El mes de agosto terminaba y desde hace ocho meses, Mia y Pan habían estado viviendo en la casa de los Langdon, la familia la trataba como una hija más y Mía parecía que por primera vez experimentaba lo que era una familia de verdad, aunque desde que llegó a 1963, no había dejado de buscar alguna señal de sus hermanos, pero al darse cuenta de qué tal vez se había quedado atrapada para siempre, decidió dejar ir a la Academia e iniciar una nueva vida.

—será mejor que vayas pensando que quieres de regalo de cumpleaños—dijo Paris a Mía mientras caminaban por el pasillo de la escuela

—aún faltan dos meses Paris—contesto Mía—además sabes que con haberme acogido ya es más que suficiente

—tonterías, si no decides que quieres yo lo haré—Paris fingió indignarse

—que tengas buen día hermanita—Mía le dio un abrazo a Paris cuando el timbre de las clases sonó

Ya que Paris era dos años menor que Mia, iban en grados diferentes, así que la rubia se dirigió a su salón en el cual le tocaba historia del arte, una de las clases favoritas de Mia.

—bien chicos, presten atención—la maestra entró al salón—hoy tendremos otro nuevo compañero que se unirá a este curso, quiero que sean amables con él y le den la bienvenida a Jaeden Pitts

Y entró al salón un chico de cabello rubio cenizo con ojos azules y alto, cuando pasó, las chicas no evitaron suspirar o fijar sus miradas al nuevo chico, pero cuando Mia y Jaeden conectaron sus miradas, ambos sintieron una descarga en sus cuerpos, como si se hubieran conocido antes.

—Mia, ya que tú también tienes poco de haberte integrado, podrías ayudar a Jaeden a adaptarse y a conocer el lugar—dijo la maestra a la rubia

—ah claro por supuesto—contestó ella y Jaeden se sentó a lado de ella—mucho gusto, soy Mía Hargreeves, pero mis amigos me dicen Mía

—Jaeden, mis amigos me dicen Jaeden—bromeo el chico haciendo reír a Mía

Pero la chica de repente sintió algo que me jalaba el suéter del uniforme, y con cuidado de que nadie lo viera, le dio un vistazo a Pan que estaba con ella, el hurón le hizo señas de salir del salón.

—maestra ¿Puedo ir al baño?—dijo Mia alzando la mano

—adelante—Mía salió del salón y se dirigió al baño para cerrarlo con seguro y que nadie pudiera entrar y ver accidentalmente a Pan

—¿Que ocurre?—Mía sacó al hurón sobre el lavabo

—ese chico, Jaeden, no me da buena espina—dijo el hurón—desde que entró sentí algo raro en él, no lo sé fue demasiado extraño

—tranquilo Pan, solo es el chico nuevo, no creo que sea un asesino o algo así—lo tranquilizó Mia mientras regresaban a la clase

Pero en el salón, Jaeden veía como su plan iba iniciando exitosamente, aunque como su madre le dijo a él y a su hermana mayor, no debían de confiarse, siempre un paso a la vez.

—¿Cómo va todo?—dijo una voz femenina que provenía en el bolsillo de Jaeden, el chico cubrió el bolsillo esperando que nadie en el salón la hubiera escuchado

—guarda silencio Kaisa, ya te dije, si alguien te descubre, nos van a separar—dijo Jaeden a su daimonion que tenía forma de una pequeña rata blanca