6 - Aretes de Rábano
—Eso es una Runespoor... y si no nos apuramos tu hermano se muere —dijo como si nada Theo, dejando helado a Gabriel, mientras le indicaba con una seña a Magnus que quitara las manos...
En cuanto el brujo movió sus manos de las picaduras, Theo hizo presión en una de las heridas e inmediatamente clavó el bisturí en la picadura e hizo un corte hasta la otra picadura. Rápidamente un líquido negro mezclado con sangre comenzó a emanar del corte. El ojiazul abrió un poco aquel corte, dejando a la vista de todos, la sangrante y putrefacta carne.
—Esa serpiente es muy venenosa, en cuestión de horas puede pudrir todo un cuerpo —comentó el pelinegro, anticipando las preguntas de los presentes—, ya comenzó con las zonas próximas a las picaduras... lo que voy a hacer es detenerlo —concluyó apuntando con la varita a la pierna herida.
Todos vieron un rayo azul golpear la pierna y rodearla, como si fuera una venda.
—Cuídenlo traten de mantenerlo frío tengo que preparar una poción —agregó Theo tomando el frasco con el cuerpo de la Runespoor.
—Theo ¿necesitas algo? —preguntó Magnus acercándose a la mesada donde acababa de ubicarse el pelinegro.
—Sí, necesitare la caja donde guardamos los ingredientes para pociones —Magnus inmediatamente corrió en busca de aquella caja.
Mientras el brujo salía de la habitación, Theo tomó un mortero y varios frascos, los cuales ubicó en un sector de la mesada, antes de comenzar a revisar los estantes en busca de algo que le pudiera ser útil. Encontró varios tipos de plantas y un frasco de alcohol. Sin demorar demasiado comenzó a picar las hojas de varias de las plantas que encontró y las metió dentro del mortero, les agregó un chorro de alcohol y el resto lo vertió en el frasco que contenía el cuerpo de la serpiente, el cual se abrió a la mitad en cuanto el mago lo apuntó con la varita, en unos instantes aquel liquido se tornó verde. Theo machaco un poco más las hojas en el mortero y les agrego el alcohol verdoso del frasco de la serpiente.
Cuando Magnus llegó cargando aquella caja junto a Will, Theo ya tenía en el fuego aquel preparado. El mago corrió hacia la caja, rebuscó y sacó cuatro frascos que contenían cosas completamente desconocidas para el resto de los presentes, y sin mediar palabras volvió a su trabajo.
Luego de unos cuantos minutos Theo volvió a acercarse al cuerpo de Gideon, que ahora estaba completamente mojado, por los paños que Sophie le aplicaba, y con una expresión mucho más tranquila.
—¿La fiebre ya bajo? —la muchacha asintió, mientras volvía a poner otro paño húmedo sobre la frente del nefilim—, genial, ahora necesito que le hagan tomar esto —agregó el mago extendiéndole un vaso con un líquido verde bastante espeso.
—¿Qué es eso? —preguntó Gabriel mirando con desconfianza al pelinegro, que ahora volvía a apuntar con su varita la pierna de su hermano.
—Es una poción que lo ayudara con el veneno y cualquier cosa que la serpiente haya dejado en él —respondió Theo envolviendo la pierna de Gideon con unas vendas embadurnadas con una pasta verdosa—... y esto evitara que tengamos que cortarle la pierna.
—¿Crees que la runa pueda funcionar? —pregunto Magnus sin perder detalle de lo que el pelinegro hacía.
—No lo sé, pero por ahora nos conviene que la herida esté abierta, eso nos ayudara a ver si mejora o no —respondió Theo terminando de poner una venda limpia sobre el vendaje verdoso...
.........
Después de un buen rato y ya con un Gideon que lucía mucho mejor, todos se reunieron en la sala y se centraron en Sophie.
—Seguimos a un brujo y terminamos en un galpón, Gideon decidió meterse a espiar y con Cyril lo seguimos, en el lugar había muchas cajas cargadas de cosas y unas cuantas jaulas con criaturas extrañas, un brujo dirigía a un grupo de hombres lobo y subyugados, para trasportar todo en unas carretas —comentó Sophie con la mirada perdida—... Gideon quería seguirlos para encontrar su base, pero en eso escuchamos un siseo y la expresión de Gideon cambió completamente... Cyril vio la serpiente y la mató, Gideon se desmayó y lo trajimos aquí lo más rápido que pudimos —con esas palabras los ojos de la muchacha se nublaron un poco y por un momento los centró en la puerta de aquella sala, que estaba a unos pocos metros de la enfermería.
—Rayos, eso no nos ayuda —murmuró entre dientes Will.
—Will, creo que hay alguien que puede ayudarnos —todos voltearon a ver al cochero, que había permanecido en silencio en un rincón, hasta este momento—... había alguien allí que no era ni brujo, ni hombre lobo, ni subyugado...
—¿Quién? Habla Cyril, habla —dijo en un tono serio Gabriel, mientras comenzaba a acercarse al joven cochero.
—Caidos, estoy seguro que vi a uno de sus hombres allí —una sonrisa apareció en el rostro de Will al escuchar aquel nombre...
—¿Quién es Caidos? —preguntó Tessa mirando con desconfianza a su prometido, quien parecía ser el único de los presentes que conocía aquel nombre.
—Es un comerciante mundano del bajo mundo —respondió Magnus con expresión de desagrado—, posee la visión, por lo que su negocio no se limita a los humanos...
—¿Cómo es posible que nunca haya escuchado de él? —indagó algo ofuscado Gabriel.
—¡¿Quizás por qué no eres tan buen nefilim, como tú crees?! —dijo como si nada William, ganándose una mirada asesina del aludido.
—Es un hombre muy cuidadoso con sus negocios, tiene distribuidores en varios lugares, muy pocos pueden asociarlo con el mundo de los subterráneos —intervino Magnus tratando de evitar un conflicto entre aquellos dos.
—No es de sorprender que lo conozcas, después de todo tu eres quien mejor conoce el bajo mundo subterráneo y mundano —Gabriel escupió aquellas palabras con desprecio, sin quitar sus ojos cargados de furia de William.
—Si quieres ser el mejor debes conocer tu mundo —respondió Will con un tono y expresión arrogante—... ¿Cuándo fue la última vez que entraste al bajo mundo? ¿La última vez que hablaste con un subterráneo sin matarlo?
—Yo si cumplo con mi deber y parte de eso es no hacer amistad con los inmundos subterráneos...
—Cuidado con lo que dices... recuerda que un inmundo subterráneo nos ayudó a salvar a Idris y hace menos de una hora esos inmundos subterráneos salvaron a tu hermano —respondió Will poniéndose de pie y acercándose peligrosamente al ojiverde.
—Ya vasta los dos —vociferó Theo metiéndose en medio de ellos—, ¿creí que teníamos una pista, porque mierda seguimos discutiendo aquí?
—Tienes razón... ven conmigo, vamos a ver a Caidos ¿Magnus quieres venir? —respondió Will como si nada encaminándose hacia la salida.
—¿Crees que nos vamos a quedar aquí? —se quejaron al unísono Tessa, Cecily y Gabriel...
—Se van a quedar, tienen que cuidar a Gideon y hay que vigilar por si alguien intenta recuperar todo lo que tenemos en el santuario.
Las dos muchachas y el castaño miraron a Will con expresión seria, pero ninguno dijo nada, pues en el fondo sabían que él pelinegro tenía razón.
.........
El viaje en el carruaje fue un poco más largo de lo que Theo esperaba, pero finalmente después de mucho andar llegaron a su destino. En la calle había un ambiente sombrío, las personas que andaban por allí no lucían muy bien. Y hacia donde miraras daba la impresión de que en un momento podías perder todo lo que tenías en manos de cualquier ladronzuelo.
—De repente me siento en casa —susurró Theo después de echar una mirada alrededor y notar cuanto se parecía aquel lugar a los callejones que solía recorrer con su padre.
—Bien esta es la tienda principal de Caidos —comentó Will señalando el enorme edificio frente a ellos.
—¿Cómo conoces este lugar? —preguntó Magnus mirando de reojo al nefilim.
—Cuando necesitaba "aquello" para Jem, recorrí muchos lugares de Londres...
—Pero Caidos no comerciaba Yin Fen —lo interrumpió Magnus...
—Lo sé, pero en uno de esos sitios me metí en una pelea y le salve la vida al mismísimo Caidos, terminamos compartiendo unas copas, me contó de su negocio y me ofreció ayuda en lo que necesitara.
Los tres se acercaron al edificio. Theo dio una rápida mirada a una de las vidrieras y noto que en ella había muchos tipos de objetos que se vendían como antigüedades. Will entró y fue directo al mostrador donde un hombre bajito y calvo lo saludo con una sonrisa. Theo observo con curiosidad los estantes atiborrados de objetos.
—No toques nada, aquí no sabes con que te puedes encontrar —susurró Magnus pasando muy cerca de Theo.
El Slytherin miró al extravagante brujo y simplemente lo siguió hasta el mostrador. El hombre calvo había desaparecido, y en ese mismo momento vieron una puerta abrirse, por la cual apareció un hombre de unos cuarenta años, delgado, de estatura media y cabello castaño claro, que lucía un traje gris a la medida. El hombre sonrió al ver a Will y sin perder tiempo se acercó a ellos.
—Will muchacho, ¿cómo estas tanto tiempo? —saludó antes de echar una mirada a los acompañantes del nefilim—... no lo puedo creer Magnus Bane en mi tienda y... muchacho sabía que tenías una hermana pero no que tuvieras un hermano —agregó centrando sus castaños ojos en Theo.
—Emmm no somos parientes —respondió Will, antes de volver a centrar sus ojos en Theo y notar que si se parecían bastante.
—Oh, lo siento, pero en verdad se parecen... ese color de ojos no es muy común...
—Caidos necesito tu ayuda, ¿estas comerciando con cosas más extrañas de lo normal? —lo interrumpió Will, para no ahondar más en aquella extraña situación.
—Me imagine que en algún momento vendrías por eso —respondió el hombre cambiando su expresión a una seria—... hay un pequeño grupo de adictos que me han estado trayendo objetos poco comunes, tengo a algunos hombres siguiéndolos, los han visto sacando cosas de algunas bodegas y transportarlas a diferentes lugares, parece que esas cosas se mueven más que cualquier persona en Londres... ¿quieren ver lo que me han traído?
Los tres asintieron y el hombre les hizo una seña para que lo siguieran. Los guio a un rincón bastante oscuro de la tienda. Abrió un armario y allí pudieron ver algunos objetos mágicos y unos cuantos collares dentro de frascos. Theo tomó uno de ellos y lo abrió.
—No te recomiendo que lo toques —se apresuró a decir Caidos al ver lo que el joven acababa de hacer.
—Lo sé, están malditos todos ellos, tocarlos es malo, usarlo provocaría la muerte —los tres miraron a Theo, algo sorprendidos, pero ninguno dijo nada pues llamó su atención el sonido de la puerta abriéndose.
Permanecieron en su lugar y vieron a un joven bastante demacrado acercarse al mostrador. Caidos les hizo una seña para que se quedaran allí medio ocultos por la oscuridad y los estantes, mientras él se acercaba al joven, quien se veía bastante ansioso.
—Es un hombre lobo, adicto —murmuró Magnus.
—Claus ¿Qué te trae por aquí? —saludó Caidos con una sonrisa amable.
—Tengo esto para ti —dijo el joven sacando varios objetos de sus bolsillos, los cuales dejo sobre el mostrador—... ¿Cuánto me ofreces? Necesito dinero —agregó en un tono que evidenciaba su desesperación.
—No creo que pueda ofrecerte mucho, son puras baratijas —respondió el hombre revisando los objetos—... solo mira esto, ¿que se supone que son?... Aretes de rábano, ¿a quién podría venderle esto? —agregó Caidos levantando un arete, con lo que parecía un rábano hecho completamente de pequeñas cuentas. Al verlo Theo lo reconoció al instante y antes de que cualquiera pudiera hacer algo se acercó al joven, lo sujetó por el cuello y la nuca, y lo estampó contra el mostrador, haciendo que el muchacho soltara un grito de dolor.
—¿De dónde los sacaste? —preguntó Theo presionando con más fuerza el joven, que comenzaba a transformarse en un lobo.
―Theo —gritaron al unísono Will y Magnus, mientras se lanzaban sobre el pelinegro para detenerlo, sin poder quitarlo de aquel muchacho que acababa de convertirse en hombre lobo.
Un fuerte gruñido se escuchó en el lugar y entre el forcejeo el licántropo logró escapar del agarre del mago, y de un salto se posiciono ante sus atacantes dispuesto a acabar con ellos. Los azules ojos de Theo mostraron una furia poco común en ellos. Magnus y Will lo soltaron para ponerse en guardia ante la amenaza y casi ni notaron cuando el mago sacó su varita.
El lobo mostro sus colmillos y en un instante sus patas lo impulsaron, listo para morder sin piedad la yugular de aquel extraño joven. Will empuñando un cuchillo se movió para interceptar al licántropo, pero antes de que este cayera sobre ellos un rayo lo golpeo y lo impulso hacia atrás haciéndolo chocar contra unos estantes. Los objetos se desparramaron por todo el lugar y el lobo rápidamente intentó levantarse, pero al instante todos los presentes lo vieron retorcerse y gritar de dolor.
Theo comenzó a acercarse, hacia la criatura que no dejaba de chillar, sin dejar de apuntarlo con su varita.
—Crucio —la maldición fue un susurro cubierto por los gritos de aquel lobo que poco a poco volvía a convertirse en hombre. De repente los gritos cesaron y Theo se agacho junto a aquel tembloroso cuerpo— ¿De dónde sacaste los aretes? Y te advierto, si me mientes el dolor que acabas de sentir no será nada comparado con lo que haré —la voz del pelinegro fue un susurro, pero el tono que uso hizo que todos los presentes sintieran el peligro asechando.
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Sé que me tarde muuuuuuuuuuuuuuuuuuuchoooooooooooo en actualizar, pero bueno el momento llego. Espero que les haya gustado el cap. Si todo sigue hasta ahora no va a volver a pasar tanto tiempo hasta mi próxima actualización.
Gracias, nos leemos.
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