Otra tarde indiferente para Goo Semi, quien se encontraba sentada observando su almuerzo en la cafetería de la escuela. Había perdido hasta el apetito debido a las charlatanas de sus amigas, pero no podía incluirse en una conversación de populares cuando ella ni siquiera lo era. Se sentía totalmente excluida, y a veces se pregunta qué vieron en ella Rosé, Lisa y Jennie; las tres chicas más codiciadas de la institución. La noticia de última hora eran sus cambios de look; Jennie había teñido su cabello con un color castaño, Rosé se había vuelto rubia y Lisa completamente de negro; corto hasta sus hombros.

Ellas reían animadamente y observaban atentamente a cada chico con buenas cualidades que apareciera; porque esa es la otra parte de la historia, allí quien carecía de dinero no podía respirar su mismo aire. La superficialidad reinaba en aquel instituto, nada que ver con la personalidad de Semi; quien tenía una buena condición económica, pero no actuaba como lo ordinario.

—Semi— fue llamada por Jennie, inmediatamente regresó a la realidad.

—¿Sí?

—Te acaba de preguntar Lisa qué piensas sobre Lee Minho— lo señala con su mirada y una sonrisa pequeña apareció en su rostro.

Dirigió la mirada hacia el mencionado, quien prestaba atención a sus amistades, y a uno en especial.

Semi sonríe, conociendo esos gestos y forma de mirar, ese nerviosismo e inquietud que sólo puede indicar una cosa.

—Él está interesado en Jisung— afirma. Todas sus amigas abren los ojos más de la cuenta, impactadas por la noticia.

—¡¿Qué?!

—Como oyen, él es homosexual. Ustedes son muy observadoras ¿Cómo no se han dado cuenta antes?

—Voy a llorar— lloriquea, apoyando su cabeza en el hombro de Jennie, quien soba su espalda a modo de consuelo, pero mantiene una expresión incrédula por su drama.

—Dramática— susurra Semi— hay más chicos guapos en la escuela, Lisa.

—Como aquel bombón que se aproxima— señala la rubia, mientras una sonrisa pícara aparece en sus labios.

Todas dirigen sus miradas hacia la entrada, dejando ver al equipo de baloncesto del instituto. Muchos suspiros se escucharon por parte de todas las chicas de la cafetería, y es que los más codiciados eran los deportistas.

—¡Ay, Jeon Jungkook!— observa detalladamente Lisa— mi hombre.

—Es hermoso ¿verdad?— suspira Rosé.

—Lo es, pero yo soy fiel a mi hombre— afirma Jennie.

—Yoongi no está nada mal, pero..—se acerca más a ella— mira a Jungkook, amiga, eso es un dios griego.

—Verdaderamente lo es— la observa sintiendo pena por su situación sentimental— suerte con conseguir lo que quieres.

—¿A cuál de las dos les gusta Jungkook?— indaga Semi.

—A mí— responden al unísono para luego observarse asqueadas.

—No se fijará en tí, lo sabes ¿no?— niega Rosé.

—¿Qué harás si te me adelanto?— reta la pelinegra.

—Te arrepentirás de ser mi amiga— amenaza la rubia.

Con una sonrisa, se levanta inocentemente de su asiento y camina hacia Jungkook, fingiendo no sentirse atraída por él internamente. Mantuvieron una conversación corta, mientras que Rosé sintió tanto enojo que quiso retirarse de la cafetería. Jennie la detuvo.

—No seas ridícula, Park. Mantente en tu lugar y no te enojes con Lisa sólo por un chico cuando hay millones más, ¿vale?

Observa a Semi, comprobando su opinión y esta asiente, dándole la razón a Jennie.

—Vale— baja la mirada.

—Mira, ¿sabes quién es más guapo que Jeon Jungkook?— anima la castaña.

—¿Quién?

Alza su mirada viendo a su amiga, quien señala la puerta, dejando ver al más popular de la institución.

—Kim Taehyung— indica.

Rosé suspira tristemente.

—Eso es imposible, tiene sus ojos puestos en Kim Jisoo— recuerda.

—Es obvio, es su novia— aclara Semi.

—Honestamente, no sé qué vió en ella. Mírala, no es digna, no es adecuada para él. Yo soy más bonita y tengo más encantos, eso es lo que busca un popular.

—Quizás él no se fija en eso, Ross— intervino la menos popular— quizás su enamoramiento venga de su personalidad y no de su físico— observa a la mencionada, quien entra detrás de su novio— además, Jisoo es muy bonita.

—Yo lo soy más.

—Ay, Semi, deja a Rosé fantasear sola, se cierra cuando debería entrar en razón. Sólo te queda mirar para otro lado, amiga— observa hacia la entrada y sonríe como boba— ahí está Yoongi, nos vemos luego— indica Jennie y va con él.

—Y aquí estamos, tiradas como basura— se queja la rubia mientras que la contraria rueda los ojos.

Ven a Lisa acercarse felizmente y una mirada fulminante cae sobre ella.

—¿Todo bien, Liz?— indaga Semi.

—¿Una posible cita con Jeon Jungkook está bien?

La rubia sintiéndose ofendida y traicionada se levantó de su asiento y salió desprendiendo humo por el enojo de la cafetería.

—¿Se enojó?— cuestiona la pelinegra inocentemente.

—Obvio que sí— suspira— no le hagas caso, sólo vámonos.

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Semi sabía que todo era puro drama por parte de sus amistades. Al final resolverían nuevamente las cosas porque por hombres no se pelea.

—¡Semi!— chilla la rubia emocionada, asustando a la pobre chica.

—No grites, Rosé, aturdes, ¿qué pasa?

—¡Hay un chico nuevo en la institución que si lo ves te mueres!

—No quiero morir aún— bromea— seguro no debe ser la gran cosa.

—No lo sabes porque nunca estás al tanto de nada, deberías salir y socializar, señorita— toma su mano y la arrastra hacia el patio, donde se encontraba ese chico nuevo, sentado tranquilamente, escuchando música. Semi se sorprendió con lo que vió, pues se dió cuenta que su amiga no exageraba; se veía demasiado bien.

—¿Cómo se llama?

—No lo sé aún, mientras tanto es el chico nuevo con muy buen aspecto.

El timbre interrumpe su conversación y Semi se apura en irse.

—¿Por qué tan apurada?

—Voy a salir con mi madre, debe estar esperándome fuera— indica.

—Vale, me iré con Jennie.

—Adiós.

Semi se dirige hacia la salida, y visualiza rápidamente el auto de su madre. Camina hacia este y abre la puerta, sentándose en el asiento de copiloto.

—Mi niña, ¿cómo te fue hoy?— saluda alegremente su madre, con su característico buen humor.

—Todo bien, mamá, aunque no pasó nada fuera de lo normal— responde con un tono tranquilo.

—Venga, vámonos que vamos algo tarde— indica y arranca.

—¿Esas terapias son necesarias?

—Semi, ya hablamos de esto, sin las terapias no te sentirás mejor.

—Yo estoy bien— se encoge de hombros.

—Todos estamos bien, hasta que nos pilla un médico y nos hace entender que no es así— sigue manejando tranquilamente, observando a todo lados, como siempre hacía.

La menor suspira pesadamente y regresa su mirada hacia el frente, viendo cómo se aproxima a toda velocidad un vehículo a ellas.

—¡¡Mamá cuidado!!— intenta girar el volante pero reaccionó demasiado tarde.

Los autos no pudieron evitar chocar.