(Especial narración)
La mañana pasó en un abrir y cerrar de ojos, apenas me di cuenta cuando el centro anunció el final de la última clase con su tan poderoso y molesto timbre. Llevaba unas semanas libres de exámenes y trabajos, todo era apuntes, atender y comprender lo que explicaban, luego estaban las prácticas, que transcurrían incluso más rápidas que las mismísimas clases. Por lo que las seis horas pasaron volando.
Esperaba en la entrada de la universidad mientras veía salir a todos los estudiantes, unos hablando o gritando y otros, mudos que no abrirían sus bocas hasta llegar a casa. Miré el reloj de mi móvil por tercera vez y me pregunté qué tanto hacía para tardar tanto. En un impulso de desesperación, me despegué del muro y caminé algunos pasos para entrar dentro a buscar a JungKook, pero antes de hacerlo me choqué con alguien y entre disculpas fui buscándolo con la mirada hasta reconocerlo.
YuGyeom.
Mis disculpas cesaron y él cerró su boca antes de que pudiera salir una disculpa de sus labios. Nos quedamos unos míseros segundos que parecieron eternos mirándonos a los ojos esperando que alguno de los dos dijera algo.
Sorprendente, fui yo.
— ¿Sabes si JungKook ha salido ya? — A pesar de lo mal que me cayera, él estaba en su clase y mejor que nadie debería saberlo.
— ¿Debería saberlo?
— Estás en su clase..., ¿no? — Él asintió levemente, pero no contestó. — ¿Y bien? ¿Ha salido ya?
— Sí, pero fue a llevar unos papeles a conserjería, no debería de tardar en salir.
— Bien. — Sin tener más que hablar con él, me hice a un lado y con mis manos en los bolsillos de mi pantalón, me dediqué a mirar el centro a la espera de mi novio.
— ¿Puedo hablar contigo? — Desvié la vista hasta donde aún se encontraba, y que pensé que ya había desaparecido, pero no. — Solo será un momento.
— No tengo nada que hablar contigo.
— Estás siendo muy estúpido, ¿no? ¡Yo no te he hecho nada, ni a JungKook tampoco!
— No me caes bien, no tienes que haber hecho algo.
— Eso no tiene sentido. No os he hecho nada.
— Declarar tus sentimientos a MI novio, quizás. — Arrugué el entrecejo algo molesto por su sola presencia en mis narices.
Chistó. — No era TU novio cuando me declaré.
— Pero ahora lo es, así que largo. — Hice un gesto con mi cabeza para que se marchara.
Él negó con su cabeza y sus ojos clavados al suelo. — Gracias por hacerme perder un buen amigo. — Y dicho aquello, se marchó.
— ¿Ha... pasado algo? — Sorprendido por la voz que se escuchó cerca de mi nuca, me giré y vi a Kookie viendo marchar a su ex-amigo y luego clavar sus ojos en mí. Yo simplemente negué, sonreí y pasé una mano por su hombro para encaminarnos hasta el centro donde ensayaba.
No era un centro muy grande, pero sí algo caro, aunque pagando entre unos cuantos nos salía bastante rentable. El centro tenía varias salas de ensayos, pero todas privadas, no sé cómo serán las otras, pero la nuestra es increíble; con un enorme espejo de pared a pared, un baño y bastantes armarios.
Abrí la sala y ambos entramos, encendí las luces y Kookie corrió hasta el ordenador que había al fondo después de deslizar su mochila por algún rincón de la sala. La encendió y poco tardó en poner el juego que unos días atrás había instalado para jugar cuando se aburría.
— Kookie, ¿ya estás enganchado? Acabamos de llegar.
— ¡Hoy conocí a alguien que juega Smite y me dijo que podríamos echar algunas partidas juntos! — Dijo emocionado mientras metía su usuario y contraseña a una velocidad que se me hizo imposible de seguir.
—Bien, bien, ignórame, esperaré a HoSeok hyung para empezar.
— Ho... HoSeok hyung no va a venir. — Dijo y giré mi cara para mirarlo interrogante.
— ¿Cómo que no viene? — Pregunté a la vez que estiraba mi pierna, cambiando luego a la contraria.
— Pues que no viene.
Extrañado, me levanté del suelo y fui hasta mi móvil, envié rápidamente un mensaje a HoSeok y en cuanto me contestó, efectivamente me aseguró que no vendría a ensayar hoy. Me quedé algo sorprendido, normalmente siempre veníamos juntos, pero hoy ni él, ni otro de mis compañeros vendrían. Entonces me pregunté, ¿qué debería hacer? ¿Debería ensayar solo? No es que fuera muy divertido, pero tampoco pasaba nada.
Encogiendo mis hombros, dejé el móvil en su sitio y volví al centro de la sala para calentar un poco antes de ensayar.
JungKook puso la música cuando se lo pedí y practiqué algunos movimientos nuevos antes de comenzar con algo más serio. Al acabar la primera canción, volví a pedirle que cambiara a otra, pero el niño estaba tan sumergido en su partida que me ignoró por completo, tuve que elevar mi voz para que me escuchara, pero ni por esas conseguí lo que le pedía. Bufé y fui hasta él para hacer girar su silla y llevarme algunas quejas por su parte.
— Kookie, estoy aquí para practicar, ¿puedes al menos hacerme el favor de cambiar la canción?
— Perdón, hyung, es que no puedo pausar la partida porque... — Señaló la pantalla donde su personaje ahora estaba muerto. — muero, simplemente no se puede. — Alcé una ceja y sin que se lo esperara, cerré el juego. Al principio se quedó de piedra sin dejar de mirar la pantalla con sus ojos abiertos de par en par, pero luego se giró hacia mí y frunció el ceño bajo mi sonrisa.
— Ayúdame a calentar. — Le dije cogiéndolo de la muñeca y llevándolo frente al espejo, me senté y le indiqué que empujara mis hombros para yo estirar mi cuerpo, bajo quejas casi inaudibles, hizo caso y se mantuvo callado todo el tiempo. — ¡Te enseñaré algunos movimientos!
Al cabo de un rato dejó olvidada su partida perdida por mi culpa y procuró seguir mis movimientos con tanta facilidad que me pareció irreal. ¿Qué cosa no se le daba bien? Disfrutando de sus movimientos sin mi seguimiento, lo observé con una sonrisa de oreja a oreja, no eran para nada malos, y qué decir de su sonrisa cuando se equivocaba, simplemente tierno y perfecto. Ni siquiera pude evitar sacarle una foto con una de esas sonrisas que hacía derretir todos y cada uno de mis huesos. Había quitado su sudadera por el calor y se encontraba con una camiseta manga corta roja a rayas, tan colorada como sus mejillas.
Yo, también algo acalorado, quité mi camisa de cuadros rojos y la dejé por ahí tirada, me senté junto a él mientras comía unas almendras que sacó de su mochila y le robé algunas sin apartar mis ojos de él.
De repente se me vino a la cabeza las palabras de YoonGi. Suave y lento... Suave y lento... Suave y lento...
Me fui repitiendo mientras me acercaba más a él y acercaba mi rostro a su cuello, casi rozando mis labios en su piel, él al parecer notó mi cercanía y se tensó, pero no se apartó, continuó sacando almendras del paquetito y metiéndolas en su boca. Posé una mano en su hombro y lo acaricié despacio, dejando descansar mi barbilla en el hombro contrario. Alargué mi mano y cogí otra almendra, la metí en mi boca y la mastiqué tranquilamente.
— Hyung.
— ¿Hmm? — Pareció dudar mirándome desde el reflejo del espejo, pensé que quizás soltaría algo con respecto a mi acercamiento, pero en cambio levantó el paquete y me ofreció más. — No, gracias, cómetelas tú. — Asintió y continuó comiendo.
Aproveché nuevamente su entretenimiento para respirar sobre su piel y posar un ligero beso que hizo poner sus pelos de puntas, un segundo beso provocó que encogiera sus hombros y tuviera que apartarme algunos segundos, pero volví a mi lugar, continuando mis delicados besos sobre su piel, él cerró sus ojos y arrugó con fuerza el paquete de almendras. Bajé mi mano izquierda de su hombro hasta su cintura y la acaricié suavemente.
Suave y lento, me volví a repetir.
Pero a pesar de que mis movimientos estuvieran siendo suaves y lentos, mi entrepierna no pensaba lo mismo, y su levantamiento no es fuera precisamente lento, y cuando se levanta, comienzo a desesperarme, y es eso lo que comenzaba a hacer; mis caricias y besos se volvieron más deseosos.
Metí mi mano bajo la camiseta de JungKook y acaricié toda su espalda, de arriba abajo, luego la llevé hasta sus abdominales y subí hasta uno de sus pezones. Mis labios seguían pegados a su cuello, lamiendo y succionando dejando cada marca peor que la anterior. Él seguía rígido como una estatua, intentando acallar sus jadeos con el paquete aún encerrado en su mano, pero más y más apretado, hasta que se partió por abajo y el sonido de las almendras cayendo me obligó a detenerme. Miré lo que había hecho y luego a él, con sus ojos fijos en el paquete.
Evité reírme y simplemente le quité lo que quedó del paquete de las manos y lo dejé tirado, me coloqué sobre mis rodillas y lo hice girar hacia mí, lo miré fijo a sus ojos y acaricié sus mejillas y borré la fina capa de sudor de su frente.
— Te compraré más almendras cuando salgamos. — Desvió su mirada a los frutos secos y luego volvió a la mía, no asintió ni dijo nada, así que lo tomé como una invitación a seguir.
Y continué.
Besé sus labios con desesperación, moviéndolos con experiencia y habilidad. JungKook intentaba seguirme e incluso no se quejó cuando abrí sus labios e introduje mi lengua en su cavidad. Su sabor a almendras era más que exquisito, su textura y saliva que se mezclaba con la mía era más de lo que siempre quise probar de él. ¡Dios, al fin había avanzando de las caricias leves y besos sobre los labios!
JungKook cayó hacia atrás cuando se cansó de sostener mi cuerpo encima del suyo, el cual iba devorando poco a poco pero nada despacio. Había echado a perder las palabras de mi amigo, aunque me sirvieron para comenzar.
— E-espera... — Dijo entre jadeos y bajo mis labios. — ¡Espera, he dicho! — Gritó separando mi rostro con sus manos. Me echó a un lado y atónito lo vi levantarse con algo de dificultad y torpeza, fue hasta su mochila y sacó algo que trajo tras su espalda.
— ¿Qué es eso, Kookie? — Relamí mis labios y eché hacia atrás mi pelo, luego extendí mi mano hacia él y algo dudoso y nervioso dejó sobre mi mano lo que trajo. Lo miré incrédulo, releyendo una y otra vez lo que ponía, pues no me lo creía.
— TaeHyung hyung me lo dio para... que no me doliera. — Dijo agachándose y quedando a mi altura.
— ¿Lu-lubricante? — Él asintió tímido. — ¿TaeHyung te dio lubricante? — Volvió a asentir, pero con mucha menos seguridad que la primera vez. — JungKook, ¿tenías esto planeado?
— B-bueno, un poco. Creo que es estúpido hacerte esperar más tiempo y... no sabía cómo crear la situación, así que hyung me ayudó con eso y con llevarse a HoSeok hyung para que no viniera. Pero..., al final ni yo lo he creado, sino tú. — Mordió su labio inferior sin dejar de mirar al suelo.
Reí, no pude evitar reír. JungKook me miró aún más rojo que antes e intentó arrebatarme el lubricante de las manos. — No, no te lo voy a devolver. — Negué aún con mi sonrisa en mis labios, me acerqué hasta quedar a escasos centímetros de su rostro y le susurré. — Lo pienso usar.
Antes de que respondiera, dejé el bote a un lado y empujé su cuerpo hasta que quedó totalmente tumbado, me subí a él y volví a besarlo y acariciarlo allí donde quise y deseé. Retiré su camiseta e hice lo mismo con la mía, cogí sus manos y le indiqué que me tocara como yo lo tocaba a él, quería que nos excitáramos, que se relajara y disfrutara esto como yo.
De un momento a otro me encontraba retirando nuestros pantalones, luego él se quejó por la dureza del suelo y me hizo ir por una colchoneta azul que usábamos para practicar movimientos difíciles y en el aire. La arrastré hasta él y se colocó sobre ella. Continué marcando su cuerpo con mis labios y manos hasta que me deshice de su bóxer y jadeó cuando rocé su miembro con mi mano.
— ¡Deja de mirarme tanto! — Exclamó harto de que lo observara en exceso y por largos segundos, pero, ¿cómo no hacerlo?, el maldito era perfecto, no había rincón de su cuerpo que fuera imperfecto, todo, absolutamente todo, era envidiable, pero no era envidia lo que sentía, al menos no yo, pero sí que sonreía para mí mismo pensando en la envidia de todas esas personas que jamás llegarán a probar o ver lo que yo tenía ante mis ojos.
Por supuesto que nadie más lo vería.
Me deshice de mi bóxer e hice fricción en nuestros miembros entre nuestros besos jadeantes y faltos de oxígenos. La excitación comenzaba a controlarme y sin aguantar un segundo más, me estiré para coger el lubricante y eché un poco en tres de mis dedos. JungKook tragó saliva y me miró horrorizado. Esto era lo que tanto temía.
— El lubricante es para que no te duela, recuerda a TaeHyung.
— Sí..., pero TaeHyung hyung me dijo que le dolió, que luego le costó caminar. — Me detuve con los dedos preparados y entre sus piernas.
— Prometo que seré mejor que HoSeok hyung. — Le guiñé un ojo y volví a lo mío. Tanteé su entrada con mi índice para relajarlo y lo metí lentamente bajo su quejido que duró hasta tener el dedo completamente dentro. Algo desesperado por la lentitud y angustiado por mi miembro palpitante por atención, introduje el segundo y tercero en menos de veinte segundos.
— ¡M-más despacio! — Lloriqueó agarrando los extremos de la colchoneta y siseé para calmarlo, pero sin detener mis dedos. Acaricié su miembro y saqué mis dedos para echar ahora lubricante en mi miembro, dejé el suyo y masturbé un poco el mío para prepararme a entrar. — Hyung, por favor, más despacio. — Dijo con un notorio puchero en sus labios.
— Sí, sí.
Presioné mi punta con su orificio y lo metí dentro dejando que se fuera abriendo camino por la dilatación de mis dedos. Llegué hasta el fondo y gemí, estaba apretado, podía sentir cada pared haciendo presión en toda mi extensión y sentí tocar el paraíso. Mordí mi labio con fuerza y me posicioné sobre sus labios para besarlo con fuerza y salvajismo, tirando de su labio inferior atrapado por mis dientes.
Comencé a moverme lentamente pero profundamente, llegando hasta lo más profundo y tocando su próstata, lo que le hacía sacar un jadeo más fuerte que el anterior. Aferró sus manos a mi espalda y hundió sus uñas en mi carne cada vez que una punzaba de dolor mezclado con placer llegaba.
Me aburrí de la posición y lo obligué a que se diera la vuelta. El pobre, como estaba hecho una gelatina, ni siquiera se quejaba o protestaba, hacía todo lo que le indicaba, como ahora, que lo tenía a cuatro y con el trasero esperando por ser nuevamente profanado.
Mis embestidas se tornaron más duras, mucho, mucho, más duras y JungKook convirtió sus gemidos en gritos, quizás era algo consiente de que estaba siendo algo duro para ser su primera vez, pero tenía tantas ganas de sentirlo que mis impulsos eran casi imposibles de detener, aún así, intenté ser lo más delicado posible..., dentro de lo que cabe.
Su cuerpo perdió fuerza y ahora estaba con sus puños apretados y su cabeza descansando en sus brazos, pero con el culo aún levantado. Salí de él cuando lo noté y lo giré para que quedara nuevamente boca arriba y tumbado; más cómodo. Entré nuevamente y continué con mis movimientos, ahora más rápidos, tocando, no, rozando el clímax deseado. Besé sus labios para calmarlo y masturbé su miembro al son de mis movimientos.
— Me vengo, K-Kookie. — Dije con mi cabeza echada hacia atrás, si JungKook me contestó con algún gesto, no lo vi, pero al notar su semen en mi mano supe que él estaba igual que yo. — ¡Joder! — Gemí fuerte y vacié todo dentro de él.
Cansado y jadeante, salí de él y vi como mi semen salía poco a poco, pero poco no era la cantidad. Sonreí satisfecho y limpié su orificio y mi mano con mi camiseta, luego volví a sus labios y lo besé.
— ¿Te gustó? — Pregunté aún con la respiración acelerada. Él me miró con la mirada perdida, levantó su mano como si ésta fuera de plomo y me pegó en el brazo, luego susurró un "idiota" sin fuerzas y cerró sus ojos para concentrarse en recuperarse.
Reí y dejé un beso en su frente antes de tirarme a su lado y abrazarlo.
[...]
Había pasado una hora desde que lo hicimos, limpié nuestro sudor y recogí la ropa esparcida. Mi camiseta estaba toda manchada, así que cogí una sudadera de recambio que tenía, JungKook se colocó su camiseta y lo que llevaba justo encima. Luego intentó levantarse, pero... le costó la misma vida. Tuve que ayudarlo a levantar, y cuando estuvo sobre sus dos piernas, su frente se arrugó, sus ojos se cerraron y su boca se abrió para dejar salir un fuerte quejido.
Sería un gran idiota si me riera, pero no pude evitarlo. Lo bueno es que JungKook no podía caminar y no llegaba a poder darme esos golpes que tanto deseaba. Con algo de dificultad lo ayudé a llegar al pequeño sofá que teníamos y se sentó entre quejidos y sollozos.
Me disculpé, pues al fin y al cabo fue mi culpa, debí ser más delicado, pero sinceramente no lo fui, y ahora me sentía culpable por su agudo dolor en el trasero. Aún así, aunque ya oscureció y fue la hora de irnos, no lo hicimos, nos quedamos allí por más tiempo, al menos hasta que Kookie pudiera dar un paso sin esperar cinco minutos para dar otro.
¿Y al final qué pasó?
Que ninguno se fue a casa y nos quedamos a dormir en la sala de ensayos.
Pero a dormir.
----------------------------------
Secso duro contra la colchoneta (?) xDDD Ayyyy, pobre Kookie, le dejaron el culo para reciclarlo, ya no vale (?)
Algunos/as ya se esperaban la narración xDD, pero quizás otros/as no jajaja. En fin, espero os haya gustado, joder, no pretendí que llegara a 3000 palabras, pero se hizo largo D:
Espero lo hayáis disfrutado y ahora subo más.
¡¡¡Celebremos que Kookie perdió la virginidad!!! ¡Yujuuu! (Jimin fue el primero en celebrarlo).
<3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro