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14: Repugnante verdad y Crueles destellos

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Antes de que Taehyung pudiera hacer otra pregunta, Jungkook y Yoongi ya se encontraban nuevamente en el salón, mirando la escena con ojos confundidos, encendidos en un sentimiento que Taehyung no pudo descifrar. Pensó en las palabras de Seokjin, y en un intento torpe intentó imaginar qué estaba pasando por la mente de ambos, en ese preciso segundo. Retorcido, podrido... también pensó en esas palabras y en lo que podrían significar. Sin saber por qué, estaba completamente convencido de que Jungkook nunca podría llegar a ser merecedor de aquellas palabras. Ese chico con el rostro vivo y la mirada atrapante nunca sería nada más que el ser más inocente que algún día llegó a conocer.

—Tenías sed, ¿cierto? —preguntó Yoongi, alzando en su mano una lata de un tono café oscuro, sonriendo. Se acercó a Taehyung, seguido de cerca por Jungkook, quien tenía las manos ocultas tras la espalda y miraba con una curiosidad peculiar cada movimiento de Yoongi, ansioso de cierta manera. Taehyung se alejó de Seokjin, un poco aliviado de que la tensión del momento haya sido cortada, y recibió la lata con una sonrisa apretada.

—Gracias —masculló, podía sentir el interés indiscreto de Jungkook sobre él al tiempo que su sonrisa agradecida se apagaba. Los recuerdos se abalanzaron sobre Taehyung como una bolsa de hielos cortantes, sus ojos observaron con un repudio la lata, esforzándose por tragarse las ganas de tirarla a la basura apenas la tuvo entre sus manos. Al ver esa repentina expresión de disgusto en los labios de Taehyung, Yoongi solo pudo parpadear con incredulidad mientras Jungkook sonreía con socarronería— Gracias, Yoongi. De verdad —volvió a soltar en un susurro entrecortado.

—¿Sucede algo? No pareces feliz —Yoongi carraspeó. La seguridad que desbordaba su rostro cuando entró al salón empezaba a tambalearse. Se veía nervioso, sintiendo temor ante la posibilidad de haber cometido un error. Por supuesto que cometiste un error, por supuesto que no estoy feliz, pensó Taehyung—, ¿acaso no te gusta el café?

—No soy tan fanático del...

—Taehyung odia el café —interrumpió Jungkook, con un tono tan seguro que sorprendió incluso al mismo Taehyung. Le arrebató la lata, lanzándosela de nuevo a Yoongi, y la arrogancia le salía a borbotones con cada palabra— Deberías saberlo, es información básica, ¿verdad? ¿Siquiera te has preocupado en prestarle la más mínima atención a Taehyung?

—Lo lamento, lo siento, no lo sabía —se aclaró la garganta, dejando la lata sobre la mesa, y ofreciéndole a Taehyung una mirada apenada— Lo siento, en serio.

Jungkook se sentó en el suelo del salón, justo en el lugar donde Taehyung había estado momentos antes, revelando por fin lo que escondía tras su espalda: Una bolsa de papel con notorias manchas de grasa y dos botellas de jugo. Palpó el lugar vacío junto a él, invitando a Taehyung a sentarse. Taehyung miró una última vez a Yoongi, el cristal de sus lentes rebosante de culpabilidad, e intentó sonreír, pero sabía que solamente había apretado los labios con cierta insipidez.

Se dirigió hasta el lugar que le indicaba Jungkook y aquella mueca patética se convirtió en una sonrisa de verdad. Yoongi tomó la lata de café y la miró con rencor, apretándola hasta que sus nudillos blancuzcos se tornaron rojizos. Seokjin observaba todo con descarada diversión. Llevándose el atroz café con él, Yoongi salió del salón, azotando la puerta tras de sí, causando que ni Jungkook ni Seokjin fueran capaces de contener una desvergonzada carcajada.

—Traje dos hamburguesas de la cafetería. Sé que no es lo mejor que podría ofrecerte, pero es todo lo que pude encontrar —habló Jungkook, cruzando las piernas y sacando la comida de la bolsa grasosa. Le entregó una de las hamburguesas a Taehyung, antes de darle a la propia un gran bocado. Sin molestarse en tragar primero, continuó—. Tampoco había una gran selección para escoger las bebidas, pero tuve suerte y encontré tu favorito —sonrió cual niño con la boca llena de pollo y tomate, extendiéndole una botella blanca a Taehyung—: Jugo de uva.

Taehyung se apoyó contra la pared, completamente embobado. Se deshizo de la escasa distancia que los separaba, pegando su brazo al de Jungkook y dejando involuntariamente salir una corta y aturdida risilla, contagiando a Jungkook.

—Gracias, Jungkook.

Mientras tanto, Seokjin sacó un sobre del montón, analizando su cubierta. Lo abrió con cautela, con los ojos entrecerrados y los labios ligeramente abiertos, un poco desconcertado, un poco exaltado ante el repentino hallazgo. Sus mirada se encontró con la de Jungkook, quien continuaba con ojos chispeantes que se concentraban en Taehyung, pero que de vez en cuando se posaban sobre Seokjin, como si vigilara que Jin no hiciera nada estúpido. Caminó por el salón con el sobre en mano y empezó a dar vueltas, leyendo el contenido sin mostrar ni una sola emoción. Pasaba de hoja en hoja, leyendo los registros, rebuscando entre los expedientes hasta que encontró uno sumamente llamativo. Sonrió, acercándose peligrosamente a Taehyung, con la mirada atenta de Jungkook sobre él. Taehyung, aún con la botella de jugo sobre los labios, advirtió la presencia de Seokjin con algo de recelo.

—Taehyung, quiero enseñarte algo.

—Estamos ocupados, ¿no puedes verlo? —espetó Jungkook. Seokjin puso los ojos en blanco, sin hacerle caso.

—Sé que te va a interesar esto, Taehyung —entre el conjunto de hojas unidas por un clip metálico, Seokjin sacó una en especial, apretándola contra su pecho—. ¿Quieres verlo? —miró a Jungkook, ladeando la cabeza en un gesto aniñado e inocentón— Tal vez quieras un poco de privacidad para leer esto, ¿nos dejarías un momento, Jeon? Por favor.

—Vete, Seokjin. Déjalo en paz. Déjame en paz.

Taehyung dejó la botella en el suelo, mirando la envoltura grasienta de su hamburguesa, tratando de descifrar qué sucedía entre esos dos. Jungkook tensó la mandíbula, Seokjin movía la cabeza con inocencia mal actuada y Taehyung se limitaba a preguntarse cómo había terminado en el medio de ambos. Deseó que Yoongi entrara en ese momento, pero aquel muchacho no parecía dispuesto a volver en poco tiempo. El silencio era sepulcral, pero decía más que mil palabras.

—¿Seguro? Quizás tú también quisieras verlo, ¿verdad, Jungkook? Aunque ya conoces el contenido de este papel, no es nada nuevo para ti —dio un paso hacia Jungkook, quien parecía estar a punto de ceder ante la provocación del contrario y explotar. Jin se inclinó hasta encontrarse tan cerca de Jungkook que Taehyung no sería capaz de escucharlo, y añadió en un susurro—. Porque esto, Jeon Jungkook, es sobre ti.

Las pupilas desencajadas de Jungkook atemorizaron a Taehyung y complacieron a Seokjin, quien, de un movimiento tan veloz como grácil, se volteó hacia Taehyung, tendiéndole la hoja de papel y dejando a relucir todo su contenido.

—¿Te parece familiar la persona de la foto, Taehyung? Oh, lo siento, quizás debería decir el monstruo de la fot- ¡Mierda! — antes de que Taehyung siquiera pueda observar la susodicha fotografía, Jungkook ya se había lanzado sobre Seokjin, arrebatándole la hoja y rasgándola en varios pedazos en pocos segundos. Se acercó al rostro de Jin, apretando los dientes, frunciendo tanto el ceño que las marcas eran notorias en su entrecejo. Estaba dispuesto a darle un golpe, pero Seokjin se apresuró en tomar con fuerza su brazo antes de que el puño impacte su mejilla. Taehyung no pudo hacer más que observar, quedándose sin aire.

—Dije claramente que nos dejaras en paz.

—¿Estás asustado, Jungkook? —sostuvo con aún más fuerza en brazo contrario, jadeando con aires desafiantes— Veo que no eres tan fuerte estando en la forma de un tonto estudiante de parvulario. Me pregunto si Taehyung aún te querrá tanto si le mostramos tu verdadero ser, Jungkook. ¿Quieres que lo comprobemos?

—Cierra la maldita boca, Seokjin.

Y, como si las plegarias de Taehyung fueron escuchadas, la puerta se abrió de par en par. Yoongi entró, deteniéndose en seco al ver tal escena. Se sostuvo el puente de la nariz y ahogó una risa cansada. Seokjin por fin soltó a Jungkook, cuyo brazo cayó hasta desplomarse en el piso. Era la segunda vez que la presencia inesperada de alguien entrando por la puerta los salvaba. Jungkook y Seokjin jadeaban, sus pechos subían y bajaban, más por la intensidad del momento que por un agotamiento real. Taehyung también se esforzaba por respirar con normalidad, el contenido de los sobres le intrigaba en demasía, pero prefería tragarse esa curiosidad si contenían datos personales sobre Jungkook. Quería saber sobre él, por supuesto, negarlo era una mentira descarada, pero quería oír la verdad de la boca del mismo Jungkook, no enterarse por una hoja de papel entregada por Seokjin.

Jungkook se levantó. Seokjin permaneció en el piso, recuperando el aire y riendo un poco mientras empezaba a toser cuando vio los ojos cargados de desprecio del otro muchacho. Caminó con irregularidad hasta desplomarse junto a Taehyung, quien seguía sin asimilar lo que acababa de suceder, los ojos abiertos con sorpresa. Jungkook intentó sonreírle a Taehyung, las cejas arqueadas dándole un aspecto triste. Lo abrazó de repente, pegándolo a su cuerpo y recostando la cabeza de Taehyung en su pecho.

—Bostezaste varias veces antes. Yo también estoy algo cansado, ¿quieres tomar una siesta rápida? Igualmente tendremos que esperar varias horas hasta que caiga la noche...

Sentía el pecho de Jungkook moverse con frenesí, podía escuchar con claridad cada latido de su corazón, sentir cada movimiento. Estaba tan cerca de Jungkook, más cerca de lo que había estado con alguien en toda su vida. La incertidumbre abandonó por fin a Taehyung, la curiosidad y la sorpresa por lo que acababa de suceder no tardaron en irse. Lo envolvió una calma cegadora. La respiración de Jungkook era como un somnífero, un calmante, una canción de cuna que no le molestaría escuchar hasta el fin de la eternidad. Asintió con la cabeza, mirando cómo Yoongi y Seokjin los observaban con curiosidad y decepción antes de cerrar los ojos y caer dormido entre los brazos de Jungkook.

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• • •

Secretos, secretos... ¡Demasiados secretos!

¡Nos leemos luego!

— Noduru.

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