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HOGAR, DULCE, INFIERNO: Una perspectiva sobre la película La Casa (2022)

La primera definición que se halla en un diccionario sobre la palabra casa es que es una «construcción cubierta destinada a ser habitada». Por supuesto, nadie necesita un diccionario para dar con dicha palabra. Todos tienen un significado propio y colectivo, algunos le dan un valor mucho más profundo, pero al leer su significado instituido me causa algo de perturbación; ya que ¿quién o qué esta destinado a habitar esas cuatro paredes?

El hombre y otras especies han tenido a la casa como un refugio contra todo lo que hay en el exterior, principalmente para resguardarlo de los peligros que, innegablemente, yacen más en la oscuridad de la noche que la luz del día. Con el tiempo lo hemos moldeado a la manera que pudiera abastecer la comodidad, la dignidad y la memoria en forma de nostalgia. Sin duda, no hay nada malo en la casa, ¿o sí?

Incluso en interior hay males y temores que infunden miedo o desesperación. Tales energías que pueden llegar a impregnarse en las paredes hasta dejar huellas indelebles, como esa mancha de sangre en la biblioteca de Canterville Chase, o la presencia del malévolo Peter Quint en Bly Manor. Pero ¿cómo sería el caso de una casa que fuera perturbadora e inquietante desde sus cimientos?

A sus horas de estreno, la película de La Casa ha causado en mi la inquietud en lo que es cotidiano para mí. Bajo en trabajo cuatro directores para tres proyectos encapsulados en un solo metraje, esta historia no solo se considera parte del terror contemporáneo, ha creado una atmosfera que es poco vista para los cinéfilos y los filósofos del género, bajo una estética que tanto magnifica como inquietante.

Aquí expondré mi visión sobre este metraje y de lo que me hace pensar respecto a las historias que presenta, su estructura y la intención de transmitir (posiblemente) un mensaje subjetivo.

I. Y se teje una mentira que se oye en el interior

Shirley Jackson escribió La Maldición de Hill House introduciendo la idea de que una casa se asemeja a una especie viviente, que «ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta» (1959). Describe también la oscuridad que puede albergar con el paso del tiempo (elemento fundamental en el transcurso de las historias para la película). Pero recordemos que todo tiene un inicio, y aunque el origen siempre no brinda la explicación de todo, ésta es aún más confusa que su final.

Esta es la historia del arribo, la típica trama de una familia que intenta empezar de nuevo mudándose a la casa de sus sueños, olvidando el turbio pasado que quieren dejar atrás. El dilema de esta historia es interesante: la posición social y la aceptación por la sociedad aristocrática que repudia la vida sencilla del campo en la época victoriana.

Ante la desesperación por ser bien recibidos por esta fría burguesía (de la misma sangre, desgraciadamente), el padre de familia recibe la ayuda en forma de milagro, milagro que conlleva un acuerdo con el misterioso señor Van Schoonbeek.

Aquí nos enfrentamos al ejemplo de Fausto y Mefistófeles. Donde todo puede ser entregado a cambio de una paga cuestionable: el alma misma. La familia acepta esta nueva vida de noble señor dejando atrás la vida que tuvieron. Todo lo que pudieran tener, incluso más. Los padres quedan inmediatamente encantados por la casa, pero salvo por sus dos hijas (Mabel e Isabelle), quienes indagan lo que yace en los huesos del hogar (literalmente entre las paredes y pisos de la casa que misteriosamente cambian de lugar), los extraños constructores, las constantes ampliaciones, el cansancio de tenerlo todo.

Es cuando se nos revela la escalofriante verdad, que es la de ser parte de la casa. La ominosa metamorfosis que degenera la mente de los padres termina por cumplirse, y el señor Van Schoombeek ríe demostrando el logro de su objetivo.

Ante toda esa verdad, solo las niñas logran escapar del voraz incendio de la casa (que no logra acabar con todo, en realidad), creyendo que sería el fin de sus temores.

La historia es simple, pero no significa que no asuste. Como la casita de chocolate del cuento de Hanzel y Gretel (un cuento para niños, a fin de cuentas, pero en cierto sentido asusta), en su interior no es más que el horripilante destino de estar atrapado para siempre.

Todo fue un engaño de la mente maestra, una gran mentira. Pero las mentiras también yacían en la mente del padre de familia, creyéndose ser alguien más de lo que ya es, fingiendo ser mejor que su antecesor. Todo empieza desde el interior, en nuestros corazones y sentimientos reprimidos que, al liberarse, solo destrozan el lazo familiar original y puro.

II. Entonces se pierde la verdad que no puede ganarse

La segunda historia ha sido, para mí, una de las más perturbadoras. No por la estética que el stop-motion proporciona, aunque hizo un gran trabajo al plasmarlo, sino que retrata el mundo invisible que compartimos en nuestros propios hogares.

Nos adentramos a la época actual. La casa ahora no está sola. La acompaña una seguidilla de edificios adosados que componen el tejido del típico vecindario inglés. Aquí nos muestra a un agente inmobiliario, en la apariencia de un ratón antropomórfico, que trata con fervor hacer de la casa un lugar presentable para luego venderla. Dentro de sus actividades por darle vida nuevamente al recinto, se enfrenta a un problema minúsculo que irá creciendo de la manera más inverosímil.

Conforme va arreglando las complicaciones que una enorme casa conlleva, se siente consolado por las llamadas que él realiza a quien considera su «cariño», una fuente de confianza y esperanza. A pocos días del estreno, se ve combatiendo a una plaga de insectos conocidos como "escarabajos de alfombra" que solo pueden percibirse por una forma redonda y otra alargada.

Es indiscutible que el intento por erradicar a esta plaga es parte la supervivencia de todo ser vivo, pero en el caso de un ser humano (arropado por la apariencia de un roedor) razonamos a estas plagas como seres repugnantes e invasores, que solo trastornan lo que es perfecto y divino.

Se dice que los escarabajos de alfombra abundan en los hogares y otros edificios donde exista la posibilidad de tener suministros para subsistir en el medio oculto; en el espacio que les da vida en las sombras. «Son plagas importantes en alfombras de lana y tapetes. Además de la lana, los escarabajos de alfombras se pueden alimentar de seda, pelo, plumas y pieles [...] No comen materiales artificiales, pero se han encontrado tanto en artículos de fibras artificiales como de fibras naturales» (NPIC, 2021)

Con la exposición de la casa, esta queda expuesta ante los descuidos de los extraños que esperan ver si esta para sus estándares, cosa que vemos como algo irrelevante acompañado de los fallidos intentos del agente inmobiliarios por llamar su atención. Y ante la creencia de que todo estaba perdido, una pareja de roedores (con una estética anatómica fuera de lugar y muy familiar al mismo tiempo) está interesada en la casa.

Estos compradores tienen una inusual manera de conocer la casa, haciendo caso omiso a la suciedad causada por el resto de los compradores potenciales que ya se han ido. De la nada, empiezan a dormir en ella y bañarse el primer día sin haber realizado el trámite que estamos acostumbrados a hacer para cerrar un trato.

En cuanto a nuestro protagonista, en su dura batalla por las alimañas, recibe una epifanía musical de que sus «compradores» no son realmente lo que son.

Esta atmosfera clara pero agobiante, retrata un conflicto que es para nosotros breve y fácil de tratar. La metamorfosis kafkiana a la inversa de las plagas a clientes interesados por la casa que ya vivían desde hace mucho, además de los miles de vecinos que compartían dicho espacio cerrado entre el piso y el techo del sótano.

Revelándonos que su contacto no era más que su dentista siendo acosado por él, el agente inmobiliario se enfrenta a estos monstruos camuflados y termina fracasando en el intento. Aún así, ellos lo reciben como uno más de la familia, viviendo un pandemónium de híbridos de ratón-escarabajo trepando las paredes, comiendo los restos de la casa y durmiendo en su propia porquería.

Aquí nos muestra la idea de la invasión a la privacidad. Por más que nos sintamos en soledad, seres minúsculos se alimentan dentro de nuestros muros, también resguardándose del peligro exterior.

III. Vuelve a escuchar y busca el sol

Llegamos a un mundo desconocido para nosotros: el futuro. En un mundo postapocalíptico donde el agua alcanzó los continentes y solo sobreviven los techos de los edificios más altos. La casa sigue en pie, aunque vieja y moribunda. Es cuando la misión de Rosa (la protagonista final) se pone en marcha.

Esta gata (también antropomórfica) trata de mantener en pie lo que queda de esta casa manteniendo a dos inquilinos (Jen y Elías) que pagan la renta en forma de pescado y rocas sanadoras. La casa, a su vez, impide cualquier acto de restauración como si quisiese morir en el naufragio de este mundo.

La relación de Rosa con sus inquilinos no va muy bien, especialmente con Elías, con quien se ensaña más por su falta de cooperación. Un detalle que agregar, es que todos se quejan de que el agua sale turbia y viscosa.

La llegada de este gurú a sus vidas (Cosmos) alegra a sus inquilinos, pero Rosa cree que solo es un estorbo, pero no se ira hasta que la niebla baje.

Los conflictos siguen y Rosa piensa que es mejor estar sola que acompañada, lo que ocasiona que Elías se vaya de la casa. La niebla y la marea suben, haciendo que la esperanza se desvanezca. Todo intento por salvar la casa es en vano. Rosa se siente vencida.

Es en ese entonces que Jen le muestra una revelación más a través de la bruma, haciéndola entender que estar estacada al pasado y obsesionada por revivir su antigua gloria solo la separó de lo que más importa: el futuro que es incierto pero que puede escribir si esta dispuesta a dejar ir.

Rosa se queda sola mientras los demás se va en sus botes, incitándola a acompáñalos. Todo este tiempo le dieron las herramientas no solo para partir, sino para renovar los antiguos y hacer de esta algo novedoso. La casa deja sus oscuros cimientos y se transforma en bote, y Rosa parte con los demás hacia lo desconocido.

Esta historia habla de la nostalgia que no se quiere perder, por lo que nos anclamos firmemente a un peso muerto cegándonos con una bruma de negación y ensuciando las aguas que representan la amistad. Aprendemos del pasado para hacer un mejor futuro, por desconocido que sea. El pasado es el mapa, el presente el navío que manejamos, y el futuro es el curso que se navegará.

Conclusión

La casa en si es mala, mala porque fue creada para lastimar, darles esperanzas donde no las hay y hundir los sueños de sus inquilinos.

Hay una conexión de las tres historias además de ser ambientadas en la misma estructura.

La primera es una cuestión numérica, el «3» representa la estructura fundamental de una historia (inicio, desarrollo, final), «3» es la cuenta ascendente para armarte de valor y saltar al vació; es también el número que compone el tiempo: pasado presente y futuro. El pasado significa aprendizaje, nos enseña los errores que se cometieron en el pasado a manos de hombres oportunistas que se aprovechan del dolor de las personas por no ser quienes son; el presente es una batalla campal, un conflicto en el que esperas ganar sin darte cuenta de los errores que sigues cometiendo, de temores infundados por la mala interpretación del pasado; por último, el futuro no es más que niebla, un espacio sereno que tarde o temprano llegaremos a él para verlo nacer.

He encontrado muchas referencias de cómo interpretar esta película, pero una que engloba las tres historias es la del parecido que tiene con una de las obras más importante de a historia del ser humano. La Divina Comedia de Dante Alighieri es la lírica de tres mundos, estos mundos se asocian a cada historia de acuerdo al orden en que aparecieron: empezando con el Infierno, vemos el nacimiento de la casa y la formación de sus interiores por trabajadores que parecen estar sufriendo con cada ampliación, incluso el señor Thomas (el falso guía del señor Van Schoombeek) es víctima de este encierro a manos del Diablo arquitecto. Mabel es Dante quien rescata a su hermana cual Beatriz, dejando esta historia al nivel inferior.

Empezamos a subir, y el Purgatorio, el Dante convertido en el agente inmobiliario se ve enfrentado a las tribulaciones terrenales que se intensifican, poniéndolo como un ser penitente en busca de paz ante los dilemas de la vida (el banco, las llamadas telefónicas y la limpieza a fondo).

Terminamos con el Paraíso, y el papel de Dante los toma Rosa, desorientada porque la casa ha podido con ella para que repita los mismos errores del pasado. Es entonces que Cosmos se revela ante ellos como una especie de ángel (o santo) que los guía a ir más allá. Rosa es separada por la vertiente que lo mantiene alejado de Elías (Beatriz), y al ver el trabajo artístico de éste, ya todo parece cobrar sentido.

Se permitió que la casa lastimara, hasta que finalmente logro ser vencida. Fue domada por la verdad y es llevada a muchos mundos listos por conocer.

Este film es una buena interpretación sobre la cotidianeidad dentro de un hogar. A veces no nos damos cuenta lo aterrador que puede ser, que incluso le tengamos miedo a nuestro propio refugio.

La Casa ya es parte de la categoría ominosa en su perfecto esplendor, la sucesora de muchos films de stop-motion como Coraline, El Extraño Mundo de Jack, entre muchos más. Una historia que nos presenta el miedo en el entorno más seguro de todos.

Referencias

Jackson, S. (1959). La Maldición de Hill House (Óscar Palmer Yáñez, trad.).

NPIC. (2021, 10 de marzo, act.). Escarabajos de alfombras Npic.orst.edu

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