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▪︎Don Quijote▪︎

Jungkook:

Suelto una maldición dejándome caer en un banco del vestidor de nuestro equipo. Mi mejor amigo alza una ceja poniéndose una camiseta por sobre su cabeza y vuelve a mirarme.

Sé lo que significa su mirada, es acusatoria y para nada amistosa. El tan correcto como siempre.

— ¿Y? — se sienta a mi lado sacudiendo su cabello húmedo, y sé que lo hace solo para joder porque las gotas de agua me caen encima.

— ¿Y qué? — bufo alejándolo de mí.

— No llegaste al entrenamiento, no te diré cómo estaba el entrenador porque eso ya lo debes saber muy bien.

Vuelvo a maldecir en voz baja mordiendo mi labio inferior. Sé que debía estar entrenando a primera hora del día hoy, pero ocurrió algo — que no me arrepiento en absoluto — y no pude llegar a tiempo. Dentro de dos meses vendrán técnicos de grandes clubes para observar nuestro desenvolvimiento en el campo. De nuestro juego depende que alguno quede fichado para un equipo profesional. Es mi maldito momento para poder brillar y darle una cachetada sin manos a mi señor padre. Y no, no puedo seguir saltándome los entrenamientos, de ello depende mi futuro.

Los ojos oscuros de Christopher siguen sobre mí cuando vuelvo a enfocarme en él. Sonrío en grande preparándome mentalmente para contarle lo que sucedió anoche y quitarle la mala cara que tiene.

— Tío, no sonrías así. Pareces un puto loco — hace una mueca.

— Chris, anoche fue una locura. No puedo quitarme a esa chica de la cabeza.

— ¡Joder, cierto! Ya eres un hombre comprometido.

Es mi turno de mirarle de mala gana. Cuando dije chica no me refería a mi "prometida". Pensar en ese hecho solo me hace tener jaqueca y querer vomitar hasta perder el conocimiento. Esa es la parte oscura de mi vida que no quiero admitir que existe aún.

Una pelinegra de ojos miel es lo que tengo en mi cabeza, en como pude tocarla y hacerla gemir hasta el amanecer. Ella es la única chica con la que he querido alguna vez tener algo serio.

— Jungkook.. - el castaño chasquea los dedos frente a mí devolviéndome a la realidad — ¿Entonces te gustó tu prometida?

— ¡Claro que no!

— Entonces ¿por qué la cara de idiota enamorado?

— Es por otra chica.

El vuelve a alzar una ceja cruzándose de brazos.

— Espera deja ver si entendí. Anoche te comprometiste, pero pasaste la noche con otra chica que no es tu prometida.

Dicho así parece un trabalenguas, pero es así.

— Sí.

— Esto no me gusta nada — niega él en desacuerdo — Pobre de mi cuñada.

— Escucha, tu cuñada como dices, no me agrada en absoluto, ni siquiera puedo mirarla sin tener deseos de suicidarme.

— ¿Tan fea es?

Hago una mueca sopesando su pregunta. En realidad, Aisha es todo menos fea, es linda, me atrevo a decir que muy linda. Con el cabello color caramelo y ojos verdes como las hojas de parra, pero no es mi tipo, no me gusta. Y eso de que nos tengamos que casar me hace detestarla.

Anoche su rostro parecía brillar de felicidad, en ningún momento borró su sonrisa y aunque no podía verme juro que sabía perfectamente que tenía una mueca de disgusto pintada por todo ese teatro. Cosa que al parecer no le afectó en absoluto. Que chica tan rara.

¿Qué persona con cerebro en el siglo XXI quiere casarse a la fuerza? Por supuesto, yo no.

¿Habrá algo que me estén ocultando? Porque no entiendo su euforia por casarse tan joven. O es que al ser ciega, debe ser su oportunidad.

¡Maldición! ¿Por qué yo?

Porque tu padre te ama mucho.

Maldito seas Jeon Jonghyun.

Las voces de los otros chicos del equipo me hacen levantarme, caminando hacia la puerta del vestidor junto a mi mejor amigo. Los silbidos se escuchan junto a risitas divertidas y uno que otro piropo han soltado.

¿Qué cojones?

— Joder. ¿Quién es esa chica? — suspira Chris tapándome la vista de lo que sea que están observando ésta banda de gorilas.

Tengo que empujar a unos cuantos para poder ver lo que pasa. Siento el alma escaparse de mi cuerpo.

— ¡Mierda!

— ¿La conoces? — susurra mi amigo detrás de mí.

¿Qué si la conozco?

— ¡Me cago en todos sus muertos! — musito hastiado.

— ¡Chicos, le pedí a la vida cosas buenas y me la mandó a ella! — exclama Yeonjun uno de los defensa del equipo haciéndome rodar los ojos.

— ¡Princesa, quisiera morir ahora mismo si así caigo en tus brazos de ángel! — le segunda un mediocampista, Taeyong.

Si supieran que ella no puede ver lo horrorosos que son, no estarían halagándola tanto.

Ahora mismo parece un corderito que darán en sacrificio, derecho al matadero. Su rostro angelical todo sonrojado está haciendo babear a éstos idiotas y ese vestidito que lleva puesto no ayuda mucho en su papel de ofrenda. ¿Dónde quedaron sus ropajes largos y el velo en su cabeza?

Entrecierro los ojos tomando una respiración profunda, alentándome mentalmente en sacarla cuánto antes de aquí antes de que me de un infarto de puro coraje. ¿Cómo llegó a la universidad?

A pasos agigantados llego a su lado tomándola del brazo dándole un tirón hacia mí. Su rostro de puro espanto me da el frente y sus ojos verdes me observan, bueno en realidad no ven nada, pero es como si pudiese hacerlo.

— ¿Qué cojones haces aquí? — siseo con la mandíbula tensa.

— ¿Jungkook? — pregunta con una sonrisa.

No, el mismísimo Michael Jackson.

—¿Qué haces aquí? — vuelvo a inquirir.

Los demás han enmudecido observando la escena. Mi vida hasta parece una telenovela.

— Yo...

Noto que traga en seco y sus pupilas se han dilatado. La he puesto nerviosa. La zarandeo queriendo que me responda.

El karma debe ser una perra.

Tan feliz que había despertado hoy y ésta viniendo a amargarme la existencia.

— Eh, Kook. Suéltala — Christopher pone una mano sobre la mía donde tengo el agarre en el brazo de la chica.

Frunzo el ceño apartándolo de mi. Lo menos que necesito es que mi mejor amigo venga a darme una clasesita de moral. Aveces me pregunto cómo nosotros siendo tan diferentes podemos tener una amistad.

El señorito correcto en ocasiones — como ésta — me hace rabiar.

— No te metas en ésto, Chris — le digo con seriedad.

— Hombre, no puedes tratar así a una chica y querer que no la defienda — niega igual de serio — ¡Aparta!

¡Diablos!

Christopher Bang me sacará canas verdes.

De mala gana la dejo ir, no es hasta que Chris atrapa a Aisha en sus brazos que no me doy cuenta que se ha pegado en la cabeza contra la pared del pasillo. Chasqueo la lengua. Esto me está volviendo loco.

— ¡Quítense del medio, mamarrachos!

Lo que me faltaba, la cereza del pastel. Suelto un resoplido al fijarme en mi hermana apartando a mis compañeros para llegar a su amiga.

¡Esa tonta!

No sé por qué no se me había pasado por la cabeza que ella era la mente maestra en todo ésto de traer a mi "prometida" hasta aquí.

— ¿¡Qué pasó!? — su chillido me hace blanquear los ojos - ¡Jeon Jungkook!

El rugido de Yeji me hace suspirar. Ahí viene con su artillería pesada. Cuando me encara me da un manotazo en el pecho que me deja confuso por un momento. No puede ser que ahora se ponga de parte de esa chiquilla.

La traición hermano.

— ¿Por qué la tratas así?

— Ni siquiera sabes lo que pasó — le respondo.

— No, es que sí lo sé. Con solo verte ya me quedó claro.

— Ella no tiene que estar aquí. ¿Por qué la trajiste?

A éstas alturas los chismosos de mis compañeros, ya deben haber comprado palomitas para mirar todo el show de manera más entretenida.

— ¡Es tu jodida prometida!

— ¿Es tu prometida? — ese es Christopher haciendo acto de presencia nuevamente, nuestro querido Don Quijote.

Y él no es el único que ha abierto la boca por el impacto de la noticia. Los demás parecen haber visto un fantasma, hasta que Yeonjun vuelve a abrir su bocota para dar su aporte del día.

— Te has sacado la lotería, hyun.

— Es ciega — acuso exasperado.

Chris gira su cabeza a lo exorcista en mi dirección, como si lo que acabo de decir haya sido la peor blasfemia de la historia.

— ¿Eso es lo único que puedes decir? — acusa malhumorado.

La chica que no se ha separado de sus brazos baja la cabeza y creo haber visto un vestigio de lágrimas en sus invidentes ojos oliva.

¡Ah, no! Ahora también es sentimental.

— Hace un momento eras tú el que me preguntaba si era fea.

— Porque tu... — suspira cerrando los ojos un momento — Olvídalo, no tienes remedio.

— Vámonos de aquí, Aisha — dice mi hermana caminando en su dirección.

— Yo las acompaño — le dice Chris sin soltar a la marroquí — Tú y yo tenemos una conversación pendiente — me dice al pasar por mi lado.

Hay gente que te gustaría haber conocido en otro momento. Nunca por ejemplo. Eso me pasa con Aisha.

¿Y con Yeji? Si sabe cómo soy ¿para qué hace cosas que me encabronan?

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