1: Bienvenidos a mi mundo
Otro día más despertando igual en la que se ha convertido desde hace una semana en mi nuevo hogar, no soporto vivir en este loft, es tan... simple, es decir que tiene de agradable vivir en un apartamento de techo alto, cocina llena de colores llamativos verdaderamente horribles, muebles de cedro con cojines de colores azul y rojo, a juego con los carísimos cuadros abstractos de mami, una de las pocas cosas que pudimos sacar de nuestra mansión en Las Vegas, pisos de madera negra, en fin todo muy simple y aburrido.
—Buenos días Odette —fue el saludo de mi madre como siempre en la primera hora del día, se encuentra sentada en el silla de la mesa donde mi padre siempre comía, bebiendo de su vaso de jugo de naranja y viendo las noticias de este... pueblo de quinta, sólo de volver a recordar hace dos semanas atrás cuando mi madre me dijo:
«Se nos está agotando el dinero, por lo que tendremos que irnos a vivir a el pueblo donde tu padre y yo crecimos: Woodshill», hace que me den ganas de llorar y vomitar.
—Buenos días mami —le di un beso en la mejilla, dejé mi pequeña mochilita a un lado de la mesa y me senté en una sillas de caoba.
Cogí una rodaja de pan y le unté un poco de queso crema.
—¿Cómo has dormido cariño?
—Déjame ver —me puse mi dedo índice en mi mejilla y comencé a dar pequeños toques sobre mi piel—. Pues digamos que no he podido descansar como yo quisiera, imagínate de una mansión a vivir en un departamento —miré a mamá y le di una mordida al suave pan.
—Odette sabes que era necesario venir a vivir a Woodshill —apagó el tablet, lo dejó a un lado y se quitó sus lentes—, no podíamos seguir hospedadas en un hotel cinco estrellas como querías, cariño entiende que el dinero se nos agotó.
—No me mientas mami, sé que papi y tú tienen contactos, y sé que aunque él esté en la cárcel aún siguen haciendo negocios con... numerosas personas —hice una mueca fruncida con los labios y comencé a parpadear rápidamente— pero bueno... —eché mi silla hacia atrás y me levanté de la mesa, dejando a mi mamá con ganas de decirme algo—. Es mi primer día de clases, y no quiero llegar tarde —le lanzé un beso volado, cogí mi mochila Louis Vuitton y salí de mi casa.
Abro la mochila para cerciorarme de haber cogido mis audífonos, los saqué junto con mi móvil, los conecté y me los coloqué en los oídos, puse una de mis canciones favoritas de Miley Cyrus y empecé a caminar hacia el ascensor, presiono el botón en espera de que venga el ascensor y mientras tanto voy revisando mi Instagram, veo que tengo 15 nuevos seguidores, sólo me faltan 29 para llegar al millón.
—¡Oh vamos!, ¿esta mierda de ascensor aún no sube? —me dije a mí misma.
Presiono el botón y nada, lo vuelvo a presionar y nada, ahora mismo estoy gritando por dentro, le dí una patada debido a mi enojo.
Bueno, al parecer tendré que bajar por las escaleras, todo sería más fácil si no viviera en el duodécimo piso, en estos momentos me alegra mucho haberme despertado temprano.
Abrí la puerta de las escaleras y comencé a bajar escalón por escalón.
Dios... bajar escaleras en tacones es lo peor de el mundo, terminé en la recepción luego de ¡30 minutos, 30 putos minutos!.
—Señorita Odette, ¿está usted bien? —preguntó amablemente el hombre de recepción.
—Sí, estoy bien, gracias por preguntar, ¿te puedo hacer una pregunta?
—Claro —asintió.
—¿Sabes de algún café que quede por aquí?
—En Woodshill sólo tenemos uno, ¿usted va de camino al colegio?
—Ajá.
—Pues entonces no tiene pérdida, es una calle antes de llegar a la escuela, se llama Hillhouse.
—Gracias.
Salí del edificio y me fui.
Mientras camino tarareando la canción de Ariana Grande, ya que la que había puesto de Miley Cyrus se acabó hace media hora atrás. Voy observando a los pueblerinos, sus casas y como son, caminando me di cuenta que tienen su propia editorial, su propia estación de radio, pues claro, es un pueblo que de seguro no ha de aparecer en el mapa.
El camino hacia la cafetería no se me hizo tan largo, estaba demasiado concentrada en no perder detalle de "mi nuevo hogar".
Por fin había llegado al tal Hillhouse un olor súper agradable a café llegó a mí, si tuviera que describir este sitio diría que es la copia exacta de Central Perk, el café donde los chicos de Friends se la pasaban bebiendo y comiendo.
—Un Caramel Macchiato —le ordené al camarero.
—¿La orden está a nombre de...? —alargó la pregunta.
—Odette Lockheart.
Al camarero le cambió el semblante al oír mi apellido.
—¿Usted es hija de... —miró hacia ambos lados, tragó saliva y susurró: —Will Lockheart?
—Ahm sip, es mi padre, y no se demore con el café se me hace tarde.
—Enseguida.
Al oír esa respuesta me senté en una de las mesas que están junto a la barra, y volví a poner mi música.
«Demonios»
Desde que llegamos a este pueblo las personas siempre nos ven con mala cara a mi madre y a mí, y es decir, si mi padre está preso porque le acusan de: Tener negocios de lavado de dinero y tráfico de drogas y armas, y compras ilícitas de propiedades. Si hay personas que no somos culpables o cómplices esas somos mamá y yo.
—Señorita Lockheart —me llamó el camarero—, tenga su café.
—¿Cuánto le debo?
—La casa invita.
—¡Ay por Dios! —exclamé—. No es dinero sucio, así que vuelvo a repetir ¿cuánto le debo?
—5 dólares.
—Ya ve, eso está mucho más bonito.
Saqué los 5 dólares del bolsillo de mi mochilita, cogí mi café y me marché.
Respiré hondo al pararme justo enfrente de mi nueva escuela. Paredes de color café y arena, al parecer tres pisos y grandes ventanales. «Dios», yo estaba estudiando en la escuela más cara de todos los Estados Unidos, el Salisbury School es un gran instituto, contiene a los mejores profesores, los mejores laboratorios, incluso hoy por hoy los alumnos que se han graduado han cogido las mejores universidades de este país y se han vuelto grandes influyentes, ya sea para la política, el comercio o en los negocios, pero ahora, yo me encuentro aquí, en mi tercer año de secundaria y estudiando en el Woodshill High School, escuela en el que pasaré los dos últimos años de secundaria antes de entrar a la universidad.
Abrí la puerta de oscura madera y entré, todos estaban hablando y cotilleando entre sí hasta que me vieron a mí, a mí siempre me ha encantado llevarme las miradas de los demás, pero en estos momentos deseo que me trague la tierra.
Lo único que tenía seguro era mi casillero, mi madre me dijo que me habían otorgado el A-15, por lo que obligatoriamente tendría que ir a la secretaria a buscar mi horario.
Caminé por el pasillo A y fui mirando, si hay algo que se puede notar a leguas es que los colores oficiales de este colegio son el negro y el verde y allí estaba el mío, me había tocado de color verde, lo abrí ya que no tenía puesto el candado, me quité mi mochila Louis Vuitton y la puse dentro, saqué mi propio candado de color rosa con brillo.
—¡Vaya! pero miren a quien tenemos aquí —dijo una chica de cabello café oscuro, vestida de porrista, llevándose la mirada de todo el mundo—, si es la hija del que ha mantenido a este pueblo lleno de drogas.
—Escúchame, no te metas conmigo ¿okey? —la miré de arriba a abajo—. Seas quien seas.
—Uy, al parecer la hija de papi tiene malas pulgas —intentaba provocarme, pero hice caso omiso, cerré mi locker, pasé por su lado y le dí una media sonrisa.
Salí del pasillo A y fui hacia la secretaria, según mi madre era la primera oficina que se podía ver cuando entrabas al colegio.
—Buenos días señorita Lockheart —me recibió una mujer pelirroja de lentes picudos con lunares, muy de moda en el siglo pasado... supongo.
—Ya veo que es demasiado obvio que soy hija de Will Lockheart —la secretaria apretó sus labios y asintió—. En fin vengo a buscar mi horario.
La mujer empezó a buscar en una carpeta roja que estaba en su escritorio la letra O, supongo que de Odette.
—Aquí tiene, será mejor que se de prisa, su primera clase es de Español–Literatura y no querrá llegar tarde, digamos que la profesora es muy... —hizo una pausa buscando la palabra correcta—, estricta —me tendió el papel de mis horarios, que enseguida cogí.
—Ahm... señorita, ¿le puedo hacer una pregunta?
—Por supuesto —se llevó sus espejuelos hacia la cabeza.
—Hace un momento una porrista me dijo que mi padre había inundado este pueblo con drogas, ¿es eso cierto? —silencio absoluto.
—Gracias, por sacarme de la duda.
Salí de la secretaría dejando tras de mí un gran portazo, comencé a buscar dónde recibiría mi primera clase: Español–Literatura 3, tras recorrer los tres pisos de la escuela pude llegar a encontrar el aula, podía haber preguntado fácilmente a alguien, pero a decir verdad no mi fío de nadie.
—Buenos días —dije parándome en la entrada de la puerta, llevándome una vez más la mirada de todos.
—Llega tarde señorita Lockheart —me reclamó con un tono severo una señora de alrededor de 60 años de edad, vestida con camisa blanca y falda negra hasta las rodillas.
—Lo siento, estaba buscando mi horario, y además esta escuela es como un laberinto, me sorprende que solamente me haya llevado 20 minutos encontrar esta aula.
—Pues haberse levantado más temprano, ahora por favor, unase a la clase.
Cuando entré la atención de todos se posó en mí como ya tenía previsto que pasaría, me tuve que sentar en el único sitio libre que había, justo al lado de un chico que al parecer tenía gripe.
Luego de una hora en la que me la pasé tomando apuntes y prestándole total atención a la maestra Susan, dió la clase por terminada, tenía la intención de marcharme hasta que la profesora me pidió que me acercara a su mesa.
—¿Sucede algo señorita McCall? —caminé hacia la profesora de cabello canela con unos cuantos mechones blancos.
—No, no sucede nada querida —me brindó una sonrisa, se quitó los anteojos y los puso encima de sus papeles—. Es sólo que me gustaría decirte que yo conocí a tu padre, sé que él no es mala persona.
—Pues no es eso lo que piensan las personas de por aquí.
—La gente de este pueblo le tiene mucho odio a tu padre, porque debido a las drogas que vendía un adolescente de aproximadamente de tu edad murió hace unos años.
—Eso no lo sabía —comenté sorprendida.
—Anda con ojo Odette.
—Gracias profesora.
Me despedí de ella y justo en el momento en que me iba a marchar de su salón me dijo:
—Y que no se vuelva a repetir lo de esta mañana.
—Se lo prometo.
Esa mujer me pareció encantadora, a primera vista parece una "folladora frustrada" por así decirlo, cabello perfectamente recogido en un moño, y ropa perfectamente planchada pero ahora me transmitió buena vibra.
Salí del aula, bajé hasta el primer piso y fui a mi casillero para coger los libros de Química, me sorprendí al ver tanta gente mirando algo, fui apartando a algunas personas para que abrieran paso.
«¡Qué coño es esto!»
"Te queremos a tí y a tu madre fuera de este pueblo, vayan a vender cosas ilícitas a otro sitio" —me habían escrito en mi casillero con al parecer spray rojo y negro.
—Muy bonito ¿quién ha sido? —exigí.
Nadie abrió la boca.
—¿En serio? —pregunté—. ¿Nadie ha visto nada?
—A un lado rufianes —dijo la porrista de antes, en esta ocasión ya no tenía puesto el uniforme de porrista si no un vestido verde limón ajustado y unos tacones dorados—. ¡Ay pobrecita!, chicos nadie de ustedes debió de haber echo eso —habló en un tono demasiado sarcástico para mí gusto.
—Espero que no lo hayas echo tú —me crucé de brazos y di unos pasos hacia ella de modo autoritaria.
—Créeme, yo no lo hice, pero sí que lo pienso, me parece que las perras de tu madre y tú deben irse a vender drogas a otro lado.
—A mí dime lo que quieras, pero con mi mamá, mi mamá, no te metas porque si te digo algo, no te conviene tenerme como enemiga —sonrió.
—¿O qué?, ¿me vas a matar como tu padre mata a sus capos?
Ya había oído demasiado, y antes de ni siquiera darme cuenta, estoy cargando contra la porrista, la empujo por los hombros, causando que pierda el equilibrio y nos caigamos al suelo, por suerte para ella alguien amortigua el golpe, eché mi brazo derecho hacia atrás, abrí los dedos y con el impulso que quería le dí un buen sopapo en la mejilla, me agarró por el cabello y comenzó a jalar, yo hice lo mismo.
—Eres una hija de puta —chillé—. Con mi familia no te vuelvas a meter —le advertí.
—Y tú eres una perra —me gritó.
Le levanté un poco su cabeza y soltando una mano, y en la otra aún tenía su cabello en mi puño, le di otro sopapo, por suerte para mí yo era la que tenía ventaja. La porrista comienza a gritar y a patalear bajo de mí, porque para ser sincera no tiene manera de controlar la situación, siento como sus uñas postizas las clava en mis brazos, no sé cómo pero de alguna manera agarro sus muñecas y las aparto, logró safar una e intentó darme una bofetada, pero un chico la atrapó en el intento.
—¡Suficiente! —gritó un hombre de piel oscura, vestido con una camisa blanca y unos pantalones de vestir de color negro llegando al pasillo—. Tú y tú a la dirección conmigo ¡ahora!
Miré a la otra chica y tenía la cara roja y el cabello regado.
—Exigo una explicación inmediatamente de ¿qué fue lo que pasó allá fuera? —ordenó el hombre de antes, el director para ser más exacta.
—Todo comenzó cuando me di cuenta que habían puesto una frase demasiado desagradable en mi casillero.
—¿Qué frase era señorita Crystal? —exigió una respuesta por parte de la que al parecer será mi enemiga.
—Yo no lo dibujé, además tiene la unión de colores que ésta escuela tiene prohibido.
—¿Por qué comenzó la pelea? —se dirigió el hombre de semblante serio nuevamente a Crystal.
Me crucé de brazos
—Anda responde —le dije.
—Porque me metí con su familia.
—Pero di que le dijistes a mi madre perra, y a mi padre asesino.
El director la miró con cara de asombro y le dijo:
—Queda expulsada por dos días del colegio.
«Auch»
—¿Cómo?, director yo soy la capitana del equipo de las porristas, no me puede hacer esto.
—Por eso no te tienes que preocupar, yo era la capitana de mi equipo en mi antigua escuela.
—Ya ve, todo resuelto, ya no tiene porqué preocuparse señorita Reed —resopló Crystal.
—Está bien, por lo menos son dos días, así que ya me voy —nos informó poniendo los ojos en blanco y salió de la dirección.
—Bueno... si eso es todo yo también me voy —le avisé al director.
—No tan rápido señorita Lockheart —me paré en seco, dejando la puerta entreabierta—. Si bien suspendí a la señorita Crystal, me temo que a usted también le debe tocar un castigo.
Respiré hondo y le respondí:
—¿Y bien?, lo escucho.
—Este sábado tendrá que venir a hacer trabajo voluntario.
—¿Cómo? —me exalté, ¿acaso había oído bien?
—Sí, me refiero a que este sábado tendrá que ayudar al conserje a recoger la basura en las áreas verdes.
Sentía como mi mandíbula llegaba al suelo, por Dios, esto deb..
—Está bien, lo acepto, al final yo también participé en la pelea.
—Ahora sí puede retirarse.
Salí de la dirección echando humo por las orejas.
—Vaya, ¿así que recoger basura eh? —bromeó un chico llevándose a la boca un lollipop de fresa. Estaba apoyando su cuerpo contra la pared, sus músculos se están tensos por tener los brazos cruzados y su camisa negra ajustado no ayuda mucho que digamos.
Al fijarme bien en él me doy cuenta que es el chico que evitó que Crystal acabara dándome una cachetada.
Es alto, de piel blanca, pelo largo y negro estilo Cole Sprouse, y unas gafas como las de Harry Potter, «Madre mía» si este chico hubiera estado en Las Vegas antes y me lo hubiera encontrado en un club de los que solía pasar la noche de los sábados, juraría que me hubiera acosta... ¡ay mierda!. Odette cálmate.
—¿Te apetece algo? —pregunté cruzándome de brazos y enarcando una ceja.
El chico se volteó hacia mí, y pude ver unos ojos azules fuertes muy bonito.
—Un gracias no estaría de más —dijo con un poco de arrogancia a mi entender.
—Ah claro, por lo de la pelea.
—Claro, pero no te hablé por eso —comenzó a acercarse, y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón de cuadros.
—¿Entonces por qué?
—Daré una fiesta en mi casa este viernes, y quería invitarte.
—Bueno... —lo miré a los ojos, y luego a esos labios carnosos— creo que en este pueblo no abrá elección para divertirme, así que me apetece mucho, así que... —me acerqué a él, y le saqué el lollipop, en mi justificación diría que no me resisto a esas cositas, verdaderamente soy una adicta a ellos—. Hasta luego —lo dejé solo en el pasillo y caminé hacia el aula donde recibiría mi próxima clase.
Sonó el timbre a las 15:00 pm, eso sólo significaba una cosa: Hora de irse.
Salí del laboratorio de química, la asignatura más aburrida de todas, pero también una de mis especialidades.
Como el laboratorio está situado en el primer piso no tengo que molestarme en bajar escaleras con mis tacones. Doblé a la izquierda para encontrarme con el pasillo de casilleros, busqué el mío, fue muy fácil identificarlo, además del candado rosa con brillos, digamos que el letrero de spray ayuda bastante, al final el director decidió que lo volverían a pintar, ya que la pintura es a prueba de agua.
Saqué mi mochilita, me la monté al hombro y salí de la escuela, me estaba muriendo de hambre, así que opté por comprarme un batido o algo en el Hillhouse, al fin y al cabo solamente quedaba a una calle del colegio.
Se sintió el sonidito de la campana de la puerta, entré al local y le pedí al camarero de antes un batido de fresa, y me senté en la misma mesa de esta mañana.
Obligatoriamente mi mirada quedaba justo en frente del gran sofá rojo, único que hay en esta cafetería, sentí como un chico trigueño le murmuraba algo a una chica rubia, ella se negó a oír y me llamó.
—¡Ey! Odette, únete a nosotros —me hizo un gesto con la mano. La miré interrogante, y miré al chico con el que estaba conversando antes, él bajó la cabeza y se llevó las manos a la cabeza.
Me levanté de la silla y caminé hacia el sofá violeta que se encuentra a la derecha para apoyar mis brazos en el espaldar.
—Espero no molestar —dije mirando al chico. Apretó los labios y negó con la cabeza.
—No es ninguna molestia, me llamo Anneliese, y este es mi mejor amigo Kaden —me saludó la chica de largo y ondeado cabello rubio, ojos color miel y de piel blanca.
—Un gusto —me senté en en el sofá a la espera de mi batido, y seguir conversando con mis "amigos"—. Ni siquiera voy a preguntar cómo saben mi nombre, eso creo que no es secreto para ningún habitante de Woodshill.
—Oh, lamento lo de antes, es que me siento un poco raro.
—Me imagino, ser la hija del causante de la muerte del chico de nuestra edad hace unos años, creo que no ayuda —me miró y asintió.
—Odette, Kaden y yo, queremos que seas nuestra amiga, sé que la gente del colegio te mira o te trata mal, y creo que a nadie le gustaría pasar por lo que estás pasando ahora.
—Gracias, pero no necesito de su lástima.
—Oh no...
—Señorita Lockheart, su batido —me avisó el camarero, que por cierto ya me fijé y se llama Chris.
—Ya nos veremos mañana en la escuela —me levanté del sofá, y les hice un gesto de adiós con mi mano.
Le pagué el batido a Chris y salí de allí. Caminaba de camino a mi casa e iba tomando sorbos por la pajilla al batido, sabe a gloria, está cremoso y la crema de vainilla le da más magia.
Llegué al edificio Dupont antes de lo que esperaba, el recepcionista me dió una cálida sonrisa como siempre hacía.
Espero que el ascensor este funcionando, estoy bastante cansada como para subir las escaleras para llegar al duodécimo piso.
Me paré frente al ascensor y crucé los dedos, presioné el botón y finalmente funcionó, entré y pulsé el piso número 12, las puertas se cerraron y me quedé quieta esperando llegar a mi apartamento. Cuando miro hacia mí derecha, en el espejo del ascensor me doy cuenta que tengo el brazo izquierdo lleno de arañazos, esa... perra de Crystal me arañó los dos brazos.
Las puertas del ascensor se abrieron y salí de allí, caminé por el pasillo y dejé atrás tres apartamentos, y llegué al apartamento 1204 el mío. Saqué de la mochila mi llave y abrí la puerta. Un aroma muy familiar llegó a mi nariz, incluso me hizo recordar un poco a mi niñez, el olor del pavo horneado a la naranja era mi cena favorita.
—Hola princesa —me saludó mi madre limpiándose las manos en el delantal naranja y azul. Típico de mi madre combinar absolutamente todo.
—Hola mami —cerré la puerta y caminé hacia mi madre para darle un beso en la mejilla.
—Tu director me llamó para informarme que te peleaste con Crystal Reed, ¿quieres hablar?
—Mamá no me apetece charlar, lo único que quiero es ducharme y acostarme a dormir un rato.
—Está bien, entonces te llamaré cuando termine la cena.
—Okey.
Dejé a mi madre en la cocina y fui hacia mí cuarto. Rápidamente me senté en la cama y me quité mis tacones negros con piedritas plateadas, fue un alivio para mí cuando mis pies tocaron el piso, me quité mi vestido blanco perla, aunque tenía algunos lugares en los que ya no era blanco, me saqué la fina liga que sostenía mi largo cabello negro en una cola de caballo.
Entré al cuarto de baño y abrí la llave de agua tibia de la bañera, me saqué mi ropa interior blanca, quedándome totalmente desnuda y para finalizar saqué del armario donde guardo mis toallas, mi albornoz celeste, mis productos para la piel y mi paquete de toallitas húmedas para empezar a quitarme el maquillaje.
Entro a la tina y al sentir el agua tibia entrando en contacto con mi piel es como si hubiera tenido un orgasmo.
***
Luego de 30 minutos de baño salgo de la bañera, me voy secando el cuerpo con mi suave toalla de algodón, apoyo primero un pie en la tapa del inodoro para untar un poco de mi crema de coco, primero una y luego la otra.
Me pongo mi albornoz y salgo del baño. Me siento en la cama y de la mesita de noche cojo el mando de la televisión. Lo enciendo y pongo Netflix, comienzo a navegar en busca de una de mis películas favoritas: Escuadrón Suicida. Tan sólo de ver al papasito de Jared Leto como el guasón... Dios que delicia. ¿Por qué a mí no me toca un loco como él?, que me diga que le demuestre mi amor tirándome a un tanque de ácido.
¡Jolín!, yo quiero a alguien así.
—Princesa, la cena está lista —me avisó mi madre tocando la puerta de mi habitación.
—Ahí voy —saqué de abajo de mi cama mis pantuflas de los ositos cariñosos y aún con el albornoz puesto salí a cenar.
Caminé por el pasillo hasta llegar al comedor.
—Vaya, vaya, que elegancia la de Francia —comenté al ver la mesa con los candelabros en el medio, un pavo a la naranja humeante, un cuenco de ensalada, un frutero con uvas moradas y una botella de vino tinto.
—Eso nunca se perderá —respondió mamá. Tan elegante como siempre, con un vestido blanco Channel a juego con unos finos tacones a juego, su maquillaje siempre perfecto resaltando sus tan bonitos ojos grises y su hermoso pelo negro con ligeras ondas.
—Será mejor que nos sentemos, no me gustaría que la comida se enfríe.
—Okey —le dije.
Ambas nos sentamos en la mesa y cuando iba a comenzar a servirme mi madre me paró la mano.
—Tranquila, yo serviré, tú encárgate de llenar las copas de vino.
La miré con cara de interrogante, pero asentí. Cogí el la botella de vino, le quité el corcho y empecé a llenar las copas.
Mi madre me pasó mi plato con un trozo del dorado pavo y un poco de ensalada.
—Mami, ¿cómo supiste que me peleé con Crystal? —le pregunté sin más, interrumpiendo la mitad de la cena y sin mostrar sutileza alguna.
Ella tragó y se limpió los labios con la servilleta.
—Tu director me lo dijo, ¿cuál es el problema? —preguntó poniendo los brazos sobre la mesa.
—Dudo que el director te haya dicho el nombre completo, supongo que te haya dicho solamente el apellido.
—Bueno, conozco a Crystal por sus padres, ellos junto a tu padre y yo estudiamos juntos en el Woodshill High School —me dijo, antes de llevarse a los labios su copa de vino.
—No terminas de convencerme mami. Dímelo.
—Está bien, aunque tu padre esté en prisión siguen en pie los negocios que teníamos antes de que él entrase a prisión.
Iba a decir algo, pero mi madre hizo un gesto para que mantuviera silencio.
—Y esta pelea tuya con Crystal quizás no deje concluir el negocio.
—En primera no quiero que estés negociando con drogas, no quiero que mi madre también termine en la cárcel; y en segunda quiero saber de qué va el negocio de los Reed.
—Es algo simple, pero les da mucho dinero. Resulta que la familia de tu enemiga —dijo poniendo la palabra enemiga en comillas— tienen un negocio muy reconocido tanto nacional e internacionalmente, ellos se dedican a la importación y exportación del melón Yubari es reconocida por todo el mundo como la fruta más cara del mundo, tan sólo una rebanada de eso llega a costar 18 000 dólares.
—¡Dios! —exclamé—. ¿Pero que tienen que ver papá y tú en esto?
—Tu padre siempre ha tenido contactos princesa, yo compro un terreno fértil y barato y se los vendo a un precio alto a los Reed.
—¿Nada de drogas?
—Nada de drogas —sonrió y volvió a tomar otro trago de vino.
Esta última semana ha pasado súper rápido, he estado martes y miércoles ensayando con las animadoras. Como era obvio el martes a las 15:03 pm cuando me presenté con ellas y les dije que yo era la capitana que sustituiría a Crystal dos días, algunas se opusieron a ensayar, pero una cosa era cierta la capitana era yo y se tenía que hacer lo que yo dijese.
Por eso cuando les pedí que me enseñaran sus coreografías observé detalladamente sus pasos, tengo que admitir que el grupo es bueno y sus pasos eran sofisticados y lo hacían con gran energía. Me percaté que una chica sobresalía del grupo, y no en el buen sentido.
Sus movimientos eran incontrolados, y a la hora de saltar parecía una pelota de goma, no se mantenía a la misma altura de las demás a la hora saltar, pero me sorprendí mucho cuando recaí de quién se trataba. Era Anneliese Starling, la chica que se mostró amablemente conmigo.
Claro que me disculpé con ella por mi comportamiento, pero le expliqué que pensaba que se acercaba a mí por lástima. Con esta semana que llevamos juntas me he dado cuenta de que es una persona lo suficiente alegre, enérgica y creativa, puesto a que hemos estado compartiendo clases, entrenando juntas nuevos pasos y a decir verdad nos hemos vuelto amigas.
Anneliese me ha contado que su familia es la dueña del Hillhouse, me contó que esa cafetería la construyó su bisabuelo, que su sueño siempre había sido tener su propio puesto para vender comida, por lo que esa cafetería ha pasado de generación en generación. A pesar de haber crecido con un poco de dinero, más bien "familia estable" es una chica humilde. Siempre se preocupa por los demás y busca la manera de ayudarlos.
—¿Esto te parece bien? —me pregunta, termino de subirme el cierre de mi vestido negro y me doy la vuelta para verla.
La veo sentada en la silla de mi escritorio, mirándose al espejo acomodándose el peinado.
—Mmhh Anneliese, es una fiesta, perdón por lo que te voy a decir pero tienes un hermoso cabello para llevarlo en un moño.
Hoy es viernes, lo que significa que nos estamos alistando para la fiesta de Tyler, ésta noche la iba a gozar, iba a disfrutar tomando, bailando y haciendo todo lo que hacía en los clubs de Las Vegas.
Había optado por un vestido de tela negra brillante, unos tacones altos Dior y me iba a hacer una cola de caballo en el cabello.
—Sí, creo que tienes razón —dijo mirándose en el espejo y convenciéndose a sí misma que ese no era el peinada adecuado, además su lindo vestido rosa ajustado al cuerpo iba a hacer que se llevase muchas miradas.
Me paré tras de ella y le solté el moño, su pelo rubio calló un poco después de los hombros dejando ver unas bonitas ondas.
—Así está mejor —le sonreí satisfecha al ver el resultado. Cogí de mi joyero unos pendientes largos plateados y me los puse—. Ahora sí estamos listas.
—Vayamos a divertirnos —me dijo Anneliese levantándose de la silla con una gran sonrisa.
—Oh aún nos falta un detalle —cogí mi frasco de perfume de Channel #5 y nos eché.
—Ahora sí podemos irnos.
Salimos de mi habitación, caminamos por el pasillo y nos encontramos con mi madre en el salón, ella estaba haciendo algo en su laptop, pero tuvo que alzar la vista para vernos.
—Están preciosas chicas.
—Gracias señora Lockheart.
—Oh por favor Anneliese, llámame Scarlett.
—Mami ya nos vamos, no me esperes despierta —y le lanzé uno de mis besos volados.
Salimos al corredor y caminamos hacia el ascensor.
—Estoy nerviosa —me confesó Anneliese presionando el botón del primer piso.
—¿Por qué? —al momento las puertas se cerraron.
—Porque quiero impresionar a Kaden —dijo refiriéndose al chico que se encontraba con ella en la cafetería el día en el que la vi por primera vez.
—¿Te gusta?
—Sí, desde que estábamos en la primaria, pero él solamente me ve como una amiga. Las personas del colegio piensan que él es... gay porque tiene a muchas chicas tras de él pero no le hace caso a ninguna, porque dice que ninguna le mueve el piso.
—Wao.
El ascensor nos dejó en el primer piso del edificio, saludamos al chico de recepción como las chicas educadas que somos y nos montamos en el pequeño Nissan de color gris de Anneliese.
La fiesta no era muy lejos, bueno es que en realidad al ser un pueblo pequeño no sé explicar exactamente lo que significa lejos o cerca. Pero sí puedo decir que la casa queda después de pasar la escuela y está a unas calles antes de llegar al lago de Woodshill.
—¿Qué hay después del lago?
—El bosque de Woodshill, al otro lado lo que te podrás encontrar serán pandillas y drogas.
—Ahh.
Anneliese buscó una zona en donde estacionarse, ya que la calle estaba llena de coches, yo no conozco muy bien a Tyler, tan sólo lo he visto unas cuantas veces en la escuela pero se nota a leguas que es el típico chico popular.
Nos bajamos del auto y caminamos un poco hasta la casa, subimos los cinco escalones y nos paramos en frente de la puerta.
—¿Estás lista para tener una entrada tipo Netflix?
—¿Qué? —mi amiga río al oír mi pregunta.
—Responde.
—Está bien, está bien, sí quiero.
Me eché un poco hacia atrás y abrí las puertas de la entrada con un poco de fuerza, causando lo que quería, que los chicos se nos quedaran mirando al vernos, sus miradas recorrían nuestros cuerpos, nos dedican sonrisas y algunos hasta silban.
—Taraaa, eso lo llamo una entrada Netflix.
—Waoo, tomaré notas.
Nos unimos a la fiesta, entrando a la casa las dos cogimos unos vasos rojos llenos de cerveza. Esta noche promete. Las dos comenzamos a bailar una canción de una artista portuguesa, ninguna de las dos entendía ni puta mierda lo que decía la letra, pero aún así seguíamos bailando.
***
No sabría decir cuánto tiempo pasó, Anneliese y yo nos encontrábamos por la duodécima cerveza y como por el octavo vasitos de tequila, sólo conocíamos una fórmula: trago de cerveza, sal, tequila y limón, yo aún me encontraba entera, soy buena bebedora.
—Voy a ver si encuentro a Kaden —me gritó Anneliese para que la pudiera oír.
—Okey, y si es posible fóllatelo —reímos—. Era una broma pervertida.
—Lo sé.
Aunque Anneliese me hubiese dejado sola eso no impidió que siguiera bailando, pero hubo una cosa que llamó mi atención.
Caminé hacia la cocina, la cuál se encontraba llena de vasos rojos, pomos de aguas, palomitas de maíz, pizza y botellas tanto por el suelo como en las encimeras.
Camino hacia la mesa y veo un círculo de chicos apostando por quién se tomaba más shots de tequila en 10 segundos, ahora les iba a demostrar quien es la puta ama.
—Quiero entrar —hablé para que se me escuchase.
Todos me miraron de arriba hacia abajo y me sorprendí al ver a Tyler en la mesa, al parecer también iba a jugar.
—Pues bienvenida —me dijo este último con una sonrisa, para luego morderse el labio inferior—. Me gustaría que esta ronda sea entre Odette y yo.
El chico que se encargó de llenarnos los tequileros me pareció reconocido, si mal no recuerdo creo que vamos a la misma clase de Historia
Tyler se posicionó a un lado de la mesa y yo en el otro, mientras tanto el chico de las bebidas y otros más lo estaban ayudando a posicionar los vasitos, en total habían 20, ¡jolín! tomarse 20 chupitos en 10 segundos, pero lo lograré.
—Empezamos en 3... 2... 1... ¡Ya! —gritó un chico.
Empecé a coger y a tomarme el tequila, y mientras lo hacía iba mirando a Tyler, quería que se diese cuenta que lo iba a derrotar.
—5... 4... 3... 2... 1... tiempo —gritaron todos a nuestro alrededor.
Cuando dejo el último vasito en la mesa me doy cuenta de que me había tomado los 20 chupitos, joder. De milagro no caí en un coma etílico.
Cuando miro a los vasitos de Tyler me doy cuenta de que le había faltado por tomarse 2 para llegar a los 20.
—¡Ja!, te gané —me aplaudí y todos los demás a mi alrededor hicieron lo mismo—. Soy la puta ama Tyler Whisper —y le lanzé un beso.
***
Salí al patio, necesitaba tomar aire fresco, me estaba ahogando del calor dentro de esta casa.
—Vaya, vaya. Pero si es la chica que me acaba de ganar —dijo esa voz ronca tan característica de él.
Volteé para poder verle, estaba llevándose a la boca un lollipop de fresa y caminando hacia mí.
—Creo que pediré la revancha —me dijo quedando cara a cara conmigo. Este chico sí que es alto, aún llevando tacones me saca una cabeza de diferencia.
—Te ganaré igual —le susurré al oído, provocando que los vellos de sus brazos se erizaran.
—¿Gustas lollipop?
—Si es del tuyo sí —me dió una media sonrisa, se sacó el chupa chups de la boca y lo dejó cerca de mis labios. Le pasé la lengua primero y luego me lo llevé a la boca, siempre me ha gustado joder a los chicos de esa forma, sabía que cosas tan sencillas como esas los volvía locos, comencé a saborear la piruleta y mientras disfrutaba por todo lo alto ese sabor tan delicioso a fresa.
—Joder nena —musitó.
—¿Te gusta lo que acabas de ver? —hablé bajo.
—¡Dios!, si así eres con una dulce, imagínate con una de carne.
—¿Y que me harías tú? —le pregunté antes de darle un beso rápido en sus carnosos y rosados labios.
—Yo te follaría duro contra el muro, en la posición de perrito, apoyada a una pared, sobre mí, te haría todo con tal de que gritaras de placer.
—Pues todo eso tendrá que esperar —le dije dándole suavemente unos toques con mi mano en una de sus mejillas—. Porque ahora me tengo que ir.
Ja, ja, ja. Joder que mala soy, dejé a Tyler Whisper, el chico popular de la escuela por segunda vez en la noche en ridículo.
***
«Ay mierda», ni siquiera me apetece mirarme al espejo, sé que estoy horrible, salí de mi habitación vestida para el trabajo voluntario: una camiseta roja con un dibujo de Deadpool por dentro de un short corto de mezclilla y unos converses negros.
—Ya me voy —le anuncié a mi madre.
—¿Segura que estás bien?, ayer llegaste a la 1:00 am, casi no has dormido nada, y encima tomaste mucho.
—Mami estoy bien, además yae diste una aspirina, así que tranquila —le di un beso en la mejilla y cogí mi bolso.
***
Luego de estar 3 putas horas ayudando al conserje a limpiar los baños, y a recoger la basura de las áreas verdes, lo mínimo que podía hacer era darme un rápido y refrescante baño en el lago.
Caminé unas 3 cuadras y vi el gran cartel diciéndome que había llegado al lago de Woodshill.
Caminé hacia adentro, se sentía el sonido del agua, al llegar vi un gran lago azul, se veía tan tentador para cualquiera con calor en un día tan soleado como hoy.
Me quité la ropa, dejándola en una roca que estaba en la orilla, quedándome sólo en sostén y tanga y entré al lago.
Me encontraba tan tranquila, flotando, relajando mis músculos hasta el mismo instante en el que me asusté al oír un gran estruendo, una pila de aves salieron volando en dirección opuesta de donde provenía aquel sonido, pero fue ese sonido el que hizo cambiar al pueblo de Woodshill, porque en ese momento acababa de ocurrir un asesinato.
Lollipop: Se refiere a los chupa chups o piruletas.
N/a
Uyyyy, largo, lo sé. Este capítulo lo hice bastante largo porque es el primer capítulo de esta novela, y además aquí se define si continúan leyéndola o se van ☹️.
Quiero decirles que me demoraré en actualizar porque primero terminaré mi segundo libro que se llama “Juntos hasta el final”, pero no se preocupen está a pocos capítulos de concluir.
Por cierto si les gustó este capítulo háganmelo saber votando o comentando.
Ahora sí me retiro porque ya es tarde y tengo mucho sueñito.
Con cariño:
-Yuni 🌸✨
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