Epílogo: Cartas que nunca llegaron y la muerte tocando la puerta
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Jimin entró a la habitación de su mejor amigo con un sentimiento pesado martillándolo, justo en el pecho. Le dolía la cabeza y no había dormido bien desde hace varias semanas. Casi no salía de su habitación, sin importar cuánto sus padres y amigos se esforzaban por obligarlo a reanudar su vida. Pero ellos no entendían, y nunca entenderían. Nadie entendería lo que Jimin estaba sintiendo.
Taehyung estaba muerto.
Su mejor amigo estaba muerto.
Aún pensaba en la última vez que lo vio, cuando lo dejó solo en su habitación con ese juego maldito, cuando apagó las luces de la habitación y salió de la casa, completamente satisfecho. Maldito ignorante, quizás si se hubiera quedado por un poco más de tiempo... Tal vez Taehyung...
A veces recordaba las palabras de Sunghoon cuando Namjoon le regaló el juego en su cumpleaños. Que Blood Rain estaba maldito y que las personas que lo jugaban terminaban en el hospital. A veces se reía al recordar eso, a veces lloraba.
Esperaba que Blood Rain se lo llevara también. Tal vez esa era la forma de volver a ver a Taehyung.
La habitación de Taehyung seguía igual que la última vez que la visitó. Casi podía imaginarlo, sentado frente al escritorio y mirando la pantalla de su laptop. Volvió a llorar. No debería estar ahí, no lo merecía.
Cuando se acercó a dicho escritorio, algo llamó su atención. Se limpió las lágrimas con la manga de su suéter y tomo el pequeño sobre que estaba sobre la laptop apagada de Taehyung. Se sorbió la nariz y lo analizó con cuidado. ¿Qué hacia eso ahí?
Para Park Jimin.
Miró hacia ambos lados. Sojung debía saber de la existencia de esa carta. Una pequeña punzada apareció en su pecho. ¿Sería una carta que Taehyung le dejó antes de morir?
Rasgó el sobre y sacó la carta. La letra era fina y elegante, ligeramente inclinada hacia un lado. Esa, definitivamente, no era la letra de Taehyung. Pasar años leyendo a escondidas sus diarios lo aseguraban. Desdobló la carta en su totalidad y se dispuso a leer.
Querido Park Jimin,
tú no me conoces, pero yo sí te conozco a ti.
Conozco cada detalle sobre tu vida. Sé que tienes una colección de videojuegos de terror en tu habitación que atesoras más que tu propia vida, que estudias inglés en secreto por las noches porque tu hermana consiguió una beca en Estados Unidos y no quieres que tus padres te comparen con ella. Sé que detestas la leche tanto como Taehyung detestaba el café, y sé que jugaste Blood Rain cientos de veces para confirmar que a Taehyung le gustaría.
También sé que esta mañana desayunaste un pastel con fresas en una cafetería cercana antes de visitar la casa de Taehyung. Sé que lo detestaste porque las fresas estaban más amargas de lo que esperabas y que te lo comiste todo porque ibas a hacer que esos cinco dólares valieran la pena.
Te conozco, Park Jimin, y quiero que me conozcas a mí también.
Sé que Taehyung está muerto, y que fuiste la última persona en verlo. Sé que te sientes culpable, pero déjame decírtelo una vez.
No es tu culpa.
Deberías venir a verme, si quieres aclarar tus dudas. Taehyung también está aquí, y está ansioso por volver a encontrarse contigo.
Te explicaré cómo venir a mí. Sé que esto va a sonar demasiado extraño como para creerlo, pero es lo que Taehyung hizo también para llegar aquí.
Juega Blood Rain esta noche, y asegúrate de estar solo en tu habitación. No te preocupes por nada más, solo tienes que hacer eso. Yo haré el resto del trabajo, solo confía en mí.
Nos veremos pronto, Park Jimin.
—MYG.
Fin.
• • •
Ese fue un camino confuso, y largo (muy largo), ¿cierto?
¡Ha llegado la hora de decir adiós!
¡Nos leemos luego!
— Noduru.
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