— ♦ —

Taehyung frunció aún más la nariz, sorbiéndola una última vez mientras sentía que los restos de lágrimas empezaban a secarse. Jimin, sea intencional o de forma inconsciente, siempre sabía cómo hacer que Taehyung olvidara la razón de su llanto.

—¿De qué?

—Blood Rain, Taehyung. Es el juego que tenía obsesionada a Hyejin. El que Namjoon me regaló hace poco por mi cumpleaños y no me atrevía a jugar porque Sunghoon dijo que estaba embrujado —el silencio de Taehyung le hizo entender que seguía sin comprender de lo que estaba hablando. Jimin inhaló con fuerza, exhalando con lentitud mientras intentaba conservar la calma—. Gracias por hacerme entender que nunca me prestas atención, Taehyung. Lo aprecio mucho, en verdad —agregó, sarcástico.

—Recuerdo que creías que Namjoon se estaba burlando de ti por regalarte un juego otome, pero descubriste que es uno de los mejores RPG que has jugado en toda tu vida y ahora es tu videojuego favorito o algo así —Taehyung alzó ambas cejas y se cruzó de brazos. Jimin permaneció en silencio, avergonzado— Sí presto atención cuando hablas, Jimin. Solamente olvidé el nombre del juego, no exageres.

—Bien. Me alegra que lo recuerdes —continuó Jimin, carraspeando levemente—. Lo que intento decir es que deberías jugarlo. La mejor forma de escapar de la realidad y pretender que tienes una vida mejor son los juegos RPG, y la mejor forma de superar un drama amoroso es con más drama amoroso —Jimin volvió a sonreír enormemente—. Blood Rain es perfecto para ti. Lo tengo ahora mismo en un CD, listo para ser descargado en tu laptop —añadió, sacando el CD de su mochila y extendiéndolo en el aire con orgullo.

—Oh, no, no. Ni siquiera lo intentes. La última vez que me obligaste a jugar un videojuego así fue desastrosa —respondió Taehyung, negando con su cabeza de forma frenética, como si Jimin pudiera verlo—. Tuve pesadillas demasiado realistas y horrendas después de jugar Kio's Adventure, además de que los juegos otome me parecen ridículos. No lo haré.

—Por favor, Taehyung —suplicó Jimin—. No te dejes llevar por el nombre. Blood Rain no asusta en realidad. La historia es interesante, y los chicos del juego harán que te olvides por completo del tonto barista. Además, sé que estás mintiendo. Adoras el horror. Escribes historias de terror cuando no llenas tus cuadernos con poesía extraña que no entiendo.

—No son historias de terror. Es mi diario de pesadillas, me ayuda a desahogarme y es terapéutico —Taehyung se detuvo por un momento, notando algo sospechoso en las palabras de Jimin—. Por cierto, ¿cómo sabes eso? —soltó, molesto—. Te he dicho demasiadas veces que el cuaderno con cubierta negra es territorio prohibido.

— Eso... — Jimin rascó su nuca con nerviosismo. Claramente estaba arruinándolo. Nunca lograría que Taehyung accediera a jugar Blood Rain si seguía así. Tomó una larga bocanada de aire y cerró los ojos—. Eso no es importante ahora. Solo juégalo, ¿sí, Taehyung? Te aseguro que ayudará. Te mereces un descanso. No quiero que sigas llorando por alguien que no vale la pena.

El silencio se hizo presente por unos segundos, y Taehyung solo fue capaz de escuchar su propia respiración. Apretó los labios con fuerza y Jimin suspiró, creyendo que había echado a perder su plan por completo. Pasó una mano por su rostro con frustración, aceptando su fracaso.

—Está bien, Taehyung —continuó Jimin, rompiendo el ambiente silencioso que empezaba a consumirlos—. Olvídalo. Solo vuelve a casa y...

—Entonces —lo interrumpió Taehyung, intentando sonreír. Jimin tenía razón. Era hora de dejar de llorar por un imbécil obsesionado con el café. Una repentina ola de entusiasmo y optimismo lo envolvió— Según lo que dices, ¿los chicos del juego sí valen la pena? —añadió con un quebradizo tono burlón.

Jimin permaneció en silencio, atónito.

¿Lo había conseguido?

—¡Sí! Bueno, ¿sí? Eso creo —empezaba a sentirse nervioso ante el inesperado atisbo de interés de Taehyung. Rió un poco— Tampoco es para tanto, son más atractivos que la mayoría de chicos que conocemos, pero no creo que encajen en el perfil de un novio ideal —tragó saliva con el silencio dudoso de Taehyung. Tomó aire y sonrió—. Son tres desquiciados, pero definitivamente son mejores que Lee Seoho.

Taehyung rió. Realmente lo hizo. Era una risa sincera que Jimin no había escuchado en un largo tiempo, y el sonido le resultó tan reconfortante como desconocido. Incluso la garganta le dolió un poco, como si su cuerpo hubiera olvidado lo que era sentirse libre. Taehyung soltó un bufido, saliendo del callejón en dirección a su hogar, con un caminar decidido. Jimin se sintió tan aliviado que también empezó a reír, observando con ilusión el CD entre sus manos. En verdad deseaba que Taehyung disfrutara el juego tanto como él lo hizo la primera vez que lo jugó. Quería que Taehyung olvidara, aunque sea por una noche, al chico del café.

Y, si su plan salía mejor de lo que esperaba, también al chico del seifuku que mencionaba tanto en su diario de pesadillas.

Sin embargo, Jimin no estaba consciente de que sí lograría su objetivo esa noche. Definitivamente lograría que Taehyung olvidara a Seoho por completo, pero no sabía que los resultados excederían enormemente sus expectativas.

Jimin no estaba consciente de lo que provocaría.

De lo que el CD que tenía entre sus manos causaría en el futuro de su trágico amigo.

— ♦ —

• • •

¡Nos leemos luego!

— Noduru.