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58

Su estado no era el mejor en ese momento, lo sabía. Debía evitar enfrentamiento mientras sus heridas se regeneraban, y recuperaba energías.

El salón principal era un completo desastre, lo pulcro que se mantenía todo el tiempo había sido manchado por la sangre.

El escenario era grotesco hasta más no poder, TaeJu estaba irreconocible, la piel de su cuello desgarrada, sus brazos igualmente desgarrados a arañazos, la katana había cumplido con la función de mutilar una de sus manos.

El cuerpo sin vida de TaeJu estaba debajo de TaeHyun, que a pesar de no estar satisfecho del todo, se detuvo.

Se levantó con algo de dificultad, odiando que sus heridas tardaran cada vez más en sanar, caminó por la mansión, mirando a los lados, atento.

—¡Señor Kang, tenemos una emergencia! —alzó la mirada hacia las escaleras, subió los escalones apoyándose del barandal.

—¿Dónde está? —preguntó mirando al guardia fijamente. El ambiente estaba tan sucio y ensangrentado que no podía distinguir entre el montón de aromas el de su esposo. Subió un poco más rápido, sujetando la ropa de su guardia— ¿¡En dónde está!? ¡Te hice una pregunta!

—Se lo llevaron, hubo enfrentamiento con un grupo de cazadores hace rato, pero no pudimos hacer nada... El estado de los guardias-...

—¡QUE MALDITOS INCOMPETENTES! —gritó empujando al guardia por las escaleras, mirándolo rodar escalón por escalón— ¡QUIERO A TODOS LOS GUARDIAS EN EL SALÓN PRINCIPAL, AHORA! —gritó a todo pulmón, sin importar que con hablar normalmente pudieran escucharlo.

Su respiración se agitó considerablemente, miró a sus guardias llegar, heridos, sin la capacidad de otro enfrentamiento.

—¿Dónde está el maldito de HaeChan? —preguntó barriendo con la mirada a los guardias, buscando a uno de los que dejó cuidando la puerta del sótano.

—Está gravemente herido... No se puede mover, señor —informó otro auxiliando al guardia que rodó por las escaleras, había caído sobre su brazo.

—Señor... —TaeHyun volteó la mirada hacia la voz de la mujer, una del servicio, se acercó tímidamente a él— Yo ví... Que se lo llevaron los cazadores... Eran ocho, no sé si habría más —informó intimidada por el estado del líder.

TaeHyun apretó las manos, lastimando sus palmas.

Miró a sus guardias.

¿Qué podía hacer? Él mismo estaba débil, sus guardias no estaban en disposición para otra pelea, debía pensar con la cabeza fría.

Si a BeomGyu se lo habían llevado los cazadores, obviamente estaría en manos de JunSeo y YangMi. Estaba en riesgo, podrían matarlo sin más.

No, no iban a matarlo.

Ellos tenían a Haneul, tenían ese paso más adelante, no les convenía matarlo y no saber en dónde está su hija real.

Él no dudaría en amenazarlos con la niña, no le importaba matarla con sus propias manos si eso significaba tener a su esposo de vuelta.

Haría lo que sea, para tenerlo de nuevo.





















[...]

























Un balde de agua fría fue lo que lo hizo despertar asustado, su cabeza dolió, recordó lo que había pasado en las últimas horas, mirando a su alrededor. Estaba bien afirmado a una silla, sus manos tras su espalda, sus piernas igual amarradas.

Escuchó unos tacones, agitó su cabello de sus ojos, sonrió al ver a YangMi.

—Que bonito reencuentro —habló mirando a la mujer, completamente vestida de negro, con una completa mirada de asco y odio. BeomGyu no se asombró.

—Cierra la boca —ordenó alzando su pie para patear el pecho ajeno, encajando el tacón de aguja en la zona, BeomGyu la observó fijamente, YangMi apoyó más el tacón, justo en el esternón, causando dolor.

Aún así, BeomGyu no lo demostró.

—No puedo dejar de hablar, hace mucho no nos vemos... Dime, ¿Sigues de luto por Haneul? —preguntó pasando su mirada por la ropa de la mujer, completamente de negro— Por lo que veo si.

—¡DIJE QUE CIERRES LA PUTA BOCA! —gritó dejando de apoyar su tacón para golpear con su puño la mejilla de BeomGyu.

Había vivido toda su vida con YangMi, la dulce y comprensiva YangMi, pero sabía de sobra desde los cinco años que la mujer tenía más fuerza de la que aparentaba.

YangMi volvió a golpearlo con su puño cerrado, los anillos de la mujer rasguñando su cara.

Su nariz empezó a sangrar en poco tiempo, se tambaleó en la silla un par de veces por la fuerza de los golpes.

—Trae a JunSeo —pidió, BeomGyu volteó la mirada hacia el guardia que no sabía estaba ahí, lo miró salir. Soltó una risa floja al notar que estaban en la mansión Choi.

Los Choi tenían más lugares para ese tipo de trabajos, más lugares que eran más difíciles de encontrar.

Pero igual, era una ventaja estar en esa mansión que conocía como la palma de su mano.

Escupió a su izquierda algo de sangre, miró a YangMi fijamente, soltó una risa.

—Ah, la dulce YangMi golpeando brutalmente, ¿Quién lo diría? —preguntó con burla, la mujer lo sujetó del cabello con fuerza.

—Me das tanto asco —habló entre dientes, su otra mano se alzó en un puño, impactó contra su mejilla, luego contra su nariz, BeomGyu la observó adolorido— Quiero matarte —musitó con odio, BeomGyu se inclinó lo que pudo hacia ella.

—Hazlo, mátame —provocó. YangMi se sintió algo intimidada por la mirada de BeomGyu, era una mirada confiada, brillante, desafiante, no había dolor ni miedo por lo que pasaría. Parecía no tenerle miedo a la muerte.

Está demente.

—¿Quieres una idea? —le preguntó BeomGyu, YangMi lo observó— ¿Por qué no me descuartizas? ¿Ah?

—Hijo de puta... —murmuró soltándolo bruscamente, volvió a tambalearse en la silla, BeomGyu relamió sus labios, el sabor metálico de su propia sangre en sus papilas.

—Empieza desde los pies... Así dudaré más tiempo con vida... Y voy a agonizar del dolor, ¿No quieres eso, YangMi? —preguntó, hablando pausado y con calma. Le resultó escalofriante a YangMi, la aterrorizó por completo— Compartí gran parte de mi vida contigo, así que me gusta darte esa información, ¿Sabes cómo la obtuve?

Se alejó unos pasos hacia atrás, mirando la mesa pequeña a un lado con cuchillos de todos los tamaños, y una pistola bien cargada.

—No hables... —murmuró tomando un solo cuchillo, sin fijarse en el tamaño o filo, solamente tomándolo.

—La obtuve poniéndolo en práctica... ¡Oh! Ya debes saber con quién —se burló. Soltando un grito de dolor cuando el cuchillo se encajó en su pierna, YangMi sacó el filo, mirando la sangre.

—¡QUE TE CALLES! —ordenó con un grito, con la respiración agitada. No evitó las pequeñas lágrimas que salieron de sus ojos, BeomGyu notó ese detalle, a pesar del dolor, soltó una risa, que se convirtió en una carcajada.

—¿Y así piensas matarme? —preguntó soltando otra carcajada, YangMi salió de la habitación, arrojando la puerta a sus espaldas.

BeomGyu negó divertido con la cabeza, mirando su pierna, la tela de su pantalón húmeda por el agua pero colocándose oscura por la sangre de su herida.

¿Dónde está Kang? ¿Está bien? ¿Estará herido? ¿Por qué no ha venido? ¿Cómo carajos salgo de aquí?

Segundos era lo que le costaba a su cerebro maquinar preguntas.

Y segundos era lo que le costó tener una pequeña respuesta.

Haneul.

Obviamente, la niña no estaba muerta, estaba con YeonJun, y a pesar de que no les daría por completo la información, funcionaría para que, por lo menos, no lo mataran.

Debía pensar bien en como decirlo, eso era todo.

Por otro lado, YangMi secó sus lágrimas apoyada en la puerta, sujetando el cuchillo en su pecho. Volteó a la derecha, JunSeo la observó.

—Es un demente... —murmuró la mujer con la respiración agitada— Es un psicópata...

—Veamos que tan demente está —musitó el hombre abriendo la puerta, mirando con desdén a BeomGyu que solo le sonrió de medio lado, ladeó la cabeza, el cabello cubrió parte de sus ojos, sonrió con un poco de sangre en sus dientes por la sangre que ocasionaron los golpes.

—Mi sentido pésame, JunSeo —habló soltando una risa después, YangMi también entró, cerrando la puerta a sus espaldas— En el sótano quedaron algunos restos, si hubiese sabido que vendría te los hubiera traído —comentó. JunSeo arqueó una ceja, mirando el cuchillo en manos de su esposa.

No hay demente que no ceda ante el dolor. Pensó acercándose unos pasos a él, BeomGyu observó el cuchillo con aburrimiento.

—¿No saben usar otra cosa que no sea un cuchillo? —preguntó apretando los dientes al sentir el filo atravesar su muslo, miró fijamente a JunSeo, sus manos se apretaron aguantando el dolor.

No iba a gritar. Tampoco iba a agachar la mirada.

Sintió su espalda sudar, tembló de tanto aguantar, JunSeo sacó el cuchillo dándole un puñetazo con muchísima más fuerza que la de su esposa.

—Si esperas que grite, no lo voy a hacer —mencionó con un jadeo, JunSeo golpeó su abdomen sacándole todo el aire, jadeó profundamente tratando de llenar sus pulmones, inhaló con exageración.

JunSeo alzó la pierna, pisó su herida reciente, apoyándose y restregando su zapato. BeomGyu apretó los dientes, se rasguñó las manos hasta sacarse sangre, sudó a mares mientras que el dolor se extendía por su pierna.

—Hacerte el duro no te sirve de nada —mencionó tomándolo de la ropa para golpearlo de nuevo, apoyando aún más su pie. BeomGyu volteó a verlo con una mirada desafiante, su respiración agitada.

JunSeo entendió lo que dijo su esposa cuando a pesar de el dolor al que estaba siendo sometido, BeomGyu estiró su cuello hacia él, alzando la barbilla.

—E-el único que puede oirme gritar de dolor es mi esposo, es el único que puede verme agonizar
—habló soltando una carcajada cuando JunSeo se separó de él— Traigan algo más interesante, no lo sé... ¿Unas velas tal vez? —preguntó mirando su pierna, ensangrentada y adolorida, maltratada hasta más no poder.

JunSeo miró a su esposa, YangMi solamente asintió poco a poco.

Ambos querían ver a BeomGyu sufrir, estaba siendo difícil por su actitud y la poca cordura que parecía tener.

Por eso, optarían por la opción que dió YangMi.

Una de las cosas más dolorosas que le podía pasar a una persona era el hecho de revivir sus traumas. No importaba que tan reacia estaba una persona, mucho menos importaba el nivel de su cordura, los traumas iban por arriba de ello, y YangMi lo sabía, cuando aún BeomGyu creía que era su madre, se lo había dicho.

Grave error confiarle eso a ella.

¿Era una horrible persona? ¿Era poco humana por eso? No le importaba, no había humanidad, no había valores ni moral en ese momento, ella quería su venganza a como diera lugar, quería verlo sufrir y suplicar la muerte, no importaba que tan difícil sería.

Su hija había sufrido mucho, había tenido una de las peores muertes que un niño podría tener, y solo con el simple hecho de imaginar los gritos, el dolor por el que tuvo que pasar un ser inocente la llenaba de dolor e ira.

BeomGyu barrió con la mirada a dos tipos que entraron a los minutos por órdenes de YangMi, uno lo reconocía como un guardia, el otro no sabía quién era.

—Ustedes... ¿Se tomaron el tiempo de revisar nuestro presente? —preguntó mirando el vaso de agua en manos del guardia, arqueó una ceja mirando a JunSeo que solamente hizo una seña, indicando que le dieran de beber.

BeomGyu se rehusó de inmediato, ¿A qué venía que le dieran agua? ¿Qué tenía esa agua, de dónde había salido y con qué intenciones se la daban?

Por eso, el guardia tuvo que obligarlo a golpes, abriendo la boca con su mano libre, le empujó la garganta, obligándolo a tragar.

—Has lo que quieras —ordenó YangMi al tipo desconocido.

—¿Qué piensan hacer? —preguntó empezando a tener taquicardia, las manos le sudaron, empezó a sentir un cosquilleo en el vientre, sintió un golpe de calor.

Sabía lo que era esa sensación, había sido drogado una vez, y sabía cómo se sentía. Miró el vaso en manos del guardia ajeno, un poco de residuo en polvo en el fondo del vaso.

Empezó a desesperarse, mirando al tipo desconocido.

—¿¡QUÉ PIENSAN HACER!? —gritó cuando el tipo se paró frente a él, YangMi esbozó una sonrisa al tener al fin esos gritos de desespero.

—Nada que no hayas vivido antes —le contestó cruzando los brazos. BeomGyu mordió su labio inferior.

Debía vomitar, si quería que el efecto de la droga parara debía vomitar, era la mejor opción que tenía en ese momento, pero, ¿Cómo vomitaba? Necesitaba por lo menos ayuda de sus manos para provocar arcadas, y lograr expulsar todo.

Miró al hombre frente a él, tal vez era un hombre de la calle, un tipo asqueroso que no le importaba la situación, solamente le importaba satisfacer sus necesidades con cualquiera.

Y él, era ese cualquiera.

—No... No, no —negó sintiendo temblor, miedo, ansiedad. Prefería el cuchillo, prefería cualquier tipo de tortura, menos eso.

Empezó a hiperventilar mirando al tipo acercarse más a él.

¿Dónde está TaeHyun? ¿Por qué no viene?

El efecto de la droga empezaba a intensificarse, debía vomitar cuánto antes.

—Abre la boca —ordenó el tipo sujetándolo del cabello, con los pantalones al nivel de sus muslos.

Un sollozo involuntario salió de él, YangMi sonrió de medio lado.

Debo pensar, debo calmarme. No te alteres.

Sintió un jalón en su cabello, abrió la boca, sintiendo rechazo hacia la punta del miembro ajeno que se paseó por sus labios.

Por impulso, él mismo rodeó el miembro con su boca, el tipo empujó su cadera hacia adelante.

Esa era su oportunidad.

Por reacción de su cuerpo y la intromisión en su boca con rudeza, sintió una arcada, no la controló y tampoco evitó lo que seguía después de la arcada.

Después de todo eso era lo que quería.

—¡QUE MALDITO ASQUEROSO ERES! —gritó el tipo separándose de BeomGyu con asco mirando sus piernas y el suelo manchado de vómito.

BeomGyu escupió el suelo antes de ver a los Choi. Tenía la respiración agitada, tenía miedo, estaba aterrado y asqueado, no podía respirar bien, su pecho dolía, muchas partes de él dolían, heridas que aún sangraban y golpes que con el pasar del tiempo tomaban color.

—Has lo tuyo —ordenó YangMi chasqueando los dedos, el tipo suspiró mirándose asqueado antes de caminar tras BeomGyu, desatando solo el amarre que lo mantenía en la silla, de resto, BeomGyu seguía fuertemente atado.

—No... ¡NO ME TOQUES, CABRÓN! —gritó sintiéndose ansioso y con el temor a flor de piel, se encogió en su lugar cuando las manos del tipo masajearon sus hombros. Empezó a hiperventilar, soltó un sollozo perdiendo esa actitud del inicio— ¡NO ME TOQUES, NO ME TOQUES!

—Ahora te toca a ti suplicar, maldito. No imagino qué tanto suplicó mi niña... Este es el inicio de mi venganza, BeomGyu —habló YangMi, mirando a quien consideró hijo por un tiempo caer al suelo boca abajo, agitándose desesperado y suplicando que no lo tocaran.

Ambos Choi le dieron la espalda, cerrando la puerta sin tener la necesidad o morbo para ver lo que iba a ocurrir en ese momento.

No quiero que pase, no otra vez. ¿En dónde está Kang? ¿Por qué tarda tanto?

¿¡DÓNDE ESTÁ KANG TAEHYUN Y POR QUÉ NO VIENE POR MI!?


















































Muchísimas gracias por todas sus felicitaciones y lindos comentarios 🥺 les traje este humilde cap en medio de todo, espero les haya gustado, está un poco largo pero es imposible resumirlo, todo lo que está escrito es necesario

¿Qué opinan? Pobre de mi gyu :( revivir un trauma es de lo peor

The_Dark_Diamond04

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