Habían pasado unos días desde que cerré el blog definitivamente, no hubo demasiados cambios, tan sólo ese molesto rumor donde decían que mi novio me engañaba con Johnny. Ese mismo fue dejado de lado ya que JungKook lo evitó tanto como pudo, las personas veían siempre a JungKook conmigo y eso hizo que poco a poco el rumor desapareciera.
Me sentí aliviado al poder quitarme un peso de encima, e incluso pensé que también me había librado de Johnny, pero aunque el rumor desapareció, él no lo hizo y fui consciente cuando recibí un mensaje de Ten un sábado por la mañana junto con una foto que no me hizo falta cuestionar.
En cuanto la vi, me levanté de mi escritorio tirando algunos libros en el acto y corrí hasta salir a la calle. Mientras corría intenté llamar a JungKook pero sólo daba señal y ninguna respuesta. Maldije reiteradas veces mientras aceleraba más y más, mi cabeza ya comenzaba a jugarme malas pasadas y lo único que me ayudaba era a acelerar mis pulsaciones y provocar temblores en mis articulaciones, haciendo incluso que tropezara un par de veces al fallarme las piernas.
Me obligué a tranquilizarme y concentrarme en correr lo más rápido posible, pues ya no me quedaba mucho para llegar, pero cuando estuve a un par de calles vi a la señora Jeon caminar tranquilamente en mi dirección.
— ¡Jimin!, ¿qué tal todo, cómo está tu madr-? Cariño, ¿estás bien? —su voz cambió de ser una alegre y llena de cariño -pues ahora me trataba como si fuera de la familia- a una apagada y preocupada.
— S-sí. —sequé mi frente del sudor e intenté regular el tono de mi voz, pues la respuesta había sonado con cierto temblor—. ¿Está JungKook en casa?
— Sí, está durmiendo aún. —la mujer rodó sus ojos haciendo obvia la manía que tenía su hijo de levantarse tarde los fines de semana aún cuando se acostaba temprano—. Aunque ya debe de estar despierto. Vino un amigo a verle y le dije que lo despertara él.
¿Un amigo? No, no, no.
Negué con mi cabeza inconscientemente, la mujer notó la palidez en mi rostro y me acarició la mejilla con dulzura.
— Jimin, ¿seguro que estás bien? ¿Quieres acompañarme a comprar y así te despejas un poco? JungKook me ha contado que está muy preocupado por ti porque últimamente andas muy agobiado con los exámenes y más cosas, no me ha querido contar que otras cosas pero...
— Señora Jeon, siento mucho no poder acompañarla, ahora mismo tengo que ir a ver a JungKook. —tuve que detener la gran charla que estuvo a punto de darme. La señora Jeon solía hablar demasiado y, aunque eso no me molestaba, ahora mismo no tenía tiempo para escucharla—. La ayudaré otro día. —dije mientras hacía una leve reverencia como disculpa y comenzaba a caminar de nuevo en dirección a su casa—. ¡Se lo prometo! —grité ya algo lejos y reanudé mi carrera.
Llegué hasta la casa y llamé tantas veces y tan fuerte que sentí dolor en mis nudillos, pero eso, era lo de menos, tenía que saber que todo estaba bien, que JungKook me abriría y lo primero que vería sería su dulce rostro sonriente, pero no fue su rostro el que vi entre la puerta y el marco, como tampoco vi una dulce sonrisa. A quien tenía ante mis ojos era al maldito de Johnny, con una mueca tan desagradable que me hizo sentir náuseas.
Lo primero que hice como impulso fue empujar con todas mis fuerzas la puerta, era lógico que pretendía cerrarla en mi cara, pero supe anticiparme a él. Johnny dio algunos pasos hacia atrás y terminé por cerrar la puerta tras de mí, mis ojos viajaron del chico castaño hasta JungKook, quien también estaba allí, mirándome sorprendido.
— JungKook, ¿estás bien? Ven aquí. —le dije algo rápido, extendiéndole mi mano. JungKook apenas dio un paso un brazo alzado se interpuso en su camino.
— Ya que estamos todos, vamos a hablar las cosas. —dijo bajando nuevamente su brazo y JungKook se quedó en el lugar.
— ¿Hablar? ¡¿Hablar?! ¡Lárgate de aquí ahora mismo! —grité eufórico señalando la puerta. Intenté sonar lo más amenazante posible pero el alto apenas se inmutó, tan sólo alzó una ceja y me sentí estúpido por verme ante él tan insignificante.
— Johnny, por favor, vete. —dijo esta vez JungKook y Johnny dejó de mirarme para girarse a mi novio, vi como le sonrió y no borró esa estúpida sonrisa hasta que JungKook dijo algo más—. No quiero que provoques una pelea en mi casa. Vete.
— No provocaré lo que tu no quieras, JungKook. —se acercó lentamente a él y antes de que su mano llegara a rozarlo me hice notar nuevamente.
— Ni se te ocurra tocarlo. —apenas me miró de reojo y volvió a centrarse en JungKook. La mano que pude retener por unos segundos reanudó su objetivo y se posó sobre la cabeza de JungKook, acariciándola con demasiada confianza. JungKook le quitó la mano mientras yo acortaba la poca distancia entre nosotros y su despiste no le dejó ver el empujón tan fuerte que le di, haciendo incluso que cayera al suelo.
— Maldito enano. —maldijo entre dientes y se levantó tan rápido que para cuando estuvo a dos pasos de nosotros JungKook lo detuvo estirando su brazo hacia él.
— ¡Ya basta! ¡Lárgate! —gritó JungKook, pero si antes no lo hubo convencido, esta no fue la excepción—. No voy a dejar que le hagas daño. —dijo refiriéndose a mí y lo miré tan sorprendido como emocionado por aquellas palabras—. Ya es suficiente, ¿no crees? —tuve que admitir que desde hace un rato, a parte de sentirme ignorado por el alto, parecía como si ambos ya hubiesen hablado, pero, ¿de qué?
— ¿Suficiente? ¡¿Después de todo lo que hice por ti?!
— ¡Nunca te pedí nada! ¡Nunca debiste haberte metido!
— Entonces ese asqueroso seguiría molestándote, ¿y sabes por qué? Porque tu maldito e inservible novio no habría hecho nada. —arrugué el entrecejo y noté como JungKook me sostuvo por el brazo, había notado mi tensión en el cuerpo y puede que hasta sentido la rabia que había ido creciendo en mí cada segundo acumulado ante el ser que más estaba odiando en apenas unos minutos.
— ¿De qué está hablando, JungKook? —JungKook me miró e hizo más firme su agarre en mi brazo, pareció dudar en un principio, quizás algo temeroso por lo que podría montarse allí dentro, pero al final lo soltó.
— Él fue quien dejó en coma a mi compañero de clases.
— ¡¿Qué?! Es por culpa suya que... —reí sin creérmelo. Después de tanto tiempo sin saber de aquel tipo y después de tantos rumores falsos en mi nombre, había tenido al culpable de todo frente a mí como si nada. Ahora mismo lo único que me satisfaría sería impactar mi puño en su cara, desencajarle la mandíbula y hacerle tragar algunos dientes, sin embargo, algo me impedía dar ese paso, algo que me hizo estremecer. Si había conseguido dejar en coma a un tipo que ya de por si era algo violento y acostumbraba a buscar problemas..., ¿de qué sería capaz hacernos a JungKook y a mí?
En ese mismo punto es que me di cuenta que estábamos ante una persona peligrosa y quizás ahora comprendía mejor la actitud de JungKook, la cual intentó estar lo más calmada posible y no tan provocadora, así como estuvo deteniendo mis impulsos.
— JungKook. —lo llamó y el nombrado apartó sus ojos de mí para mirarle con una mirada muy diferente—. Yo te quiero, haría cualquier cosa por ti, dañaría a quien te dañe, te abrazaría cuando lo necesites. Te daría todo cuanto quisieses, pero él es un estorbo. —JungKook lo miró con desconfianza, yo simplemente quise que mis ojos lo apuñalaran de verdad.
— Él es mi novio y la persona que más amo, no es un estorbo, ¡tú eres el estorbo! Sal de mi cas-.
— ¡Maldita sea, JungKook! ¿Por qué no puedes comprenderlo! —lo interrumpió agarrando su muñeca e intentó alejarlo de mí, pero no, no iba a dejar que lo tratara como a un trapo. Mi mano impactó directamente su muñeca y retiré la mano que sostenía a JungKook.
— Te dije que no lo tocaras, ¿estás sordo? —aún con el agarre me acerqué lo suficiente a él, lo justo para que nuestras miradas conectaran y viéramos arder en nuestros ojos la ferviente batalla que estábamos conteniendo en nuestro interior. Y sí, me sacaba casi una cabeza pero no iba a dejar que me hiciera sentir diminuto, el coraje no está en el cuerpo de una persona sino en su actitud.
— Me estoy conteniendo bastante, así que aléjate ahora mismo si no quieres acabar como el otro. —aquello salió de sus labios en un tono bastante bajo, pero el ambiente a nuestro alrededor era tan silencioso que hasta JungKook, quien estaba a mis espaldas, pudo oírlo.
— Atrévete a tocarme si tienes huevos. —y como si mis palabras fueran pase libre para sus puños, acabó impactando uno directo en mi rostro. De un momento a otro sentí que el suelo se movía a mis pies y perdía el equilibrio, pero todo volvió a la normalidad y pude sentir nuevamente mis pies en la tierra.
— ¡Jimin! —JungKook sostuvo mis brazos asustado viendo directamente donde había recibido el golpe, pensé en apartarlo y devolvérselo, o al menos intentarlo, pero lo que ocurrió a continuación nos dejó a JungKook y a mí petrificado en el lugar.
Johnny parecía haberse vuelto... loco.
— ¡¿Por qué no podéis entenderlo?! ¡Lo necesito! ¡Lo quiero! —gritó mientras tiraba un jarrón al suelo y haciéndolo añicos—. Te necesito..., te quiero... —bajó su tono de voz y miró fijamente a JungKook con una mueca llena de una melancolía prácticamente enfermiza—. No sabes cuanto tiempo llevo deseándote, imaginando cómo sería nuestra vida juntos o cuantas veces he ideado un acercamiento, ¡pero incluso eso lo echaste a perder! ¡Me dejaste plantado el día que te cité en el aula! ¡Y estoy seguro que fue su culpa! ¡Fue tu culpa! —lo último lo dirigió directo a mí, dejando de mirar a mi novio para centrarse ahora en mí—. ¡Tuve que leer y aguantar todo lo que decías de él..., todo lo que hacías con él! ¡Cuántas veces te lo follabas o cómo lo hacías!
Llevó sus manos a la cabeza y gruñó buscando a su alrededor algo que pudiera romper y así desahogarse mientras hablaba, pero al no encontrar nada mejor que un jarrón, volvió a dirigirse a nosotros y nos señaló con el dedo. O más bien, me señaló.
— Considérate hombre muerto. —dijo, y comenzó a acercarse. JungKook retrocedió obligándome a hacer lo mismo, pero inevitablemente llegó a nosotros y tras apartar a JungKook agarró mi camiseta y comenzó a darme golpe tras golpe. En el rostro, en el abdomen, por los costados e incluso incluyó algunos rodillazos. Yo me defendí tanto como pude, pero siendo sincero la experiencia se notaba, y no precisamente en mí.
Después de un golpe en mi mandíbula que dolió como mil demonios, JungKook me lo quitó de encima como pudo y lo arrastró hasta la calle poniendo toda su fuerza en ello. No hube notado el momento que JungKook abrió la puerta antes de ir a por Johnny pero consiguió sacarlo hasta afuera y corrí tras ellos para ayudarlo.
Johnny se aferró a la ropa de JungKook y eso hizo que fuera imposible librarnos de él. Sin llegar verlo venir, sentí una patada en mi estómago cuando intentaba soltar el agarre de los dos y caí de espaldas. Cuando me incorporé con mis brazos en mi estómago, lo único que vi fue la espalda de Johnny, éste estaba sobre JungKook y sus piernas pataleaban. Me levanté tan rápido como pude y llegando hasta ellos pasé mi brazo por el cuello del alto y lo apreté con fuerza.
JungKook tosía cuando Johnny apartó sus manos de su cuello y comenzó a gritar ayuda para que cualquiera que cruzara por allí viniera a socorrernos. Conseguí mantenerlo en el lugar y JungKook me ayudaba cuando sus manos dejaban de intentar quitar mi brazo e iban directas a mi rostro, pero aunque lo tuviéramos bajo control, de nada servía si no podíamos hacer otra cosa. Era como una bestia acorralada pero de la que eras consciente de que solo sería por un corto periodo de tiempo.
— ¡Johnny, Johnny! —oí gritar a unos metros de distancia hasta que vi a Ten seguido de dos chicos más. Ten agarró las muñecas que antes era sujetadas por JungKook, otro de los chicos que vinieron con él retiró mi brazo y me alejó, y el restante ayudó a JungKook a salir bajo el cuerpo de Johnny.
Todo era tan irreal, jamás habría pensado que llegaría a presenciar algo igual. Todo era un caos, y era sorprendente como una sola persona podía llegar a formar tal escena en unos míseros minutos. Johnny fue levantado del suelo y retirado de nosotros, él seguía con sus ojos inyectados en sangre y sin apartar los ojos de nosotros, pero al igual que él no dejaba de mirarnos, nosotros tampoco podíamos.
— Kookie, ¿estás bien? —dije cuando tuve el valor de apartar la mirada y centrarme en JungKook, él simplemente asintió aún asustado, tan asustado como lo estaba yo. Él notó mis heridas y golpes y me abrazó hundiendo su rostro en mi cuello.
— ¡Para de una vez! —ambos rompimos ese abrazo que habíamos ansiado cuando aquella voz desconocida gritó al chico descontrolado—. Eres patético. No has cambiado nada. —el chico rubio posó sus manos en el rostro de Johnny y pareció calmarse, incluso dejó de mirarnos para mirar a quien tenía frente a él.
— HanSol... —susurró y lo abrazó con fuerza.
JungKook y yo no entendíamos nada y aunque no nos importaba demasiado, -pues lo único que queríamos es que todo acabara y nos dejaran en paz- Ten se acercó a nosotros con la intención de hacernos saber un poco.
— Siento todo esto. —fue lo primero que dijo sin dejar de mirar al suelo—. Debí haber venido antes, pero sabía que si perdía el control ni yo podría con él. —levantó la cabeza y miró a los dos chicos aún abrazados—. HanSol era su pareja, pero ocurrió algo parecido a esto y rompieron. Johnny...
— No me importa. —dije frío y Ten levantó su vista hasta mí—. Me importa una mierda la historia de ese psicópata, así que por favor, ahórrate saliva. —aunque Ten era mi amigo, o lo era, no pude evitar sentirme un poco mal por las duras palabras que le di, incluso antes de que girara su cabeza noté que su rostro se arrugó para seguramente llorar.
— Ten... —musitó el chico que hasta ahora había estado en silencio, se acercó a él y pasó su brazo por sus hombros.
— Estoy bien, TaeYong. —mintió, tal y como me mintió a mí.
Mentiría si dijera que no me sentía dolido, porque sí. Había confiado en él incluso cuando hubo parecido sospechoso y a cambio sólo había recibido mentiras. Recordé el claro ejemplo de YuGyeom, un ejemplo que mostraba lo contrario de Ten. YuGyeom siempre fue con la verdad por delante, siendo justo consigo mismo y respetando cualquiera de nuestras decisiones, pero yo desconfié de él como tendría que haber hecho con Ten, sin embargo no lo hice, simplemente me equivoqué de persona a la hora de juzgar.
Los cuatro chicos terminaron por marcharse y JungKook y yo entramos en su casa y fuimos hasta su habitación. Él corrió para traer el botiquín y, sentado junto a mí, comenzó a curar los golpes en mi rostro.
— Lo siento. —dijo mojando un poco de algodón en alcohol—. Tenías razón, no debí confiar en él, todo esto es mi culpa.
— Es la suya, JungKook, no la tuya. Que se obsesionara de esa forma contigo no te hace culpable. Además..., si hablamos de confiar entonces los dos hemos fallado. —sostuve su mano antes de que el algodón apresado en sus dedos tocara una de mis heridas y lo atraje para besarlo lentamente—. Pero al menos sé que en algo no fallé.
— ¿A qué te refieres?
— Me refiero a ti. Nunca me equivoqué contigo.
— Te amo, Jimin. —dijo con una suave voz sobre mis labios y esa dulce sonrisa que esperé encontrarme.
— Y yo a ti, cielo. —y lo besé de nuevo.
Puede que me haya quedado con el cuerpo magullado, que no llegara a entender todo lo que ocurrió esa mañana, que el jarrón roto fuera uno de los favoritos de su madre y que no sabía qué ocurriría al día siguiente, pero lo único que tenía claro y me importaba es que JungKook estuviera bien.
Eso y nada más que eso.
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Hay segunda parte, está claro por el título del capítulo pero por si acaso xDD Lo subiré mañana porque tengo que escribirlo y como son las 2 de la mañana aquí ya tengo sueño :( Así que mañana sigo.
Espero hayáis disfrutado de esta primera parte del final, mucho drama, lo sé, pero así es más diver la vida (?) y todo lo que ha quedado en el aire lo resuelvo en la segunda parte.
Besicos y buenas tardes/noches <3
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