›«Árboles, Nieve y Regalos»‹
Paula Lovegood
- ¡Navidad, Navidad, Blanca Navidad! - canté mientras daba saltitos.
Hoy día sería noche buena y ya todo Hogwarts se encontraba decorado con múltiples adornos navideños para recibir la festividad más grande y apreciada por todos. Salte de alegría al recordar la promesa que mí gemela me había hecho, esta noche buena cancelaría los planes con el chucho de su novio y la pasaríamos juntas, pero antes de ello, tenía que encargarme de ir a fastidiar a mí hermano y de reclamarle mí regalo, este sería el último año en que podría fastidiarlo, puesto que era su último año aquí en Hogwarts, por lo que la siguiente navidad no lo vería puesto que me quedaría en Hogwarts para pasarlo con mis amigos.
Sí, puede que falte un año pero es bueno tener ya estás fiestas especiales planeadas ¿No? Así te aseguras de que todo esos momentos especiales que sabes que van a pasar puedan cumplirse como deseas. Sin duda el sombrero Seleccionador si estuvo bien en decidir si ponerme en Ravenclaw o no, aunque creo que vió entre los recuerdos las millones de travesuras y bromas que le hacía a mí hermano sin miedo a que mis padre me descubrieran o tal vez el valor que tuve para enfrentarme a aquellos pandicornios en mis sueños por lo que me puso en Gryffindor.
Nah, lo más probable es que no era lo suficientemente sedienta del conocimiento como toda águila y por descarte acabe en Gryffindor.
Hufflepuff sin duda no era para mí, ellos no tienen miedo al trabajo dudo, y yo soy floja de nacimiento por lo que simplemente no es para mí estar con los tejones, aunque me hubiese encantado estar con ellos por el hecho de tener las cocinas cerca a su sala común.
Slytherin no era para mí, si bien pido ser vanidosa en algunos aspectos, no me interesaba mucho la fama o el poder, además de que no tenía los mismos ideales que ellos y lo más probable es que hubiera molido a todas las serpientes, obviando a mí gemela y a los de primer año, por supuesto.
Por lo que, descartando las demás casas, tenía a Gryffindor ante mí, aquella estupenda casa en la que el valor es lo importante y la amistad también. Leales hasta la muerte y demasiado egocéntricos como para admitir algún error que hayamos conseguido.
Sí, sin duda el Sombrero no se equivocó, aunque tengo la duda de si seguiría en Gryffindor por estos tiempo, tal vez haya madurado algo y me ponga en otra casa...
Nah, teorías y preguntas a las que nunca obtendré respuestas número seis mil quinientos ochenta y dos.
En fin, seguí cantando alguno que otros villancicos hasta que llegue a la puerta de ella sala común de mí hermano, vi fijamente como el cuervo tomaba vida y me hacía la pregunta que definiría si mí reclamo de regalo se haría realidad o no.
- Que sea la del huevo y la gallina, que sea la del huevo y la gallina - murmuré mientras cruzaba los dedos con la esperanza que me tocará la pregunta que consideraría apta para mí.
- Si la muerte y la vida se enfrentan ¿Quién de los dos ganaría? - cuestionó.
¿La muerte y la vida? Muerte es la que tendrás pajarraco de pacotilla. ¿Porque Rowena Ravenclaw tuvo que decidir que para entrar en su sala común debían de responder preguntas o adivinanzas? ¿Es que acaso no se podría apiadar de una alma tan buena como la mía? Frustrada me dí por vencida y simplemente respondí lo que creía, si mí respuesta no era correcta sin duda correría en busca de mí Remusin o de Lily para arrastrarlos hasta aquí y que puedan ayudarme a colarme a la sala común de mí hermano.
Hablando de eso ¿Por qué no los hermanos pueden tener pase libre a la salas comunes de tus otros hermanos? Tipo, si ocurre alguna emergencia o necesita ayuda ¿Cómo podrían verse? Hablaría con Dumbledore seriamente sobre ello en algún momento. Escuché el ¿Carraspeo? Del cuervo. Esperen ¿Acaso los cuervos de piedra pueden carraspear? Eso sería muy gracioso, digo, ¿Cómo se escucharía uno de verdad? ¿O tal vez otro animal? Hablando de eso....
¡Alto! Concéntrate Paula, la pregunta, la pregunta para entrar a la sala... Un momento ¿Cuál era la pregunta? Ah, sin duda debía de dejar de pensar en otras cosas o de divagar tanto, lo ama probable es que tenga aspecto de loca con las diferentes muecas que estoy haciendo, ¿Y si ya han pasado ciertos alumnos y por estar metida en mis pensamientos no les hice caso? Sí, sin duda puede ser lo más probable, aunque hubieran llamado a mí hermano Xenophilius para decirme que estaba aquí parada como estatua igual que las otras veces en las que me pasaba lo mismo.
- La respuesta es... - y antes de que pudiera decir algo la.puerta de la sala común se abrió dejándome ver a mí hermoso hermano, pero mucho menos hermoso que yo, obvio.
- ¿Paula?
- ¡Hermanito! - célebre mientras me lanzaba a él y le daba un fuerte abrazo, él río y me correspondió el abrazo.
- Soy mayor que tu Paula - murmuró con gracias
- Shh, que los demás pueden escuchar - murmuré aún estando escondida entre sus brazos.
Sin duda los abrazos con él eran los mejores que podría tener, si no contamos los de mí querido lobito que por cierto, en estos momentos debe de preguntarse dónde estoy. Uff, sabía que debía de haberle avisado que desaparecería por ir a ver a mí hermana, aunque supongo que ya se debe de haber acostumbrado a mis constantes desapariciones sin ningún aviso por qué alguna idea se me ocurrió, digo, es común en mí, pero de igual forma debería de haberle dicho para no preocuparlo tanto, tipo se ve muy bonito cuando tiene esa cara de preocupación donde se le frunce su ceño y es tan adorable...
- ¿Pau? - escuché como una voz me llamaba y salí de mis pensamientos por décimo tercera vez en el día, sin duda debía de aprender a manejar aquellas escapadas de la realidad.
- ¡Regalo! - exclamé acordándose y mí hermano me vio con una ceja alzada.
- ¿Regalo? - repitió extrañado.
- Regalo - afirmé - Vengo a reclamar lo que supongo que debe de ser un gran y espléndido súper regalo para tu grande y espléndida hermosa y maravillosa hermanita que tienes aquí presente - exclamé mientras me señalaba.
- Sabes que los regalos se entregan el mismo día de Navidad y no antes - negó sonriendo.
- ¡Pero Xen! ¡Porfis! - exclamé alargando la »i« con un puchero - Solo por este año consiente a tu querida hermana que vino desde lo más lejos del castillo y subió todas las escaleras para llegar a tu sala común - pedí con mis manitos juntas.
Si no cedía con esto tendría que recurrir a la mirada especial con el que siempre lo convencía para todo, en especial para encubrirme por haber roto algún jarrón de esos que mamá ama. Ah... Recuerdos.
- Todos los años dices lo mismo - contestó él - Y sé que después de esto viene esa cara - señaló divertido, ohno, este tramposo me leyó la mente pero no podrá conmigo
- ¿Qué cara? ¿De qué hablas? - sonreí inocente.
- Por lo que Pandora me dio una idea para que no te tenga que dar tu regalo en este momento - siguió sin prestarme atención.
Amaba a mí cuñada, era la mejor con todos esos inventos y con las ideas que se le ocurría, pero no me servía de mucha ayuda sus ideas si es que no lograba obtener mí regalo de navidad.
- Eso es injusto - me crucé de brazos.
- ¿Algún día me dejaran terminar de explicar? - se preguntó así mismo, iba a responder pero noté como sacaba de su bolsillo una bolsita que tenía un lazo de un color amarillo muy bonito - Esto es para tí - sentí como mis ojitos brillaron mientras la sostenía en mis manos.
- Pero... ¿No era que la idea de Pandora era no darme mí regalo? - murmuré - No es que me queje de esto, digo, lo adoro pero no lo entiendo - me encontraba confundida ante este presente.
¿Qué se traía mí hermano con su enamorada entre manos?
- Porque este no es mí regalo en sí - sonrió - El mío lo recibirás mañana, este es de Pandora - contestó.
Yo lo miré asombrada ¿El primer regalo de navidad que mí cuñada me iba a dar?
- Yo no puedo abrir esto - me negué - Si Pandora lo ha comprado para navidad debería de abrirlo en esa fecha - comenté.
- Esa es la idea - me guiñó un ojo y yo entrecerré mis ojos dándome cuenta de tal vil engaño.
- ¡Xenophilius Octavius Lovegood Décimo! - exclamé indignada.
- Ese no es mí nombre completo.
- ¡No importa en este momento! ¡Este atroz engaño que estás cometiendo contra tu pequeña e indefensa hermana es inaudito! ¡INAUDITO!
Mí hermano empezó a reír pero yo no le encontraba la gracia, se suponía que venía a reclamar el regalo de mí hermano para no quedarme con la duda de que es lo que me iba a regalar, él siempre se lucía con sus regalos desde que era niña y siempre esperaba con ansias tenerlo en mis manos para sorprenderme con tal detalle, por ello siempre le pedía mí regalo días antes para asegurarme que nunca se le había olvidado y porque de verdad apreciaba mucho sus regalos. Se había vuelto una costumbre para ambos...
- Pero tu regalo...
- Está listo para ti y esperando a que sea las doce para aparecer en tu cama para que puedas abrirlo como todos los años - me interrumpió y posó sus dos manos en mis hombros - Vamos, sé que podrás esperar a que sean por lo menos hasta las doce para poder verlo ¿O es que el tiempo es un impedimento para la grandiosa Paula Lovegood? - yo negué sonriendo.
Nos quedamos unos minutos más en aquella posición, lo más probable es que tantos él como yo nos habremos perdido en nuestros pensamientos como es característico de nosotros, pero no importaba porque sabía que el estaba pensando en lo mucho que me apreciaba o algo relacionado conmigo porque yo también pensaba en lo mucho que lo quería y en como no habría persona más importante que la de mí grandioso hermano Xenophilius. Reaccionamos después de unos minutos, o eso creo, y me despedí de él con un gran abrazo no sin antes pedirle que se apresurará su pedida de mano a Pandora porque ya tenía todo preparado para su boda, incluido los vestidos y los trajes al igual que el lugar y la temática, como dije, Todo listo para que puedan decir el sí y juntar sus almas y destinos.
Sonreí otra vez al mirar el regalo que tenía en mis manos antes de dejarlo al pie de mí cama en mí sala común.
- ¿Otra vez convenciste a tu hermano? - preguntó Lily divertida al ver mí regalo, negué con la cabeza.
- Mí cuñada ha jugado bien sus cartas al saber que no abriría su regalo antes de la fecha debida - sonreí.
- Pues Pandora si que es digna de estar en Ravenclawn si pudo disuadir tu curiosidad de una manera tan sencilla - comentó Alice.
- Será una muy buena madre para mis sobrinos - sonreí satisfecha - ¿Se imaginan unos pequeños castaños que saquen la belleza de su tía? ¿O unos rubiecitos? ¡Con tan solo imaginarlos ya tengo en mente millones de ideas para consentirlos! - murmuré emocionada.
- Ya comenzó con sus locuras - escuché el murmuró de Marlene pero no le dí importancia.
¡Ya quería tener sobrinos! Tal vez si salen rubios como mí hermano y puede que igual que a nosotros se pierda en sus pensamientos muchas veces, al igual que puede que tenga aquellas ideas creativas como la madre o que saque mí lado travieso, aunque aquello lo pongo en duda porque yo le robe todo lo travieso a Xen.
¡Oh! ¡Ya quiero imaginar cuando con Remus tengamos algunos pequeños! Tal vez sean iguales al pequeño Rems de primer año, toda una cosita para apapachar. Y después una pequeña que tenga mí misma belleza y el pequeño Rems tendrá que cuidarla aunque sea ella la más viva, como yo. O puede que sea al revés y sea la pequeña que tenga aquel don protector que Remus saca cuando alguno de los chicos o yo nos metemos en problemas.
- ¡Cierto! ¡Remus! - exclamé al acordarme que no le avisé a dónde iba y simplemente desaparecí del cuarto de los Merodeadores.
Sin decir palabra marche de mí habitación a la habitación de los Merodeadores donde mí lobito debe de estar allí preguntándose a dónde me habría ido, o tal vez leyendo un libro mientras que come su chocolate que esconde en la esquina inferior derecha de su baúl. Si... Es lo más probable.
•°•(...)•°•
James Potter
- Me parece muy injusto que ustedes puedan ir de melosos en esta habitación demostrando su amor aún a sabiendas que aquí tanto Peter como yo estamos más solos que el Calamar gigante - exclamé mientras observaba como Paula se encontraba recostada en el pecho de mí castaño amigo durmiendo mientras que el mencionado leía su libro y también como la pareja de pelinegros se encontraban echados en la cama de Sirius hablando entre murmullos - ¡Prometimos que en víspera de navidad volveríamos a ser Merodeadores! ¡Sin parejas! - refunfuñe.
- Tu mismo lo has dicho Mister Ego, víspera de Navidad, osea, nochebuena - señaló la sabelotodo aún acostada en la cama - Y por si no lo sabías aún son las 12 de la tarde.
- Adha tiene razón - Remus apoyó - Y ¿Podrías bajar el tono de la voz? Paula está descansando - pidió mientras miraba con ternura a la castaña.
- En simples palabras, deja de quejarte - Sirius habló esta vez - Estás soltero por gusto - y sin más volvió su atención a la pelinegra sabelotodo.
Agh ¿Es que acaso no podían dejar de lado a las chicas por un momento? No lo comprendía, bueno tal vez si, digo, si yo estuviera con mí Lily Flor lo más probable es que buscará el tiempo suficiente para estar con ella en todo momento y simplemente disfrutar de su compañía sin necesidad de hablar, de admirar aquel brillo en sus ojos cuando la luz le da o los sonrojada que se ve después de haber participado o exponer de alguna manera en las clases, de ver su nariz arrugarse al escuchar una respuesta errónea o a las expresiones que hace cuando lee alguno de sus libros muggles con los que tanto pasea.
Suspiré resignado mientras que acababa con mí pataleta y me eché a en mí cama ignorando a aquellas parejas igual como Peter lo hacía, quien se encontraba descansando en su cama o creo que solo mirando el techo mientras pensaba en seguro que comer después o en alguna tarea que tiene pendiente. Miré mí techo y no pude evitar preguntarme: si la pelirroja dueña de mí corazón estuviera saliendo conmigo ¿Ella sería capaz de saltarse las normas y acompañarme al igual que Paula y Adhara lo hacían, o tendría que ser yo el que rompiera las reglas para estar al menos un momento con ella?
Esperaba de todo corazón que el regalo que le mandé esta vez no lo dejara de lado como Paula me comentaba, que si bien tenía conocimiento que lo habría después de que todas su amigas durmieran y lo guardaba en su baúl, tenía la esperanza que está vez la vincha que le había regalado lo usará al menos una vez, no por nada me había esforzado en que en la parte trasera estuviera escrito su nombre y que la vincha de por si pudiera cambiar al color que ella desee con solo pensarlo. Esperaba que fuera un detalle de su agrado y que de esta forma no se preocupara tanto por perder sus vinchas ya que con esta solo tenía que imaginarlo y tendría la decoración que deseaba, así no debería de gastar más en ese accesorio que tanto lucía.
Sinceramente, ansío que algún día Lily pueda corresponder mis sentimientos y espero ser lo suficiente como para merecerla. Sé que puedo ser un egocéntrico idiota, pero sería su idiota, haría lo posible para hacerla feliz y para que tenga la mejor vida que una persona pueda tener, la llenaría de mimos y de abrazos, le recordaría todos los días lo afortunado que soy de tenerla y de que ella haya aparecido en mi vida. Pero también debía de pensar en mi felicidad, como había conversado con los chicos, debía de tener a mi lado a una persona que de la misma manera en la que yo la trate ella debe de hacerlo, de qué sirve que yo de todo pero la otra persona no ¿No? Y por más que lo ocultara, era eso lo que más me preocupaba, porque no sabía si en algún momento Lily podría ver en mi la persona por la cual daría todo, así como yo para ella.
- Algún día Lily Flor, algún día - murmuré mientras miraba en el cabezal de mi cama una de las pocas fotos que tenía con la pelirroja.
Sorprendentemente, esta foto no se trataba de una grupal, como la mayoría que tenía junto a ella, sino que se trataba de una foto donde se muestra a nosotros dos bailando en el quinceañero de Paula, sin duda amaré de por vida a la sabelotodo y sus conocimientos de magia avanzada, ya que por ella fue que varias cámaras mágicas estuvieron programadas para capturar todo momento que pasaba en la fiesta. Sonreí por el recuerdo de tener a la pelirroja apoyada en mi pecho mientras danzábamos en nuestra propia sincronía.
- ¿Otra vez fantaseando, Potter? - escuché la cuestión de la ya mencionada sabelotodo, creo que debía de evitar mencionarla de esa forma, porque parecía que la invocaba de alguna manera que no entendería.
- ¿No estabas ocupada sacándole las pulgas al chucho, Jones? - devolví el murmullo, al verla sentándose en mi cama.
- Nah, son demasiados como para sacarlas - respondió encogiéndose de hombros - Tendré que obligarlo que tome su forma animaga paraba bañarlo con ese shampoo especial o que utilice el collar ese.
- El collar no sería mala idea - comenté como si no fuera la cosa.
- Creeme, estoy tentada de obligarlo a ponerselo - me guiñó un ojo - Pero no es esa mi pregunta principal.
- Y tu sabes la respuesta como para repetirla.
- Es bueno repetir las cosas, hay veces en la que no las disfrutaste de todo o que se te escapó algo y repetirlo te ayuda a encontrarlo.
- Sabelotodo.
- Y con orgullo.
Nos quedamos por un momento en silencio y repetí mentalmente lo que tanto deseaba, un futuro con Lily. Mis pensamientos regresaron a todo lo que deseaba y ansiaba, pero a la vez el temor que sentía sobre...
- Puedes lograrlo... - inició ella a sabiendas de lo que diría.
- Solo si ella lo quiere también - comprendí a lo que quería llegar.
Yo mismo lo había dicho, puede darle todo pero eso debe de ser recíproco. De nada serviría dar todo si es que la otra parte no da todo. Ya había hecho lo suficiente y no por eso debería de rendirme, no. Esta vez era el momento que Lily decidiera.
- ¿Acaso has estado leyendo mis pensamientos? - pregunté con la ceja alzada.
- No sería capaz de tal acción - mantuve mi mirada y expresión, ella alzó su manos mientras que con sus dedos hacía la seña de "un poquito". Negué con la cabeza sonriendo.
- En realidad, murmuras tus pensamientos cuando estás super concentrado en ellos.
- ¿Has pensado en ser espía? Digo, cumplirías tu papel como anillo al dedo.
- Nah, es más divertido entrar en la acción que esconderse, además, tremenda belleza nunca pasa desapercibida.
- Egocéntrica.
- Pero nunca a tal magnitud como para poder quitarte tu título, Mister Ego.
- No es como si fueras capaz.
- Tienes razón, tu ego sobrevuela lo inexplorado y más allá.
Reímos un poco, no tendría dudas de que hablar con Adha era mejor que ir a una terapia. Empecé a hacerles preguntas sobre el chucho y su relación, me divertí demasiado molestándote para ver su pequeño sonrojo en ella. Note las sonrisas y los gestos que hacía cuando hablar de mi hermano gemelo de alma se trataba, no había duda que ambos se querían hasta más no poder.
- Cariño... - volteamos al escuchar el murmullo del chucho, quien se encontraba durmiendo mientras que abrazaba una de sus almohadas, pero empezó a fruncir el ceño, creo que no es la almohada la que quiere abrazar.
- Tu chucho te reclama - señalé - Anda antes de que se despierte enojado con la vida por no verte.
- Graciosito - me encogí de hombros divertido - Pero es cierto, no queremos que ponga de peor humor que ya tiene por las pulgas - reí mientras que ella guiñaba un ojo y se iba.
- ¡Cuídado que te contagia! - susurré gritando, puesto que eramos los dos únicos despiertos en la habitación, ella alzó la cabeza mientras reía, para luego quitarle despacio la almohada a Sirius y acurrucarse junto a él.
Pude observar como con una sonrisa llena de ternura la pelinegra movía un poco del largo cabello de mi mejor amigo para luego darle un beso en la frente, este solo atinó a abrazarla y aferrarse a ella como un peluche. Me fue imposible no sonreir por aquel acto demasiado acaramelado de la pareja de pelinegros.
Ah, algún día Lily, algún día estaremos así.
Solo necesitas quererlo...
•°•(...)•°•
Lily Evans
Sentí la presencia de alguien detrás mío, por lo que rápidamente lancé la bola de nieve que tenía hecha hacía la dirección de esa persona, encontrándome con una Marlene sorprendida de que le haya dado a pesar de haber estado de espaldas. Reí mientras que cogía más nieve y
me escondía detrás de uno de los montículos que había.
Está navidad habíamos decidido que la pasaríamos juntas en Hogwarts, por más que mis padres me habían pedido que fuera con ellos en estás vacaciones, había decidido no ir para no soportar la actitud mezquina que últimamente mí hermana estaba teniendo conmigo. Petunia había estado últimamente muy entusiasmada en recordarme lo "anormal" que era por ser una bruja, todo esto había sucedido desde que empezó a juntarse más con un grupo de amigos de su colegio que ni a nuestros padres ni a mí nos parecía adecuado, en especial ese tal Vernon Dursley, con quién sinceramente no nos llevábamos para nada bien.
Nos sentamos en una de las bancas que habían en el patio de Hogwarts, para tener un rato de descanso, habíamos estado conversando en un principio hasta que Marlene comenzó la guerra de bolas de nieve, la cual se había extendido durando creo yo que una media hora, por lo que era normal que nos sintiéramos exhaustas.
- Es una pena que Paula no haya querido acompañarnos - comentó Alice, asentí concordando con ella.
- Pero no es de sorprendernos - Marlene comentó - Últimamente se la pasa pegada a Remus.
- Sin contar las noches que se va a la sala común de las serpientes para pasarla con Adha - Alice siguió.
- Ni lo recuerdes, hay veces en las que me preguntó si no ha considerado mudarse.
- Créeme, lo debe de haber hecho.
- Lo más probable es que Adha le haya convencido de lo contrario.
- O que no hayas podido convencer ni a la Profesora Minerva ni al Profesor Slughorn.
- Sabemos cual es la respuesta correcta.
- La segunda - dijimos a la vez mientras sonreíamos.
- Extrañaré esto - miré con intriga a la rubia de mí lado - Solo nos queda un curso más para culminar nuestros estudios en Hogwarts.
- Nos queda mucho tiempo como para pensar en eso - Alice habló.
- Eso no evita que este sea nuestro penúltimo año - Marlene siguió.
- Ambas tienen razón - comenté - Falta poco para irnos, es cierto, hay que tenerlo presente - Concorde con la rubia - Pero no es momento para pensar en ello, solo hay que disfrutar de estos momentos al máximo - las chicas a mí lado asintieron.
Empezamos a conversar de temas tan banales pero a la vez interesantes, de esas conversaciones que te olvidas después de algunos días pero que aún así recuerdas que en ellas la pasaron bien y rieron en su momento, porque eso hicimos, disfrutamos las conversaciones y reímos cuando la ocasión se daba, nos molesta amos y hacíamos bromas o comentarios ridículos que daban único a otro tema y a más risas.
Juntas y con una sonrisa en la cara nos dirigimos al gran comedor para la hora del almuerzo, este no se encontraba tan lleno como otros años, pero aún así el ambiente hogareño nunca desaparecía. Notamos cómo de las cuatro comunes mesas solo había una que estaba separada con manteles de los colores de las casas, por lo que juntas tomamos asiento en la parte que tenía el color rojo.
En ningún momento perdimos la conversación, mientras una comía otra contaba una anécdota, nos dábamos nuestro tiempo para terminar de masticar antes de opinar o de seguir el tema. En cierto momento notamos cómo Paula y Adhara entraban corriendo para sentarse al frente de nosotras y pusieron una cara de angelitos al notar mí mirada interrogante.
- ¿Que hicieron? - pregunté al ver qué no iban a responder por sí solas.
- Nada ¿Qué tendríamos que haber hecho, Tomatito? - respondió Adha.
- Qué no habrán hecho, será - la ironía de Marlene se hizo presente.
- Está vez sí que no hicimos nada - mí mirada se centro en examinar a mí castaña amiga, parecía no estar mintiendo pero...
- El haber venido corriendo ya es suficiente motivo para saber que algo han hecho - Alice comentó lo que por mí mente pasaba.
- Eso es por culpa de los MerodeaTontos - la pelinegra utilizó el viejo apodo que le habían dado.
- Eso tiene más sentido - el murmuró de Marlene hizo que tanto Alice como yo asintiéramos.
Justo cuando iba preguntar que es lo que los chicos hicieron para que ellas vinieran corriendo, los mencionados habían aparecido por el gran comedor, se acercaron caminando hacia el lugar donde estábamos y no pude evitar rodar mis ojos al saber lo que pronto se vendría, cada Merodeador tomaría un lugar en la mesa y el tonto de Potter me preguntaría sobre algo o diría algún tonto cumplido.
- Buen día Chicas - habló Potter para luego sentarse frente mío.
- Ya he di... - mí tono de voz bajó inmediatamente. Escuché el amago de risa que a las chicas se les escapó.
- ¿Qué tal James? - Alice tomó la palabra mientras que yo me concentraba en la comida que tenía.
¿Potter no había hecho ni el amago de saludarme? Fruncí el ceño al ver cómo esto en afectaba más de lo normal, se supone que era esto mismo lo que deseaba desde primer año, en donde James no paraba de seguirme o de hacer gestos caballeros conmigo diciendo que quería una cita, así que ¿Por qué sentía que algo faltaba? Negué levemente con la cabeza, lo más seguro es que Potter ya se debe de haber dado cuenta que estamos demasiado grandes o es que simplemente ya dejé de parecerle interesante... En todo caso, no debería de preocuparme, más bien, de esta forma evitaría renegar a cada rato por sus divertidas ocurrencias.
- Tomatito - di un asentimiento en señal que la estaba escuchando - ¿Estás bien?
- Sí Adha ¿Por qué lo dices? - alcé mí vista hacia ella, percatándome que todos me observaban.
- Llevas minutos cortando la carne que hasta ya llegaste al plato - ví mí plato al escuchar lo que Paula había dicho.
- Oh, yo no... - la risa de Potter se hizo presente.
- Está bien Evans, a cualquiera le pasa cuando está pérdida en sus pensamientos - rodé los ojos con fastidió a pesar que fuera verdad.
- Nadie pidió tu opinión, Potter.
- No ha sido mí intención molestarte, Evans - canturreó divertido - Pero igual me gana la curiosidad ¿En qué tanto pensabas, Lily-Flor? - su mirada arrogante me hizo saber que él sabía perfectamente en que estaba pensando o mejor dicho en quien.
Espera Lily, eso sería estúpido, no es como si Potter hubiera leído tus pensamientos, si fuera así ya lo hubieses sentido, no es por nada que perfeccionarse tu oclumancia cuando a Severus se le dió por aprender Legeremancia y te pidió su ayuda.
- No es de tu interés, Potter - le respondí.
- Pues claro que lo es ¿Por algo pregunté, no es así? - su maldita sonrisa socarrona me hizo dudar de nuevo.
- ¿A caso no hay día en que puedas dejarme en paz? - pregunté exasperada.
- Nop - resaltó la palabra al alargarla.
- Eres exasperante y un completo fastidio, Potter.
- Y tu te vez linda exasperada, Evans.
Quedé rígida por un momento, para nada me había esperado aquella respuesta de James. Sentí como la sangre subía a mí cabeza a la par que escuchaba las pequeñas risas de mis amigos. ¿Que sí poder había cambiado? No, al parecer no. Rodé los ojos al notar que él seguía siendo el mismo tonto de siempre.
- ¿Y esa sonrisa Evans? ¿Ya aceptaste tu gusto hacía mí?
- Piérdete Potter.
Nos quedamos un buen rato conectando miradas, ni yo misma sé la respuesta del por qué fue eso. Solo sentí cómo es que los demás chicos seguían murmurando y hablando sobre algún tema, mientras que junto a Potter no podíamos evitar retarnos con la mirada, finalmente él me guiñó un ojo y fue en ese momento en donde rodé los ojos y dejé de prestarle atención.
Pero aún así, no pude evitar voltear a verlo unas pocas veces, por más que en ningún momento él lo había hecho.
°•°(...)°•°
Peter Pettigrew
Miré entusiasmado las estrellas de hoy, los chicos se encontraban jugando snap explosivo, yo ya había terminado con mis cartas ganando la partida, por lo que aprovechaba en ver la bonita noche que había. Las risas llamaron mi atención haciendo que dejase de observar las constelaciones y para acercarme a los chicos que se encontraban en el centro de la habitación sentados entre cojines y mantas.
- ¿Podemos hablar de la tensión que causaste junto a la pelirroja en el comedor? - cuestionó burlón Sirius, me senté en mí lugar para ser partícipe de la conversación.
- ¿De qué tensión hablas, Canuto? - sonreí, James sin duda no era bueno en estos temas. Aunque no es como si yo fuera un experto, pero por lo menos me daba cuenta de lo que sucedía, no como James.
- Parecía que en cualquier momento uno de los dos se lanzaría a los brazos del otro - soltó de golpe, haciendo que James frunciera el ceño y negara, era obvio que no lo iba a considerar a sabiendas del "odio" que Evans le tenía, pero la verdad era que él no podía observar lo que nosotros habíamos notado.
- Era una de las típicas discusiones - soltó mientras se pasaba la mano por el cabello.
- No lo era - negué - Mayormente esas acaban con "piérdete Potter" - intenté imitar a la pelirroja.
- O un "Antes saldría con el Calmar Gigante que contigo, Potter" - asentí , esa era una de las mejores expresiones.
- O hay veces en las que solo dice "Potter" pero son ese tono y mirada con el que sabes que es mejor no insistir o la furia pelirroja aparecerá - seguí.
- Sí, Sí, me sé de memoria eso chicos - rodé los ojos por lo ciego que era James, en este momento no sabría decir si era por el mismo hecho de ser miope o por lo tonto que llega a ser.
- A lo que nos referimos, es que esta vez se vio como una de esas discusiones que Adha y Sirius tenían en su época de idiotas - Remus habló, yo dirigí mi vista a Sirius quien empezó asintiendo para luego fruncir su ceño y soltar una exclamación en forma de queja, reí por lo bajo.
- Nah, es casi imposible eso, recuerden que Lily... - comenzó a hablar más se vio interrumpido por Remus.
- Se sonrojo por el cumplido - James hizo amago de hablar pero Sirius habló antes
- No desconectó su mirada de la tuya - otra vez James quiso decir algo, pero fui yo quien habló antes.
- Volteaba cada dos por tres a verte - el castaño y pelinegro me vieron confundidos - ¿Ustedes no lo notaron? - ellos negaron a lo que me encogí de hombros.
- Lo sucedido es, que todo lo que ustedes comentaron puede ser cierto, pero no en el contexto que están diciendo - rodamos los ojos los tres al mismo tiempo mientras soltamos un quejido de exageración ¿Por qué James tenía que ser tan James?
- Cornamente ¿No es que a caso querías algo con Liy? - cuestionó Sirius.
- Y así es pero... - lo cortaron de nuevo.
- No, no, nada de peros. Solo has caso a los expertos, ¿Vale? - miré como Sirius sacaba su pose egocéntrico del cual algunas veces junto con Dhara nos burlamos un poco.
- ¿Experto te consideras cuando tuviste que esperar tres años para poder estar con Adha? - preguntó burlón.
- Hablamos de ti Bambi, no de mi - Sirius lo señaló como advirtiéndole.
- Pero no hay que negar que tiene razón Sirius, uno te decía que al final iban a terminar juntos y siempre andabas negándolo - soltó Remus.
- Yo no soy quien evitó por meses a alguien por temor a uno mismo - Sirius sacó en cara teniendo de fondo la risa de James, mientras que yo solo observaba divertido.
- Por lo menos ya tenía mis sentimientos claros, no como ustedes - Remus sacó sus garras.
- ¡Hey! ¡Yo no te he dicho nada lunático! - James exclamó
- ¿Ah sí? Pues yo no ando de meloso cada dos por tres - señaló Sirius.
- Eso es porque no te ves - murmuró James.
- Cuernudo - soltó indignado - Por lo menos yo no he perseguido a Adhara por seis varios años - se cruzó de brazos.
- ¿Con qué así estamos? Por lo menos Lily y Alice no parecen estar juntas y utilizando a Frank o a mí de tapadera - se defendió James.
Llegado el momento los tres se habían parado, yo había aprovechado la distracción para agarrar uno de los paquetes de galletas que tenía en mi baúl para comer mientras disfrutaba de su discusión.
- ¡James! - gritaron ambos indignados.
- Se tenía que decir y se dijo - exclamó con una sonrisa victoriosa mientras alzaba sus manos como si fuera inocente.
- Por lo menos a nosotros Lily nos habla - los dos hablaron al mismo tiempo.
Los chicos siguieron con la absurda pero entretenida discusión mientras que los observaba y disfrutaba de los comentarios que hacía, de vez en cuando una pequeña risa se escapa más intentaba no hacer tanto ruido como para interrumpirlos. Algo fácil de hecho, años de haber pasado por situaciones familiares habían sido mi preparación con el tiempo. Casi siempre el "día de Merodeadores" terminaba siendo, como muchos en Hogwarts dicen, el día de "Los Merodeadores y el rubio ese" , no era sorpresa para mi el quedar apartado y a pesar de ello lo disfrutaba, digo, era entretenido ver como de frase a frase las risas van creciendo hasta que simplemente llegan a caer en cuenta en lo tontos que se estaban comportando y ríen juntos, es justo después de ese momento, no antes ni durante, sino después que se dan cuenta de que algo les faltaba al momento, o mejor dicho, que yo faltaba en él.
Pero ya no dolía, o por lo menos ya no tanto, ya me había dado cuenta que en este tipo de escenas solo soy el que observa y se entretiene, que de hecho no está tan mal, ya que no creo que tenga el mismo ingenio que los chicos como para crear este tipo de respuestas de ataque o las frases sarcásticas que nunca faltan entre ellos. Si bien tengo los momentos en donde ese ingenio que según Adha dice que tengo sale, no es igual de constante que los de James o Sirius.
Dejé de lado mis pensamientos al percatarme que la habitación había quedado en silencio, alcé mi mirada, la cual no recuerdo en momento la bajé, para darme cuenta que los chicos me estaban viendo muy fijamente, fruncí el ceño y me puse algo nervioso, parecía como si me estuvieran examinando, pero ¿Por qué? ¿Qué había hecho como para que se distraigan de sus intercambio de comentarios de ataques sarcásticos?
- ¿Chicos? - pregunté confundido - ¿Qu-Qué sucede? - odié internamente el tartamudeo nervioso que salió de mi. ¿Y si creen que les estoy ocultando algo? ¿O que he hecho algo en contra de ellos? No creo que lleguen a pensar sobre ello ¿Cierto?
- Has estado demasiado callado colagusano - James comentó primero mientras se acercaba.
- Demasiado callado - Sirius repitió la acción del miope del grupo y me empezó a entrar algo de nerviosismo, siempre he sido callado en estas situaciones, ¿Se supone que ellos quieran que participa más?
- ¿No nos están intentando ocultar algo, Pet? - Remus preguntó y no noté nada más que curiosidad. ¿Curiosidad por algo mío? ¿De qué hablaron cuando me perdí en mis pensamientos?
- Desembucha Colagusano - ordenó James mientras se sentaba a mi lado, seguido de los demás quienes hicieron una ronda - ¿Quién es? - lo miré más confundido de lo normal.
- ¿Quién es quién? - logré articular, ellos solo se dieron una mirada para que después Sirius tomara la palabra.
- Quien es la propietaria de tus pensamientos Pet, no creas que no nos hemos dado cuenta que te quedaste pensando en alguien - los mire por un largo momento para luego soltar una verdadera carcajada.
¿En serio ellos creían que me había perdido por pensar en alguien? No es como si no hubieran chicas que no me llamaran la atención, lo que pasa es que estas chicas mayormente o me miran con asco o sólo se acercan siendo amables conmigo para luego preguntar sobre los chicos, aunque estas habían aminorado en cuanto Remus se puso de pareja, siguiendo Sirius y bueno, todo Hogwarts sabe que en estos dos últimos años James ya no era el mismo mujeriego de antes puesto que su atención estaba únicamente en Lily. Por esto mismo, no es que hubiera una chica como tal para mi, las unicas que se me habían acercado a mí, aunque solo por amistad, habían sido Paula y Adha. Por otro lado, con las que me llevaba "bien" por así decirlo era con Lily y Alice, quienes a pesar de no hablar somos como "conocidos" o algo así, por lo que las chicas estaban super descartadas para mi.
- ¿Por qué la risa? - preguntó James con el ceño fruncido.
- No hay ninguna chica propietaria de mis pensamientos - negué.
- Pues dejame decirte querido Pet que no te creemos - rodé los ojos a causa del comentario de Remus.
- No hay ninguna chica que se acerque a mí por mero gusto - me encogí de hombros - Creo que soy demasiado para ellas - los chicos rieron mientras que yo fingía mi sonrisa.
Demasiado aburrido o lo más probable demasiado poca cosa comparado con ustedes, pero nunca lo comprenderían, al fin y al cabo ellos eran LOS chicos de Hogwarts, el estándar perfecto para cada fémina del colegio y fuera de él, sin duda.
- Igual, no me lo creo - Sirius se encogió de hombros - Alguien debe de por lo menos haberte interesado - yo asiento confirmando lo que dijo.
- Es cierto, pero pierden mi interes rapidamente - explico, pensando en la variedad de chicas que me trataron con amabilidad hasta que me hacen la típica pregunta de si podría presentarle a alguno de los chicos o a todos en sí. Los chicos soltaron una exclamación que me hizo sonreír, de verdad parecían interesados y sorprendidos de mi respuestas.
- ¿A caso nadie es lo suficientemente buena para el Gran Pet? - James cuestionó exagerando su voz.
- Tu lo has dicho, no yo - contesté con una sonrisa mientras que hacía que levantaba una copa invisible en su dirección. Reímos juntos, los chicos siguieron intentando sacarme algún detalle sobre cualquier interacción que haya tenido con el romance, pero ellos no contaban que era el romance el que huía de mí apenas notaba mis pequeños acercamientos.
Fue de esta manera que pasamos noche buena, no nos dimos cuenta que era navidad hasta que los regalos aparecieron en los pies de nuestra cama, por lo que nos retamos mutuamente para ver quien podría resistirse más al no abrir los regalos hasta que amaneciera. Reanudamos con el juego del snap explosivo, comenzamos una nueva partida porque a penas la discusión que los chicos había iniciado habían dejado de lado las cartas y por ende la partida. No recuerdo las horas que nos quedamos jugando, solo sé que en un momento los tres quedaron dormidos a mitad del juego, estaba tentado a levantarlos para que fueran a sus camas a descansar, pero el sueño también me venció a mi y me dejé caer junto a ellos en los brazos de morfeo, siendo por esta vez mi cama las almohadas y cojines junto a las mantas que se encontraban esparcidas en el suelo.
°•°(...)°•°
Adhara Jones
Las carcajadas de parte de ambas no se hicieron esperar, ya eran más de las tres de la madrugada si mi instinto no se equivocaba y junto a Paula seguíamos hablando de cualquier ocurrencia que se nos ocurriera mientras que nos pintábamos las uñas a la otra. Habíamos hecho literalmente lo que en toda pijamada muggle se hace, jugar un poco de verdad o reto turnandonos entre nosotras quien preguntaba, escuchar música mientras que lo cantabamos y bailabamos a lo loco o simplemente echadas en el suelo sintiendo las melancólicas y tristes letras que algunas melodías contenían. No podría negar que toda pijamada con mi gemela era inolvidable, sobre todo porque por estas horas a ambas nos afectaba el no haber dormido lo que provocaba que nuestras emociones sean más fuertes y nuestras ideas más absurdas.
En otras palabras, nos comportábamos como esas chicas que se mareaban y alucinaban nada más tomar un vaso de alcohol, sí, así de pateticas nos estábamos comportando. ¿Pero quien no se ha comportado de esa manera estando sola o con esa persona que sabes que estaría a tu lado por toda tu vida?
No tenía ninguna duda que Paula era esa persona, era mi persona y yo la de ella. El solo el hecho de conocerla o de pasar tiempo con ella me ponía de un gran humos que ni el idiota del ravenclaw puede arruinar, obviamente cuando ella también está de ese humor, porque si algo identifica a nuestra relación era que si una no podía animar a la otra, entonces ambas tendríamos el mismo humor, sin importar que no estemos en ese momento juntas en clases o en el mismo lugar, nuestras emociones parecían conectadas.
Cielos, ahora si que entiendo por qué tanto Sirius como Remus a veces dudan sobre si de verdad los estamos utilizando de tapadera. Reí ante ello mientras que mi querida gemela me veía interrogante.
- Adivino - habló ella con una sonrisa - ¿Lo de la tapadera? - asentí y ella sonrió dándome a entender que también pensaba en ello.
- No hay que negar que tienen sus razones - expresó, ella asiente confirmando lo dicho.
- Eso nos pasa por tener una amistad que sobrepasa los propios límites de esta - comenta divertida.
- Eres mi gemela, obviamente la conexión que tenemos va mucho más allá que cualquier otra simple amistad - gire mi cabeza para verla.
- Cuantas interpretaciones se le puede dar a esa frase y en todas te diría que sí - la castaña que se encontraba echada a mi lado repitió mi acción y con ella nuestras miradas se encontraron. Nos quedamos observando mutuamente por un muy buen rato, lo más probable queriendo descifrar lo que la otra pensaba.
Juntamos nuestras frentes y no pudimos evitar soltar unas enormes carcajadas. Sí, sin duda estábamos comportando como si el alcohol que habíamos tomado a eso de las 12 nos había afectado. Oh, en realidad eso sí que puede ser cierto, al fin y al cabo no es que nos hayamos tomado de manera responsable y con tranquilidad como Lily nos ordena a veces.
- Sirius y Remus sin duda tienen porque temer.
- Completamente de acuerdo contigo geme.
- Cambiando de tema, por la tarde me puse a pensar en lo que el futuro nos depara.
- ¿En serio? - la vi asentir con una emoción que me contagio - Cuéntame entonces ¿Qué crees que pasará?
- Para empezar, mi matrimonio con Remus - solté una risa sin evitar ganándome un pequeño golpe.
- Vale, vale. Tu boda con Remus ¿Qué más seguiría? - cuestioné interesada.
- Bueno, lo más probable es que para ese tiempo James y Lily empiecen a salir.
- De eso no hay duda, son el uno para el otro, aunque la Tomatito no lo quiera ver.
- Verás que pronto lo notará.
- Eso espero, James si que tiene muy buenos y sinceros por Lily.
- Bien sigo, entonce lo más probable es que Lily quiera casarse también, por lo que yo sería la madrina de su boda.
- ¿Yo sería la madrina de la tuya, cierto?
- ¡Por supuesto! ¿Quién crees que si no ocuparía ese puesto? Tanto Remus como yo te elegimos para ser nuestra madrina, sin dudarlo.
- Nunca es malo asegurarse de las cosas, al fin y al cabo, fui yo quien causó su primer beso, de alguna manera me tenían que pagar.
- Que Ego, pero tienes razón.
- Sí, sí, no es nada, ser cupido es mi pasión.
- Lo que tu digas señorita acepto que tengo sentimientos por el chucho pero no diré nada porque arruinaría mi amistad con él - esta vez yo le dí un empujón.
- Estamos hablando del futuro que imaginas tú, no de mi pasado amoroso.
- ¡Cierto! Bueno, después de la boda de Lily lo más probable es que siga la tuya, pero después de unos dos a tres años, ustedes dos siguen siendo unos rebeldes sin causa así que aún no los veo como para dar ese paso.
- Y tienes la razón, me veo yendo a bodas pero no asistiendo a la mía.
- Bueno, después también pensé en si formaramos una familia.
- Paula, ya somos familia.
- Sí, pero me refiero a tener hijos.
- Serías buena madre.
- Tu también Geme, tienes un don con los pequeños, no por nada los de primero de todas las casas adoran a la agradable prefecta de Slytherin que los ayuda en todo momento.
- Sí, no creo llegar a ser madre.
- ¿Sirius no quiere hijos?
- La verdad no sé, creo que sí, pero el hecho es que yo no quiero.
- ¿Por?
- ¿Cambiamos el tema?
- ¿Es tan serio?
- Estamos en navidad Geme.
- Lo sé ¿Qué tiene que ver eso?
- No quiero arruinar la alegría de hoy con este tema.
- No creo que lo arruine.
- ¿Algo más que quieras en un futuro?
- No cambies el tema Adha.
- De hecho, estoy volviendo al tema principal que es otra cosa.
- Puedes confiar en mí ¿Lo sabes?
- Obviamente que lo sé, eres la que mejor me conoce, sobrepasando a Sirius de hecho.
- Bien, solo por eso lo dejaré pasar.
- Gracias.
- Pero... ¿Podrías repetirlo en frente de Sirius?
- Gemela...
- Es eso o insisto con el tema.
- Esta bien, lo que digas.
- ¡Sí! Ya quiero ver la cara de Sirius cuando se entere que conozco más a su novia que él mismo, le dolerá en el ego que tiene.
- Sin duda alguna lo hará.
- Ahora sí, volviendo al tema principal.
- El futuro, sigue contándome.
- La verdad es que eso es todo.
- ¿Todo de todo?
- Sí, digo, los mejores momentos los he pasado con ustedes, así que solo me gustaría seguir creando más momentos así.
- Entonces lo único que ves en el futuro es ¿Seguir todos juntos siendo familia oficialmente?
- Así es, además de ser una de las mejores tías para el futuro hijo o hija de mi hermano, este año ya termina así que lo más probable es que dentro de unos años se case con Pandora y me den un lindo o linda sobrina dado el caso.
- Lo único que quieres es a bebés que puedas consentir.
- Exactamente.
- Bueno, se escucha como un buen futuro.
- ¿Tu lo crees?
- Mientras que eso te haga feliz, las creencias de los demás no importan.
- Pero tu eres mi gemela.
- Y como tal siempre querré tu felicidad sobre todo.
Nos quedamos un rato por un largo silencio, hasta que sentí como Paula me abrazaba fuertemente, correspondí el abrazo como se debe, nunca se lo negaría a mi castaña favorita.
- Sos la mejor - murmuró entre mi cuello.
- Lo sé, siempre me lo dicen - sentí su risa mientras le pasaba mi mano por su cabello.
Nos quedamos así por un rato hasta que Paula se separó, noté cómo es que sus ojos ya estaban algo rojizos por lo que supe en ese instante que el momento de sentimentalismo había iniciado y que con ello también pronto se haría presente el momento en el que nos quedaríamos dormidas sin notarlo. Le brinde una sonrisa tranquilizadora antes de que empezara a lagrimear y que la Paula sensible melodramática apareciera. Nos quedamos un muy buen rato hablando sobre los que antes considerábamos los peores momentos de nuestras vidas, riéndonos de nuestras desgracias entre lágrimas. Llegado el momento Paula se había apoyado en mis piernas mientras que le hacía mimos y seguíamos hablando.
Cuando sentí que ya estábamos desvelandonos demasiado, moví con cuidado a la somnolienta Paula de mis piernas para acostarla bien en la cama, para después echarme yo también y de esta forma poder descansar. Aunque un pensamiento no se iba de todo de mi mente y es que... ¿Paula estará lista para contarle el por qué de mis decisiones? Intenté deja de lado eso, más mi mente parecía estar empañada en hacermelo recordar cada vez más, hasta tal punto que no sé en que momento cerré mis ojos y al abrirlos, ya había más iluminación en la habitación, lo que significaba que el sol ya había salido y que sí había dormido aunque lo haya sentido como un simple parpadeo.
El dormir preocupada por algo sin duda no era algo que recomendaba, te sentías como si no hubieras descansado nada.
°•°(...)°•°
Sirius Black
Nada más llegar al gran comedor y encontrar con la mirada a mi chica la abracé por la espalda tomándola de sorpresa, al parecer había estado super concentrada en la conversación que tenía con Paula que ni me notó.
- Y decía que no era meloso - escuché el murmullo de James recordando lo que habíamos hablado el día de ayer, más no le hice caso.
- Feliz Navidad Star - murmuré contra ella mientras le daba un beso en la coronilla de su cabeza.
- Feliz Navidad para ti también, Estrella - respondió ella, después de unos segundos me deshice del abrazo para sentarme a su lado y pasar un brazo por detrás de mi pelinegra.
La mesa parecía estar más llena y con más variedad de comida que otros días, lo más probable por el mismo hecho de que era navidad. Los profesores se habían sentado junto a nosotros, aunque en la parte delantera de la mesa, estando algo alejados pero más cerca que cuando se sientan en su lugar cotidiano.
- ¿Qué tal su noche de Merodeadores? - preguntó Paula, quien estaba frente a nosotros y acurrucada a Remus.
- La pasamos super bien - respondió James por todos.
- ¿Y su noche de Gemelas? - cuestionó Remus.
- Muy interesante - respondió mi pelinegra mientras que compartía una mirada con Paula y tomaba de la chocolatada que se había servido.
Vale ¿Soy él único que puede sentir cierta tensión entre ellas dos? Mi brazo pasó del hombro de Adha a su cintura y la jalé un poco para que estuviera más cerca mío y poder susurrarle lo siguiente al oído.
- ¿Muy interesante? - la pequeña risa de Adha solo me hizo fruncir un poco más el ceño.
- Demasiado - contestó ella para luego desafiarme con la mirada.
Entonces caí en cuenta que lo estaba haciendo a propósito y que había caído en su juego de nuevo, más no me molestaba para nada ello, ya que la tenía demasiado cerca como para quitar esa sonrisita de una muy buena forma.
- Ejem, estamos desayunando Chicos - rodé los ojos al escuchar a Paula hablar.
- Lo sabemos Geme - respondió ella para luego volver su atención a tomar de su taza.
- ¿Y que les regalaron? - curioseó Peter ganándose la mirada de todos al mismo tiempo que hablaban sobre todo los regalos que habían tenido y cuáles eran los que más les habían gustado, incluyendome.
De esta manera es que nos enteramos de los regalos que al otro le habían otorgado, a partir de esta pequeña conversación comenzó un debate entre quien había obtenido el mejor regalo de Adha, al igual que también quien había sido el favorito de Remus. Obviamente en el de Adha gané yo, aunque los demás dijeran que era Paula, sabía perfectamente que no por nada para mi cumpleaños me había regalado un casco y esta vez unas llaves con una nota que tenía escrito "tendrás que esperar unos meses más ;)" así que si mis sospechas eran ciertas, apenas termináramos 6to año ya tendría una nueva manera de desplazarme de un lugar a otro de una manera más muggle pero, obviamente, sin perder mi estilo.
Después de aquella conversación, James al ver por la puerta empezó a desordenarse el cabello, lo que me dió a entender que la pelirroja Evans se acercaba a nosotros. Una melena rubia pasó por mi lado deteniéndose por mi lado, agradecía a Peter el haberse sentado a mi costado por esta vez, al menos así no tendría que soportar tanto a Marlene, aunque de igual forma esta se sentó al lado de Peter.
- Buenos días Chicos, Feliz navidad - nos saludó Lily con una sonrisa.
- Feliz Navidad Lily - respondimos todos a la vez como si de un coro se tratara, ocasionando que rieramos un poco por la coincidencia.
- ¿Qué tal la pasaron ayer, chicas? - la castaña preguntó.
- Bien, igual que ustedes de seguro - contestó Alice.
- Toda la razón Alice - sonrió Adha.
- ¿Y qué planes para hoy?
- ¿Una mini fiesta en la sala común?
- ¿Y si solo nos juntamos mientras que hablamos y compartimos chucherías?
- Le entro más a la segunda, creo que todos nos hemos desgastado mucho en la noche buena.
- Confirmo, la segunda opción suena más tentadora.
- Entonces lo segundo será. ¿Quien se encarga de las chucherías?
- Creo que no habría problema con ir junto a Adha por ellas, además, debo de ir a saludar y agradecer a mi hermano y a mi cuñada ¿Qué dices Geme?
- Por mi suena bien. Así podemos invitarlos para ver si nos hacen compañía.
- Que así sea, mientras, los demás nos encargamos de ir amueblando la sala común para que sea más cómodo y no tengamos que pelearnos por el sillón grande.
Todos asentimos a las palabras concordando con lo que James había dicho, Navidad era pasarlo entre familia y me alegraba el compartir esta festividad con ellos. En especial con mi pelinegra, la cual mayormente se la pasaba toda la mañana y casi la mitad de la tarde con las serpientes por lo que me alegraba que por esta vez ella haya sido la única en quedarse, aunque según lo que habíamos hablado, casi iba a pasar las navidades fuera de Hogwarts con los de su casa, afortunadamente, la pude convencer junto con la ayuda de Paula a que se quedara y dejara de lado solo por esta vez a las serpientes.
Después de haber tomado un muy buen desayuno como debe de ser, nos despedimos de los profesores con una sonrisa mientras les deseábamos que pasaran una muy bonita navidad, además de invitarlos a modo de broma a que se pasaran por la sala común de Gryffindor para pasarla bien con ella, cosa que a Minnie no le hizo mucha gracia por la mirada que nos dió, creo que está acostumbrada a que dejemos la sala común patas arriba, aunque esta vez esa no era nuestra intención, más sin embargo, cuando Dumby comentó que se pasaría por allí simplemente suspiró y nos dejó ir no sin antes advertirnos que cualquier cosa que hiciéramos después dejáramos bien ordenado la sala común. De esta forma nos fuimos cada uno a hacer lo que habíamos acordado, Adha y Paula desaparecieron apenas salimos del gran comedor para ir por lo que compartiríamos, todos los demás nos fuimos directo a la sala común para empezar con hacer más cómodo el lugar.
Junto con James empezamos a mover los muebles mientras que Colagusano tomaba alguna de las mesas y las juntaba en el medio para formar una grande, en donde pondríamos lo que las chicas traían para comer. Lily junto Alice bajaron con unos cojines y colchas por otro lado Marlene traía una pila de almohada. Al ver eso, los chicos y yo nos acercamos a ayudarlas para que no se cayeran de las escaleras en un mal paso. James se acercó rápido hacia Lily, Remus a Alice y yo tuve que ir a por Marlene.
- Permíteme - murmuré mientras tomaba la mitad del pilar de cojines que tenía, quitándole aquellos que le tapaban la cara.
- Gracias - ella susurró, yo asentí y me alejé de ella para poder dejar lo que tenía en mis manos por los lados que creía que deberían estar, aún a sabiendas de que lo más probable es que las chicas lo cambiarían de lugar.
- Creo que quedó bien - señaló Peter.
- Le falta algo más... ¿Navideño? - Alice dudo.
- Creo que algunas guirnaldas tal vez - Lily habló
- Y puede que muérdagos - todos vimos con una ceja alzada a Marlene.
- ¿En serio rubia?
- ¿Qué? ¿Qué tiene de malo?
- Ni lo intentes - solté hacia James quien empezaba a abrir la boca para, seguramente, estar de acuerdo con la idea de la rubia, solo para tener la esperanza de besar a Lily.
- Ugh, qué amargados - James comentó.
- Por primera vez estaré de acuerdo contigo Potter - la rubia le sonrió.
La entrada a la sala común se abrió y todos pudimos observar a dos montañas de comida entrando junto con algunos platos más que flotaban. ¿Es que acaso habían traído todo lo que había sobrado del desayuno del gran comedor? Negué divertido y me acerqué rápidamente a la montaña que pertenecía a mi pelinegra, puesto que todos las comidas de ahí eran sus favoritas.
- ¿Los elfos ya lo tenían preparado a caso? - le cuestioné.
- Sabes que me aman, a penas estábamos terminando de decir el porfavor y ya habían un montón de platos preparados - tomé gran parte de la montaña para ayudarla, aunque ella se quejara diciendo que ella podía sola.
- Un gracias no estaría de más - ella sonrió divertida para luego robarme un beso - ¡Hey! Si quieres besarme hazlo bien - ordené.
- Nop ¿O acaso no te gusta mi forma de agradecer?
- Me gusta, pero creo que puede mejorar.
- Si quieres lo apunto en el libro de reclamación ¿Te parece?
- ¿Y si mejor te enseño?
- Hay gente aquí, cariño.
- ¿Y quién ha dicho que lo haría aquí?
Sin decir nada más la jalé de la mano llevándola detrás de las escaleras donde no entraba luz alguna, aprovechándome de que los demás estaban más concentrados en ver la comida que habían traído que en nosotros. La acorrale contra la pared y me acerqué lentamente a ella hasta sentir como nuestras respiraciones se combinaban, sus labios se curvaron o eso pude sentir antes de que ella acabara con el pequeño espacio que había entre nosotros iniciando un lento beso que me dejó con ganas de más.
La apegue más a la pared mientras le tomaba de la barbilla, para de esta forma poder profundizar el beso, todo pensamiento se había esfumado de mi cabeza y en lo único que mi mente trabajaba era en disfrutar de aquel festín que se encontraba en su boca, intentaba complacer aquel deseo que tenía desde la mañana de probar sus apetitosos labios, más cada vez que nos separabamos lo único que ansiaba era volver a juntarnos sin detenernos por mucho tiempo. Para este entonces ella ya había empezado a tirar de aquellos puntos exactos de mi cabellera mientras que yo lo único que hacía era agarrar sus caderas buscando la manera de juntarnos más.
Sabía que no era momento de llegar esa situación, en especial porque a unos cuantos pasos se encontraban nuestros amigos. No, no nos habíamos olvidado de ello, claro que teníamos en cuenta que en cualquier momento podrían percatarse de nuestra pequeña desaparición, pero aún así queríamos aprovechar este mini momento al máximo. De a poco, los besos intensos empezaron a ser más cortos y más lentos, a tal punto de llegar a ser simples picos. Las caricias que Adha daba a mi cabellera nunca se detuvieron, al igual que mis caricias a su cadera. Ambos juntamos nuestras frentes y reímos por lo bajo.
- Cariño, debemos de regresar - asentí sin prestarle mucha atención puesto que solo podía observar esos marrones y chocolatosos ojos que a pesar de la oscuridad podía jurar que brillaban - Sirius...
- Lo sé, lo sé - murmuré - pero aún podemos quedarnos un rato más - saqué mi sonrisa seductora, mi pelinegra negó divertida por lo que dandole un beso en su frente la tomé de la mano y de un solo movimiento salimos juntos de debajo de las escaleras.
Los chicos seguían con su atención puesta en arreglar las chucherías que se habían traído por lo que ni notaron cuando nos unimos a ellos, simplemente siguieron con su trabajo de ordenar de manera equitativa la comida. Los comentarios sarcásticos como también las mini discusiones sobre en qué lugar debía de ir el pye de manzana o la tarta de calabaza no se hicieron esperar. Y al cabo de un par de horas, ya todo estaba listo para pasar lo que restaba de la navidad en la sala común, lamentablemente para los profesores y demás estudiantes que se habían quedado no iban a contar con nuestra presencia para el almuerzo, puesto que suficiente teníamos hasta la noche con todos los platos que teníamos. Empezamos primero con sentarnos en el suelo mientras que contábamos anécdotas o historias navideñas, llegada la tarde Xenophilius y su novia Pandora hicieron aparición para hacernos compañía a la hora de comer, donde James se lució con la historia sobre cómo rompió varios jarrones por su casa de una forma "heroica" cuando empezó a utilizar la escoba que en su quinta navidad le habían regalado. Por otro lado, Lily nos contó algo sobre una película muggle que trataba sobre un tal sujeto verde que odiaba la navidad pero al final le terminó gustando, no hay que negar que reímos varias veces, puesto que imitaba con todo detalle cada escena que se acordaba como el de cuando se estaba preparando para elegir que ropa ponerse.
Apenas el sol empezaba a oscurecerse nos repartimos la tarea de encender las velas que ya habíamos preparado, para luego sentarnos junto a los cojines y las mantas formando una redondela a la chimenea que teníamos al frente. Esta vez dejamos las anécdotas y las charlas de lado para empezar a retarnos a cantar villancicos, formando parejas, nos turnamos de izquierda a derecha para que cada una de estas cantara algún villancico que les viniera a la mente, sino se acordaban de alguno perdían y si cantaban al completo la canción se salvaban y le tocaba a la siguiente pareja. Para nuestra sorpresa, descubrimos que todos los presentes tenían una buena voz, aunque la utilizabamos para cantar canciones medias cómicas absurdas que nos hicieron el día.
- Vale, vale, ya quedó claro, Paula gana este concurso - James paró el concurso.
- Aún seguimos aquí James - Alice alzó la mano indignada, puesto que ella y Marlene aún no habían perdido.
- ¿Aún quieren seguir inventando villancicos que no tienen sentido? - cuestionó con una ceja alzada, todos reímos puesto que el miope tenía razón, aquel dúo no había parado de crear villancico tras villancico con tal de no perder.
- ¡Aplausos para la reina de los villancicos! - empezó aplaudir Adha, siendo seguido por los demás.
- Reyes, querrás decir - Paula se señaló junto a Remus.
- Reina mi querida Gemela, Remus solo te hacía los coros porque no sabía la letra.
- Nos atrapastes - Remus sonrió divertido.
- Bueno, Pandora y yo ya nos tenemos que ir antes de que algún profesor se entere que estamos aquí - Xeno habló y junto a los demás lo empezamos a abuchear.
- No te preocupes por Minnie hermanito, ella nos ha dado permiso - habló la castaña.
- De igual forma, tenemos ciertos planes con nuestros amigos. Pero no creo que superen esta mágnifica reunión que tuvimos con ustedes - la voz dulce de Pandora se escuchó.
- Por eso eres mi cuñada favorita Pandora - la castaña se acercó a ella para darle un fuerte abrazo.
- Es la única que tienes Paula - le recordé divertido
- ¡Adhara! ¡Tu chucho me está fastidiando de nuevo! - gritó señalándome.
- ¡Hey! ¡Yo no he hecho nada! - me excusé al ver la mirada de mi pelinegra puesta en nosotros.
- ¡Está mintiendo! - gritamos los dos mientras nos señalábamos mutuamente.
- Paula, Sirius, paren - ordenó ella mientras que rodaba los ojos, yo solo bufé mientras me cruzaba de brazos, acción que la castaña imitó.
¿Por qué siempre tenía que tambien echarme la culpa?
- Son como niños ¿Como los soportas?
- Hay veces en las que ni yo lo entiendo Mister ego.
- ¡Adha! - gritamos indignados los dos.
Ella solo nos regaló una sonrisita inocente. Pandora y Xeno empezaron a despedirse de todos y nos deseamos mutuamente una feliz navidad de nuevo para de ahí retirarse de nuestra sala común. Después de unas cuantas charlas más, Adha junto a Lily crearon una fogata en el medio de nuestra redondela con la protección necesaria para que no terminemos incendiando toda la sala común; con el fuego frente nuestro trajimos los tazones que se encontraban llenos de malvaviscos y una ramita para cada uno de nosotros, de esta forma podríamos asar estos dulces y comerlos según una de las pocas tradiciones que tanto los muggles como los magos compartimos.
- Y es así como debes de poner tu malvavisco al fuego, Pet - miraba divertido como James le "enseñaba" los trucos para hacer un muy buen malvavisco al fuego.
- Mister Ego - la chica a mi lado lo llamó divertida.
- ¿Sí Sabelotodo?
- Tu malvavisco está en llamas.
- Esa es la idea ¿Acaso no escuchaste mi explicación?
- ¿Es por eso que está tan negro como el carbón?
- Claro que no está de ese... - James soltó un grito para nada afeminado mientras que sacaba apresurado su malvavisco de color negro que aún poseía ciertas llamaradas en él al darse cuenta que lo dicho por mi chica era cierto.
Solté una gran carcajada siendo seguido por los demás al ver como James volteaba de un lado a otro con su carbón de malvavisco en llamas hasta que Lily le echó un aguamenti mojándolo por completo, lo que causó más risas. Me apoyé en el hombro de la pelinegra delante mío mientras que la abrazaba por detrás, ella sacó de la fogata su malvavisco para darle un mordisco y luego invitarme un poco, murmuré un gracias en su oído en cuanto acabé de masticar.
Una sonrisa traviesa se asomó por mi rostro, la había puesto nerviosa con aquel susurro. Ese era el punto débil que más amaba de ella, no tenía una idea específica del porqué el que le hablaran cerca de su oído era su punto debil, mas lo disfrutaba demasiado, era por ello siempre buscaba la manera de esconderme entre su cuello para ser más sencillo el molestarla.
La abracé más fuerte mientras dejaba un beso en aquel hueco que se formaba entre su cuello y su hombro, sintiendo como su piel se erizaba por mi toque. Suspiré aún sin salir de aquel lugar que se había vuelto mi escondite favorito, quería a esta chica de una manera tan extraordinaria que no sería capaz de expresarlo con palabras o simples oraciones. Ella era la razón de cada uno de mis sentimientos y la poseedora de estos, era lo primero que pensaba al despertar y lo último al dormir, simplemente era ella y eso fue suficiente para convertirse en ese alguien especial de la cual querrás siempre hablar pero a la vez no querrás decir nada por el temor que otros se fijen en el maravilloso brillo que desprende.
Y soy un egoísta, lo sé, pero no quiero verla con alguien más, no cuando sé todo lo que ella puede llegar a ser. La quiero, la quiero de una manera tan intensa que ni siquiera recuerdo qué fue de mí antes de todos esos recuerdos y emociones que tengo con ella y por ella. Puede sonar egoísta, pero después de todo por lo que he pasado creo que me merezco por lo menos algo que me haga verdaderamente feliz.
Y la más importante causa de mi felicidad es ella
Siempre a sido ella.
•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
11845 palabras
Vaya, sin duda creo que es el capítulo más largo que he escrito hasta ahora.
En fin ¿Qué tal el capítulo? ¿Les gustó o solo les pareció relleno?
¿O tal vez demasiado cursi?
Como he mencionado, nunca he estado en una relación romántica estable, por así decirlo, así que este ámbito siempre es algo complicado para mí al escribirlo.
Ah sí, como sabrán, la protagonista de esta historia se llama Adhara pero, si estuviera en sus manos ¿Qué nombre le pondrían a la protagonista de su historia?
Y no, no pienso cambiarle el nombre a Adha, siento que ese le queda muy bien al personaje que es, o por lo menos así lo siento como la escritora y creadora de ella. ¿Ustedes que opinan?
En fin, de todo corazón les deseo que se cuiden y tomen mucha awita porfa
Los ama,
Una Slytherin,
no tan Slytherin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro