Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Especial 5: Nada ligero

[Jimin]

Más de media hora tarde según la hora acordada y si no fuera porque tuve que recurrir a una de mis técnicas más infalibles; actuar lindo, de seguro no me habría ganado ni un mísero beso. Pero al fin y al cabo funcionó, lo que me llega a preguntarme cuál es la razón de que me funcione siempre o casi siempre. Según mi teoría, o es porque no puede resistirse a mi encanto o porque le da vergüenza ajena.

Y sea cual sea la respuesta, tampoco es que me importara demasiado, funcionaba y es lo que importaba.

— ¿No me vas a dar otro? —hice morritos cerca suyo.

— Basta, me empalagas. —puso un par de dedos en mis labios para detenerme, pero aproveché esa acción para morderlos—. ¡Jimin! —reí besando sus deditos y, sin soltarlo, me lo llevé hasta su habitación.

— ¿Qué hacías mientras me esperabas?

— Ju-

— Jugar, ¿no? —rodó los ojos y se sentó en su silla frente al ordenador, reanudando la partida en la cual estaba metido—. ¿Vas ganando como siempre?

— No juego on-line.

— ¿Qué juego es?

— The Witcher III. ¡Es alucinante! ¿Habías visto unos gráficos así? ¡¿Y la historia?! Pff, es increíble. —hablaba y hablaba sin parar de lo impresionante que era el juego, pero lo que a mí más me impresionaba era él. Lo guapo que se veía con esa camiseta ancha y blanca, los pantalones deportivos y su pelo revuelto que lo más seguro es que ni lo haya peinado al levantarse en la mañana—. Hey, ¿me estás escuchando?

— Lo cierto es que no. —alzó una de sus cejas sorprendido por mi rápida y sincera respuesta.

— ¿Sabes qué podría ser aún más alucinante? —apoyé una de mis manos en el respaldo de la silla y la otra en una de sus piernas, apretando un poco mientras me acercaba a su rostro. Negó despacio sin apartar los ojos de mis labios y sin dar respuesta rocé los suyos observando como cerraba sus párpados—. ¿Verdad que fue más alucinante? —de repente abrió los ojos y al ver mi leve sonrisa de burla, arrugó el entrecejo y me empujó clavando su vista de nuevo en el juego.

— Puedes volverte a tu casa.

— No me moveré de aquí.

— Lo digo en serio, hoy no haré nada, sólo jugar. Puedes irte.

— He dicho que no me iré. —giró su cabeza hacia mí y acto seguido se levantó quedando a pocos centímetros de mi cara, haciendo resaltar esa diferencia de altura. ¡Vamos que intentaba intimidarme el muy idiota!—. ¿Qué haces? ¿Es esto un nuevo juego?

— Agh. Ya no quiero jugar. —se alejó cruzando sus brazos y mirando hacia otro lado.

— Genial, entonces ahora podemos jugar entre nosotros.

— ¿Eh? —sin tiempo a reaccionar, lo agarré por el cuello de la camiseta y lo besé. Sentí sus manos en mis brazos intentando alejarme pero a medida que mis labios hacían un trabajo excepcional y me habría paso en su cavidad, sus manos perdían fuerza y caían como peso muerto, dándome la victoria.

Lo conduje hasta la cama y, tras un pequeño tropiezo, quedó sentado en ella conmigo escalando su cuerpo sin dejar de besarnos. Subí una de mis manos hasta sus cabellos y tiré con un poco de fuerza hacia atrás para que dejara su cuello a mi total disposición, y por si fuera poco, hasta me gané un inesperado gemido salir de sus labios.

— Al final me creeré que te gusta que sea rudo.

— ¿Cuándo mencioné que me gustara?

— Podrías hacerlo ahora. —le sonreí pícaro y mordí su cuello dejando una marca rápida pero que seguramente se quitaría en un rato—. ¿Quieres probar algo nuevo?

— ¿A-a qué te refieres?

— No sé, algo nuevo que quieras probar.

— No, realmente.

— Oh, vamos, Kookie. —hice un puchero que no tardó en ocultar con su mano.

— ¡No! Y además, te dije que te fueras.

— Pueh meuda foma teneh de esharme. —dije como pude y reí bajo la palma de su mano.

— ¿Qué? —retiró su mano y aproveché para besarlo de nuevo, tirando todo mi cuerpo sobre el suyo—. ¡¡Aahh, Jimin, basta!!

— No me moveré hasta que me digas qué quieres hacer.

— Quiero que te vay-

— No me iré.

Ambos permanecimos en silencio mirándonos mutuamente y sin apenas pestañear, él con el ceño fruncido y yo, con una sonrisa de oreja a oreja, porque para qué mentir, disfrutaba de momentos así. A los minutos, como no decía nada ni dejaba de mirarme con esos ojos, decidí jugar un poco con mi rodilla frotando sobre su entrepierna. En un principio me ignoró, ocultando sus expresiones y descargando la excitación con cada trago de saliva, pero con un poco más de insistencia terminó por saltar.

— Lo que tú quieras, JungKook. —dije con la voz un poco ronca y muy cerca de su cuello, rozando la punta de mi nariz con su oreja.

— ¡Joder, basta! —gritó empujándome a un lado y levantándose para luego pegar su espalda contra la pared y mirarme desde esa posición—. ¿Por qué siempre tienes que salirte con la tuya?

— Porque eres demasiado tímido para que me digas lo que quieres y estoy seguro que te mueres por tener sexo. —resopló recorriendo su habitación con la mirada.

— Ven. —musitó. Con una gran sonrisa me levanté de la cama y caminé hasta quedar frente a él—. No hay lubricante. —susurró y no pude evitar soltar una carcajada cuando lo vi rojo hasta las orejas—. Jimin...

— Oh, no, tus pucheros quedan totalmente prohibidos para mí.

— ¿Por qué?

— Jeon JungKook, deja esos pucheros ahora mismo.

— ¿No te gusta? —pronunció aún más sus labios abultados.

— Eres un maldito, ¿lo sabías?

— Sí.

— Y aún más por tu bipolaridad.

— Lo sé.

— Y mucho, mucho más aún por no decirme el porqué.

— Me gusta hacerme el difícil. —sonrió mordiendo su labio inferior y clavando sus ojos en los míos—. Y porque llegaste tarde.

— Mocoso. —una pequeña risa quedo ahogada en mi boca, metí nuevamente mi lengua para reanudar lo que habíamos dejado a medias, aferré mis manos a sus caderas y lo pegué del todo a la pared—. ¿Contra la pared?

— Y en brazos. —dijo metido en la situación, pero a mí me sorprendió escucharlo decir algo así, por lo que lo busqué con la mirada y sólo obtuve como respuesta una inocente sonrisa.

¿Cómo negarme?

Mis manos pronto se deshicieron de su camiseta y las suyas de la mía, tanteé con mis dedos sus pezones mientras que JungKook gemía en mi boca y me alborotaba el pelo. Satisfecho con unos cuantos excitantes sonidos escapados por su garganta, bajé con facilidad su pantalón deportivo junto al bóxer, agarré toda su extensión y tuvo que detener los besos.

— Joder. —con una mano seguí acariciando su miembro viril y con la otra me abrí paso a su cuello, echando su mandíbula a un lado para tener más accedo donde morder y marcar. En poco, su cuello no quedó zona libre de marcas rojas, así que acabando mi labor ahí, quité mis pantalones junto el bóxer con su ayuda y agarré sus nalgas con fuerza. JungKook acariciaba nuestros miembros mientras yo comenzaba a adentrarme dentro de él sin ningún tipo de lubricante, tan sólo el cuidado y la paciencia para que su orificio quedara dilatado y, por supuesto, no le hiciera daño.

— Tú me avisas, cariño.

— Sólo un poco más. —asentí y continué enterrando mis dedos dentro de él. Aunque él me avisaría para saber cuando estaría listo, no era tan difícil notar el cambio en sus paredes internas, como éstas en un principio eran estrechas y más duras, en cambio, ahora mis dedos entraban y salían con más facilidad—. Listo.

— Bien, ¡aúpa! —exclamé con mis brazos extendidos. JungKook se quedó avergonzado mirándome sin saber muy bien si dejarse llevar o terminar por negarse—. Vamos, Kookie, no seas tímido.

— Está bien pero no te burles luego.

— Te recuerdo que esto fue tu idea. Si quieres podemos hacerlo normal.

— ¡No! —posicionó sus manos en mis hombros dispuesto a saltar.

— Me sorprendes, pero me encanta. —agarré sus piernas y lo levanté, él posicionó sus piernas alrededor de mis caderas y lo pegué a la pared para tener más soporte, porque tuve que admitir que el niño pesaba—. Uff.

— ¿Q-que, qué ocurre?

— Nada, lindo. —atrapé su boca en un ferviente beso y eso hizo que volviera a dejarse llevar. Bien posicionado, comencé a introducir mi miembro en su interior, poco a poco y aliviando su dolor con más dulces besos, pero aunque intenté ser lo más delicado posible, no se pudo evitar que le doliera, ya que, entre su peso y que no usamos lubricante, las embestidas eran más duras de lo normal.

Y aunque pensé que me pediría que me detuviera, no lo hizo.

Y gritó.

Y gimió.

Y se corrió entre mis brazos.

[...]

— ¿Y qué más te dijo?

— Que hablaría con él.

— Mmm, pues espero todo avance entre ellos. —JungKook se acurrucó en mi cuello y con una de sus brazos sobre mi pecho. Después de la dura sesión de demostración de amor, ambos quedamos exhaustos en la cama y comenzamos hablar sobre el tema de YoonGi y JiHo.

— ¿Puedo quedarme a dormir hoy?

— Mis padres llegarán en poco, así que no.

— ¿Y qué más da?

— Que se ponen pesados y me toca aguantarlos luego con sus interrogatorios policíacos.

— ¿Te ponen una lamparita de esas como en las pelis? —JungKook sacó su cabeza de mi cuello y se me quedó mirando con una de sus famosas caras de fastidiado—. Ya, ya, duerme.

— Jimin.

— ¿Hmm?

— Son las seis de la tarde.

— Pensé que colaría.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro