(De regreso a Boston)

―Qué dicen tus fuentes sobre el atacante. ―(Björk)

―Que no le dio donde debería. ―Se miraron una a la otra con estupefacción―. No me voy a disculpar, no puedo creer que te hiciera esto. Él podía haber negociado su estadía en Boston y no en New York. También hay una sede en la ciudad. Lo que más me fastidia es Sarah, "soy su ángel oficial", ridícula zorra. ―(Mila)

―Ok.

―No sabemos nada trascendente, el tipo era un empleado de un laboratorio de cosméticos, no tiene antecedentes, ni una multa de tránsito, vive solo desde hace 15 años, no se le conoce familia. Es el tipo de persona que nadie extraña cuando desaparece, al parecer sufría de depresión, se le encontraron algunas recetas y mucho Prozac. Quizá esas acciones fueron un intento de hacerse notar en el mundo, no existe nada que pueda relacionarlo con Sese, incluso vivió y trabajó toda su vida en Los Ángeles, al otro lado del país. A mi parecer viajó a New York para hacerse famoso y mira que lo logró.―(Mila)

(Una pausa incómoda, minutos de silencio sin decir nada.)

―Ahora qué será de ustedes, en verdad los quería así como son, raritos pero juntos.―(Mila)

―Las cosas son como son, así se han dado y no podemos hacer nada, ya veremos cómo salimos adelante, nos vamos a adaptar a los cambios, debe ser así... y aunque tenga un mal presagio sobre esto, Sese está cumpliendo sus sueños, acaso no vivimos para eso, para cumplir nuestros sueños; solo espero que sea feliz conmigo o allá con... con quien sea que lo haga feliz.―(Bjork)

―Creo que me estoy enamorando de ti, eres un amor, ¡ay lo odio! (Ambas reímos gratamente). 

―Es mejor centrarnos en el trabajo, también tenemos metas que cumplir. Así que brindemos por un futuro lleno de éxito.   ―Y haciendo una señal de manos como teniendo una copa, brindamos imaginariamente―. Salud, salud.―(Björk)

En el fondo me sentía devastada, pero he pasado por el trauma de mis padres y luego el de mi abuela, aunque esta vez el dolor afligía como agujas calientes a mi corazón. Me había vuelto una experta en mostrarme feliz y tranquila, aunque en el fondo estuviera destrozada. La represión era mi mecanismo de defensa favorito. Si pude superar eso, podré con lo otro. El que puede lo más, puede lo menos, o al menos así trataba de engañarme, no quería llorar delante de Mila, tampoco quería dar lástima con la pose de la chica perdedora, a la que dejaron plantada por no dar la talla. Solo me queda jerarquizar mi atención y energía; primero: graduarme, segundo: el trabajo, tercero: los detalles de la carta de mi abuela. Un profundo misterio estaba tocando a mi puerta, y al puro estilo de Sherlock Holmes, debía empezar con mi búsqueda de la verdad.

Al llegar a casa, busqué un recipiente metálico para improvisar una hoguera, en ese momento fui etiquetada en una publicación de Edward en una red social, donde se veían varias fotos de la fiesta, entre las primeras, se podía ver unas fotos de Sese besando y abrazando a una chica que nadie había visto antes. Quemé la carta de mi abuela, luego se me antojó quemar las fotos que tenía con Sese, también quemé algunos peluches que me regaló, ver el fuego era hipnotizante, y hasta me gustó quemar las cosas, entonces metí la guía turística a la cubeta y le eché mucho combustible para que ardiera rápido. Estaba por empezar a quemar una playera y otros objetos cuando la alarma contra incendios se activó. Así de rápido empezó y terminó mi etapa de pirómana.