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13 de marzo del 2022.

—¡Feliz cumpleaños, hyung! —el joven cumpleañero sonrió cuando su hermana de diez años lo abrazó con una inmensa sonrisa, la niña con su cabello negro y lacio a mitad de espalda, con un hermoso vestido que exclusivamente había elegido para el cumpleaños de su hermano mayor.

BeomGyu aceptó las felicitaciones y agradeció cómo cada año, ésta vez dirigiéndose hacia la oficina de su padre a paso rápido.

Entró, cerrando la puerta a sus espaldas.

Su expresión se tornó seria al conectar con los ojos de su padre. Ya sus padres lo habían felicitado, como todos los años, en la madrugada.

Pero habían cosas más importantes. Siempre habían cosas más importantes.

—¿Qué reportes han enviado? —preguntó avanzando para apoyarse en el escritorio.

—Niños, hijo, han muerto niños por culpa de... ¡Por culpa de esos chupasangre! —gritó el hombre lanzando su teléfono al escritorio— Hubo un incendio en un orfanato, atacaron a las personas del alrededor. Las cuidadoras y cocineros están heridos.

—¿Qué orfanato es? —preguntó arqueando una ceja.

—Está en el norte, no recuerdo cómo se llama, pero la división de cazadores de ese punto la mitad está herida, una cuarta parte muerta y los demás secuestrados —explicó viéndose frustrado y a la vez molesto por estar de manos atadas por ahora.

—Dalos por muertos a todos, es falso que están secuestrados, ya deben estar muertos, los vampiros han estado más agresivos estos meses por la falta de donantes —opinó sintiendo algo de dolor y pena por aquellos niños que no merecían morir, mucho menos de esa forma tan horrorosa— Kang DakHo no se ha manifestado, supongo —arqueó una ceja mirando a su padre. En esos momentos ellos como cazadores debían reaccionar y buscar de inmediato a los responsables.

—Y no lo hará, ni él, ni su hijo.

—¿Su hijo? Kang... ¿Kang Taepyung? —preguntó sin recordar bien el nombre del próximo líder de la corte y de toda la comunidad vampiro en Busan.

—Kang TaeHyun —lo corrigió su padre bufando cuando su cabeza empezó a doler, en todo el mes, habían tenido ataques, ellos habían atacado a los vampiros, ataques tras ataques, muertes, reportes, familias llorando a sus seres queridos inocentes, las cosas estaban tensas y peligrosas entre ambos bandos.

BeomGyu respiró profundamente antes de hablar.

—Mandemos a una división de cazadores de aquí al norte, es el lugar que más ha recibido ataques, y se nota que los cazadores que mandaste no son tan habilidosos.

—¡Se supone que los vampiros no atacaban el norte! —le respondió el hombre agitado, JunSeo sentía que iba perdiendo en esa guerra silenciosa y no le gustaba.

—No atacaban por el simple hecho de que había familias vampiros en el norte, no por ser buenos, y las divisiones de cazadores son pocas, y no son de las mejores —esa fue su respuesta, su padre lo observó fijamente, sabiendo que el joven tenía algo de razón en ese momento— Hay que poner más divisiones en el norte y reforzar las demás, aquí los miembros se jactan de sus misiones sangrientas pero no hacen los patrullajes completos en la tierra de nadie.

—¿Qué tratas de decir? —preguntó al captar que las palabras de su hijo iban más allá de la situación actual.

BeomGyu relamió sus labios antes de decir lo que llevaba años pensando.

—Si las cosas están fuera de control y tan delicadas con los vampiros es por el descuido que los cazadores han tenido, más que todo los del norte y el este, y por la confianza que tuvieron cuando los vampiros detuvieron los ataques por varios meses —JunSeo asintió lentamente, sonriendo después.

—¿Crees que no me he dado cuenta, BeomGyu? Soy el líder.

—¿Y por qué no has hecho nada? —arqueó una ceja, BeomGyu se hartaba de ver a su padre frustrado, quejándose y molesto, pero sin mover un dedo para solucionar el problema.

—¿Qué quieres que haga? No hay miembros nuevos y nadie quiere entrar por voluntario, por miedo a morir, esto es lo que tenemos ahora —fue lo que dijo, el muchacho rodó los ojos, asintiendo.

Eso era otro punto.

Actualmente, el ingreso de nuevos miembros en los cazadores era muy poco, tanto que en dos meses había entrado solo uno, luego de mucho tiempo sin alguien nuevo. Antes habían demasiados nuevos ingresos, pero ahora era un milagro que entraran más de tres al grupo de cazadores.

—¿Necesitas que vaya a la tierra de nadie? Puedo ir con mi división para que te lleves a los de esta semana al norte —propuso dispuesto a pasar su cumpleaños en la tierra de nadie, vigilando y alerta, no le molestaba y es más, sería muchísimo mejor estar en la tierra de nadie que en esa gran y aburrida mansión.

—No, quédate aquí, tu madre organizará todo para esta noche, es tu cumpleaños —JunSeo negó con la cabeza rápidamente— Mandaré a la división de Lee a revisar los daños y quedarse esta semana en el norte, se volvió un punto débil con este incendio, iré con ellos a revisar el orfanato y hablar con los sobrevivientes —el hombre empezó a tomar papeles del escritorio, su teléfono y un bolígrafo— Tu quédate aquí y disfruta de tu día, hijo.

—Bien —fue lo que dijo antes de que el hombre saliera, apurado. BeomGyu suspiró avanzando al escritorio, miró los papeles que su padre dejó, negó con la cabeza, aún el hombre prefería recibir los reportes de máxima importancia en hojas.

Tomó una y leyó.

Incendio Orfanato Zafiro, norte. División 5 de cazadores nivel II

—Claro, son nivel dos, es fácil atacarlos —murmuró dejando la hoja en su lugar, dedicándose a organizar un poco el escritorio de su padre.

Los cazadores de dividían en tres niveles:

Nivel uno, los estrategas, informantes, la parte administrativa de los cazadores.

Nivel dos, también los llamaban los soplones, ayudaban a montar emboscadas, secuestros, sacar información.

Y los de nivel tres, los cazadores reales como lo llamaban algunos, pues son los encargados del patrullaje diurno y nocturno de la tierra de nadie, de estar alertas en los bosques a cualquier ataque, y de, cómo acostumbraban, cazar y exterminar vampiros, con cualquier tipo de método, sangriento y tortuoso preferiblemente.

Para ser un cazador de nivel tres, había que pasar por los dos niveles anteriores y muchísimas pruebas, había que entrenar con varias armas, cuerpo a cuerpo, ser despiadados, sanguinarios.

BeomGyu actualmente estaba en cazador nivel tres, entrenando sus etapas finales para recibir la oficialización. Ya había dirigido y estado en patrullajes por órdenes de su padre, e igualmente, como un cazador de nivel tres, había asesinado vampiros.

—Hijo, arreglate, en la noche vendrán los invitados a tu fiesta —escuchó una voz femenina, Choi Yang Mi una mujer hermosa, de piel blanca y saludable, sonriéndole sin mostrar los dientes.

BeomGyu suspiró, a pesar de ser su cumpleaños, no estaba tan emocionado, dejó de emocionarse luego de los diez años, siempre era la misma gente aburrida y sofisticada, cazadores que se jactaban de los vampiros que había muerto bajo sus manos, personas que no quería ahí, personas que no conocía, festejando su cumpleaños.

Se supone que era su cumpleaños, él debía decidir que hacer, con quién estar, quien invitar y quién no, y muchas veces lo peleó con sus padres, pero luego de los quince años, dejó de hacerlo, sus padres eran los líderes de los cazadores, millonarios, con muchas personas iguales a ellos, sería así y solo le quedaba adaptarse.

—En un momento iré, estoy arreglando esto, madre —fue su respuesta a pesar de querer quejarse. La mujer lo dejó sólo en el lugar, confiando en las palabras de su hijo.

BeomGyu nunca le había fallado, después de todo.

El teléfono en sus bolsillos empezó a sonar, BeomGyu atendió de inmediato al ver el remitente.

—¿Si? —salió de la oficina, cerrando la puerta a sus espaldas, empezó a caminar por los pasillos.

Hijo, hoy tendremos reunión con los Kang —le informó su padre sonando algo calmado, se supone que debía estar en camino al norte. BeomGyu frunció el ceño ante la mención de los Kang.

—¿Quieren hacer una reunión luego de tal masacre?

Esto no viene de mano de DakHo, viene de mano de su heredero, hijo. Solo dile a tu madre que tu fiesta terminará a las ocho en punto.

—Bien —fue lo único que contestó, el pitido de que la llamada había sido colgada haciéndolo guardar el aparato de nuevo.

¿El heredero? No lo conocía, sabía su nombre, Kang TaeHyun, pero no tenía la mínima idea de cómo era su cara.

Y no le importaba mucho a decir verdad, si ese vampiro quería ir a una reunión después de semejante masacre, muertes de ambos lados, solo significaba peligro, que todo tenía un transfondo.

Años habían pasado desde que vió a Kang DakHo haciendo negocios con su padre, los líderes de ambos bandos no se reunían tan seguido.

¿Qué quería ese heredero? ¿Qué quería Kang?

Su cabeza estaba llena de preguntas, el misterio de saber quién era Kang TaeHyun. No podía aguantarlo, y no pudo pasar las horas de su fiesta de cumpleaños pensando en otra cosa.

Habían personas, bebiendo champán y gozando de la leve música que había, la vestimenta elegante que no podía faltar junto a una que otra risa que lo irritaba de lo falsa que era.

Vestía un traje azul marino hecho a la medida, su cabello bien peinado cayendo por su frente, separado a la mitad, y su mano derecha sosteniendo una copa de champan.

—¡Hyung, feliz cumpleaños! —le repitió su hermana de diez años entregándole una pequeña bolsa. BeomGyu dejó la copa en la superficie más cerca y se inclinó a aceptar el regalo.

—¿Qué me regala la princesa más linda de este castillo? —preguntó con una sonrisa mirando en la bolsa, un montón de confeti ocultaba el regalo que más aprecio y emoción causaba en BeomGyu.

—Una joya exclusiva de mi fortuna —contestó imitando una voz sofisticada sacando una sonrisa de su mayor. BeomGyu escarbó lo suficiente la bolsa para sonreír al ver la pulsera hecha por la niña, con piedras grises y en el centro un corazón dorado— ¡Yo también tengo una! —le dijo estirando su mano para que el mayor observara su pulsera, el mismo diseño, solo que las piedras en color verde.

—Está preciosa, Haneul —agradeció abrazando a su hermana, la pequeña que vió crecer, que prácticamente ayudó a criar. La niña insistió en colocarla ella misma, a lo que BeomGyu accedió, sonriendo simplemente con ver a la pequeña esforzarse para abrir el broche de la joya— Te juro que no me la quitaré.

—¿Enserio? ¡Más le vale, hyung! Es exclusiva —le dijo al terminar de cerrar el broche.

—Te lo juro, Haneul, no me la quitaré —lo juró, lo prometió a la niña de diez años que le sonrió recibiendo un beso en su frente.

BeomGyu había iniciado su entrenamiento a los diez años, a diferencia de Haneul, a la que le tenía planeado un entrenamiento diferente con una edad que aún no se definía, por lo que la niña no estaba incluida en ningún plan estratégico de los cazadores, y mucho menos, metida de lleno en el tema. Sabía a lo que se dedicaban su hermano, madre y padre, pero, no tenía permitido involucrarse, o ser participe de algo si así lo quisiera.

Tenía diez años, ¿Qué niño querría involucrarse?

Luego de ese hermoso regalo y reconfortante interacción con su hermana, BeomGyu se detuvo en la puerta de la mansión a dedicarse a despedir a todos los invitados con cordialidad, ya eran las ocho, su padre llegaría en minutos y después, los dichosos Kang en los que no dejó de pensar en todo el día y noche.

—Tu padre se encargará —fue lo que le dijo su madre cuando lo notó ansioso. Yang Mi le sonrió para darle confort.

—Sabes que yo también tengo derecho de decisión, y que pronto...

—Pronto serás el líder de los cazadores —le completó la mujer acercándose a él, acunó sus mejillas, observándolo con amor— Aún falta que hagan oficial el nivel tres de cazador, luego te darán el mando completo, no te apresures, Gyu. Por ahora, trata de dejarlo en manos de tu padre.

—Sabes que no falta mucho, mamá —le sonrió a la mujer que negó con la cabeza, abrazándolo.

—Feliz cumpleaños —fue lo que dijo antes de retirarse a acompañar a Haneul a su habitación, el servicio se encargaría de limpiar y recoger las copas regadas, servilletas, cualquier cosa.

BeomGyu se quedó allí en la puerta, mirando a su padre entrar, dar un corto saludo a los guardias y avanzar hasta entrar a la mansión.

Tenían una hora para prepararse e indagar sobre lo que pasaría, la ansiedad y la curiosidad lo carcomían.

Por eso, apenas su padre llegó, ambos entraron a la oficina.

La presencia de los líderes vampiros alteraba a los humanos, y era por el simple hecho de no saber ésta vez que movimiento harían, ¿Qué había de transfondo?

JunSeo miró a su hijo en medio de su indagación, pensó en lo que años atrás había pasado, en los cortos encuentros que su hijo no recuerda.

¿Kang TaeHyun pretendía hacerlo oficial? ¿Acaso el nuevo lider vampiro pretendía proponer la guerra?

Ese bebé, es la clave, padre.


































¿Cómo les parece hasta ahora?

Trataré de actualizar seguido... Que tal, ¿Un capítulo por semana?

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The_Dark_Diamond

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