—¿Ya escuchaste a Ara, hermosa?— se acerca a ella para besar su mejilla, mientras esta sigue inmóvil— no estás embarazada— susurra suavemente.

Finalmente Semi libera un suspiro de alivio, tan largo que parecía que contenía aire desde hace meses.

—¡Dios! ¡El corazón se me iba a salir!— afirma en un pequeño grito, llevando su mano derecha al pecho y sobándolo.

—Aún no, tenemos una vida por delante ¿no?

Ambos sonríen.

—Tenemos..— menciona ella y lo observa— eso sonó lindo.

—Será lindo. Pero ¿sabes qué será más lindo?— ella niega— la reacción de mi suegra, ella si se veía preocupada.

—¡Cierto!— Semi intenta levantarse de la cama, pero Jimin la detiene, tomando su brazo.

—¿Dónde vas, señorita?

—Iré a decirle a mi mamá ¿no?

—Claro que irás— la jala hacia él, sin ser brusco— pero primero termina lo que empezaste.

Semi, entendiendo su petición, no puede evitar sonreír levemente.

—No fui yo la que empezó.

—Sí lo fuiste, tú eres la que me provoca— asegura él, hablando cada vez más bajo.

—¡Mentira!— ríe ella.

—Como sea, sólo ven aquí..

Ella termina sentada sobre la cama, a horcajadas sobre él y sin más nada que comentar, juntaron finalmente sus labios.

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—¡Dios! ¡Qué alivio!— suspira la mamá de Semi.

Los tres se encontraban en el living hablando sobre la última noticia que había llegado a ellos mediante vía telefónica.

—No es que no quiero nietos, pero aún están jóvenes— sonríe— y les falta experiencia, pequeños— explica.

Asienten en acuerdo con ella.

—Nosotros tampoco nos atrevemos a ser padres tan jóvenes, pero igual, si se daba el caso, debíamos ser responsables— responde la hija, sin dejar de observar fijamente a su pareja, quien finalmente asiente dándole la razón.

La madre sonríe.

—Sin duda, ustedes son mis favoritos.

Sin poderlo evitar, una curva en sus labios se vió obligada a salir, a causa de las palabras emocionantes de la mayor.

Carraspea su garganta antes de levantarse.

—Bueno, amores, tengo que regresar a la cocina— sonríe, y se retira.

La pareja queda en silencio por unos segundos, hasta que al varón le da por hablar.

—Propuesta..— comienza a decir, intrigante.

—Soy todo oídos, Jiminie— afirma ella.

Éste entrecierra un poco sus ojos sin borrar la sonrisa de su rostro, todo lo contrario, haciendo que esta se vuelva más grande.

De su bolsillo saca las llaves del coche y las mueve haciéndolas sonar al golpearse levemente. Semi no puede evitar portar una sonrisita por la actitud de su pareja y asiente enérgicamente.

—Claro que acepto— muestra toda su dentadura.

—Bien, entonces empaca cositas— alza una ceja pícaro, pero luego ríe levemente— vendré a por tí en dos horas, ¿te parece?

—Totalmente— sonríe y estira sus labios mientras asiente.

Jimin aprovecha su estiramiento de labios para besarlos con delicadeza, como si sintiera miedo de lastimar algo indefenso.

A Semi siempre le gustaban los besos de Jimin, pero debe aceptar que su detalle favorito era las maneras diferentes en las cuales este la besaba e increíblemente nunca sentía menos emoción con ninguno, aunque se tratase de un beso corto y sencillo. Todos sus besos los llevas guardados y los disfrutaba por igual; siendo tiernos, largos, cortos, apasionados, delicados, sensuales, educados.. tal y como fueran en el momento que fueran, ella los disfrutaba.

—Te veo en un rato, linda— recuerda, mientras se levanta del sofá, le da un último vistazo y acaricia su barbilla con suavidad, haciéndola perder la calma internamente.

—Adiós, amor— sonríe perdida en sus ojos, los cuales se les hacían encantadores a la chica.

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—¿No te cansarás de éste lugar nunca?

Ella, al escucharlo, lo observa por varios segundos para luego regresar su mirada al mar, desde el balcón de la confortable casa de playa.

—La playa es más que un lugar normal para mí, es como mi segundo hogar. No podría jamás aburrirme del lugar que me trajo tanta felicidad, y ahora..— agarra su mano— tan buenos recuerdos.

Jimin sonríe y aprieta su agarre, sin lastimarla, posteriormente deja un beso en el dorso de su mano y automáticamente guiña un ojo.

—¿Y de mí?

Semi frunce el ceño, sin entender a qué se refería Jimin.

—¿Cansarme de tí?

—Sí..

—No eres un juego para mí, Park Jimin— comienza, y sostiene su mano libre con su correspondiente— eres lo mejor, lo mejor de lo mejor— ríe levemente mientras lo observa embobada— eres demasiado para mí, la vida me premió con algo que nunca imaginé antes. No puedo aburrirme de un ser humano que siente y está dispuesto a compartir una vida conmigo.

El varón sonríe ampliamente, sintiéndose conmovido, él confiaba demasiado en las palabras de su pareja. La envolvió en un fuerte y tierno abrazo, el cual ella, sin duda alguna, correspondió.

Estuvieron segundos en sus respectivas posiciones, pero sus sistemas se negaban a mantener la calma, el corazón de ambos late con rapidez, pero no están agitados, al contrario, se sienten en paz, pero la euforia invadía sus almas en aquellos momentos.

Deciden deshacer la muestra de afecto para crear contacto visual y terminar con un beso tierno que tranquilizó sus deseos de sentirse en aquella forma.

—Te amo— admite el varón, sin dejar de observar sus labios.

Ella, en cambio, alza la mirada, sonríe y responde:

—No quiero que suene a excusa— carraspea su garganta y sonríe— te amo mucho, Park Jimin— confiesa, pero con cierto tono de burla cuando mencionó el nombre del chico, lo cual lo hizo sonreír.

—Lo que diga, Goo Semi— asiente.

Ella lleva su mirada al mar, y éste no dudó en envolverla entre sus brazos, trayendo consigo muchísima paz en su interior.

Podrían afirmar que estaban pasando por sus mejores momentos.