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›«Broma Nocturna»‹

Omnisciente

El mes se había pasado más rápido de lo que pensaban, entre clases y deberes no se ha dado cuenta que faltaba poco para que las salidas a Hogsmeade comenzaran.

Los alumnos han aceptado que el nuevo profesor de Historia era mucho mejor en todos los sentidos que el Fantasma, quien para pesar de todos los de primer a tercer año, seguía enseñando.

El profesor Gallagher era un tema muy constante y contradictorio, se hablaba tanto de maravillas sobre sus clases como también del fiasco que era como profesor.

Todos en aquel castillo se encuentran enterado, como de costumbre, que el nuevo Profesor no era del todo un santo, el año pasado había intentado leer la mente de, nada más y nada menos, la Serpiente más querida por, Adhara Jones.
Por ello, el profesor Gallagher tenía tanto personas que lo admiraban como que odiaban, siendo el primero predominante por las féminas del lugar.

¿Y porqué deberíamos que recapitular todo esto? Porque se había vuelto costumbre, para los estudiantes de quinto año de la casa de Slytherin y Gryffindor, las múltiples escenas que se creaban a causa del conflicto y tensión entre estos dos personajes.
En la mayoría de las clases, por no decir todas, el Profesor soltaba algún comentario o pregunta despectiva teniendo como única meta, el dejar en claro que nadie podría superarlo, en especial una niñata.

Para una persona que había tenido todo lo que deseaba, que había luchado por conseguir el puesto que tenía, quien era conocido por ser de esas personas de las cuales se hablaban maravillas y siempre se podría confiar, para él había sido un golpe muy fuerte el hecho de que alguien inferior haya podido superarlo.

La primera vez pensó que se lo merecía por haber subestimado a una estudiante que, a su parecer, solo era culta por interés.

Se dió cuenta de lo equivocado que estaba cuando le preguntó a un grupo de alumnos porque tanto revuelo se formaba cuando esa alumna hacía algo, por más simple o sencillo que fuera. Ellos con mucho más ánimo del que había hecho gustado le contaron lo tan admirada y apreciada que era, por todo lo que había hecho, entre ellas; las múltiples defensas hacia Hufflepuff, la manera en la que se enfrentaba sin temor a todo aquel que iba en contra de sus principios, sin importar si fuera algún amigo o ser querido; la manera en la que siempre ayudaba a toda persona que lo necesitaba o el hecho de que había sido ella la de la magnífica idea de hacer talleres para aquellos alumnos que estaban perdidos en algunas materias, siendo la persona que impartía estos.

Pero esa no había sido la única sorpresa que había tenido, si bien comprendía el hecho de que Dumbledore le regañara el intentar leer la mente de un alumno, cuando mencionó el nombre de la alumna, el director de Hogwarts había reaccionado de una manera especial , dejando de lado por un momento aquel carácter pasible que lo identificaba para darle una mirada de advertencia .

Por todas estas razones y motivos, tenía el derecho de suponer que algo ocultaba detrás de toda aquella careta de la alumna perfecta, por ello se había ensañado tanto en encontrar algún defecto que podría tener, fallando en sus intentos estrepitosamente.

Pero si algo caracterizaba a Gallagher, además de su filantropía, era su perseverancia, por ello no dejaría a la serpiente hasta descubrir que es lo que tanto ella como Dumbledore, porque no tenía duda de que él estaba metido en esto, ocultaban. Se daría por servido y le ayudaría a su ego el descubrir lo que uno de los magos más poderosos del mundo y una simple alumna con aires de grandeza ocultaban.

Lo que nos llevaba a esta situación.

— ¿No se cansa de leer libros en mí clase, señorita Jonson?

Los armonía que había estado presente en el aulas había desaparecido tan rápido como terminó de formular aquella pregunta, una parte de los alumnos ya estaban atentos de todo lo que pasaría mientras que otra parte estaba exasperada y harta de las escenas que el inepto del profesor creaba .

— No lo sé, dígame usted ¿No se cansa de buscar excusas para mí supuesta humillación?

Sonrisas y risas que escondieron los alumnos, en un intento de no dejar mal al profesor, a pesar de que ya lo estaba, era lo que Adhara había provocado. Ella siguió atenta a su lectura sin darle una mirada a su alrededor, si bien se podría considerar una falta de respeto el que leyera en plena clase, el método de enseñanza del profesor era igual que el del primer día, entraba, saludaba, indicaba el tema que tocarían y daba paso a qué le hicieran todas las preguntas o dudas que tuvieran sobre el tema, Adhara quien adulaba el saberse todo los temas, sacaba un libro y leía sin interrumpir la clase o distraer a su gemela, quien era su compañera de asiento.

— Qué insolencia, debería de mostrarle respeto a sus mayores, alumna – resaltó la última palabra, para que comprendiera cuál era su posición en aquel salón.

— Una persona que exige respeto no es digna de este – comentó sin siquiera mirarlo – El respeto se gana, Profesor, y lamento decirle, pero usted no se ha ganado el mío – la sonrisa que tenía el mayor del salón titubeó por un momento.

— ¿Acaso cree usted ...?

— La hora terminó – indicó Sirius, quien siempre buscaba la manera de que Adha no se metiera en problemas con ese profesor que tan mala espina le daba.

— Si nos disculpa, tenemos más clases a las que asistir – Paula se levantó, siendo seguida por todo el grupo de Merodeadores.

— Que tenga buen día, Profesor – James pasó por su lado, mientras que emitía una sonrisa burlona.

— Suerte en su próxima clase – Remus sonrió, mientras que rodeaba a Paula con su brazo.

— Hasta luego – Peter sin siquiera darle una mirada se retiró del salón, siguiendo a sus amigos.

— Suerte a la próxima – Adhara junto a Sirius pasaron, este último le guiñó un ojo para retirarse mientras que emitían risas cómplices entre ellos.

Los demás alumnos simplemente siguieron al grupo de bromistas, algunos llegaron a despedirse mientras que otros ignoraban al profesor por completo.

Al quedarse solo en aquel salón, lo único que pudo hacer es sonreír mientras que sus manos se volvían puños. Se acercó a su mesa y, sorprendiéndose a sí mismo, le dio un fuerte golpe que hizo que los objetos que estaban encima de la mesa saltarán. Cerró los ojos y se tranquilizó, ya llegaría el momento.

Ya llegaría.

• ° • (....) • ° •

— Es un idiota – soltó la Pelirroja.

— Peli-Peli, te pregunté si te gustaba, no si era un idiota o no – Paula sonrió burlona.

Las chicas dentro del cuarto se rieron al notar como la prefecta de Gryffindor se quedaba callada y desviaba si mirada en un intento de ocultar su ligero sonrojo.

— Es obvio que algo ha cambiado en estos últimos años – Alice murmuró despacio.

— Demasiadas cosas, querida Alice – apuntó Paula con una sonrisa traviesa.

— Y dentro de ellas está el comportamiento de Potter ¿O no te has percatado de ello, Lils? – Marlene siguió el juego.

La pelirroja se quedó callada mientras que caminaba más rápido en dirección a su siguiente clase, en busca de huir de la conversación. Paula, quien notó dicha acción, negó con la cabeza para luego pasar su brazo por el de la pelirroja, enganchándolo y evitando su repentina huida.

Tanto la castaña y la rubia imitaron la acción de su amiga para enganchar sus brazos unas con otras, walking las cuatro juntas en el pasillo como hace tiempo no lo hacían.

Se rieron cuando casi se tropezaron por no tener sus pasos coordinados, por lo que pararon al mismo tiempo para empezar su caminata con el pie derecho y manteniendo el paso. Al notar que ya estaban coordinadas y que era muy poco probable que cayeran, reanudaron su conversación.

— En fin, James ha cambiado más de lo que te imaginas – comentó la Lovegood – Aunque no lo creas, se está esforzando por sus notas – tanto Alice como Marlene asintieron dándole la razón.

— Sin contar que está más tranquilo en lo que respeta a sus ligues – Marlene comentó – Ya no se le ve con ninguna chica, bueno, a excepción de la tonta de Jones – murmuró lo último, siendo solo escuchada por Alice quien le dió un pequeño empujón y una mirada de advertencia.

— Sin contar que todo su grupo parece haber tomado un descanso de las bromas – Alice continúo.

— No entiendo por qué hablan de él, no es como si me importara el hecho de que ha cambiado en estos años a tal manera que no quede rastro del Presumido Potter de primer año – Lily rodó los ojos.

— ¿Segura que no tienes una idea? – Paula curioseó.

— Completamente, James no tiene importancia, ni él ni lo que haga – negó de inmediato.

— Lily ...

— ¿Si Marlene?

— Le acabas de llamar James a Potter

Las tres chicas no pelirrojas se dieron cuenta como esta se sonrojaba y su nerviosismo la invadía, rieron por la expresión que Lily había adoptado, ocasionando que el enganche entre sus brazos desaparecieran por un momento.

La pelirroja intentaba que sus amigas dejarán de reír, más los comentarios sobre que algo estaba escondiendo y que tal vez no aborrecía tanto a Potter como decía hacerlo no se demoraron en aparecer. Lily refunfuñó molesta que no le hicieran caso, por lo que media vuelta dispuesta a irse por aquel pasadizo, más la suerte no estaba de su lado, puesto que apenas unos pasos había dado, un grupo de personas salían de lo que parecía ser una entrada detrás de un cuadro, provocando la pelirroja chocará con uno de ellos.

— ¡Lily! – sus amigas dejaron las risas de lado para acercarse a su amiga que estuvo a punto de caer, de no haber sido por la persona que retuvo su caída, la misma con la que había chocado.

— Tienes que tener cuidado en la próxima Evans, pudiste dañarte – la voz resonó como si fuera un eco en su cabeza, abrió los ojos encontrando unos amarronados ojos muy conocidos, los mismos que inconscientemente admiraba cuando su dueño la perseguía.

— Yo ... – la pelirroja no sabía qué decir, prácticamente había querido huir de la conversación de sus amigas para encontrarse con quién era el tema de conversación.

— ¡Malditos niños! ¡Ya verán! ¡Ya verán! – Se escuchó un grito.

— ¡Hola Romeo! ¡Julieta puede esperar, pero nosotros no, así que apúrate Bambi! – exclamó Sirius.

James asintió a regañadientes y dejando una anonada Lily se fue corriendo junto con sus amigos, no sin despedirse con un guiño, obviamente.

— ¡Eres un matapasiones en todo sentido de la palabra, Sirius! – escucharon la voz de la pelinegra serpiente a lo lejos.

— ¡No es lo que piensas cuando estamos a solas, Cariño!

— ¡SIRIUS!

El grupo de cuatro chicas pudo notar cómo a lo lejos el pelinegro corría más rápido mientras reía, siendo perseguida por una sonrojada serpiente.

Dos de las posibles no pudieron evitar sonreír ante la escena, desde que la de ambos pelinegros se había hecho pública ninguno de ellos perdían la oportunidad de demostrar la conexión especial que tenían, a cualquier lado que iban, podías notar las miradas que se dirigían, los susurros que compartían, las bromas que se hacían y, como no, todo tipo de muestras de afectos que se daban. A muchas personas se han engañado al saber que no tendrían oportunidad con ellos, otras seguían pensando que un pasatiempo y por último solo había personas que odiaban y envidiaban esa relación.

Marlene McKinon entraba en ese último grupo, más siempre Alice era quien evitaba que soltaba algún comentario de odio o disgusto para que no se formarán más discusiones, como ya había pasado.

Dejaron de mirar el lugar por donde los Merodeadores quienes junto con una Gemela Slyffindor Huido cuando Filch apareció corriendo para mirar a la pelirroja quien seguía sonrojada.

— ¿Con que Potter es un idiota?

— Cállate Paula.

Las risas no se hicieron esperar.

• ° • (...) • ° •

— Eso estuvo ... – tomó una bocanada de aire – ... muy cerca – se apoyó en la pared.

— Demasiado cerca, Bambi – comentó con una sonrisa divertida Sirius.

— Les advertí que no dejarán escape the confeti, se los dije, pero nunca me hacen caso – se quejó Remus desde el suelo donde se encuentra sentado.

— Oh vamos, fue divertido ver cómo la oficina de Filch se llenaba de confeti y mini fuegos artificiales – James sonrió.

— Pero ... Supuestamente ... Eso iba a ser .... Eso era para ... – el pequeño del grupo intentó hablar.

— Pet, tranquilo, recuerda los ejercicios de respiración que estuvimos practicando – la pelinegra se acercó al pequeñín – respira conmigo, tranquilo – se agachó hacia donde estaba sentado.

Sirius frunció su ceño al ver lo cerca que estaba y no pudo evitar rodar los ojos, le agradaba que su chica fuera muy unida a sus amigos casi hermanos, pero no le agradaba que hubiera poco espacio físico entre ellos.

— Sabelotodo, parece que el chucho tiene rabia de nuevo – se burló James – ¡Hey! Eso fue con odio – se quejó del manotazo que le dieron.

— Para que cierres tu bocota, Romeo, te recuerdo que casi nos atrapan por ir de salvador con tu amada pelirroja – el miope del grupo no pudo evitar sonreír y suspirar como tonto enamorado.

— ¿Vieron lo tierna que se vio sonrojada? – se acomodó sus lentes en un clic nervioso – Y como esos ojos verdes se ven más brillantes de cerca – sonrió al recordar aquel acercamiento que se dió por accidente.

– Si, si, casi nos atrapan por andar admirando esos ojos – siguió de brazos cruzados.

— Tu fuiste el de la idea de tomar ese pasadizo, no te quejes – James le contestó.

—  Si, pero tu fuiste quien ... – iba a seguir más una mirada de parte de su chica lo calló, James se burló por eso pero al ver la mirada de Adha también calló.

— Esa broma iba a ser para Gallagher, por si lo olvidaron – puso ambas manos en su cadera mientras se acercaba a ellos – Nos tomó mucho tiempo a Remus y a mí modificar ese hechizo para que explotara y tomara vida de esa manera como para que lo hayan desperdiciado en otra persona – los chicos miraron el suelo.

— Dhara ... – murmuró James mientras que Sirius musitaba un «cariño».

— No – ella suspiró para después voltear hacia donde Peter se encuentran más calmado, al verificar que estaba bien se acercó a ellos – Me deben una broma Merodeadores y una grande – los señaló con sus dedos mientras se iba.

— Y por estas cosas es que tanto Dhara como Paula evitan hacer bromas con nosotros – Remus negó con la cabeza.

— ¿James?

— ¿Sí, Sirius?

— ¿Qué te parece una broma nocturna?

— Eso ni se pregunta.

Ambos asintieron compartiendo cómplices miradas. Remus negó a sabiendas de lo que pasaría, por lo que se acercó a Pet quien aún se encuentra en el suelo sentado.

— ¿Te sientes mejor Pet? – preguntó el licántropo.

— Sí ... – respiró hondo, como su amiga pelinegra le había enseñado – Sí, ya me encuentro mejor – mostró una pequeña sonrisa, Remus asintió y lo ayudó a pararse.

— Bien chicos, de ahí siguen planeando, nos quedan dos minutos para llegar a pociones – tanto Sirius como James aceptaron sin reclamos, Slughorn ya les había advertido que si llegaban otra vez tarde no iban a entrar por una semana entera a sus clases además de castigarlos, ya pesar que les gustaría no soportar a Sancho Panza, tenían que cumplir con sus notas si querían llegar a ser Aurores.

— Bien ¿El pasadizo del cuadro del Rey presumido o el tobogán detrás de Lady Aria? – cuestionó a James, mientras caminaban.

— El del Rey – Sirius se encogió de hombros – Me gustaría el tobogán, pero no creo que sea buena idea para Pet.

— Gracias Chicos ... – murmuró por lo bajo el pequeño del grupo, ellos solo sonrieron y lo despeinaron al mismo tiempo.

Rieron juntos para luego acercarse hacía aquel presumido adolescente que por la muerte de su padre había ascendido a Rey, si bien a ninguno de los Merodeadores le caía del todo bien, al parecer él sintió simpatía por ellos, así que los dejaba pasar sin problema alguno .

Llegaron justo segundos antes de que Slughorn llegara a la sala, por lo que se sentaron juntos como siempre, mientras hablaban con algunos Hufflepuff. Cuando Slughorn apareció la clase comenzó, pero dos de los Merodeadores no prestaron tanta atención, ambos estaban enfrascados en planear la broma nocturna que llevarían a cabo.

— Con esto Dhara deseara hacer más bromas con nosotros – James sonrió ante la idea que tenían.

— Nos perdonará pero no volverá a hacer bromas con nosotros – Sirius negó, la conocía lo suficiente como para saber que cuando alguien le fallaba en alguna situación ya no contaría de nuevo con esa persona – Pero la broma le va a encantar – sonrió satisfecho al saber que tomaría venganza con el estúpido del Profesor que no hace nada más que fastidiar a su chica.

— Creo que lo disfrutarás más tu que ella – se burló James – Aún no me acostumbro a tu faceta de novio, no te sienta del todo – Sirius rodó los ojos.

— Llegará tu momento y seré el quien ría – James sonrió con un brillo en sus ojos mientras pensaba en un futuro junto a su Pelirroja.

— Ya te digo yo que serás el padrino de mí hijo – le dió un empujón.

— Me sentiría ofendido si no lo fuera – comentó burlón.

— Se llamará Harry y tendrá unos hermosos ojo verdes – el miope habló con tono soñador.

— Sí, sí, deja lo cursi James – el pelinegro rodó los ojos.

— No dirías lo mismo si te escucharás hablar sobre Adha – fastidió.

Sirius sonrió por instinto y James se alegró por él, su hermano del alma había encontrado a la persona con la que compartiría el resto de su vida. Dejaron la conversación de lado y, siendo guiados por Remus, se concentraron en preparar la poción que tocaba o por lo menos hacer el intento. Queda decir que terminaron mucho antes de los que tenían planeado, por lo que se enfrascados de nuevo para concluir con aquellos detalles para la noche. Solo les quedaba esperar a que la Luna reinará en el cielo para dar inicio a su broma nocturna.

• ° • (...) • ° •

— ¿Cuerdas? - Sirius asintió.

— ¿Globos? - James imitó su acción.

Ambos adolescentes compartieron miradas y se sonrieron mutuamente antes de ponerse la reliquia familiar de los Potter, una capa de invisibilidad, para salir lo más silenciosamente posible de aquella habitación. Una parte de la broma estaba hecha, ahora faltaba la otra fase, el pasadizo también tenía que estar lleno de los artilugios que preparado, cosa sencilla para ellos, por lo que empezaron a montar a montar todo manteniendo lo más posible el silencio, chocaron sus puños cuando notaron que todo estaba de acuerdo a lo planeado.

Ahora venía lo difícil, debían de utilizar aquel hechizo que estado practicando junto a Adha, el cual evitaría que alguien que pasara antes del profesor Gallaher se llevara la broma, por lo que sacaron sus varitas al mismo tiempo mientras que murmuraban el encantamiento dedicatorio, así solo el Profesor Gallagher podría activar aquel circuito que daría comienzo a la broma.

— ¿Deberíamos de probarlo? – James esperó la respuesta de su amigo.

— Deberíamos – concordó él – Tu idea, tu plan, tu lo ejerces – soltó de inmediato antes de que su mejor pudiera decir algo.

— Lo hacemos por tu novia – James apuntó – Tu fin, tu objetivo, tu lo hacer – Dijo. Sirius negó.

— No, tú lo harás – sonrió travieso, James no le dió importancia a esa sonrisa, grave error de su parte, y mientras decía un "claro que no, tu lo harás"; el mayor de los hermanos Black había empuja a su amigo hacia el circuito de bromas.

James cerró sus ojos por un largo momento esperando el impacto, más nada sucedió, abrió los ojos y miró feliz al igual que amenazante a su hermano de otra madre.

— Tuviste suerte – Sirius se encogió de hombros con una sonrisa, James se acercó a él y se lanzó rodeándolo con un brazo para despeinarlo – vámonos antes de que los prefectos de Hufflepuff nos encuentren – agregó mientras sacaba el mapa del merodeador.

— ¡Pero mira esto! – gritó en un susurro, señalando una parte del mapa, los líderes de los merodeadores compartieron miradas para luego empezar a burlarse de lo que veían. Ya tenías una idea del porqué no se encuentra disponible en toda la noche con esos prefectos.

Caminaron en dirección a su sala común mientras que charlaban de todo ya la vez de nada, debes en cuando paraban para revisar el mapa y verificar que no habría nadie con el poder de llevarlos donde Minnie y que tuvieron un castigo.

Estaban pasando justo por la puerta que daba al bosque prohibido cuando lo notaron, un gran grupo de chicos venían del bosque, un gran grupo. James le dió unas palmadas a Sirius y juntos esperaron pacientemente al costado de una columna a que aquel grupo apareciera. Murmuraron un "nox" en el momento preciso para que no notaran la luz que emitía sus varitas. El gran grupo estaba más cerca y ellos tenían sus varitas bien sujetadas por si se daban cuenta que estaban allí.

El gran grupo entró y la luz de la luna les permitió observar de quienes se trataban, el verde de las capas los delataban, pero no pudieron reconocer a ninguno por las capuchas que tenían puestas, por lo que sigilosos empezaron a seguirlos, curiosos por enterarse de que es lo que susurraban tan bajo que era imposible oirlos.

— ... tienes tiempo, él estará esperando – una voz masculina susurró, y tanto Sirius como James deseaban interiormente que la capa pudiera ocultar la luz que el hechizo "lumus" emitía, así podrían revisar el mapa merodeador quienes eran.

— Eres astuta e inteligente, además de que tienes muy buenas relaciones – siguió otro sujeto, el pelinegro miró al miope preguntándole si entendía algo, más este se encogió de hombros.

— Si no contamos a esos idiotas traidores de la sangre – esta vez una voz femenina habló.

— Solo piensalo, tendrías grandes oportunidades, sería alguien grande, alguien superior – la primera voz masculina volvió hablar, parecía ser el líder o encargado de aquellos seis chicos.

— Ya soy superior – los dos merodeadores pararon su andar junto a ese extraño grupo – simples estudiantes como ustedes no lo comprenderán – la persona que hablaba alzó su cabeza y la luz de la luna les permitió a ambos infiltrados observar su rostro – pero es mejor ser amada a que ser temida – sonrió al ver como el grupo que podía ver se encogian por instinto – uno nunca traiciona a quien ama, por más que este no lo haga – y sin decir nada más siguió su camino, el grupo de slytherin se quedó observándola por un momento.

— Tenía razón – la voz femenina notó, sacando a los demás de su impacto.

— Por eso la necesitamos – el que consideraban el líder habló, los slytherins asintieron y siguieron los pasos de la serpiente para dirigirse a su sala común.

Los merodeadores quedaron en su lugar aún anonados, más el maullido de un gato los hizo reaccionar para empezar a alejarse de aquel lugar e ir a donde debieron de ir en algún momento, la sala común de Gryffindor y por ende su habitación.

 James en todo momento no apartó su mirada de su amigo, quien estaba más silencioso que de costumbre, cuando llegaron a las escaleras suspiraron. El miope a sabiendas del porqué pararon sacó el mapa del Merodeador y pronunció el hechizo "lumus" lo más rápido para poder revisar el mapa que tanto les había costado crear.

— Si era ella – murmuró al ver los nombres de las serpientes quienes estaban en el punto de llegar a su sala común.

— Adha ... – susurró en un intento de comprender lo que acabaron de ver.

Sin emitir palabra, James guardó el mapa del merodeador y siguieron con su camino hacia la sala común, tenían de qué hablar, pero no era el lugar adecuado para hacerlo. A paso ligero llegaron a su sala común, omitieron los gritos de indignación que la Dama Gorda daba por haber sido levantada a tal hora, para llegar lo más rápido posible a su habitación.

Se sacaron la capa y se sentaron, ambos siendo sumisos a sus pensamientos y dejando que estos los invadan.

¿Qué era lo que estaban hablando exactamente aquel grupo? ¿Debían de preocuparse? ¿O su serpiente amiga lo tenía todo controlado como siempre?

— ¿Tu sabes algo de ...? – James murmuró, no tenía la intención de despertar a Remus o Peter.

— No, no tengo idea – Sirius le contestó frustrado.

Estaba preocupado, para él, toda serpiente era una amenaza y ninguno le daba mala espina, su chica era la única excepción a esa regla, la conocía bien, o eso cree, puesto que no entiende porqué ella tenía que juntarse con un grupo de serpientes a las afueras del castillo.

— Es mejor ser amado que temido ... – James citó lo que escuchado – ¿Qué es lo que quería haber dicho? – ambos se quedarán en silencio intentando encontrarle algún significado en aquella frase.

— Hablaban de un él, ¿Cierto? – cuestionó el pelinegro.

— Al parecer te engañan amigo – se burló el Miope, en un intento de que la tensión desvanecieron del lugar.

El pelinegra río por lo bajo y negó, se estaban preocupando demasiado.

— De seguro no es nada y nosotros de paranoicos – James asintió con la cabeza concordando.

Se trataba de Adha ¿Qué malo podría hacer ella?

— Muy bien, es todo por hoy, seguro la hora nos está afectando y estamos viendo cosas donde no las hay – comentó el miope.

— No te olvides del mapa, asegúrate que no lo dejaste abierto como la otra vez – el pelinegro le ordenó, James hizo caso y sacó el mapa para verificar que estaba bloqueado.

Sirius se dio la vuelta al escuchar la pequeña exclamación de James, al verlo notó que miraba atentamente un punto en el mapa y, curiosos, se acercó para observar lo mismo que él.

Al analizar el mapa, se dió cuenta que estaba abierto por las mazmorras, no entendía porque tanta exaltación hasta que dió con el nombre que tantos suspiros le había y sigue robando. Ambos amigos vieron como este paseaba de pasadizo a pasadizo, siguiendo una ruta tan elaborada que parecía planificada.

Entre ambos empezaron a sacar suposiciones de a dónde se dirigía, haciendo ruido con su silencio y despertando a Remus en el momento.

— Chicos, ¿Por qué están despiert ...?

— Shh ... – lo silenciaron ambos bromistas y con una seña le indicaron que se acercarán a observar.

— ¿Qué tanta cosa ...? – Remus se calló así mismo al ver el nombre que sus amigos seguían por el mapa - ¿Esa es Adha? – ellos asintieron – ¿Y por qué la buscan en el mapa? – cuestionó.

— Cuando estábamos volviendo, notamos a un grupo de personas salir del bosque – murmuró Sirius.

— Nos escondimos y los seguimos, eran Slytherins – James continúo sin apartar la vista del mapa – Parecían intentar convencer a alguien sobre algún tema – siguió narrando.

-—¿Qué tiene que ver eso con estar ...

— Intentaban  convencer a Adha, Remus.

— ... espiando a Adhara?

Remus abrió los ojos sorprendidos ¿Adhara junto a un grupo de Slytherins saliendo del bosque en plena noche / madrugada? De principio, se escuchaba sospechoso pero, se trataba de Adha, ella no se metería en algo oscuro ¿Cierto?

Está vez, los tres se quedaron observando el mapa, notando como el nombre de la única serpiente a la que querían aminoraba la marcha y se acercaba al despacho del Director de Hogwarts, que para sorpresa del trío de bromistas, parecía esperar a Adha en su oficina.

Estuvieron tan concentrados en observar el mapa que se sobresaltado al escuchar un pequeño ronquido de Peter, dirigieron su mirada hacia él, parecía que se había dado la vuelta mientras soñaba, le dejaron de prestar atención y su vista volvió al mapa, encontrando esta vez tres nombres en el despacho del Director.

Albus, Adhara y Minnie se encontraban allí, los tres nombres quedaron inmóviles, haciéndoles saber que de seguro tomaron asiento para conversar sobre algo. ¿Pero qué tendrían que conversar en plena madrugada? Les parecía extraño y sumamente raro.

A los minutos, pudo notar nuevamente un movimiento por parte de Albus, quien parecía estar paseando por su oficina, luego, ambas féminas salieron del despacho del director. Se concentraron en ver cómo Adha llegaba a su sala común mientras que Minnie se iba a su oficina. Su vista volvió hacia el nombre de Albus, notando que después de unos momentos este desapareció por completo.

— ¿De qué habrán estado hablando? – James preguntó – ¿Y porque de madrugada? – siguió expresando sus dudas.

— Esto es ... Extraño, primero la ven con aquel grupo de Slytherins y después con Dumbledore ... – Remus negó con la cabeza – No quiero decirlo pero se ve sospechoso – los tres se mantuvieron en silencio.

— Si de ser algo malo fuera, ella nos lo contaría – Sirius afirmó, aunque la duda en su mirada fue suficiente para hacer saber a sus amigos que no estaba del todo seguro.

Las dudas y preguntas no dejaban de aparecer en la mente de aquellos tres amigos, todos ellos buscando la manera en el cual su gran amiga, compañera de bromas o novia, respectivamente, estaba lejos de aquellas ideas conspiranoicas que sus mentes creaban. Al fin y al cabo se trataba de Dhara, ellos sabían muy bien que a pesar de que no fuera igual a las otras serpientes, se llevaban más que bien con ellas, aunque siempre existían aquellas que buscaban la manera de cambiar los ideales que su amiga tenían, por lo que no era de sorprenderse que tal vez por ello se habían reunido, en un intento de hacer cambiar la opinión de Dhara sobre el estatus de sangre y, lo más probable, es que buscarán la manera de juntarla con algún sangre pura y no con un traidor a la sangre.

Porque si no se trataba de eso ¿De qué más se podría tratar?

— Creo que es suficiente por hoy, mañana podremos preguntarle que hizo – comentó despreocupado, conocía a su amiga, no debería de preocuparse por ella, sabía cuidarse sola.

— Sí claro, un ¡Hey Adha! Ayer vimos a un grupo de Slytherins y los seguimos, vimos que tu estabas en ellos y después seguimos tus pasos con el mapa merodeador para darnos cuenta que fuiste con Dumby y te quédate hablar con él por varios minutos ¿Nos cuentas de que hablaron? – ironizó mientras que rodaba los ojos, Remus suspiró por el tono de voz que el pelinegro utilizó.

— Simplemente le preguntamos que hizo ayer, si nos da una buena respuesta lo dejamos en paz, pero si notamos que tal vez algo esconde ... – el castaño dejó la idea abierta, los tres allí comprendía a qué se referían.

Y muy en el fondo, ninguno de ellos querían llegar a eso.

Sin decir más, los tres se fueron a sus respectivas camas para intentar conciliar el sueño y por lo menos descansar algún par de horas.

Más uno de los Merodeadores no pudo cerrar los ojos, recordando aquella extraña visita que había recibido en vacaciones y todo lo que había cambiado en él.

Peter solo rezaba porque ninguno se diera cuenta de ello.

• ° • (...) • ° •

El gran comedor estaba lleno de los estudiantes como siempre. Era la hora del desayuno y ninguno quería perderse la primera comida del día, por lo que todos se encontraban conversando y comiendo.

En la Mesa de Gryffindor los Merodeadores conversaban y bromeaban, mientras que sonrisas traviesas compartían. El grupo de chicas en el cual se encuentran Paula notaron aquellos sonrisas y sabían claramente que algo traían entre manos y solo esperaba porque la broma no les vaya a afectar de alguna manera.

Mientras en la mesa de Slytherin, Adhara se encontró con sus amigos de siempre, siendo Regulus y Severus quienes estaban a sus costados y con los que más conversaba, de igual forma conversaba con las otras serpientes que la rodeaban.

La mesa de Profesores estaba parcialmente llena, siendo solo un profesor quien faltaba en aquella. Por ello los alumnos se preguntaban intrigados que había sucedido con aquel profesor que siempre era uno de los primeros en llegar.

Todos comían y conversaban sin prestar demasiada atención a los ruidos que a lo lejos se escuchaban, más todos dejaron su accionar cuando en las puertas del gran comedor apareció el profesor que faltaba con un aspecto ... Inusual.

Ambos Merodeadores chocaron palmas al notar que su broma había sido un éxito, mientras que el Profesor Gallagher solo podía sentirse frustrado e irritado por lo que le había sucedido esa mañana.

Había despertado como de costumbre a las 6 de la mañana, pero ni más abrir los ojos se dió cuenta que estaba repleto de miel y que tenía crema chantilly por toda su cara y cabello, después al levantarse, sentí como si hubiera hablado alguna cuerda y no entendió porque ese sentimiento hasta que sintió que algo impactó en el piso sobresaltándolo y mojándolo.

Varios globos de agua comenzaron a caer y, tratando de evitarlos cayó al suelo, frustrado al intentar levantarse jalo otra cuerda. Al estar completamente de pie se dió cuenta de su error, puesto que varios confetis salieron disparados en su dirección y tratando de escapar de ellos salió de su habitación.

Suspiró pensando que todo había acabado, más al cerrar la puerta sintió como un cubo calló, llenándolo de una sustancia viscosa que no reconoció, avanzó unos paso, para después sentir como algo lo jalaba por todo el pasadizo y sintiendo varios globos impactando contra él, alzó la vista cuando aquel recorrido finalizó, encontrándose con un saco lleno de plumas que se le fue vaciado encima.

Por eso, era que se encontró embarrado con una sustancia que creía que era pegamento con pintura y completamente rodeado de plumas.

Sin importarle su aspecto, se dirigió hacía la mesa de Slytherin y se acercó hasta donde sabía que la pelinegra se encontraban.

— Usted, señorita Jones ... – Dijo con su dedo.

— En qué puedo ayudar, Profesor – le respondió con voz neutra, aunque por dentro quería reírse, al igual que todo el gran comedor que se encontraba en silencio.

— Usted ... Usted ... – su mano tembló de ira, no tenía pruebas pero tampoco dudas de que aquella bromista era la culpable de ello.

— Profesor, ¿Se encuentran bien? Creo que las plumas están afectando su hablar – y como si de un estallido se tratará, las risas no se hicieron esperar.

El Profesor Gallagher se acercó aún más a la estudiante, con una intención que nunca sabremos, puesto que la querida Profesora de Transformaciones se acercó rápidamente a la escena para evitar accidentes.

— Menos 100 puntos para Slytherins y tendrá un castigo, Señorita Jones – gruñó el Profesor.

Adhara frunció el ceño y estaba a punto de protestar cuando Minerva llegó a tiempo. Para este momento, las risas se habían calmado, por la única razón de escuchar aquel intercambio de palabras.

— Profesor Gallagher – saludo ella – ¿A qué se debe aquel castigo? – el mencionado la vio incrédulo.

— ¿Qué a qué se debe? – gruñó – Al parecer esta señorita ha atentado contra mí persona con una broma, profesora – exclamó.

— ¿Y acaso usted tiene pruebas de que la Señorita Jones lo haya hecho? – cuestionó.

— Es más que obvio que es la culpable, Profesora – expresó con molestia.

— Pues yo no lo creo, Profesor – el nombrado se rió mientras que la Jefa de la Casa de Gryffindor se mostraba sería.

— ¿En serio? Le recuerdo que su reputación grita Bromas en todo sentido – soltó mientras cruzaba los brazos, arrepintiéndose al notar que ahora sus manos se bañaban en aquella sustancia extraña.

— Al igual que el de otros estudiantes en Hogwarts. ¿Por qué exactamente ella debería ser la culpable? – la Profesora de Transformaciones mantuvo una postura recta.

— Minerva ... – gruñó.

— Profesora, sería lo adecuado – lo cortó – ¿Adhara?

— Si profesora – contestó la pelinegra con una sonrisa inocente.

— Ayer por la noche ¿Qué hiciste? – cuestionó bajo la atenta mirada del Profesor.

— Me encontraba en mí sala común – ella respondió.

— ¿Estuviste allí toda la noche? – la mirada de Gallagher no se separó del de Minnie.

— No Profesora – negó ella.

— ¿Y dónde estabas? – siguió preguntando.

— En su oficina – contestó y eso fue suficiente para hacer saber a Gallagher que había cometido un error.

— ¿Y porqué estabas en mí oficina?

— Por qué era mí turno de dar el reportes de todos los Prefectos.

— Ahora Profesor. ¿Sigue pensando que la señorita Jones fue la culpable? – el nombrado no dijo nada – a Slytherin se le devolverá los 100 puntos que se les fue quitado y no tendrá ningún castigo Señorita Jones – indica ella.

— Muchas Gracias Profesora.

— Con su permiso, creo que el Profesor Gallagher tendrá una importante charla sobre el actuar como un adolescente encaprichado – y sin decir más, McGonnagal salió del gran comedor siendo seguido por el Profesor.

Las risas no se demoraron en aparecer justo cuando ambos profesores desaparecieron del comedor. Adhara compartió mirada con sus amigos para luego acercarse a la mesa de los Leones. Se sentó en medio de los líderes de los Merodeadores y los rodeó con sus brazos en un intento de abrazo grupal.

— Hey, Hey, ¿A qué se debe tanto cariño sabelotodo? – preguntó alegre.

— Son unos idiotas – afirmó ella

— ¿Segura cariño? – Sirius alzó una ceja.

— Pero son mis idiotas – volvió afirmar, esta vez alegre y ambos Merodeadores supieron en ese instante que ya estaban perdonados.

El grupo río y comenzó a conversar de lo badass que se comportó Minnie, sin duda necesitaban darle algo como agradecimiento a que por fin le haya cerrado la boca aquel profesor. No habría dudas de que Minnie era su profesora favorita. Llegado el momento, tres de cuatro Merodeadores compartieron miradas, recordando la charla de la noche anterior para luego mirar a Adha, quien se vio charlando muy feliz con su gemela. Tanto Minnie cómo ella estaba dicho que estaban conversando sobre los prefectos. ¿Pero porque no dijeron que Dumbledore también estaba con ellas?

— Y bien ¿Qué planes tenemos para hoy? – la pelinegra se acurrucó junto a su novio, quien gustoso aceptó el gesto y pasó un brazo por detrás de ella acercandola más.

-— ¿Escapar de las clases y pasar por Hogsmeade un tiempo a solas? – le murmuró por lo bajo, la pelinegra sonrió ante la idea.

— Lo aceptaría, pero Minnie me acaba de salvar de una grande – el pelinegro asintió comprendiendo.

— ¿Y un picnic en el almuerzo? – cuestionó él.

— Me parece una magnífica idea – ambos sonrieron y conectaron miradas, Sirius no pudo evitar robarle un pequeño beso al cual Adhara no se resistió.

— Ejem, que estamos comiendo, dejen sus cursilería para después – James molestó a la pareja, más está la ignoró y siguieron con lo suyo.

Los chicos negaron ante esa escena y por un momento, las dudas y sospechas sobre lo que había pasado la madrugada anterior se disiparon. No habría de qué preocuparse, contaban con que Adhara les contaría sobre cualquier problema o situación que estaba pasando, confiaban en ella igual que ella confiaba en ellos, no hay mentiras ni secretos en aquel grupo, no había nada de lo qué sospechar.

Uno no traiciona lo que ama.

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6830 palabras.


¡Hey! ¿Qué tal?

¿Cómo les va en la cuarentena?

Mi rutina es: Despertar, desayunar, clases, almorzar, tareas, cenar, leer, escribir, dormir. Y se repite.

¿Cómo es la rutina de ustedes?

En fin, ¿Qué les pareció el capítulo? Siento si es que está muy kk.

Espero que hayan podido disfrutarlo y tal vez en algunas horas saldrá el siguiente cap, así que atentos ;)

¡Los ama!

Una Slytherin,
no tan Slytherin.

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