En el piso 5, todos estaban bailando y conversando. Había luces sicodélicas y un par de mesas para jugar Beerpong y los clásicos juegos con tragos. La música la tenía a cargo DJ HideFlow, el mejor DJ de la ciudad que estaba considerado dentro del top 5 en Norteamérica, el cual era amigo y contacto de Mila, la mejor amiga de Björk.

―¿Dónde está Sese? ―(Björk)

―Ni idea, los chicos dicen que salió a comprar algo.  ―Mentira muy obvia ―(Mike)

―No creo que debas esperarlo, lo vi salir con una chica. ―(Jean)

―¿Qué chica? ¿Alguien la conocía? ―(Björk)

―Pues era muy linda, si mal no recuerdo, ella vino con Frank y Choop. ―(Jean)

Björk presentía que algo malo había sucedido. En su mente apareció Sese en un muelle, una imagen mental sombría, pero ella no podía saber si eso era cierto o solo lo estaba imaginando. La imagen mental de Sese caminando en el muelle no podía salir de su mente, se había convertido en una imagen recurrente e intermitente. El tiempo pasaba y la imagen no se iba, el sentimiento de atracción y amor que sentía por Sese creció profundamente en su pecho, casi podía sentir esas emociones venir a raudales hacia ella. Sentía una conexión real como si lo tuviera al lado, era un sentimiento muy significativo e intrigante que la presionaba para correr hacia el muelle.

De pronto entró Edward con su grupo de amigos, sonriendo como si hubieran ganado el campeonato Nacional. Edward era el capitán del equipo de Fútbol, fama no le faltaba, las chicas tampoco. Era uno de los chicos más populares de la universidad. Tenía todo lo que una persona normal jamás lograría ni trabajando en tres vidas consecutivas. Edward podría tener todo lo que se puede comprar, incluso con las influencias de sus padres y amigos, podía mover el cielo y la tierra para conceder algún capricho que no signifique ir contra la imagen pública de su familia. Era arrogante sí, súper competitivo también, deportista consagrado obvio que sí, pero había algo que más detestaba: El rechazo o el no poder obtenerlo todo.

Las personas que han crecido teniéndolo todo, muchas veces creen que pueden pasar sobre los demás y pisar a quien sea necesario para obtener lo deseado, la mayoría cree que las personas son objetos o mercancías que existen para servirles o para ser usadas. Es el tipo de narcicismo típico de sujetos que han sido bendecidos con la belleza, poder y riqueza que solo en América puedes encontrar. No digo que en mi país, Europa o el resto del mundo no encontremos situaciones similares, es solo que cuando educas a un niño con valores de una competitividad mal sana, extremadamente individualista para el éxito, pues obtendrás un monstruo exitoso, solitario pero exitoso. Edward estaba obsesionado conmigo desde hace varios años, la razón fue haberlo rechazado. Lo conocí cuando el equipo de fútbol llegó a las semifinales hace 3 años, mis amigas morían de ganas por conocerlo, debo admitir que estaba bastante sexy en esos posters que anunciaban el partido en casa. "En Boston, la casa se respeta" decía el anuncio del encuentro contra Alabama. Tres días antes del encuentro, mi amiga Alice consiguió entradas para el partido, además que dichas entradas le habían sido obsequiadas por un par de miembros del equipo. Ella no dudo en decir que sus amigas querían conocer al equipo completo esa misma noche, obviamente yo estaba invitada. De entre todos los miembros, Edward no era el más popular aún, recién se había incorporado ese año al equipo y había tenido un rendimiento notable, se estaba ganando la titularidad; rápidamente nos emparejamos, y de entre todos los presentes fue Edward el que se me acercó para ligar. Tenía una sensación extraña, era una incompatibilidad de caracteres que se podía sentir sin palabras. Es como que todo tu cuerpo te dijera "aléjate", un casi sexto sentido que enciende todas las luces de alarma, no por temor a enamorarme, sino por una fuerza de repulsión desagradable. Le dije que "no" a todo. El tipo era increíblemente aburrido, enfocarse en su dinero, sus pertenencias y su belleza como ¿ACTIVOS para la conquista? ¡Dios, sáquenme de aquí!

Ninguna chica hasta el momento lo había rechazado, yo fui la primera. El me bromeó antes de despedirse con una frase que me asquea recordar: "te voy a conquistar ya lo verás. Dame la oportunidad ahora, que te arrepentirás cuando sea muy tarde".

Desde entonces he sufrido su acoso y mil situaciones que algunas veces resultan graciosas por lo mal que lo hago quedar frente a sus amigos, a pesar de ello no se rinde. Todos saben que sale con otras chicas, que se acuesta con Leila, Kelly, Shannia, Karin, entre otras. Sus intentos de conquista son solo eso, bromas, o al menos eso quiero pensar. Mientras tanto, sigo mi vida de soltera con normalidad. Desde que pisé américa pude salir con varios chicos, pero ninguno me atraía lo suficiente. Cuando eres inteligente, te atraen personas inteligentes con edades mentales iguales o superiores a la tuya, no niños con billeteras de adultos. Debo aclarar que el lado sensual y físico también influye, pero queda en segundo plano, es como la envoltura del chocolate, muchas personas normales aman la envoltura, aunque en el fondo tenga un sabor desagradable. Lo ideal para mí es el combo completo, un excelente chocolate muy atrayente de vista y con  buen sabor de fondo, aunque prefiero lo último con más determinación, ya que el fondo siempre será lo más importante.  Por eso soy exigente, porque creo que lo valgo. Estar sola por mucho tiempo no es malo, te permite conocerte mejor, si no puedes soportar la soledad y la compañía de tu presencia, cómo podrías soportar la compañía de alguien más en tu espacio personal. Algunos amigos pensaban que era lesbiana, y para ser franca no tenía problemas en salir con chicas, aunque nunca llegábamos a intimar, a veces las chicas son mejores que los chicos... y en muchos aspectos.