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━ CHAPTER VIII PT. II

•─────CAPÍTULO VIII PT.II─────•
⊰⋞ flor de granada en la mano ⋟⊱
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DECIR QUE LA FIESTA DEL OLIMPO
estaba transcurriendo de buena manera y sin problemas, no estaba demás. Hera y Zeus no parecían acabar en una pelea, Ares y Atenea no parecían lanzarse miradas asesinas al igual que estos lo hacían con Hefesto. Afrodita estaba muy ocupada haciendo que Hades tuviera una bienvenida adecuada y los demás dioses menores estaban con Mal, gracias a Gaia y a todos los dioses no parecían estar con ella por alguna atracción inapropiada. Pero Hades no estaba tranquilo.

‘Tipico padre sobre protector’ Hasta Hestia reía en el fondo al ver como Hades odiaba que un dios se le acercara a Mal. Estaba preparado por si alguien quería sobre pasarse y no estaba demás, en el olimpo debías prepararte para todo.

──¿Uvas?── Preguntó Afrodita al dios del inframundo. Este no pudo responder, ya que la diosa llamó rápidamente a dos ninfas con enormes ramos de uvas perfectamente cultivadas.

La diosa de la belleza tomó una e intentó llevarla ella misma a la boca de Hades, pero este la tomó con cuidado y rápidamente la introdujo en esta, sintiendo el dulce sabor. Afrodita rodó los ojos y se acurrucó más en el pecho de Hades. Sinceramente lo estaba asfixiando, pero era demasiado cortés–o lo estaba siendo en ese momento–como para quitar a Afrodita por las malas.
Había muchas sillas y tronos dedicados a cada dios, ¡Pero no!, Afrodita se negaba a tomar su puesto. Hades trataba de mantener la vista firme a las ninfas que bailaban con farolas y algunas veces, en su hija que estaba a unos kilómetros. Era imposible cuando tenías a la diosa de la belleza y el amor encima de tí, con un vestido que mostraba demasiado y era extremadamente provocador.

Una gota de sudor se escapó de la frente de Hades, era un dios, de grecia, los dioses eran conocidos por su gran lujuria, sin embargo él siempre quiso mantener la cordura en ese aspecto y no ser conocido como sus hermanos.

Sintió como alguien le dió un leve codazo a su brazo y miró a aquella dirección. Zeus lo miraba con una sonrisa a medias.

──Me tienes que explicar que fue ese cambio de apariencia cuando viste a Perséfone── Zeus echó un vistazo a su lado donde Hera parecía mirar a un punto fijo, totalmente aburrida.── Tu verdadera apariencia no la dejaste a la luz desde hace un milenio.

Hades se encogió de hombros.

──Tal vez los recuerdos.

No quería hablar sobre él mismo, menos con quién no soportaba, pero quedaba bastante claro que Hades sabía el porqué de ese cambio de apariencia.
Zeus suspiró tratando de sacar más temas de conversación.

──Oye, sé que aún sientes rencor, pero disfruta, no te quedes como siempre te quedabas cuando venías a estas fiestas.── Pidió Zeus y señaló a dónde estaba Mal, riendo sin parar junto a Hermes── Mira a tu hija, está divirtiéndose. Al parecer Hermes, mi hijo, le agradó.

Hades miró a la pelimorada de reojo y pestañeó varias veces seguidas antes de volver su vista a su hermano y poner su mano sobre la cintura de Afrodita para evitar una mala posición.

──Espero es esto no termine en desastre── Fue lo último que se escuchó de la conversación, antes de que muchos aplausos llenaran la habitación y el dios del inframundo sintiera un gran dolor de cabeza. Una de las mil y un razones para odiar las fiestas griegas, hecho por Hades mismo.

Hermes y Mal se levantaron de sus asientos de oro y salieron del gran salón antes de que iniciara la otra canción. Sus risas no tardaron en aparecer por los pasillos solitarios.

──Entonces...¿Me dices que el dios Príapo, tiene su parte íntima extremadamente grande gracias a la maldición de Hera?── Hermes asintió entre risa y Mal correspondió.── No debería reírme de esto.

──Nah, solo hazlo, Príapo debe estar bebiendo junto a Dionisio, el queridísimo dios del vino.

Una apurada ninfa salió de entre las puertas, llevando bandejas con grandes copas de vino y Hermes apresuró en tomarlas y darle una de estas a Mal. Mal agradeció con un movimiento gentil con su cabeza.

──¿No quieres hacer explotar algo? No sé, ¿Hacer un desastre?

Mal negó con una sonrisa.── Es mi primer día aquí.

Hermes se encogió de hombros.

──¿Y?, Así dejarás tu huella. “Mal estuvo aquí”── Hizo comillas con sus manos── Y el guapo Hermes también.

Bromeó haciendo que la contraria riera, antes de probar el vino que Hermes le había dado. Caminaron muchos pasos más hasta llegar a uno de los tantos jardines, pero en este estaban tres dioses acompañados de cinco ninfas y Quirón, aquél pequeño que había entrenado a Hércules.

Ahora no estaba tan pequeño.

──Gran placer mi Lady.

La criatura se acercó a Mal e hizo una reverencia, doblando sus dos patas de caballo delanteras y dejando las otras dos.

Hermes se llevó a Mal hasta donde estaba los dioses menores, quiénes saludaron realmente contentos.

Apolo, ya la había conocido, pero Eros y Harmonía, no.

Los dos hijos de Afrodita hicieron una leve reverencia a Mal y la abrazaron después de eso. Fue impresionante, pero así fue, Eros era muy amigable, al igual que Harmonía.

──Un gusto conocerte, me da gusto ver qué mi madre te dió la corona que Eros y yo te enviamos de regalo.

Harmonía tenía una sincera sonrisa de oreja a oreja, su corazón saltaba de alegría al ver como su regalo fue aceptado.

Mal sonrió tocando la corona Halo, negra con laureles.

──Muchas gracias por el detalle, me aseguraré de devolver el gesto la próxima vez.

──No hace falta eso.── Habló Eros por primera vez, quitando sus flechas mágicas de los asientos de flores para que los recién llegados tomaran asiento junto a ellos. Mal observó estas, eran tan hermosas que hacían enamorarse, literalmente.

──¿Hace ya tiempo no tuviste alguna relación con Mal y el rey Ben?── Eros asintió ante la pregunta de Apolo.

── Eran tan jóvenes, pasé por la entrada de esa preparatoria en mi forma invisible y quedé fascinado al ver tanta química en dos chicos dándose la mano── Mal entendió de que hablaba de su llegada a Auradon junto a Evie, Carlos y Jay──. Suerte que tengo buena puntería y una gran habilidad para esconderme y tirar dos flechas a dos tórtolos.

El dios del amor suspiró apoyando su codo en la mesa de mármol.

── Entonces...antes de que Eros los viera, ya el rey Ben te movía los tulipanes blancos esponjosos── Hermes le dió pequeños golpes a Mal en el brazo con humor. Los demás rieron al ver como la futura reina de Auradon dejaba su pálido color de piel y se cambiaba a uno extremadamente rojo.

Mal iba a responder, pero un fuerte grito, acompañado de el nombre de “Artemisa” se escuchó hasta ese lugar, todos menos Mal, se miraron aburridos, como cosa de todos los días que un grito de nena asustada apareciera en medio de la noche.

──Oh no, mi querida hermana Artemisa lo hizo otra vez── Se quejó Apolo y Mal frunció el ceño.── En cada fiesta, las diosas vírgenes se van al bosque con Príapo secuestrado para practicar su arco y flecha. Con flechas en llamas.

Ouch.

──¿Por qué razón?

── Príapo intentó abusar de Hestia hace unos milenios. Ellas quieren hacer que pague.── Explicó Harmonía levantándose junto a Hermes y Apolo──Es inmortal, no puede morir, pero si puede llegar a tener una enorme enfermedad y...ahora que lo pienso, ¡Podría haber tomado las flechas de enfermedades creadas por Apolo!

El nombrado se alarmó, comenzando a correr para llegar a la ubicación de su melliza. Harmonía y Eros hicieron lo mismo, pero pararon a mitad de camino para asegurarse de si Hermes también iría con ellos.

Hermes miró a Mal.──¿Podrías...quedarte aquí un momento? Es algo peligroso y no me gustaría que te pasara algo por los motivos de que me agradas y porque el tío Hades buscaría la forma de volverme inmortal y me mataría con sus propios manos.

Mal asintió repetidas veces, sentía curiosidad por ir, pero si Hermes lo ponía así.

── Ya volveremos.

Sin más, el dios del ingenio se puso en vuelo con sus zapatillas con alas, dándole un último vistazo a Mal desde las alturas.

La dama de la corte los vió alejarse con rapidez y apoyó sus codos en sus piernas, ahora había un silencio bastante inquietante en el jardín, uno...demasiado extraño.
La pelimorada se había olvidado de que Quirón estaba ahí, la miraba con bastante curiosidad. Mal por su parte, solo veía a los lados, conociendo más la apariencia de aquél hermoso jardín lleno de flores, aunque ya estaba oscureciendo y no se podía apreciar la suficiente belleza.

Dejó de hacerlo cuando sintió un gran ácido corriendo por su garganta, puso suavemente la mano en su cuello y trató de adivinar que causaba eso. Pero ruidos de caballos galopando se escucharon como si fueran a ella. En un impulso se levantó, dándole la espalda al presente que ella no recordaba que aún seguía ahí.

Otra vez la acidez en su garganta se presentó y sus ojos comenzaron a brillar intensamente, como cuando se iba a convertir en un dragón. Quirón ladeó la cabeza, caminando ligeramente hasta una roca para ocultarse y ver que haría. La princesa del inframundo también ladeó su cabeza, sintió un fuerte impulso de abrir una puerta casi oculta que estaba sobre una esquina. Quitó las plantas enredadas entre esta y la abrió con algo de dudas.

Cabía recordar que sus ojos aún estaban brillando.

Suspiró, no había nada ni nadie, solo un campo lleno de árboles tan altos como las torres del castillo de Ben. Iba a cerrar la puerta de nuevo, pero escuchó otra vez el ruido de un caballo, pero esta vez parecía estar sufriendo. Miró atrás de ella para asegurarse de que no hubiera nadie y el antiguo maestro de Hércules se escondió más en la roca, rogando para que no lo encontraran.

La recién llegada comenzó a caminar, adentrándose al campo y poniendo su pálida mano sobre el enorme tronco rústico. Miró atrás de ella otra vez y caminó aún más rápido, el animal parecía estar cada vez más cerca, eso la hizo asustarse. Puso un mechón de su lacio cabello detrás de su oreja y relamió sus labios antes de recordar que Afrodita había cambiado la apariencia de su cabello, unos tonos más oscuros y totalmente lacio.
Tomó el mechón que anteriormente había colocado detrás de su oreja y lo miró con detalle. No sé veía mal, sin embargo, pudo ver como su tacto comenzaba a volverlo a la normalidad.

Por otro lado.

La diosa de cabellos rojos se encontraba cerca de una oscura laguna llorando desconsoladamente mientras abrazaba sus piernas.
Un precioso ejemplar relinchaba y se quejaba de dolor a un lado de ella.

“¿Por qué mi vida inmortal es una mierda ahora?”

Se preguntó Kore. Se arrastró hasta el caballo negro a su lado y lo besó con suavidad aún con lágrimas sobre sus mejillas. Nada funcionaba, como parte de la fertilidad, podía sanar y revivir a los animales, pero esta vez no.

Tal vez fue por el rechazo de Hades, su corazón estaba triste y sus poderes no querían ponerse de su parte.

──No mueras, por favor.

Suplicó a el hermoso animal que cada vez estaba más débil. Llegó a pensar que era ella quién se mostraba incapaz en ese momento. A veces era Kore y a veces Perséfone. Kore le daba vida, pero Perséfone era más ruda e insufrible, no por nada “Perséfone” significaba portadora de muerte y ahora entendía el porqué Hades le había dado ese nombre aquél día que la raptó.

──¿Quién te hizo tal atrocidad?

Volvió a hablar, pero sintió como alguien caminaba detrás de ella con sigilo, se levantó sin limpiarse las lágrimas y se preparó para cualquier cosa que la estuviera asechando.

──Te estaba buscando por todas partes, ¿Por qué no estás en la fiesta?── Perséfone se calmó al escuchar la voz conocida y limpió sus lágrimas.

Vio los lacios cabellos castaños de la recién llegada por la luz de la luna y volvió a sentarse junto al caballo.

──Mi padre me corrió, además, alguien miserable hirió a este caballo.

──Terrible.

Cierto tono de indiferencia se notó en la contraria.

──Emily, ve al punto, ¿Qué quieres?── Preguntó la pelirroja sin quitar la vista del animal.

──Vengo a negociar algo más sobre el trato── la hija de Hércules tomó asiento a un lado de Perséfone y acarició el caballo con suavidad.

Perséfone arrugó su frente, esperaba no escuchar que lo cancelaba.

──Te ofrecí llevarte a Auradon a cambio de que vigilara e hicieras algo para que Hades pudiera volver a mis brazos...──Emily se encogió de hombros──No me digas que ya no cumplirás, eres la única que me puede ayudar en ese caso.

Su voz se quebró sin avisar, que hizo que Emily negara repetidas veces y relamía sus labios antes de decir alguna otra palabra. Kore se puso de frente a la castaña y la tomó de los hombros, mirándola con sus intensos ojos verdes que ahora lucían tristes.

──Por favor, no me abandones.

──No lo haré── Kore aún no parecía convencida, aún no soltaba a su acompañante de los hombros.── Quería hablar contigo sobre agregar algo al plan...

──¿Y eso es...?── Emily dudó un poco en responder.

──Quiero tener más poder, quiero dejar de ser una perdedora en lo que hago, al menos para lograr ganarme la ambrosía y volverme inmortal otra vez.

Kore ladeó la cabeza. Sabía que no lo pedía porque quería, sino por otra razón.

──¿Qué...?──No terminó de hacer la pregunta a su mente le vino una explicación que tenía tatuado la silueta de un musculoso.── Hércules, maldito bastardo. Mi medio hermano, aunque quiero ignorar que lo es, es un patán, ¿Es por eso que quieres ganarte la inmortalidad otra vez?

──¿Cómo crees? Simplemente quiero ganarme mi propio título.

Mintió, pero Kore no quiso discutir más y asintió, dándole a entender que aceptaba esa otra petición.

──Bien, pero para eso debes hacer la primera parte, al parecer no has hecho nada.

──Llevo poco tiempo en Auradon.

Perséfone soltó los hombros de Emily al escuchar el fuerte quejido de dolor del caballo, su desesperación volvió, amaba a los animales y ver morir a uno no era nada bonito para ella.

── Perséfone, por favor, ya está sufriendo, no puedes hacer nada, solo lograrás debilitarte.

La diosa no escuchó y siguió intentando hacer funcionar sus poderes, pero un gran humo negro se presentó, lo que hizo que Kore levantara la vista hasta la silueta que apareció y se topó con los orbes plateados del dios de la muerte tranquila, Thanatos.

──Thanatos, como tú reina, te ordenó que esperas un poco más, aún no es su hora.

──Mi señora, lamento desobedecer, pero aunque tenga dominio sobre el inframundo y por ende sobre mí, no puede desobedecer reglas legítimas.──Habló firmemente Thanatos, apretando su gran Oz negra que le mostraba cuál persona o animal debía morir──. Si sirve de consuelo, vengo a traerle muerte tranquila, en cambio si mis hermanas Keres fueran venido, una muerte violenta ante tan inocente animal no fuera justo.

──¿Sabes quién le hizo eso?──Preguntó Emily.

──Minotauros, estaban borrachos.

Perséfone sonrió gran cantidad de molestia en ese momento, apretó sus puños.

“malditos”

Pensó, gigantes con aspecto de toro, solo estorbaban en Grecia, embriagados, tratando de abusar de mujeres, hombres y todo lo que respirara. Cómo Zeus, solo que Zeus lo hacía aún sin estar pasado de copas de la más fuerte ambrosía hecha por Dionisio, dios del vino.

──Dile a tu gemelo Hypnos que busque cuáles son, además, dile personalmente a las keres que acaben con él.

Emily levantó las cejas, esa diosa que estaba llorando sin consuelo, era Kore, pero ahora su parte de Perséfone estaba saliendo a la poca luz de la luna.

──Claro señora, lo haré después de saludar gratamente a mi señor y amigo Hades, junto a Minos y mi hermano Hypnos, quién se me adelantó. Aprovecharé que esta fiesta al fin podré tomar un descanso, pero las muertes nunca deben parar.

Kore bajó la mirada al recordar la presencia de Hades, asintió dándole el permiso para que Thanatos se retirara y este lo hizo de inmediato, llevándose  el espíritu de vida del caballo y caminando hasta la entrada del salón de la fiesta.

Perséfone tomó una última vez el pelaje del ahora muerto animal, no tardó en convertirse en tierra y plantas con ayuda de sus poderes de diosa de la primavera.

──Se nota que verdaderamente amas a Hades.

Se atrevió a decir Emily.

──Mucho, lamentablemente creo que no siente lo mismo.

Admitió con tristeza. Aunque era lo contrario, Hades aún la amaba, más ella no podía saberlo bien, si que el dios de los muertos y el inframundo sabía guardar sus sentimientos.

──Me debo retirar, mi “queridísimo” padre me debe estar buscando para hacerle más vino. Me hizo bien hablar un poco e irme de un lado de Deimos y Fobos, ¡Queridísima Gaia! ¿Esos hijos de Ares no pueden pensar en algo más que el sexo y la guerra? Los únicos decentes y buenos son Harmonía y Eros.

Perséfone soltó una risita. Era la naturaleza de los dioses, todos eran totalmente lujuriosos, menos Eros y las diosas vírgenes, debido a lo que su divinidad representaba.

──Ya vete ahora.

La castaña comenzó su camino otra vez, dejando a Perséfone ahí sola, otra vez.

Aunque no lo estaba completamente.

Mal ya se estaba arrepintiendo de caminar tanto, dejó de oír los quejidos del caballo y ahora ya no sabía si ir a dónde los había percibido o devolverse. Caminó unos pasos más hasta que sintió que chocó contra alguien mucho más alto que ella.

──Lo lamento, señorita.

Mal levantó la vista, pudo ver como un hombre de apariencia sombría, pero bastante guapo la miraba sin expresión alguna, hasta que la vio a ella de la manera correcta.

──Oh, por todos los hijos de Zeus, que son muchos por cierto.── Thanatos  dejó caer su Oz e hizo una reverencia rápida── Que verguenza, chocar tan imprudentemente con tan hermosa dama y darme cuenta que en realidad, es la legítima princesa de la que todos hablan.

Mal arrugó su frente levemente.

──Princesa del inframundo, lamento tal incidente, no quería...

──Está bien, Thanatos.── Tanto Mal como el dios se mostraron asombrados, Mal no sabía cómo pudo saber el nombre y la divinidad de aquél “hombre” que tenía en frente.

──Me alegra saber que mi lady sabe mi nombre, aunque no naciera aquí en Grecia, en fin, muchas gracias por su perdón── el dios levantó su Oz y volvió a hacer otra reverencia──. Me complace saber que su padre y usted hayan venido, sabiendo tan increíble plan que su tío tiene para usted.

──no hace falta tanta formalidad.── Mal no le agradaba del todo ser tratada con superioridad solamente por sus títulos── ¿Tío?, ¿Qué planes?

Thanatos abrió su boca para responder, pero su oz brilló fuertemente, avisando que otra muerte estaba cerca y debía ser reclamada.

──La formalidad es necesaria, mi respeto ante usted y toda la familia del inframundo debe permanecer, pero como me ordene...la duda no me corresponde a mí aclararla, tampoco a sus amigos nuevos como Eros, Hermes, Harmonía y Apolo. Eso solo será con el tiempo.──explicó de forma pacífica── Me voy a reclamar una muerte antes de que termine la fiesta y me quede sin saludar a su padre, Apolo es dios de muchas cosas, pero también me traerá en cualquier momento el sol por ser dios también de este. Espero que me entienda, podré también ser delatado por el chismoso del titán Helios y personificación del sol por no cumplir mi trabajo.

Thanatos agachó su cabeza y desapareció en un humo negro, dejando a Mal con muchas preguntas.

──¿Okey? Eso fue...raro.

Mal se giró para volver a la fiesta, pero ahora sintió un gran impulso por seguir el camino de antes, ya que algo la hacía cambiar de opinión constantemente.

Se giró, dando el primer paso otra vez y volviendo a chocar con alguien, pero esta vez era de su misma estatura y con una anatomía menos robusta y musculosa. Miró al frente, encontrándose de frente una mirada verdosa e intensa tal cuál como la de ella, miró de reojo el cabello rojo que brillaba con la luna.

──Vaya, esto es una sorpresa.

Dijo Mal, el rostro de la mujer con quién chocó comenzó a cambiar hasta dibujar una sonrisa.

──Mi lady, esto es...¡Maravilloso!── Perséfone expresó una alegría sincera e hizo una reverencia.

¿Por qué tantas reverencias?

─Ho-Hola...

──No pensé verte por aquí querida, ¿Sabías que corres peligro aquí afuera? Hace frío, está oscuro.── Mal ladeó su cabeza y la diosa notó su posible confusión.── Lo siento, soy Perséfone, la reina del inframundo, acompañante de demonios, diosa de la primavera, hija de Zeus y Deméter, portadora de muerte, defensora de las mujeres.

Mal parpadeó varias veces, ¿Ella era Perséfone?, Se la imaginó más alta, más de un aspecto terrorífico.

── Soy Mal.

──Lo sé.── afirmó tomando la mano de la hija de Hades y llevándosela a caminar hasta el camino del otro lado, de camino al palacio de oro.──Princesa del inframundo y heredera de los campos Elíseos, lo más hermoso y dulce del inframundo.

──¿Qué?──

Lo que oíste.── dijo Perséfone, pero pronto volvió a caer en razón, gran atrevimiento se tomó.── ay, perdón, probablemente no sabes aún todos los planes que tiene para tí, además, lo que debes tomar por herencia.

──¿De qué planes hablan todos?

──Eso no me corresponde a mí decirte── la intensa mirada de Mal se concentró en su rostro.── ¿Por qué me miras así?

Mal titubeó, negó repetidas veces antes de volver a mirarla con el ceño fruncido.

──Ya lo sé, mi aspecto, parezco un Zombie, un pequeño accidente con un caballo.

La diosa cambió su apariencia cansada a su gloriosa apariencia de señora del inframundo, tomando un lado de luz y oscuridad al mismo tiempo.

──Es extraño conocerte.── Kore ladeó la cabeza ante la confesión.

──No muerdo...──Recordó, seguramente sabía que ella aún era esposa de Hades, tampoco era como si algún día dejaría de serlo.──Ya entiendo, soy tu madrastra de la forma más extraña, además de tu prima. Vaya impacto debes tener, lamento mi gran adelanto.

──No pasa nada──Mal por primera vez sonrió── es extraño y...¿Genial? Ser pariente de la diosa de la primavera.

Las dos se sonrieron mutuamente, no sabían exactamente como reaccionar, la situación se estaba poniendo rara.

Pero Perséfone dejó de sonreír al sentir un fuerte dolor en su pecho, como un fuerte rayo lanzado por Zeus a su cuerpo inmortal. Puso su mano sobre el lugar donde sentía los fuertes dolores y apoyó la mano en un tronco que estaba a solo unos centímetros.

──Oh...¿Estás bien?── Mal fue a socorrerla, pero fue parada por Kore, quién se quitó su corona de laureles dorados con flores de granada, una fruta que la representaba a ella y a Hades porque los hacía quedar enganchado al inframundo. Lo mismo para todo el que comiese de estas que provenían del inframundo.

──Gracias por preocuparte.── recuperó su postura y colocó otra vez su corona de Laureles.── Estoy bien.

El tono dulce de Perséfone cambió, ahora era neutral, ya no era tan amigable.

──De-debo irme── Perséfone comenzó a caminar hasta un lugar despejado de árboles a paso rápido, Mal la siguió por el repentino cambio de aptitud.

──¿Segura que estás bien?

──¡Si!──Mal se sobresaltó por el grito, ahora era algo desesperado, como si la diosa ocultara algo.──El inframundo no debe estar solo por mucho tiempo, los demonios hacen de las suyas y después se escapan para atormentar a los mortales.

──Okey.

Mal aún no estaba tan segura, Perséfone comenzó a jugar con sus dedos, dándole la espalda a Mal y esperando que su mágico transporte apareciera.

──Fue un gusto hablar contigo Mal, eres una increíble chica── añadió la diosa, sintieron como el suelo comenzó a temblar hasta abrirse en una grieta de donde emergieron dos caballos de pelaje negro y ojos rojos, llevando un carro fúnebre──. Mi transporte llegó.

──Bien, está bien.──Mal no sabía que decir.

──Ye aconsejo volver a la fiesta ahora mismo, Hermes y los demás ya terminaron de convencer a las diosas vírgenes de no hacerle daño a Príapo.

Perséfone abrió el carro con pequeñas Ángeles oscuros y miró por última vez a Mal.──Te daré un aventón.

La pelimorada frunció el ceño antes de sentir como una nube de poder la cubría por unos minutos, desapareciendo después y dejando a la vista que ahora estaba en el jardín en donde le había prometido permanecer a Hermes. Miró atrás con sorpresa, si que fue extraño lo que había pasado.

Sintió un pequeño bultito en su mano y la abrió lentamente, una flor de granada había terminado en ella sin darse cuenta.

──¡Mal! ¿Estás bien?──Mal levantó la vista observando como Eros y Hermes volvían a poner los pies sobre la tierra.

La pelimorada se levantó de su asiento demostrando que estaba bien, pero Hermes había visto algo más.

──¿Y esto qué es?──Señaló una parte del brazo de Mal que estaba abierta en lo más mínimo.──¿Puedo?──Preguntó antes de tocar a su familiar, revisó cada extremo de su brazo temiendo encontrar algo más que una simple y pequeña herida.

──Eso se puede sanar muy fácil, lo importante es que todo está bien, ¿No?── la pelimorada asintió viendo su pequeña herida, comenzó a salir sangre tan escasa pero de la suficiente  cantidad como para notarla.──Bien, pararemos eso antes de que Hades vea algo y nos vuelva inmortales y nos mate. Apolo es el de este trabajo, pero se tuvo que quedar con Harmonía a vigilar a las chifladas de las diosas puras.

Puso suavemente su mano sobre la herida, pero esta no sanó.

──Raro.

Expresó Mal, viendo como aún pequeña gotas de sangre caían sobre su brazo, trataba de recordar donde se lo había hecho.

──Espera...Eros, mira──. Hermes señaló la herida de nuevo, mostrando como el color del líquido carmesí cambiaba a un color amarillento hasta ponerse más brillante. Dorado como los inventos de Hefesto.

──¿Dorado? ¿Sa-sangre dorada?── Mal arrugó su frente, quitando su brazo de las mano de Hermes y Eros y mirando por ella misma lo que decían. Así era, su sangre había cambiado de su color rojo a uno dorado que salía brevemente.

──¿Qué mier...?──Eros tomó del brazo a Mal y se la llevó rápidamente a dentro del palacio.──¿Me pueden decir que tratan de hacer?

Hermes entró detrás de ellos y rascó su nuca con nerviosismo. Nunca se imaginó que eso pasara, mucho menos así.

──¿Donde está la diosa de la sabiduría cuando se le necesita?──se preguntó para él mismo, pero recordó que Atenea estaba con Apolo.──Bien, Mal, debes ir con tu padre un momento, debes hablar con Zeus y todas esas cosas formales. Yo iré con Eros a...

──Iremos a ver si las vacas de Apolo ya tuvieron a sus crías, son demasiadas vacas y cada una tiene un crío.─

Mmm, okey── Mal no podía entender porque todos se iban derrepente, sin embargo estaba más interesada en saber que era todo eso de la sangre dorada.

──¡Cyth, Lirio!──Gritó Hermes, llamando la atención de dos ninfas que pasaban por ahí.

Las dos ninfas con diferentes colores se acercaron a los dioses divertidas y entre risas.

──¿Podrían llevar a Mal con su padre? ya saben...dioses enamorados, vestido escotado──

“Yo podría ir sola” pensó Mal.

Las dos ninfas sonrieron, tomando un brazo de Mal en cada lado.

──No le muestres eso a Hades, por favor.

Mal asintió sin discutir, tampoco podía, ya que las ninfas de la naturaleza se la llevaron entre pequeños brincos de alegría, mientras los dos dioses corrían al jardín donde estaban hace rato.

·•·⊰·◦❈◦·⊱·•·

──ahora, ¿Qué fue todo eso de la sangre dorada?──Eros se cruzó de brazos.── ¿En tu descuido permitiste que alguien la tocara?, Porque de ser así, no será Hades quién te mate, sino yo mismo.

── Quién diría que el dios del amor diría eso── Hermes sonrió la molesta mirada de Eros.──No, por supuesto que no, ¿Quién me crees? no soy un santo por ser el dios de los ladrones, del ingenio y el mensajero, pero tampoco soy así.

──Te creeré, pero ya estás advertido.──Eros cambió su cara a una de preocupación── La sangre dorada es muy extraña, es decir, los semidioses tienen sangre mortal, y ella es una semidiosa.

──Es cierto, solo nosotros la tenemos──. Hermes colocó su mano en la barbilla──, al menos que Mal tomara ambrosía.

──Imposible, ¿Quién le daría eso?.

──Un dios o héroe, Duh── Hermes puso cara obvia.──Me contó algo así, creo, estaba con el musculoso mata hijos de Hércules y sus hijos, la copa, el vino, sabía horrible, solo tomó un diminuto sorbo. No escuché bien, ya que estábamos junto a Ares y sabes lo desastroso que es al beber o comer algo, es un asco, riega toda la comida.

Eros rodó los ojos, era verdad que su padre ‘amante de la sangre’ comía así, pero no era momento de hablar del dios de la guerra.── Hermes sé serio── pidió──. Bien, si fue así, fue una cantidad diminuta, ¿Cómo podría...?

Una idea vino a Eros.

──La ambrosía no funciona de esa manera, tienes que también tener la bendición de un dios para volverte inmortal── Dijo Eros, Hércules no era un dios, no podía hacerla inmortal── ¡La ambrosía despertó lo que verdaderamente es, ella es una de nosotros!

──Una...¿Diosa?──Eros asintió.──Imposible, su madre es un hada mortal, tendría que ser una semidiosa.

──¡Lo sé! Esto es fascinante, si mis cálculos no fallan este sería el primer caso, ¡Sería increíble!──gritó, saltando de alegría──. Sin embargo, aún no sabemos nada de pies a cabeza, evitemos decirle a alguien sobre esto.

──Está bien, que bueno que la chismosa personificación del sol y titán de quinta, Helios, debe estar durmiendo a estas horas.── emitió un quejido, todos le tenían coraje a Helios.

Hermes le dió la espalda a Eros para marcharse otra vez a la fiesta, el contrario no podía debido a que tenía que juntar muchas parejas en el mundo.

──¡Psique, Mal es una diosa!──Hermes arrugó su frente y miró a Eros desde lejos, si que no sabía guardar secretos y eso que el mismo abría dicho que nadie lo tenía que saber.

──Aún sigo aquí.

──Cierto, perdón, es que siempre le cuento a mi querida esposa lo que hago o me entero en todos los días.──Suspiró de amor al recordarla.

Psique era una mortal que enganchó con su belleza a Eros, sin duda esa era la historia más hermosa del olimpo, además de ser la única sin incesto.
Esta fue hecha inmortal por Zeus y la convirtió en la personificación del alma.

──Sin embargo, aún no sabemos nada de pies a cabeza, evitemos decirle a alguien── repitió las palabras del contrario.

──Bien, bien.

·•·⊰·◦❈◦·⊱·•·

Las ninfas se despidieron de Mal después de dejarla muy cerca del lugar donde Hades estaba sentado, este no parecía muy tranquilo, sin embargo su semblante cambió al ver a su hija.

──Mali, ¿Estás bien?──Hades se acercó a ella a paso rápido y la vió de pies a cabeza, tratando de ver si no tenía algún rasguño──¿Donde estabas?── esta vez parecía molesto, se cruzó de brazos esperando la respuesta de su hija.

──Fui con Hermes a un jardín, donde me encontré con Apolo, Harmonía, Eros y... Quirón.── Mal ladeó la cabeza, preguntándose donde se había metido el último mencionado.

──Bien, ¿Con el permiso de quién?──Mal arrugó levemente su frente, no estaba bromeando, se podía ver.

──Hermano, déjala tranquila, reconozco que el olimpo es muy...pasional, pero solo estaba divirtiéndose.── Habló Hera desde su trono.

──Divirtiéndose──Repitió Hades── ¿De qué forma?

Deméter, quién ya parecía estar feliz rodó los ojos y fue hasta Mal para socorrerla.

──Como tu hermana mayor, te digo que dejes a mi sobrina en paz, renacuajo azul.── Zeus sonrió, el apodo le dió risa, pero la borró cuando Hera le dió un codazo.

Pensaron que Deméter odiaría más a Mal, pero no, ahora parecía estarla defendiendo y era buena señal. La diosa de la agricultura no defendía a nadie a quién no le tuviera aprecio.

──la anciana, entonces── atacó Hades con una sonrisa.

──Una muy hermosa── Todos miraron atrás, Poseidón veía a Deméter con ojos de amor, vaya que no se rendía.

──Tu cállate molusco de mar── Deméter sacudió con elegancia su largo cabello y miró a Hades con malicia.── ay, mi querido Aidoneus, mi hermano ‘el invisible’, no te conviene seguir este jueguito de insultos blancos.

──¿Se puede saber por qué?

── Si quieres tú casco de invisibilidad de vuelta, debes disculparte conmigo.

Hades se cruzó de brazos otra vez.──¿Qué haces tú con él?── Deméter se encogió de hombros.

── Taladores de árboles, tenía que darles una buena golpiza invisible── quitó su sonrisa por unos minutos.── Tómalo o déjalo Aidoneus. Quiero que te disculpes por lo malo que me hiciste.

─Prefiero que me digas Hades── admitió el dios.── Bien, Deméter, lo...

──Hazlo bien.

Hades suspiró, si fuera un hombre no le haría caso y ya lo fuera obligado a darle el casco, sin embargo Deméter era una diosa, él no les faltaba el respeto a las mujeres, nada que no fuera más allá de una lluvia de insultos blandos entre hermanos ── Mi querida Deméter, diosa de la agricultura, preciosa dueña de la naturaleza, ¿Podría mostrarme su bondad al devolverme lo que me pertenece?.──finalizó con una reverencia.

Aún si lo dijo todo de mala gana, Deméter sonrió, haciendo que poco a poco el casco negro de modelo griego apareciera en una mano de la diosa, ya que con la otra rodeaba la cintura de Mal.

── Con un simple “Hermana, lamento todo lo que te hice” estaba bien.── le lanzó el casco a Hades y este lo atrapó sin dificultad.── Tu padre es muy chistoso.

Mal apretó sus labios para no reírse.

──Tu no te rías── Hades señaló a su hija, antes de ponerse el casco, lo cuál no fue nada difícil.

Se lo quitó al comprobar que todo estaba bien y sintió como todos se le quedaban mirando fijamente.

──¿Qué?──Buscó respuestas en Hera y ella solo se señaló el cabello de ella misma, como una señal.

Hades miró al frente donde estaba Deméter y pudo notar la cara de impresión de Mal, tanto que intentaba retrocer, pero le era imposible por el agarre de Deméter.

──Volvió el Hades histórico, nada punk── dijo Poseidón, riéndose junto a su esposa Anfitrite.

Y ahí entendió, su apariencia antigua estaba volviendo y sabía que eso tenía que ver con el inframundo. El mundo de los muertos lo estaba reclamando, cosa que era entendible ya que por años este había comido frutos y alimentos de ese mundo, lo que hacía que cualquier criatura, mágica o humana, se quedara atrapada.

Hades apretó su puño y su cabello negro se levantó, encendiéndose como una vela de nuevo.

──¿Qué acaba de pasar?── Mal miró a Deméter quién estaba más cerca.

──El mundo muerto y él.── explicó Deméter, animandola a sentarse en uno de los tronos disponibles.

──Ya eso no importa, Mali, lo que importa es, ¡¿Qué estabas haciendo allá afuera junto a esos dioses?!── se alteró de nuevo, cambió de tema descaradamente.

──Mal debe abrir las alas y volar, acéptalo Hades.

Ese fue Poseidón.

──Pero aquí no, ninguna mujer está segura aquí en el olimpo, menos Mal── dijo Hades y Zeus rodó los ojos.

── ¡Dejen de hablar de mí como si no estuviera aquí!── Mal parecía frustrada, relamió sus labios al sentir como los demás habían dejado de hablar para mirarla.

Deméter limpió su garganta y le arrebató la bandeja de botanas a una ninfa que pasa por ahí.──¿Dulces?.

──Yo quiero── Zeus fue el primero en agarrar, luego los demás le siguieron el paso, quedando el silencio incómodo en el olvido.

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Me declaro culpable, amo la mitología griega aunque tenga mucho incesto, sin embargo, no debemos sorprendernos, todo está basado en épocas antiguas donde se casaban entre familias y no era mal visto.

Desde mi punto de vista, los mejores son Eros, Hades, Thanatos y Hermes.
( en especial Hades, porque es el preciso dios del inframundo😔👊🏻 )

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El inframundo está reclamando a su dios, incluso está haciendo cambios físicos en él.

No me maten, pero aunque amo a Cheyenne como Hades, odio el cabello azul y de fuego que le ponen tanto en Hércules como en descendientes. Es por eso que quiero aplicar un poco de la idea que se me ocurrió, del Hades de la mitología griega con cabello negro, ojos verdes y otras cosas, pero nah, no se preocupen, seguirá teniendo la misma cara pero diferente cabello ( aún falta bastante para eso )

RECORDAR:

Hades: dios del inframundo y los muertos.

Thanatos: dios de la muerte tranquila.

Las keres: diosas de la muerte violenta.

Moiras: personificaciones del destino.

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Ahora, ¿Será verdad que Mal se estaba volviendo inmortal?, ¿Eros se equivoca o no?

¿Qué le pasaba a Perséfone?, ¿Su lado malvado la estaría consumiendo o no...?

¿Será que Hades aún la ama? 🤔

¿Por qué cuando Perséfone llevó a Mal al jardín con sus poderes le apareció una flor de granada en la mano? Y ¿Si estaba siendo tan dulce con Mal, porque ese dolor en el pecho que la hizo irse?

Ya lo sabrán.

Antes de olvidarlo...

Hades tiene muchos nombres, por lo tanto, Aidoneus es uno de ellos, que si no me equivoco, significa ‘El invisible’ debido a su casco de invisibilidad.

En fin, ya volverán a Auradon, donde verdaderamente van a comenzar los problemas.

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