(La habitación de Sese.)

El reloj sonó a las 6 de la mañana. Desperté impulsivamente, solo tenía una hora para llegar al aeropuerto, todo ya estaba planificado, incluso tenía mi maleta ya preparada con anticipación. El despertador sonaba con fuerza. Tenía una sed intensa, no me había percatado de la presencia de Björk, aún estaba un poco sonámbulo. Me froté los ojos y sentí un cuerpo a mi lado.

―¿Es en serio?, ¿pero por qué no recuerdo nada?, vamos campeón ¡recuerda!, ¡recuerda!―Me decía esto en un tono muy bajito, éste era mi mal hábito de pensar en voz alta, aunque en el laboratorio fue la manera más eficaz de enfrentar la soledad o aburrimiento.

―Uhmmmmmm, buenos días, veo que ya despertaste, ¿te sientes mejor? ―(Björk)

―Sí muchas gracias, permíteme un momento voy a ver que tengo para desayunar. ―Salí de mi habitación directo a la cocina y bebí toda el agua que pude, preparé unas tostadas, puse galletas integrales y serví jugo de naranja en dos vasos, era preciso irme de inmediato. No tenía mucho tiempo, así que le llevé el desayuno a Björk, le dije que lamentaba no haberme esforzado en el desayuno, pero podría comer lo que sea que encuentre en la cocina. Tomé algunas prendas y salí directo a la ducha. Björk se veía algo confundida, me preguntó sobre algunas cosas de la noche anterior, le dije la verdad, que no recordaba nada después de que estuviera de camino a su piso. Era lo más triste que podía pasarme, al fin dormía con la chica de mi vida y no recordaba cómo lo hice.

Me despedí y salí volando de mi departamento, le dije que hablaríamos por teléfono, quería evitar más preguntas de las que no tenía respuesta. Cogí mi maleta y salí raudamente, escuché que me dijo algo pero no le entendí porque salí con mucha prisa. No podía perderme la convención en New York.

―Tonto, si no tienes teléfono.  ―Había murmurado.

Como un déjà vu, Björk sonrió al recordar la primera vez que nos conocimos.