Especial 6: Reconciliación
[TaeHyung]
— 22, 23..., oh, 24..., una más, una más... y... ¡25!
— ¿Ya estás con tus alienadas? —llegó Jimin en el momento menos indicado y, como no, estropeando mi arte hecho galletas—. ¡Hmm, galletas! —e hizo caer mi gran torre de galletas y la cual me costó prácticamente todo el tiempo de descanso de clases.
— Gracias. —dije con retintín y amontonándolas de nuevo para comenzar, aunque esta vez sólo podría ser de 24 pisos.
— ¿Aún nada?
— No sé de qué hablas.
— Claro que lo sabes.
— No, no lo sé.
— Tae... —me tiró un trozo de galleta y tuve que dejar mi construcción para mirarlo—. ¿Cuándo vais a dejar de ser tan críos? Él actuó como idiota, pero ahora lo estás haciendo tú.
— Gracias, me-jor a-mi-go. —Jimin rodó los ojos y echó a un lado el montón de galletas para que no volviera a ignorarlo.
— Lo digo por tu bien, parecéis idiotas.
— Mira quien llama idiota...
— Agh, vale, no me meteré más, pero te digo esto porque me importas. Tú decides qué hacer. —se levantó echando el asa de la mochila al hombro—. Sólo espero que por esa tontería no rompáis la relación tan bonita que tenéis.
— Cursi. —le saqué la lengua y terminó por marcharse con un bufido que habría oído hasta el último alumno de la universidad.
Pero a decir verdad..., me dio en qué pensar.
De un momento a otro miles de recuerdos se me vinieron a la cabeza olvidando mi alrededor y cualquier sonido que pudiera entrar por mis oídos. El hecho de perder a Hobi me horrorizó hasta tal punto que tuve tiempo para imaginar cómo sería mi vida sin él, sin su sonrisa, sin su energía, sin sus bromas, sin sus besos...
— Eh, chico. ¡Chico! —levanté la cabeza viendo a un hombre desconocido parado junto a mi mesa, por su ropa sólo podía ser un empleado de la cafetería, pero, ¿por qué me hablaría un empleado?—. Ha tocado el final del descanso...
— ¿Qué? —eché un rápido vistazo a mi entorno, encontrándome la cafetería completamente vacía—. ¡Oh, mierda! —comencé a recoger torpemente las galletas, aunque al final, al ver que las galletas comenzaban a caer al suelo y ponerlo todo perdido, el empleado se hizo cargo.
La clase se hizo bastante pesada a medida que los minutos se acumulaban y las manijas del reloj parecían ir más lentas. Era consciente de lo importante que era esa clase, pero las palabras de Jimin seguían calando más y más fondo de mi interior, llegando a sentirme mal físicamente.
Y no mentí cuando pedí permiso para ir al baño y aliviarme un poco con agua.
— Creo que me sentaron mal esas galletas... Espera, ¿comí alguna? —continué echando agua sobre mi cara mientras discutía conmigo mismo sobre el malestar de mi cuerpo, lo que me impidió darme cuenta del momento en que la puerta del baño se abrió y alguien entró, pero notando una extraña presencia detrás mío—. ¡¡AAH!!
— Tranquilo, Tae, no grites. —esa suavidad que tanto conocía quedó pegada sobre mis labios, dejé de gritar y quité su mano con lentitud sin despejar mis ojos de los suyos.
— Hob-..., HoSeok hyung. —una media sonrisa, aunque algo triste, adornó su hermoso rostro. Metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y se quedó mirando algún punto del suelo—. ¿Te haces pis?
— ¿Eh? —desvié los ojos a uno de los cubículos siendo evidente mi pregunta, ya que estábamos en un baño, para qué sino vendría a uno—. Ah, no, no vine por eso.
— ¿También te encuentras mal?
— ¿También? —me encogí de hombros y pronto se dio cuenta de mi rostro húmedo y parte de mi flequillo mojado—. ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué te ha pasado?! ¿Qué te duele? ¿Vamos a enfermería? ¡Tae, contéstame! —sí, debía contestarle pero su reacción me dejó anonadado en el lugar, sin pestañear o mover cualquier articulación, me había hecho tanta ilusión que se preocupara así por mí que me hizo sentir aún más idiota el hecho de que nuestra pelea llegara tan lejos— ¡¡Kim TaeHyung!!
— Hobi... —soltó un fuerte suspiro y se tranquilizó al momento, las manos que tenía sujetas a las mías, las apartó y me pregunté por qué lo hizo, me gustaba y echaba de menos su cálido tacto.
— Sí, lo entiendo, no me meteré. Ni siquiera quieres hablarme. —se dio media vuelta y caminó hasta la puerta del baño con la intención de marcharse, pero no, yo no quería que lo hiciera. Acorté esa poca distancia y me abracé a su espalda, agarrando de su cintura con fuerza.
— No te vayas.
¡A la mierda el enfado! Había aguantado demasiado tiempo así, demasiado sin estar con él, sin nuestros iluminados días; los cuales no los iluminaba ningún sol o cualquier estupidez de esas, sino nosotros mismos, éramos radiantes para el uno al otro, no necesitábamos nada, ni ayuda ni empujones, y sin embargo, lo estropeó un comentario fuera de lugar y un enfado del que no quise hablar.
— Lo siento. —lo oí decir y me quedé en silencio esperando por algo más—. En realidad no vine al baño por casualidad, alguien me chivó que estarías aquí y... no lo sé, quería hablar... de lo que ocurrió, o al menos que me escuches un poco. ¿Podrías hacerlo? —asentí con mi cabeza, pero no estuve muy seguro de si lo notó o no, ya que no podía verme, así que me aferré más a él como señal—. TaeHyung, no debí soltar aquel comentario en nuestra cena... Estuvo completamente fuera de lugar y no pensé que llegara a molestarte tanto. Fue en un mal tono y con unas palabras secas y, quizás, frías. Es verdad que antes de ti me gustaban las mujeres, e incluso ahora eso no ha cambiado, pero yo sólo te quiero a ti. No te cambiaría por ninguna mujer ni por un hombre, sólo tú haces revolotear las mariposas de mi estómago. —reí bajo y escondí mi rostro en su espalda—. ¿Me perdonas?
— Claro que sí, Hobi. Perdóname tú a mí por ser un poco terco e intentar darte celos con mi primo o... ignorarte. —Hobi agarró mis muñecas para así poder darse la vuelta y verme de frente.
— Perdonado. —sonreí y me abracé a él con tanto ímpetu como días acumulados por sentirlo de nuevo contra mí. Quizás no se imaginaba cuanto lo había echado de menos, pero quizás yo tampoco me imaginaba cuanto me había añorado él. Ambos fuimos idiotas, sin embargo, de idiota a idiota nos entendíamos y es por eso que tan sólo nos bastaba una mirada sincera para saber cuándo parar o conocer que hay detrás.
— Me siento muy idiota por no haberme parado a pensar con claridad lo tontos que estábamos siendo.
— Yo igual. —acarició mis mejillas con la yema de sus dedos y nos besamos.
Nos besamos por tan largo tiempo que el chirriante sonido anunciando el fin de la clase se nos cayó encima. Pronto los pasillos se llenaron de pasos y voces tanto de alumnos como de profesores y, aunque deberíamos haber salido e ir a nuestras respectivas clases, nos encerramos en unos de los cubículos para continuar lo que tanto hubimos acumulado.
Sólo podía pensar en sus besos, sus manos acariciando mi piel, en su calor corporal, su aroma, o como a medida que el descanso terminaba y los pasillos y baños volvían a quedarse vacíos, nuestros cuerpos pedían más. Tanto, que mi camisa poco tardó en estar completamente desabotonada y la suya tirada por el suelo. Quedé contra la puerta, dando en ésta un fuerte portazo, pero, ¿qué podríamos hacer? Tanto él como yo habíamos echado de menos esto, así que un fuerte ruido no nos iba a importar demasiado, además, todo el mundo estaba en clases.
HoSeok continuó besando, no sólo mis labios, sino toda zona de piel que se encontraba a su paso, incluso bajó por todo mi abdomen para saborear cada rincón de mi cuerpo. En poco comenzamos a desabrochar nuestros pantalones, él lo hacía con el mío y yo con el suyo, era como un juego para ver quién terminaba antes y hacer sufrir al otro. Las cosquillas por parte de mis dedos no se hicieron esperar, provocando así que su cuerpo se retorciera y me diera espacio para apoyarme en él y besar su cuello y lóbulo.
— Travieso. —susurró con una voz ronca y mis vellos se erizaron por tan excitante voz. Metí mi mano bajo su ropa interior y jugué de nuevo, aunque ésta vez, en vez de conseguir espacio, lo perdí. HoSeok me encerró aún más contra la puerta y la mano con la que masturbaba su miembro, también rozaba con el mío, estimulando de alguna forma a ambos—. Déjame que yo lo haga.
Dicho eso, sacó mi mano y continuó él la labor. Mis manos, inquietas por el placer, empezaron por estar sujetas en sus brazos, después de unos fuertes gemidos acabaron en su cintura, pero nuevos gemidos volvieron a escaparse de mis labios y mis manos, nuevamente inquietas, acabaron por sostenerse de la puerta, en la cual, sin querer, quité el seguro y en menos de que nuevos gemidos volvieran a salir, la puerta se abrió de imprevisto y ambos caímos al suelo.
— ¡¡Au!! —grité cuando impacté con mi espalda en el suelo y todo el peso de Hobi cayó sobre mi cuerpo—. ¡Hobi! —le reclamé intentado sobar el dolor de mi espalda, pero al mirarlo y no oír nada de él, me preocupó, y mucho más aún cuando su cabeza estaba levantada y miraba algo detrás nuestra. Seguí sus ojos y, tras girarme, lo vi..., o más bien, le vi.
— Espero no escuchar un: no es lo que parece porque no hay más evidencia que mis ojos, vuestra ropa y donde tenía la mano metida el señor Jung.
— Ups.
— ¿Es lo único que va a añadir, señor Kim? —sudando más que hace segundos atrás por la excitación, me encogí en el lugar e intenté salir debajo de Hobi. Él hizo lo mismo, sólo que simplemente levantándose y recogiendo rápidamente su camisa para ponérsela—. Los dos, al despacho del director ahora mismo.
— Sí, señor. —contestamos al unísono y, cabizbajos, fuimos sin rechistar.
[...]
Carcajadas y carcajadas no dejaban de resonar por todo el pasillo de la universidad mientras que Hobi y yo recogíamos nuestras cosas de nuestra taquilla. Jimin, a quien habíamos contado una parte pero otro alumno castigado terminó por contarle el resto, no dejó de carcajearse de nuestra desgracia y vergonzosa pillada en los baños.
— Ya veréis cuando lo cuente en el blog.
— ¡Ni se te ocurra!
— Tranquilo, no daré detalles. —volvió a reírse sin dejar de mirar un móvil.
— Eh, ¿qué haces?
— Nada, Tae, sólo veo la foto que me han mandado de vosotros dos.
— ¿Foto? —preguntó Hobi. Ambos nos acercamos a Jimin curiosos y vimos en su pantalla una foto nuestra dándonos la mano en la sala de profesores—. ¿Cómo has...? Vale, no hace falta. Fue tu compañero de clase, ¿no? El que estaba allí castigado. —Jimin asintió.
— ¿Qué clase de disculpas son esas, casi folláis en los baños pero luego os dais la mano?
— Fue para finiquitar nuestras disculpas. —dije algo molesto y cruzándome de brazos.
— También porque después del sermón del director y el castigo cualquier acercamiento nos aterraba.
— ¡Shh, Hobi! —otra, y última carcajada, salió por la boca de mi amigo, terminando por irse cuando vio a JungKook pasar a lo lejos.
Agradecí a JungKook por hacer acto de presencia inconscientemente y llevarse al demonio de Jimin.
— Tae. —dejé de mirar a lo lejos y me centré en Hobi nuevamente—. ¿Vienes esta tarde a mi casa?
— ¿Y acabamos lo que empezamos? —susurré cerca suyo.
— Por supuesto, precioso. —me dio un rápido beso y ambos miramos en todas direcciones por si algún par de ojos nos pilló.
Pero no, nadie lo hizo y después de almorzar acabé yendo a casa de mi Hobi, terminando lo que empezamos y comiendo esa tarta de golosinas que compró un día para mí y la cual rechacé.
¡Qué estúpidos fuimos!
------------------------------------
Sé que debí poner más bardo entre estos dos pero... ES QUE NO PUEDO, ¿VALE? Para mí el V-Hope es la couple más dulce y tierna que existe y hacerlos pelear me cuesta la vida xDDD Así que salió esta costa tan suave :,) tampoco diré que debí poner más drama porque seguro que a todas/os preferís algo así, más cute entre estos dos (o eso creo... no me peguéis xDD). Y bueno, ya sólo quedan dos especiales :3
Como siempre, gracias por leer y muchos besitos para todas/os. Nos vemos pronto con unas largas orejitas y unas medias jiji...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro