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Final: Baño de sangre

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Taehyung bordeo la silueta de la foto con el dedo pulgar. Le sudaban las manos, temblorosas y heladas, que sostenían con dificultad ese archivo. Había tenido que detener a Seokjin más de una vez en la historia para correr hacia el tacho de basura y vomitar. Se relamía los labios resecos, sentía todo el cuerpo caliente y la garganta le ardía. De verdad, de verdad quería creer que Seokjin solo le había contado una historia retorcida. Algo ficticio que acababa de inventar, pero era difícil creer que era mentira cuando el chico de las fotos que sostenía entre sus manos era Jungkook claramente. 

Más alto, con ojos oscurecidos y cuernos de demonio, pero era Jungkook después de todo.

Lágrimas caían sin parar por sus mejillas, sollozos incompletos y roncos se escapaban por sus labios. Seokjin lo miraba con lástima, aún sentado en esa silla con las piernas cruzadas.

—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Taehyung en un gimoteo. Seokjin suspiró.

—Fui su mano derecha por meses, Taehyung. Confiaban en mí, creían que éramos amigos, me lo contaron todo.

—¿Y por qué me dices todo eso? —le recriminó entre lágrimas— Pudiste dejarme vivir en la ilusión. Pudiste... ¿por qué... ? ¡No quería saber nada de esto!

—Jugaron contigo, Taehyung. Usaron tu vida para entretenerse —explicó Seokjin, exasperado—. Necesitamos salir de aquí. Son unos desquiciados, seguirán manipulándote hasta el fin de los tiempos, hasta que se aburran de ti y te lancen a las bestias... ¿De verdad quieres eso?

Taehyung no respondió, lloró en silencio entre sus piernas.

—Lisa y yo tenemos un plan. Para escapar de este colegio del demonio, Taehyung. Para ser libres, para liberar al resto de almas perdidas, ¿no quieres eso?

—¿Po qué querrían salir? ¿Libertad? —Taehyung se rió con amargura, sorbiéndose la nariz y limpiándose las lágrimas con la manga del uniforme— No hay libertad allá afuera, Seokjin. Si lo que me dices es verdad, fuera de este lugar hay kilómetros de bosque infernal.

—Para Lisa y para mí no existe otra opción —sus ojos brillaron con un ápice de esperanza. Saltó de la silla y se abalanzó sobre Taehyung, sosteniendo sus hombros. Taehyung dio un respingo—. Tú aún tienes oportunidad, Taehyung. Podemos buscar uno de los edificios que albergan almas. Tú aún puedes reencarnar, aún tienes tiempo. Tú aún tienes otra oportunidad, Taehyung. Te ayudaremos, pero ayúdanos a salir de aquí a cambio —le rogó a Taehyung con la mirada—. Por favor.

—¿Sabes dónde están esos edificios? —al ver que Seokjin no respondía, Taehyung soltó una carcajada sin una pizca de gracia— Si nos quedamos mucho tiempo en el bosque nos convertiremos en uno de esos monstruos horrendos, ¿no? Y no sabes dónde están los edificios...

—Lo lograremos, Taehyung. Te lo aseguro —Seokjin parpadeó varias veces. Taehyung estaba siendo difícil de convencer. Estaba seguro de que seguía bajo los efectos de la manipulación de Jungkook. Creía que abriría los ojos una vez le contara la verdad—. Primero necesitamos salir de aquí, antes de hacer cualquier otro movimiento.

Taehyung divagó por un momento. Sus lágrimas se habían detenido, dejando un rastro húmedo sobre sus mejillas, que seguían ardiendo. Seokjin no soltaba sus hombros, y ahora había bajado la cabeza hasta apoyar la frente en el pecho de Taehyung. Su corazón golpeaba las paredes de su pecho con brusquedad, su respiración era irregular y sus pensamientos eran una maraña sin sentido. Tal vez si vomitaba una vez más, se calmaría y podría pensar. Tal vez...

Tragó saliva, la acción raspando su garganta y haciéndolo sentir enfermo. Esto en serio parecía una pesadilla. Jimin y Sojung aparecieron en su cabeza. El abrazo cálido de su hermana mayor, la sonrisa reconfortante de Jimin. No eran muchas, pero habían personas que lo esperaban en casa. Que lo esperaban y que nunca volvería a ver. Incluso si reencarnaba, no volvería a verlos. Pensar en eso dolía como el infierno, y era mucho peor que, cada vez que pensaba en su vida pasada, Jungkook invadía su cabeza.

Jungkook, Jungkook, Jungkook. No podía pensar en nada más. Seokjin había dicho que Jungkook se metió a la fuerza en su mente. Jungkook era el chico del seifuku. Yoongi lo había matado, sí, pero Jungkook había sido la mente maestra detrás del plan. Jungkook...

Jungkook había hecho todo eso para estar con él.

Hizo todo eso...

Por Taehyung.

—No quiero irme —respondió Taehyung con seguridad, su mirada perdida en el techo. Seokjin alzó su mirada, desbordante de desesperación. Taehyung lo miró directamente a los ojos, y sonrió. Las lágrimas y los ojos desbocados lo hacían ver como un completo desquiciado—. No quiero irme, Seokjin.

—¡Por Dios, Taehyung! —lo empezó a sacudir. La expresión de Taehyung no cambiaba— ¡Recapacita! ¡Esto no es real! ¡Jungkook y Yoongi... ! —sollozó— Taehyung.

—¡Suéltame, Seokjin! —gritó, empujándolo con fuerza y levantándose del suelo. Miró hacia abajo, hacia el chico que le rogaba por ayuda y sollozaba súplicas, y torció los labios.

¿Quién era Seokjin para decirle qué hacer? Taehyung era la víctima de todo este juego macabro, era él quien había muerto injustamente, ¿no tenía el derecho de elegir qué hacer a continuación? Recordaba vagamente las palabras de Jimin. Todo era una mentira. Esto no era Blood Rain, era el maldito purgatorio. Taehyung no estaba en un videojuego, estaba muerto

Pero, por alguna razón, esas palabras no dejaban en paz.

—Jungkook tiene tres finales en total. Hay un final que disfruto, pero todos son fascinantes, no te arrepentirás si lo eliges.

Esto no era real... Pero Jungkook (y Yoongi) habían hecho todo lo posible para que pareciera real. Así que, siguiendo la lógica de Blood Rain, ahora dependía de Taehyung y sus decisiones. Dependiendo de lo que eligiera hacer a continuación, terminaría por obtener un final.

¿Qué tenía que hacer para obtener el final bueno?

Se deshizo de Seokjin, que seguía suplicando entre llanto, y salió de la habitación. Estaba rompiendo la promesa con Jungkook de no salir, pero esto era más importante. Taehyung había abierto, parcialmente, los ojos. Sabía la verdad, sabía lo que tenía que hacer. Estaba comprometido con su decisión, no miró hacia atrás ni una sola vez mientras corría por los pasillos. 

El pasillo de los maestros estaba vacío.

Subió y bajó las escaleras, se encontró con Lisa de nuevo en el cuarto de los casilleros. Entró en el salón en el que la supuesta clase 3-B estudiaba, sabiendo que todos eran actores que cumplían un papel para no ser castigados. Corrió hasta que las piernas dejaron de responderle, pero no se detuvo.

Taehyung sabía la verdad. Jungkook era un demonio.

Jungkook era un monstruo.

Y, aún sabiéndolo, Taehyung iba a escogerlo a él.

Abrió la puerta de los baños. El lugar apestaba a cloro y a sangre, el aire entraba por la ventilación con un susurro lejano, llevándose parte del olor desagradable. Las paredes de azulejo, el suelo, el espejo, todo estaba salpicado de un líquido rojizo. Escuchaba jadeos a la lejanía, y sus ojos se encontraron con una silueta negra sentada en una esquina del baño, frente a los cubículos.

Era Jungkook. 

El verdadero Jungkook. El demonio.

Ya no llevaba el uniforme escolar. Estaba vestido con una camisa negra y un pantalón del mismo color, descalzo. Su ropa y su rostro estaban cubiertos de sangre también. Lucía igual que en la foto de los documentos de Seokjin.

—Taehyung —pronunció su nombre al notar su presencia. Su voz era mucho más grave en esta forma. Taehyung empezó a caminar hacia él, pasando sobre charcos de sangre.

Se arrodilló y tomó el rostro de Jungkook entre sus manos.

—¿A quién mataste? —dijo, con tono bromista. Jungkook no se rio, solo le mantuvo la mirada.

—La sangre es de Yoongi.

Taehyung parpadeó, poco sorprendido. Se lo esperaba, sinceramente.

—¿Lo mataste?

—No. Solo peleamos... —bajó la mirada, con los ojos muy abiertos— Escapó.

—Deberíamos ir a buscarlo entonces.

—No —cerró los ojos y suspiró, abrazando a Taehyung por la cintura y atrayéndolo hacía sí mismo—, no. No me importa Yoongi. Quiero estar contigo.

Taehyung sonrió para sí mismo y lo abrazó, hundiendo su rostro en el hombro de Jungkook y volviendo a llorar silenciosamente. Si así sería el resto de su existencia, no le molestaba pasar la eternidad en los brazos de Jungkook.

—¿Te enteraste de todo? —preguntó Jungkook en voz baja. Taehyung lo abrazó con más fuerza— ¿Te lo dijo Seokjin?

—No me importa lo que hayas hecho, Jungkook —se alejó para volver a acunar su rostro entre sus manos, apoyando su frente contra la de Jungkook—. Sigo queriéndote, eso no ha cambiado.

—Soy un monstruo, Taehyung. ¿Eso no te importa?

—No.

—Estás muerto por mí culpa.

—Ya lo sé. Creo que... es algo que superaré con el tiempo —bajó la mirada y se aclaró la garganta—. No es que me quitaras mucho, de todas formas. No tenía nada que perder. Tu vida fue mucho peor, Jungkook. Te mereces un poco de felicidad ahora que todo terminó.

—No merezco nada de eso —respondió, riendo con tristeza. Taehyung besó su frente, limpiándose las lágrimas.

—Vivamos para siempre juntos, Jungkook —dijo, en medio de un sollozo. Se rio, una risa pequeña mezclada con llanto, y besó a Jungkook en los labios. El beso sabía a sangre, a oscuridad y a lágrimas saladas. Jungkook correspondió de inmediato, y Taehyung lo alejó después de unos segundos—. Seamos felices juntos, Jungkook.

Volvieron a besarse, una y otra vez, riendo como tontos y llorando sin parar. Algunos dirían que Kim Taehyung se había vuelto loco, otros que seguía bajo los efectos de la manipulación de los demonios y los más curiosos aventurarían a decir que Taehyung solo se había enamorado. El amor es ciego, y también lo es Kim Taehyung, pero al menos es un ciego tonto y feliz. Algunos dirían que Taehyung escogió la opción incorrecta, que fue egoísta, pero ¿alguien tomaría la opción correcta en su lugar? ¿Cuál era la opción correcta, de todos modos?

No importaba. Las cosas estaban hechas, no había sentido en arrepentirse por las decisiones del pasado.

Después de todo, Taehyung era feliz, como nunca había sido cuando estaba con vida. Si la víctima es feliz con su decisión, ¿qué más queda por decir?

Todo el que escuche la historia de Kim Taehyung pensará que Jungkook era el culpable de todo. El villano, el verdadero monstruo. Para todos los testigos, Jungkook sería un demonio, pero para Taehyung...

Para Taehyung, Jungkook siempre sería un ángel.

— ♦ —

• • •

¡Nos leemos luego!

— Noduru.

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