Tampoco me des mala fama, chucho — amenazó — Ya verás que esta vez sí te dejaré dormir en el sofa.

— Me extrañarías demasiado ¿A quién abrazarias? — cuestioné.

— A una almohada, a un peluche — contestó — No me retes Estrella, no puedes ganarme.

— ¿Estás completamente segura de eso? — me acerqué a ella, causando que nuestras respiraciones empezaran a combinarse.

— ¿Estás completamente seguro de lo que harás? — contraatacó con un notorio tono retador.

Me acerqué aún más a ella al igual que ella a mí, humedeció sus labios y estuve a punto de dejarme caer en su tentación, si no fuera porque en el momento justo en que me acerqué, se alejó, causando las risas de mis amigos. Miré con una ceja alzada como James jalaba a mi chica hasta dejarla sentada a su lado.

— Tu te quedarás aquí hasta que terminemos de planificar — le ordenó — Y tú pulgoso, deja de acercarte a ella siempre que la retas — rodé los ojos ante su orden.

— Jodete Bambi — dije al mismo tiempo que Star lo hacía — ¡No intentes repetirme! — volvimos a decir al mismo tiempo — ¡Se supone que ya no hacíamos eso! ¡Star! — le reclamé al mismo tiempo que la aludida decía un "estrella".

— ¡Basta los dos! Por Merlín y se supone que eran quienes estaban a cargo de nosotros — Remus nos calló. 

— Quéjate lo que quieras, señor sé que tengo 16 pero aún así la podré hacerme pasar por alguien que tiene 21 — solté haciendo referencia a su tonto acto que hizo en el supermercado muggle.

— Claro, señor me creo lo mejor aunque no sea yo el que llevo los pantalones de mi relación — se defendió él.

— ¡Oye! ¡Eso no es cierto! — me quejé, causando las risas de los demás. Conecte miradas con Adha, quien tenía una sonrisa en su rostro — No digas nada — le pedí.

— No tengo porqué — se encogió de hombros.

— ¡Oh, vamos Sabelotodo! ¡Hasta tu sabes que es cierto! — se quejó James.

— ¿Me vas a dejar volver a donde estaba? — mi amigo del alma negó —  Como gustes, pero recuerden que no deberían de dejarse llevar por lo que en público ven.

— ¿Qué quieres decir con eso? — preguntó curioso Peter.

— Que hay muchas cosas que suceden en privado y que no saben ni ven— contestó con una sutil sonrisa, reí ante la mueca de asco que Cornamenta hizo.

— ¡Adhara! ¡No seas una sucia! — se quejó — ¡No me traumen de nuevo, suficiente tuve con la otra vez!

— Pero yo no dije nada malo— se defendió — ese eres tu y tu pervertida mente, Bambi.

— Agh, horrenda imagen mental sal de mi mente — pidió, yo seguí riendo — ¡Deja de reirte, chucho pulgoso! — yo asentí ante su petición, no porque quisiera hacerle caso, sino porque ya me estaba faltando aire.

— Ya, tranquilizate bambi — dije una vez que pude parar el ataque de risa.

— Trinquiliziti, bimbi — remedó el de mala gana.

— Infantil — murmuré causando que me mirara mal.

— ¿Y entonces? ¿Qué haremos? —  cuestionó Remus interrumpiendo lo que James iba a decir — Sin quejas James — lo cortó nuevamente, todos soltamos pequeñas risas mientras que el miope se cruzaba de brazos y refunfuñaba.

— Los juegos serían buena idea, además, podríamos después de ello podríamos bailar — señaló Frank — Pero sin retos esta vez.

— Si así te motivamos, pues está bien — contestó Peter.

— ¿Crees que podrías poner un muffliato en todo el departamento? — me preguntó Lily, yo asentí — Así podríamos disfrutar hasta altas horas sin preocuparnos que los vecinos se quejen.

— Bien pensado, Tomatito — felicitó Adha, chocando palmas con ella ya que se encontraba a su lado.

— ¿Qué haremos hasta entonces? — esa era una muy buena pregunta a la cual no tengo respuesta, Alice, pensé.

— ¿Ver películas? — dijo dudoso Remus.

— O podríamos cocinar todos juntos — Adha habló — Además de preparar algún bocadillo para la noche — todos asentimos concordando con eso.

Las siguientes horas fueron todo un desastre divertido. En un principio, preparamos sin ningún inconveniente tanto el almuerzo como la cena del día, pero en el momento en que empezamos a preparar los bocadillos, tal cual James había mencionado en el tren, una pelea de comida se hizo presente. Creo saber que quien comenzó fue el miope, pero solo sé que en el momento en que alguien me tiró harina, estuvimos en una guerra de todos contra todos. Tuvimos que parar en el momento que sentimos un olor a  quemado que venía del horno. Las galletas que habíamos preparado se encontraban demasiado amarronadas, probé una y, si bien sabía un poco a quemado, estaban pasables si se le echaba ese dulce que habían comprado por encima.

Pasamos la siguiente hora limpiando la cocina, lanzandonos de vez en cuando algo de agua o la misma harina que estábamos limpiando. Cuando finalizamos con eso ya eran la hora de almuerzo, por lo que nos sentamos a comer y conversar. Finalizando, cada uno se dirigió a su habitación para descansar y así no poder resistir hasta la mañana del día siguiente. 

Con Adha nos acostamos en nuestra cama, conversamos un rato sobre lo que ella tenía planeado en la tarde del día de mañana y, por más que me quejé al principio, lo dejé estar ya que tenía el conocimiento de que mi chica era capaza de protegerse por sí sola y de que si consideraba que era algo peligroso ni se atrevería a ir. Descansamos juntos después de ello, admiré su relajado rostro a la par que le hacía cariños en su cabeza hasta que el cansancio también me invadió, me permití dormir, asegurandome de que la pelinegra a mi lado se encontrara cómoda y que mi abrazo no la molestaba. Y sintiendo su calor corporal así como su olor, me dejé caer en el mundo de los sueños teniéndola a ella como último pensamiento.

°•°(...)°•°

Omnisciente

Los primeros rayos del sol entraron en el departamento. Las botellas tiradas, los muebles desacomodados y algunos piqueos en el suelo eran prueba de la gran celebración navideña que el grupo de ocho había tenido en aquella amanecida.

Los leones que se encontraban echados descansando en distintas partes de la sala, empezaron a despertarse al sentir como un dolor le invadía  a causa del sonido de una tetera hervir. No sabían en qué momento habían terminado así, lo último que recordaban era haber estado haciendo uso de los juegos con alcohol que la pareja de pelinegros les habían dicho hasta que llegó las doce y todo se descontroló, la música a alto volumen junto con las bebidas muggles y mágicas habían sido una buena combinación en el momento, pero ahora un dolor de cabeza y garganta empezaban a surgir.

— Debería de levantarlos de una vez, sus cuerpos le van a doler por la posición en la que han dormido — comentó la pelirroja preocupada.

— Deberías, pero mayormente cuando alguien tiene resaca se levanta de mal humor — informó la pelinegra, quien a diferencia de las otras dos chicas que las acompañaba, se encontraba ya cambiada.

— Aún así, le podemos dar las aspirinas y el café preparado, con ello no sentirán tanto dolor — la castaña comentó.

— Alice tiene razón, no lo niego — aceptó Adha — Pero no seré yo quien los despierte.

— Claro, como tu y Sirius si fueron los únicos que soportaron lo suficiente como para irse a su cama — fastidió la pelirroja.

— ¡Hey! Que podíamos haberlos dejado tirados en el suelo, agradece que las llevamos a sus camas y que a ellos los subimos a los muebles, son más pesados de lo que crees — Adhara le dijo.

— Magia Adha ¿Te olvidaste de ello? — Alice le preguntó divertida.

— Claro que no, pero Sirius no estaba en las mejores condiciones, capaz si los hacía levitar iban a terminar estampados en el suelo — explicó.

— Bien — la pelirroja alargó el monosílabo rindiéndose — yo levanto a Remus y James — informó Lily mientras que miraba a su amiga.

— Y yo a Frank y Peter — Alice comentó para luego mirar a Adha.

— Muy bien — cedió —Yo iré a levantar a Sirius — dijo la pelinegra para luego tomar camino a su habitación donde su chico descansaba.

Las tres féminas presentes en el departamento cumplieron con lo acordado, por lo que ahora el grupo de ocho ya completo y despiertos, se encontraban en silencio tomando el café preparado, evitando hacer cualquier ruido para que no les causara un dolor de cabeza. 

— ¿Qué hora es? — preguntó Remus con voz ronca.

— Van a ser las dos — el Longbottom contestó después de ver el reloj.

— ¿Hasta qué hora nos quedamos despiertos? — cuestionó el miope mientras se quitaba los lentes y pasaba su mano por sus ojos — Me duele la cabeza demasiado como para habernos quedado hasta las dos de la mañana.

— Nos quedamos hasta la seis casi siete — informó la pelinegra — Aunque Peter y Remus cayeron a eso de las cuatro.

— No puedo creer que nos hayamos amanecido tanto — habló Peter para luego bostezar, aún seguía sintiéndose cansado.

— Bueno, eso es lo que pasa cuando la pasas demasiado bien — todos asintieron ante las palabras del pelinegro, si bien se sentían cansados no podían negar que habían disfrutado la celebración que se dieron.

— Siento que voy a tocar mi cama y quedaré dormido hasta que sea la hora de la cena — Frank exclamó.

— No eres el único — concordó Sirius.

— ¿Y tu sabelotodo? ¿Por qué tan arreglada? — cuestionó James en el momento en que cayó en cuenta que la pelinegra estaba con un atuendo nuevo y no con el que tenía puesto en la celebración que tuvieron o con su pijama.

La pareja de pelinegros compartieron miradas y los chicos sintieron un enorme deja vu al recordar que esas miradas fueron las mismas que se dieron antes de comunicarles que tenían un departamento, por lo que suponían que otra noticia de igual importancia estaba a punto de ser revelada por ellos.

— Tengo un almuerzo navideño — respondió ella.

— ¿No era que ninguno de nosotros iba a salir de aquí? — preguntó confundido Remus.

— Nunca mencioné que yo también — se defendió divertida buscando que de esa forma no cayeran en un mal ambiente.

— ¿Y dónde es? — preguntó Lily, la pelinegra desvió la mirada, sus ojos conectaron con la de su pareja y en un silencioso intercambio, buscó su apoyo.

— Irá a almorzar con madre — respondió Sirius, Adha le agradeció con la mirada. Los Merodeadores fruncieron su ceño al saber por dónde iba esto, Alice y Frank compartieron miradas confundidas porque, según lo que sabían,Sirius y su madre no tenían una buena relación, mientras que la pelirroja solo miraba fijamente a Adha.

— ¿Por qué irán a la casa de esa vieja arpía? — cuestionó James — ¿No era que te habías ido para no regresar? — miró a Sirius fijamente.

— Sirius no irá, la invitación es de Regulus — informó Adha, devolviendole el favor a su chico. El mencionado le tomó de la mano a sabiendas de las quejas que se avecinaban de parte de sus amigos.

— ¿Vas a ir sola a la casa de la familia Black? 

— ¿Cómo? ¿Por qué?

— ¡Sabes cuales son sus creencias de la pureza de sangre!

— No puedes ir, es prácticamente suicidio.

La pareja de pelinegros esperó a que terminaran de quejarse, no iban a discutir con ellos cuando se encontraban exaltados. Sirius se encargó en todo momento de que su chica no se concentrará del todo en lo que decían sobre las serpientes, así como Adha ayudó a que su chico se contuviera por lo que decían de su hermano. Fueron el apoyo del otro hasta que los Leones se calmaron y se dieron cuenta de que no contestaban, que la pareja solo estaba esperando a que terminaran de hablar.

— ¿Terminaron? — cuestionó con una ceja alzada — Para empezar, no me harán cambiar de decisión porque ya está tomada. 

— Aún así, vas a irte a la boca del lobo. Si es una reunión navideña eso quiere decir que estarán todos los Blacks, será una completa reunión de... — cerró los ojos al darse cuenta del error que cometió.

— Serpientes James y eso es lo que yo soy —  terminó por él —  Escúchenme, es Navidad y no quiero discutir con ustedes. Les he dicho siempre que tantos ustedes como ellos tienen el mismo valor y, si he de pasar navidad con ustedes, también lo haré con ellos. 

— Sabelotodo, no lo comprendes, ellos... — quiso hablar el miope, no podía dejar que su amiga se arriesgara de tal forma, ella no sabía con seguridad si se trataba de alguna encrucijada o trampa.

— No James, eres tu quien no lo hace — el castaño y la pelinegra conectaron miradas, por un segundo, James se sintió intimidado ante la fiereza que tenía su amiga, pero el deber de protegerla de lo que podría suceder en esa reunión era mayor  a su miedo — Iré a esa reunión, no sabes las verdaderas razones por las cuales estoy yendo y tampoco eres quien para saberlas. Así que espero que como el buen amigo que eres, respetes mi decisión y no arruines esta navidad ¿Está bien?

— Sabelotodos tu sabes que... — intentó hablar, pero fue cortado por la imponente postura que la pelinegra tomo, la postura que todos allí calificaban como la de una serpiente.

— ¿Está bien? —  repitió ella, con un tono más firme que el anterior.  James tuvo un conflicto interno dentro de sí, una parte le decía que debía de protegerla y otra que debía de respetar lo que estaba diciendo. 

— Está bien —  contestó desviando su mirada. La pelinegra asintió para luego irse a su habitación a recoger su bolso donde tenía algunos regalos para sus serpientes.

El silencio invadió el lugar, pero tan solo por pocos segundos, porque aprovechando que la sabelotodo no estaba, James se decidió por intentar convencer al único que podría evitar que Adhara marchara.

— ¿No le dirás nada? — James le preguntó a su hermano de otra madre — Está metiéndose a la boca del lobo al ir donde las serpientes.

— Ya hablamos del tema — se encogió de hombros — Confío en Adha, Bambi, si ve algo sumamente sospechoso, no se quedará y vendrá.

— ¿Y qué si sucede algo? No podría avisarte si es que la amenazan — Alice exclama, en esos días había llegado a sentir cierto aprecio a la pelinegra y no quería que algo le sucediera.

— Lo hará — alza a la vista de los demás un pedazo de espejo — me avisará e iré por ella — se encoge de hombros.

— Están locos, ambos — suelta James aún preocupado.

— Estará rodeada de serpientes, es cierto — admite Sirius — Pero esas serpientes no le harán nada ni la obligarán a que haga algo.

— ¿Cómo lo sabes? ¿No te preocupa lo que pueda sucederle?

— Estoy preocupado, sé muy bien que ambos podemos equivocarnos — admite jugando con la taza que tenía en manos — Lo que me hace confiar, por más irónico que suene, es que Quejicus y mi hermano estarán con ella.

— No puedes hablar en serio ¿Quejicus? ¿Él te transmite confianza? — la molestia en la voz del único Potter era notoria.

— La protegerá si es de ser necesario — contesta Sirius.

— No puedes estar seguro de ello — refuta James molesto ¿En serio estaba pensando en que Quejicus se sacrificaría por la sabelotodo? Su amigo se estaba comportando como un lunático.

— Batalla en Hogsmeade ¿Quién la ayudó a terminar con todos? — James fue el único que enfrentó la mirada de Sirius, todos los demás parecían querer huir de la conversación.

— Solo fue una ocasión — responde con necedad, no habría forma que su amigo le convenciera que el dejar ir a la sabelotodo a esa reunión de serpientes era buena idea.

— ¿Quién te dijo que no diría el discurso? — prosiguió, Lily quiso preguntar cómo él sabía de ello, pero se abstuvo al saber que no era el momento.

— Eso no tiene nada que ver — negó, no iba a cambiar de parecer.

— La cuidó cuando el idiota del Ravenclaw le lanzó la quaffle — siguió mencionando — Y por más odio que le tenga, la seguirá cuidando — menciona, dejando anonadado al castaño.

— No puedo creer que lo estés defendiendo — lo analizó en un intento de encontrar una explicación a lo que su amigo decía.

— Creeme, yo tampoco — tomó de su taza — pero esa es la realidad.

Adhara salió de la habitación, se acercó hacia su pareja y le dió un beso antes de que empezaran a hablar entre murmullos para que ninguno de los chicos los escucharan. Sirius asintió y le dió un beso en su frente. Al separarse la pelinegra miró a los demás, quiso despedirse debidamente con un abrazo o algún gesto, pero lo único que hizo fue darles una torcida sonrisa para dar media vuelta, cogió las llaves que estaban colgadas cerca de la puerta principal y salió por esta. 

El ruido de la puerta cerrándose fue el último que se escuchó en el departamento, porque después de haber terminado de "desayunar" cada uno se fue a su habitación a descansar. Y todos deseaban que al momento de despertar, la pelinegra serpiente ya hubiera regresado.

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9342 palabras

Quería publicarlo ayer pero el capitulo me tomó más tiempo y palabras de lo que creía :c

¡Espero y les haya gustado!

Ahora sí, puedo decir que la etapa de Paula a terminado. Si bien será mencionada en algunos casos porque es y siempre será parte fundamental de los chicos, Remus y Adha ya la dejaron ir, por lo que no le echaré más sal a la herida, por el momento xD.

Los capítulos se me están haciendo muy largos. Tenía planeado que el almuerzo con los Black sucediera en este cap pero ya estábamos rozando las 9.5k de palabras. Por lo que tengo una consulta:

¿Les gustan los capítulos largos? ¿O les gustaría que fueran más cortos?

Saben que la historia es tanto mía como suya, así que ustedes deciden.

Hablando sobre otro asunto:

A todas mis lectores de Colombia, solo puedo decirles que son personas llenas de valentía y fortaleza, podrán con esto y mucho más. Tienen mi apoyo a través de las redes, porque es lo único que a mi mano puedo hacer. Y de verdad, espero que pronto las cosas puedan mejorar. En la anterior nota se me pasó el comentarlo y pido perdón por ello.

De todo corazón, espero que todos esten bien y para nada estresados con sus trabajos, recuerden que son personas maravillosamente magníficas. Cuidense mucho, cumplan con las medidas de prevención ante el covid que cada gobierno ha implementado. Y no se olviden de tomar awita, porfa. 

Mucha suerte al hacer todos sus trabajos, verán que les irá genial✨

Los quiere y ama,

Una Slytherin,

no tan Slytherin.

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