Un jueves por la mañana, después de tres duras horas de clases, llegó el descanso y con ello, la pillada del año.

A veces nos reuníamos en el gimnasio porque pronto se haría, como todos los años, un festival del deporte, con el objetivo de reunir fondos para ayudar a varias asociaciones. Son divertidos, ya que se reúnen muchos centros universitarios para darse a cabo, pero también es agotado para las personas que no les gustan los deportes; como mi gran amigo Suga, que ya levantar el brazo es toda una hazaña.

Cookie, J-Hope y yo, decidimos quedar en el gimnasio para entrenarnos un poco, ya que, aunque todos participen, sólo de algunos depende el centro, digamos que... los más resistentes o los más preparados, y nosotros tres, entre otros, éramos de esos elegidos.

Pero cuando llegué, siendo el segundo en pisar el gimnasio, quedé hecho una piedra en la misma puerta. Cookie, mi chico, ese chico de ojos grandes y dientes de conejo, estaba cantando... ¡cantando!, pero lo asombroso no es que cantara, porque, ¿quién no ha cantado en su vida? Lo sorprendente es que lo hacía bien, no, bien no, ¡genial! Su voz era dulce como la miel, y cuando se dio cuenta de que lo escuchaba, se detuvo.

No sabéis lo que me costó convencerlo para que volvería a hacerlo, para que volviera a darme unas cuentas de esas notas que tan bien habían resonado por todo el gimnasio.

Pero lo hizo, y me dejó grabarlo.

Al final se puso tímido y volvió a detenerse, pero me fue suficiente.

Después de que llegara J-Hope, estuvimos ejercitándonos hasta que quedaban quince minutos para el comienzo de las clases. Nos metimos a las duchas, tranquilos, no pasó nada, tristemente, y volvimos a las clases.

Pero yo, con esa voz grabada en mi móvil, y con un amigo estudiando música. Sólo había un rumbo que debía tomar al salir de la universidad, y ese fue: la casa de Suga.

Le mostré el vídeo y quedó igual de sorprendido que yo. Me había contado que unos chicos más y él estaban formando un grupo para cuando acabaran el curso, actuar, es por eso que nos invitó a todos al lugar del ensayo.

Así que este fin de semana, justo el día que no estarían sus compañeros allí, decidió invitarnos.

Anónimo1013.

23/02/2017

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