"Dos nuevos integrantes en la familia"
Yo creo que ya iba siendo hora de que las cosas avanzaran un poco más, y como mi novio no se veía por la labor de hacerlo sólo, tuve que darle un buen empujoncito.
Era domingo y qué mejor día que ir a almorzar a casa de tu novio con sus padres presentes. De hecho, me sentí afortunado de que sus padres estuviesen en casa, y seguramente os preguntaréis por qué. En otra ocasión hubiese preferido quedarme a solas con Cookie pero para poder avanzar en esta relación necesitaba a esos dos pilares importantes en su vida.
Mi objetivo era destapar del todo nuestra relación.
Oh, y no fui con las manos vacías.
Lo normal cuando te invitan a una casa es que lleves algo como cortesía, quizás algo de beber o comer, un postres, pero no, yo fui con algo peludo y con cuatro patas hasta su casa y cuando Cookie abrió la puerta para recibirme, se quedó hecho piedra bajo el umbral.
En un principio creía que era mío, así que como si nada, me lo arrebató de las manos y se lo llevó dentro, enseñándoselo a sus padres, los cuales no parecieron molestos con esa visita peluda. Así que me sentí un poco más relajado.
Pero cuando dije que no era para mí, tres mandíbulas cayeron en picado al suelo.
Cookie lo comprendió fácilmente y, entre gritos y palabras inentendibles, abrazaba al perro y luego me regalaba una de sus tiernas sonrisas de conejito.
Su padre fue el primero en negarse al animal, no dejaba de repetir la responsabilidad que conlleva cuidar a un perro, incluso buscó apoyo en su mujer, pero... lamentablemente para él la madre ya había caído ante la ternura del cachorro. Y aunque también le hizo recordar lo responsable que tendría que ser, aceptó, haciendo más feliz a mi Cookie.
Así que yo gané.
Cookie le había improvisado una cama con una mantita y le prometí que esta semana iríamos a comprarle todo lo que necesitara. Estaba, bueno y está, realmente feliz con el cachorro, ni siquiera quería separarse de él mientras comíamos pero su padre, después de llamarle la atención unas tropecientas veces, comió dejando al perro descansar.
Ahora que había cumplido con la primera parte de mi objetivo, tenía que dar paso al segundo y último objetivo.
Decirles que Cookie y yo éramos novios.
No sé si en mitad de la comida fue buena idea, ya que al padre se le escapó un trozo de zanahoria por la boca, pero para mí fue el mejor ya que estaban todos reunidos en un mismo lugar.
Su madre no fue afectada, pues dijo que estaba demasiado claro (y por no decir que a mí ya me dijo que lo sabía), pero a su padre sí que le tomó por sorpresa.
Agradecí que su madre se metiera y diera su opinión así como su apoyo, eso hizo que el padre se calmara y aceptara igual, aunque aún en estado de shock.
Antes de irme, ya en la tarde, también estuve molestando a Cookie con el tema de cuidar bien del cachorro.
¿Ahora podría decirse que soy parte de su familia?
Supongo que sí, tanto el cachorro como yo.
Anónimo1013.
30/04/2017
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