01: Perdición y Aversión
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"A veces, deseo que me mires como observas a esa bebida repugnante. Que tus ojos, de un marrón oscuro similar al de los granos de café, brillen cada vez que me busques, que anheles beber de mí como si fuera una taza fresca de cappuccino, que desees oler mi cuello y que mi sabor sea más placentero para tus labios que... "
Al escribir la última palabra, la mente de Taehyung se quedó en blanco.
¿Qué... ?
Generalmente era fácil escribir cuando pensaba en Seoho. Las palabras florecían de sus dedos con tal fluidez que parecía irreal. La inspiración lo golpeaba como una placentera ola, y su mano se movía como si tuviera vida propia sobre el papel, expresando con una inquietante honestidad y exactitud lo que su desesperado corazón anhelaba.
Taehyung odiaba el café. Su aroma le causaba nauseas y su sabor le parecía completamente repulsivo. Quizás debió pensar en eso antes de enamorarse de un chico obsesionado con el café, pero supuso que ya era demasiado tarde como para arrepentirse. Cuando conoció a Seoho, entre conversaciones ridículas y triviales, descubrió que el sueño del pelinegro era convertirse en un barista famoso. Taehyung solamente sonrió con fingido entusiasmo y dijo que su sueño, en cambio, era convertirse en un escritor reconocido. No podías decirle a alguien cuya meta es trabajar en una cafetería de renombre que aquella bebida te causa arcadas, pero pudo notar que Seoho sentía la misma repulsión por la escritura que él por el café cuando el pelinegro sonrió con falso interés, apartando la mirada y asintiendo con la cabeza. Después de un pesado silencio que no duró más de unos segundos, ambos siguieron hablando como si aquel momento lleno de tensión no hubiera sucedido nunca, descubriendo que tenían más cosas en común de lo que pensaban a pesar de contar con personalidades completamente opuestas.
Empezaron a salir oficialmente poco menos de un mes después de aquel primer encuentro.
Taehyung empezó a dedicarle escritos que Seoho nunca leería, mientras que Seoho empezó a prepararle cafés llenos de amor y afecto que Taehyung nunca bebía, y terminaban inevitablemente en el basurero; sin embargo, a pesar de todo eso, su relación parecía estable. No peleaban con frecuencia, y no había ningún indicio de que existía algún problema entre ellos, al menos ninguno que Taehyung fuera capaz de notar.
Generalmente era fácil escribir cuando pensaba en Seoho.
Pero, en ese momento, su bolígrafo se detuvo de forma brusca y repentina sobre el cuaderno, empezando a formar una intrusiva y creciente mancha de tinta sobre la última letra.
Taehyung quedó petrificado, la realidad golpeándolo con una fuerza dolorosa.
Era fácil escribir sobre Seoho, porque él antes había sido su novio, así que tenía sentido querer expresar con palabras todo lo que sentía por él.
Pero su relación había terminado, y todas esas palabras ahora no tenían un verdadero significado. ¿Por qué escribir sobre Seoho, sobre como Taehyung deseaba que el chico lo mirara o tocara, si ahora ni siquiera estaban juntos?
Era absurdo.
Cerró con fuerza el cuaderno y se dejó caer sobre él. Se había acostumbrado tanto a escribir sobre aquel chico todas las noches que, por un corto y cegador instante, olvidó que Seoho había terminado con él hace poco tiempo. Su relación, a punto de cumplir un año de sonrisas sinceras y palabras dulces, terminó abruptamente, demostrando que aquellas sonrisas no eran tan sinceras como aparentaban, y que esas palabras azucaradas no eran más que crueles mentiras.
Taehyung cerró los ojos, inhalando profundamente y exhalando con lentitud, e intentó calmarse. Odiaba sentirse así: Patético, vacío y destruido. No era la primera vez que lo dejaban, no era la primera vez que destrozaban con brutalidad su ingenuo corazón, así que no sería difícil superar toda la situación en poco tiempo... ¿verdad?
Quería morir, ahí mismo, en ese preciso momento. Era lo único que deseaba.
Soltó un lento y doloroso suspiro que raspó su garganta al salir, y se levantó con un movimiento pesado, mirando la ciudad a través de la ventana. Intentó sonreír, obteniendo como resultado una lamentable mueca que gritaba tristeza.
Pasó una mano por su rostro con frustración, tomando su cuaderno y tirándolo con algo de fuerza al bote de basura que se encontraba junto su escritorio. Todo lo que estaba escrito en esas páginas era sobre Seoho, sobre Seoho y el apasionado entusiasmo (que algunas veces rozaba los límites de una obsesión) del chico por el café. Así que ese era el lugar en el que debían descansar todas esas palabras ahora que todo había terminado: La basura.
Por unos segundos, Taehyung consideró lanzarse contra el bote de basura y empezar a buscar con desesperación el cuaderno. Se mantuvo inmóvil por un momento, mirando con ojos muy abiertos el basurero, con sus manos convertidas en puños temblorosos mientras intentaba con toda su escasa fuerza de voluntad contenerse.
Porque ese cuaderno era lo único que le quedaba de su desastrosa relación, y no era lo suficientemente fuerte como para deshacerse de él.
Podía revivir en su memoria una y otra vez cada momento junto a Seoho, pero eso no era suficiente. Los recuerdos eran temporales, se perderían entre las profundidades de su mente en algún momento, pero las palabras en ese cuaderno eran eternas...
Cerró los ojos, deseando que las cosas fueran más fáciles, que su corazón no fuese tan sensible como para romperse en mil pedazos con tanta facilidad cada vez que algo así sucedía. Cubrió su rostro con ambas manos, sintiendo como sus mejillas empezaban a humedecerse, sintiéndose completamente frágil y vulnerable. Ahí estaba, destruido por completo, llorando de nuevo por Lee Seoho.
Las lágrimas se escurrían entre sus dedos con lentitud, como ríos melancólicos que empezaban a deslizarse por sus brazos. Ahogó un sollozo entre sus manos, y las dejó caer como dos pesos muertos a cada lado de su cuerpo, bajando la mirada y observando cómo sus lágrimas descendía por su mandíbula hasta caer finalmente en el suelo, y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando notó que los restos de su llanto se veían más oscuros que de costumbre.
Sus piernas empezaron a temblar cuando intentó arrodillarse, aguzando la mirada y mirando con más atención las lágrimas que descansaban en el suelo, y se quedó sin aliento al notar que estas eran de un tono escarlata. Cubrió su boca con su mano, observando con ojos temerosos la mancha rojiza que teñía de carmesí el suelo de su habitación, y el temblor de su cuerpo empeoró de sobremanera cuando sintió como su húmeda mano bañaba su rostro con lo que, aparentemente, eran lágrimas. Con temor, alejó su mano y la extendió frente a su rostro, ahogando un grito horrorizado al notar que la palma estaba completamente manchada de sangre.
—Taehyung.
No se atrevió a voltear. Aquella voz había sonado como un susurro áspero y ahogado que recorrió toda la habitación, provocando un eco inquietante antes de llegar a sus oídos. Se mantuvo con las piernas pegadas al pecho, intentando calmar su respiración agitada, intentando encontrarle una explicación coherente a todo lo que estaba sucediendo. Procurando permanecer inmóvil para que quién-sea-que-haya-dicho-su-nombre no se acercase a él, intentó observar de reojo. La oscura silueta de una persona alta se extendía junto a la puerta de su habitación, con hombros anchos y el cabello desordenado. Por las proporciones del cuerpo, fácilmente podría asumir que se trataba de un hombre, pero aquella persona estaba usando una falda negra que le llegaba un poco más abajo de las rodillas. Taehyung intentó aguzar la mirada. Entre la oscuridad que se apoderaba de su habitación y la brillante iluminación del pasillo, era difícil observar más detalles que pudieran ayudarlo a descubrir la identidad de aquel extraño. Cuando por fin pudo distinguir con más claridad a la persona que lo observaba, siendo más específicos a lo que aquella persona estaba usando, tragó fuertemente saliva y frunció de forma temblorosa el ceño.
Había llorado sangre, y un desquiciado usando un seifuku negro estaba mirándolo desde la puerta de su habitación.
¿Qué diablos estaba sucediendo?
—Taehyung —repitió la persona extraña, dejando en claro esta vez que se trataba de la voz de un chico—. Taehyung, acércate.
Taehyung cerró los ojos con fuerza y cubrió sus oídos con ambas manos, sintiendo como la sangre bañaba de igual forma sus orejas. Empezó a repetir en susurros inseguros que nada de lo que sucedía era real. Todo era tan bizarro que tenía que ser un invento de su imaginación. No era real, en absoluto. No podía ser real. No podía...
No era real.
—Taehyung, acércate. Quiero divertirme contigo, Taehyung —dijo el chico, soltando una pequeña risa al final, dándole a Taehyung escalofríos.
—No... No es real...
—Taehyung, por favor. Te aseguro que tú también lo disfrutarás.
—Cállate. No es real, no es...
—Taehyung...
—Cállate, cállate...
—Taehyung.
—¡Cállate!
— ¡Taehyung! —abrió los ojos y se volteó de un movimiento rápido al escuchar como encendían la luz de su habitación, encontrando a su hermana mayor junto a la puerta. Sojung lo miraba con ojos preocupados, usando un suéter gris holgado y un pantalón negro demasiado grande para ella, con la mano descansando aún sobre el interruptor de la luz. El seifuku había desaparecido, el chico había desaparecido. Miró sus manos, aún sin dejar de temblar, encontrando que estaban humedecidas por simples lágrimas, la sangre también había desaparecido. Ella soltó un suspiro cansado, caminando hacia Taehyung y arrodillándose junto a él, acariciando su espalda en un intento de que su hermano calmara su respiración— Tranquilo —susurró—. Tranquilo... Todo está bien, ¿sí? Tranquilízate, Tae —su mano se movió hasta el cabello marrón del chico, despeinándolo un poco—. Jimin te está esperando afuera. Si no quieres ir, seguramente él lo entenderá. Si prefieres quedarte en casa hasta que te tranquilices, yo puedo...
—No —musitó Taehyung, interrumpiendo a su hermana. Sojung apretó los labios, intentando sonreír— No, está bien. Iré —añadió, con la mirada perdida.
Sojung asintió con su cabeza, observando con alivio como Taehyung se levantaba y tomaba una larga bocanada de aire antes de caminar hasta la puerta. Sojung siguió su rastro hasta salir de la habitación. Ahí, ella se quedó apoyada junto al marco de madera de la puerta, observando como Taehyung se alejaba y bajaba con precaución las escaleras, como si temiera que el chico del seifuku lo estuviera esperando ansioso en la primera planta de la casa. Pudo soltar todo el aire que había estado guardando en su pecho cuando se encontró frente a la puerta de su hogar y se dio cuenta de que seguía con vida. Al final, todo había sido una alucinación, una desagradable broma de su imaginación. Debió saberlo desde las lágrimas de sangre, todo era demasiado absurdo.
Empezó a reír. Aún con las lágrimas humedeciendo su rostro, aún con sus manos estremeciéndose cuando tocó el pomo de metal de la puerta, Kim Taehyung empezó a reír. Reír por la situación, por lo estrambótico que había sido el momento, por sí mismo, por creer tal estupidez y, sin dejar de reír en ningún momento, salió de la casa.
Miró a su alrededor, sintiendo un escalofrío recorriendo su espalda cuando el frío de la noche golpeó su rostro. Echó su cabeza hacia atrás, abrazando su propio cuerpo, y admiró por unos segundos el cielo despejado que se extendía sobre él. No había ni una sola estrella, pero la luna se levantaba como un resplandeciente círculo blanco que se encargaba de iluminar la ciudad (o lo intentaba, mejor dicho), siendo cruelmente opacada por la iluminación artificial de los enormes postes de luz que se extendían por las calles desoladas.
Taehyung buscó a Jimin con la mirada mientras empezaba a dar pasos dudosos hacia el frente, alejándose cada vez más de su casa, pero no había ninguna señal de que su mejor amigo estuviera en ese lugar. En realidad, gracias al silencio estremecedor que se extendía de forma aterradora por la acera, daba la impresión de que absolutamente nadie se encontraba en ese lugar.
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¡Por fin volvemos a la programación de siempre!
Extrañaba un poco escribir escenas así desde que Dark Paradise terminó T_T
A pesar de ser una historia mucho más corta, tengo planes bastante grandes con Blood Rain, ¡así que espero que la disfruten tanto como disfruto escribiéndola!
¡Nos leemos luego! ♡
— Noduru.
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