28.
Perdí el aliento por un par de segundos que los sentí como una eternidad a causa de sus palabras. Mi yo interior se estaba desmoronando tan solo de pensar en lo desastroso que sería todo si ocurría lo que yo estaba pensando. Pero como si se tratase de una bandera blanca levantándose en medio de una tempestuousa guerra, su risa irrumpió en mis oídos de repente aliviando toda la tensión que estaba sintiendo.
— ¿Por qué esa cara? —preguntó entre risas, separándose y revolviendo mi cabello— ¿Acaso pensaste en cosas indebidas a causa de una simple broma? —alzó una ceja y volvió a soltar una risita para finalmente ver al doctor— ¿puedes darle lentillas de varios colores? Quiero probar algo... Espera, si lo haces ¿tardarás mucho?
En el momento en que su atención se desvío hacia el otro hombre, miré con prisas hacia un espejo simplemente para darme cuenta que mis ojos estaban igual que siempre y que lo de los ojos carmesí, se había tratado nada más y nada menos que de una de sus bromas vampirescas. No sabía si era posible amar y odiar al mismo vampiro, pero en ese momento eso era lo que sentía.
Solté un largo suspiro y me senté más relajado en la silla, arreglando mi ropa y limpiando todo rastro de mi fuerte nerviosismo mientras los escuchaba hablar de un diagnóstico que era más que nada algo inventado por aquel hombre que pese a todo, había decidido ayudarme.
Al cabo de un rato, el hombre me entregó una bolsa con varios estuches pequeños que suponía que eran los pedidos que Wonho había hecho en mi nombre y después de pagar, nos retiramos del lugar pero aún me sentía tenso, pues aunque Wonho no me vio diferente, yo sí había experimentado algo extraño.
— ¿Tienes hambre? —preguntó el vampiro, susurrando en mi oído, dejando un rastro de aire frío chocar contra mi cuello, dandome escalofríos instantáneamente.
Me encogí un poco a causa del escalofríos que me provocó su susurro y él soltó una risita.
— ¿Por qué? —cuestioné con fingido tono arrogante— ¿Usaras la salida urgente como una excusa para llevarme a pasear por ahí y convertir esto en una cita?
La brillante sonrisa del vampiro despejó de mi ser toda la tensión que había estado sintiendo y mordí mi labio ante la tortuosa necesidad de besarlo que tenía, cuando lo vi adelantarse a mí y tomar la pose de un verdadero caballero antes de abrir la puerta del auto y darme una señal para que ingresara.
— Por favor, concédeme el honor de cortejar a mi amado esta noche. —susurró dejandome perplejo por la inesperada ola de caballerosidad que podría asociarse fácilmente a otra época.
Gracias a que me dejó sin palabras, no respondí, solo ingresé al auto y esperé que él lo hiciera. Lo vi rodear el auto con un aura deslumbrante, ya no quedaba suficiente luz diurna para apreciarlo, pero las farolas y la nieve se encargaron de hacer de aquella escena una obra de arte.
— Se supone que eres un chef, ¿por qué querrías llevarme a probar la comida de alguien más? —pregunté por puras ganas de molestarlo una vez que él estuvo dentro del auto.
Él comenzó a conducir tranquilamente y buscó mi mano entre nuestros asientos.
— Porque no has salido de esa casa en mucho tiempo. —respondió después de un rato— quiero que conozcas Bergen un poco, que alimentes tu curiosidad y de paso, también que te alimentes de comida muy deliciosa hecha por los nativos, no por mí.
Miré a través de la ventana y de la nieve, la ciudad era en realidad hermosa. Pese al frío había mucha gente y buena vibra a los alrededores, todos parecían ajenos a la situación.
¿Realmente no tenían ni idea de que vivían entre vampiros?
— Wonho... —le llamé— quiero saber algo... —él asintió sin mirarme así que di por hecho que podía continuar con la pregunta que estaba martillando mi cabeza— bueno, quiero saber... Una transformación... —al mencionar esa palabra, él me miró— ¿Es dolorosa? ¿Cuánto tiempo dura? Yo me lo preguntaba...
Wonho detuvo el auto en un sitio que parecía ser el restaurante que él tenía en mente, y no respondió nada hasta que se estacionó correctamente.
— Sí, es dolorosa. —contestó una vez que apagó el motor, entonces tomó mis manos entre las suyas y me vio con seriedad— Ten en cuenta de que habrá veneno llegando a todas partes de tu cuerpo, incluso a tu corazón... Eso hará que todo tu sistema responda violenta y erráticamente en un intento desesperado por detenerlo, pero no podrá así que no es tan diferente a morir. Lo único que compensa tanto sufrimiento es que sólo tarda un par de minutos.
Asentí con su explicación. No parecía concordar con lo que yo había pasado, al menos no del todo.
— Entiendo... —susurré— Y... ¿todos tienen la necesidad de beber la sangre inmediatamente después de convertirse?
Él asintió levemente.
— En efecto, al pasar tanto dolor y debilitarse tanto, un recién convertido es como un recién nacido, buscará alimentarse de sangre humana para fortalecerse. —explicó.
Fruncí el ceño. Él estaba aclarando mis dudas pero eso no me daba una respuesta a lo que sentía.
— ¿No hay excepciones? —pregunté casi sabiendo la respuesta pero aún así haciendo el intento.
— No, hasta ahora no ha habido excepciones. —respondió firmemente— Nadie es suficientemente fuerte como para sobrevivir a un cambio de ese tipo y levantarse como si nada... —abrió la puerta del auto, lo rodeó y abrió la mía— Pero, ¿por qué lo preguntas?
Su pregunta me tomó desprevenido así que me reí nerviosamente y tomé su mano para salir del auto, ya que me la había ofrecido segundos atras.
— Tú dijiste que alimentara mi curiosidad... —me excusé.
Comenzamos a caminar tomados de la mano por la acera de lo que parecía ser um restaurante elegante pero no demasiado. El sitio se complementaba con el resto del lugar, que daba la pinta de ser acogedor.
— Dime qué no estás pensando en algo como eso... —me susurró una vez que solicitó una mesa y un mesero nos guiaba a través del lugar.
Contuve la respuesta en mi boca hasta que estuvimos sentados en uno de esos asientos redondos, acolchados. Uno a la par del otro como él había solicitado.
— No lo estoy pensando, es solo... —pensé rapidamente en algo— Estuve expuesto a otro vampiro en alguna ocasión. Y si acaso se repite, es probable que esta vez acabe muerto o convertido. Y tú...
Él leía el menú mientras yo hablaba y no parecía sorprenderse o inmutarse con mi respuesta, al contrario lucía calmado.
— No puedes. —respondió una vez que acabó de leer la carta.
Fruncí el ceño con su respuesta.
— ¿No puedo? —él negó— ¿Qué me hace no poder ser transformado?
Él suspiró profundamente, cerró el menú, lo depositó sobre la mesa y se giró levemente para quedar casi frente a mí.
— Verá señor Chae... —comentó con coquetería arreglando mi cabello detras de mi oreja izquierda, que gracias a que no lo había cortado en un tiempo, estaba mucho mas largo de lo normal— los vampiros no vamos por ahí convirtiendo gente al azar. También tenemos nuestros gustos, incluso lara sacrificar humanos... —susurró provocando que yo alzara una ceja— y claramente nuestra preferencia es la gente que no ha sido manipulada por nadie mas... —deslizó su mano desde mi oreja hacia mi cuello, provocandome un escalofrío— y no tengo pruebas de su inocencia, señor Chae... —susurró acercándose peligrosamente a mi cuello.
Cerré los ojos al sentir como sus labios me rozaban y quizá estaba teniendo mas sensaciones de las debidas.
— Lamento decepcionarlo señor Drácula... —susurré en tono divertido pero sin detenerlo— resulta que soy impuro a causa de un vampiro que irrumpió en mi casa y me hizo suyo, ¿no tengo perdón por esa causa?
Lo sentí sonreír contra mi piel.
— En ese caso, si yo lo purificara... —dio un suave beso en mi cuello— quizá...
Nuestro jugueteo había tomado toda nuestra atención y me sentí avergonzado al ver como el mesero había vuelto en busca de nuestra orden y nos encontró en una situación un poco subida de tono.
Lo aparté entre risas y le hice ver que estabamos siendo observados. Entonces él ordenó la comida para mí, ya que yo solicité su recomendación porque sinceramente no sabía qué demonios era cada cosa del menú y cuando chico se fue, nuevamente se acercó a mi, esta vez solo envolviendome por la cintura con uno de sus brazos, provocando que yo me recostara sobre él.
— No pasará, yo voy a protegerte. —contestó finalmente a mi pregunta, sorprendiendome— Mientras estés conmigo nada va a ocurrirte.
Sonreí levemente porque de cierta forma sabía que sus palabras eran totalmente sinceras. Podía sentir su lealtad y respeto hacia mi vida, a pesar de haber cometido varios errores.
— Pero si ocurre... —insistí, sabiendo que también las cosas podrían ir mal en algún momento.
— Ya sabes la respuesta. —me interrumpió— Si tú te conviertes, yo muero. Si tú mueres, entonces yo también... —susurró con demasiada seriedad— Y por si lo que te preguntas es si voy a odiarte en caso de que seas convertido... Jamas podría porque jamás sería tu culpa, así que no pienses más en ello.
Sus palabras fueron duras para mi corazón, pero él decía la verdad. Yo ya sabía la respuesta y eso era lo que me aterraba tanto al pensar en que algo extraño estaba ocurriendo conmigo. Pero no tenía pruebas de nada y sinceramente no quería pensar más en el asunto, así que me acurruqué contra él y sentí de su parte un beso en mi frente que me dijo sin palabras que él siempre iba a cuidar de mí.
Y sonreí,
porque amaba
sentirme amado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro