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17: Pasillos taciturnos y Emociones angustiosas

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Los pasillos de la escuela, bañados en una inquietante oscuridad, se extendieron frente a Taehyung. Se sintió asfixiado dentro del uniforme escolar, la corbata le presionaba el cuello y el sudor se escurría por su rostro. La razón era evidente: Jungkook no había dicho ni una sola palabra desde que se deshicieron de los otros chicos. Ni una, ni un sonido, ni una mirada. Se mantenía en una quietud que se mezclaba con el silencio estremecedor del pasillo por el que emprendían su camino.

Lo peor de todo era que Jungkook había soltado su mano.

Taehyung se sentía en peligro. Percibía a Jungkook a kilómetros de distancia, aunque sus manos estuvieran a escasos dos centímetros de volver a tocarse. Sus dedos, ansiosos por sentir la seguridad del tacto contrario, se movían con desespero como gusanos que anhelaban enroscarse en los dedos de Jungkook, largos y delgados, apetecibles como una manzana fresca.

Las ventanas que los observaban y que les enseñaban el paisaje exterior, se volvían borrosas cuando Taehyung les ponía demasiada atención, como si no quisieran enseñarle realmente lo que había ahí afuera. El halo de luz de luna que dejaban entrar bañaba sus pies de una luz azulina que, más que reconfortarlo, empezaba a ahogarlo.

—Llegamos —dijo Jungkook después de un silencio tortuoso que para Taehyung fue eterno. Se giró, con las manos entrelazadas detrás de su espalda como un niño bueno, y lo miró con esa sonrisa inocente que le había robado el aliento. Taehyung pudo sentir el aire inundando sus pulmones otra vez—. En esa dirección, está el pasillo de los clubes —Jungkook extendió su mano hacia la derecha—. Y, hacia ese lado, está la sala de maestros. Elige una, Taehyung. Yo revisaré la otra y nos encontraremos después.

El mundo se le cayó encima a Taehyung, y sus pulmones se volvieron a contraer.

—¿Qué? —preguntó, confundido. Sonrió, sudoroso, rogando que fuera una mala broma— ¿Nos separaremos? N-No creo que debamos...

—Esas son las reglas, Taehyung —dijo Jungkook, y su sonrisa pareció dudar un poco. Sus ojos estaban abiertos de par en par, encendidos como una hoguera, clavados sobre Taehyung—. Tenemos que seguir las reglas.

Taehyung miró a ambos lados. Las palmas le sudaban como grifos abiertos y su estómago daba vueltas como en una montaña rusa. Temía vomitar en cualquier momento. Tal vez lo mejor era separarse. Así, si vomitaba de verdad, no tendría que hacerlo frente a Jungkook.

Pero... ¿y si se encontraba con El zorro?

Nunca fue rápido en el mundo real y dudaba que en este mundo de fantasía sus habilidades hubieran mejorado. Su trote lento en las clases de gimnasia de su época como estudiante no lo habían entrenado para huir de un asesino.

Mucho peor fue imaginar que a Jungkook le pasaba algo.

—Iré al pasillo de los clubes.

—¡Genial! —la expresión en su rostro se suavizó. Se acercó a Taehyung dando saltos y tomó su rostro, acercándolo. El corazón de Taehyung empezó a retumbar contra su pecho. Sus narices se rozaron, y Taehyung se sintió levitando en el paraíso— Intenta encontrar cualquier cosa que sea útil para la investigación estúpida de Seokjin. Nos encontraremos aquí en unos —se miró la muñeca como si tuviera un reloj y soltó una risita, regresando enseguida la mirada a Taehyung— veinte minutos. ¿Está bien?

—Está bien.

—Ten cuidado, ¿sí? —acarició el rostro de Taehyung, su pulgar delineando figuras sobre su mejilla— Grita si estás en problemas. Sin importar nada, correré hacia ti y te salvaré. Moriría por ti, Taehyung.

Taehyung sintió los ojos llorosos. Se tragó un sollozo e intentó sonreír.

—Está bien, no es necesario. No quiero que mueras.

Jungkook asintió una vez con su cabeza, su sonrisa volviéndose una línea apretada e insegura, y acarició a Taehyung una última vez en la cabeza antes de desaparecer en dirección al pasillo de maestros. Taehyung se agachó apenas lo perdió de vista, con la cabeza escondida entre las piernas. No sabía qué hacer. Estaba solo. Era la primera vez desde que empezó este juego macabro que estaba solo. ¿Debería ir de lleno al pasillo de los clubs y acabar rápido? Tomo aire, agarrándose la cabeza con fuerza. Se relamió los labios, tan secos que le ardían, y se incorporó, dando un paso hacia el pasillo de los clubs.

Era el mismo pasillo que había cruzado por la tarde junto a los demás, pero en esta ocasión, se detuvo frente a la primera puerta. El cartel pegado con cinta sobre la puerta dictaba «Club de Fotografía». Intentó abrir la puerta, pero esta no cedió. Estaba cerrada con seguro. Tomo aire y se rindió tras intentarlo un par de veces más. Si esto era Blood Rain, seguramente se trataba de una misión y tendría que buscar la llave. No estaba de ánimos para este tipo de cosas. Lo único que quería era correr hacia el pasillo de maestros y buscar a Jungkook, fundirse en su pecho y no separarse de él nunca más.

Taehyung probó suerte y tocó la puerta tres veces. No hubo respuesta. Estaba por marcharse cuando sintió algo deslizarse bajo sus pies.

Era una nota, un mensaje escrito en una página arrancada de un cuaderno. La habían pasado por debajo de la puerta.

Taehyung se agachó, sintiendo el corazón latiéndole en la garganta. Eso significaba que sin duda había alguien ahí adentro. Juntó valor y recogió la nota, irguiéndose y leyéndola.

«¡Sunoo! Si estás leyendo esto, es porque quieres entrar al club y no has podido abrir la puerta. ¡Lo lamento! Quise devolverte la llave la última vez, pero ya te habías ido a casa. He dejado las llaves con Lisa, ve a buscarla si es urgente. Si no, prometo devolvértelas mañana después de clases.

¡Lo siento otra vez! No lo volveré a hacer.

-Heeseung :)»

Taehyung se guardó la nota en el bolsillo, pasándose ambas manos por el rostro. Así que esto realmente era un maldito videojuego, ¿no es así? Encontrar la llave era una misión y esta era su primera pista. Las manos le temblaban, y las piernas también, pero de alguna forma consiguió la fuerza para salir del pasillo y bajar las escaleras en dirección a esa habitación con la luz encendida e hileras de casilleros en la que recordaba haber visto a Lisa haciendo guardia. Miró a ambos lados todo el tiempo, tropezándose con sus propios pies mientras bajaba, pero aferrándose con fuerza del pasamanos. Sentía que alguien lo observaba desde la oscuridad, unos ojos clavados en su nuca haciéndolo sentir intranquilo.

Al acercarse, la luz amarillenta del cuarto bañó sus pies. Taehyung dio un paso inseguro, viendo a Lisa a la distancia. Caminaba en círculos con la mirada fija en el suelo, se mordía las uñas y parecía estar susurrando algo para sí misma. Al notar su presencia, Lisa dio un respingo y soltó un alarido que sonó por toda la habitación. Taehyung tuvo que cubrirse los oídos. Esa chica parecía a punto de perder la cabeza. Sus pupilas dilatadas se encontraron con las deTaehyung, y saber que era él la tranquilizó e inquietó en igual medida.

—T-Taehyung, ¿q-qué haces... ? —miró por el hombro del recién llegado, soltando un suspiro de alivio al ver que estaba solo— ¿Y los demás?

—Están... en el salón del club. Se quedaron arriba, y me dijeron que necesitaban algo de aquí. Por eso vine.

—O-Oh, entiendo —ella se miró las manos y se rió con nerviosismo— ¿Qué necesitas, Taehyung? Quizás puedo a-ayudarte.

—La llave del club de fotografía —anunció, sin rodeos.

Ella asintió con la cabeza y se dirigió a uno de los casilleros, seguida de cerca por Taehyung, como si estuviera lista desde antes para recibir esa orden. Ingresó la combinación a toda velocidad y el casillero se abrió con un click metálico. Abrió la puerta, estando a punto de golpear a Taehyung por accidente. Él se alejó por la impresión, quedándse sin aliento.

—No sabía que estabas en el club de fotografía, Taehyung —dijo ella, en una voz muy baja. Taehyung, entró en pánico y soltó una risa actuada.

—Ah, no. Yo... Recordé que le presté algo a... Sunoo... y dijo que podía recogerlo del... salón del club —dijo, perdiendo la voz con cada palabra.

Lisa ni siquiera se molestó en mirarlo. No parecía impresionada con su mentira, pero no ahondó más en el asunto. Taehyung notó entonces que cada casillero tenía una etiqueta con un nombre. «Lisa» se leía con una caligrafía irregular sobre la etiqueta de la puerta que la chica sostenía con manos temblorosas. Taehyung, mientras ella rebuscaba las llaves, decidió husmear disimuladamente por la habitación. Nombres desconocidos aparecían en cada etiqueta. Algunos, con letras gruesas y amigables y otros con caligrafía fina y elegante.

Pensaba que sería buena idea volver y apresurar a Lisa cuando una etiqueta atrapó su mirada.

Taehyung se acercó, tocó el borde de la etiqueta, delineó cada letra hasta llegar a la última y pronunció el nombre en voz baja. Una sonrisa se formó en su rostro sin poder evitarlo.

«Jungkook :)»

Incluso dibujó con los dedos la carita feliz, un click metálico resonando en sus oídos cuando lo hizo. Taehyung alejó la mano.

La puerta se había abierto.

Miró a ambos lados en busca de Lisa, encontrándola a varios metros luchando contra sus cuadernos para encontrar la llave y lloriqueando, casi podía escucharla insultándose a sí misma. Tomó una gran bocanada de aire y abrió la puerta del casillero, asegurándose de no hacer el más mínimo ruido.

El corazón de Taehyung dejó de latir, su respiración se volvió pesada. Su garganta se secó en un segundo, y se cubrió la boca para no empezar a toser de manera desenfrenada y así llamar la atención de Lisa. Su mano se aferró con tanta fuerza a la puerta de metal que sus nudillos se volvieron blancos.

Ahí dentro, colgado y exhibido como un trofeo que Taehyung tenía que ver, estaba un seifuku negro.

Los recuerdos golpearon a Taehyung como una ola tras otra, y de repente sintió ganas de vomitar. Esos ojos que sintió en su nuca allá en el pasillo volvieron a quemarle la espalda. Sentía que alguien lo vigilaba, y estaba bastante seguro de que a ese alguien no le había agradado ni un poco que encontrara el seifuku.

¿Qué hacía eso en el casillero de Jungkook?

—¡Taehyung! —giró su cabeza y cerró el casillero de un golpe, encontrándose con los ojos inyectados de terror de Lisa. La chica corría hacia él a toda velocidad, las llaves tintineando en su mano. Ella se abalanzó sobre él y ambos cayeron al suelo. La cabeza de Taehyung golpeó contra el piso con fuerza, y él soltó un gemido de dolor. La chica lo agarró con fuerza por los hombros, sus uñas clavándose contra la piel de Taehyung sobre la tela— ¡No abras ese casillero! ¡Nunca abras ese... ! —empezó a gritar, quedándose callada y mirando en todas direcciones. Se acercó demasiado al rostro de Taehyung. Él cerró los ojos, sentía la cabeza palpitar por el golpe y los gritos de Lisa no estaban ayudando— Dime que no lo viste.

—No vi nada —dijo, casi sin voz.

—¡Júrame que no lo viste! —volvió a gritar. Taehyung frunció el ceño. En cualquier momento se desmayaría.

—Te lo... juro.

Lisa, aún con el rostro descompuesto con horror, se alejó de Taehyung, levantándose por fin y entregándole las llaves del club. Él también se levantó, teniendo que usar sus manos como apoyo para no volver a caer, y agarró las llaves, empezando a caminar de vuelta hacia las escaleras. No se molestó en agradecerle a Lisa, no pensaba hacerlo después de lo que pasó.

—Ten cuidado, Taehyung —escuchó a Lisa decir a sus espaldas. No se giró, pero sí se detuvo para escuchar lo que estaba por decir—. Un movimiento en falso te puede costar la vida en este lugar. Te cuidado... de ellos...

— ♦ —

• • •

¿Sospechoso?

¡Nos leemos luego!

— Noduru.

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