Dieciséis años después

Mia Hargreeves, como fue llamada por Grace, ahora ya tenia dieciséis años de edad, y era la única Hargreeves que aun permanecía en la Academia Umbrella, sus hermanos se habían ido uno por uno cuando tuvieron oportunidad, y aunque Mia deseara desde muy pequeña poder dejar ese horrible y solitario lugar, no podía hacerlo.

Te debes de preguntar ¿Por qué no se fue con uno de los demás? La respuesta es sencilla, desde que llego a la Academia a los pocos días de nacida, sus hermanos no la toleraban, siempre la vieron como el reemplazo de su hermano perdido y eso hizo que no tuvieran una relación con la pequeña, dejándola a su suerte.

El único miembro de la familia, fuera de Pogo y Grace, que quería a Mia era Luther, pero fue enviado a una misión en la Luna a la cual no pudo llevarla, y estuvo sola desde ese momento. Pero ahora que su padre había muerto y el funeral se avecinaba, era hora de un bello reencuentro familiar.

Mia estaba sentada en la sala de la Academia mirando el cuadro del antiguo Número Cinco, se sentía mal por ocupar un lugar que ya tenia dueño, pero no había sido decisión de ella, siempre intento cambiar su número para poder volverse numero ocho y así poder ser querida por sus hermanos, lo cual su padre nunca se lo permitió.

—hola Mia—una voz el saco de sus pensamientos y al voltear, se encontró con Luther que venia llegando a la Academia

—¡Luther!—la rubia se lanzo hacia su hermano dándole una calurosa bienvenida

—¿Cómo haz estado?—pregunto Luther

—bien, pero te extrañe mucho—contesto Mia haciendo un puchero—¿Qué crees? Logre que un tornado se convirtiera en fuego y también logre detenerlo—dijo emocionada—aunque casi quemo la mitad de la ciudad

—eso fue un gran avance, cada vez controlas más tus poderes

—¿Lo crees? Papá dijo que no seria eficiente si no controlaba algo que yo cree—Mia bajo la mirada

—no hagas caso a lo que decía papá, ya sabes cómo era, no parecía que le importáramos mucho—Luther alzo los hombros—creo que tu fuiste la que sufrió más que todos nosotros juntos cuando estábamos aquí

Paso un rato mientras Luther y Mia platicaban sobre las experiencias de Número Uno en la Luna y cómo era estar ahí, algo que emocionaba mucho a Mia y que en algún momento le gustaría experimentar.

Después de su plática ambos fueron a sus cuartos ya que el funeral seria mañana, al igual que la llegada de sus demás hermanos y posiblemente varias pelear también.