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Blood
Esta historia es un regalo de cumpleaños para mi hermosa rosedaldecuervos (atrasada – atrasadisismaaa) no está Beteada. Cariño, tu sabes cuánto te adoro, lamento la demora, pero quería darte algo especial.
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling
Summary: "Ya no podía gritar, no podía respirar, tampoco quería hacerlo.."
Advertencias: Slash (relación hombre x hombre). Abuso infantil. Tripas y cosas así en el futuro.
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Sangre Pura.
Mestizo.
Sangre Sucia.
Toda una división social. Ser prejuicioso es casi un rasgo dominante, por no decir obligatorio en el mundo. Para los muggles, la raza, la condición social, las preferencias. En el mundo mágico, la Sangre.
Nunca sentí ser parte de eso, ni de la sociedad, ni de una familia, ni de nada. Desde que recuerdo. Desde esa noche de dolor tan desgarrador y profundo, un dolor sin cicatriz, una herida que se abre con el primer rayo de luz en la oscuridad de esas noches de tormento inevitable.
Fui una amenaza.
Un Animal.
Un Monstruo.
Las primeras veces solo bajaba al sótano en esos momentos de tormento, tenía un lugar más cálido, juguetes y comida caliente. Pero con el paso del tiempo el sótano se fue convirtiendo en mi lugar, tanto así que puedo recordar el olor a humedad, y sentir el polvo caer de la madera que cubría el piso superior
Una tarde después del té una jaula me esperaba en el centro de ese frio y oscuro lugar. No volví a tomar algo caliente, no hubo más abrazos o besos, no se escuchaban risas, todo era dolor. Los músculos me tiraban, los huesos ardían, las tripas se sentían pesadas y vacías cada día. Una vez a la semana me permitían salir de la jaula, pero no del sótano, nunca del sótano.
Cuando cumplí tres años de tormento, el hombre a quien conocí como padre. Bajo ebrio a ese húmedo lugar. La luz que entro por la puerta lastimo mis ojos. Olía a alcohol, cigarrillo y sangre.
La noche estaba cerca, hacia frio. Dos días atrás mi madre me dejo un pan con un vaso de leche. Tenía sangre en el labio y mucho maquillaje. Dijo que me amaba. No lo había dicho en años. No pude evitar sentir calor en el pecho, sentía pena por esa mujer que fue hermosa y alegre. Dolía ver y oír su dolor, tantas lágrimas derramadas por algo sin valor. Por mí.
No volví a verla.
Ese día mi padre llevaba una botella en la mano izquierda, la corbata del traje suelta, la camisa arrugada. Hablaba en murmullos.
monst… anim… ruina… desgracia…
Me grito todas mis faltas y defectos blandiendo un cuchillo manchado de sangre que traía sujeto al cinturón. Cada grito fue un corte, el dolor y ardor que dejaba el cuchillo en mi piel no se comparaba con la traición, el espacio cada año más reducido en la jaula no me dio refugio alguno y no tenía fuerza para escapar. Pero no quería morir.
Pero eso no fue suficiente, no para esa bestia. Me saco de la jaula arrastrado, un par de uñas se me rompieron contra las rocas que sobresalían de la tierra. Rompió la botella de cerveza contra mi cabeza. La vista se me nublo. Estuve aturdido deseando perder la conciencia o morir, preguntándome porque tenía que vivir tal tormento.
Sentí algo tibio mojar mi cuerpo, escociendo mis heridas. Olía acre. Con los minutos fui cada vez más y más consiente de todo lo que me rodeaba, la tierra y las piedras bajo mi cuerpo, el olor de la orina, el sudor. La respiración cada vez más acelerada, la saliva acumulada en su boca pero sobre todo la sangre, su olor, su textura,
Ese hombre se quitó el cinturón mientras se arrodillaba a mi lado, puso el trozo de cuero en mi cuello y jalo.
Ya no podía gritar, no podía respirar, tampoco quería hacerlo.
Como podían llamarme monstruo a mí. Cuando mi padre m encerró en un sótano por tres años, dos de ellos en una jaula. Como podía ser una amenaza cuando entre en esa jaula pensando en proteger a mis padres, mis verdugos.
Y en ese momento me jure no permitir que alguien me hiciera eso de nuevo, yo era fuerte, lo sabía por los barrotes doblados de la jaula, los surcos en la tierra, las piedras que hacia flotar.
No era como ellos.
No quería ser como ellos.
Yo era mejor que ellos y pagarían por tanto dolor.
***
La luna brillo con fuerza esa noche, el cuero crujió, pasos apresurados por la escalera, puertas azotándose. Los cortes se abrieron, los huesos crujieron, un aullido desgarro el silencio.
En la distancia se escucharon cinco aullidos unidos en respuesta al cachorro que acababan de recuperar.
***
Espero que les haya gustado. El próximo capítulo estará en unas semanas. No se me impacienten bestiecillas…
Los amo.
Bestie, espero que te gustara tu regalo, sé que está muy tarde, pero es mejor tarde que nunca. LOVE YOU…
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