Al día siguiente Mia había despertado con una horrible calentura y mucho dolor de cabeza, pareciera que le iba a dar un resfriado.

—por supuesto que no puedes ir así a la escuela—dijo la madre de Paris viendo la temperatura en el termómetro—te quedarás en casa hasta que te sientas mejor

—pero estoy bien, solo es algo leve se pasará rápido—dijo Mia, pero después empezó a toser demasiado fuerte dándole la razón a la señora Langdon

—ni una sola palabra más señorita, te quedarás aquí, pediré que te den sopa caliente—la madre de Paris salió dejando solas a las dos niñas

—puedes decirle a Jaeden que no podré ir estos días—dijo Mia a Paris—que tendrá que aprender a no perderse solo

—claro, yo le digo—contesto Paris—quédate en cama y verás como en unos días ya te sientes mejor

La familia Langdon se fue a sus respectivas actividades dejando a Mia y Pan solos.

—que horrible es estar enfermo—dijo el hurón mientras subía a la cama con Mia—en la Academia nunca nos había pasado esto

—odio la vida de persona normal—contestó Mía mientras evitaba soltar un estornudo, pero cuando no pudo controlarlo más, unas ondas salieron disparadas haciendo que varias de sus cosas se cayeran de sus lugares

—¿Tú hiciste eso?—pregunto Pan asombrado de lo que acababa de ver, aunque Mía estaba igual de sorprendida

—no lo se—Mia se levantó de la cama para ver el desastre que había causado—no creo que pueda ser posible, no tengo un poder que haga algo así

—¿Podría ser la posibilidad de que tengas un nuevo poder?—cuestiono Pan—no hay nada que diga que no puedas tener nuevas habilidades

—pero ¿Por qué hasta ahora? Pudo haberse manifestado cuando estaba en la Academia donde alguien experimentado pudiera ayudarme—dijo Mia—si pasa lo mismo que con mis poderes, puede que cause algún daño grave o yo que se

—¿Y si vamos a practicar tu nueva habilidad? A un lugar donde no pueda haber daño—dijo Pan y en eso el campo donde cayeron vino a la mente de Mía

—oye Pan, ¿Hace unos minutos no estábamos ardiendo en temperatura?—se cuestionó Mia al notar que ya no se sentía mal, el hurón también se quedó igual que la rubia, pero tenía razón, ya se sentían mucho mejor

—esto es raro, demasiado raro–dijo el hurón

—vamos, si quieres saber que es esta nueva habilidad tenemos que darnos prisa antes de que los demás lleguen—Mía se fue a cambiar para emprender camino al campo donde cayeron cuando llegaron aquí