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Bastante lejos de la mansión Kang, la motocicleta que conducía BeomGyu fue desacelerando su ritmo al entrar a una zona más rural, edificios bien pintados, varias personas caminando por la zona normalmente, BeomGyu miró los carteles de dirección, doblando a la derecha.

Estaba en la zona intermedia del lado humano, alejado de la clase alta en donde estaban los cazadores y personas de poder, y alejado de la clase baja, en dónde no había tantas posibilidades de siquiera estar seguro.

Aparcó la moto en una esquina, se dejó el casco que cubría la cara mientras caminaba dos manzanas más, directo a un local de flores.

—Buenas tardes, bienvenido —saludó la chica del mostrador, extrañada de que el cliente que llegó tuviera un casco cubriendo su cara aún. Lo normal sería quitarlo al entrar a un local.

—Quiero ver a tu superior —pidió, la chica dudó un poco.

—Al jefe... Él no-...

—Dije, a tu superior, ¿O tienes problemas en los oídos? —preguntó, la muchacha se quedó en silencio tomando una llave del mostrador, pidió con una seña que la siguiera.

BeomGyu lo hizo, mirando como entraban a el cuarto en dónde estaban las flores, ordenadas por color, todo bien organizado, caminó por el medio de ellas, pisando uno que otro tallo que había caído. La mujer apartó con cuidado un plástico que colgaba de la pared, revelando otra puerta.

—Pase.

—Gracias —fue lo único que dijo, escuchando la puerta ser cerrada.

—Kang BeomGyu —mencionó una voz masculina a su lado izquierdo, BeomGyu quitó su casco, moviendo su cabeza para acomodar su cabello.

—En persona —contestó dándole una media sonrisa al hombre tras el escritorio.

Kwan.

El que lo había ayudado a escapar, el as bajo la manga que TaeHyun no conocía y no estaba cerca de hacerlo.

Un hombre de treinta años, bien ejercitado, con tatuajes en los brazos y un rostro pulcro y varonil que hacía una buena combinación con el cabello bien arreglado, cayendo en su frente y enmarcando su mirada seria y segura.

—Así que... Hoy fue el gran día —habló el hombre dejando de jugar con un pedazo de papel, lo dobló y lo dejó en el escritorio, BeomGyu dejó el casco en una silla cercana.

—Espero tengas el efectivo... O una parte —pidió cruzándose de brazos. Kwan se levantó de su lugar, señalando con la mano completa dos cajones.

El hombre se acercó a ellas, BeomGyu sacó su daga.

—Espero sean en dólares.

—Esto es una parte... De la ropa que me diste, y algunas joyas —habló, abriendo los dos cajones, mostrando por encima los billetes— Y claro que es en dólares.

—Necesito ir a ver a los cazadores —habló dándole una mirada al dinero, acercándose a los cajones para contar el primer paquete de dinero, por mera distracción.

—¿Por qué tan rápido? —preguntó Kwan mirándolo, detallando su perfil, el cabello algo desorganizado en la parte trasera por el casco.

—Es posible que ya TaeHyun mandó a cerrar las entradas de la zona vampiro y mandó a los grupos de inspección a la tierra de nadie y este territorio —narró dejando de nuevo los billetes en dónde iban, volteó a ver a Kwan, empezó a juguetear con su daga— Pensará que tiene a la señora Che en su poder... Pero no estará, así que se aferrará a Haneul... Así que tengo que poner a los cazadores en su contra más rápido de lo que él lo hará —explicó, Kwan soltó una risa.

—¿Cómo sabes que será así?

—Es mi esposo, lo conozco —contestó alzando los hombros con simpleza. Kwan solo ladeó la cabeza.

—Entonces vamos al punto —recomendó recibiendo un asentimiento del otro.

El punto. No es más que el lugar en dónde viviría y se escondería, una especie de sótano, bien equipado, con todas las comodidades.

Estaría en lo subterráneo.

Allí, tenía ropa que había comprado, joyas, relojes, zapatos, también el armamento que con los meses Kwan le había conseguido y  comprado.

—¿Qué hay de la visita? —preguntó caminando a la par de Kwan.

—Sigue en pié.

—A ver una porquería de cuadro —completó, soltando una risa luego.

Todo tiene una razón de ser.

La fecha de su escape no era una simple fecha, o un día que le provocó irse y ya.

Desde hace semanas, su escape estaba estipulado para ese día.

Desde la muerte de los líderes Choi, se había hecho una semana entera de homenaje hacia ellos, una funeral simbólico debido a la falta de sus cuerpos. Los cazadores y el pueblo humano habían hecho varios días de homenaje en dónde se les rindió respeto y luto a los difuntos líderes.

Actualmente, las puertas de la mansión Choi estaban abiertas por quince horas diarias, para que aquellos que quisieran, hicieran tributo a los líderes, además de dejar flores o un simple visita.

En el gran salón de la mansión, había un cuadro gigante, en dónde enmarcaba una foto de los dos líderes, tomados de la mano, y sonriendo.

En el medio de ellos, había una niña igual de sonriente, sosteniendo una muñeca.

Haneul.

Con el pasar del tiempo habían dado por muerta a la niña.

Y eso era algo que BeomGyu iba a aclarar. Además, de tener un reencuentro con quién se apoderó del liderazgo de los cazadores.

—Se ve cómodo... —señaló cuando miró el sótano en dónde viviría, en realidad no era tétrico, estaba impecable, además de bien ordenado e iluminado.

Kwan lo observó, deteniendo sus pasos.

—Tendré que vivir un tiempo aquí —avisó, BeomGyu frunció el ceño volteando a verlo.

—¿Para qué?

—Bueno, aparte de ti, tengo otros clientes y otros... Trabajos, ahorita mi cabeza vale oro en la zona humana... —explicó, ladeando la cabeza. BeomGyu arqueó una ceja— Además, éste es uno de mis refugios más seguros.

—Como sea —fue lo único que dijo dando un manotazo al aire— Tengo más cosas para ti —avisó mirando como el hombre se erguía en su lugar, con una mirada brillante.

Kwan no es un ángel, tampoco un inocente hombre.

Sus antecedentes rayaban desde ser un extorsionador a vender órganos, y teniendo como característica ser muy escurridizo.

Después de todo, tenía dos años en ese negocio.

El hombre conseguía información confidencial, conseguía armas, droga, sicarios, lo que sea que se le pidiera estaría en tus manos siempre y cuando le dieras un buen pago.

Últimamente, Kwan había estado "tranquilo" y su fuente más grande de ingresos actualmente era BeomGyu.

Así que la mención de más cosas, sonó como una caja registradora en su cabeza, ya que por cada joya u objeto de valor que cambiaba, el porcentaje que se le daba era grande.

—Mira —BeomGyu se quitó un collar de oro, se lo dió, se agachó a tomar una tobillera, sacó pulseras y más collares de sus bolsillos.

Todos de oro.

—Esto es... Una fortuna —murmuró mirando las finas joyas en sus manos, detallando todo.

Miró a BeomGyu sacarse tres anillos de los dedos, se los entregó.

Pero antes de que quitara la mano, Kwan la tomó.

—¿Y este? —preguntó mirando el anillo, sujetando la mano ajena sin mucha fuerza, BeomGyu frunció el ceño— Es precioso...

—Es mi anillo de matrimonio, además, no pienso darte todo lo que tengo, esto es solo una parte —habló, quitando su mano de la ajena, Kwan rió.

—Claro, ¿Quién empeñaría su anillo de matrimonio? —preguntó volviendo a ver la joyas que había recibido, le gustaba apreciarlas por un buen rato.

Una cosa tan costosa, debía ser apreciada.

Por otro lado, BeomGyu se dió un momento para pasear por el sótano, revisando todo con la mirada.

Debe estar descontrolado. Pensó, sin poder siquiera imaginar el estado de TaeHyun en esos momentos.

Soltó una risa mirando su anillo de matrimonio.

Aún no podía declararse triunfador, ésta solo es la primera parte.

Pero por lo menos podría regodearse.

Miró el armario de armas que Kwan había preparado, tomó algunos arneses para colocarlos en sus muslos, y dentro de su ropa, en dónde metió dagas, armas de fuego también.

—Me iré a la mansión Choi, vuelvo en unas horas —avisó caminando en dirección a las escaleras.

—Si te atrapan no me delates —fue lo único que dijo Kwan, BeomGyu subió las escaleras.

—A mi tampoco me delates —finalizó antes de salir, sonriente y listo para volver después de meses a la mansión en dónde se crío.

Salió con el mismo casco, caminó hasta la misma motocicleta para dirigirse al territorio de cazadores.

Él era buscado por los cazadores por ser un traidor y ser quien había matado a los líderes y secuestrado a la heredera, no estaba en los mejores términos con ellos y estaba claro.

Así que ir al territorio cazador era un peligro inminente si lo veíamos desde esa forma.

Pero, BeomGyu sabía la ubicación exacta de Haneul, además de que sabía entradas y salidas de la mansión Kang, tenía información de la corte vampiro, cosas que los cazadores anhelaban saber.

Y le interesaba en lo más mínimo ayudar a los cazadores, no le importaba lo que hacían o dejaban de hacer, pero, en ese momento necesitaba a los cazadores en contra de los vampiros, necesitaba iniciar una guerra, cualquier cosa que mantuviera a TaeHyun ocupado o que fuera una gran traba para continuar su búsqueda.

Así que diría lo que sabía.

Como un traidor.

—Buenas tardes, ¿Se dirige al homenaje de los líderes Choi? —preguntó uno de los guardias de la entrada, asintió, aparcando la motocicleta para bajar y caminar, aún con el casco puesto.

Miró el alrededor, el jardín cuidado, bien cortado, todo limpio.

Subió las escaleras, pasando de largo a los guardias de la entrada, escuchó a lo lejos un auto.

Sonrió.

—Que porquería... —opinó quitándose el casco, solo dos guardias lograron verle la cara, aquellos que cuidaban las escaleras de la mansión para evitar que las personas entraran más allá o tuvieran otras intenciones, BeomGyu sacó el arma de su arnés, tenía silenciador, los cazadores se tensaron al reconocerlo, sacando sus armas y uno de ellos haciendo ademán de hablar— Silencio —pidió antes de disparar a uno, siendo más rápido.

El hombre cayó en seco con un disparo en su frente. El otro corrió hacia él para atacarlo, BeomGyu lo esquivó con rapidez, disparando también a su cabeza.

Acomodó su cabello con una mano, mirando el gran cuadro de los líderes de los cazadores. Flores en buen estado alrededor, de diferentes colores, había incluso algunas velas a cada lado del cuadro.

Observó la cara de JunSeo en la foto acercándose más, recordando como había arrancado la piel de esa misma cara sonriente, y el cómo había cortado sus párpados, como agonizó bajo él, el cómo murió colgado en una viga de una cabaña.

Miró a YangMi, recordado el relato que le dió TaeHyun de su muerte.

Cambió la mirada a Haneul, escuchando pasos ir hacia él.

—Buenas-... —escuchó una voz rasposa, firme. Sonrió cuando escuchó un sonido de sorpresa por los dos cadáveres en el salón.

BeomGyu se dió la vuelta con una sonrisa, haciendo una reverencia  burlona a quien había tomado el mando de los cazadores momentáneamente, rió por la expresión del hombre frente a él.

—Tiempo sin verte o saber de ti, abuelo...


































:D

Nos vemos! Espero les haya gustado!

The_Dark_Diamond04

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